Evangelio según san Mateo
Versión Reyna Valera 1909
para ir al capítulo deseado
1 2 3 4
5 6 7 8
9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28
La versión Biblia de Jerusalén
Al final de cada capítulo encontrará el
mismo pasaje
en la versión de la Biblia de Jerusalén
Capítulo 1
1:1
LIBRO de la
generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham.
cm
dom. 1,1-25 – cm2 dom. 1,1-25 -
1:2
Abraham engendró á Isaac: é Isaac engendró á Jacob: y
Jacob engendró á Judas y á sus hermanos:
1:3
Y Judas engendró de Thamar á Phares y á Zara: y Phares
engendró á Esrom: y Esrom engendró á Aram:
1:4
Y Aram engendró á Aminadab: y Aminadab engendró á
Naassón: y Naassón engendró á Salmón:
1:5
Y Salmón engendró de Rachâb á Booz, y Booz engendró de
Ruth á Obed y Obed engendró á Jessé:
1:6
Y Jessé
engendró al rey David: y el rey David engendró á Salomón de la que fué mujer de
Urías:
1:7
Y Salomón
engendró á Roboam: y Roboam engendró á Abía: y Abía engendró á Asa:
1:8
Y Asa
engendró á Josaphat: y Josaphat engendró á Joram: y Joram engendró á Ozías:
1:9
Y Ozías
engendró á Joatam: y Joatam engendró á Achâz: y Achâz engendró á Ezechîas:
1:10
Y Ezechîas
engendró á Manasés: y Manasés engendró á Amón: y Amón engendró á Josías:
1:11
Y Josías
engendró á Jechônías y á sus hermanos, en la transmigración de Babilonia.
1:12
Y después de
la transmigración de Babilonia, Jechônías engendró á Salathiel: y Salathiel
engendró á Zorobabel:
1:13
Y Zorobabel
engendró á Abiud: y Abiud engendró á Eliachîm: y Eliachîm engendró á Azor:
1:14
Y Azor
engendró á Sadoc: y Sadoc engendró á Achîm: y Achîm engendró á Eliud:
1:15
Y Eliud
engendró á Eleazar: y Eleazar engendró á Mathán: y Mathán engendró á Jacob:
1:16
Y Jacob
engendró á José, marido de María, de la cual nació Jesús, el cual es llamado el
Cristo.
cm fiesta
1,16.18-21.24ª -
1:17
De manera que
todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones: y
desde David hasta la transmigración de Babilonia, catorce generaciones: y desde
la transmigración de Babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.
1:18
Y el
nacimiento de Jesucristo fué así: Que siendo María su madre desposada con José,
antes que se juntasen, se halló haber concebido del Espíritu Santo.
com prueba visible del amor de Dios
-
1:19
Y José su
marido, como era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente.
1:20
Y pensando Él
en esto, he aquí el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo
de David, no temas de recibir á María tu mujer, porque lo que en ella es
engendrado, del Espíritu Santo es.
1:21
Y parirá un
hijo, y llamarás su nombre JESUS, porque Él salvará á su pueblo de sus pecados.
1:22
Todo esto
aconteció para que se cumpliese lo que fué dicho por el Señor, por el profeta
que dijo:
1:23
He aquí la
virgen concebirá y parirá un hijo, Y llamarás su nombre Emmanuel, que
declarado, es: Con nosotros Dios.
1:24
Y despertando
José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió á su
mujer.
1:25
Y no la
conoció hasta que parió á su hijo primogénito: y llamó su nombre JESUS.
Mat 1:1 Libro de la generación de Jesucristo, hijo de
David, hijo de Abraham:
Mat 1:2 Abraham engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá
y a sus hermanos,
Mat 1:3 Judá engendró, de Tamar, a Fares y a Zara, Fares engendró a Esrom, Esrom
engendró a Aram,
Mat 1:4 Aram engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naassón, Naassón engendró
a Salmón,
Mat 1:5 Salmón engendró, de Rajab, a Booz, Booz engendró, de Rut, a Obed, Obed
engendró a Jesé,
Mat 1:6 Jesé engendró al rey David. David engendró, de la que fue mujer de
Urías, a Salomón,
Mat 1:7 Salomón engendró a Roboam, Roboam engendró a Abiá, Abiá engendró a Asaf,
Mat 1:8 Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Joram, Joram engendró a
Ozías,
Mat 1:9 Ozías engendró a Joatam, Joatam engendró a Acaz, Acaz engendró a
Ezequías,
Mat 1:10 Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amón, Amón engendró a
Josías,
Mat 1:11 Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando la deportación a
Babilonia.
Mat 1:12 Después de la deportación a Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel,
Salatiel engendró a Zorobabel,
Mat 1:13 Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliakim, Eliakim engendró
a Azor,
Mat 1:14 Azor engendró a Sadoq, Sadoq engendró a Aquim, Aquim engendró a Eliud,
Mat 1:15 Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Mattán, Mattán engendró a
Jacob,
Mat 1:16 y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la que nació Jesús,
llamado Cristo.
Mat 1:17 Así que el total de las generaciones son: desde Abraham hasta David,
catorce generaciones; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce
generaciones; desde la deportación a Babilonia hasta Cristo, catorce
generaciones.
Mat 1:18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba
desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta
por obra del Espíritu Santo.
Mat 1:19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia,
resolvió repudiarla en secreto.
Mat 1:20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en
sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer
porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo.
Mat 1:21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará
a su pueblo de sus pecados.»
Mat 1:22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio
del profeta:
Mat 1:23 Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por
nombre Emmanuel, que traducido significa: «Dios con nosotros.»
Mat 1:24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había
mandado, y tomó consigo a su mujer.
Mat 1:25 Y no la conocía hasta que ella dio a luz un hijo, y le puso por nombre
Jesús.
volver al inicio
Capítulo 2
2:1
Y COMO fué
nacido Jesús en Bethlehem de Judea en días del rey Herodes, he aquí unos magos
vinieron del oriente á Jerusalem,
cm dom.
2,1-12
– cm2 dom. 2,1-12 – cm3
dom. 2,1-12 -
2:2
Diciendo:
¿Dónde está el Rey de los Judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto
en el oriente, y venimos á adorarle.
2:3
Y oyendo esto
el rey Herodes, se turbó, y toda Jerusalem con Él.
2:4
Y convocados
todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó
dónde había de nacer el Cristo.
2:5
Y ellos le
dijeron: En Bethlehem de Judea; porque así está escrito por el profeta:
2:6
Y tú,
Bethlehem, de tierra de Judá, No eres muy pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador, Que apacentará á mi pueblo Israel.
2:7
Entonces
Herodes, llamando en secreto á los magos, entendió de ellos diligentemente el
tiempo del aparecimiento de la estrella;
2:8
Y enviándolos
á Bethlehem, dijo: Andad allá, y preguntad con diligencia por el niño; y
después que le hallareis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore.
2:9
Y ellos,
habiendo oído al rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el
oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba
el niño.
2:10
Y vista la
estrella, se regocijaron con muy grande gozo.
2:11
Y entrando en
la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, le adoraron; y
abriendo sus tesoros, le ofrecieron dones, oro, é incienso y mirra.
2:12
Y siendo
avisados por revelación en sueños que no volviesen á Herodes, se volvieron á su
tierra por otro camino.
2:13
Y partidos
ellos, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños á José, diciendo:
Levántate, y toma al niño y á su madre, y huye á Egipto, y estáte allá hasta
que yo te lo diga; porque ha de acontecer, que Herodes buscará al niño para
matarlo.
cm dom. 2,13-15.19-23 -
2:14
Y Él
despertando, tomó al niño y á su madre de noche, y se fué á Egipto;
2:15
Y estuvo allá
hasta la muerte de Herodes: para que se cumpliese lo que fué dicho por el
Señor, por el profeta que dijo: De Egipto llamé á mi Hijo.
2:16
Herodes
entonces, como se vió burlado de los magos, se enojó mucho, y envió, y mató á
todos los niños que había en Bethlehem y en todos sus términos, de edad de dos
años abajo, conforme al tiempo que había entendido de los magos.
com. designios misteriosos de Dios
-
2:17
Entonces fué
cumplido lo que se había dicho por el profeta Jeremías, que dijo:
2:18
Voz fué oída
en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido: Rachêl que llora sus hijos, Y no
quiso ser consolada, porque perecieron.
2:19
Mas muerto
Herodes, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños á José en Egipto,
2:20
Diciendo:
Levántate, y toma al niño y á su madre, y vete á tierra de Israel; que muertos
son los que procuraban la muerte del niño.
2:21
Entonces Él
se levantó, y tomó al niño y á su madre, y se vino á tierra de Israel.
2:22
Y oyendo que
Archelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, temió ir allá: mas
amonestado por revelación en sueños, se fué á las partes de Galilea.
2:23
Y vino, y
habitó en la ciudad que se llama Nazaret: para que se cumpliese lo que fué
dicho por los profetas, que había de ser llamado Nazareno.
Mat 2:1 Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del
rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén,
Mat 2:2 diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su
estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle.»
Mat 2:3 En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén.
Mat 2:4 Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos
se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo.
Mat 2:5 Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio
del profeta:
Mat 2:6 Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres, no, la menor entre los principales
clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo
Israel.»
Mat 2:7 Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el
tiempo de la aparición de la estrella.
Mat 2:8 Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente
sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a
adorarle.»
Mat 2:9 Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la
estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y
se detuvo encima del lugar donde estaba el niño.
Mat 2:10 Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría.
Mat 2:11 Entraron en la casa; vieron al niño con María su madre y, postrándose,
le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y
mirra.
Mat 2:12 Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su
país por otro camino.
Mat 2:13 Después que ellos se retiraron, el Ángel del Señor se apareció en
sueños a José y le dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a
Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño
para matarle.»
Mat 2:14 El se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se retiró a
Egipto;
Mat 2:15 y estuvo allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliera el
oráculo del Señor por medio del profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
Mat 2:16 Entonces Herodes, al ver que había sido burlado por los magos, se
enfureció terriblemente y envió a matar a todos los niños de Belén y de toda su
comarca, de dos años para abajo, según el tiempo que había precisado por los
magos.
Mat 2:17 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías:
Mat 2:18 Un clamor se ha oído en Ramá, mucho llanto y lamento: es Raquel que
llora a sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.
Mat 2:19 Muerto Herodes, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José en
Egipto y le dijo:
Mat 2:20 «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la
tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.»
Mat 2:21 El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de
Israel.
Mat 2:22 Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre
Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de
Galilea,
Mat 2:23 y fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret; para que se cumpliese el
oráculo de los profetas: Será llamado Nazoreo.
volver al inicio
Capítulo 3
3:1
Y EN aquellos
días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea,
3:2
Y diciendo:
Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha acercado.
3:3
Porque éste
es aquel del cual fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: Voz de uno que
clama en el desierto: Aparejad el camino del Señor, Enderezad sus veredas.
3:4
Y tenía Juan
su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero alrededor de sus lomos; y
su comida era langostas y miel silvestre.
3:5
Entonces
salía á Él Jerusalem, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del
Jordán;
3:6
Y eran
bautizados de Él en el Jordán, confesando sus pecados.
3:7
Y viendo Él
muchos de los Fariseos y de los Saduceos, que venían á su bautismo, decíales:
Generación de víboras, ¿quién os ha enseñado á huir de la ira que vendrá?
3:8
Haced pues
frutos dignos de arrepentimiento,
3:9
Y no penséis
decir dentro de vosotros: á Abraham tenemos por padre: porque yo os digo, que
puede Dios despertar hijos á Abraham aun de estas piedras.
3:10
Ahora, ya
también la segur está puesta á la raíz de los árboles; y todo árbol que no hace
buen fruto, es cortado y echado en el fuego.
3:11
Yo á la
verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene tras mí, más
poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de llevar; Él os
bautizará en Espíritu Santo y en fuego
3:12
Su aventador
en su mano está, y aventará su era: y allegará su trigo en el alfolí, y quemará
la paja en fuego que nunca se apagará.
3:13
Entonces
Jesús vino de Galilea á Juan al Jordán, para ser bautizado de Él.
cm dom. 3,13-17 -
coms 3,13-17
3:14
Mas Juan lo
resistía mucho, diciendo: Yo he menester ser bautizado de ti, ¿y tú vienes á
mí?
3:15
Empero
respondiendo Jesús le dijo: Deja ahora; porque así nos conviene cumplir toda justicia.
Entonces le dejó.
3:16
Y Jesús,
después que fué bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron
abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre
Él.
3:17
Y he aquí una
voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo
contentamiento.
Mat 3:1 Por aquellos días aparece Juan el Bautista,
proclamando en el desierto de Judea:
Mat 3:2 «Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.»
Mat 3:3 Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: Voz del que
clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas.
Mat 3:4 Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de
cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre.
Mat 3:5 Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán,
Mat 3:6 y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.
Mat 3:7 Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo:
«Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira inminente?
Mat 3:8 Dad, pues, fruto digno de conversión,
Mat 3:9 y no creáis que basta con decir en vuestro interior: "Tenemos por padre
a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.
Mat 3:10 Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no
dé buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
Mat 3:11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de
mí es más fuerte que yo, y no soy digno de llevarle las sandalias. El os
bautizará en Espíritu Santo y fuego.
Mat 3:12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en
el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»
Mat 3:13 Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para
ser bautizado por él.
Mat 3:14 Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser
bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?»
Mat 3:15 Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda
justicia.» Entonces le dejó.
Mat 3:16 Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos
y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él.
Mat 3:17 Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en
quien me complazco.»
volver al inicio
Capítulo 4
4:1
ENTONCES
Jesús fué llevado del Espíritu al desierto, para ser tentado del diablo.
com 4,1 paralelismos de las
tentaciones - midr Dios prueba a los
fuertes – hst Lucha cuaresmal con mi zoológico –
Satanás es real pero ha sido vencido
domA 4, 1-11 – domC 4,1-13
–
4:2
Y habiendo
ayunado cuarenta días y cuarenta noches, después tuvo hambre.
midr
40 días y noches -
4:3
Y llegándose
á Él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se hagan
pan.
4:4
Mas Él
respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el hombre, mas con
toda palabra que sale de la boca de Dios.
hist la Biblia pan de vida eterna
-
4:5
Entonces el
diablo le pasa á la santa ciudad, y le pone sobre las almenas del templo,
4:6
Y le dice: Si
eres Hijo de Dios, échate abajo; que escrito está: A sus ángeles mandará por
ti, Y te alzarán en las manos, Para que nunca tropieces con tu pie en piedra.
4:7
Jesús le
dijo: Escrito está además: No tentarás al Señor tu Dios.
4:8
Otra vez le
pasa el diablo á un monte muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y
su gloria,
4:9
Y dícele:
Todo esto te daré, si postrado me adorares.
4:10
Entonces
Jesús le dice: Vete, Satanás, que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás y á
Él solo servirás.
4:11
El diablo
entonces le dejó: y he aquí los ángeles llegaron y le servían.
4:12
Mas oyendo Jesús que Juan era preso, se volvió á
Galilea;
cm. dom. 4,12-23 -
4:13
Y dejando á
Nazaret, vino y habitó en Capernaum, ciudad marítima, en los confines de
Zabulón y de Nephtalim:
4:14
Para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo:
4:15
La tierra de
Zabulón, y la tierra de Nephtalim, Camino de la mar, de la otra parte del
Jordán, Galilea de los Gentiles;
4:16
El pueblo
asentado en tinieblas, Vió gran luz; Y á los sentados en región y sombra de
muerte, Luz les esclareció.
cm ¿cuál es la
tiniebla de muerte? -
4:17
Desde
entonces comenzó Jesús á predicar, y á decir: Arrepentíos, que el reino de los
cielos se ha acercado.
com. el verdadero arrepentimiento
-
4:18
Y andando
Jesús junto á la mar de Galilea, vió á dos hermanos, Simón, que es llamado
Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en la mar; porque eran
pescadores.
4:19
Y díceles:
Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
4:20
Ellos
entonces, dejando luego las redes, le siguieron.
4:21
Y pasando de
allí vió otros dos hermanos, Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en el
barco con Zebedeo, su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
4:22
Y ellos,
dejando luego el barco y á su padre, le siguieron.
4:23
Y rodeó Jesús
toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio
del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
4:24
Y corría su
fama por toda la Siria; y le trajeron todos los que tenían mal: los tomados de
diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y lunáticos, y
paralíticos, y los sanó.
4:25
Y le
siguieron muchas gentes de Galilea y de Decápolis y de Jerusalem y de Judea y
de la otra parte del Jordán.
Mat 4:1 Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al
desierto para ser tentado por el diablo.
Mat 4:2 Y después de hacer un ayuno de cuarenta días y cuarenta noches, al fin
sintió hambre.
Mat 4:3 Y acercándose el tentador, le dijo: «Si eres Hijo de Dios, di que estas
piedras se conviertan en panes.»
Mat 4:4 Mas él respondió: «Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de
toda palabra que sale de la boca de Dios.»
Mat 4:5 Entonces el diablo le lleva consigo a la Ciudad Santa, le pone sobre el
alero del Templo,
Mat 4:6 y le dice: «Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A
sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu
pie en piedra alguna.»
Mat 4:7 Jesús le dijo: «También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.»
Mat 4:8 Todavía le lleva consigo el diablo a un monte muy alto, le muestra todos
los reinos del mundo y su gloria,
Mat 4:9 y le dice: «Todo esto te daré si postrándote me adoras.»
Mat 4:10 Dícele entonces Jesús: «Apártate, Satanás, porque está escrito: Al
Señor tu Dios adorarás, y sólo a él darás culto.»
Mat 4:11 Entonces el diablo le deja. Y he aquí que se acercaron unos ángeles y
le servían.
Mat 4:12 Cuando oyó que Juan había sido entregado, se retiró a Galilea.
Mat 4:13 Y dejando Nazará, vino a residir en Cafarnaúm junto al mar, en el
término de Zabulón y Neftalí;
Mat 4:14 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
Mat 4:15 ¡Tierra de Zabulón, tierra de Neftalí, camino del mar, allende el
Jordán, Galilea de los gentiles!
Mat 4:16 El pueblo que habitaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que
habitaban en paraje de sombras de muerte una luz les ha amanecido.
Mat 4:17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: «Convertíos, porque el
Reino de los Cielos ha llegado.»
Mat 4:18 Caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón,
llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran
pescadores,
Mat 4:19 y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres.»
Mat 4:20 Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron.
Mat 4:21 Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y
su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus
redes; y los llamó.
Mat 4:22 Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
Mat 4:23 Recorría Jesús toda Galilea, enseñando en sus sinagogas, proclamando la
Buena Nueva del Reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Mat 4:24 Su fama llegó a toda Siria; y le trajeron todos los que se encontraban
mal con enfermedades y sufrimientos diversos, endemoniados, lunáticos y
paralíticos, y los curó.
Mat 4:25 Y le siguió una gran muchedumbre de Galilea, Decápolis, Jerusalén y
Judea, y del otro lado del Jordán.
volver al inicio
Capítulo 5
5:1
Y VIENDO las
gentes, subió al monte; y sentándose, se llegaron á Él sus discípulos.
cm dom. 5,1-12 – cm fiesta
5,1-12 -
5:2
Y abriendo su
boca, les enseñaba, diciendo:
5:3
Bienaventurados
los pobres en espíritu: porque de ellos es el reino de los cielos.
com todos pueden ser felices – cm dom. 5,3-16 -
5:4
Bienaventurados
los que lloran: porque ellos recibirán consolación.
com Cantalamessa -
5:5
Bienaventurados
los mansos: porque ellos recibirán la tierra por heredad.
com Cantalamessa
5:6
Bienaventurados
los que tienen hambre y sed de justicia: porque ellos serán hartos.
com Cantalamessa
5:7
Bienaventurados
los misericordiosos: porque ellos alcanzarán misericordia.
com Cantalamessa
5:8
Bienaventurados
los de limpio corazón: porque ellos verán á Dios.
com Cantalamessa
5:9
Bienaventurados
los pacificadores: porque ellos serán llamados hijos de Dios.
com la verdadera paz -
com: trabajar por la paz
5:10
Bienaventurados
los que padecen persecución por causa de la justicia: porque de ellos es el
reino de los cielos.
5:11
Bienaventurados
sois cuando os vituperaren y os persiguieren, y dijeren de vosotros todo mal
por mi causa, mintiendo.
5:12
Gozaos y
alegraos; porque vuestra merced es grande en los cielos: que así persiguieron á
los profetas que fueron antes de vosotros.
5:13
Vosotros sois
la sal de la tierra: y si la sal se desvaneciere ¿con qué será salada? no vale
más para nada, sino para ser echada fuera y hollada de los hombres.
com por vers.
5, 13-16 - ay la mediocridad – la máquina para predicar
- midr
el ejemplo – mdr si pierde el sabor
-
catequesis
Toronto -
5:14
Vosotros sois
la luz del mundo: una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Juan XIIII – encender una luz – com tinieblas -
catequesis Toronto
-
5:15
Ni se
enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, mas sobre el candelero, y
alumbra á todos los que están en casa.
com candelero Iglesia -
5:16
Así alumbre
vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras obras buenas, y
glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.
mdr administrar las cosas no basta – com las tinieblas -
5:17
No penséis
que he venido para abrogar la ley ó los profetas: no he venido para abrogar,
sino á cumplir.
com los tres niveles del cumplimiento
– cm dom. 5,17-37 -
5:18
Porque de
cierto os digo, que hasta que perezca el cielo y la tierra, ni una jota ni un
tilde perecerá de la ley, hasta que todas las cosas sean hechas.
5:19
De manera que
cualquiera que infringiere uno de estos mandamientos muy pequeños, y así
enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos: mas
cualquiera que hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los
cielos.
5:20
Porque os
digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y de los
Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
5:21
Oísteis que
fué dicho á los antiguos: No matarás; mas cualquiera que matare, será culpado
del juicio.
5:22
Mas yo os
digo, que cualquiera que se enojare locamente con su hermano, será culpado del
juicio; y cualquiera que dijere á su hermano, Raca, será culpado del concejo; y
cualquiera que dijere, Fatuo, será culpado del infierno del fuego.
5:23
Por tanto, si
trajeres tu presente al altar, y allí te acordares de que tu hermano tiene algo
contra ti,
5:24
Deja allí tu
presente delante del altar, y vete, vuelve primero en amistad con tu hermano, y
entonces ven y ofrece tu presente.
5:25
Concíliate
con tu adversario presto, entre tanto que estás con Él en el camino; porque no
acontezca que el adversario te entregue al juez, y el juez te entregue al
alguacil, y seas echado en prisión.
5:26
De cierto te
digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
5:27
Oísteis que
fué dicho: No adulterarás:
5:28
Mas yo os digo,
que cualquiera que mira á una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su
corazón.
5:29
Por tanto, si
tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti: que mejor te
es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno.
5:30
Y si tu mano
derecha te fuere ocasión de caer, córtala, y échala de ti: que mejor te es que
se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno.
5:31
También fué
dicho: Cualquiera que repudiare á su mujer, déle carta de divorcio:
5:32
Mas yo os
digo, que el que repudiare á su mujer, fuera de causa de fornicación, hace que
ella adultere; y el que se casare con la repudiada, comete adulterio.
5:33
Además habéis
oído que fué dicho á los antiguos: No te perjurarás; mas pagarás al Señor tus
juramentos.
5:34
Mas yo os
digo: No juréis en ninguna manera: ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
5:35
Ni por la
tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalem, porque es la ciudad
del gran Rey.
5:36
Ni por tu
cabeza jurarás, porque no puedes hacer un cabello blanco ó negro.
5:37
Mas sea
vuestro hablar: Sí, sí; No, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.
5:38
Oísteis que
fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo, y diente por diente.
cm.dom. 5,38-48 -
5:39
Mas yo os
digo: No resistáis al mal; antes á cualquiera que te hiriere en tu mejilla
diestra, vuélvele también la otra;
com yo no soy el malo de la pelicula
-
5:40
Y al que
quisiere ponerte á pleito y tomarte tu ropa, déjale también la capa;
5:41
Y á
cualquiera que te cargare por una milla, ve con Él dos.
5:42
Al que te
pidiere, dale; y al que quisiere tomar de ti prestado, no se lo rehuses.
5:43
Oísteis que
fué dicho: Amarás á tu prójimo, y aborrecerás á tu enemigo.
5:44
Mas yo os
digo: Amad á vuestros enemigos, bendecid á los que os maldicen, haced bien á
los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;
5:45
Para que
seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace que su sol salga
sobre malos y buenos, y llueve sobre justos é injustos.
5:46
Porque si amareis á los que os aman, ¿qué recompensa
tendréis? ¿no hacen también lo mismo los
publicanos?
5:47
Y si abrazareis
á vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿no hacen también así los
Gentiles?
5:48
Sed, pues,
vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Mat 5:1 Viendo la muchedumbre, subió al monte, se
sentó, y sus discípulos se le acercaron.
Mat 5:2 Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
Mat 5:3 «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de
los Cielos.
Mat 5:4 Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Mat 5:5 Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Mat 5:6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos
serán saciados.
Mat 5:7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán
misericordia.
Mat 5:8 Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Mat 5:9 Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados
hijos de Dios.
Mat 5:10 Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de
ellos es el Reino de los Cielos.
Mat 5:11 Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con
mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa.
Mat 5:12 Alegráos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los
cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a
vosotros.
Mat 5:13 «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con
qué se la salará? Ya no sirve para nada más que para ser tirada afuera y
pisoteada por los hombres.
Mat 5:14 «Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada
en la cima de un monte.
Mat 5:15 Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino
sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa.
Mat 5:16 Brille así vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mat 5:17 «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido
a abolir, sino a dar cumplimiento.
Mat 5:18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o
una tilde de la Ley sin que todo suceda.
Mat 5:19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así
lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en
cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los
Cielos.
Mat 5:20 «Porque os digo que, si vuestra justicia no es mayor que la de los
escribas y fariseos, no entraréis en el Reino de los Cielos.
Mat 5:21 «Habéis oído que se dijo a los antepasados: No matarás; y aquel que
mate será reo ante el tribunal.
Mat 5:22 Pues yo os digo: Todo aquel que se encolerice contra su hermano, será
reo ante el tribunal; pero el que llame a su hermano "imbécil", será reo ante el
Sanedrín; y el que le llame "renegado", será reo de la gehenna de fuego.
Mat 5:23 Si, pues, al presentar tu ofrenda en el altar te acuerdas entonces de
que un hermano tuyo tiene algo contra ti,
Mat 5:24 deja tu ofrenda allí, delante del altar, y vete primero a reconciliarte
con tu hermano; luego vuelves y presentas tu ofrenda.
Mat 5:25 Ponte enseguida a buenas con tu adversario mientras vas con él por el
camino; no sea que tu adversario te entregue al juez y el juez al guardia, y te
metan en la cárcel.
Mat 5:26 Yo te aseguro: no saldrás de allí hasta que no hayas pagado el último
céntimo.
Mat 5:27 «Habéis oído que se dijo: No cometerás adulterio.
