Tercera semana-Consagración de nuestra realidad espiritual (de nuestro espíritu)
Día 18: Consagración por ser hijos de Dios
33 Pasos con María a Jesús para preparar la entrega de nuestra vida a Cristo por manos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración: Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,
doma al espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero
. Reparte tus siete dones según la fe de tus siervos.
Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno
(Secuencia de Pentecostés).
Profesión de Fe
Lectura bíblica: "Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la condición de hijos. Y, como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de Dios!" (Gal 4, 4 -7).
Pensamiento de un Santo: "María es el modelo enaltecido de Dios, modelo formado por el Espíritu Santo para dar forma humana al Dios hecho hombre por medio de la unión hipostática y también al hombre divinizado por la gracia. No le falta ningún rasgo divino a ese modelo. Quien es formado según ese formato y se deja formar libremente recibirá sin mucho tormento y esfuerzo y de una manera suave adaptada a la debilidad humana todos los rasgos de Cristo Jesús sin posibilidad de trampa, porque el diablo nunca ha podido acercarse a María y tampoco podrá hacerlo nunca. Y finalmente ese camino es santo e inmaculado, sin sombra del menor pecado" (San Luis María Grignion de Montfort).
Meditación: La relación entre Padre, Hijo y Espíritu Santo es la relación de la Santísima Trinidad. También en la vida de toda persona humana la capacidad de establecer relación es algo fundamental. De esta manera recién nuestra relación con Dios Padre justifica nuestra existencia. Dios nos convierte en hijos suyos cuando aceptamos a Cristo como Hijo de Él. "A todos los que lo reciben les da el poder de convertirse en hijos de Dios" (Jn 1, 12). El apóstol Pablo dice al respecto: "… todos los que se dejan guiar por el Espíritu Santo, esos son hijos de Dios" (Rm 8, 14).
El mundo no conoce al Espíritu Santo por eso precisamente el individuo puede ser degradado a ser puro objeto. De ahí viene el desprecio de la vida del otro y de la propia vida: la humanidad se convierte en objeto de suicidio, aborto, y eutanasia y de todos los tipos de esclavitud y de opresión. No te comportes como si fueras "del mundo", ya que has recibido el poder de ser "hijo, hija de Dios". Vive esta íntima unión con Dios, ora al Espíritu Santo para que puedas vivir interiormente la libertad de los hijos de Dios.
Pensamientos del Papa Juan Pablo II: El hombre tiene necesidad de esta mirada amorosa: debe tener la conciencia de haber sido amado y elegido desde toda la eternidad. Este amor eterno de elección divina acompaña al hombre a través de su vida como también lo hace la mirada amorosa de Cristo. Y quizás lo hará de la manera más intensa en el momento de la prueba, de ser despreciado, en el momento de la persecución, de la derrota, cuando nuestro ser humano es casi borrado, violado y pisoteado ante los ojos de los hombres.
Entonces la conciencia que el Padre siempre nos ha amado en su Hijo, que Cristo mismo nos ama sin cesar, se convierte en apoyo firme para nuestra íntegra existencia humana. Cuando todo habla de dudas acerca de la propia persona o del sentido de la vida, entonces esta mirada de Cristo nos hace sobrevivir, es que nos hace sobrevivir la conciencia de aquel amor que se ha mostrado más poderoso que cualquier mal y cualquier destrucción.
Por tanto les deseo que tengan la misma experiencia del joven del Evangelio: "Jesús lo miró y lo amó", Mc 10, 21 (Carta Apostólica Dilecti Amici n. 7, 1985)
Profundización: Ya que Dios es tu Padre, a Él le puedes confiarlo todo y puedes tenerle confianza en todo porque el te ama incondicionalmente. Cuéntale todo lo que de otra manera nunca se le confiarías a nadie. Súplica que actúe como Padre contigo, como tu educador. Deja que contemple lo que tú no quieres contemplar. Acepta su mirada benévola que descansa en ti.
Misterio del Rosario en las intenciones de la Madre de Dios
Oración consagratoria: Virgen María, es tu alegría ser la hija amada del Padre celestial; esta es tu identidad más profunda y la fuerza que te conduce al Padre.
Creo firmemente que el Padre nos ha elegido desde toda la eternidad por amor para que seamos sus hijos bien amados. Sin embargo, a veces tengo miedo de esta mirada del Padre, y hasta de su misericordia. Virgen María, tú eres la mujer que ha aplastado la cabeza de la serpiente. Yo me consagro al ti y me coloco baja tu protección. Ayúdame para que yo crezca cada vez más en esta relación confiada y amorosa con el Padre.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.
TERCERA SEMANA - CONSAGRACIÓN DE NUESTRO SER ESPIRITUAL (ESPÍRITU)
Día 15: Consagración a la verdad
Día 16: Consagración de los sufrimientos
Día 17: Consagración para una esperanza en la vida de todos los días
Día 18: Consagración por ser hijos de Dios
Día 19: Consagración para la felicidad, la alegría y una vida plena
Día 20: Consagración de los dones del Espíritu y los carismas
Día 21: Consagración de nuestra vida de oración