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De temporibus novissimis - De los Últimos Tiempos (José de Acosta): Libro Segundo

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Index de Materia y de Citas Bíblicas
Advertencia - Texto original en formato pdf
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José de Acosta de la Compañía de Jesús



LIBRO SEGUNDO
Ahora necesitamos hablar de la gran tribulación futura bajo el Anticristo.
Capítulo I.
El pasaje de Pablo que explica el momento de la llegada del Anticristo.
Capítulo II
De los nombres de Anticristo.
Capítulo III.
Muchas cosas respecto al Anticristo las tienen los Santos Padres por tradición apostólica, cosas que no han de despreciarse.
Capítulo IV.
El Anticristo dirá con mentira que él es el verdadero Mesías y como tal lo aceptarán los judíos.
Capítulo V.
Lo que transmiten los Padres respecto la educación y la ignobilidad del reino del Anticristo.
Capítulo VI.
La tiranía del Anticristo durará tres años y medio
Capítulo VII.
Se harán grandes guerras antes que, vencido el mundo, todo se concentra en la persecución de la Iglesia.
Capítulo VIII.
El imperio del Anticristo será más grande que todos los que jamás existieron.
Capítulo IX.
De la soberbia del Anticristo que se considera Mesías y Dios y se presenta para que lo adoren.
Capítulo X.
Una digresión: un ejemplo de la insania de soberbia.
Capítulo XI.
¿Cómo ha de entenderse que estará entronizada en el templo la abominación de la desolación en el lugar sagrado?
Capítulo XII.
De la torpeza y de los vicios del Anticristo.
Capítulo XIII
De la gravedad de la persecución del Anticristo, de Gog y de Magog.
Capítulo XIIII.
De la eliminación del sacrificio perene.
Capítulo XV
De los predicadores del Anticristo.
Capítulo XVI.
El seudoprofeta y principal predicador del Anticristo. (504)
Capítulo XVII.
Los milagros y prodigios que hará.
Capitulo XVIII
La razón por qué los signos del Anticristo se tildan de mentirosos
Capítulo XIX
La santidad fingida y la gran elocuencia y cómo será que los santos serán vencidos por él.
Capítulo XX.
Los grandes regalos con los cuales capturará a muchos.
Capítulo XXI
De la inmensa crueldad de aquel contra los siervos de Cristo y de la amarga tribulación de la Iglesia.
Capítulo XXII.



Ahora necesitamos hablar de la gran tribulación futura bajo el Anticristo.

Capítulo I. 

Juan relata en la Apocalipsis que ha visto a un águila que volaba en medio del De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 458cielo y que clamaba tres veces con vehemencia: ¡Ay, ay, ay![1] . El clamor lo interpreta el mismo apóstol hablando de los tres ángeles que tocan trompetas anunciando así  la desencadenación de los males extremos del orbe. Esta es su real significado. Quizás el águila es Juan mismo a quien se la da el libro desde el cielo, es decir, en medio de la Iglesia lo ha de enseñar. Se le ha revelado divinamente que perciba de ahí en el evangelio los rayos del Sol altísimo,  aquí los mares y la tierra abajo y [p. 459] pueda  penetrar  de manera aguda muchos secretos en el Apocalipsis. Su intención es decir que los demás ángeles han tocado reciamente pero de alguna manera todavía soportable. Los tres últimos, en cambio,  y así lo ha entendido, han pregonado máximos terribles sucesos futuros. Con razón ha gemido porque al género humano de viva voz se le ha amenazado cosas infaustas. De los tres declaró el segundo ¡ay! como que si sería más terrible que el primero y el tercero superaría en mucho a todos.

Domina la voz del séptimo ángel, la trompeta más grande, como explica el mismoDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 459 Juan. Cuando suena se levantarán los muertos y escucharán la sentencia de la muerte sempiterna[2]. Este mal y ¡ay!, como dice la Escritura, será el tercero y superior a todos. El segundo ¡ay! le es muy cercano. Trae la calamidad y para mí la más triste de todas para el mundo, según mi parecer,  porque relata la invasión horriblemente  salvaje del Anticristo y su tiranía en las almas y a la vez en los cuerpos. Esta tempestad cercana al último día la ha encarecido con tanta ponderación la misma Verdad que confirma esta tribulación futura como no la ha habido desde el comienzo del mundo ni la habrá jamás otra[3].

Ante tan gran testimonio de Dios ¿quién será tan fuerte que no tiemble? ¿Quién no tendrá horror ante el solo pensamiento de una cosa tan grande? Es que todo el orbe de la tierra será consumido por un diluvio. El azufre desde el cielo devastará a las perversas ciudades. Miles de hombre serán pasados por la espada, serán afligidos por el hambre. Los reinos serán consumidos por la peste y las guerras. Tan es así que todas las demás calamidades y atrocidades que uno podría aducir, en el fondo, palidecen ante esta calamidad como un juego y un adorno. El ataque a Jerusalén y su completa devastación y la increíble aflicción del pueblo judío, que predijo el mismo discurso del Señor, ha de ser superado por el Anticristo de la misma manera como las pálidas representaciones se distinguen de la cruda realidad. Lo que se ha dicho hasta ahora de los tiranos que persiguen a la Iglesia, [p. 460] de los heresiarcas que seducen a los pueblos, de los tumultos De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 460inmensos de las guerras, de las tempestades, hambre, pestilencia, terremotos, de los portentos en el cielo y  todo lo demás que pertenece a la voz de los  cuatro ángeles, si se comparan con  aquella consternación que proviene del Anticristo, son todos leves y son como medicina y meras disputas ante  la lucha inminente. Lo expresó Cristo con suficiente claridad cuando enumerando estas atrocidades dice: Este es el comienzo de los dolores[4].

