Segunda Semana - Consagración de nuestro ser interior
14. Día: Consagración de las relaciones familiares
33 Pasos con María a Jesús para preparar la entrega de nuestra vida a Cristo por manos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración: "Ven, Padre de las luces, dame tu sabiduría, el gusto de la verdad, el amor que apremia sin forzar la voluntad, la gracia que es tan fructífera, aquella maravillosa fuerza de atracción, la paz santa y profunda y tu ayuda omnipotente" (San Luis María Grignion de Montfort).
Profesión de fe:
Lectura bíblica: "Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor; porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, tal es el primer mandamiento que lleva consigo una promesa: Para que seas feliz y se prolongue tu vida sobre la tierra. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, sino formadlos más bien mediante la instrucción y la corrección según el Señor" (Ef 6, 1 -4).
Pensamiento de un santo: Dios es Padre y este Padre es amor. Es de una hermosura infinita y su corazón está lleno de benevolencia para con nosotros. Solamente lo infinito puede devolver al nombre de "Padre", regalo para el mundo, el sentido íntegro. Basta mirar alrededor tuyo y descubrirás qué bueno es Dios y cuánto nos ama" (Marcel Van).
Meditación: Todos soñamos con una familia ideal: un padre que nos acompaña en casa, es comprensivo, gentil y fuerte al mismo tiempo; una madre amorosa, paciente y sensible; padres con quienes es posible un diálogo sin temor de ser desilusionados o de desilusionarlos.
Sin embargo, la realidad frecuentemente es totalmente otra y por eso las consecuencias son amargura, rebelión, desilusión y depresión. Cuando consagramos a Dios nuestras relaciones familiares dolorosas entonces lo imposible puede volverse posible por la oración de nuestra bondadosa madre María y del buen San José: Recibimos la fuerza de amar y la gracia de perdonar. Ya no condenamos a nuestros familiares que nos han hecho sufrir. Todo lo podemos entregar a Dios y así hacer bajar la bendición del Padre de los cielos sobre nosotros y sobre toda nuestra familia.
"Por eso doblo mis rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior" (Ef 3, 14 -16).
Estemos agradecidos por todo aquello que nuestros padres nos han regalado de bueno: la vida, la posibilidad de amar, el sustento material y espiritual. Que sean benditos por todo ello.
Pensamientos de Juan Pablo II: A veces ustedes asumen una actitud muy crítica ante el mundo de los adultos - yo he sido igual -, y a veces son ellos los que asumen una actitud muy crítica de cara a ustedes; también eso es verdad. No es nada nuevo y a veces estas actitudes tienen sus razones muy reales. Sin embargo, recuerden siempre que han recibido de sus padres la vida y la educación. Recuerden la deuda que tienen para con sus padres: el cuarto mandamiento expresa de una manera muy escueta las exigencias de justicia para con ellos.
Les propongo a reflexionar sobre el cuarto de los diez mandamientos de Dios. Les pido que construyan puentes de diálogo y de comunicación con sus padres. ¡Nada de aislamiento y rechazo! ¡Amor! Ejercen una buena influencia en la sociedad y ayuden a destruir las barreras entre las generaciones. ¡Nada de barreras! ¡Nada de barreras!
Comunión entre las generaciones, entre padres e hijos. ¡Comunidad! En un ambiente de este tipo Jesús puede decir: "Yo los envío". Todo comienza con la familia (Juan Pablo II, Misa 10. JMJ, 1995).
Profundizando: Visita a tu padre, a tu madre o a tus hermanos y hermanas para dar un paso de reconciliación, para agradecerles el regalo de la vida, para pasar un tiempo con ellos, para conversar y buscar un verdadero diálogo con ellos.
Misterio del Santo Rosario en las intenciones de la madre de Dios
Oración consagratoria: Sagrada familia de Nazaret, ustedes en la tierra son como un espejo del amor de la Santísima Trinidad. A través de ustedes podemos comprender el plan de Dios para la humanidad y para toda familia humana. Todos son llamados a entrar a la gran familia de Dios. Quisiera por medio de ustedes, Jesús, María y José, consagrar a mis padres, a mis hermanos y hermanas y a nuestras relaciones mutuas a la Santísima Trinidad, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. De esta manera el corazón se llena de vuestro amor hacia cada miembro del de mi familia para que siempre de nuevo pueda perdonar y experimentar la felicidad de que nos amamos los unos a los otros.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.
TERCERA SEMANA - CONSAGRACIÓN DE NUESTRO SER ESPIRITUAL (ESPÍRITU)
Día 15: Consagración a la verdad
Día 16: Consagración de los sufrimientos
Día 17: Consagración para una esperanza en la vida de todos los días
Día 18: Consagración por ser hijos de Dios
Día 19: Consagración para la felicidad, la alegría y una vida plena
Día 20: Consagración de los dones del Espíritu y los carismas