Mat 5:28 Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió
adulterio con ella en su corazón.
Mat 5:29 Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo
de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu
cuerpo sea arrojado a la gehenna.
Mat 5:30 Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de
ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo
vaya a la gehenna.
Mat 5:31 «También se dijo: El que repudie a su mujer, que le dé acta de
divorcio.
Mat 5:32 Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de
fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete
adulterio.
Mat 5:33 «Habéis oído también que se dijo a los antepasados: No perjurarás, sino
que cumplirás al Señor tus juramentos.
Mat 5:34 Pues yo digo que no juréis en modo alguno: ni por el Cielo, porque es
el trono de Dios,
Mat 5:35 ni por la Tierra, porque es el escabel de sus pies; ni por Jerusalén,
porque es la ciudad del gran rey.
Mat 5:36 Ni tampoco jures por tu cabeza, porque ni a uno solo de tus cabellos
puedes hacerlo blanco o negro.
Mat 5:37 Sea vuestro lenguaje: "Sí, sí"; "no, no": que lo que pasa de aquí viene
del Maligno.
Mat 5:38 «Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Mat 5:39 Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en
la mejilla derecha ofrécele también la otra:
Mat 5:40 al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también
el manto;
Mat 5:41 y al que te obligue a andar una milla vete con él dos.
Mat 5:42 A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la
espalda.
Mat 5:43 «Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Mat 5:44 Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os
persigan,
Mat 5:45 para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol
sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos.
Mat 5:46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No
hacen eso mismo también los publicanos?
Mat 5:47 Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de
particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles?
Mat 5:48 Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.
volver al inicio
Capítulo 6
6:1
MIRAD que no
hagáis vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos: de
otra manera no tendréis merced de vuestro Padre que está en los cielos.
-
6:2
Cuando pues
haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas
en las sinagogas y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto
os digo, que ya tienen su recompensa.
6:3
Mas cuando tú
haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha;
6:4
Para que sea
tu limosna en secreto: y tu Padre que ve en secreto, Él te recompensará en
público.
6:5
Y cuando
oras, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en las sinagogas,
y en los cantones de las calles en pie, para ser vistos de los hombres: de
cierto os digo, que ya tienen su pago.
6:6
Mas tú,
cuando oras, éntrate en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en secreto, te recompensará en público.
com como y donde orar -
6:7
Y orando, no
seáis prolijos, como los Gentiles; que piensan que por su parlería serán oídos.
6:8
No os hagáis,
pues, semejantes á ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis
necesidad, antes que vosotros le pidáis.
6:9
Vosotros
pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu
nombre.
6:10
Venga tu
reino. Sea hecha tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra.
6:11
Danos hoy
nuestro pan cotidiano.
6:12
Y perdónanos
nuestras deudas, como también nosotros perdonamos á nuestros deudores.
com más fácil -
6:13
Y no nos
metas en tentación, mas líbranos del mal: porque tuyo es el reino, y el poder,
y la gloria, por todos los siglos. Amén.
6:14
Porque si
perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará también á vosotros vuestro
Padre celestial.
6:15
Mas si no
perdonareis á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará
vuestras ofensas.
6:16
Y cuando
ayunáis, no seáis como los hipócritas, austeros; porque ellos demudan sus
rostros para parecer á los hombres que ayunan: de cierto os digo, que ya tienen
su pago.
6:17
Mas tú,
cuando ayunas, unge tu cabeza y lava tu rostro;
6:18
Para no
parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en secreto: y tu
Padre que ve en secreto, te recompensará en público.
6:19
No os hagáis
tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompe, y donde ladronas
minan y hurtan;
6:20
Mas haceos
tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orín corrompe, y donde ladrones no
minan ni hurtan:
6:21
Porque donde
estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazón.
6:22
La lámpara
del cuerpo es el ojo: así que, si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo será
luminoso:
6:23
Mas si tu ojo
fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que, si la lumbre que en ti hay
son tinieblas, ¿cuántas serán las mismas tinieblas?
6:24
Ninguno puede
servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro, ó se llegará
al uno y menospreciará al otro: no podéis servir á Dios y á Mammón.
cm dom. 6,24-34 -
6:25
Por tanto os
digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer, ó que habéis de
beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir: ¿no es la vida más que el
alimento, y el cuerpo que el vestido?
6:26
Mirad las
aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro
Padre celestial las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?.
6:27
Mas ¿quién de
vosotros podrá, congojándose, añadir á su estatura un codo?
6:28
Y por el
vestido ¿por qué os congojáis? Reparad los lirios del campo, cómo crecen; no
trabajan ni hilan;
6:29
Mas os digo,
que ni aun Salomón con toda su gloria fué vestido así como uno de ellos.
6:30
Y si la
hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios la viste así,
¿no hará mucho más á vosotros, hombres de poca fe?
6:31
No os
congojéis pues, diciendo: ¿Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con qué nos
cubriremos?
6:32
Porque los
Gentiles buscan todas estas cosas: que vuestro Padre celestial sabe que de
todas estas cosas habéis menester.
6:33
Mas buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán
añadidas.
6:34
Así que, no
os congojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta
al día su afán.
Mat 6:1 «Cuidad de no practicar vuestra justicia
delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis
recompensa de vuestro Padre celestial.
Mat 6:2 Por tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante
como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser
honrados por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Mat 6:3 Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo
que hace tu derecha;
Mat 6:4 así tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
Mat 6:5 «Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan de orar en las
sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados para ser vistos de los
hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Mat 6:6 Tú, en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de
cerrar la puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que
ve en lo secreto, te recompensará.
Mat 6:7 Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por
su palabrería van a ser escuchados.
Mat 6:8 No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes
de pedírselo.
Mat 6:9 «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu Nombre;
Mat 6:10 venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Mat 6:11 Nuestro pan cotidiano dánosle hoy;
Mat 6:12 y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a
nuestros deudores;
Mat 6:13 y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
Mat 6:14 «Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial;
Mat 6:15 pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará
vuestras ofensas.
Mat 6:16 «Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que
desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que
ya reciben su paga.
Mat 6:17 Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
Mat 6:18 para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que
está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.
Mat 6:19 «No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre
que corroen, y ladrones que socavan y roban.
Mat 6:20 Amontonaos más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni
herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
Mat 6:21 Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.
Mat 6:22 «La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo
estará luminoso;
Mat 6:23 pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz
que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
Mat 6:24 Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al
otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y
al Dinero.
Mat 6:25 «Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis,
ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el
alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mat 6:26 Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que
ellas?
Mat 6:27 Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir
un solo codo a la medida de su vida?
Mat 6:28 Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo,
cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
Mat 6:29 Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno
de ellos.
Mat 6:30 Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno,
Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?
Mat 6:31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos
a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
Mat 6:32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro
Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Mat 6:33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán
por añadidura.
Mat 6:34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí
mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
volver al inicio
Capítulo 7
7:1
NO juzguéis,
para que no seáis juzgados.
7:2
Porque con el
juicio con que juzgáis, seréis juzgados; y con la medida con que medís, os
volverán á medir.
7:3
Y ¿por qué
miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que
está en tu ojo?
7:4
O ¿cómo dirás
á tu hermano: Espera, echaré de tu ojo la mota, y he aquí la viga en tu ojo?
7:5
¡Hipócrita!
echa primero la viga de tu ojo, y entonces mirarás en echar la mota del ojo de
tu hermano.
7:6
No deis lo
santo á los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los puercos; porque no
las rehuellen con sus pies, y vuelvan y os despedacen.
7:7
Pedid, y se
os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
7:8
Porque
cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.
7:9
¿Qué hombre
hay de vosotros, á quien si su hijo pidiere pan, le dará una piedra?
7:10
¿Y si le
pidiere un pez, le dará una serpiente?
7:11
Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas á los que le piden?
7:12
Así que,
todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esta es la ley y los profetas.
7:13
Entrad por la
puerta estrecha: porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva á
perdición, y muchos son los que entran por ella.
com 7, 13-14 -
7:14
Porque
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva á la vida, y pocos son los
que la hallan.
7:15
Y guardaos de
los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de ovejas, mas de
dentro son lobos rapaces.
7:16
Por sus
frutos los conoceréis. ¿Cógense uvas de los espinos, ó higos de los abrojos?
7:17
Así, todo
buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol maleado lleva malos frutos.
7:18
No puede el
buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol maleado llevar frutos buenos.
7:19
Todo árbol
que no lleva buen fruto, córtase y échase en el fuego.
7:20
Así que, por
sus frutos los conoceréis.
7:21
No todo el
que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: mas el que
hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
cm dom. 7,21-27 -
7:22
Muchos me dirán
en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos mucho milagros?
7:23
Y entonces
les protestaré: Nunca os conocí; apartaos de mí, obradores de maldad.
7:24
Cualquiera,
pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé á un hombre prudente,
que edificó su casa sobre la peña;
7:25
Y descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y combatieron aquella casa; y no
cayó: porque estaba fundada sobre la peña.
7:26
Y cualquiera
que me oye estas palabras, y no las hace, le compararé á un hombre insensato,
que edificó su casa sobre la arena;
7:27
Y descendió
lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, é hicieron ímpetu en aquella casa;
y cayó, y fué grande su ruina.
7:28
Y fué que,
como Jesús acabó estas palabras, las gentes se admiraban de su doctrina;
7:29
Porque les
enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Mat 7:1 «No juzguéis, para que no seáis juzgados.
Mat 7:2 Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados, y con la medida
con que midáis se os medirá.
Mat 7:3 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no
reparas en la viga que hay en tu ojo?
Mat 7:4 ¿O cómo vas a decir a tu hermano: "Deja que te saque la brizna del ojo",
teniendo la viga en el tuyo?
Mat 7:5 Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para
sacar la brizna del ojo de tu hermano.
Mat 7:6 «No deis a los perros lo que es santo, ni echéis vuestras perlas delante
de los puercos, no sea que las pisoteen con sus patas, y después, volviéndose,
os despedacen.
Mat 7:7 «Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá.
Mat 7:8 Porque todo el que pide recibe; el que busca, halla; y al llama, se le
abrirá.
Mat 7:9 ¿O hay acaso alguno entre vosotros que al hijo que le pide pan le dé una
piedra;
Mat 7:10 o si le pide un pez, le dé una culebra?
Mat 7:11 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros
hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los
que se las pidan!
Mat 7:12 «Por tanto, todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo
también vosotros a ellos; porque ésta es la Ley y los Profetas.
Mat 7:13 «Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso
el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella;
Mat 7:14 mas ¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la
Vida!; y poco son los que lo encuentran.
Mat 7:15 «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con disfraces
de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.
Mat 7:16 Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o
higos de los abrojos?
Mat 7:17 Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos
malos.
Mat 7:18 Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo
producir frutos buenos.
Mat 7:19 Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.
Mat 7:20 Así que por sus frutos los reconoceréis.
Mat 7:21 «No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los
Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial.
Mat 7:22 Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros?"
Mat 7:23 Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de
iniquidad!"
Mat 7:24 «Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en
práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca:
Mat 7:25 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y
embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada
sobre roca.
Mat 7:26 Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será
como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena:
Mat 7:27 cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos,
irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»
Mat 7:28 Y sucedió que cuando acabó Jesús estos discursos, la gente quedaba
asombrada de su doctrina;
Mat 7:29 porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como sus escribas.
volver al inicio
Capítulo 8
8:1
Y COMO
descendió del monte, le seguían muchas gentes.
8:2
Y he aquí un
leproso vino, y le adoraba, diciendo: Señor, si quisieres, puedes limpiarme.
8:3
Y extendiendo
Jesús su mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y luego su lepra fué
limpiada.
8:4
Entonces
Jesús le dijo: Mira, no lo digas á nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y
ofrece el presente que mandó Moisés, para testimonio á ellos.
8:5
Y entrando
Jesús en Capernaum, vino á Él un centurión, rogándole,
8:6
Y diciendo:
Señor, mi mozo yace en casa paralítico, gravemente atormentado.
8:7
Y Jesús le
dijo: Yo iré y le sanaré.
8:8
Y respondió
el centurión, y dijo: Señor, no soy digno de que entres debajo de mi techado;
mas solamente di la palabra, y mi mozo sanará.
8:9
Porque
también yo soy hombre bajo de potestad, y tengo bajo de mí soldados: y digo á
éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi siervo: Haz esto, y lo hace.
8:10
Y oyendo
Jesús, se maravilló, y dijo á los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun
en Israel he hallado fe tanta.
8:11
Y os digo que
vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham, é Isaac,
y Jacob, en el reino de los cielos:
8:12
Mas los hijos
del reino serán echados á las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el
crujir de dientes.
8:13
Entonces
Jesús dijo al centurión: Ve, y como creiste te sea hecho. Y su mozo fué sano en
el mismo momento.
8:14
Y vino Jesús
á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en cama, y con fiebre.
8:15
Y tocó su
mano, y la fiebre la dejó: y ella se levantó, y les servía.
8:16
Y como fué ya
tarde, trajeron á Él muchos endemoniados: y echó los demonios con la palabra, y
sanó á todos los enfermos;
8:17
Para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo: El mismo tomó
nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias.
8:18
Y viendo
Jesús muchas gentes alrededor de sí, mandó pasar á la otra parte del lago.
8:19
Y llegándose
un escriba, le dijo: Maestro, te seguiré á donde quiera que fueres.
8:20
Y Jesús le
dijo: Las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos; mas el Hijo del
hombre no tiene donde recueste su cabeza.
8:21
Y otro de sus
discípulos le dijo: Señor, dame licencia para que vaya primero, y entierre á mi
padre.
8:22
Y Jesús le
dijo: Sígueme; deja que los muertos entierren á sus muertos.
8:23
Y entrando Él
en el barco, sus discípulos le siguieron.
8:24
Y he aquí,
fué hecho en la mar un gran movimiento, que el barco se cubría de las ondas;
mas Él dormía.
8:25
Y llegándose
sus discípulos, le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos.
8:26
Y Él les
dice: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió á
los vientos y á la mar; y fué grande bonanza.
8:27
Y los hombres
se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y la mar le
obedecen?
8:28
Y como Él hubo
llegado en la otra ribera al país de los Gergesenos, le vinieron al encuentro
dos endemoniados que salían de los sepulcros, fieros en gran manera, que nadie
podía pasar por aquel camino.
8:29
Y he aquí
clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos contigo, Jesús, Hijo de Dios? ¿has venido acá
á molestarnos antes de tiempo?
8:30
Y estaba
lejos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.
8:31
Y los
demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos ir á aquel hato de
puercos.
8:32
Y les dijo:
Id. Y ellos salieron, y se fueron á aquel hato de puercos: y he aquí, todo el
hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la mar, y murieron en las
aguas.
8:33
Y los
porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las cosas, y lo que
había pasado con los endemoniados.
8:34
Y he aquí,
toda la ciudad salió á encontrar á Jesús: Y cuando le vieron, le rogaban que
saliese de sus términos.
Mat 8:1 Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran
muchedumbre.
Mat 8:2 En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si
quieres puedes limpiarme.»
Mat 8:3 El extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al
instante quedó limpio de su lepra.
Mat 8:4 Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al
sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de
testimonio.
Mat 8:5 Al entrar en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó
Mat 8:6 diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles
sufrimientos.»
Mat 8:7 Dícele Jesús: «Yo iré a curarle.»
Mat 8:8 Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo;
basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano.
Mat 8:9 Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes,
y digo a éste: "Vete", y va; y a otro: "Ven", y viene; y a mi siervo: "Haz
esto", y lo hace.»
Mat 8:10 Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os
aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande.
Mat 8:11 Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la
mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos,
Mat 8:12 mientras que los hijos del Reino serán echados a las tinieblas de
fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Mat 8:13 Y dijo Jesús al centurión: «Anda; que te suceda como has creído.» Y en
aquella hora sanó el criado.
Mat 8:14 Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a la suegra de éste en cama, con
fiebre.
Mat 8:15 Le tocó la mano y la fiebre la dejó; y se levantó y se puso a servirle.
Mat 8:16 Al atardecer, le trajeron muchos endemoniados; él expulsó a los
espíritus con una palabra, y curó a todos los enfermos,
Mat 8:17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías: El tomó nuestras
flaquezas y cargó con nuestras enfermedades.
Mat 8:18 Viéndose Jesús rodeado de la muchedumbre, mandó pasar a la otra orilla.
Mat 8:19 Y un escriba se acercó y le dijo: «Maestro, te seguiré adondequiera que
vayas.»
Mat 8:20 Dícele Jesús: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos;
pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
Mat 8:21 Otro de los discípulos le dijo: «Señor, déjame ir primero a enterrar a
mi padre.»
Mat 8:22 Dícele Jesús: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus
muertos.»
Mat 8:23 Subió a la barca y sus discípulos le siguieron.
Mat 8:24 De pronto se levantó en el mar una tempestad tan grande que la barca
quedaba tapada por las olas; pero él estaba dormido.
Mat 8:25 Acercándose ellos le despertaron diciendo: «¡Señor, sálvanos, que
perecemos!»
Mat 8:26 Díceles: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces se
levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza.
Mat 8:27 Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta
los vientos y el mar le obedecen?»
Mat 8:28 Al llegar a la otra orilla, a la región de los gadarenos, vinieron a su
encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros, y tan furiosos que nadie
era capaz de pasar por aquel camino.
Mat 8:29 Y se pusieron a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Hijo de Dios?
¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?»
Mat 8:30 Había allí a cierta distancia una gran piara de puercos paciendo.
Mat 8:31 Y le suplicaban los demonios: «Si nos echas, mándanos a esa piara de
puercos.»
Mat 8:32 El les dijo: «Id.» Saliendo ellos, se fueron a los puercos, y de pronto
toda la piara se arrojó al mar precipicio abajo, y perecieron en las aguas.
Mat 8:33 Los porqueros huyeron, y al llegar a la ciudad lo contaron todo y
también lo de los endemoniados.
Mat 8:34 Y he aquí que toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, en
viéndole, le rogaron que se retirase de su término.
volver al inicio
Capítulo 9
9:1
ENTONCES
entrando en el barco, pasó á la otra parte, y vino á su ciudad.
9:2
Y he aquí le
trajeron un paralítico, echado en una cama: y viendo Jesús la fe de ellos, dijo
al paralítico: Confía, hijo; tus pecados te son perdonados.
9:3
Y he aquí,
algunos de los escribas decían dentro de sí: Este blasfema.
9:4
Y viendo
Jesús sus pensamientos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones?
9:5
Porque, ¿qué
es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; ó decir: Levántate, y anda?
9:6
Pues para que
sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados,
(dice entonces al paralítico): Levántate, toma tu cama, y vete á tu casa.
9:7
Entonces Él
se levantó y se fué á su casa.
9:8
Y las gentes,
viéndolo, se maravillaron, y glorificaron á Dios, que había dado tal potestad á
los hombres.
9:9
Y pasando
Jesús de allí, vió á un hombre que estaba sentado al banco de los públicos
tributos, el cual se llamaba Mateo; y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le
siguió.
cm vocación
- cm dom. 9,9-13 -
9:10
Y aconteció
que estando Él sentado á la mesa en casa, he aquí que muchos publicanos y
pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente á la mesa con Jesús y sus
discípulos.
9:11
Y viendo esto
los Fariseos, dijeron á sus discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los
publicanos y pecadores?
9:12
Y oyéndolo
Jesús, le dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los
enfermos.
9:13
Andad pues, y
aprended qué cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio: porque no he venido
á llamar justos, sino pecadores á arrepentimiento.
9:14
Entonces los
discípulos de Juan vienen á Él, diciendo: ¿Por qué nosotros y los Fariseos
ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?
9:15
Y Jesús les
dijo: ¿Pueden los que son de bodas tener luto entre tanto que el esposo está
con ellos? mas vendrán días cuando el esposo será quitado de ellos, y entonces
ayunarán.
9:16
Y nadie echa
remiendo de paño recio en vestido viejo; porque el tal remiendo tira del
vestido, y se hace peor la rotura.
9:17
Ni echan vino
nuevo en cueros viejos: de otra manera los cueros se rompen, y el vino se
derrama, y se pierden los cueros; mas echan el vino nuevo en cueros nuevos, y
lo uno y lo otro se conserva juntamente.
9:18
Hablando Él
estas cosas á ellos, he aquí vino un principal, y le adoraba, diciendo: Mi hija
es muerta poco ha: mas ven y pon tu mano sobre ella, y vivirá.
9:19
Y se levantó
Jesús, y le siguió, y sus discípulos.
9:20
Y he aquí una
mujer enferma de flujo de sangre doce años había, llegándose por detrás, tocó
la franja de su vestido:
9:21
Porque decía
entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré salva.
9:22
Mas Jesús
volviéndose, y mirándola, dijo: Confía, hija, tu fe te ha salvado. Y la mujer
fué salva desde aquella hora.
9:23
Y llegado
Jesús á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y la gente que
hacía bullicio,
9:24
Díceles:
Apartaos, que la muchacha no es muerta, mas duerme. Y se burlaban de Él.
9:25
Y como la
gente fué echada fuera, entró, y tomóla de la mano, y se levantó la muchacha.
9:26
Y salió esta
fama por toda aquella tierra.
9:27
Y pasando
Jesús de allí, le siguieron dos ciegos, dando voces y diciendo: Ten
misericordia de nosotros, Hijo de David.
9:28
Y llegado á
la casa, vinieron á Él los ciegos; y Jesús les dice: ¿Creéis que puedo hacer
esto? Ellos dicen: Sí, Señor.
9:29
Entonces tocó
los ojos de ellos, diciendo: Conforme á vuestra fe os sea hecho.
9:30
Y los ojos de
ellos fueron abiertos. Y Jesús les encargó rigurosamente, diciendo: Mirad que
nadie lo sepa.
9:31
Mas ellos
salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra.
9:32
Y saliendo
ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.
9:33
Y echado
fuera el demonio, el mudo habló; y las gentes se maravillaron, diciendo: Nunca
ha sido vista cosa semejante en Israel.
9:34
Mas los
Fariseos decían: Por el príncipe de los demonios echa fuera los demonios.
9:35
Y rodeaba
Jesús por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y
predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y todo achaque en
el pueblo.
9:36
Y viendo las
gentes, tuvo compasión de ellas; porque estaban derramadas y esparcidas como
ovejas que no tienen pastor.
cm dom. 9,36-10,8 -
9:37
Entonces dice
á sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos.
9:38
Rogad, pues,
al Señor de la mies, que envíe obreros á su mies.
Mat 9:1 Subiendo a la barca, pasó a la otra orilla y
vino a su ciudad.
Mat 9:2 En esto le trajeron un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús
la fe de ellos, dijo al paralítico: «¡ Animo!, hijo, tus pecados te son
perdonados.»
Mat 9:3 Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí: «Este está
blasfemando.»
Mat 9:4 Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: «¿Por qué pensáis mal en
vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: "Tus pecados te son perdonados", o
decir:
Mat 9:5 "Levántate y anda"?
Mat 9:6 Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene en la tierra poder de
perdonar pecados - dice entonces al paralítico -: "Levántate, toma tu camilla y
vete a tu casa".»
Mat 9:7 El se levantó y se fue a su casa.
Mat 9:8 Y al ver esto, la gente temió y glorificó a Dios, que había dado tal
poder a los hombres.
Mat 9:9 Cuando se iba de allí, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo,
sentado en el despacho de impuestos, y le dice: «Sígueme.» El se levantó y le
siguió.
Mat 9:10 Y sucedió que estando él a la mesa en casa de Mateo, vinieron muchos
publicanos y pecadores, y estaban a la mesa con Jesús y sus discípulos.
Mat 9:11 Al verlo los fariseos decían a los discípulos: «¿Por qué come vuestro
maestro con los publicanos y pecadores?»
Mat 9:12 Mas él, al oírlo, dijo: «No necesitan médico los que están fuertes sino
los que están mal.
Mat 9:13 Id, pues, a aprender qué significa aquello de: Misericordia quiero, que
no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores.»
Mat 9:14 Entonces se le acercan los discípulos de Juan y le dicen: «¿Por qué
nosotros y los fariseos ayunamos, y tus discípulos no ayunan?»
Mat 9:15 Jesús les dijo: «Pueden acaso los invitados a la boda ponerse tristes
mientras el novio está con ellos? Días vendrán en que les será arrebatado el
novio; entonces ayunarán.
Mat 9:16 Nadie echa un remiendo de paño sin tundir en un vestido viejo, porque
lo añadido tira del vestido, y se produce un desgarrón peor.
Mat 9:17 Ni tampoco se echa vino nuevo en pellejos viejos; pues de otro modo,
los pellejos revientan, el vino se derrama, y los pellejos se echan a perder;
sino que el vino nuevo se echa en pellejos nuevos, y así ambos se conservan.»
Mat 9:18 Así les estaba hablando, cuando se acercó un magistrado y se postró
ante él diciendo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, impón tu mano sobre ella y
vivirá.»
Mat 9:19 Jesús se levantó y le siguió junto con sus discípulos.
Mat 9:20 En esto, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años se
acercó por detrás y tocó la orla de su manto.
Mat 9:21 Pues se decía para sí: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.»
Mat 9:22 Jesús se volvió, y al verla le dijo: «¡Animo!, hija, tu fe te ha
salvado.» Y se salvó la mujer desde aquel momento.
Mat 9:23 Al llegar Jesús a casa del magistrado y ver a los flautistas y la gente
alborotando,
Mat 9:24 decía: «¡Retiraos! La muchacha no ha muerto; está dormida.» Y se
burlaban de él.
Mat 9:25 Mas, echada fuera la gente, entró él, la tomó de la mano, y la muchacha
se levantó.
Mat 9:26 Y la noticia del suceso se divulgó por toda aquella comarca.
Mat 9:27 Cuando Jesús se iba de allí, al pasar le siguieron dos ciegos gritando:
«¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!»
Mat 9:28 Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les dice:
«¿Creéis que puedo hacer eso?» Dícenle: «Sí, Señor.»
Mat 9:29 Entonces les tocó los ojos diciendo: «Hágase en vosotros según vuestra
fe.»
Mat 9:30 Y se abrieron sus ojos. Jesús les ordenó severamente: «¡Mirad que nadie
lo sepa!»
Mat 9:31 Pero ellos, en cuanto salieron, divulgaron su fama por toda aquella
comarca.
Mat 9:32 Salían ellos todavía, cuando le presentaron un mudo endemoniado.
Mat 9:33 Y expulsado el demonio, rompió a hablar el mudo. Y la gente, admirada,
decía: «Jamás se vio cosa igual en Israel.»
Mat 9:34 Pero los fariseos decían: «Por el Príncipe de los demonios expulsa a
los demonios.»
Mat 9:35 Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas,
proclamando la Buena Nueva del Reino y sanando todo enfermedad y toda dolencia.
Mat 9:36 Y al ver a la muchedumbre, sintió compasión de ella, porque estaban
vejados y abatidos como ovejas que no tienen pastor.
Mat 9:37 Entonces dice a sus discípulos: «La mies es mucha y los obreros pocos.