Si estas cosas son solo el comienzo, te pregunto, oh cristiano, ¿qué anticipos, que tipo de males finales hemos de esperar? O, para expresarlo de otra manera, ¿qué otra cosa  vale decir cuando pensamos en estas cosas futuras,  lo que hace resonar  en los oídos de los mortales el mismo  Águila celestial, ¡ay!, ¡ay!, ¡ay!? ¿Cuánto tiempo les quedará a los habitantes de la tierra?

Los que vivimos en la carne no luchamos según la carne sino la vida está en el cielo, de dónde esperamos  también al Salvador. Para tales  no tiene lugar el terror sino el gozo del día del Señor cuya venida aman, esperando recibir la corona  eterna de acuerdo a las obras de los creyentes[5]. Y a los que han sucumbido al sueño por el vino de la meretriz, les grita con vehemencia el profeta: Despertad ebrios, llorad y gritad, todos los que bebéis vino dulce porque se fue quitado de su boca[6]’. Y aquellos  a quienes la conciencia mal formada hace tener esperanza,  deben temer el suplicio porque junto con los impíos están delante de Dios[7]. Sin embargo, son tan  seguros  y de hecho se consideran justos que no esperan rectamente los severos juicios de Dios. Es que se complacen en un tipo de ilusión  respecto a la vida cristiana. Por eso les conviene otro profeta para que, dejando de lado la falsa seguridad, los obligue temer, redoblando la amenaza: ¡Ay! de los que desean que venga el día del Señor, ¿qué será de ustedes?’ ‘Aquel día del Señor será  tinieblas y no luz. Es como el hombre que huye [p.461] del león y le viene al encuentro un oso, entra en laDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 461 casa y apoya su mano en la pared y le muerde una culebra. ¿Acaso no serán tinieblas el día del Señor y no luz, oscuridad y no esplendor? Yo odio y rechazo sus festividades y no acepto el perfume de sus asambleas[8]’.

A eso, pues, conduce el pensar en los males que  esperamos como uno que se ha dormido profundamente pero es despertado por  tanto terror. En cambio, los que piensan que parecen estar vigilantes, seriamente se cuestionen y se pongan a prueba en todo aspecto para que no hagamos lo que hace la mayoría de los cristianos. No fiándonos de una sarta de opiniones ajenas o de nuestras propias elucubraciones tengamos bien preparada la conciencia  ya que cargamos con antiguos pecados que no hemos suficientemente llorado. Hagamos que no sea nuestra parte la orden inapelable del juez para con los hipócritas.

 

 

El pasaje de Pablo  que explica el momento de la llegada del Anticristo.

Capítulo II

Así, pues, luego de haber sido predicado el evangelio en todo el orbe, recién vendrá el fin. El anuncio segurísimo será  el reinado del Anticristo. Es que no sucederá antes sino cuando el mundo entre en su etapa final que este sujeto pestilente se dará a conocer como lo enseña claramente el  apóstol San Pablo cuando  escribe a los tesalonicenses: Que nadie los seduzca de modo alguno porque sino cuando venga  el fin del mundo será revelado el hombre del pecado, el hijo perdición. Y un poco después: ‘Y ahora lo que lo detiene, lo sabéis para que sea revelado a su tiempo. El misterio del mal ya está obrando tanto  para que cuando tan sólo sea quitado de en medio entonces será revelado aquel inicuo[9].

A propósito el apóstol habla de manera un tanto oscura para que lo entiendan sólo aquellos  a quienes pueden recordar cuando abiertamente se les ha transmitido en algún momento anterior. Como por medio de signos y símbolos especiales está hablando Pablo para que quienes lean no entiendan a no ser que hayan sido instruidos de otro modo. Por eso mucho desearía, pues, [p. 462] entender su sentido pero no ha podido, así confiesa ingenuamente Agustín[10].

Realmente Pablo revela de alguna manera su personalidad en De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 461esa su misma oscuridad callando, o, mejor dicho, musitando aquello que quisiera entender más que pronunciar. Quizás la sugerencia es suficiente. Por eso, el mismo Agustín y un representante muy confiable de los Padres no han transmitido que esto habría que aceptarse con ocasión del ocaso del imperio romano por los que escribían  en ese siglo. Si se hubiera  difundido la magna doctrina apostólica habría suscitado envidia y odio.  Es que creían que aquella republica gozaba de un nombre consagrado por la divina y eterna majestad de tal manera que lo hubieran considerado al mismo Dios como sacrílego si predicara la decadencia y, peor aún, la destrucción. El mismo Pilato, aunque se resistía a algunas de las calumnias de los judíos, cuando se hizo mención del César y cuando Cristo fue vociferado enemigo del poder romano, tuvo miedo.  Rechazó toda preocupación de proteger al inocente y lo entregó a su crueldad de ellos[11].

También los apóstoles fueron en algún momento entregados por los envidiosos judíos como una infestación del imperio romano. Y cuando fueron apresados, se vieron obligados a apelar al Cesar, muchas veces recomendaron obedecer al César y ordenaron que se hiciera oraciones a Dios por el imperio[12].

