Segunda Semana - Consagración de nuestro ser interior
13. Día: Consagración de la capacidad para amar
33 Pasos con María a Jesús para preparar la entrega de nuestra vida a Cristo por manos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración: "Espíritu Santo ayúdanos a amar como tu amas al Padre y al Hijo. Ayúdanos a amar a los hombres, nuestras hermanas y nuestros hermanos, con el amor tierno de Cristo" (Esprit Saint Rosée de tendresse, Jeunesse Lumière).
Profesión de fe:
Lectura bíblica: "Este es mi mandamiento: ármense unos a otros como yo los he llamado. No hay amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos" (Jn 15.12 -13).
Pensamiento de un Santo: "Cuando alguien ama a otra persona la trata bien, y eso según sus capacidades y sus características. De esta manera tu novio que está dentro de ti, reparte sus gracias de acuerdo a como es Él. Puesto que es omnipotente te trata y te ama con omnipotencia (…) y puesto que ama la virtud de una profunda humildad, te ama con profunda humildad y con un profundo respeto a ti haciéndose él a sí mismo semejante a ti. Se manifiesta con gran alegría, con la riqueza de sus conocimientos, con su rostro lleno de gracia. Y en esta unión te hace saber (no sin gran alegría de parte tuya): "Soy tuyo y estoy aquí para ti y me alegra ser lo que soy para que yo pueda ser tuyo y entregarme a ti" (San Juan de la Cruz).
Meditación: Desde Adán y Eva habita en nuestro interior una duda profunda respecto al amor de Dios. Las experiencias dolorosas de sentirnos abandonados que hemos experimentado de desde nuestro nacimiento, las palabras acusadoras que hemos escuchado (sea de parte de los padres o de los profesores) nos han convencido que no merecemos ser amados. En consecuencia nos es difícil de creer que es posible un amor verdadero. La experiencia de nuestras limitaciones y nuestra incapacidad de amar realmente refuerzan esta convicción a causa de nuestros sentimientos heridos y por eso buscamos desesperadamente encontrar aceptación, reconocimiento e integración.
Hoy queremos consagrar a Dios lo más hermoso que el ha puesto dentro de nosotros: nuestra maravillosa capacidad de amar y de recibir amor.
" Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios" (Ef 3, 17 -19). Consagremos lo que amamos y nuestras amistades más íntimas para que el Señor los desarrolle en su plenitud.
Pensamientos de Juan Pablo II: El amor de Dios se realiza entonces y encuentra en cierto sentido su justificación en el amor del hombre, del prójimo, al que hemos de amar como a nosotros mismos. Y el prójimo es todo hombre, sin excepción; y por eso Cristo habla también del amor al enemigo. Nos dice lo siguiente: "Amen a sus enemigos, hagan bien a los que los odian, bendigan a los que los maldicen y recen por los que les hagan mal" (Lc 6, 27 -28).
Además Él mismo nos ha dado el ejemplo de un amor de este tipo cuando en el momento de la crucifixión oraba por aquellos que lo estaban matando. En este punto se les presenta a ustedes la pregunta: ¿Cómo es posible que el hombre ame cuando se siento odiado y más aún, cuando en sí mismo siente el odio o por lo menos rencor, digamos antipatía, frente a ciertas personas? Cuando siento rechazo, odio ¿cómo puedo al mismo tiempo experimentar amor? Esto es posible porque el amor no se limita solamente a lo que sentimos. El amor en el hombre tiene raíces más profundas que se hunden en el "yo" espiritual, en su intelecto y en su voluntad. Si queremos cumplir con el precepto del amor (especialmente cuando se trata del amor al enemigo) tenemos que descender justamente hasta estas profundas raíces. La consecuencia será que el amor quizás se vuelva más difícil pero también se hace más grande. En el amor no nos dejamos conducir solamente por la reacción de los sentimientos, sino por la contemplación de aquello que realmente es bueno. De esta manera aprenderemos a dominar nuestras emociones, las educamos. Esto requiere paciencia y perseverancia (Juan Pablo II, Tokio, 1981)
Profundizando: En los próximos días puedes tomar la decisión de decir una palabra positiva a todas aquellas personas que no amas y, si es posible, dar un paso concreto de reconciliación (eso puede ser por ejemplo, una simple sonrisa).
Misterio del Santo Rosario en las intenciones de la madre de Dios:
Oración consagratoria: Padre, tu eres la fuente del amor verdadero. En ti por medio de tu amado Hijo y en el Espíritu del Amor recobro la capacidad para un amor verdadero, fuerte y perseverante. Experimento cuánto tu me has creado para amar y para ser amado y al mismo tiempo veo también mi incapacidad de amar. Virgen María, te consagró la capacidad de amar que Dios ha puesto en mi corazón y también te consagró todo aquello que me impide amar real y fielmente. Virgen María pide para la gracia de vivir en la gracia y la fuerza del Espíritu Santo que Dios te ha regalado para que también yo pueda amar y entregarme totalmente.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.
SEGUNDA SEMANA - CONSAGRACIÓN DE NUESTRO SER INTERIOR (ALMA)
8. Día: Consagración de la inteligencia
9. Día: Consagración de la voluntad
10. Día: Consagración de la memoria
11. Día: Consagración de la imaginación.
12. Día: Consagración de las emociones
13. Día: Consagración de la capacidad para amar.
14. Día: Consagración de las relaciones familiares