Mat 9:38 Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.»
volver al inicio
Capítulo 10
10:1
ENTONCES
llamando á sus doce discípulos, les dió potestad contra los espíritus inmundos,
para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad y toda dolencia.
10:2
Y los nombres
de los doce apóstoles son estos: el primero, Simón, que es dicho Pedro, y
Andrés su hermano; Jacobo, hijo de Zebedeo, y Juan su hermano;
10:3
Felipe, y Bartolomé;
Tomás, y Mateo el publicano; Jacobo hijo de Alfeo, y Lebeo, por sobrenombre
Tadeo;
10:4
Simón el
Cananita y Judas Iscariote, que también le entregó.
10:5
á estos doce
envió Jesús, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el camino de los Gentiles
no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis;
10:6
Mas id antes
á las ovejas perdidas de la casa de Israel.
10:7
Y yendo,
predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.
10:8
Sanad
enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios: de gracia
recibisteis, dad de gracia.
10:9
No aprestéis
oro, ni plata, ni cobre en vuestras bolsas;
10:10
Ni alforja
para el camino, ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordón; porque el obrero
digno es de su alimento.
10:11
Mas en cualquier
ciudad, ó aldea donde entrareis, investigad quién sea en ella digno, y reposad
allí hasta que salgáis.
10:12
Y entrando en
la casa, saludadla.
10:13
Y si la casa
fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna, vuestra paz
se volverá á vosotros.
10:14
Y cualquiera
que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de aquella casa ó
ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies.
10:15
De cierto os
digo, que el castigo será más tolerable á la tierra de los de Sodoma y de los de
Gomorra en el día del juicio, que á aquella ciudad.
10:16
He aquí, yo
os envío como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes como serpientes, y
sencillos como palomas.
10:17
Y guardaos de
los hombres: porque os entregarán en concilios, y en sus sinagogas os azotarán;
10:18
Y aun á
príncipes y á reyes seréis llevados por causa de mí, por testimonio á ellos y á
los Gentiles.
10:19
Mas cuando os
entregaren, no os apuréis por cómo ó qué hablaréis; porque en aquella hora os
será dado qué habéis de hablar.
10:20
Porque no
sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en
vosotros.
10:21
Y el hermano
entregará al hermano á la muerte, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán
contra los padres, y los harán morir.
10:22
Y seréis
aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que soportare hasta el fin, éste
será salvo.
10:23
Mas cuando os
persiguieren en esta ciudad, huid á la otra: porque de cierto os digo, que no
acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, que no venga el Hijo del
hombre.
10:24
El discípulo
no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor.
10:25
Bástale al
discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de la
familia llamaron Beelzebub, ¿cuánto más á los de su casa?
10:26
Así que, no
los temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni
oculto, que no haya de saberse.
cm dom. 10,26-33 -
10:27
Lo que os
digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo que oís al oído predicadlo desde los
terrados.
10:28
Y no temáis á
los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden matar: temed antes á aquel que
puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno.
10:29
¿No se venden
dos pajarillos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae á tierra sin
vuestro Padre.
10:30
Pues aun
vuestros cabellos están todos contados.
10:31
Así que, no
temáis: más valéis vosotros que muchos pajarillos.
10:32
Cualquiera
pues que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo también delante
de mi Padre que está en los cielos.
10:33
Y cualquiera
que me negare delante de los hombres, le negaré yo también delante de mi Padre
que está en los cielos.
10:34
No penséis
que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para meter paz, sino
espada.
10:35
Porque he
venido para hacer disensión del hombre contra su padre, y de la hija contra su
madre, y de la nuera contra su suegra.
10:36
Y los
enemigos del hombre serán los de su casa.
10:37
El que ama
padre ó madre más que á mí, no es digno de mí; y el que ama hijo ó hija más que
á mí, no es digno de mí.
cm dom. 10,37-47 -
10:38
Y el que no
toma su cruz, y sigue en pos de mí, no es digno de mí.
10:39
El que
hallare su vida, la perderá; y el que perdiere su vida por causa de mí, la
hallará.
10:40
El que os
recibe á vosotros, á mí recibe; y el que á mí recibe, recibe al que me envió.
10:41
El que recibe
profeta en nombre de profeta, merced de profeta recibirá; y el que recibe justo
en nombre de justo, merced de justo recibirá.
10:42
Y cualquiera
que diere á uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, en nombre
de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.
Mat 10:1 Y llamando a sus doce discípulos, les dio
poder sobre los espíritus inmundos para expulsarlos, y para curar toda
enfermedad y toda dolencia.
Mat 10:2 Los nombres de los doce Apóstoles son éstos: primero Simón, llamado
Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan;
Mat 10:3 Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo y
Tadeo;
Mat 10:4 Simón el Cananeo y Judas el Iscariote, el mismo que le entregó.
Mat 10:5 A estos doce envió Jesús, después de darles estas instrucciones: «No
toméis camino de gentiles ni entréis en ciudad de samaritanos;
Mat 10:6 dirigíos más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
Mat 10:7 Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca.
Mat 10:8 Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad
demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis.
Mat 10:9 No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas;
Mat 10:10 ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón;
porque el obrero merece su sustento.
Mat 10:11 «En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él
digno, y quedaos allí hasta que salgáis.
Mat 10:12 Al entrar en la casa, saludadla.
Mat 10:13 Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna,
vuestra paz se vuelva a vosotros.
Mat 10:14 Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la
casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies.
Mat 10:15 Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de
Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad.
Mat 10:16 «Mirad que yo os envío como ovejas en medio de lobos. Sed, pues,
prudentes como las serpientes, y sencillos como las palomas.
Mat 10:17 Guardaos de los hombres, porque os entregarán a los tribunales y os
azotarán en sus sinagogas;
Mat 10:18 y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que
deis testimonio ante ellos y ante los gentiles.
Mat 10:19 Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar.
Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento.
Mat 10:20 Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de
vuestro Padre el que hablará en vosotros.
Mat 10:21 «Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán
hijos contra padres y los matarán.
Mat 10:22 Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que
persevere hasta el fin, ése se salvará.
Mat 10:23 «Cuando os persigan en una ciudad huid a otra, y si también en ésta os
persiguen, marchaos a otra. Yo os aseguro: no acabaréis de recorrer las ciudades
de Israel antes que venga el Hijo del hombre.
Mat 10:24 «No está el discípulo por encima del maestro, ni el siervo por encima
de su amo.
Mat 10:25 Ya le basta al discípulo ser como su maestro, y al siervo como su amo.
Si al dueño de la casa le han llamado Beelzebul, ¡cuánto más a sus domésticos!
Mat 10:26 «No les tengáis miedo. Pues no hay nada encubierto que no haya de ser
descubierto, ni oculto que no haya de saberse.
Mat 10:27 Lo que yo os digo en la oscuridad, decidlo vosotros a la luz; y lo que
oís al oído, proclamadlo desde los terrados.
Mat 10:28 «Y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma;
temed más bien a Aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la
gehenna.
Mat 10:29 ¿No se venden dos pajarillos por un as? Pues bien, ni uno de ellos
caerá en tierra sin el consentimiento de vuestro Padre.
Mat 10:30 En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos
contados.
Mat 10:31 No temáis, pues; vosotros valéis más que muchos pajarillos.
Mat 10:32 «Por todo aquel que se declare por mí ante los hombres, yo también me
declararé por él ante mi Padre que está en los cielos;
Mat 10:33 pero a quien me niegue ante los hombres, le negaré yo también ante mi
Padre que está en los cielos.
Mat 10:34 «No penséis que he venido a traer paz a la tierra. No he venido a
traer paz, sino espada.
Mat 10:35 Sí, he venido a enfrentar al hombre con su padre, a la hija con su
madre, a la nuera con su suegra;
Mat 10:36 y enemigos de cada cual serán los que conviven con él.
Mat 10:37 «El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí;
el que ama a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí.
Mat 10:38 El que no toma su cruz y me sigue detrás no es digno de mí.
Mat 10:39 El que encuentre su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí,
la encontrará.
Mat 10:40 «Quien a vosotros recibe, a mí me recibe, y quien me recibe a mí,
recibe a Aquel que me ha enviado.
Mat 10:41 «Quien reciba a un profeta por ser profeta, recompensa de profeta
recibirá, y quien reciba a un justo por ser justo, recompensa de justo recibirá.
Mat 10:42 «Y todo aquel que dé de beber tan sólo un vaso de agua fresca a uno de
estos pequeños, por ser discípulo, os aseguro que no perderá su recompensa.»
volver al inicio
Capítulo 11
11:1
Y FUE, que
acabando Jesús de dar mandamientos á sus doce discípulos, se fué de allí á
enseñar y á predicar en las ciudades de ellos.
cm dom. 11,1-45 -
11:2
Y oyendo Juan
en la prisión los hechos de Cristo, le envió dos de sus discípulos,
cm dom. 11,2-11 -
11:3
Diciendo:
¿Eres tú aquél que había de venir, ó esperaremos á otro?
11:4
Y
respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber á Juan las cosas que oís y
veis:
11:5
Los ciegos
ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los
muertos son resucitados, y á los pobres es anunciado el evangelio.
11:6
Y
bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.
11:7
E idos ellos,
comenzó Jesús á decir de Juan á las gentes: ¿Qué salisteis á ver al desierto?
¿una caña que es meneada del viento?
11:8
Mas ¿qué salisteis á ver?
¿un hombre cubierto de delicados vestidos? He aquí, los que
traen vestidos delicados, en las casas de los reyes están.
11:9
Mas ¿qué salisteis á ver?
¿un profeta? También os digo, y más que profeta.
11:10
Porque éste
es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, Que
aparejará tu camino delante de ti.
11:11
De cierto os
digo, que no se levantó entre los que nacen de mujeres otro mayor que Juan el
Bautista; mas el que es muy más pequeño en el reino de los cielos, mayor es que
Él.
11:12
Desde los
días de Juan el Bautista hasta ahora, al reino de los cielos se hace fuerza, y
los valientes lo arrebatan.
11:13
Porque todos
los profetas y la ley hasta Juan profetizaron.
11:14
Y si queréis
recibir, Él es aquel Elías que había de venir.
11:15
El que tiene
oídos para oir, oiga.
11:16
Mas ¿á quién
compararé esta generación? Es semejante á los muchachos que se sientan en las
plazas, y dan voces á sus compañeros,
11:17
Y dicen: Os
tañimos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis.
11:18
Porque vino
Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene.
11:19
Vino el Hijo
del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de
vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es justificada por
sus hijos.
11:20
Entonces
comenzó á reconvenir á las ciudades en las cuales habían sido hechas muy muchas
de sus maravillas, porque no se habían arrepentido, diciendo:
11:21
¡Ay de ti,
Corazín! ¡Ay de ti, Bethsaida! porque si en Tiro y en Sidón fueran hechas las
maravillas que han sido hechas en vosotras, en otro tiempo se hubieran
arrepentido en saco y en ceniza.
11:22
Por tanto os
digo, que á Tiro y á Sidón será más tolerable el castigo en el día del juicio,
que á vosotras.
11:23
Y tú,
Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos serás
abajada; porque si en los de Sodoma fueran hechas las maravillas que han sido
hechas en ti, hubieran quedado hasta el día de hoy.
11:24
Por tanto os
digo, que á la tierra de los de Sodoma será más tolerable el castigo en el día
del juicio, que á ti.
11:25
En aquel
tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la
tierra, que hayas escondido estas cosas de los sabios y de los entendidos, y
las hayas revelado á los niños.
cm dom. 11,25-30 -
11:26
Así, Padre,
pues que así agradó en tus ojos.
11:27
Todas las
cosas me son entregadas de mi Padre: y nadie conoció al Hijo, sino el Padre; ni
al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y aquel á quien el Hijo lo quisiere
revelar.
11:28
Venid á mí
todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.
11:29
Llevad mi
yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas.
11:30
Porque mi
yugo es fácil, y ligera mi carga.
Mat 11:1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús de dar
instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en
sus ciudades.
Mat 11:2 Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió
a sus discípulos a decirle:
Mat 11:3 «¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?»
Mat 11:4 Jesús les respondió: «Id y contad a Juan lo que oís y veis:
Mat 11:5 los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los
sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva;
Mat 11:6 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!»
Mat 11:7 Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente:
«¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento?
Mat 11:8 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los
que visten con elegancia están en los palacios de los reyes.
Mat 11:9 Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un
profeta.
Mat 11:10 Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero
delante de ti, que preparará por delante tu camino.
Mat 11:11 «En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno
mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los
Cielos es mayor que él.
Mat 11:12 Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los Cielos
sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.
Mat 11:13 Pues todos los profetas, lo mismo que la Ley, hasta Juan profetizaron.
Mat 11:14 Y, si queréis admitirlo, él es Elías, el que iba a venir.
Mat 11:15 El que tenga oídos, que oiga.
Mat 11:16 «¿Pero, con quién compararé a esta generación? Se parece a los
chiquillos que, sentados en las plazas, se gritan unos a otros diciendo:
Mat 11:17 "Os hemos tocado la flauta, y no habéis bailado, os hemos entonado
endechas, y no os habéis lamentado."
Mat 11:18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: "Demonio tiene."
Mat 11:19 Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: "Ahí tenéis un
comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores." Y la Sabiduría se ha
acreditado por sus obras.»
Mat 11:20 Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían
realizado la mayoría de sus milagros, porque no se habían convertido:
Mat 11:21 «¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón
se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras, tiempo ha que en
sayal y ceniza se habrían convertido.
Mat 11:22 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para Tiro y
Sidón que para vosotras.
Mat 11:23 Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades
te hundirás! Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que se han hecho
en ti, aún subsistiría el día de hoy.
Mat 11:24 Por eso os digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra
de Sodoma que para ti.»
Mat 11:25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios
e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
Mat 11:26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
Mat 11:27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo
sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el
Hijo se lo quiera revelar.
Mat 11:28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os
daré descanso.
Mat 11:29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y
humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
Mat 11:30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
volver al inicio
Capítulo 12
12:1
EN aquel
tiempo iba Jesús por los sembrados en sábado; y sus discípulos tenían hambre, y
comenzaron á coger espigas, y á comer.
12:2
Y viéndolo
los Fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito
hacer es sábado.
12:3
Y Él les
dijo: ¿No habéis leído qué hizo David, teniendo Él hambre y los que con Él estaban:
12:4
Cómo entró en
la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no le era lícito
comer, ni á los que estaban con Él, sino á solos los sacerdotes¿
12:5
O ¿no habéis
leído en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes profanan el
sábado, y son sin culpa?
12:6
Pues os digo
que uno mayor que el templo está aquí.
12:7
Mas si
supieseis qué es: Misericordia quiero y no sacrificio, no condenarías á los
inocentes:
midrash expiación -
12:8
Porque Señor
es del sábado el Hijo del hombre.
12:9
Y partiéndose
de allí, vino á la sinagoga de ellos.
12:10
Y he aquí
había allí uno que tenía una mano seca: y le preguntaron, diciendo: ¿Es lícito
curar en sábado? por acusarle.
12:11
Y Él les
dijo: ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si cayere ésta en
una fosa en sábado, no le eche mano, y la levante?
12:12
Pues ¿cuánto
más vale un hombre que una oveja? Así que, lícito es en los sábados hacer bien.
12:13
Entonces dijo
á aquel hombre: Extiende tu mano. Y Él la extendió, y fué restituída sana como
la otra.
12:14
Y salidos los
Fariseos, consultaron contra Él para destruirle.
12:15
Mas sabiendo
lo Jesús, se apartó de allí: y le siguieron muchas gentes, y sanaba á todos.
12:16
Y Él les
encargaba eficazmente que no le descubriesen:
12:17
Para que se
cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que dijo:
12:18
He aquí mi
siervo, al cual he escogido; Mi Amado, en el cual se agrada mi alma: Pondré mi
Espíritu sobre Él Y á los Gentiles anunciará juicio.
12:19
No
contenderá, ni voceará: Ni nadie oirá en las calles su voz.
12:20
La caña
cascada no quebrará, Y el pábilo que humea no apagará, Hasta que saque á
victoria el juicio.
12:21
Y en su
nombre esperarán los Gentiles.
12:22
Entonces fué
traído á Él un endemoniado, ciego y mudo, y le sanó; de tal manera, que el
ciego y mudo hablaba y veía.
12:23
Y todas las
gentes estaban atónitas, y decían: ¿Será éste aquel Hijo de David?
12:24
Mas los
Fariseos, oyéndolo, decían: Este no echa fuera los demonios, sino por
Beelzebub, príncipe de los demonios.
12:25
Y Jesús, como
sabía los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino dividido contra sí mismo,
es desolado; y toda ciudad ó casa dividida contra sí misma, no permanecerá.
12:26
Y si Satanás
echa fuera á Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá
su reino?
12:27
Y si yo por
Beelzebub echo fuera los demonios, ¿vuestros hijos por quién los echan? Por
tanto, ellos serán vuestros jueces.
12:28
Y si por
espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado á vosotros
el reino de Dios.
12:29
Porque, ¿cómo
puede alguno entrar en la casa del valiente, y saquear sus alhajas, si primero
no prendiere al valiente? y entonces saqueará su casa.
12:30
El que no es
conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, derrama.
12:31
Por tanto os
digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado á los hombres: mas la blasfemia
contra el Espíritu no será perdonada á los hombres.
12:32
Y cualquiera
que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado: mas cualquiera que
hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en
el venidero.
12:33
O haced el
árbol bueno, y su fruto bueno, ó haced el árbol corrompido, y su fruto dañado;
porque por el fruto es conocido el árbol.
12:34
Generación de
víboras, ¿cómo podéis hablar bien, siendo malos? porque de la abundancia del
corazón habla la boca.
12:35
El hombre
bueno del buen tesoro del corazón saca buenas cosas: y el hombre malo del mal
tesoro saca malas cosas.
12:36
Mas yo os
digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en
el día del juicio;
12:37
Porque por
tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado.
12:38
Entonces
respondiendo algunos de los escribas y de los Fariseos, diciendo: Maestro,
deseamos ver de ti señal.
12:39
Y Él
respondió, y les dijo: La generación mala y adulterina demanda señal; mas señal
no le será dada, sino la señal de Jonás profeta.
12:40
Porque como
estuvo Jonás en el vientre de la ballena tres días y tres noches, así estará el
Hijo del hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
12:41
Los hombres
de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la condenarán;
porque ellos se arrepintieron á la predicación de Jonás; y he aquí más que
Jonás en este lugar.
12:42
La reina del
Austro se levantará en el juicio con esta generación, y la condenará; porque
vino de los fines de la tierra para oir la sabiduría de Salomón: y he aquí más
que Salomón en este lugar.
12:43
Cuando el
espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo,
y no lo halla.
12:44
Entonces
dice: Me volveré á mi casa de donde salí: y cuando viene, la halla desocupada,
barrida y adornada.
12:45
Entonces va,
y toma consigo otros siete espíritus peores que Él, y entrados, moran allí; y
son peores las cosas; últimas del tal hombre que las primeras: así también
acontecerá á esta generación mala.
12:46
Y estando Él
aún hablando á las gentes, he aquí su madre y sus hermanos estaban fuera, que
le querían hablar.
12:47
Y le dijo
uno: He aquí tu madre y tus hermanos están fuera, que te quieren hablar.
12:48
Y
respondiendo Él al que le decía esto, dijo: ¿Quién es mi madre y quiénes son
mis hermanos?
12:49
Y extendiendo
su mano hacia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre y mis hermanos.
12:50
Porque todo
aquel que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ese es mi
hermano, y hermana, y madre.
Mat 12:1 En aquel tiempo cruzaba Jesús un sábado por
los sembrados. Y sus discípulos sintieron hambre y se pusieron a arrancar
espigas y a comerlas.
Mat 12:2 Al verlo los fariseos, le dijeron: «Mira, tus discípulos hacen lo que
no es lícito hacer en sábado.»
Mat 12:3 Pero él les dijo: «¿No habéis leído lo que hizo David cuando sintió
hambre él y los que le acompañaban,
Mat 12:4 cómo entró en la Casa de Dios y comieron los panes de la Presencia, que
no le era lícito comer a él, ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes?
Mat 12:5 ¿Tampoco habéis leído en la Ley que en día de sábado los sacerdotes, en
el Templo, quebrantan el sábado sin incurrir en culpa?
Mat 12:6 Pues yo os digo que hay aquí algo mayor que el Templo.
Mat 12:7 Si hubieseis comprendido lo que significa aquello de: Misericordia
quiero, que no sacrificio, no condenaríais a los que no tienen culpa.
Mat 12:8 Porque el Hijo del hombre es señor del sábado.»
Mat 12:9 Pasó de allí y se fue a la sinagoga de ellos.
Mat 12:10 Había allí un hombre que tenía una mano seca. Y le preguntaron si era
lícito curar en sábado, para poder acusarle.
Mat 12:11 El les dijo: «¿Quién de vosotros que tenga una sola oveja, si ésta cae
en un hoyo en sábado, no la agarra y la saca?
Mat 12:12 Pues, ¡cuánto más vale un hombre que una oveja! Por tanto, es lícito
hacer bien en sábado.»
Mat 12:13 Entonces dice al hombre: «Extiende tu mano.» El la extendió, y quedó
restablecida, sana como la otra.
Mat 12:14 Pero los fariseos, en cuanto salieron, se confabularon contra él para
ver cómo eliminarle.
Mat 12:15 Jesús, al saberlo, se retiró de allí. Le siguieron muchos y los curó a
todos.
Mat 12:16 Y les mandó enérgicamente que no le descubrieran;
Mat 12:17 para que se cumpliera el oráculo del profeta Isaías:
Mat 12:18 He aquí mi Siervo, a quien elegí, mi Amado, en quien mi alma se
complace. Pondré mi Espíritu sobre él, y anunciará el juicio a las naciones.
Mat 12:19 No disputará ni gritará, ni oirá nadie en las plazas su voz.
Mat 12:20 La caña cascada no la quebrará, ni apagará la mecha humeante, hasta
que lleve a la victoria el juicio:
Mat 12:21 en su nombre pondrán las naciones su esperanza.
Mat 12:22 Entonces le fue presentado un endemoniado ciego y mudo. Y le curó, de
suerte que el mudo hablaba y veía.
Mat 12:23 Y toda la gente atónita decía: «¿No será éste el Hijo de David?»
Mat 12:24 Mas los fariseos, al oírlo, dijeron: «Este no expulsa los demonios más
que por Beelzebul, Príncipe de los demonios.»
Mat 12:25 El, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra
sí mismo queda asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá
subsistir.
Mat 12:26 Si Satanás expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido: ¿cómo,
pues, va a subsistir su reino?
Mat 12:27 Y si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan
vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
Mat 12:28 Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es que ha
llegado a vosotros el Reino de Dios.
Mat 12:29 «O, ¿cómo puede uno entrar en la casa del fuerte y saquear su ajuar,
si no ata primero al fuerte? Entonces podrá saquear su casa.
Mat 12:30 «El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo,
desparrama.
Mat 12:31 «Por eso os digo: Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres,
pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada.
Mat 12:32 Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará;
pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este
mundo ni en el otro.
Mat 12:33 «Suponed un árbol bueno, y su fruto será bueno; suponed un árbol malo,
y su fruto será malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
Mat 12:34 Raza de víboras, ¿cómo podéis vosotros hablar cosas buenas siendo
malos? Porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.
Mat 12:35 El hombre bueno, del buen tesoro saca cosas buenas y el hombre malo,
del tesoro malo saca cosas malas.
Mat 12:36 Os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres darán cuenta
en el día del Juicio.
Mat 12:37 Porque por tus palabras serás declarado justo y por tus palabras serás
condenado.»
Mat 12:38 Entonces le interpelaron algunos escribas y fariseos: «Maestro,
queremos ver una señal hecha por ti.»
Mat 12:39 Mas él les respondió: «¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide,
y no se le dará otra señal que la señal del profeta Jonás.
Mat 12:40 Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el vientre del cetáceo
tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre estará en el seno de la
tierra tres días y tres noches.
Mat 12:41 Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la
condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay
algo más que Jonás.
Mat 12:42 La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y
la condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría
de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón.
Mat 12:43 «Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda vagando por lugares
áridos en busca de reposo, pero no lo encuentra.
Mat 12:44 Entonces dice: "Me volveré a mi casa, de donde salí." Y al llegar la
encuentra desocupada, barrida y en orden.
Mat 12:45 Entonces va y toma consigo otros siete espíritus peores que él; entran
y se instalan allí, y el final de aquel hombre viene a ser peor que el
principio. Así le sucederá también a esta generación malvada.»
Mat 12:46 Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus
hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
Mat 12:47 Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que
desean hablarte.»
Mat 12:48 Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes
son mis hermanos?»
Mat 12:49 Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre
y mis hermanos.
Mat 12:50 Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi
hermano, mi hermana y mi madre.»
volver al inicio
Capítulo 13
13:1
Y AQUEL día,
saliendo Jesús de casa, se sentó junto á la mar.
cm dom.
13,1-23
– cm dom. 13,1-15 -
13:2
Y se
allegaron á Él muchas gentes; y entrándose Él en el barco, se sentó, y toda la gente
estaba á la ribera.
13:3
Y les habló
muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí el que sembraba salió á sembrar.
13:4
Y sembrando,
parte de la simiente cayó junto al camino; y vinieron las aves, y la comieron.
13:5
Y parte cayó
en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y nació luego, porque no tenía
profundidad de tierra:
13:6
Mas en
saliendo el sol, se quemó; y secóse, porque no tenía raíz.
13:7
Y parte cayó
en espinas; y las espinas crecieron, y la ahogaron.
13:8
Y parte cayó
en buena tierra, y dió fruto, cuál a ciento, cuál á sesenta, y cuál á treinta.
13:9
Quien tiene
oídos para oir, oiga.
13:10
Entonces,
llegándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?
13:11
Y Él
respondiendo, les dijo: Por que á vosotros es concedido saber los misterios del
reino de los cielos; mas á ellos no es concedido.
13:12
Porque á
cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado.
13:13
Por eso les
hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.
13:14
De manera que
se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no
entenderéis; Y viendo veréis, y no miraréis.
13:15
Porque el
corazón de este pueblo está engrosado, Y de los oídos oyen pesadamente, Y de
sus ojos guiñan: Para que no vean de los ojos, Y oigan de los oídos, Y del
corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.
13:16
Mas
bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.
13:17
Porque de
cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo
vieron: y oir lo que oís, y no lo oyeron.
13:18
Oid, pues,
vosotros la parábola del que siembra:
13:19
Oyendo
cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el malo, y arrebata
lo que fué sembrado en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino.
13:20
Y el que fué
sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con
gozo.
13:21
Mas no tiene
raíz en sí, antes es temporal que venida la aflicción ó la persecución por la
palabra, luego se ofende.
13:22
Y el que fué
sembrado en espinas, éste es el que oye la palabra; pero el afán de este siglo
y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y hácese infructuosa.