Ciertamente que ese imperio tenía que ceder al reino de Cristo, pero de manera muy distinta de la que pensaban los hombres. Sucedió más a causa de un convencimiento por medio de la verdad y eso con suavidad y no por obra de la espada. Así lo predice de manera hermosa el profeta Daniel[13].  Por eso es correcto que el apóstol  escriba de la desaparición del imperio romano. Sin embargo, quiere decir lo siguiente, y esto es lo que realmente insinúa, que no vendrá el fin del mundo antes que aparezca el Anticristo. No aparecerá el Anticristo antes que se haya dado el fin del reino romano. Pues la revuelta según dice vendrá. Eso significa primero la separación de todas las naciones del reino romano. Se ve más claramente cuando dice que ‘quien tiene ahora [p. 463] tiene hasta que de en  medio será quitado y entonces será revelado aquel inicuo’. Vale decir esto será hasta el momento en que impere y tenga el sumo reinado aquel que ahora ocupa el emperador romano.

Aquel reino enemigo de Cristo tardará aunque no deje ya en los reinos que le sonDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 463 similares, de perfilar y adumbrar en algo la suma iniquidad del tirano Anticristo en contra de  la Iglesia. Esto significa que el misterio de la iniquidad ya está obrando. Apenas se haya quitado de en medio el nombre del reino romano entonces aparecerá aquel criminal  enemigo del mundo y de Cristo. Esto lo dicen casi todos los que escriben una interpretación en aquel tiempo cuando todavía se daba la autoridad y el poder de los emperadores romanos como son Ambrosio[14], Jerónimo[15], Agustín[16], Juan Crisóstomo[17], para no hablar de los más antiguos como Ireneo[18]  e Hipólito[19].

Luego que este reino existiera por 700 años fue tanto  el desmedro del imperio romano que parece que está eliminado y apenas existen  vestigios o algunos títulos poderosos que  retengan algo de resplandor antiguo. Ellos dicen que ya se ha dado la separación de las naciones del reino romano y que el apóstol no ha mentido que primero habría la separación en el futuro. Pero no dijo que una vez realizada la separación vendría en seguida el Anticristo.  Así opinan Anselmo[20] y Tomás[21].

A mí, en cambio, tomando en consideración los diversos pasajes, me parece no tienen en mente otra cosa que la aniquilación del reino romano y quitado de en medio, según su expresión, se dará en el futuro el reino de Anticristo, y eso ha de entenderse en la secuencia y en el orden de ambos. En consecuencia, no creo que el imperio romano haya apenas caducado ni que la separación de las naciones ni su defección se haya cumplido totalmente aunque la mayor parte ya se ha cumplido. Permanece el nombre del César, permanece el título del imperio y el que es la cabeza, permanece el Romano Pontífice quien es la cabeza del orbe y la autoridad que ha de cuidar a la Iglesia. Y aunque [p. 464] esté muy agotada y trasladada a las provincias exteriores, hasta hoy existe en su poder el emperador romano.

Alguien escribió que  los reyes de los francos ostentan la suma De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 464del imperio romano cuya sucesión en el imperio duraría hasta los últimos tiempos. Así lo afirma aquel autor[22]. No veo por qué desconfiar.  A eso  se adapta muy bien aquella profecía del patriarca Jacob (Gen 49): No se quitará el cetro de Judá ni el mando de su descendencia hasta que venga el Cristo[23]. No podemos negar que se ha cumplido. Con todo, no encuentro  ni el cetro de Judá ni la sucesión de su descendencia en los relatos históricos. Es verdad, encontramos a Hircano de aquella tribu que tenga algún aspecto de ese reino.  Pero encontramos que está extenuado y  semimuerto el título de la autoridad judía. Sin embargo, llegó sin haberse extinguido totalmente hasta Herodes, idumeo y pagano. En sus tiempos nació Cristo en Belén y así se ha cumplido la antiquísima profecía del patriarca.

Si uno los piensa bien, de la misma manera  sucederá con la venida del Anticristo predicha por Pablo. Aunque se haya debilitado el imperio romano no falla la profecía porque aunque la grandeza del imperio romano haya cambiado, aunque se haya debilitado, siempre sigue existiendo algo. Tampoco podemos deducir claramente  cuánto tiempo falta hasta su total aniquilamiento  para que sea quitado de en medio. Es por eso que las realidades humanas se encuentran en un estado inestable porque de las cosas ínfimas surgen muy poderosas y las poderosas se vuelven ínfimas.

¿Quién puede explicar cuantas vicisitudes tuvo la historia del reino judío comenzando con el santo David que fue el primer rey de Israel de la estirpe de Judá hasta el último, Hircano y cuántos cambios de fortuna ha experimentado? Sin embargo, para Dios todas cosas son ciertas ya que Él sólo conoce los tiempos y los momentos[24].

Quiero añadir lo siguiente: No me disgusta lo que dicen algunos Santos Padres. Ellos interpretan la separación de las naciones como separación [p. 465] de laDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 465 Iglesia romana. Se refieren a las herejías y los cismas que se dan en muchas naciones del orbe. También la insana impureza de Mahoma ocupa  la mayor parte del oriente y de África. Grandes reinos de los griegos están bajo la autoridad de los enemigos de Cristo. Y los que mantienen la fe cristiana se han distanciado mucho de la Iglesia romana. El norte casi totalmente y gran parte del occidente ha sido persuadida por la peste luterana.

