Tercera semana-Consagración de nuestra realidad espiritual (de nuestro espíritu)
Día 20: Consagración de los dones del Espíritu y los carismas
33 Pasos con María a Jesús para preparar la entrega de nuestra vida a Cristo por manos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración: Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles. Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Profesión de fe
Lectura bíblica: " Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común" (1 Cr 12.4 -7).
Pensamiento de un santo: "Quien desea tener el fruto maduro y bueno, debe tener el árbol que lo produce. Quien desea el fruto de la vida, a Jesucristo, debe tener el árbol de la vida que es María. Quien desea tener dentro de sí el obrar del Espíritu Santo, debe tener su esposa fiel, María que produce el fruto" (S. Luís María Grignon de Montfort).
Meditación: ¿Quien es capaz de abrirnos mejor para el Espíritu Santo que María a quien cubrió con su sombra? (Cf. Lc 1, 35). En el instante que nos acercamos a María estamos en contacto con el Espíritu Santo. Esto no significa que como por arte de magia nos veamos transformados en un pestañear de ojos. María es nuestra madre, que desea educarnos y formarnos hasta que seamos capaces de recibir los carismas, los dones y el soplo del Espíritu Santo y entonces estaremos disponibles para acoger las inspiraciones divinas. Y esto será posible cuando permitimos que el Espíritu Santo nos guíe y cuando nosotros en una oración fiel y perseverante lo estamos escuchando. Bajo la mediación de María nos guiará hacia una fidelidad perfecta. Realizará a través de nosotros señales y milagros y buenas obras. ¡Tengamos el atrevimiento de pedírselo! ¡Tengamos el atrevimiento de creer en milagros! ¡Tengamos el atrevimiento de convertirnos en apóstoles ardientes!
Pensamiento del Papa Juan Pablo II: Amor
Jóvenes, ustedes en donde se encuentren, entre la gente de sus tiempos y en todas las circunstancias de su vida, ustedes tienen que convertirse en testigos valientes de estas "grandes maravillas". La virgen María, siempre sensible a la acción del Espíritu Santo está a su lado, ella que generosamente ha dicho que "si" al plan de Dios y así ha traído al mundo la salvación tan esperada.
Al contemplarla - sierva humilde del Señor, ahora asumida gloriosamente al cielo - yo personalmente puedo decirles junto con San Pablo: "Déjense guiar por el Espíritu Santo" (Gal 2, 16). Permitan al espíritu de la sabiduría y de la inteligencia, del buen consejo y de la fortaleza, del conocimiento, de la piedad y del temor de Dios (Is 11, 2) penetrar en sus corazones y en su vida y transformar a través de ustedes la faz de la tierra. De la misma manera como les habló el obispo que les ha administrado el sacramento de la confirmación, así repito para ustedes: Reciban el Espíritu Santo. Revístanse con la fortaleza que viene de Él, conviértanse en constructores de un mundo nuevo que se construye sobre la verdad, la justicia y la solidaridad y el amor (Prédica en Tschenstochau, 15 agosto 1991).
Profundizando: Pregúntate a ti mismo: "¿Utilizo los dones que el espíritu Santo ha depositado en mi corazón? ¿Siquiera soy consciente que tengo estos dones?" Lee en la Biblia lo que dice el profeta Isaías (11, 2). Allí se enumeran los dones que tú has recibido. Dale las gracias a Dios por estos regalos.
Un misterio del Rosario en las intenciones de la Virgen María.
Oración consagratoria: Virgen María, esposa del Espíritu Santo, guíame hacía la fuente clara y pura de la cual brota el agua de la vida y de las gracias y dones del Espíritu Santo de manera abundante. A ti te invocan como, "fuente de las gracias", tú que eres la madre de la Iglesia y reina de los apóstoles y profetas.
Te suplico insistentemente que se haga un nuevo Pentecostés de amor para la Iglesia y el mundo. Tú estás presente en el corazón de la Iglesia en oración y yo me consagro a ti para abrirme totalmente a una nueva efusión del Espíritu Santo, para sus dones y carismas, al servicio de la nueva evangelización y de la civilización del amor.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.
TERCERA SEMANA - CONSAGRACIÓN DE NUESTRO SER ESPIRITUAL (ESPÍRITU)
Día 15: Consagración a la verdad
Día 16: Consagración de los sufrimientos
Día 17: Consagración para una esperanza en la vida de todos los días
Día 18: Consagración por ser hijos de Dios
Día 19: Consagración para la felicidad, la alegría y una vida plena
Día 20: Consagración de los dones del Espíritu y los carismas
Día 21: Consagración de nuestra vida de oración