13:23
Mas el que
fué sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y el
que lleva fruto: y lleva uno á ciento, y otro á sesenta, y otro á treinta.
13:24
Otra parábola
les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al hombre que
siembra buena simiente en su campo:
cm dom. 13,24-43 -
13:25
Mas durmiendo
los hombres, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fué.
13:26
Y como la
hierba salió é hizo fruto, entonces apareció también la cizaña.
13:27
Y llegándose los
siervos del padre de la familia, le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena
simiente en tu campo? ¿de dónde, pues, tiene cizaña?
13:28
Y Él les
dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres,
pues, que vayamos y la cojamos?
13:29
Y Él dijo:
No; porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo.
13:30
Dejad crecer
juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré á
los segadores: Coged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas
recoged el trigo en mi alfolí.
13:31
Otra parábola
les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza,
que tomándolo alguno lo sembró en su campo:
13:32
El cual á la
verdad es la más pequeña de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es la
mayor de las hortalizas, y se hace árbol, que vienen las aves del cielo y hacen
nidos en sus ramas.
13:33
Otra parábola
les dijo: El reino de los cielos es semejante á la levadura que tomó una mujer,
y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo quedó leudo.
13:34
Todo esto
habló Jesús por parábolas á las gentes, y sin parábolas no les hablaba:
13:35
Para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi
boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.
13:36
Entonces,
despedidas las gentes, Jesús se vino á casa; y llegándose �� Él sus discípulos,
le dijeron: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.
13:37
Y
respondiendo Él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del
hombre;
13:38
Y el campo es
el mundo; y la buena simiente son los hijos del reino, y la cizaña son los
hijos del malo;
13:39
Y el enemigo
que la sembró, es el diablo; y la siega es el fin del mundo, y los segadores
son los ángeles.
13:40
De manera que
como es cogida la cizaña, y quemada al fuego, así será en el fin de este siglo.
13:41
Enviará el
Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y los
que hacen iniquidad,
13:42
Y los echarán
en el horno de fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.
13:43
Entonces los
justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: el que tiene oídos
para oir, oiga.
13:44
Además, el
reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo; el cual
hallado, el hombre lo encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene,
y compra aquel campo.
cm dom. 13,44-52 -
13:45
También el
reino de los cielos es semejante al hombre tratante, que busca buenas perlas;
13:46
Que hallando
una preciosa perla, fué y vendió todo lo que tenía, y la compró.
13:47
Asimismo el
reino de los cielos es semejante á la red, que echada en la mar, coge de todas
suertes de peces:
13:48
La cual
estando llena, la sacaron á la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en vasos,
y lo malo echaron fuera.
13:49
Así será al
fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán á los malos de entre los
justos,
13:50
Y los echarán
en el horno del fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.
13:51
Díceles
Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos responden: Sí, Señor.
13:52
Y Él les
dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos, es semejante á un
padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
13:53
Y aconteció
que acabando Jesús estas parábolas, pasó de allí.
13:54
Y venido á su
tierra, les enseñaba en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban
atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y estas maravillas?
13:55
¿No es éste
el hijo del carpintero? ¿no se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo y
José, y Simón, y Judas?
13:56
¿Y no están
todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste todas estas cosas?
13:57
Y se
escandalizaban en Él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su
tierra y en su casa.
13:58
Y no hizo
allí muchas maravillas, á causa de la incredulidad de ellos.
Mat 13:1 Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a
orillas del mar.
Mat 13:2 Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en una
barca, y toda la gente quedaba en la ribera.
Mat 13:3 Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: «Una vez salió un
sembrador a sembrar.
Mat 13:4 Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las
aves y se las comieron.
Mat 13:5 Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron
enseguida por no tener hondura de tierra;
Mat 13:6 pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se
secaron.
Mat 13:7 Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron.
Mat 13:8 Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta,
otra treinta.
Mat 13:9 El que tenga oídos, que oiga.»
Mat 13:10 Y acercándose los discípulos le dijeron: «¿Por qué les hablas en
parábolas?»
Mat 13:11 El les respondió: «Es que a vosotros se os ha dado el conocer los
misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no.
Mat 13:12 Porque a quien tiene se le dará y le sobrará; pero a quien no tiene,
aun lo que tiene se le quitará.
Mat 13:13 Por eso les hablo en parábolas, porque viendo no ven, y oyendo no oyen
ni entienden.
Mat 13:14 En ellos se cumple la profecía de Isaías: Oír, oiréis, pero no
entenderéis, mirar, miraréis, pero no veréis.
Mat 13:15 Porque se ha embotado el corazón de este pueblo, han hecho duros sus
oídos, y sus ojos han cerrado; no sea que vean con sus ojos, con sus oídos
oigan, con su corazón entiendan y se conviertan, y yo los sane.
Mat 13:16 «¡Pero dichosos vuestros ojos, porque ven, y vuestros oídos, porque
oyen!
Mat 13:17 Pues os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que
vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.
Mat 13:18 «Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador.
Mat 13:19 Sucede a todo el que oye la Palabra del Reino y no la comprende, que
viene el Maligno y arrebata lo sembrado en su corazón: éste es el que fue
sembrado a lo largo del camino.
Mat 13:20 El que fue sembrado en pedregal, es el que oye la Palabra, y al punto
la recibe con alegría;
Mat 13:21 pero no tiene raíz en sí mismo, sino que es inconstante y, cuando se
presenta una tribulación o persecución por causa de la Palabra, sucumba
enseguida.
Mat 13:22 El que fue sembrado entre los abrojos, es el que oye la Palabra, pero
los preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas ahogan la Palabra, y
queda sin fruto.
Mat 13:23 Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y
la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro
treinta.»
Mat 13:24 Otra parábola les propuso, diciendo: «El Reino de los Cielos es
semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo.
Mat 13:25 Pero, mientras su gente dormía, vino su enemigo, sembró encima cizaña
entre el trigo, y se fue.
Mat 13:26 Cuando brotó la hierba y produjo fruto, apareció entonces también la
cizaña.
Mat 13:27 Los siervos del amo se acercaron a decirle: "Señor, ¿no sembraste
semilla buena en tu campo? ¿Cómo es que tiene cizaña?"
Mat 13:28 El les contestó: "Algún enemigo ha hecho esto." Dícenle los siervos:
"¿Quieres, pues, que vayamos a recogerla?"
Mat 13:29 Díceles: "No, no sea que, al recoger la cizaña, arranquéis a la vez el
trigo.
Mat 13:30 Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega. Y al tiempo de la
siega, diré a los segadores: Recoged primero la cizaña y atadla en gavillas para
quemarla, y el trigo recogedlo en mi granero."»
Mat 13:31 Otra parábola les propuso: «El Reino de los Cielos es semejante a un
grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo.
Mat 13:32 Es ciertamente más pequeña que cualquier semilla, pero cuando crece es
mayor que las hortalizas, y se hace árbol, hasta el punto de que las aves del
cielo vienen y anidan en sus ramas.»
Mat 13:33 Les dijo otra parábola: «El Reino de los Cielos es semejante a la
levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que
fermentó todo.»
Mat 13:34 Todo esto dijo Jesús en parábolas a la gente, y nada les hablaba sin
parábolas,
Mat 13:35 para que se cumpliese el oráculo del profeta: Abriré en parábolas mi
boca, publicaré lo que estaba oculto desde la creación del mundo.
Mat 13:36 Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus
discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.»
Mat 13:37 El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre;
Mat 13:38 el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la
cizaña son los hijos del Maligno;
Mat 13:39 el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y
los segadores son los ángeles.
Mat 13:40 De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el
fuego, así será al fin del mundo.
Mat 13:41 El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino
todos los escándalos y a los obradores de iniquidad,
Mat 13:42 y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el
rechinar de dientes.
Mat 13:43 Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El
que tenga oídos, que oiga.
Mat 13:44 «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo
que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da,
va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»
Mat 13:45 «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda
buscando perlas finas,
Mat 13:46 y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que
tiene y la compra.
Mat 13:47 «También es semejante el Reino de los Cielos a una red que se echa en
el mar y recoge peces de todas clases;
Mat 13:48 y cuando está llena, la sacan a la orilla, se sientan, y recogen en
cestos los buenos y tiran los malos.
Mat 13:49 Así sucederá al fin del mundo: saldrán los ángeles, separarán a los
malos de entre los justos
Mat 13:50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar
de dientes.
Mat 13:51 «¿Habéis entendido todo esto?» Dícenle: «Sí.»
Mat 13:52 Y él les dijo: «Así, todo escriba que se ha hecho discípulo del Reino
de los Cielos es semejante al dueño de una casa que saca de sus arcas lo nuevo y
lo viejo.»
Mat 13:53 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estas parábolas, partió de allí.
Mat 13:54 Viniendo a su patria, les enseñaba en su sinagoga, de tal manera que
decían maravillados: «¿De dónde le viene a éste esa sabiduría y esos milagros?
Mat 13:55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus
hermanos Santiago, José, Simón y Judas?
Mat 13:56 Y sus hermanas, ¿no están todas entre nosotros? Entonces, ¿de dónde le
viene todo esto?»
Mat 13:57 Y se escandalizaban a causa de él. Mas Jesús les dijo: «Un profeta
sólo en su patria y en su casa carece de prestigio.»
Mat 13:58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de su falta de fe.
volver al inicio
Capítulo 14
14:1
EN aquel
tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús,
14:2
Y dijo á sus
criados: Este es Juan el Bautista: Él ha resucitado de los muertos, y por eso
virtudes obran en Él.
14:3
Porque
Herodes había prendido á Juan, y le había aprisionado y puesto en la cárcel,
por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
14:4
Porque Juan
le decía: No te es lícito tenerla.
14:5
Y quería
matarle, mas temía al pueblo; porque le tenían como á profeta.
14:6
Mas
celebrándose el día del nacimiento de Herodes, la hija de Herodías danzó en
medio, y agradó á Herodes.
14:7
Y prometió Él
con juramento de darle todo lo que pidiese.
14:8
Y ella,
instruída primero de su madre, dijo: Dame aquí en un plato la cabeza de Juan el
Bautista.
14:9
Entonces el
rey se entristeció; mas por el juramento, y por los que estaban juntamente á la
mesa, mandó que se le diese.
14:10
Y enviando,
degolló á Juan en la cárcel.
14:11
Y fué traída
su cabeza en un plato y dada á la muchacha; y ella la presentó á su madre.
14:12
Entonces
llegaron sus discípulos, y tomaron el cuerpo, y lo enterraron; y fueron, y
dieron las nuevas á Jesús.
14:13
Y oyéndolo
Jesús, se apartó de allí en un barco á un lugar desierto, apartado: y cuando
las gentes lo oyeron, le siguieron á pie de las ciudades.
cm dom. 14,13-21 -
14:14
Y saliendo
Jesús, vió un gran gentío, y tuvo compasión de ellos, y sanó á los que de ellos
había enfermos.
14:15
Y cuando fué
la tarde del día, se llegaron á Él sus discípulos, diciendo: El lugar es
desierto, y el tiempo es ya pasado: despide las gentes, para que se vayan por
las aldeas, y compren para sí de comer.
14:16
Y Jesús les
dijo: No tienen necesidad de irse: dadles vosotros de comer.
14:17
Y ellos
dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.
14:18
Y Él les
dijo: Traédmelos acá.
14:19
Y mandando á
las gentes recostarse sobre la hierba, tomando los cinco panes y los dos peces,
alzando los ojos al cielo, bendijo, y partió y dió los panes á los discípulos,
y los discípulos á las gentes.
14:20
Y comieron
todos, y se hartaron; y alzaron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.
14:21
Y los que
comieron fueron como cinco mil hombres, sin las mujeres y los niños.
14:22
Y luego Jesús
hizo á sus discípulos entrar en el barco, é ir delante de Él á la otra parte
del lago, entre tanto que Él despedía á las gentes.
cm dom. 14,22-33 -
14:23
Y despedidas
las gentes, subió al monte, apartado, á orar: y como fué la tarde del día,
estaba allí solo.
14:24
Y ya el barco
estaba en medio de la mar, atormentado de las ondas; porque el viento era
contrario.
14:25
Mas á la
cuarta vela de la noche, Jesús fué á ellos andando sobre la mar.
14:26
Y los
discípulos, viéndole andar sobre la mar, se turbaron, diciendo: Fantasma es. Y
dieron voces de miedo.
14:27
Mas luego
Jesús les habló, diciendo: Confiad, yo soy; no tengáis miedo.
14:28
Entonces le
respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, manda que yo vaya á ti sobre las
aguas.
14:29
Y Él dijo:
Ven. Y descendiendo Pedro del barco, andaba sobre las aguas para ir á Jesús.
14:30
Mas viendo el
viento fuerte, tuvo miedo; y comenzándose á hundir, dió voces, diciendo: Señor,
sálvame.
14:31
Y luego
Jesús, extendiendo la mano, trabó de Él, y le dice: Oh hombre de poca fe, ¿por
qué dudaste?
14:32
Y como ellos
entraron en el barco, sosegóse el viento.
14:33
Entonces los
que estaban en el barco, vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres
Hijo de Dios.
14:34
Y llegando á
la otra parte, vinieron á la tierra de Genezaret.
14:35
Y como le
conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron por toda aquella tierra alrededor,
y trajeron á Él todos los enfermos;
14:36
Y le rogaban
que solamente tocasen el borde de su manto; y todos los que tocaron, quedaron
sanos.
Mat 14:1 En aquel tiempo se enteró el tetrarca Herodes
de la fama de Jesús,
Mat 14:2 y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de
entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas.»
Mat 14:3 Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en
la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo.
Mat 14:4 Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.»
Mat 14:5 Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por
profeta.
Mat 14:6 Mas llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en
medio de todos gustando tanto a Herodes,
Mat 14:7 que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese.
Mat 14:8 Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la
cabeza de Juan el Bautista».
Mat 14:9 Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales,
ordenó que se le diese,
Mat 14:10 y envió a decapitar a Juan en la cárcel.
Mat 14:11 Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual
se la llevó a su madre.
Mat 14:12 Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo
sepultaron; y fueron a informar a Jesús.
Mat 14:13 Al oírlo Jesús, se retiró de allí en una barca, aparte, a un lugar
solitario. En cuanto lo supieron las gentes, salieron tras él viniendo a pie de
las ciudades.
Mat 14:14 Al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos y curó a
sus enfermos.
Mat 14:15 Al atardecer se le acercaron los discípulos diciendo: «El lugar está
deshabitado, y la hora es ya pasada. Despide, pues, a la gente, para que vayan a
los pueblos y se compren comida.»
Mat 14:16 Mas Jesús les dijo: «No tienen por qué marcharse; dadles vosotros de
comer.»
Mat 14:17 Dícenle ellos: «No tenemos aquí más que cinco panes y dos peces.»
Mat 14:18 El dijo: «Traédmelos acá.»
Mat 14:19 Y ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba; tomó luego los cinco
panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición y,
partiendo los panes, se los dio a los discípulos y los discípulos a la gente.
Mat 14:20 Comieron todos y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes
doce canastos llenos.
Mat 14:21 Y los que habían comido eran unos 5.000. hombres, sin contar mujeres y
niños.
Mat 14:22 Inmediatamente obligó a los discípulos a subir a la barca y a ir por
delante de él a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.
Mat 14:23 Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al
atardecer estaba solo allí.
Mat 14:24 La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios,
zarandeada por las olas, pues el viento era contrario.
Mat 14:25 Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre
el mar.
Mat 14:26 Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían:
«Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar.
Mat 14:27 Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no
temáis.»
Mat 14:28 Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las
aguas.»
Mat 14:29 «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las
aguas, yendo hacia Jesús.
Mat 14:30 Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara
a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!»
Mat 14:31 Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de
poca fe, ¿por qué dudaste?»
Mat 14:32 Subieron a la barca y amainó el viento.
Mat 14:33 Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo:
«Verdaderamente eres Hijo de Dios.»
Mat 14:34 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret.
Mat 14:35 Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la
noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos.
Mat 14:36 Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la
tocaron quedaron salvados.
volver al inicio
Capítulo 15
15:1
ENTONCES
llegaron á Jesús ciertos escribas y Fariseos de Jerusalem, diciendo:
15:2
¿Por qué tus
discípulos traspasan la tradición de los ancianos? porque no se lavan las manos
cuando comen pan.
15:3
Y Él
respondiendo, les dijo: ¿Por qué también vosotros traspasáis el mandamiento de
Dios por vuestra tradición?
15:4
Porque Dios
mandó, diciendo: Honra al padre y á la madre, y, El que maldijere al padre ó á
la madre, muera de muerte.
15:5
Mas vosotros
decís: Cualquiera que dijere al padre ó á la madre: Es ya ofrenda mía á Dios
todo aquello con que pudiera valerte;
15:6
No deberá
honrar á su padre ó á su madre con socorro. Así habéis invalidado el
mandamiento de Dios por vuestra tradición.
15:7
Hipócritas,
bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo:
15:8
Este pueblo
de labios me honra; Mas su corazón lejos está de mí.
15:9
Mas en vano
me honran, Enseñando doctrinas y mandamientos de hombres.
15:10
Y llamando á
sí las gentes, les dijo: Oid, y entended:
15:11
No lo que
entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto
contamina al hombre.
15:12
Entonces
llegándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los Fariseos oyendo esta
palabra se ofendieron?
15:13
Mas
respondiendo Él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será
desarraigada.
15:14
Dejadlos: son
ciegos guías de ciegos; y si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.
15:15
Y
respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.
15:16
Y Jesús dijo:
¿Aun también vosotros sois sin entendimiento?
15:17
¿No entendéis
aún, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es echado en la
letrina?
15:18
Mas lo que
sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre.
15:19
Porque del
corazón salen los malos pensamientos, muertes, adulterios, fornicaciones,
hurtos, falsos testimonios, blasfemias.
15:20
Estas cosas
son las que contaminan al hombre: que comer con las manos por lavar no
contamina al hombre.
15:21
Y saliendo
Jesús de allí, se fué á las partes de Tiro y de Sidón.
cm dom. 15,21-28 -
15:22
Y he aquí una
mujer Cananea, que había salido de aquellos términos, clamaba, diciéndole:
Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí; mi hija es malamente atormentada
del demonio.
15:23
Mas Él no le
respondió palabra. Entonces llegándose sus discípulos, le rogaron, diciendo:
Despáchala, pues da voces tras nosotros.
15:24
Y Él
respondiendo, dijo: No soy enviado sino á las ovejas perdidas de la casa de
Israel.
15:25
Entonces ella
vino, y le adoró, diciendo: Señor socórreme.
15:26
Y
respondiendo Él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y echarlo á los
perrillos.
15:27
Y ella dijo:
Sí, Señor; mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus
señores.
15:28
Entonces
respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; sea hecho contigo como
quieres. Y fué sana su hija desde aquella hora.
15:29
Y partido
Jesús de allí, vino junto al mar de Galilea: y subiendo al monte, se sentó
allí.
15:30
Y llegaron á
Él muchas gentes, que tenían consigo cojos, ciegos, mudos, mancos, y otros
muchos enfermos: y los echaron á los pies de Jesús, y los sanó:
15:31
De manera que
se maravillaban las gentes, viendo hablar los mudos, los mancos sanos, andar
los cojos, y ver los ciegos: y glorificaron al Dios de Israel.
15:32
Y Jesús
llamando á sus discípulos, dijo: Tengo lástima de la gente, que ya hace tres
días que perseveran conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos ayunos no
quiero, porque no desmayen en el camino.
15:33
Entonces sus
discípulos le dicen: ¿Dónde tenemos nosotros tantos panes en el desierto, que
hartemos á tan gran compañía?
15:34
Y Jesús les
dice: ¿Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos pocos pececillos.
15:35
Y mandó á las
gentes que se recostasen sobre la tierra.
15:36
Y tomando los
siete panes y los peces, haciendo gracias, partió y dió á sus discípulos; y los
discípulos á la gente.
15:37
Y comieron
todos, y se hartaron: y alzaron lo que sobró de los pedazos, siete espuertas
llenas.
15:38
Y eran los
que habían comido, cuatro mil hombres, sin las mujeres y los niños.
15:39
Entonces,
despedidas las gentes, subió en el barco: y vino á los términos de Magdalá.
Mat 15:1 Entonces se acercan a Jesús algunos fariseos y
escribas venidos de Jerusalén, y le dicen:
Mat 15:2 «¿Por qué tus discípulos traspasan la tradición de los antepasados?;
pues no se lavan las manos a la hora de comer.»
Mat 15:3 El les respondió: «Y vosotros, ¿por qué traspasáis el mandamiento de
Dios por vuestra tradición?
Mat 15:4 Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y: El que maldiga a su
padre o a su madre, sea castigado con la muerte.
Mat 15:5 Pero vosotros decís: El que diga a su padre o a su madre: "Lo que de mí
podrías recibir como ayuda es ofrenda",
Mat 15:6 ése no tendrá que honrar a su padre y a su madre. Así habéis anulado la
Palabra de Dios por vuestra tradición.
Mat 15:7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:
Mat 15:8 Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
Mat 15:9 En vano me rinden culto, ya que enseñan doctrinas que son preceptos de
hombres.»
Mat 15:10 Luego llamó a la gente y les dijo: «Oíd y entended.
Mat 15:11 No es lo que entra en la boca lo que contamina al hombre; sino lo que
sale de la boca, eso es lo que contamina al hombre.»
Mat 15:12 Entonces se acercan los discípulos y le dicen: «¿Sabes que los
fariseos se han escandalizado al oír tu palabra?»
Mat 15:13 El les respondió: «Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial
será arrancada de raíz.
Mat 15:14 Dejadlos: son ciegos que guían a ciegos. Y si un ciego guía a otro
ciego, los dos caerán en el hoyo.»
Mat 15:15 Tomando Pedro la palabra, le dijo: «Explícanos la parábola.»
Mat 15:16 El dijo: «¿También vosotros estáis todavía sin inteligencia?
Mat 15:17 ¿No comprendéis que todo lo que entra en la boca pasa al vientre y
luego se echa al excusado?
Mat 15:18 En cambio lo que sale de la boca viene de dentro del corazón, y eso es
lo que contamina al hombre.
Mat 15:19 Porque del corazón salen las intenciones malas, asesinatos,
adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias.
Mat 15:20 Eso es lo que contamina al hombre; que el comer sin lavarse las manos
no contamina al hombre.»
Mat 15:21 Saliendo de allí Jesús se retiró hacia la región de Tiro y de Sidón.
Mat 15:22 En esto, una mujer cananea, que había salido de aquel territorio,
gritaba diciendo: «¡Ten piedad de mí, Señor, hijo de David! Mi hija está
malamente endemoniada.»
Mat 15:23 Pero él no le respondió palabra. Sus discípulos, acercándose, le
rogaban: «Concédeselo, que viene gritando detrás de nosotros.»
Mat 15:24 Respondió él: «No he sido enviado más que a las ovejas perdidas de la
casa de Israel.»
Mat 15:25 Ella, no obstante, vino a postrarse ante él y le dijo: «¡Señor,
socórreme!»
Mat 15:26 El respondió: «No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a
los perritos.»
Mat 15:27 «Sí, Señor - repuso ella -, pero también los perritos comen de las
migajas que caen de la mesa de sus amos.»
Mat 15:28 Entonces Jesús le respondió: «Mujer, grande es tu fe; que te suceda
como deseas.» Y desde aquel momento quedó curada su hija.
Mat 15:29 Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y
se sentó allí.
Mat 15:30 Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos,
mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó.
Mat 15:31 De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos
hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían;
y glorificaron al Dios de Israel.
Mat 15:32 Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la
gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y
no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino.»
Mat 15:33 Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan
suficiente para saciar a una multitud tan grande?»
Mat 15:34 Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos
pocos pececillos.»
Mat 15:35 El mandó a la gente acomodarse en el suelo.
Mat 15:36 Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e
iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Mat 15:37 Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron
siete espuertas llenas.
Mat 15:38 Y los que habían comido eran 4.000. hombres, sin contar mujeres y
niños.
Mat 15:39 Despidiendo luego a la muchedumbre, subió a la barca, y se fue al
término de Magadán.
volver al inicio
Capítulo 16
16:1
Y LLEGÁNDOSE
los Fariseos y los Saduceos para tentarle, le pedían que les mostrase señal del
cielo.
16:2
Mas Él respondiendo,
les dijo: Cuando es la tarde del día, decís: Sereno; porque el cielo tiene
arreboles.
16:3
Y á la
mañana: Hoy tempestad; porque tiene arreboles el cielo triste. Hipócritas, que
sabéis hacer diferencia en la faz del cielo; ¿y en las señales de los tiempos
no podéis?
16:4
La generación
mala y adulterina demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal de
Jonás profeta. Y dejándolos, se fué.
16:5
Y viniendo
sus discípulos de la otra parte del lago, se habían olvidado de tomar pan.
16:6
Y Jesús les
dijo: Mirad, y guardaos de la levadura de los Fariseos y de los Saduceos.
16:7
Y ellos
pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no tomamos pan.
16:8
Y
entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de
poca fe, que no tomasteis pan?
16:9
¿No entendéis
aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántos
cestos alzasteis?
16:10
¿Ni de los
siete panes entre cuatro mil, y cuántas espuertas tomasteis?
16:11
¿Cómo es que
no entendéis que no por el pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los
Fariseos y de los Saduceos?
16:12
Entonces
entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino
de la doctrina de los Fariseos y de los Saduceos.
16:13
Y viniendo Jesús
á las partes de Cesarea de Filipo, preguntó á sus discípulos, diciendo: ¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del hombre?
cm dom. 16,13-20 –
cm fiesta 16,13-19 -
16:14
Y ellos
dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; y otros; Jeremías, ó alguno de
los profetas.
16:15
El les dice:
Y vosotros, ¿quién decís que soy?
16:16
Y
respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
16:17
Entonces,
respondiendo Jesús, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás; porque
no te lo reveló carne ni sangre, mas mi Padre que está en los cielos.
16:18
Mas yo
también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia; y
las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.
16:19
Y á ti daré
las llaves del reino de los cielos; y todo lo que ligares en la tierra será
ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos.
16:20
Entonces
mandó á sus discípulos que á nadie dijesen que Él era Jesús el Cristo.
16:21
Desde aquel
tiempo comenzó Jesús á declarar á sus discípulos que le convenía ir á
Jerusalem, y padecer mucho de los ancianos, y de los príncipes de los
sacerdotes, y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
cm dom. 16,21-27 -
16:22
Y Pedro,
tomándolo aparte, comenzó á reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti:
en ninguna manera esto te acontezca.
16:23
Entonces Él,
volviéndose, dijo á Pedro: Quítate de delante de mí, Satanás; me eres
escándalo; porque no entiendes lo que es de Dios sino lo que es de los hombres.
16:24
Entonces
Jesús dijo á sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí
mismo, y tome su cruz, y sígame.
16:25
Porque
cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere
su vida por causa de mí, la hallará.
16:26
Porque ¿de
qué aprovecha al hombre, si granjeare todo el mundo, y perdiere su alma? O ¿qué
recompensa dará el hombre por su alma?