Existe una gran separación  de la Iglesia romana. ¿Acaso será esto el anuncio verdadero que está cerca el Anticristo? ¿Quién de los hombres lo podrá saber?

Sin embargo me parece que el sentido que da Pablo combinándolo  con lo de Daniel[25] (Dan 8; Mt 16) más se refiere al reino  romano temporal que la aniquilación del reino espiritual ya que leemos en otra parte: Las puertas de infierno no prevalecerán contra ella[26], y, Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo[27]. Por eso está firme y estará firme en todo sentido la Iglesia romana mientras que exista la Iglesia de Cristo en el orbe.

 

De los nombres de Anticristo.

Capítulo III.

Las divinas escrituras enseñan claramente que vendrá el Anticristo  con ocasión del ocaso del mundo. Lo llama también hombre del pecado, hijo de la perdición, aquel inicuo, la bestia que asciende del abismo, león, jabalí, oso, leopardo, el rabo de Behemot, la abominación de la desolación, jefe de los impíos. De esta manera y con otros epítetos insinúa  la inexplicable maldad del ser más criminal que jamás existió o existirá[28]. Es por eso que los teólogos con todo derecho definen que este es el jefe de  todas las maldades que supera a todos ampliamente en malicia y en quien confluyen los vicios De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 466y los crímenes  como los riachuelos en la amplitud del mar (S. Tomás 3p q 8. art.8; Ruper. libro 8 in Apoc). Es por eso que ciertos escritores [p. 466] renombrados propalaron la idea que, con ocasión de la misma primera procreación, el diablo se unió copulando en el útero de la madre que se concibiera hombre y diablo igual como que Cristo fue al mismo tiempo Dios y hombre. Es una humana interpretación respecto a la acción vehemente de la maldad y del nexo inseparable, pero no es como si fuera una misma persona el diablo y el hombre y eso de acuerdo a lo que dice San Juan Damasceno: Es sólo posible para Dios el unirse a la naturaleza humana[29].

En cambio Hipólito, un autor antiguo, ha afirmado que el Anticristo es el diablo premunido de un cuerpo fantasmagórico[30]. No sólo Jerónimo rechaza esto[31], sino también lo hace la fe católica porque Pablo afirma que es el hombre del pecado[32]. Ahora bien, los heréticos de Magdeburgo niegan que  el Anticristo sería un hombre real y un individuo sino que era más bien un vocablo común para muchos. Toda la Iglesia lo rechaza y, adoctrinado firmemente por las Escrituras, predica que el Anticristo será un verdadero hombre y un individuo. Algunos han opinado  erróneamente que algún hijo del diablo ya haya existido; otros, como Jerónimo y Agustín rememoran, creen que fue Domicio Neo que mató a los Apóstoles Pedro y Pablo.

Por eso algunos creen que este ha sido el Anticristo por su salvajismo y la magnitud de sus perversiones, mientras que algunos de estos piensan que resucitará de entre los muertos y otros que no han vivido aún. Algunos quieren pensar que fue aquel Mahoma  que elaboró el Corán y que sometió a casi todo el orbe  con armas, engaños y una ley escabrosa y necia. Tampoco faltan los que ven la bestia en nuestro siglo en la persona horrible de Martín Lutero como el Anticristo porque hizo una guerra implacable contra la Iglesia de Dios[33]

Si fueran Anticristos aquellos que he enumerado, es decir, crueles enemigos de Cristo y de su Iglesia entonces habría que decir que todos los heresiarcas son Anticristo. [p. 467] San Juan nos amonesta de la siguiente manera: Hijitos, es laDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 467 última hora y viene el Anticristo como habéis oído. En este momento hay muchos Anticristos. De ahí sabemos que llegó la última hora. Han salido de entre los nuestros pero no eran de los nuestros.    Porque si fueran de los nuestros habrían permanecido con nosotros[34]. Por lo tanto, quienquiera se opone a Cristo es un Anticristo especialmente cuando ostenta el nombre de cristiano. Juan enseña que son muchos. En consecuencia, se ha de pensar como si fuera la última hora esta época en la que vivimos. Hemos de resistir  a los Anticristos de nuestros tiempos siendo vigilantes y fuertes para que no cedamos al engaño o seamos vencidos  por los enemigos de Cristo. Y esto hemos de hacer mientras sigue en pie el mundo y mientras tengamos vida. Así hemos de pensar que pronto viene la última hora.

También es signo cierto del fin del mundo  y de la venida del Anticristo y hemos de estar convencidos que el fin está cerca precisamente cuando los Anticristos, es decir, los enemigos de la fe, de la caridad y de la esperanza no cesan de combatirnos. De esta manera por la exhortación del discípulo predilecto somos enseñados  que no investiguemos  con ansiedad o curiosidad acerca de la venida del Anticristo y el fin del mundo sino, en cuanto toca a nosotros,  pensemos que ya está presente y procedamos como conviene al quien le queda poca vida. Entonces seremos fortalecidos mucho  en la fe católica y no dejaremos darnos cuenta de cara  este mundo que se ha dado a conocer aquel criminal en todas partes.

De este modo quienesquiera nos hayan precedido, ya que la humanidad aún no ha terminado, habrán podido ser pre-anunciadores y miembros. En cambio, aquel Anticristo de quien habla la Sagrada Escritura ante todo, de ninguna manera se ha presentado. Aunque se junten Nerón, Arrio, Mahoma y Lutero como si fueran uno solo y reúnan su perversión, sin embargo  no alcanzan ni de lejos el cúmulo de aquel Anticristo ni en pequeña parte. [p. 468]

 

Muchas cosas respecto al Anticristo las tienen los Santos Padres  por tradición apostólica, cosas que no han de  despreciarse.

