Tercera semana-Consagración de nuestra realidad espiritual (de nuestro espíritu)
Día 21: Consagración de nuestra vida de oración
33 Pasos con María a Jesús para preparar la entrega de nuestra vida a Cristo por manos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración: Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y llena de la divina gracia los corazones, que Tú mismo creaste. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.
Profesión de fe
Lectura bíblica: "Esta es la confianza plena que tenemos en él: que si le pedimos algo según su voluntad, nos escucha. Y si sabemos que nos escucha cuanto le pedimos, sabemos que tenemos conseguido lo que hayamos pedido. " (1 Jn 5, 14 -15).
Pensamiento de un Santo: "Tu anhelo es tu oración (…). Si no quieres dejar de orar entonces no abandones tus anhelos. ¿Tu anhelo es permanente y potente? Entonces también el grito de tu oración es permanente y potente. Solamente te callarás cuando dejas de amar" (San Agustín).
Meditación: Todos llevamos dentro de nosotros el anhelo infinito de ser amados. Y ese deseo, ese anhelo de amor es abismalmente profundo. ¿Por qué se nos hace tan difícil de lanzarnos incondicionalmente en los brazos de Dios, de aquel cuyo poder es infinito? Sólo él puede contentarnos totalmente y para siempre. Nuestra sed ardiente en sí misma es un tesoro y el Señor la saciará. Así como nosotros tenemos sed de Dios, también Dios tiene sed de nosotros. En la oración nos viene al encuentro Jesús, el mendigo del amor; el cura nuestros dolores.
Todos los tesoros que recibimos en la oración crecerán en la medida en que estemos orando. Lo sintamos o no, Dios nos busca y nos espera. En efecto, el crecimiento de la vida de oración pasará frecuentemente por temporadas de sequedad y de pruebas pero Dios siempre está obrando. Para estar abiertos a su obra permanente tenemos que estar ante todo unidos por medio de los sacramentos con la Iglesia. El cumplir con nuestros deberes diarios y con el amor fraterno también son medios importantes para crecer en la relación con Dios. Oración regular, adoración y la Santa Misa transforman nuestro corazón y nos hacen cada vez más semejantes a Dios. Nos abren a ese mundo invisible. Alabanza y súplica nos llenan de alegría y de amor y nos empujan a compartir con otros. Aférrate a la oración; tú la necesitas para poder amar.
Pensamientos del Papa Juan Pablo II: Ciertamente las costumbres sociales o culturales así como experiencias personales pueden haber obstaculizado o desviado vuestro camino de la fe. Con todo, si ustedes lo quieren, tendrán, a pesar de todo, en medio de sus dificultades - las comprendo muy bien - muchas posibilidades en su país en el cual existe la libertad de religión, de emprender ese camino de la fe y con la gracia de Dios vivir su fe. Ustedes tienen los medios necesarios. ¿Los utilizan verdaderamente? En nombre del amor que siento por ustedes, no dudo de invitarlos: "Abran vuestras puertas ampliamente para Cristo". ¿De qué tienen miedo? ¡Confíen en él! Atrévanse a seguirlo. Naturalmente esto requiere que salgan de sí mismos afuera, de sus opiniones, de su propia "sabiduría", de su indiferencia, de sus costumbres no cristianas que quizás han asumido. Si, esto requiere renuncia, requiere audacia de anhelar una conversión que tiene que comenzar con la oración y con la práctica. Dejen que Cristo sea para ustedes el camino, la verdad y la vida; dejen que él sea su salvación y su felicidad. Dejen que él coja toda su vida para que con él alcance su desarrollo pleno de manera que todas sus relaciones, actividades, sentimientos y pensamientos estén unidos a él, que su vida sea, para decirle de algún modo, "de manera cristocéntrica". Les deseo que junto con Cristo reconozcan a Dios como fuente y meta de su vida (Mensaje para la 8. Jornada Mundial de juventud, octubre 1992).
Profundización: Pregúntate a ti mismo: "¿Dios ocupa en tu vida el primer puesto? ¿Quisiera yo hacer de mi vida una oración, es decir, una amistad permanente con Dios?" Si estás de acuerdo, entonces cada vez cuando recuerdas esto puedes ofrecer a Dios el momento que estás viviendo. Dale las gracias por lo que sucede en ese momento y confíale todo lo que sucederá.
Misterio del Rosario en las intenciones de la madre de Dios.
Oración consagratoria: Virgen Santa, durante toda tu vida estabas de cara al amor del Padre y has buscado siempre la comunión personal con Dios. María, madre mía, tu has vivido en oración permanente al bendecir a Dios y al darle las gracias en todo momento y en toda situación. Hoy te consagro todos mis deseos de amar a Dios y de servirlo de manera que mi vida se vuelva oración y para que todo aspecto de mi existencia esté en relación con él. Anhelo el encuentro personal con él para que me pueda regalar su amor y su gracia y pueda desarrollarse en mi una verdadera amistad. Virgen María, guíame al Padre.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.
CUARTA SEMANA - CONSAGRACIÓN DE NUESTRAS ACCIONES
Día 22: Consagración de mis relaciones y de mis soledades.
Día 23: Consagración de los fracasos
Día 24: Consagración de nuestro futuro
Día 25: Consagración de las personas que nos han herido
Día 26: Consagración de las personas que tienen autoridad para conmigo
Día 27: Consagración de las decisiones/obligaciones
Día 28: Consagración de nuestra libertad en relación con Dios