16:27
Porque el
Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces
pagará á cada uno conforme á sus obras.
16:28
De cierto os
digo: hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que
hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su reino.
Mat 16:1 Se acercaron los fariseos y saduceos y, para
ponerle a prueba, le pidieron que les mostrase una señal del cielo.
Mat 16:2 Mas él les respondió: «Al atardecer decís: "Va a hacer buen tiempo,
porque el cielo tiene un rojo de fuego",
Mat 16:3 y a la mañana:' Hoy habrá tormenta, porque el cielo tiene un rojo
sombrío." ¡Conque sabéis discernir el aspecto del cielo y no podéis discernir
las señales de los tiempos!
Mat 16:4 ¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide y no se le dará otra
señal que la señal de Jonás.» Y dejándolos, se fue.
Mat 16:5 Los discípulos, al pasar a la otra orilla, se habían olvidado de tomar
panes.
Mat 16:6 Jesús les dijo: «Abrid los ojos y guardaos de la levadura de los
fariseos y saduceos.»
Mat 16:7 Ellos hablaban entre sí diciendo: «Es que no hemos traído panes.»
Mat 16:8 Mas Jesús, dándose cuenta, dijo: «Hombres de poca fe, ¿por qué estáis
hablando entre vosotros de que no tenéis panes?
Mat 16:9 ¿Aún no comprendéis, ni os acordáis de los cinco panes de los 5.000.
hombres, y cuántos canastos recogisteis?
Mat 16:10 ¿Ni de los siete panes de los 4.000, y cuántas espuertas recogisteis?
Mat 16:11 ¿Cómo no entendéis que no me refería a los panes? Guardaos, sí, de la
levadura de los fariseos y saduceos.»
Mat 16:12 Entonces comprendieron que no había querido decir que se guardasen de
la levadura de los panes, sino de la doctrina de los fariseos y saduceos.
Mat 16:13 Llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a
sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?»
Mat 16:14 Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros,
que Jeremías o uno de los profetas.»
Mat 16:15 Díceles él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?»
Mat 16:16 Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.»
Mat 16:17 Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás,
porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en
los cielos.
Mat 16:18 Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.
Mat 16:19 A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la
tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará
desatado en los cielos.»
Mat 16:20 Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que él era el
Cristo.
Mat 16:21 Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él
debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos
sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.
Mat 16:22 Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti,
Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
Mat 16:23 Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás!
¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de
los hombres!
Mat 16:24 Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
Mat 16:25 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su
vida por mí, la encontrará.
Mat 16:26 Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su
vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
Mat 16:27 «Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con
sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
Mat 16:28 Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la
muerte hasta que vean al Hijo del hombre venir en su Reino.»
volver al inicio
Capítulo 17
17:1
Y DESPUÉS de
seis días, Jesús toma á Pedro, y á Jacobo, y á Juan su hermano, y los lleva
aparte á un monte alto:
Com: ¡Para
enamorarse hay que frecuentarse!...También con Cristo -
17:2
Y se
transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol, y sus
vestidos fueron blancos como la luz.
Com: Dios se revela como siervo -
Com: Dos montes, el Sinaí
y el Tabor -
17:3
Y he aquí les
aparecieron Moisés y Elías, hablando con Él.
17:4
Y
respondiendo Pedro, dijo á Jesús: Señor, bien es que nos quedemos aquí: si
quieres, hagamos aquí tres pabellones: para ti uno, y para Moisés otro, y otro
para Elías.
hst Un poco más, por favor -
17:5
Y estando aún
Él hablando, he aquí una nube de luz que los cubrió; y he aquí una voz de la
nube, que dijo: Este es mi Hijo amado, en el cual tomo contentamiento: á él
oid.
17:6
Y oyendo esto
los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en gran manera.
17:7
Entonces
Jesús llegando, los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis.
17:8
Y alzando
ellos sus ojos, á nadie vieron, sino á solo Jesús.
17:9
Y como
descendieron del monte, les mandó Jesús, diciendo: No digáis á nadie la visión,
hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.
17:10
Entonces sus
discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué dicen pues los escribas que es
menester que Elías venga primero?
17:11
Y
respondiendo Jesús, les dijo: á la verdad, Elías vendrá primero, y restituirá
todas las cosas.
17:12
Mas os digo,
que ya vino Elías, y no le conocieron; antes hicieron en Él todo lo que
quisieron: así también el Hijo del hombre padecerá de ellos.
17:13
Los
discípulos entonces entendieron, que les habló de Juan el Bautista.
17:14
Y como ellos
llegaron al gentío, vino á Él un hombre hincándosele de rodillas,
17:15
Y diciendo:
Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece malamente; porque
muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.
17:16
Y le he presentado
á tus discípulos, y no le han podido sanar.
17:17
Y
respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh generación infiel y torcida! ¿hasta cuándo tengo
de estar con vosotros? ¿hasta cuándo os tengo de sufrir? traédmele acá.
17:18
Y Jesús le
reprendió, y salió el demonio de Él; y el mozo fué sano desde aquella hora.
17:19
Entonces,
llegándose los discípulos á Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no lo
pudimos echar fuera?
17:20
Y Jesús les
dijo: Por vuestra incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe
como un grano de mostaza, diréis á este monte: Pásate de aquí allá: y se
pasará: y nada os será imposible.
17:21
Mas este
linaje no sale sino por oración y ayuno.
17:22
Y estando
ellos en Galilea, Jesús les dijo: El Hijo del hombre será entregado en manos de
hombres,
17:23
Y le matarán;
mas al tercer día resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera.
17:24
Y como
llegaron á Capernaum, vinieron á Pedro los que cobraban las dos dracmas, y
dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
17:25
El dice: Sí.
Y entrando Él en casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón?
Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos ó el censo? ¿de sus hijos
ó de los extraños?
17:26
Pedro le
dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos son francos.
17:27
Mas porque no
los escandalicemos, ve á la mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que
viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estatero: tómalo, y dáselo por
mí y por ti.
Mat 17:1 Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro,
a Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a un monte alto.
Mat 17:2 Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el
sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz.
Mat 17:3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías que conversaban con él.
Mat 17:4 Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: «Señor, bueno es estarnos aquí.
Si quieres, haré aquí tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías.»
Mat 17:5 Todavía estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió con su
sombra y de la nube salía una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me
complazco; escuchadle.»
Mat 17:6 Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo.
Mat 17:7 Mas Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo: «Levantaos, no tengáis
miedo.»
Mat 17:8 Ellos alzaron sus ojos y ya no vieron a nadie más que a Jesús solo.
Mat 17:9 Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: «No contéis a nadie la
visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.»
Mat 17:10 Sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los escribas que
Elías debe venir primero?»
Mat 17:11 Respondió él: «Ciertamente, Elías ha de venir a restaurarlo todo.
Mat 17:12 Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le reconocieron sino que
hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del hombre tendrá que
padecer de parte de ellos.»
Mat 17:13 Entonces los discípulos comprendieron que se refería a Juan el
Bautista.
Mat 17:14 Cuando llegaron donde la gente, se acercó a él un hombre que,
arrodillándose ante él,
Mat 17:15 le dijo: «Señor, ten piedad de mi hijo, porque es lunático y está mal;
pues muchas veces cae en el fuego y muchas en el agua.
Mat 17:16 Se lo he presentado a tus discípulos, pero ellos no han podido
curarle.»
Mat 17:17 Jesús respondió: «¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo
estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo habré de soportaros? ¡Traédmelo acá!
Mat 17:18 Jesús le increpó y el demonio salió de él; y quedó sano el niño desde
aquel momento.
Mat 17:19 Entonces los discípulos se acercaron a Jesús, en privado, y le
dijeron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarle?
Mat 17:20 Díceles: «Por vuestra poca fe. Porque yo os aseguro: si tenéis fe como
un grano de mostaza, diréis a este monte: "Desplázate de aquí allá", y se
desplazará, y nada os será imposible.»
Mat 17:22 Yendo un día juntos por Galilea, les dijo Jesús: «El Hijo del hombre
va a ser entregado en manos de los hombres;
Mat 17:23 le matarán, y al tercer día resucitará.» Y se entristecieron mucho.
Mat 17:24 Cuando entraron en Cafarnaúm, se acercaron a Pedro los que cobraban el
didracma y le dijeron: «¿No paga vuestro Maestro el didracma?»
Mat 17:25 Dice él: «Sí.» Y cuando llegó a casa, se anticipó Jesús a decirle:
«¿Qué te parece, Simón?; los reyes de la tierra, ¿de quién cobran tasas o
tributo, de sus hijos o de los extraños?»
Mat 17:26 Al contestar él: «De los extraños», Jesús le dijo: «Por tanto, libres
están los hijos.
Mat 17:27 Sin embargo, para que no les sirvamos de escándalo, vete al mar, echa
el anzuelo, y el primer pez que salga, cógelo, ábrele la boca y encontrarás un
estáter. Tómalo y dáselo por mí y por ti.»
volver al inicio
Capítulo 18
18:1
EN aquel
tiempo se llegaron los discípulos á Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el
reino de los cielos?
18:2
Y llamando
Jesús á un niño, le puso en medio de ellos,
18:3
Y dijo: De
cierto os digo, que si no os volviereis, y fuereis como niños, no entraréis en
el reino de los cielos.
18:4
Así que,
cualquiera que se humillare como este niño, éste es el mayor en el reino de los
cielos.
18:5
Y cualquiera
que recibiere á un tal niño en mi nombre, á mí recibe.
18:6
Y cualquiera
que escandalizare á alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera
que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le anegase
en el profundo de la mar.
18:7
¡Ay del mundo
por los escándalos! porque necesario es que vengan escándalos; mas ¡ay de aquel
hombre por el cual viene el escándalo!
18:8
Por tanto, si
tu mano ó tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo y échalo de ti: mejor te es
entrar cojo ó manco en la vida, que teniendo dos manos ó dos pies ser echado en
el fuego eterno.
18:9
Y si tu ojo
te fuere ocasión de caer, sácalo y échalo de ti: mejor te es entrar con un solo
ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado en el infierno del fuego.
18:10
Mirad no
tengáis en poco á alguno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los
cielos ven siempre la faz de mi Padre que está en los cielos.
18:11
Porque el
Hijo del hombre ha venido para salvar lo que se había perdido.
18:12
¿Qué os
parece? Si tuviese algún hombre cien ovejas, y se descarriase una de ellas, ¿no
iría por los montes, dejadas las noventa y nueve, á buscar la que se había
descarriado?
18:13
Y si
aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquélla, que de las
noventa y nueve que no se descarriaron.
18:14
Así, no es la
voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos
pequeños.
18:15
Por tanto, si
tu hermano pecare contra ti, ve, y redargúyele entre ti y Él solo: si te oyere,
has ganado á tu hermano.
cm dom. 18,15-20 -
18:16
Mas si no te
oyere, toma aún contigo uno ó dos, para que en boca de dos ó de tres testigos
conste toda palabra.
18:17
Y si no oyere
á ellos, dilo á la iglesia: y si no oyere á la iglesia, tenle por étnico y
publicano.
18:18
De cierto os
digo que todo lo que ligareis en la tierra, será ligado en el cielo; y todo lo
que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.
18:19
Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se convinieren en la tierra, de toda cosa que
pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
18:20
Porque donde
están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.
18:21
Entonces
Pedro, llegándose á Él, dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré á mi hermano que
pecare contra mí? ¿hasta siete?
cm dom. 18,21-35 -
18:22
Jesús le
dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.
18:23
Por lo cual,
el reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que quiso hacer cuentas
con sus siervos.
18:24
Y comenzando
á hacer cuentas, le fué presentado uno que le debía diez mil talentos.
18:25
Mas á éste,
no pudiendo pagar, mandó su señor venderle, y á su mujer é hijos, con todo lo
que tenía, y que se le pagase.
18:26
Entonces
aquel siervo, postrado, le adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y
yo te lo pagaré todo.
18:27
El señor,
movido á misericordia de aquel siervo, le soltó y le perdonó la deuda.
18:28
Y saliendo
aquel siervo, halló á uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y
trabando de Él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que debes.
18:29
Entonces su
consiervo, postrándose á sus pies, le rogaba, diciendo: Ten paciencia conmigo,
y yo te lo pagaré todo.
18:30
Mas Él no
quiso; sino fué, y le echó en la cárcel hasta que pagase la deuda.
18:31
Y viendo sus
consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, declararon á su
señor todo lo que había pasado.
18:32
Entonces
llamándole su señor, le dice: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné,
porque me rogaste:
18:33
¿No te
convenía también á ti tener misericordia de tu consiervo, como también yo tuve
misericordia de ti?
18:34
Entonces su
señor, enojado, le entregó á los verdugos, hasta que pagase todo lo que le
debía.
18:35
Así también
hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de vuestros corazones
cada uno á su hermano sus ofensas.
Mat 18:1 En aquel momento se acercaron a Jesús los
discípulos y le dijeron: «¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos?»
Mat 18:2 El llamó a un niño, le puso en medio de ellos
Mat 18:3 y dijo: «Yo os aseguro: si no cambiáis y os hacéis como los niños, no
entraréis en el Reino de los Cielos.
Mat 18:4 Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el
Reino de los Cielos.
Mat 18:5 «Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
Mat 18:6 Pero al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le
vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los
asnos, y le hundan en lo profundo del mar.
Mat 18:7 ¡Ay del mundo por los escándalos! Es forzoso, ciertamente, que vengan
escándalos, pero ¡ay de aquel hombre por quien el escándalo viene!
Mat 18:8 «Si, pues, tu mano o tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo y
arrójalo de ti; más te vale entrar en la Vida manco o cojo que, con las dos
manos o los dos pies, ser arrojado en el fuego eterno.
Mat 18:9 Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te
vale entrar en la Vida con un solo ojo que, con los dos ojos, ser arrojado a la
gehenna del fuego.
Mat 18:10 «Guardaos de menospreciar a uno de estos pequeños; porque yo os digo
que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente el rostro de mi Padre que está
en los cielos.
Mat 18:12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le descarría una
de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve, para ir en busca de la
descarriada?
Mat 18:13 Y si llega a encontrarla, os digo de verdad que tiene más alegría por
ella que por las 99. no descarriadas.
Mat 18:14 De la misma manera, no es voluntad de vuestro Padre celestial que se
pierda uno solo de estos pequeños.
Mat 18:15 «Si tu hermano llega a pecar, vete y repréndele, a solas tú con él. Si
te escucha, habrás ganado a tu hermano.
Mat 18:16 Si no te escucha, toma todavía contigo uno o dos, para que todo asunto
quede zanjado por la palabra de dos o tres testigos.
Mat 18:17 Si les desoye a ellos, díselo a la comunidad. Y si hasta a la
comunidad desoye, sea para ti como el gentil y el publicano.
Mat 18:18 «Yo os aseguro: todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el
cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo.
Mat 18:19 «Os aseguro también que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la
tierra para pedir algo, sea lo que fuere, lo conseguirán de mi Padre que está en
los cielos.
Mat 18:20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos.»
Mat 18:21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que
perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
Mat 18:22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces
siete.»
Mat 18:23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso
ajustar cuentas con sus siervos.
Mat 18:24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000.
talentos.
Mat 18:25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su
mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
Mat 18:26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten
paciencia conmigo, que todo te lo pagaré."
Mat 18:27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le
perdonó la deuda.
Mat 18:28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros,
que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que
debes."
Mat 18:29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia
conmigo, que ya te pagaré."
Mat 18:30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que
pagase lo que debía.
Mat 18:31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a
contar a su señor todo lo sucedido.
Mat 18:32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te
perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
Mat 18:33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que
yo me compadecí de ti?"
Mat 18:34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase
todo lo que le debía.
Mat 18:35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de
corazón cada uno a vuestro hermano.»
volver al inicio
Capítulo 19
19:1
Y ACONTECIÓ
que acabando Jesús estas palabras, se pasó de Galilea, y vino á los términos de
Judea, pasado el Jordán.
19:2
Y le
siguieron muchas gentes, y los sanó allí.
19:3
Entonces se
llegaron á Él los Fariseos, tentándole, y diciéndole: ¿Es lícito al hombre
repudiar á su mujer por cualquiera causa?
19:4
Y Él
respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
macho y hembra los hizo,
19:5
Y dijo: Por
tanto, el hombre dejará padre y madre, y se unirá á su mujer, y serán dos en
una carne?
19:6
Así que, no
son ya más dos, sino una carne: por tanto, lo que Dios juntó, no lo aparte el
hombre.
19:7
Dícenle: ¿Por
qué, pues, Moisés mandó dar carta de divorcio, y repudiarla?
19:8
Díceles: Por
la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar á vuestras mujeres:
mas al principio no fué así.
19:9
Y yo os digo
que cualquiera que repudiare á su mujer, si no fuere por causa de fornicación,
y se casare con otra, adultera: y el que se casare con la repudiada, adultera.
19:10
Dícenle sus
discípulos: Si así es la condición del hombre con su mujer, no conviene
casarse.
19:11
Entonces Él
les dijo: No todos reciben esta palabra, sino aquellos á quienes es dado.
19:12
Porque hay
eunucos que nacieron así del vientre de su madre; y hay eunucos, que son hechos
eunucos por los hombres; y hay eunucos que se hicieron á sí mismos eunucos por
causa del reino de los cielos; el que pueda ser capaz de eso, séalo.
19:13
Entonces le
fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase;
y los discípulos les riñeron.
19:14
Y Jesús dijo:
Dejad á los niños, y no les impidáis de venir á mí; porque de los tales es el
reino de los cielos.
19:15
Y habiendo
puesto sobre ellos las manos se partió de allí.
19:16
Y he aquí,
uno llegándose le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida
eterna?
19:17
Y Él le dijo:
¿Por qué me llamas bueno? Ninguno es bueno sino uno, es á saber, Dios: y si
quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.
19:18
Dícele:
¿Cuáles? Y Jesús dijo: No mataras: No adulterarás: No hurtarás: No dirás falso
testimonio:
19:19
Honra á tu padre y á tu madre: y, Amarás á tu prójimo
como á ti mismo.
19:20
Dícele el
mancebo: Todo esto guardé desde mi juventud: ¿qué más me falta?
19:21
Dícele Jesús:
Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y da lo á los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
19:22
Y oyendo el
mancebo esta palabra, se fué triste, porque tenía muchas posesiones.
19:23
Entonces
Jesús dijo á sus discípulos: De cierto os digo, que un rico difícilmente
entrará en el reino de los cielos.
19:24
Mas os digo,
que más liviano trabajo es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar
un rico en el reino de Dios.
19:25
Mas sus
discípulos, oyendo estas cosas, se espantaron en gran manera, diciendo: ¿Quién
pues podrá ser salvo?
19:26
Y mirándolos
Jesús, les dijo: Para con los hombres imposible es esto; mas para con Dios todo
es posible.
19:27
Entonces
respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todo, y te hemos
seguido: ¿qué pues tendremos?
19:28
Y Jesús les
dijo: De cierto os digo, que vosotros que me habéis seguido, en la
regeneración, cuando se sentará el Hijo del hombre en el trono de su gloria,
vosotros también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar á las doce tribus
de Israel.
19:29
Y cualquiera
que dejare casas, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó
tierras, por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y heredará la vida eterna.
19:30
Mas muchos
primeros serán postreros, y postreros primeros.
Mat 19:1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos
discursos, partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del
Jordán.
Mat 19:2 Le siguió mucha gente, y los curó allí.
Mat 19:3 Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron:
«¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?»
Mat 19:4 El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los
hizo varón y hembra,
Mat 19:5 y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá
a su mujer, y los dos se harán una sola carne?
Mat 19:6 De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que
Dios unió no lo separe el hombre.»
Mat 19:7 Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y
repudiarla?»
Mat 19:8 Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os
permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así.
Mat 19:9 Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por fornicación -
y se case con otra, comete adulterio.»
Mat 19:10 Dícenle sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto de
su mujer, no trae cuenta casarse.»
Mat 19:11 Pero él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino aquellos a
quienes se les ha concedido.
Mat 19:12 Porque hay eunucos que nacieron así del seno materno, y hay eunucos
que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de los Cielos. Quien pueda
entender, que entienda.»
Mat 19:13 Entonces le fueron presentados unos niños para que les impusiera las
manos y orase; pero los discípulos les reñían.
Mat 19:14 Mas Jesús les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, y no se lo
impidáis porque de los que son como éstos es el Reino de los Cielos.»
Mat 19:15 Y, después de imponerles las manos, se fue de allí.
Mat 19:16 En esto se le acercó uno y le dijo: «Maestro, ¿qué he de hacer de
bueno para conseguir vida eterna?»
Mat 19:17 El le dijo: «¿Por qué me preguntas acerca de lo bueno? Uno solo es el
Bueno. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
Mat 19:18 «¿Cuáles?» - le dice él. Y Jesús dijo: «No matarás, no cometerás
adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio,
Mat 19:19 honra a tu padre y a tu madre, y amarás a tu prójimo como a ti mismo.»
Mat 19:20 Dícele el joven: «Todo eso lo he guardado; ¿qué más me falta?»
Mat 19:21 Jesús le dijo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y
dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en los cielos; luego ven, y sígueme.»
Mat 19:22 Al oír estas palabras, el joven se marchó entristecido, porque tenía
muchos bienes.
Mat 19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os aseguro que un rico
difícilmente entrará en el Reino de los Cielos.
Mat 19:24 Os lo repito, es más fácil que un camello entre por el ojo de una
aguja, que el que un rico entre en el Reino de los Cielos.»
Mat 19:25 Al oír esto, los discípulos, llenos de asombro, decían: «Entonces,
¿quién se podrá salvar?»
Mat 19:26 Jesús, mirándolos fijamente, dijo: «Para los hombres eso es imposible,
mas para Dios todo es posible.»
Mat 19:27 Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo: «Ya lo ves, nosotros lo
hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué recibiremos, pues?»
Mat 19:28 Jesús les dijo: «Yo os aseguro que vosotros que me habéis seguido, en
la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, os
sentaréis también vosotros en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de
Israel.
Mat 19:29 Y todo aquel que haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre,
hijos o hacienda por mi nombre, recibirá el ciento por uno y heredará vida
eterna.
Mat 19:30 «Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros.»
volver al inicio
Capítulo 20
20:1
PORQUE el
reino de los cielos es semejante á un hombre, padre de familia, que salió por
la mañana á ajustar obreros para su viña.
cm dom. 20,1-16 –
20:2
Y habiéndose
concertado con los obreros en un denario al día, los envió á su viña.
20:3
Y saliendo
cerca de la hora de las tres, vió otros que estaban en la plaza ociosos;
20:4
Y les dijo:
Id también vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y ellos fueron.
20:5
Salió otra
vez cerca de las horas sexta y nona, é hizo lo mismo.
20:6
Y saliendo
cerca de la hora undécima, halló otros que estaban ociosos; y díceles: ¿Por qué
estáis aquí todo el día ociosos?
20:7
Dícenle:
Porque nadie nos ha ajustado. Díceles: Id también vosotros á la viña, y
recibiréis lo que fuere justo.
20:8
Y cuando fué
la tarde del día, el señor de la viña dijo á su mayordomo: Llama á los obreros
y págales el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros.
20:9
Y viniendo
los que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario.
20:10
Y viniendo
también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también ellos
recibieron cada uno un denario.
20:11
Y tomándolo,
murmuraban contra el padre de la familia,
20:12
Diciendo:
Estos postreros sólo han trabajado una hora, y los has hecho iguales á
nosotros, que hemos llevado la carga y el calor del día.
20:13
Y Él
respondiendo, dijo á uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no te
concertaste conmigo por un denario?
20:14
Toma lo que
es tuyo, y vete; mas quiero dar á este postrero, como á ti.
20:15
¿No me es
lícito á mi hacer lo que quiero con lo mío? ó ¿es malo tu ojo, porque yo soy
bueno?
20:16
Así los
primeros serán postreros, y los postreros primeros: porque muchos son llamados,
mas pocos escogidos.
20:17
Y subiendo
Jesús á Jerusalem, tomó sus doce discípulos aparte en el camino, y les dijo:
20:18
He aquí
subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los príncipes de los
sacerdotes y á los escribas, y le condenarán á muerte;
20:19
Y le
entregarán á los Gentiles para que le escarnezcan, y azoten, y crucifiquen; mas
al tercer día resucitará.
20:20
Entonces se
llegó á Él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, adorándole, y
pidiéndole algo.
20:21
Y Él le dijo:
¿Qué quieres? Ella le dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu
mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino.
20:22
Entonces
Jesús respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís: ¿podéis beber el vaso que yo
he de beber, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Y ellos le
dicen: Podemos.
20:23
Y Él les
dice: A la verdad mi vaso beberéis, y del bautismo de que yo soy bautizado,
seréis bautizados; mas el sentaros á mi mano derecha y á mi izquierda, no es
mío dar lo, sino á aquellos para quienes está aparejado de mi Padre.
20:24
Y como los
diez oyeron esto, se enojaron de los dos hermanos.
20:25
Entonces
Jesús llamándolos, dijo: Sabéis que los príncipes de los Gentiles se enseñorean
sobre ellos, y los que son grandes ejercen sobre ellos potestad.
20:26
Mas entre
vosotros no será así; sino el que quisiere entre vosotros hacerse grande, será
vuestro servidor;
20:27
Y el que
quisiere entre vosotros ser el primero, será vuestro siervo:
20:28
Como el Hijo
del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en
rescate por muchos.
20:29
Entonces
saliendo ellos de Jericó, le seguía gran compañía.
20:30
Y he aquí dos
ciegos sentados junto al camino, como oyeron que Jesús pasaba, clamaron,
diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.
20:31
Y la gente
les reñía para que callasen; mas ellos clamaban más, diciendo: Señor, Hijo de
David, ten misericordia de nosotros.
20:32
Y parándose
Jesús, los llamó, y dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?
20:33
Ellos le
dicen: Señor, que sean abiertos nuestros ojos.
20:34
Entonces
Jesús, teniendo misericordia de ellos, les tocó los ojos, y luego sus ojos
recibieron la vista; y le siguieron.
Mat 20:1 «En efecto, el Reino de los Cielos es
semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar
obreros para su viña.
Mat 20:2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a
su viña.
Mat 20:3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la
plaza parados,
Mat 20:4 les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo."
Mat 20:5 Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo
mismo.
Mat 20:6 Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que
estaban allí, les dice: "¿Por qué estáis aquí todo el día parados?"
Mat 20:7 Dícenle: "Es que nadie nos ha contratado." Díceles: "Id también
vosotros a la viña."
Mat 20:8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: "Llama a los
obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros."
Mat 20:9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.
Mat 20:10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también
cobraron un denario cada uno.
Mat 20:11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario,
Mat 20:12 diciendo: "Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les
pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor."
Mat 20:13 Pero él contestó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna
injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?
Mat 20:14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo
mismo que a ti.
Mat 20:15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo
malo porque yo soy bueno?".
Mat 20:16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.»