Capítulo IV.

No se debe escribir a la ligera de aquella suprema tentación ni hablar temerariamente. Sin embargo, tampoco podemos De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 468despreciar lo que testigos idóneos han confirmado. Es que se propalan muchas cosas vanas sobre el Anticristo como dice Crisóstomo[35]. Mucho de esto se asemeja a antiguas fabulas y alguna de ellas despierta recuerdos al respecto como el asesinato de la madre en su mero comienzo.

Los entendidos suelen rebatir esto con facilidad. Se ha de llevar al vulgo desde estas tonterías a aquellas cosas importantes que recomienda la Escritura. En cambio los que se comportan como censores tétricos  han de ser rechazados. A estos no les gusta nada a no ser que concuerde con su manera de pensar  y no lo que se concluye a partir de la Escritura o lo que la autoridad de la Iglesia considera evidente.  En cuanto a las enseñanzas de los Santos Padres las auscultan de tal manera como si escucharan artificios o  el hablar a zapateros, o  carpinteros o carniceros o  algunos incultos que desempañan un oficio de este tipo. No  respetan la autoridad de Jerónimo, de Gregorio o de Ambrosio. Apenas puedo expresar lo que se me merecen estos que se creen sabios de acuerdo a su arrogancia o su aversión a los Santos Padres porque cada vez se me remueve el estómago.

 El que piensa con prudencia no debe afirmar nada lo que es importante para el hombre cuando no lo conoce, tampoco ha de acomodar su confianza en ellos cuando lo aprendió con argumentos poco valederos.  Esto se observa en todos los históricos del mundo. Nosotros, por ejemplo, no nos convencemos y creemos en Livio, Salustio, Suetenio, Plutarco,  Jenofonte sino en cuanto son hombres expertos y ellos suelen afirmar con comprobada razón cuando ellos mismos tienen el derecho de estar convencidos. ¿Quién osa atribuir menos autoridad a Gregorio, a Ambrosio, al Damasceno o a Beda [p. 469] a quienes asiste una altísimo conocimiento y a la vez el peso de la religión cristiana?

Por tanto, todo lo que dicen tantos Padres del Anticristo esto nadie lo puede rechazar. Sino hay que recibir con toda veneración especialmente cuando ciertaDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 469 forma de expresarse solamente la suelen utilizar  y no la aplican nunca a no ser que se trata de algo cierto y a ellos suficientemente conocido. Hay que advertir enérgicamente que cuando escriben de este tema, no lo escriben muchas veces como de algo suyo sino como una doctrina común, es decir, dicen que trasmiten la doctrina católica. Cualquiera puede constatar eso, por ejemplo, en los comentarios de Jerónimo al libro de Daniel donde hay una abundante profecía sobre el Anticristo. De ahí lo que era conocimiento de los Santos Padres o del pueblo cristiano sobre el Anticristo y lo que pusieron por escrito, eso sin dudar hay que aceptarlo. Ellos mucho de esto lo han aprendido a partir de la arcana interpretación de la Escritura. Pero también muchas cosas la Iglesia las ha conservado, no por escrito sino por medio de la tradición que les viene de los Apóstoles.

Un testigo es el mártir Ireneo que, al hablar de un pasaje oscuro del Apocalipsis acerca del número de los  nombres del Anticristo, afirma que ha recibido la interpretación de aquellos que todavía vieron el rostro de Juan. Dice que se le ha visto no hace mucho tiempo  sino recién en nuestro siglo al final del imperio de Domiciano[36]. Si uno presta atención entonces se dará cuenta que tan numerosa es la doctrina de los Padres antiquísimos que con todo derecho puede decirse que se la han pasado de mano en mano. 

Es pues un tema, arcano y repugnante a los hombres superficiales, que los Apóstoles prefirieron trasmitirlo no tanto por escrito sino oralmente. Esto lo indican de manera bastante clara sus espístolas. Asi el Apóstol San Pablo a los tesalonicenses. ¿No recuerdan que cuando estaba todavía con vosotros, esto se lo decía?De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 470 Ahora saben lo que lo detenga hasta que será revelado a su tiempo[37]. De la misma manera habla Juan: Cómo han escuchado que vendrá el Anticristo[38].  De la misma manera el Apóstol Judas [p. 470]: ‘Ustedes, carísimos, recuerden las palabras que les han sido predichas por los Apóstoles de nuestro Señor Jesucristo, que les decían que en los últimos tiempos vendrán los embaucadores, etc.[39]. Finalmente dice el príncipe de los Apóstoles: Para que recuerden lo que he predicho de las palabras por los santos profetas y vuestros apóstoles respecto a los preceptos del Señor y Salvador; que en primer lugar sepáis esto: in los últimos días vendrán los embaucadores con engaño[40].

Cuando uno sopesa cuidadosamente esto, fácilmente comprenderá que los Apóstoles han trasmitido sobre los últimos tiempos mucho más en palabra que por escrito. De esa fuente han  cogido los pastores de la Iglesia lo que sobre el Anticristo consignaron por escrito.

 

 

El Anticristo dirá con mentira que él es el verdadero Mesías y como tal lo aceptarán los judíos.

Capítulo V.

