Quinta semana: Consagración a la Santísima Trinidad
Día 31: Consagración al Hijo
33 Pasos con María a Jesús para preparar la entrega de nuestra vida a Cristo por manos de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
Oración: "Espíritu Santo, ilumíname, amor del Hijo lléname. Espíritu Santo ilumíname, regálame la verdadera felicidad" (Beata Miriam de Abellín).
Profesión de fe
Lectura bíblica: "Y no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí; la vida que vivo al presente en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí mismo por mí" (Gal 2, 20).
Pensamiento de un Santo: "Si has recibido la gracia de ser cristiano, entonces apúrate en asemejarte cada vez más a Dios. Revístete de Cristo" (San Basilio).
Meditación: "Tanto ha amado Dios al mundo que ha entregado a su único Hijo" (Jn 3, 16). Es cierto, Dios nuestro Padre nos ama tanto que ha querido venir hacia nosotros, ha querido estar totalmente cercano a nosotros en su Hijo, como niño; éste se ha hecho hombre para que aprendamos a fiarnos de él. Jesús conoce toda nuestra realidad humana hasta en su parte peor. Te conoce y sabe lo que tú experimentas. Viene para decirte que vales la pena para ser imagen y semejanza de Dios, que vales para venir a Dios. Él ha descendido hasta el pesebre y los primeros que lo han adorado, fueron los pastores, es decir, aquellos que en aquel entonces eran los marginados de la sociedad. Murió al lado de un ladrón que seguramente no ha llevado una vida ejemplar y la primera persona a la que apareció después su resurrección a la que había sido una prostituta, María Magdalena. Esto nos muestra que el Hijo de Dios no ha excluido a nadie sino que ha elegido a aquellos que más lo necesitan y que están preparados a recibirlo. Tú puedes aprender a suscitar dentro de ti ese anhelo por Cristo. Y entonces verás como Cristo se manifiesta muy concretamente en tu vida.
Pensamientos del Papa Juan Pablo II: En cristianismo no es una pura opinión ni consiste en palabras vacías. El cristianismo es Cristo. Una persona, una persona viva. Encontrarse con Cristo, amarlo y vivir para que sea amado: esta es la vocación cristiana. Ustedes reciben a la virgen María como regalo para que les ayude a encontrar cada vez más una relación profunda y personal con Cristo. Por medio de su ejemplo la virgen María les enseña mirarlo con mirada amorosa a aquel que nos ha amado primero. Por medio de su intercesión ella forma en ustedes un corazón de discípulos, que son capaces de escuchar a su Hijo, quien revela el rostro auténtico del Padre y también la verdad y la dignidad del hombre.
El día 16 octubre 2002 he proclamado "el Año del Santo Rosario"; he invitado a todos los hijos e hijas de la Iglesia a ejercitarse por medio de esta antigua oración mariana de una manera sencilla y profunda en la contemplación del rostro de Cristo. Rezar el rosario significa aprender a contemplar a Jesús con los ojos de su madre y amar a Jesús con el corazón de su madre. Hoy, en espíritu, les entrego a ustedes, queridos jóvenes, el rosario. Por medio de la oración y la meditación de los misterios la virgen María los conduce con toda seguridad a su hijo. No sientan vergüenza de rezar el rosario cuando están solos, de camino a la escuela, en la universidad, durante el trabajo, caminando por la calle y en los medios públicos de transporte. Acostúmbrense a rezarlo en común, en sus grupos, movimientos y asociaciones; no duden el proponer esta oración en su casa a sus padres y hermanos porque vivifica y fortalece las relaciones en la familia. Esta oración les ayudará a ser fuertes en la fe, perseverantes en el amor y firmes en la esperanza" (Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2003).
Profundizando: Reza durante el día el rosario y contempla conscientemente cada misterio de la vida de Jesús. Reflexiona también lo que pueden significar estos acontecimientos para ti personalmente (p. e., "la virgen María visita a Isabel": Cuando he recibido de Dios una gracia como regalo ¿es entonces también mi primera reacción hacer participar a los demás?)
Un misterio del Santo Rosario en las intenciones de la madre de Dios
Oración consagratoria: Virgen María tu eres la madre de Cristo y madre mía. Lo has recibido en tu seno y tenías con él el trato más cercano y confiado de todos los hombres. También yo quiero consagrarme totalmente a Jesús, mi cuerpo, mi alma y espíritu y vivir así con él en una confianza total, profunda y personal para así ser cada vez más semejante a él. Virgen María, regálame tus ojos para qué lo pueda contemplar como tu, regálame tu corazón para que lo pueda amar como tu, regálame tus manos para que le pueda servir con tu misma fidelidad. Me consagro a Jesús para que pueda cumplir con mi vocación de cristiano, es decir, quiero revestirme de Cristo y convertirme en amor.
Nuestra Señora del Sagrado Corazón, ruega por nosotros.
QUINTA SEMANA - CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Día 29: Consagración de preocupaciones personales adicionales
Día 30: Consagración al Espíritu Santo