Mat 20:17 Cuando iba subiendo Jesús a Jerusalén, tomó aparte a los Doce, y les
dijo por el camino:
Mat 20:18 «Mirad que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a
los sumos sacerdotes y escribas; le condenarán a muerte
Mat 20:19 y le entregarán a los gentiles, para burlarse de él, azotarle y
crucificarle, y al tercer día resucitará.
Mat 20:20 Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos,
y se postró como para pedirle algo.
Mat 20:21 El le dijo: «¿Qué quieres?» Dícele ella: «Manda que estos dos hijos
míos se sienten, uno a tu derecha y otro a tu izquierda, en tu Reino.»
Mat 20:22 Replicó Jesús: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber la copa que yo
voy a beber?» Dícenle: «Sí, podemos.»
Mat 20:23 Díceles: «Mi copa, sí la beberéis; pero sentarse a mi derecha o mi
izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado
por mi Padre.
Mat 20:24 Al oír esto los otros diez, se indignaron contra los dos hermanos.
Mat 20:25 Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las
dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder.
Mat 20:26 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser
grande entre vosotros, será vuestro servidor,
Mat 20:27 y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo;
Mat 20:28 de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido,
sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»
Mat 20:29 Cuando salían de Jericó, le siguió una gran muchedumbre.
Mat 20:30 En esto, dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al enterarse
que Jesús pasaba, se pusieron a gritar: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo
de David!»
Mat 20:31 La gente les increpó para que se callaran, pero ellos gritaron más
fuerte: «¡Señor, ten compasión de nosotros, Hijo de David!»
Mat 20:32 Entonces Jesús se detuvo, los llamó y dijo: «¿Qué queréis que os
haga?»
Mat 20:33 Dícenle: «¡Señor, que se abran nuestros ojos!»
Mat 20:34 Movido a compasión Jesús tocó sus ojos, y al instante recobraron la
vista; y le siguieron.
volver al inicio
Capítulo 21
21:1
Y COMO se
acercaron á Jerusalem, y vinieron á Bethfagé, al monte de las Olivas, entonces
Jesús envió dos discípulos,
21:2
Diciéndoles:
Id á la aldea que está delante de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y
un pollino con ella: desatadla, y traédmelos.
21:3
Y si alguno
os dijere algo, decid: El Señor los ha menester. Y luego los dejará.
21:4
Y todo esto
fué hecho, para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo:
21:5
Decid á la
hija de Sión: He aquí, tu Rey viene á ti, Manso, y sentado sobre una asna, Y
sobre un pollino, hijo de animal de yugo.
21:6
Y los
discípulos fueron, é hicieron como Jesús les mandó;
21:7
Y trajeron el
asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos; y se sentó sobre ellos.
21:8
Y la
compañía, que era muy numerosa, tendía sus mantos en el camino: y otros
cortaban ramos de los árboles, y los tendían por el camino.
21:9
Y las gentes
que iban delante, y las que iban detrás, aclamaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo
de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las
alturas!
21:10
Y entrando Él
en Jerusalem, toda la ciudad se alborotó, diciendo. ¿Quién es éste?
21:11
Y las gentes
decían: Este es Jesús, el profeta, de Nazaret de Galilea.
21:12
Y entró Jesús
en el templo de Dios, y echó fuera todos los que vendían y compraban en el
templo, y trastornó las mesas de los cambiadores, y las sillas de los que
vendían palomas;
21:13
Y les dice:
Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros cueva de
ladrones la habéis hecho.
21:14
Entonces
vinieron á Él ciegos y cojos en el templo, y los sanó.
21:15
Mas los
príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las maravillas que hacía, y
á los muchachos aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David!
se indignaron,
21:16
Y le dijeron:
¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de
los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?
21:17
Y dejándolos,
se salió fuera de la ciudad, á Bethania; y posó allí.
21:18
Y por la
mañana volviendo á la ciudad, tuvo hambre.
21:19
Y viendo una
higuera cerca del camino, vino á ella, y no halló nada en ella, sino hojas
solamente, y le dijo: Nunca más para siempre nazca de ti fruto. Y luego se secó
la higuera.
21:20
Y viendo esto
los discípulos, maravillados decían: ¿Cómo se secó luego la higuera?
21:21
Y
respondiendo Jesús les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fe, y no
dudareis, no sólo haréis esto de la higuera: mas si á este monte dijereis:
Quítate y échate en la mar, será hecho.
21:22
Y todo lo que
pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.
21:23
Y como vino
al templo, llegáronse á Él cuando estaba enseñando, los príncipes de los
sacerdotes y los ancianos del pueblo, diciendo. ¿Con qué autoridad haces esto?
¿y quién te dió esta autoridad?
21:24
Y
respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os preguntaré una palabra, la cual si me
dijereis, también yo os diré con qué autoridad hago esto.
21:25
El bautismo
de Juan, ¿de dónde era? ¿del cielo, ó de los hombres? Ellos entonces pensaron
entre sí, diciendo: Si dijéremos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué pues no le
creísteis?
21:26
Y si dijéremos,
de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen á Juan por profeta.
21:27
Y
respondiendo á Jesús, dijeron: No sabemos. Y Él también les dijo: Ni yo os digo
con qué autoridad hago esto.
21:28
Mas, ¿qué os
parece? Un hombre tenía dos hijos, y llegando al primero, le dijo: Hijo, ve hoy
á trabajar en mi viña.
cm dom. 21,28-32 -
21:29
Y
respondiendo Él, dijo: No quiero; mas después, arrepentido, fué.
21:30
Y llegando al
otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo Él, dijo: Yo, señor, voy. Y no
fué.
21:31
¿Cuál de los
dos hizo la voluntad de su padre? Dicen ellos: El primero. Díceles Jesús: De
cierto os digo, que los publicanos y las rameras os van delante al reino de
Dios.
21:32
Porque vino á
vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las
rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para
creerle.
21:33
Oid otra
parábola: Fué un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña; y la cercó
de vallado, y cavó en ella un lagar, y edificó una torre, y la dió á renta á
labradores, y se partió lejos.
cm dom. 21,33-43 -
21:34
Y cuando se
acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos á los labradores, para que
recibiesen sus frutos.
21:35
Mas los
labradores, tomando á los siervos, al uno hirieron, y al otro mataron, y al
otro apedrearon.
21:36
Envió de
nuevo otros siervos, más que los primeros; é hicieron con ellos de la misma
manera.
21:37
Y á la postre
les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto á mi hijo.
21:38
Mas los
labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el heredero; venid,
matémosle, y tomemos su heredad.
21:39
Y tomado, le
echaron fuera de la viña, y le mataron.
21:40
Pues cuando
viniere el señor de la viña, ¿qué hará á aquellos labradores?
21:41
Dícenle: á
los malos destruirá miserablemente, y su viña dará á renta á otros labradores,
que le paguen el fruto á sus tiempos.
21:42
Díceles
Jesús: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los que
edificaban, Esta fué hecha por cabeza de esquina: Por el Señor es hecho esto, Y
es cosa maravillosa en nuestros ojos?
21:43
Por tanto os
digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado á gente que
haga los frutos de Él.
21:44
Y el que
cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien ella cayere, le
desmenuzará.
21:45
Y oyendo los
príncipes de los sacerdotes y los Fariseos sus parábolas, entendieron que
hablaba de ellos.
21:46
Y buscando
cómo echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenían por profeta.
Mat 21:1 Cuando se aproximaron a Jerusalén, al llegar a
Betfagé, junto al monte de los Olivos, entonces envió Jesús a dos discípulos,
Mat 21:2 diciéndoles: «Id al pueblo que está enfrente de vosotros, y enseguida
encontraréis un asna atada y un pollino con ella; desatadlos y traédmelos.
Mat 21:3 Y si alguien os dice algo, diréis: El Señor los necesita, pero
enseguida los devolverá.»
Mat 21:4 Esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del profeta:
Mat 21:5 Decid a la hija de Sión: He aquí que tu Rey viene a ti, manso y montado
en un asna y un pollino, hijo de animal de yugo.
Mat 21:6 Fueron, pues, los discípulos e hicieron como Jesús les había encargado:
Mat 21:7 trajeron el asna y el pollino. Luego pusieron sobre ellos sus mantos, y
él se sentó encima.
Mat 21:8 La gente, muy numerosa, extendió sus mantos por el camino; otros
cortaban ramas de los árboles y las tendían por el camino.
Mat 21:9 Y la gente que iba delante y detrás de él gritaba: «¡Hosanna al Hijo de
David! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»
Mat 21:10 Y al entrar él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió. «¿Quién es
éste?» decían.
Mat 21:11 Y la gente decía: «Este es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea.»
Mat 21:12 Entró Jesús en el Templo y echó fuera a todos los que vendían y
compraban en el Templo; volcó las mesas de los cambistas y los puestos de los
vendedores de palomas.
Mat 21:13 Y les dijo: «Está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración. ¡Pero
vosotros estáis haciendo de ella una cueva de bandidos!»
Mat 21:14 También en el Templo se acercaron a él algunos ciegos y cojos, y los
curó.
Mat 21:15 Mas los sumos sacerdotes y los escribas, al ver los milagros que había
hecho y a los niños que gritaban en el Templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se
indignaron
Mat 21:16 y le dijeron: «¿Oyes lo que dicen éstos?» «Sí - les dice Jesús -. ¿No
habéis leído nunca que De la boca de los niños y de los que aún maman te
preparaste alabanza?»
Mat 21:17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, donde pasó la
noche.
Mat 21:18 Al amanecer, cuando volvía a la ciudad, sintió hambre;
Mat 21:19 y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no
encontró en ella más que hojas. Entonces le dice: «¡Que nunca jamás brote fruto
de ti!» Y al momento se secó la higuera.
Mat 21:20 Al verlo los discípulos se maravillaron y decían: «¿Cómo al momento
quedó seca la higuera?»
Mat 21:21 Jesús les respondió: «Yo os aseguro: si tenéis fe y no vaciláis, no
sólo haréis lo de la higuera, sino que si aun decís a este monte: "Quítate y
arrójate al mar", así se hará.
Mat 21:22 Y todo cuanto pidáis con fe en la oración, lo recibiréis.»
Mat 21:23 Llegado al Templo, mientras enseñaba se le acercaron los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo diciendo: «¿Con qué autoridad haces esto?
¿Y quién te ha dado tal autoridad?»
Mat 21:24 Jesús les respondió: «También yo os voy a preguntar una cosa; si me
contestáis a ella, yo os diré a mi vez con qué autoridad hago esto.
Mat 21:25 El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?»
Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", nos dirá: "Entonces ¿por
qué no le creísteis?"
Mat 21:26 Y si decimos: "De los hombres", tenemos miedo a la gente, pues todos
tienen a Juan por profeta.»
Mat 21:27 Respondieron, pues, a Jesús: «No sabemos.» Y él les replicó asimismo:
«Tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto.»
Mat 21:28 «Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al
primero, le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en la viña."
Mat 21:29 Y él respondió: "No quiero", pero después se arrepintió y fue.
Mat 21:30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: "Voy, Señor",
y no fue.
Mat 21:31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» - «El primero» - le
dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan
antes que vosotros al Reino de Dios.
Mat 21:32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en
él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni
viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.
Mat 21:33 «Escuchad otra parábola. Era un propietario que plantó una viña, la
rodeó de una cerca, cavó en ella un lagar y edificó una torre; la arrendó a unos
labradores y se ausentó.
Mat 21:34 Cuando llegó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los
labradores para recibir sus frutos.
Mat 21:35 Pero los labradores agarraron a los siervos, y a uno le golpearon, a
otro le mataron, a otro le apedrearon.
Mat 21:36 De nuevo envió otros siervos en mayor número que los primeros; pero
los trataron de la misma manera.
Mat 21:37 Finalmente les envió a su hijo, diciendo: "A mi hijo le respetarán."
Mat 21:38 Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron entre sí: "Este es el
heredero. Vamos, matémosle y quedémonos con su herencia."
Mat 21:39 Y agarrándole, le echaron fuera de la viña y le mataron.
Mat 21:40 Cuando venga, pues, el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos
labradores?»
Mat 21:41 Dícenle: «A esos miserables les dará una muerte miserable arrendará la
viña a otros labradores, que le paguen los frutos a su tiempo.»
Mat 21:42 Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en las Escrituras: La piedra
que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido; fue el
Señor quien hizo esto y es maravilloso a nuestros ojos?
Mat 21:43 Por eso os digo: Se os quitará el Reino de Dios para dárselo a un
pueblo que rinda sus frutos.»
Mat 21:45 Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas,
comprendieron que estaba refiriéndose a ellos.
Mat 21:46 Y trataban de detenerle, pero tuvieron miedo a la gente porque le
tenían por profeta.
volver al inicio
Capítulo 22
22:1
Y
RESPONDIENDO Jesús, les volvió á hablar en parábolas, diciendo:
cm dom. 22,1-14
-
22:2
El reino de
los cielos es semejante á un hombre rey, que hizo bodas á su hijo;
22:3
Y envió sus
siervos para que llamasen los llamados á las bodas; mas no quisieron venir.
22:4
Volvió á
enviar otros siervos, diciendo: Decid á los llamados: He aquí, mi comida he
aparejado; mis toros y animales engordados son muertos, y todo está prevenido:
venid á las bodas.
22:5
Mas ellos no
se cuidaron, y se fueron, uno á su labranza, y otro á sus negocios;
22:6
Y otros,
tomando á sus siervos, los afrentaron y los mataron.
22:7
Y el rey,
oyendo esto, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó á aquellos homicidas,
y puso fuego á su ciudad.
22:8
Entonces dice
á sus siervos: Las bodas á la verdad están aparejadas; mas los que eran
llamados no eran dignos.
22:9
Id pues á las
salidas de los caminos, y llamad á las bodas á cuantos hallareis.
22:10
Y saliendo
los siervos por los caminos, juntaron á todos los que hallaron, juntamente
malos y buenos: y las bodas fueron llenas de convidados.
22:11
Y entró el
rey para ver los convidados, y vió allí un hombre no vestido de boda.
22:12
Y le dijo:
Amigo, ¿cómo entraste aquí no teniendo vestido de boda? Mas él cerró la boca.
22:13
Entonces el
rey dijo á los que servían: Atado de pies y de manos tomadle, y echadle en las
tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de dientes.
22:14
Porque muchos
son llamados, y pocos escogidos.
22:15
Entonces,
idos los Fariseos, consultaron cómo le tomarían en alguna palabra.
cm dom. 22,15-21 -
22:16
Y envían á Él
los discípulos de ellos, con los Herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que
eres amador de la verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios, y que no
te curas de nadie, porque no tienes acepción de persona de hombres.
22:17
Dinos pues,
¿qué te parece?
¿es lícito dar tributo á César, ó no?
22:18
Mas Jesús,
entendida la malicia de ellos, les dice: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
22:19
Mostradme la
moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
22:20
Entonces les
dice: ¿Cúya es esta figura, y lo que está encima escrito?
22:21
Dícenle: De César.
Y
díceles: Pagad pues á César lo que es de César, y á Dios lo que es de Dios.
22:22
Y oyendo
esto, se maravillaron, y dejándole se fueron.
22:23
Aquel día
llegaron á Él los Saduceos, que dicen no haber resurrección, y le preguntaron,
22:24
Diciendo:
Maestro, Moisés dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano se casará con su
mujer, y despertará simiente á su hermano.
22:25
Fueron pues,
entre nosotros siete hermanos: y el primero tomó mujer, y murió; y no teniendo
generación, dejó su mujer á su hermano.
22:26
De la misma
manera también el segundo, y el tercero, hasta los siete.
22:27
Y después de
todos murió también la mujer.
22:28
En la
resurrección pues, ¿de cuál de los siete será ella mujer? porque todos la tuvieron.
22:29
Entonces
respondiendo Jesús, les dijo: Erráis ignorando las Escrituras, y el poder de
Dios.
22:30
Porque en la
resurrección, ni los hombres tomarán mujeres, ni las mujeres marido; mas son
como los ángeles de Dios en el cielo.
22:31
Y de la
resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os es dicho por Dios, que
dice:
22:32
Yo soy el
Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de
muertos, sino de vivos.
22:33
Y oyendo esto
las gentes, estaban atónitas de su doctrina.
22:34
Entonces los
Fariseos, oyendo que había cerrado la boca á los Saduceos, se juntaron á una.
cm dom. 22,34-40 -
22:35
Y preguntó
uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole y diciendo:
22:36
Maestro, ¿cuál
es el mandamiento grande en la ley?
22:37
Y Jesús le
dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda
tu mente.
22:38
Este es el
primero y el grande mandamiento.
22:39
Y el segundo
es semejante á éste: Amarás á tu prójimo como á ti mismo.
22:40
De estos dos
mandamientos depende toda la ley y los profetas.
22:41
Y estando
juntos los Fariseos, Jesús les preguntó,
22:42
Diciendo:
¿Qué os parece del Cristo? ¿de quién es Hijo? Dícenle: De David.
22:43
El les dice:
¿Pues cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:
22:44
Dijo el Señor
á mi Señor: Siéntate á mi diestra, Entre tanto que pongo tus enemigos por
estrado de tus pies?
22:45
Pues si David
le llama Señor, ¿cómo es su Hijo?
22:46
Y nadie le
podía responder palabra; ni osó alguno desde aquel día preguntarle más.
Mat 22:1 Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en
parábolas, diciendo:
Mat 22:2 «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete
de bodas de su hijo.
Mat 22:3 Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron
venir.
Mat 22:4 Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados:
"Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales
cebados, y todo está a punto; venid a la boda."
Mat 22:5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su
negocio;
Mat 22:6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron.
Mat 22:7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas
y prendió fuego a su ciudad.
Mat 22:8 Entonces dice a sus siervos: "La boda está preparada, pero los
invitados no eran dignos.
Mat 22:9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis,
invitadlos a la boda."
Mat 22:10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que
encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.
Mat 22:11 «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno
que no tenía traje de boda,
Mat 22:12 le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" El se
quedó callado.
Mat 22:13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y
echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes."
Mat 22:14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»
Mat 22:15 Entonces los fariseos se fueron y celebraron consejo sobre la forma de
sorprenderle en alguna palabra.
Mat 22:16 Y le envían sus discípulos, junto con los herodianos, a decirle:
«Maestro, sabemos que eres veraz y que enseñas el camino de Dios con franqueza y
que no te importa por nadie, porque no miras la condición de las personas.
Mat 22:17 Dinos, pues, qué te parece, ¿es lícito pagar tributo al César o no?»
Mat 22:18 Mas Jesús, conociendo su malicia, dijo: «Hipócritas, ¿por qué me
tentáis?
Mat 22:19 Mostradme la moneda del tributo.» Ellos le presentaron un denario.
Mat 22:20 Y les dice: «¿De quién es esta imagen y la inscripción?»
Mat 22:21 Dícenle: «Del César.» Entonces les dice: «Pues lo del César
devolvédselo al César, y lo de Dios a Dios.»
Mat 22:22 Al oír esto, quedaron maravillados, y dejándole, se fueron.
Mat 22:23 Aquel día se le acercaron unos saduceos, esos que niegan que haya
resurrección, y le preguntaron:
Mat 22:24 «Maestro, Moisés dijo: Si alguien muere sin tener hijos, su hermano se
casará con la mujer de aquél para dar descendencia a su hermano.
Mat 22:25 Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó y
murió; y, no teniendo descendencia, dejó su mujer a su hermano.
Mat 22:26 Sucedió lo mismo con el segundo, y con el tercero, hasta los siete.
Mat 22:27 Después de todos murió la mujer.
Mat 22:28 En la resurrección, pues, ¿de cuál de los siete será mujer? Porque
todos la tuvieron.»
Mat 22:29 Jesús les respondió: «Estáis en un error, por no entender las
Escrituras ni el poder de Dios.
Mat 22:30 Pues en la resurrección, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, sino
que serán como ángeles en el cielo.
Mat 22:31 Y en cuanto a la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído
aquellas palabras de Dios cuando os dice:
Mat 22:32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? No es
un Dios de muertos, sino de vivos.»
Mat 22:33 Al oír esto, la gente se maravillaba de su doctrina.
Mat 22:34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los
saduceos, se reunieron en grupo,
Mat 22:35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba:
Mat 22:36 «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?»
Mat 22:37 El le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda
tu alma y con toda tu mente.
Mat 22:38 Este es el mayor y el primer mandamiento.
Mat 22:39 El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Mat 22:40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»
Mat 22:41 Estando reunidos los fariseos, les propuso Jesús esta cuestión:
Mat 22:42 «¿Qué pensáis acerca del Cristo? ¿De quién es hijo?» Dícenle: «De
David.»
Mat 22:43 Díceles: «Pues ¿cómo David, movido por el Espíritu, le llama Señor,
cuando dice:
Mat 22:44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus
enemigos debajo de tus pies?
Mat 22:45 Si, pues, David le llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?»
Mat 22:46 Nadie era capaz de contestarle nada; y desde ese día ninguno se
atrevió ya a hacerle más preguntas.
volver al inicio
Capítulo 23
23:1
ENTONCES
habló Jesús á las gentes y á sus discípulos,
cm dom. 23,1-12 -
23:2
Diciendo:
Sobre la cátedra de Moisés se sentaron los escribas y los Fariseos:
23:3
Así que, todo
lo que os dijeren que guardéis, guardadlo y hacedlo; mas no hagáis conforme á
sus obras: porque dicen, y no hacen.
23:4
Porque atan
cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los
hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover.
23:5
Antes, todas
sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque ensanchan sus
filacterias, y extienden los flecos de sus mantos;
23:6
Y aman los
primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas;
23:7
Y las
salutaciones en las plazas, y ser llamados de los hombres Rabbí, Rabbí.
23:8
Mas vosotros,
no queráis ser llamados Rabbí; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo; y
todos vosotros sois hermanos.
23:9
Y vuestro
padre no llaméis á nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el cual
está en los cielos.
23:10
Ni seáis
llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo.
23:11
El que es el
mayor de vosotros, sea vuestro siervo.
23:12
Porque el que
se ensalzare, será humillado; y el que se humillare, será ensalzado.
23:13
Mas ¡ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los
cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni á los que están
entrando dejáis entrar.
midrash 4 tipos de discípulos -
23:14
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque coméis las casas de las
viudas, y por pretexto hacéis larga oración: por esto llevaréis mas grave juicio.
23:15
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque rodeáis la mar y la tierra
por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del infierno doble
más que vosotros.
23:16
¡Ay de
vosotros, guías ciegos! que decís: Cualquiera que jurare por el templo es nada;
mas cualquiera que jurare por el oro del templo, deudor es.
23:17
¡Insensatos y
ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, ó el templo que santifica al oro?
23:18
Y: Cualquiera
que jurare por el altar, es nada; mas cualquiera que jurare por el presente que
está sobre Él, deudor es.
23:19
¡Necios y
ciegos! porque, ¿cuál es mayor, el presente, ó el altar que santifica al
presente?
23:20
Pues el que
jurare por el altar, jura por Él, y por todo lo que está sobre Él;
23:21
Y el que
jurare por el templo, jura por Él, y por Aquél que habita en Él;
23:22
Y el que jura
por el cielo, jura por el trono de Dios, y por Aquél que está sentado sobre Él.
23:23
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo
y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley, es á saber, el
juicio y la misericordia y la fe: esto era menester hacer, y no dejar lo otro.
23:24
¡Guías
ciegos, que coláis el mosquito, mas tragáis el camello!
23:25
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo que está de fuera
del vaso y del plato; mas de dentro están llenos de robo y de injusticia.
23:26
¡Fariseo
ciego, limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de
fuera se haga limpio!
23:27
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque sois semejantes á sepulcros
blanqueados, que de fuera, á la verdad, se muestran hermosos, mas de dentro
están llenos de huesos de muertos y de toda suciedad.
23:28
Así también
vosotros de fuera, á la verdad, os mostráis justos á los hombres; mas de
dentro, llenos estáis de hipocresía é iniquidad.
23:29
¡Ay de
vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de
los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,
23:30
Y decís: Si
fuéramos en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus compañeros en
la sangre de los profetas.
23:31
Así que,
testimonio dais á vosotros mismos, que sois hijos de aquellos que mataron á los
profetas.
23:32
¡Vosotros
también henchid la medida de vuestros padres!
23:33
¡Serpientes,
generación de víboras! ¿cómo evitaréis el juicio del infierno?
23:34
Por tanto, he
aquí, yo envío á vosotros profetas, y sabios, y escribas: y de ellos, á unos
mataréis y crucificaréis, y á otros de ellos azotaréis en vuestras sinagogas, y
perseguiréis de ciudad en ciudad:
23:35
Para que
venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado sobre la tierra,
desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de Zacarías, hijo de
Barachîas, al cual matasteis entre el templo y el altar.
23:36
De cierto os
digo que todo esto vendrá sobre esta generación.
23:37
¡Jerusalem,
Jerusalem, que matas á los profetas, y apedreas á los que son enviados á ti!
¡cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus pollos debajo
de las alas, y no quisiste!
23:38
He aquí
vuestra casa os es dejada desierta.
23:39
Porque os
digo que desde ahora no me veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el
nombre del Señor.
Mat 23:1 Entonces Jesús se dirigió a la gente y a sus
discípulos
Mat 23:2 y les dijo: «En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los
fariseos.
Mat 23:3 Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su
conducta, porque dicen y no hacen.
Mat 23:4 Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos
ni con el dedo quieren moverlas.
Mat 23:5 Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen
bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto;
Mat 23:6 quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en
las sinagogas,
Mat 23:7 que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí".
Mat 23:8 «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es
vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.
Mat 23:9 Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es
vuestro Padre: el del cielo.
Mat 23:10 Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro
Director: el Cristo.
Mat 23:11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor.
Mat 23:12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será
ensalzado.
Mat 23:13 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los
hombres el Reino de los Cielos! Vosotros ciertamente no entráis; y a los que
están entrando no les dejáis entrar.
Mat 23:15 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que recorréis mar y
tierra para hacer un prosélito, y, cuando llega a serlo, le hacéis hijo de
condenación el doble que vosotros!
Mat 23:16 «¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: "Si uno jura por el
Santuario, eso no es nada; mas si jura por el oro del Santuario, queda
obligado!"
Mat 23:17 ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro, o el Santuario
que hace sagrado el oro?
Mat 23:18 Y también: "Si uno jura por el altar, eso no es nada; mas si jura por
la ofrenda que está sobre él, queda obligado."
Mat 23:19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda, o el altar que hace
sagrada la ofrenda?
Mat 23:20 Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está
sobre él.
Mat 23:21 Quien jura por el Santuario, jura por él y por Aquel que lo habita.
Mat 23:22 Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por Aquel que
está sentado en él.
Mat 23:23 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo
de la menta, del aneto y del comino, y descuidáis lo más importante de la Ley:
la justicia, la misericordia y la fe! Esto es lo que había que practicar, aunque
sin descuidar aquello.
Mat 23:24 ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!
Mat 23:25 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que purificáis por
fuera la copa y el plato, mientras por dentro están llenos de rapiña e
intemperancia!