De esta manera el Anticristo vendrá  en los últimos tiempos y actuará salvajemente contra Cristo y su Iglesia  más que con todos los hombres que jamás existieron. Sin embargo, la Sagrada Escritura nos enseña  que por la majestad de Cristo será destruido y así lo mantiene la fe de la Iglesia. En la medida que la autoridad celestial se digne dignificarnos trataremos de explicar, con la gracia del Dios omnipotente y para la mayor gloria de Cristo, el orden y la manera cómo estas cosas sucederán. Sólo Juan tiene en sus escritos canónicos el vocablo  de Anticristo[41]. Todo esto suena muy de acuerdo a la manera como se suele expresar la Escritura. Concretamente entendemos que se trata de un hombre que se opone a Cristo y lo emula. Ahora bien, no sé con qué nombre particular se le ha de llamar aunque existe uno a partir de  un número, el 666,  a cuyo misterio Juan da mucha importancia en el Apocalipsis[42].

[p. 471] Muchos han escrito muchas cosas, ante todo Ireneo cuyas huellas siguen los demás[43]. Dedujeron varios nombres de aquellos números de acuerdo a lasDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 471 letras griegas. Algunos, los más audaces, llegaron a la conclusión que la transposición daba el nombre de Martín Lutero. Nosotros sostenemos que nadie aporta algo cierto y tampoco pensamos que importe mucho. El que aprenda del Espíritu Santo podrá enseñar respecto a aquel misterio. Tal como advierte oportunamente el mártir profetizado el Espíritu Santo quiere que esté escondido hasta que suceda. Una vez acontecido no será difícil darse cuenta para aquel que  tiene en cuenta la importancia de las letras  en la enumeración.  Quizás también aquel número  de los días que anota Daniel[44] puede tener que ver con el número del nombre del Anticristo citado por Juan[45]. Bienaventurado se llama al que llegue al numero de 1335 días;  la mitad es el número  de la bestia, es decir, 666 quitando uno y medio.  Pero una vez aclarado la adivinación de los enigmas ha de considerarse como cierta una cosa: es llamado Anticristo porque se anunciará como  el Cristo verdadero, es decir, el Mesías prometido en la Ley. Nuestro Cristo será calumniado como impostor y seductor.

Por eso los Santos Padres afirman constantemente que serán los judíos que primero se lo van a adjudicar como quien observa la ley de ellos aunque noDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 472 sería de su estirpe. No es absurdo que importantes autores afirman que los judíos se conservarán como pueblo  tanto en nombre cuanto en sus ceremonias hasta los últimos tiempos. Esto lo deducen de las palabras del Señor: En verdad les digo que no pasará esta generación hasta que todas estas cosas sucedan[46]. Realmente hay que admirar el hecho que ese tipo de hombres dispersados por doquier, para todos considerados viles y ingratos, sin guía, sin poder alguno [p. 472] continúan existiendo y no son extinguidos. Todo esto mismo sucede a pueblos famosos y poderosos y no queda memoria de su existencia.

De esta manera es fácil darse cuenta que está obrando la divina providencia: La Iglesia tiene así como testigos de la divina verdad de cara a sus enemigos; algunos serán reservados al final para la vida como, por ejemplo, Israel será salvo cuando las naciones lleguen a la plenitud y otros aceptarán al Anticristo para juicio porque rechazaron a Cristo[47].

Esto lo recrimina el mismo Señor cuando dice: Yo vine de mi Padre y ustedes no me recibieron. Cuando otro viene en  nombre propio lo reciben[48]. Este pasaje habrá que entenderlo  de los judíos que acogieron al Anticristo.

Están de acuerdo en afirmar Ireneo[49]; Hilario[50], Agustín[51], Damasceno[52], Ambrosio[53], Jerónimo[54] como hay que entender la posición que ha de recibir el Anticristo de parte de los judíos. Lo mismo entienden Agustín[55] y Anselmo respecto a lo qué es lo que quiso decir el Apóstol  cuando escribe a los tesalonicenses hablando del Anticristo y de sus signos mentirosos precisamente porque no aceptaron la caridad de la verdad para que puedan salvarse. Por eso  Dios los entregó al error efectivo para que crean al mentiroso y para que sean juzagados todos los que no creyeron a la verdad[56].

 A partir de estos testimonios de Cristo y de Pablo los Santos Padres enseñan que los judíos seguirían al Anticristo como verdadero Mesías y hasta como si fuera el verdadero Dios.  Por eso serán instalados en la observancia del sábado y de la ley  y enDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 473 eso les viene a los judíos la confianza (en el Anticristo) como escribe el papa Gregorio[57]; y Ambrosio[58] indica que es por estar circuncisos o como efecto de la circuncisión.  Lo mismo escribe en otra parte Jerónimo[59] que dice que el Anticristo provendría de la tribu de Dan. Eso mismo lo quiso decir el Patriarca  con las siguientes palabras: Sea Dan una culebra junto al camino, una víbora junto al sendero, que pica al caballo en los jarretes y cae su jinete de espaldas. En tu salvación espero, Señor[60]. Lo llama ‘culebra’ porque es  escurridiza y engaña [pg. 473], es decir, será una serpiente con cuernos porque será armada con los cuernos del poder.

Luchará con violencia y engaño. Morderá  los jarretes del caballo porque perseguirá las huellas de los predicadores que llevan Cristo a los pueblos. En aquel tiempo sólo se puede esperar auxilio del Señor  ya que fallará toda ayuda humana[61].

