PRIMERA SEMANA: CONSAGRACIÓN DE NUESTRA EXISTENCIA EXTERIOR (CUERPO)
1. Día: Consagración de nuestro origen y linaje
33 Pasos con María a Jesús para preparar la entrega de nuestra vida a Cristo por manos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración: Ven, Espíritu Creador, visita nuestras almas. Llena con tu amor el corazón que has creado.
Profesión de Fe:
Lectura Bíblica: " Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último momento" (1 Pedro 1, 3 -5).
Pensamiento de un Santo: "Dios ha creado el mundo suficientemente amplio; él desea que todos los hijos de los hombres puedan ver la luz del día. Sin embargo, nuestros corazones no son lo suficientemente amplios para querer y aceptar a todo ser viviente" (Madre Teresa de Calcuta) "). A pesar de ellos tenemos una garantía: "María tiene la seguridad de que, algún día, le serán entregados sus hijos en la gloria. Ellos no morirán de muerte eterna, sino que vivirán la vida eterna; tendrán vida más temprano o más tarde; de momento, no tienen vida, al menos, completa; tienen la corteza de la gloria; feliz convicción, aunque, sin embargo, infinitamente inferior a la posesión misma" (P. Julio Chevalier msc)
Meditación: Ponte a pensar: "Yo no he elegido mi pueblo, mi raza, el color de mi piel, mi nación, mi familia". La Biblia en el libro del Deuteronomio dice: "Dios ha fijado las fronteras de los pueblos" (32, 8). Y el profeta Jeremías dice: "En Él todos los pueblos son bendecidos" (4, 2). En el Evangelio de San Mateo 1, 1 -17 contemplamos que Jesús ha nacido en la cadena de un árbol genealógico que describe la historia de un pueblo, para salvar a todas estas generaciones.
Al consagrar a Dios mi procedencia, mis raíces de familia, me incorporo en esa salvación; con esta consagración le permito a Dios que bendiga también a mis antepasados. De esta manera, con una nueva libertad, puedo decir que "sí", aceptar a mis antepasados y dar a Dios gracias por la familia en la cual he nacido. "Te doy gracias, Señor, por mi padre y por mi madre que me han dado la vida".
Pensamientos de Juan Pablo II: A través de la educación en su familia participan ustedes en una cultura determinada y también en la historia de su pueblo o de su nación. (…) Esta herencia es al mismo tiempo una tarea moral. Al heredar la fe, los valores y contenidos que, junto con la cultura y sociedad constituyen la historia de su nación, cada uno de ustedes es preparado espiritualmente en su existencia individual humana. En este momento se ofrece la parábola de los talentos (cfr. Mt 25, 14ss), talentos que hemos recibido de nuestro creador por medio de nuestros padres y familias así como también por la sociedad y nación a la que pertenecemos. No podemos encerrarnos en una actitud pasiva o de rechazo ante esta herencia tal como lo hizo el último de estos servidores mencionado en la parábola de los talentos. Tenemos que llevar adelante todo en cuanto sea posible, es decir, acoger esta herencia espiritual en orden a confirmarla, conservarla y promoverla. Esta tarea es importante para todas las comunidades y sociedades, especialmente para aquellas que se encuentran al inicio de su existencia autónoma o también para aquellas que necesitan defender su existencia y su identidad nacional básica ante el peligro de una destrucción exterior o disolución interior (Carta Apostólica Dilecti Amici 11, 1985).
Profundizando: Para tu historia de vida en el futuro es bueno entregar a Dios tu pasado, todos los acontecimientos que han sucedido para que seas hoy la persona que eres (todas las experiencias positivas, las alegrías, los sufrimientos y dificultades, tu historia de familia). Toma un tiempo de silencio y anota lo que quieres entregar a Dios para que seas libre y puedas mirar el futuro con confianza.
Un misterio del Rosario en las intenciones de la Madre de Dios
Oración consagratoria: María, tú eres la madre de Jesús, la madre de Dios. Te doy gracias porque también eres madre mía; Jesús te ha regalado también a mí como madre cuando dijo: "He aquí tu madre" (Juan 19.27). Y sé que me conoces y me amas. Con toda confianza me entrego a ti sabiendo que no necesito temer sino que puedo confiarte todo lo que me conmueve. Te consagro también mi pasado, te consagro a mi padre y a mi madre, a mis antepasados, a mi pueblo y a mi país. Contigo creo que Dios me ha elegido y que me ama infinitamente con toda mi historia (el pasado, el presente y el futuro). Contigo le agradezco por su plan de salvación que tiene para conmigo, para con mi familia y mi pueblo. Amén
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.
33 pasos con María a Jesús
PRIMERA SEMANA - CONSAGRACIÓN DE NUESTRA EXISTENCIA EXTERIOR (CUERPO)
1. Día: Consagración de nuestras raíces y de nuestro linaje
2. Día: Consagración de los designios que Dios tiene para mi vida
3. Día: Consagración de mi cuerpo
4. Día: Consagración de mi identidad sexual
5. Día: Consagración de los sentidos
6. Día: Consagración de mis limitaciones
7. Día: Consagración de mi cuerpo como templo de Dios