Mat 23:26 ¡Fariseo ciego, purifica primero por dentro la copa, para que también
por fuera quede pura!
Mat 23:27 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, pues sois semejantes
a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen bonitos, pero por dentro están
llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia!
Mat 23:28 Así también vosotros, por fuera aparecéis justos ante los hombres,
pero por dentro estáis llenos de hipocresía y de iniquidad.
Mat 23:29 «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, porque edificáis los
sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos de los justos,
Mat 23:30 y decís: "Si nosotros hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros
padres, no habríamos tenido parte con ellos en la sangre de los profetas!"
Mat 23:31 Con lo cual atestiguáis contra vosotros mismos que sois hijos de los
que mataron a los profetas.
Mat 23:32 ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!
Mat 23:33 «¡Serpientes, raza de víboras! ¿Cómo vais a escapar a la condenación
de la gehenna?
Mat 23:34 Por eso, he aquí que yo envío a vosotros profetas, sabios y escribas:
a unos los mataréis y los crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras
sinagogas y los perseguiréis de ciudad en ciudad,
Mat 23:35 para que caiga sobre vosotros toda la sangre inocente derramada sobre
la tierra, desde la sangre del inocente Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo
de Baraquías, a quien matasteis entre el Santuario y el altar.
Mat 23:36 Yo os aseguro: todo esto recaerá sobre esta generación.
Mat 23:37 «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que
le son enviados! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina
reúne a sus pollos bajo las alas, y no habéis querido!
Mat 23:38 Pues bien, se os va a dejar desierta vuestra casa.
Mat 23:39 Porque os digo que ya no me volveréis a ver hasta que digáis: ¡Bendito
el que viene en nombre del Señor!»
volver al inicio
Capítulo 24
24:1
Y SALIDO
Jesús, íbase del templo; y se llegaron sus discípulos, para mostrarle los
edificios del templo.
24:2
Y
respondiendo Él, les dijo: ¿Veis todo esto? de cierto os digo, que no será
dejada aquí piedra sobre piedra, que no sea destruída.
24:3
Y sentándose
Él en el monte de las Olivas, se llegaron á Él los discípulos aparte, diciendo:
Dinos, ¿cuándo serán estas cosas, y qué señal habrá de tu venida, y del fin del
mundo?
24:4
Y
respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe.
24:5
Porque
vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y á muchos engañarán.
24:6
Y oiréis
guerras, y rumores de guerras: mirad que no os turbéis; porque es menester que
todo esto acontezca; mas aún no es el fin.
24:7
Porque se levantará
nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestilencias, y hambres, y
terremotos por los lugares.
24:8
Y todas estas
cosas, principio de dolores.
24:9
Entonces os
entregarán para ser afligidos, y os matarán; y seréis aborrecidos de todas las
gentes por causa de mi nombre.
24:10
Y muchos
entonces serán escandalizados; y se entregarán unos á otros, y unos á otros se
aborrecerán.
24:11
Y muchos
falsos profetas se levantarán y engañarán á muchos.
24:12
Y por haberse
multiplicado la maldad, la caridad de muchos se resfriará.
24:13
Mas el que
perseverare hasta el fin, éste será salvo.
24:14
Y será
predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por testimonio á todos los
Gentiles; y entonces vendrá el fin.
24:15
Por tanto,
cuando viereis la abominación del asolamiento, que fué dicha por Daniel
profeta, que estará en el lugar santo, (el que lee, entienda),
24:16
Entonces los
que están en Judea, huyan á los montes;
24:17
Y el que
sobre el terrado, no descienda á tomar algo de su casa;
24:18
Y el que en
el campo, no vuelva atrás á tomar sus vestidos.
24:19
Mas ¡ay de
las preñadas, y de las que crían en aquellos días!
24:20
Orad, pues,
que vuestra huída no sea en invierno ni en sábado;
24:21
Porque habrá
entonces grande aflicción, cual no fué desde el principio del mundo hasta
ahora, ni será.
24:22
Y si aquellos
días no fuesen acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los
escogidos, aquellos días serán acortados.
24:23
Entonces, si
alguno os dijere: He aquí está el Cristo, ó allí, no creáis.
24:24
Porque se
levantarán falsos Cristos, y falsos profetas, y darán señales grandes y
prodigios; de tal manera que engañarán, si es posible, aun á los escogidos.
24:25
He aquí os lo
he dicho antes.
24:26
Así que, si
os dijeren: He aquí en el desierto está; no salgáis: He aquí en las cámaras; no
creáis.
24:27
Porque como
el relámpago que sale del oriente y se muestra hasta el occidente, así será
también la venida del Hijo del hombre.
24:28
Porque donde
quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán las águilas.
24:29
Y luego
después de la aflicción de aquellos días, el sol se obscurecerá, y la luna no
dará su lumbre, y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes de los cielos
ser��n conmovidas.
24:30
Y entonces se
mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas
las tribus de la tierra, y verán al Hijo del hombre que vendrá sobre las nubes
del cielo, con grande poder y gloria.
24:31
Y enviará sus
ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán sus escogidos de los cuatro
vientos, de un cabo del cielo hasta el otro.
24:32
De la higuera
aprended la parábola: Cuando ya su rama se enternece, y las hojas brotan,
sabéis que el verano está cerca.
24:33
Así también
vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que está cercano, á las
puertas.
24:34
De cierto os
digo, que no pasará esta generación, que todas estas cosas no acontezcan.
24:35
El cielo y la
tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.
24:36
Empero del
día y hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino mi Padre solo.
24:37
Mas como los
días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
cm dom. 24,37-44 -
24:38
Porque como
en los días antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y dando en
casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca,
24:39
Y no
conocieron hasta que vino el diluvio y llevó á todos, así será también la
venida del Hijo del hombre.
24:40
Entonces
estarán dos en el campo; el uno será tomado, y el otro será dejado:
24:41
Dos mujeres
moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será dejada.
24:42
Velad pues,
porque no sabéis á qué hora ha de venir vuestro Señor.
24:43
Esto empero
sabed, que si el padre de la familia supiese á cuál vela el ladrón había de
venir, velaría, y no dejaría minar su casa.
24:44
Por tanto,
también vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre ha de venir á la
hora que no pensáis.
24:45
¿Quién pues
es el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su familia para que
les dé alimento á tiempo?
24:46
Bienaventurado
aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare haciendo así.
24:47
De cierto os
digo, que sobre todos sus bienes le pondrá.
24:48
Y si aquel
siervo malo dijere en su corazón Mi señor se tarda en venir:
24:49
Y comenzare á
herir á sus consiervos, y aun á comer y á beber con los borrachos;
24:50
Vendrá el
señor de aquel siervo en el día que no espera, y á la hora que no sabe,
24:51
Y le cortará
por medio, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro y el crujir
de dientes.
Mat 24:1 Salió Jesús del Templo y, cuando se iba, se le
acercaron sus discípulos para mostrarle las construcciones del Templo.
Mat 24:2 Pero él les respondió: «¿Veis todo esto? Yo os aseguro no quedará aquí
piedra sobre piedra que no sea derruida.»
Mat 24:3 Estando luego sentado en el monte de los Olivos, se acercaron a él en
privado sus discípulos, y le dijeron: «Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la
señal de tu venida y del fin del mundo.»
Mat 24:4 Jesús les respondió: «Mirad que no os engañe nadie.
Mat 24:5 Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: "Yo soy el
Cristo", y engañarán a muchos.
Mat 24:6 Oiréis también hablar de guerras y rumores de guerras. ¡Cuidado, no os
alarméis! Porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
Mat 24:7 Pues se levantará nación contra nación y reino contra reino, y habrá en
diversos lugares hambre y terremotos.
Mat 24:8 Todo esto será el comienzo de los dolores de alumbramiento.
Mat 24:9 «Entonces os entregarán a la tortura y os matarán, y seréis odiados de
todas las naciones por causa de mi nombre.
Mat 24:10 Muchos se escandalizarán entonces y se traicionarán y odiarán
mutuamente.
Mat 24:11 Surgirán muchos falsos profetas, que engañarán a muchos.
Mat 24:12 Y al crecer cada vez más la iniquidad, la caridad de la mayoría se
enfriará.
Mat 24:13 Pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.
Mat 24:14 «Se proclamará esta Buena Nueva del Reino en el mundo entero, para dar
testimonio a todas las naciones. Y entonces vendrá el fin.
Mat 24:15 «Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, anunciada por el
profeta Daniel, erigida en el Lugar Santo (el que lea, que entienda),
Mat 24:16 entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes;
Mat 24:17 el que esté en el terrado, no baje a recoger las cosas de su casa;
Mat 24:18 y el que esté en el campo, no regrese en busca de su manto.
Mat 24:19 ¡Ay de las que estén encinta o criando en aquellos días!
Mat 24:20 Orad para que vuestra huida no suceda en invierno ni en día de sábado.
Mat 24:21 Porque habrá entonces una gran tribulación, cual no la hubo desde el
principio del mundo hasta el presente ni volverá a haberla.
Mat 24:22 Y si aquellos días no se abreviasen, no se salvaría nadie; pero en
atención a los elegidos se abreviarán aquellos días.
Mat 24:23 «Entonces, si alguno os dice: "Mirad, el Cristo está aquí o allí, no
lo creáis.
Mat 24:24 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, que harán grandes
señales y prodigios, capaces de engañar, si fuera posible, a los mismos
elegidos.
Mat 24:25 ¡Mirad que os lo he predicho!
Mat 24:26 «Así que si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "Está en los
aposentos", no lo creáis.
Mat 24:27 Porque como el relámpago sale por oriente y brilla hasta occidente,
así será la venida del Hijo del hombre.
Mat 24:28 Donde esté el cadáver, allí se juntarán los buitres.
Mat 24:29 «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se
oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las
fuerzas de los cielos serán sacudidas.
Mat 24:30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y
entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del
hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria.
Mat 24:31 El enviará a sus ángeles con sonora trompeta, y reunirán de los cuatro
vientos a sus elegidos, desde un extremo de los cielos hasta el otro.
Mat 24:32 «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están
tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca.
Mat 24:33 Así también vosotros, cuando veáis todo esto, sabed que El está cerca,
a las puertas.
Mat 24:34 Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto
suceda.
Mat 24:35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mat 24:36 Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los
cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre.
Mat 24:37 «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.
Mat 24:38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían,
tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca,
Mat 24:39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a
todos, así será también la venida del Hijo del hombre.
Mat 24:40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado;
Mat 24:41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.
Mat 24:42 «Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Mat 24:43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche
iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa.
Mat 24:44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que
no penséis, vendrá el Hijo del hombre.
Mat 24:45 «¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien el señor puso al
frente de su servidumbre para darles la comida a su tiempo?
Mat 24:46 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo
así.
Mat 24:47 Yo os aseguro que le pondrá al frente de toda su hacienda.
Mat 24:48 Pero si el mal siervo aquel se dice en su corazón: "Mi señor tarda",
Mat 24:49 y se pone a golpear a sus compañeros y come y bebe con los borrachos,
Mat 24:50 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento
que no sabe,
Mat 24:51 le separará y le señalará su suerte entre los hipócritas; allí será el
llanto y el rechinar de dientes.
volver al inicio
Capítulo 25
25:1
ENTONCES el
reino de los cielos será semejante á diez vírgenes, que tomando sus lámparas,
salieron á recibir al esposo.
cm dom. 25,1-13 -
25:2
Y las cinco
de ellas eran prudentes, y las cinco fatuas.
25:3
Las que eran
fatuas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite;
25:4
Mas las
prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus lámparas.
25:5
Y tardándose
el esposo, cabecearon todas, y se durmieron.
25:6
Y á la media
noche fué oído un clamor: He aquí, el esposo viene; salid á recibirle.
25:7
Entonces
todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas.
25:8
Y las fatuas
dijeron á las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se
apagan.
25:9
Mas las
prudentes respondieron, diciendo. Porque no nos falte á nosotras y á vosotras,
id antes á los que venden, y comprad para vosotras.
25:10
Y mientras
que ellas iban á comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas,
entraron con Él á las bodas; y se cerró la puerta.
25:11
Y después
vinieron también las otras vírgenes, diciendo: Señor, Señor, ábrenos.
25:12
Mas
respondiendo Él, dijo: De cierto os digo, que no os conozco.
25:13
Velad, pues,
porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.
25:14
Porque el
reino de los cielos es como un hombre que partiéndose lejos llamó á sus
siervos, y les entregó sus bienes.
cm dom. 25,14-30 -
25:15
Y á éste dió
cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno: á cada uno conforme á su
facultad; y luego se partió lejos.
25:16
Y el que
había recibido cinco talentos se fué, y granjeó con ellos, é hizo otros cinco
talentos.
25:17
Asimismo el
que había recibido dos, ganó también Él otros dos.
25:18
Mas el que
había recibido uno, fué y cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor.
25:19
Y después de
mucho tiempo, vino el señor de aquellos siervos, é hizo cuentas con ellos.
25:20
Y llegando el
que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor,
cinco talentos me entregaste; he aquí otros cinco talentos he ganado sobre
ellos.
25:21
Y su señor le
dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré: entra en el gozo de tu señor.
25:22
Y llegando
también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me
entregaste; he aquí otros dos talentos he ganado sobre ellos.
25:23
Su señor le
dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré: entra en el gozo de tu señor.
25:24
Y llegando
también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres
hombre duro, que siegas donde no sembraste, y recoges donde no esparciste;
25:25
Y tuve miedo,
y fuí, y escondí tu talento en la tierra: he aquí tienes lo que es tuyo.
25:26
Y
respondiendo su señor, le dijo: Malo y negligente siervo, sabías que siego
donde no sembré y que recojo donde no esparcí;
25:27
Por tanto te
convenía dar mi dinero á los banqueros, y viniendo yo, hubiera recibido lo que
es mío con usura.
25:28
Quitadle pues
el talento, y dadlo al que tiene diez talentos.
25:29
Porque á
cualquiera que tuviere, le será dado, y tendrá más; y al que no tuviere, aun lo
que tiene le será quitado.
25:30
Y al siervo
inútil echadle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro y el crujir de
dientes.
25:31
Y cuando el
Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con Él, entonces
se sentará sobre el trono de su gloria.
cm dom. 25,31-46 -
25:32
Y serán
reunidas delante de Él todas las gentes: y los apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
25:33
Y pondrá las
ovejas á su derecha, y los cabritos á la izquierda.
25:34
Entonces el
Rey dirá á los que estarán á su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad
el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
25:35
Porque tuve
hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fuí huésped, y
me recogisteis;
25:36
Desnudo, y me
cubristeis; enfermo, y me visitasteis; estuve en la cárcel, y vinisteis á mí.
25:37
Entonces los
justos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te
sustentamos? ¿ó sediento, y te dimos de beber?
25:38
¿Y cuándo te
vimos huésped, y te recogimos? ¿ó desnudo, y te cubrimos?
25:39
¿O cuándo te
vimos enfermo, ó en la cárcel, y vinimos á ti?
25:40
Y
respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis á uno
de estos mis hermanos pequeñitos, á mí lo hicisteis.
25:41
Entonces dirá
también á los que estarán á la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego
eterno preparado para el diablo y para sus ángeles:
25:42
Porque tuve
hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber;
25:43
Fuí huésped,
y no me recogisteis; desnudo, y no me cubristeis; enfermo, y en la cárcel, y no
me visitasteis.
25:44
Entonces
también ellos le responderán, diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, ó
sediento, ó huésped, ó desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y no te servimos?
25:45
Entonces les
responderá, diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis á uno de
estos pequeñitos, ni á mí lo hicisteis.
25:46
E irán éstos
al tormento eterno, y los justos á la vida eterna.
Mat 25:1 «Entonces el Reino de los Cielos será
semejante a diez vírgenes, que, con su lámpara en la mano, salieron al encuentro
del novio.
Mat 25:2 Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes.
Mat 25:3 Las necias, en efecto, al tomar sus lámparas, no se proveyeron de
aceite;
Mat 25:4 las prudentes, en cambio, junto con sus lámparas tomaron aceite en las
alcuzas.
Mat 25:5 Como el novio tardara, se adormilaron todas y se durmieron.
Mat 25:6 Mas a media noche se oyó un grito: "¡Ya está aquí el novio! ¡Salid a su
encuentro!"
Mat 25:7 Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus
lámparas.
Mat 25:8 Y las necias dijeron a las prudentes: "Dadnos de vuestro aceite, que
nuestras lámparas se apagan."
Mat 25:9 Pero las prudentes replicaron: "No, no sea que no alcance para nosotras
y para vosotras; es mejor que vayáis donde los vendedores y os lo compréis."
Mat 25:10 Mientras iban a comprarlo, llegó el novio, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de boda, y se cerró la puerta.
Mat 25:11 Más tarde llegaron las otras vírgenes diciendo: "¡Señor, señor,
ábrenos!"
Mat 25:12 Pero él respondió: "En verdad os digo que no os conozco."
Mat 25:13 Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora.
Mat 25:14 «Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y
les encomendó su hacienda:
Mat 25:15 a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según
su capacidad; y se ausentó.
Mat 25:16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con
ellos y ganó otros cinco.
Mat 25:17 Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.
Mat 25:18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y
escondió el dinero de su señor.
Mat 25:19 Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta
cuentas con ellos.
Mat 25:20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco,
diciendo: "Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he
ganado."
Mat 25:21 Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
Mat 25:22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: "Señor, dos talentos
me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado."
Mat 25:23 Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido
fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor."
Mat 25:24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: "Señor, sé
que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no
esparciste.
Mat 25:25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí
tienes lo que es tuyo."
Mat 25:26 Mas su señor le respondió: "Siervo malo y perezoso, sabías que yo
cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí;
Mat 25:27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al
volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses.
Mat 25:28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez
talentos.
Mat 25:29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no
tiene, aun lo que tiene se le quitará.
Mat 25:30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el
llanto y el rechinar de dientes."
Mat 25:31 «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus
ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria.
Mat 25:32 Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a
los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos.
Mat 25:33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
Mat 25:34 Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi
Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación
del mundo.
Mat 25:35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber; era forastero, y me acogisteis;
Mat 25:36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la
cárcel, y vinisteis a verme."
Mat 25:37 Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?
Mat 25:38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos?
Mat 25:39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?"
Mat 25:40 Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de
estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."
Mat 25:41 Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.
Mat 25:42 Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me
disteis de beber;
Mat 25:43 era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis;
enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis."
Mat 25:44 Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o
sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?"
Mat 25:45 Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis
de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo."
Mat 25:46 E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»
volver al inicio
Capítulo 26
26:1
Y ACONTECIÓ
que, como hubo acabado Jesús todas estas palabras, dijo á sus discípulos:
26:2
Sabéis que
dentro de dos días se hace la pascua, y el Hijo del hombre es entregado para
ser crucificado.
26:3
Entonces los
príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos del pueblo se
juntaron al patio del pontífice, el cual se llamaba Caifás;
26:4
Y tuvieron
consejo para prender por engaño á Jesús, y matarle.
26:5
Y decían: No
en el día de la fiesta, porque no se haga alboroto en el pueblo.
26:6
Y estando
Jesús en Bethania, en casa de Simón el leproso,
26:7
Vino á Él una
mujer, teniendo un vaso de alabastro de ungüento de gran precio, y lo derramó
sobre la cabeza de Él, estando sentado á la mesa.
26:8
Lo cual
viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: ¿Por qué se pierde esto?
26:9
Porque esto
se podía vender por gran precio, y darse á los pobres.
26:10
Y
entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué dais pena á esta mujer? Pues ha hecho
conmigo buena obra.
26:11
Porque
siempre tendréis pobres con vosotros, mas á mí no siempre me tendréis.
26:12
Porque
echando este ungüento sobre mi cuerpo, para sepultarme lo ha hecho.
26:13
De cierto os
digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en todo el mundo,
también será dicho para memoria de ella, lo que ésta ha hecho.
26:14
Entonces uno
de los doce, que se llamaba Judas Iscariote, fué á los príncipes de los
sacerdotes,
cm dom. 26,14-27,66 -
26:15
Y les dijo:
¿Qué me queréis dar, y yo os lo entregaré? Y ellos le señalaron treinta piezas
de plata.
26:16
Y desde
entonces buscaba oportunidad para entregarle.
26:17
Y el primer
día de la fiesta de los panes sin levadura, vinieron los discípulos á Jesús,
diciéndole: ¿Dónde quieres que aderecemos para ti para comer la pascua?
26:18
Y Él dijo: Id
á la ciudad á cierto hombre, y decidle: El Maestro dice: Mi tiempo está cerca;
en tu casa haré la pascua con mis discípulos.
26:19
Y los
discípulos hicieron como Jesús les mandó, y aderezaron la pascua.
26:20
Y como fué la
tarde del día, se sentó á la mesa con los doce.
26:21
Y comiendo
ellos, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me ha de entregar.
26:22
Y
entristecidos ellos en gran manera, comenzó cada uno de ellos á decirle: ¿Soy
yo, Señor?
26:23
Entonces Él
respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato, ése me ha de
entregar.
26:24
A la verdad
el Hijo del hombre va, como está escrito de Él, mas ¡ay de aquel hombre por
quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal hombre no haber
nacido.
26:25
Entonces
respondiendo Judas, que le entregaba, dijo. ¿Soy yo, Maestro? Dícele: Tú lo has
dicho.
26:26
Y comiendo
ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió á sus discípulos, y
dijo: Tomad, comed. esto es mi cuerpo.
26:27
Y tomando el
vaso, y hechas gracias, les dió, diciendo: Bebed de Él todos;
26:28
Porque esto
es mi sangre del nuevo pacto, la cual es derramada por muchos para remisión de
los pecados.
26:29
Y os digo,
que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día, cuando
lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi Padre.
26:30
Y habiendo
cantado el himno, salieron al monte de las Olivas.
26:31
Entonces
Jesús les dice: Todos vosotros seréis escandalizados en mí esta noche; porque
escrito está: Heriré al Pastor, y las ovejas de la manada serán dispersas.
26:32
Mas después
que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.
26:33
Y
respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en ti, yo nunca
seré escandalizado.
26:34
Jesús le
dice: De cierto te digo que esta noche, antes que el gallo cante, me negarás
tres veces.
26:35
Dícele Pedro.
Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré. Y todos los discípulos
dijeron lo mismo.
26:36
Entonces
llegó Jesús con ellos á la aldea que se llama Gethsemaní, y dice á sus
discípulos: Sentaos aquí, hasta que vaya allí y ore.
26:37
Y tomando á
Pedro, y á los dos hijos de Zebedeo, comenzó á entristecerse y á angustiarse en
gran manera.
26:38
Entonces
Jesús les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte; quedaos aquí, y velad
conmigo.
26:39
Y yéndose un
poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y diciendo: Padre mío, si
es posible, pase de mí este vaso; empero no como yo quiero, sino como tú.
26:40
Y vino á sus
discípulos, y los halló durmiendo, y dijo á Pedro: ¿Así no habéis podido velar
conmigo una hora?
26:41
Velad y orad,
para que no entréis en tentación: el espíritu á la verdad está presto, mas la
carne enferma.
26:42
Otra vez fué,
segunda vez, y oró diciendo. Padre mío, si no puede este vaso pasar de mí sin
que yo lo beba, hágase tu voluntad.
26:43
Y vino, y los
halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos estaban agravados.
26:44
Y dejándolos
fuése de nuevo, y oró tercera vez, diciendo las mismas palabras.
26:45
Entonces vino
á sus discípulos y díceles: Dormid ya, y descansad: he aquí ha llegado la hora,
y el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.
26:46
Levantaos,
vamos: he aquí ha llegado el que me ha entregado.
26:47
Y hablando
aún Él, he aquí Judas, uno de los doce, vino, y con Él mucha gente con espadas
y con palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes, y de los ancianos del
pueblo.
26:48
Y el que le
entregaba les había dado señal, diciendo: Al que yo besare, aquél es:
prendedle.
26:49
Y luego que
llegó á Jesús, dijo: Salve, Maestro. Y le besó.
26:50
Y Jesús le
dijo: Amigo, ¿á qué vienes? Entonces llegaron, y echaron mano á Jesús, y le
prendieron.
26:51
Y he aquí,
uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, é
hiriendo á un siervo del pontífice, le quitó la oreja.
26:52
Entonces
Jesús le dice: Vuelve tu espada á su lugar; porque todos los que tomaren
espada, á espada perecerán.
26:53
¿Acaso
piensas que no puedo ahora orar á mi Padre, y Él me daría más de doce legiones
de ángeles?
26:54
¿Cómo, pues,
se cumplirían las Escrituras, que así conviene que sea hecho?
26:55
En aquella
hora dijo Jesús á las gentes: ¿Como á ladrón habéis salido con espadas y con
palos á prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y
no me prendisteis.
26:56
Mas todo esto
se hace, para que se cumplan las Escrituras de los profetas. Entonces todos los
discípulos huyeron, dejándole.
26:57
Y ellos,
prendido Jesús, le llevaron á Caifás pontífice, donde los escribas y los
ancianos estaban juntos.
26:58
Mas Pedro le
seguía de lejos hasta el patio del pontífice; y entrando dentro, estábase
sentado con los criados, para ver el fin.
26:59
Y los
príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso
testimonio contra Jesús, para entregarle á la muerte;
26:60
Y no lo
hallaron, aunque muchos testigos falsos se llegaban; mas á la postre vinieron
dos testigos falsos,
26:61
Que dijeron:
Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo.
26:62
Y
levantándose el pontífice, le dijo: ¿No respondes nada? ¿qué testifican éstos
contra ti?
26:63
Mas Jesús
callaba. Respondiendo el pontífice, le dijo: Te conjuro por el Dios viviente,
que nos digas si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.
26:64
Jesús le
dijo: Tú lo has dicho: y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo de
los hombres sentado á la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las
nubes del cielo.
26:65
Entonces el
pontífice rasgó sus vestidos, diciendo: Blasfemado ha: ¿qué más necesidad
tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia.
26:66
¿Qué os
parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte.
26:67
Entonces le
escupieron en el rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con
mojicones,
26:68
Diciendo:
Profetízanos tú, Cristo, quién es el que te ha herido.
26:69
Y Pedro
estaba sentado fuera en el patio: y se llegó á Él una criada, diciendo: Y tú
con Jesús el Galileo estabas.
26:70
Mas Él negó
delante de todos, diciendo: No sé lo que dices.
26:71
Y saliendo Él
á la puerta, le vió otra, y dijo á los que estaban allí: También éste estaba
con Jesús Nazareno.
26:72
Y negó otra
vez con juramento: No conozco al hombre.
26:73
Y un poco
después llegaron los que estaban por allí, y dijeron á Pedro: Verdaderamente
también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto.
26:74
Entonces
comenzó á hacer imprecaciones, y á jurar, diciendo: No conozco al hombre. Y el
gallo cantó luego.
26:75
Y se acordó
Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, me
negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.