De que el Anticristo proviene de Dan lo confirma también el beato Ireneo a partir de Jeremías: Desde Dan se deja oír el resuello de sus caballos. Al relincho sonoro de sus corceles tembló la tierra toda[62].  Por eso en el libro del Apocalipsis no se menciona la tribu de Dan entre las tribus señaladas por el Cordero[63]. Por eso se suele decir que los campamentos de Dan se encuentran hacia el  norte[64] porque desde allí se extiende todo mal.

Sin embargo, por la confusión de las tribus, ya que se ha borrado casi toda la genealogía antigua de valor, no será fácil constatar si realmente aquel pestífero proviene de la tribu de Dan. El saber eso tampoco contribuye mucho  para comprender la iniquidad del pérfido. Sólo queda lo cierto a partir de la Escritura y de la tradición de los Padres.  El Anticristo  reconciliará a los judíos con los enemigos de Cristo. El se proclamará como el Mesías prometido por la ley. Por esta razón instilará en el orbe   las observancias judías. No podrá, sin embargo, abolir difícilmente las observancias cristianas. Esto lo escribe el papa Gregorio[65]. Trató de hacer lo que hizo su precursor aquel, Mahoma, quien compondrá su ley sacando de las dos. Quizás será bañado por el bautismo cristiano para que imite una iniquidad aun mayor quien es el apostata pésimo o, como lee Agustín[66], es llamado renegado desertor por el Apóstol. En verdad todo esto hay que considerarlo como algo inseguro.  [pg. 474]

 

Lo que transmiten los Padres respecto la educación y la ignobilidad del reino del Anticristo.

Capítulo VI.

Ahora bien, todos estos datos sobre la patria, su nacimiento y De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 474la formación del Anticristo no son muy seguros. Con todo, se les puede aceptar como datos probables. Algunos escriben que ha nacido en Babilonia. Jerónimo parece insinuarlo cuando dice que vendrá de Babilonia[67]. Ahora bien, si comprendemos a Babilonia como realidad espiritual  entonces se hace evidente que su patria no es otra que Babilonia, es decir,  la sociedad de los impíos. Porque de los santos es madre la Jerusalén, la que es de arriba[68]. Isaías y Juan anuncian la ruina de Babilonia  ya que proclaman que ha venido el último día del juicio[69]. Juan Damasceno, indudablemente un autor importante y gran teólogo,  afirma que nacerá de la fornicación (es quizás a partir de esto que ha surgido la fabula popular  que nacerá del coito de una religiosa y de un monje) y, dice, recibirá toda la gestión de Satanás, no en el sentido que sea unido hipostáticamente a Satanás como lo es el hombre a Dios en Cristo, sino que se apodera totalmente de aquel  y en cuanto el hombre puede recibir, se inserta  en el hombre  de manera que desde el comienzo  será totalmente poseído del diablo.  Será educado secretamente, dice, y de repente surgirá y se elevará y reinará. Al comienzo de su reino simulará ser bondadoso. Sin embargo, cuando logre el dominio perseguirá a la Iglesia de Dios[70]. Esto lo dice el damasceno,  y lo que dice nos parece bastante creíble en sí  y además es reforzado por la autoridad de un hombre de su calibre.

Que el Anticristo será el futuro rey, esto lo enseña claramente Daniel[71]. Ahora bien, no recibirá su reino de sus mayores ni por derecho de nobleza sino, habiendo nacido de vil gentuza, lo invadirá con malos artificios. Esto leemos en Daniel. Y estará en su lugar despreciado y [p. 475] no se le tributará algún honorDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 475 regio. Vendrá secretamente y obtendrá el reino de manera fraudulenta. Ese pasaje y también los siguientes hasta el final  del capítulo 12 profetizan acerca del Anticristo y de los últimos tiempos. Esto lo atestigua como sentencia nuestra, es decir, de los católicos Jerónimo aunque Porfirio no esté de acuerdo[72]. Es por eso que en otro lugar Daniel llama al Anticristo pequeño cuerno que, sin embargo, contribuirá a producir cuernos grandes porque a partir de comienzos insignificantes ignominiosos llegará a ser la suma potencia en el orbe de la tierra. En cuanto a nuestro Señor Jesucristo sucede todo lo contrario: es de una generación ilustre y regia pero rechazó el reino que se le había ofrecido. Con todo, él es el rey de reyes por cuya sabiduría reinan los reyes y los legisladores deciden lo que es justo.

 

La tiranía del Anticristo durará tres años y medio

Capítulo VII.

En cuanto a la duración del reino del Anticristo la Escritura lo muestra con toda evidencia ya que Daniel escribe sobre esto. Otro surgirá después de ellos y será más poderoso que los anteriores y humillará a tres reyes[73]. Pronunciará discursos contra el excelso y atacará a los santos del altísimo. Pensará que podrá cambiar los tiempos y las leyes y serán entregados en su mano  hasta un tiempo y tiempos y medio tiempo.  Esto mismo se confirmará ahí mismo Levantó, escribe, De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 477la mano derecha e izquierda la cielo y juraba por el que vive eternamente porque sería un tiempo, tiempos y medio tiempo profeta,  el ángel con gran juramento[74]. Anotó Jerónimo que en la Escritura se utiliza la palabra tiempo para significar un año especialmente en este profeta quien predijo al rey Nabucodonosor [p. 476] que siete tiempos traerán cambios. Éste mismo explica luego que se trata de siete años[75]. Sobre los tiempos habla, igual que Jerónimo, Agustín diciendo que lo números son doble y no plural. Es que esta diferencia constatada vale para los griegos. El mismo transmite este de los hebreos[76]. De esta manera consta que el Anticristo reinará tres años y medio.

