NATIVIDAD DEL SEÑOR - Misa del Día: Preparemos con las Lecturas y con el Catecismo la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la Celebración de la Fiesta
Preparémonos
CON LA PALABRA DE DIOS
Con el Catecismo
Con el Directorio Homilético
Nota: Las Misas Navideñas según el momento de la Fiesta se llaman Misa de Media Noche o de Gallo (se celebra en la noche de Navidad), Misa de la Aurora, además durante la tarde anterior 24 de diciembre Misa de la Vigilia. Los Recursos adicionales sirven para todas. Muchas veces se proclama en la Misas del día el evangelio de la Misa de Gallo ya que anuncia el Nacimiento de Jesús en Belén a los que no han participado en aquella celebración.
Recursos adicionales
Comentario Patrístico
Comentarios de Sabios y Santos
I
Comentarios de Sabios y Santos II
Comentarios de Sabios y Santos III
Iglesia del Hogar: Preparando en Familia
Catequesis preparatoria para los niños
Ejemplos que iluminan la participación
Recursos: Gráficos - Videos - Audios
Falta un dedo: Celebrarla
con Las Lecturas de lA Solemnidad
Lectura del libro de Isaías 52, 7-10
¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del que trae la buena
noticia, del que proclama la paz, del que anuncia la felicidad, del que
proclama la salvación y dice a Sión: «¡Tu Dios reina!»
¡Escucha! Tus centinelas levantan la voz, gritan todos juntos de
alegría, porque ellos ven con sus propios ojos el regreso del Señor a
Sión.
¡Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor
consuela a su Pueblo, El redime a Jerusalén!
El Señor desnuda su santo brazo a la vista de todas las naciones, y
todos los confines de la tierra verán la salvación de nuestro Dios.
Palabra de Dios.
SALMO RESPONSORIAL
97. 1-6
R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Canten al Señor un canto nuevo,
porque Él hizo maravillas:
su mano derecha y su santo brazo
le obtuvieron la victoria. R.
El Señor manifestó su victoria,
reveló su justicia a los ojos de las naciones:
se acordó de su amor y su fidelidad
en favor del pueblo de Israel. R.
Los confines de la tierra han contemplado
el triunfo de nuestro Dios.
Aclame al Señor toda la tierra,
prorrumpan en cantos jubilosos.
R.
Canten al Señor con el arpa
y al son de instrumentos musicales;
con clarines y sonidos de trompeta
aclamen al Señor, que es Rey. R.
Lectura de la carta a los Hebreos 1, 1-6
Después de haber hablado antiguamente a nuestros padres por medio de los
Profetas, en muchas ocasiones y de diversas maneras, ahora, en este
tiempo final, Dios nos habló por medio de su Hijo, a quien constituyó
heredero de todas las cosas y por quien hizo el mundo.
Él es el resplandor de su gloria y la impronta de su ser. Él sostiene el
universo con su Palabra poderosa, y después de realizar la purificación
de los pecados, se sentó a la derecha del trono de Dios en lo más alto
del cielo. Así llegó a ser tan superior a los ángeles, cuanto
incomparablemente mayor que el de ellos es el Nombre que recibió en
herencia.
¿Acaso dijo Dios alguna vez a un ángel: «Tú eres mi Hijo, yo te he
engendrado hoy»? ¿Y de qué ángel dijo: «Yo seré un padre para él y él
será para mí un hijo»?
Y al introducir a su Primogénito en el mundo, Dios dice: «Que todos los
ángeles de Dios lo adoren».
Palabra de Dios.
ALELUIA
Aleluia.
Nos ha amanecido un día sagrado;
vengan, naciones, adoren al Señor,
porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra.
Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 1, 1-18
Al principio existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la
Palabra era Dios. Al principio estaba junto a Dios.
Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra y sin ella no se hizo
nada de todo lo que existe. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de
los hombres.
La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron.
Apareció un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino como testigo,
para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. Él
no era la luz, sino el testigo de la luz.
La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo
hombre. Ella estaba en el mundo, y el mundo fue hecho por medio de ella, y
el mundo no la conoció.
Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la
recibieron, a los que creen en su Nombre, les dio el poder de llegar a ser
hijos de Dios. Ellos no nacieron de la sangre, ni por obra de la carne, ni
de la voluntad del hombre, sino que fueron engendrados por Dios.
Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Y nosotros hemos visto
su gloria, la gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y
de verdad.
Juan da testimonio de Él, al declarar: «Éste es Aquél del que yo dije: El
que viene después de mí me ha precedido, porque existía antes que yo».
De su plenitud, todos nosotros hemos participado y hemos recibido gracia
sobre gracia: porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y
la verdad nos han llegado por Jesucristo. Nadie ha visto jamás a Dios; el
que lo ha revelado es el Dios Hijo único, que está en el seno del Padre.
Palabra del Señor
Con el Catecismo de la Iglesia Católica entender y vivir la Palabra
* La alegría que se anunciaba al pueblo cuando era proclamado un nuevo rey
en Sión, la usa ahora el Profeta para anunciar la inauguración de un nuevo
reinado de Dios. La inminencia del
retorno de los exiliados, y el anuncio de paz subsiguiente, serán los signos
perceptibles de la acción divina. * La Palabra de Dios, que había hecho surgir el mundo y el hombre, acampa
en el mundo y se hace hombre para dar a los hombres el poder ser y llamarse
“hijos de Dios”. Percibida “en otro tiempo” (2.a Lect.) como una revelación del
proyecto de Dios sobre el mundo y el hombre, acontece ahora entre nosotros como
salvación. * La Palabra se ha hecho carne precisamente en este mundo. Que este mundo
sea aceptado como es y no desdeñado como morada del Hijo, es un modo de
convencer al hombre de que Dios, a pesar de todo, le sigue amando. * La celebración meramente costumbrista de la Navidad la reduce. Cristianos y no cristianos, los que celebran de corazón y “los que se
apuntan”, todos necesitamos abandonar cualquier vestigio de frivolidad en estos
días. * La búsqueda de la paz y de la convivencia no son de ahora; han sido
siempre señal de la permanente e incansable búsqueda de Dios y de sus signos.
En el corazón del hombre y del mundo estaban escritas esas señales, que no le
dejarán tranquilo hasta que no halle a Dios en medio de este mundo que, por ser
casa de Dios, cuenta con que el Padre en su Hijo ha venido a compartir la
historia. _ El Verbo se hizo carne: “Por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra
del Espíritu Santo se encarnó de María la Virgen y se hizo hombre” (456). “... para salvarnos reconciliándonos con Dios: ``Dios nos amó y nos envió a
su Hijo como propiciación por nuestros pecados'' (1 Jn 4,10)” (457). “... para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: ``En esto se
manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo
único para que vivamos por medio de él'' (1 Jn 4,9)” (458). “... para ser nuestro modelo de santidad: ``Tomad sobre vosotros mi yugo, y
aprended de mí...'' (Mt 11,29)” (459). “... para hacernos ``partícipes de la naturaleza divina'' (2 P 1,4)” (460). _ Creer es acoger y anunciar a Cristo: “``Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto
con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la
Palabra de vida _pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos
testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos
manifestó_ lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también
vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el
Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos esto para que vuestro gozo sea
completo'' (1 Jn 1,1-4)” (425). _ En el centro de la catequesis: Jesucristo: 426. 427. 428. 429. _
“Nuestra naturaleza enferma exigía ser sanada; desgarrada, ser
restablecida; muerta, ser resucitada. Habíamos perdido la posesión del bien,
era necesario que se nos devolviera. Encerrados en las tinieblas, hacía falta
que nos llegara la luz; estando cautivos, esperábamos un salvador; prisioneros,
un socorro; esclavos, un libertador... ¿No merecía conmover a Dios hasta el
punto de hacerle bajar hasta nuestra naturaleza humana para visitarla, ya que
la humanidad se encontraba en un estado tan miserable y tan desgraciado? (San
Gregorio de Nisa, or. catech, 15)” (457). Si el amor del Padre se ha manifestado en que ha entregado a su Hijo al
mundo, más patente queda cuando lo contemplamos viviendo entre quienes ha
venido a salvar.
II. APUNTE
BÍBLICO-LITÚRGICO
III.
SITUACIÓN HUMANA
IV. LA FE DE
LA IGLESIA
* La fe
* La respuesta
* El testimonio cristiano