Mat 26:1 Y sucedió que, cuando acabó Jesús todos estos
discursos, dijo a sus discípulos:
Mat 26:2 «Ya sabéis que dentro de dos días es la Pascua; y el Hijo del hombre va
a ser entregado para ser crucificado.»
Mat 26:3 Entonces los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en
el palacio del Sumo Sacerdote, llamado Caifás;
Mat 26:4 y resolvieron prender a Jesús con engaño y darle muerte.
Mat 26:5 Decían sin embargo: «Durante la fiesta no, para que no haya alboroto en
el pueblo.»
Mat 26:6 Hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso,
Mat 26:7 se acercó a él una mujer que traía un frasco de alabastro, con perfume
muy caro, y lo derramó sobre su cabeza mientras estaba a la mesa.
Mat 26:8 Al ver esto los discípulos se indignaron y dijeron: «¿Para qué este
despilfarro?
Mat 26:9 Se podía haber vendido a buen precio y habérselo dado a los pobres.»
Mat 26:10 Mas Jesús, dándose cuenta, les dijo: «¿Por qué molestáis a esta mujer?
Pues una "obra buena" ha hecho conmigo.
Mat 26:11 Porque pobres tendréis siempre con vosotros, pero a mí no me tendréis
siempre.
Mat 26:12 Y al derramar ella este ungüento sobre mi cuerpo, en vista de mi
sepultura lo ha hecho.
Mat 26:13 Yo os aseguro: dondequiera que se proclame esta Buena Nueva, en el
mundo entero, se hablará también de lo que ésta ha hecho para memoria suya.»
Mat 26:14 Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos
sacerdotes,
Mat 26:15 y les dijo: «¿Qué queréis darme, y yo os lo entregaré?» Ellos le
asignaron treinta monedas de plata.
Mat 26:16 Y desde ese momento andaba buscando una oportunidad para entregarle.
Mat 26:17 El primer día de los Azimos, los discípulos se acercaron a Jesús y le
dijeron: «¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer el cordero
de Pascua?»
Mat 26:18 El les dijo: «Id a la ciudad, a casa de fulano, y decidle: "El Maestro
dice: Mi tiempo está cerca; en tu casa voy a celebrar la Pascua con mis
discípulos."»
Mat 26:19 Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon
la Pascua.
Mat 26:20 Al atardecer, se puso a la mesa con los Doce.
Mat 26:21 Y mientras comían, dijo: «Yo os aseguro que uno de vosotros me
entregará.»
Mat 26:22 Muy entristecidos, se pusieron a decirle uno por uno: «¿Acaso soy yo,
Señor?»
Mat 26:23 El respondió: «El que ha mojado conmigo la mano en el plato, ése me
entregará.
Mat 26:24 El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel
por quien el Hijo del hombre es entregado! ¡Más le valdría a ese hombre no haber
nacido!»
Mat 26:25 Entonces preguntó Judas, el que iba a entregarle: «¿Soy yo acaso,
Rabbí?» Dícele: «Sí, tú lo has dicho.»
Mat 26:26 Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y,
dándoselo a sus discípulos, dijo: «Tomad, comed, éste es mi cuerpo.»
Mat 26:27 Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: «Bebed
de ella todos,
Mat 26:28 porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos
para perdón de los pecados.
Mat 26:29 Y os digo que desde ahora no beberé de este producto de la vid hasta
el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el Reino de mi Padre.»
Mat 26:30 Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de los Olivos.
Mat 26:31 Entonces les dice Jesús: «Todos vosotros vais a escandalizaros de mí
esta noche, porque está escrito: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas
del rebaño.
Mat 26:32 Mas después de mi resurrección, iré delante de vosotros a Galilea.»
Mat 26:33 Pedro intervino y le dijo: «Aunque todos se escandalicen de ti, yo
nunca me escandalizaré.»
Mat 26:34 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: esta misma noche, antes que el gallo
cante, me habrás negado tres veces.»
Mat 26:35 Dícele Pedro: «Aunque tenga que morir contigo, yo no te negaré.» Y lo
mismo dijeron también todos los discípulos.
Mat 26:36 Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice
a los discípulos: «Sentaos aquí, mientras voy allá a orar.»
Mat 26:37 Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a
sentir tristeza y angustia.
Mat 26:38 Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir;
quedaos aquí y velad conmigo.»
Mat 26:39 Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y suplicaba así:
«Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero,
sino como quieras tú.»
Mat 26:40 Viene entonces donde los discípulos y los encuentra dormidos; y dice a
Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora conmigo?
Mat 26:41 Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está
pronto, pero la carne es débil.»
Mat 26:42 Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró así: «Padre mío, si esta
copa no puede pasar sin que yo la beba, hágase tu voluntad.»
Mat 26:43 Volvió otra vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban
cargados.
Mat 26:44 Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas
palabras.
Mat 26:45 Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis
dormir y descansar. Mirad, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser
entregado en manos de pecadores.
Mat 26:46 ¡Levantaos!, ¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca.»
Mat 26:47 Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce,
acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos
sacerdotes y los ancianos del pueblo.
Mat 26:48 El que le iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien yo
dé un beso, ése es; prendedle.»
Mat 26:49 Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio
un beso.
Mat 26:50 Jesús le dijo: «Amigo, ¡a lo que estás aquí!» Entonces aquéllos se
acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron.
Mat 26:51 En esto, uno de los que estaban con Jesús echó mano a su espada, la
sacó e, hiriendo al siervo del Sumo Sacerdote, le llevó la oreja.
Mat 26:52 Dícele entonces Jesús: «Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los
que empuñen espada, a espada perecerán.
Mat 26:53 ¿O piensas que no puedo yo rogar a mi Padre, que pondría al punto a mi
disposición más de doce legiones de ángeles?
Mat 26:54 Mas, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?»
Mat 26:55 En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un salteador
habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me sentaba en el
Templo para enseñar, y no me detuvisteis.
Mat 26:56 Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los
profetas.» Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron.
Mat 26:57 Los que prendieron a Jesús le llevaron ante el Sumo Sacerdote Caifás,
donde se habían reunido los escribas y los ancianos.
Mat 26:58 Pedro le iba siguiendo de lejos hasta el palacio del Sumo Sacerdote;
y, entrando dentro, se sentó con los criados para ver el final.
Mat 26:59 Los sumos sacerdotes y el Sanedrín entero andaban buscando un falso
testimonio contra Jesús con ánimo de darle muerte,
Mat 26:60 y no lo encontraron, a pesar de que se presentaron muchos falsos
testigos. Al fin se presentaron dos,
Mat 26:61 que dijeron: «Este dijo: Yo puedo destruir el Santuario de Dios, y en
tres días edificarlo.»
Mat 26:62 Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote y le dijo: «¿No respondes nada?
¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?»
Mat 26:63 Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: «Yo te conjuro
por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.»
Mat 26:64 Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de
ahora veréis al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las
nubes del cielo.»
Mat 26:65 Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: «¡Ha blasfemado!
¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acabáis de oír la blasfemia.
Mat 26:66 ¿Qué os parece?» Respondieron ellos diciendo: «Es reo de muerte.»
Mat 26:67 Entonces se pusieron a escupirle en la cara y a abofetearle; y otros a
golpearle,
Mat 26:68 diciendo: «Adivínanos, Cristo. ¿Quién es el que te ha pegado?»
Mat 26:69 Pedro, entretanto, estaba sentado fuera en el patio; y una criada se
acercó a él y le dijo: «También tú estabas con Jesús el Galileo.»
Mat 26:70 Pero él lo negó delante de todos: «No sé qué dices.»
Mat 26:71 Cuando salía al portal, le vio otra criada y dijo a los que estaban
allí: «Este estaba con Jesús el Nazoreo.»
Mat 26:72 Y de nuevo lo negó con juramento: «¡Yo no conozco a ese hombre!»
Mat 26:73 Poco después se acercaron los que estaban allí y dijeron a Pedro:
«¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues además tu misma habla te
descubre!»
Mat 26:74 Entonces él se puso a echar imprecaciones y a jurar: «¡Yo no conozco a
ese hombre!» Inmediatamente cantó un gallo.
Mat 26:75 Y Pedro se acordó de aquello que le había dicho Jesús: «Antes que el
gallo cante, me habrás negado tres veces.» Y, saliendo fuera, rompió a llorar
amargamente.
volver al inicio
Capítulo 27
27:1
Y VENIDA la
mañana, entraron en consejo todos los príncipes de los sacerdotes, y los
ancianos del pueblo, contra Jesús, para entregarle á muerte.
27:2
Y le llevaron
atado, y le entregaron á Poncio Pilato presidente.
27:3
Entonces
Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, volvió arrepentido
las treinta piezas de plata á los príncipes de los sacerdotes y á los ancianos,
27:4
Diciendo: Yo
he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da á
nosotros? Viéraslo tú.
27:5
Y arrojando
las piezas de plata en el templo, partióse; y fué, y se ahorcó.
27:6
Y los
príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito
echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sangre.
27:7
Mas habido
consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, por sepultura para los
extranjeros.
27:8
Por lo cual
fué llamado aquel campo, Campo de sangre, hasta el día de hoy.
27:9
Entonces se
cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las
treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fué apreciado por los hijos
de Israel;
27:10
Y las dieron
para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.
27:11
Y Jesús
estuvo delante del presidente; y el presidente le preguntó, diciendo: ¿Eres tú
el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices.
27:12
Y siendo
acusado por los príncipes de los sacerdotes, y por los ancianos, nada
respondió.
27:13
Pilato
entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti?
27:14
Y no le
respondió ni una palabra; de tal manera que el presidente se maravillaba mucho,
27:15
Y en el día
de la fiesta acostumbraba el presidente soltar al pueblo un preso, cual
quisiesen.
27:16
Y tenían
entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás.
27:17
Y juntos
ellos, les dijo Pilato; ¿Cuál queréis que os suelte? ¿á Barrabás ó á Jesús que
se dice el Cristo?
27:18
Porque sabía
que por envidia le habían entregado.
27:19
Y estando Él
sentado en el tribunal, su mujer envió á Él, diciendo: No tengas que ver con
aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de Él.
27:20
Mas los
príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese
á Barrabás, y á Jesús matase.
27:21
Y
respondiendo el presidente les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y
ellos dijeron: á Barrabás.
27:22
Pilato les
dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Dícenle todos: Sea
crucificado.
27:23
Y el
presidente les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Mas ellos gritaban más, diciendo:
Sea crucificado.
27:24
Y viendo
Pilato que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó
las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este
justo veréis lo vosotros.
27:25
Y
respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre
nuestros hijos.
27:26
Entonces les
soltó á Barrabás: y habiendo azotado á Jesús, le entregó para ser crucificado.
27:27
Entonces los
soldados del presidente llevaron á Jesús al pretorio, y juntaron á Él toda la
cuadrilla;
27:28
Y
desnudándole, le echaron encima un manto de grana;
27:29
Y pusieron
sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; é
hincando la rodilla delante de Él, le burlaban, diciendo: ¡Salve, Rey de los
Judíos!
27:30
Y escupiendo
en Él, tomaron la caña, y le herían en la cabeza.
27:31
Y después que
le hubieron escarnecido, le desnudaron el manto, y le vistieron de sus
vestidos, y le llevaron para crucificarle.
27:32
Y saliendo,
hallaron á un Cireneo, que se llamaba Simón: á éste cargaron para que llevase
su cruz.
27:33
Y como
llegaron al lugar que se llamaba Gólgotha, que es dicho, El lugar de la
calavera,
27:34
Le dieron á
beber vinagre mezclado con hiel: y gustando, no quiso beber lo
27:35
Y después que
le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando suertes: para que se
cumpliese lo que fué dicho por el profeta: Se repartieron mis vestidos, y sobre
mi ropa echaron suertes.
27:36
Y sentados le
guardaban allí.
27:37
Y pusieron
sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS EL REY DE LOS JUDIOS.
27:38
Entonces
crucificaron con Él dos ladrones, uno á la derecha, y otro á la izquierda.
27:39
Y los que
pasaban, le decían injurias, meneando sus cabezas,
27:40
Y diciendo:
Tú, el que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate á ti
mismo: si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.
27:41
De esta
manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciendo con los escribas
y los Fariseos y los ancianos, decían:
27:42
á otros
salvó, á sí mismo no puede salvar: si es el Rey de Israel, descienda ahora de
la cruz, y creeremos en Él.
27:43
Confió en
Dios: líbrele ahora si le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios.
27:44
Lo mismo
también le zaherían los ladrones que estaban crucificados con Él.
27:45
Y desde la
hora de sexta fueron tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona.
27:46
Y cerca de la
hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama
sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?
27:47
Y algunos de
los que estaban allí, oyéndolo, decían: A Elías llama éste.
27:48
Y luego,
corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la hinchió de vinagre, y poniéndola
en una caña, dábale de beber.
27:49
Y los otros
decían: Deja, veamos si viene Elías á librarle.
27:50
Mas Jesús,
habiendo otra vez exclamado con grande voz, dió el espíritu.
27:51
Y he aquí, el
velo del templo se rompió en dos, de alto á bajo: y la tierra tembló, y las
piedras se hendieron;
27:52
Y abriéronse
los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron;
27:53
Y salidos de
los sepulcros, después de su resurrección, vinieron á la santa ciudad, y
aparecieron á muchos.
27:54
Y el
centurión, y los que estaban con Él guardando á Jesús, visto el terremoto, y las
cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente
Hijo de Dios era éste.
27:55
Y estaban
allí muchas mujeres mirando de lejos, las cuales habían seguido de Galilea á
Jesús, sirviéndole:
27:56
Entre las
cuales estaban María Magdalena, y María la madre de Jacobo y de José, y la
madre de los hijos de Zebedeo.
27:57
Y como fué la
tarde del día, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también
había sido discípulo de Jesús.
27:58
Este llegó á
Pilato, y pidió el cuerpo de Jesús: entonces Pilato mandó que se le diese el
cuerpo.
27:59
Y tomando
José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,
27:60
Y lo puso en
su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña: y revuelta una grande piedra á
la puerta del sepulcro, se fué.
27:61
Y estaban
allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del sepulcro.
27:62
Y el
siguiente día, que es después de la preparación, se juntaron los príncipes de
los sacerdotes y los Fariseos á Pilato,
27:63
Diciendo:
Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres
días resucitaré.
27:64
Manda, pues,
que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; porque no vengan sus
discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y
será el postrer error peor que el primero.
27:65
Y Pilato les
dijo: Tenéis una guardia: id, aseguradlo como sabéis.
27:66
Y yendo
ellos, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, con la guardia.
Mat 27:1 Llegada la mañana, todos los sumos sacerdotes
y los ancianos del pueblo celebraron consejo contra Jesús para darle muerte.
Mat 27:2 Y después de atarle, le llevaron y le entregaron al procurador Pilato.
Mat 27:3 Entonces Judas, el que le entregó, viendo que había sido condenado, fue
acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los
sumos sacerdotes y a los ancianos,
Mat 27:4 diciendo: «Pequé entregando sangre inocente.» Ellos dijeron: «A
nosotros, ¿qué? Tú verás.»
Mat 27:5 El tiró las monedas en el Santuario; después se retiró y fue y se
ahorcó.
Mat 27:6 Los sumos sacerdotes recogieron las monedas y dijeron: «No es lícito
echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque son precio de sangre.»
Mat 27:7 Y después de deliberar, compraron con ellas el Campo del Alfarero como
lugar de sepultura para los forasteros.
Mat 27:8 Por esta razón ese campo se llamó «Campo de Sangre», hasta hoy.
Mat 27:9 Entonces se cumplió el oráculo del profeta Jeremías: «Y tomaron las
treinta monedas de plata, cantidad en que fue apreciado aquel a quien pusieron
precio algunos hijos de Israel,
Mat 27:10 y las dieron por el Campo del Alfarero, según lo que me ordenó el
Señor.»
Mat 27:11 Jesús compareció ante el procurador, y el procurador le preguntó:
«¿Eres tú el Rey de los judíos?» Respondió Jesús: «Sí, tú lo dices.»
Mat 27:12 Y, mientras los sumos sacerdotes y los ancianos le acusaban, no
respondió nada.
Mat 27:13 Entonces le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?»
Mat 27:14 Pero él a nada respondió, de suerte que el procurador estaba muy
sorprendido.
Mat 27:15 Cada Fiesta, el procurador solía conceder al pueblo la libertad de un
preso, el que quisieran.
Mat 27:16 Tenían a la sazón un preso famoso, llamado Barrabás.
Mat 27:17 Y cuando ellos estaban reunidos, les dijo Pilato: «¿A quién queréis
que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el llamado Cristo?»,
Mat 27:18 pues sabía que le habían entregado por envidia.
Mat 27:19 Mientras él estaba sentado en el tribunal, le mandó a decir su mujer:
«No te metas con ese justo, porque hoy he sufrido mucho en sueños por su causa.»
Mat 27:20 Pero los sumos sacerdotes y los ancianos lograron persuadir a la gente
que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.
Mat 27:21 Y cuando el procurador les dijo: «¿A cuál de los dos queréis que os
suelte?», respondieron: «¡A Barrabás!»
Mat 27:22 Díceles Pilato: «Y ¿qué voy a hacer con Jesús, el llamado Cristo?» Y
todos a una: «¡Sea crucificado!» -
Mat 27:23 «Pero ¿qué mal ha hecho?», preguntó Pilato. Mas ellos seguían gritando
con más fuerza: «¡Sea crucificado!»
Mat 27:24 Entonces Pilato, viendo que nada adelantaba, sino que más bien se
promovía tumulto, tomó agua y se lavó las manos delante de la gente diciendo:
«Inocente soy de la sangre de este justo. Vosotros veréis.»
Mat 27:25 Y todo el pueblo respondió: «¡Su sangre sobre nosotros y sobre
nuestros hijos!»
Mat 27:26 Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarle, se lo
entregó para que fuera crucificado.
Mat 27:27 Entonces los soldados del procurador llevaron consigo a Jesús al
pretorio y reunieron alrededor de él a toda la cohorte.
Mat 27:28 Le desnudaron y le echaron encima un manto de púrpura;
Mat 27:29 y, trenzando una corona de espinas, se la pusieron sobre su cabeza, y
en su mano derecha una caña; y doblando la rodilla delante de él, le hacían
burla diciendo: «¡Salve, Rey de los judíos!»;
Mat 27:30 y después de escupirle, cogieron la caña y le golpeaban en la cabeza.
Mat 27:31 Cuando se hubieron burlado de él, le quitaron el manto, le pusieron
sus ropas y le llevaron a crucificarle.
Mat 27:32 Al salir, encontraron a un hombre de Cirene llamado Simón, y le
obligaron a llevar su cruz.
Mat 27:33 Llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, «Calvario»,
Mat 27:34 le dieron a beber vino mezclado con hiel; pero él, después de
probarlo, no quiso beberlo.
Mat 27:35 Una vez que le crucificaron, se repartieron sus vestidos, echando a
suertes.
Mat 27:36 Y se quedaron sentados allí para custodiarle.
Mat 27:37 Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Este
es Jesús, el Rey de los judíos.»
Mat 27:38 Y al mismo tiempo que a él crucifican a dos salteadores, uno a la
derecha y otro a la izquierda.
Mat 27:39 Los que pasaban por allí le insultaban, meneando la cabeza y diciendo:
Mat 27:40 «Tú que destruyes el Santuario y en tres días lo levantas, ¡sálvate a
ti mismo, si eres Hijo de Dios, y baja de la cruz!»
Mat 27:41 Igualmente los sumos sacerdotes junto con los escribas y los ancianos
se burlaban de él diciendo:
Mat 27:42 «A otros salvó y a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: que
baje ahora de la cruz, y creeremos en él.
Mat 27:43 Ha puesto su confianza en Dios; que le salve ahora, si es que de
verdad le quiere; ya que dijo: "Soy Hijo de Dios."»
Mat 27:44 De la misma manera le injuriaban también los salteadores crucificados
con él.
Mat 27:45 Desde la hora sexta hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora
nona.
Mat 27:46 Y alrededor de la hora nona clamó Jesús con fuerte voz: «¡Elí, Elí!
¿lemá sabactaní?», esto es: «¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?»
Mat 27:47 Al oírlo algunos de los que estaban allí decían: «A Elías llama éste.»
Mat 27:48 Y enseguida uno de ellos fue corriendo a tomar una esponja, la empapó
en vinagre y, sujetándola a una caña, le ofrecía de beber.
Mat 27:49 Pero los otros dijeron: «Deja, vamos a ver si viene Elías a salvarle.»
Mat 27:50 Pero Jesús, dando de nuevo un fuerte grito, exhaló el espíritu.
Mat 27:51 En esto, el velo del Santuario se rasgó en dos, de arriba abajo;
tembló la tierra y las rocas se hendieron.
Mat 27:52 Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de santos difuntos
resucitaron.
Mat 27:53 Y, saliendo de los sepulcros después de la resurrección de él,
entraron en la Ciudad Santa y se aparecieron a muchos.
Mat 27:54 Por su parte, el centurión y los que con él estaban guardando a Jesús,
al ver el terremoto y lo que pasaba, se llenaron de miedo y dijeron:
«Verdaderamente éste era Hijo de Dios.»
Mat 27:55 Había allí muchas mujeres mirando desde lejos, aquellas que habían
seguido a Jesús desde Galilea para servirle.
Mat 27:56 Entre ellas estaban María Magdalena, María la madre de Santiago y de
José, y la madre de los hijos de Zebedeo.
Mat 27:57 Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que se
había hecho también discípulo de Jesús.
Mat 27:58 Se presentó a Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato dio
orden de que se le entregase.
Mat 27:59 José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia
Mat 27:60 y lo puso en su sepulcro nuevo que había hecho excavar en la roca;
luego, hizo rodar una gran piedra hasta la entrada del sepulcro y se fue.
Mat 27:61 Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas frente al
sepulcro.
Mat 27:62 Al otro día, el siguiente a la Preparación, los sumos sacerdotes y los
fariseos se reunieron ante Pilato
Mat 27:63 y le dijeron: «Señor, recordamos que ese impostor dijo cuando aún
vivía: "A los tres días resucitaré."
Mat 27:64 Manda, pues, que quede asegurado el sepulcro hasta el tercer día, no
sea que vengan sus discípulos, lo roben y digan luego al pueblo: "Resucitó de
entre los muertos", y la última impostura sea peor que la primera.»
Mat 27:65 Pilato les dijo: «Tenéis una guardia. Id, aseguradlo como sabéis.»
Mat 27:66 Ellos fueron y aseguraron el sepulcro, sellando la piedra y poniendo
la guardia.
volver al inicio
Capítulo 28
28:1
Y LA víspera
de sábado, que amanece para el primer día de la semana, vino María Magdalena, y
la otra María, á ver el sepulcro.
cm dom. 28,1-10
28:2
Y he aquí,
fué hecho un gran terremoto: porque el ángel del Señor, descendiendo del cielo
y llegando, había revuelto la piedra, y estaba sentado sobre ella.
28:3
Y su aspecto
era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve.
28:4
Y de miedo de
Él los guardas se asombraron, y fueron vueltos como muertos.
28:5
Y respondiendo
el ángel, dijo á las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis á
Jesús, que fué crucificado.
28:6
No está aquí;
porque ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fué puesto el Señor.
28:7
E id presto,
decid á sus discípulos que ha resucitado de los muertos: y he aquí va delante
de vosotros á Galilea; allí le veréis; he aquí, os lo he dicho.
28:8
Entonces
ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo á dar las
nuevas á sus discípulos. Y mientras iban á dar las nuevas á sus discípulos,
28:9
He aquí,
Jesús les sale al encuentro, diciendo: Salve. Y ellas se llegaron y abrazaron
sus pies, y le adoraron.
28:10
Entonces
Jesús les dice: No temáis: id, dad las nuevas á mis hermanos, para que vayan á
Galilea, y allí me verán.
28:11
Y yendo
ellas, he aquí unos de la guardia vinieron á la ciudad, y dieron aviso á los
príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido.
28:12
Y juntados
con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero á los soldados,
28:13
Diciendo:
Decid: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron, durmiendo nosotros.
28:14
Y si esto
fuere oído del presidente, nosotros le persuadiremos, y os haremos seguros.
28:15
Y ellos,
tomando el dinero, hicieron como estaban instruídos: y este dicho fué divulgado
entre los Judíos hasta el día de hoy.
28:16
Mas los once
discípulos se fueron á Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
cm dom. 28,16-20 -
28:17
Y como le vieron,
le adoraron: mas algunos dudaban.
28:18
Y llegando
Jesús, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la
tierra.
28:19
Por tanto,
id, y doctrinad á todos los Gentiles, bautizándolos en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo:
28:20
Enseñándoles
que guarden todas las cosas que os he mandado: y he aquí, yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Mat 28:1 Pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María
Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro.
Mat 28:2 De pronto se produjo un gran terremoto, pues el Ángel del Señor
bajó del cielo y, acercándose, hizo rodar la piedra y se sentó encima de
ella.
Mat 28:3 Su aspecto era como el relámpago y su vestido blanco como la nieve.
Mat 28:4 Los guardias, atemorizados ante él, se pusieron a temblar y se
quedaron como muertos.
Mat 28:5 El Ángel se dirigió a las mujeres y les dijo: «Vosotras no temáis,
pues sé que buscáis a Jesús, el Crucificado;
Mat 28:6 no está aquí, ha resucitado, como lo había dicho. Venid, ved el
lugar donde estaba.
Mat 28:7 Y ahora id enseguida a decir a sus discípulos: "Ha resucitado de
entre los muertos e irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis." Ya
os lo he dicho.»
Mat 28:8 Ellas partieron a toda prisa del sepulcro, con miedo y gran gozo, y
corrieron a dar la noticia a sus discípulos.
Mat 28:9 En esto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «¡Dios os
guarde!» Y ellas, acercándose, se asieron de sus pies y le adoraron.
Mat 28:10 Entonces les dice Jesús: «No temáis. Id, avisad a mis hermanos que
vayan a Galilea; allí me verán.»
Mat 28:11 Mientras ellas iban, algunos de la guardia fueron a la ciudad a
contar a los sumos sacerdotes todo lo que había pasado.
Mat 28:12 Estos, reunidos con los ancianos, celebraron consejo y dieron una
buena suma de dinero a los soldados,
Mat 28:13 advirtiéndoles: «Decid: "Sus discípulos vinieron de noche y le
robaron mientras nosotros dormíamos."
Mat 28:14 Y si la cosa llega a oídos del procurador, nosotros le
convenceremos y os evitaremos complicaciones.»
Mat 28:15 Ellos tomaron el dinero y procedieron según las instrucciones
recibidas. Y se corrió esa versión entre los judíos, hasta el día de hoy.
Mat 28:16 Por su parte, los once discípulos marcharon a Galilea, al monte
que Jesús les había indicado.
Mat 28:17 Y al verle le adoraron; algunos sin embargo dudaron.
Mat 28:18 Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo
poder en el cielo y en la tierra.
Mat 28:19 Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en
el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
Mat 28:20 y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí
que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»
volver al inicio