Más claramente lo expresa el profeta Daniel con el número de los días: Desde el tiempo en que fue  eliminado el sacrificio y se establecerá la abominación de la desolación, pasarán mil doscientos años[77], días más, días menos. Algo similar tiene Juan en su apocalipsis cuando escribe de aquella mujer -  evidentemente está hablando de la Iglesia - será alimentada por un tiempo, por tiempos y medio tiempo[78]. Por eso, en todo el tiempo de aquella salvaje persecución los hombres santos y fieles huyen de las ciudades  a las postremas soledades del desierto.  Esto lo transmiten los Padres.

El mismo Cristo exhorta que se debe  proceder de esta manera  cuando habla de la misma tempestad: Cuando vean la abominación de la desolación predicha por el profeta Daniel (quien lea entienda)  entonces los que están en Judea huyan a los montes, los que están en el techo no bajen a sacar algo de la casa y los que están en el campo no vuelvan para sacar su túnica[79]. Como explican los Padres, estas palabras contienen unos sentidos místicos muy hermosos. Con todo literalmente  significa  que  cuando la borrasca estalla se requiere una huída concisa, inmediata y expedita, que se desechen todas las posesiones como conviene para salvación.

Esto mismo lo dice también Juan (repite como dice Agustín los mismos misterios aunque con muchas otras palabras) cuando escribe: La mujer huye a la soledad donde tiene un lugar preparado por Dios para que la alimente  durante mil doscientos sesenta días[80]. [p. 477] Igual número de días profetizados por  aquellos dos admirables testigos que se opondrán al Anticristo, leemos en el Apocalipsis, es decir, mil doscientos sesenta[81].

Para calar esto  aún más  en la memoria del pueblo cristiano el Espíritu Santo pensó explicarlo con la computación por meses. Pues leemos allí que la ciudad De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 478 es pisoteada por cuarenta y dos meses. No tenemos duda que la ciudad santa, cuyos ciudadanos y domésticos de Dios son los siervos de Cristo, es la Iglesia católica que es la casa de Dios, la urbe fiel, la ciudad santa. Tampoco hace dudar  en nada el hecho que Daniel hable de mil doscientos noventa, y por qué Juan quita de este número treinta.  Con todo pone un tiempo, tiempos y medio tiempo como aquel.  Sin  embargo, Daniel cuenta el tiempo a partir del momento en que es abolido el sacrificio y se establece la abominación de la desolación. Juan de su parte habla sólo de aquel  tiempo durante el cual en la soledad la mujer, que huyó de la serpiente, es alimentada por Dios.  De esta manera podemos entender que  desde el tiempo que se da la abominación de la desolación hasta que la mujer llegue a la desolación, ha pasado un mes, en parte huyendo en parte preparando la huida o también recibiendo la noticia correspondiente.

Sea como fuere, es cierto que la misma suma la hacen los tres años y medio más o menos que no impide que se cuente  un tiempo, tiempos y medio tiempo.  Sea que  luego de los tres años pasen cinco meses y medio o seis y medio, en ambos casos  hablamos de tres años.

 

Se harán grandes guerras antes que, vencido el mundo, todo se concentra en la persecución de la Iglesia.

Capítulo VIII.

De todo lo anterior consta claramente que el reino de Anticristo durará tres años y De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 478medio. Si esto [p. 478]  debe ser computado a partir del momento en que comience a reinar o, más bien, desde el momento en que el mundo ha sido conquistado y sometido a él, convirtiendo todo en arma salvaje para la persecución de la Iglesia, no consta suficientemente. En ambos casos aquella tierra será atacada con furia, trátese de reyes o de repúblicas, para lograr externamente el imperio del orbe. Nadie que lea las Sagradas Escrituras aun de malas ganas puede dudar que se dirigirá contra los hombres santos y fieles para que rechazando el evangelio de Cristo le rindan culto a él.

Es cierto que quienquiera hace esta doble guerra contra el cuerpo y contra el alma, hay que estar de acuerdo tanto por lo que dice la razón cuanto explica lo predicho por Daniel que primero  se realizarán las guerras humanas luego las divinas, es decir, agredirá salvajemente a Dios con todas sus fuerzas porque le parece que su poder ha sido confirmado una y otra vez por las victorias que ganó en todo el orbe de la tierra.

Por eso para mi es seguro que los tres años y medio han de computarse no a partir del comienzo del reino del Anticristo sino a partir del momento que ha logrado el dominio supremo del orbe de la tierra. Lo mismo piensa Rupertus[82]. Sabemos que  esta bestia, sin haber heredado algún reino de sus mayores, desde comienzos modestos logrará aquel sumo poder luchando y devastando[83]. Del mismo profeta Daniel sabemos que ciertamente tendrá éxitos variados. Con todo, también sufrirá adversidades.

 Esto también lo sugiere Juan cuando dice: Una de las cabezas de esta bestia está casi muerta pero pronto se cura su enfermedad[84]. Y vendrán sobre él trirremes  y romanos y será vencido y repelido[85].

Sabemos que aquel tendrá varias batallas con los reyes del oriente, con Egipto y Arabia con variado éxito. Sin embargo, podrá con todos. Todo esto no podráDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 479 realizarse dentro del tiempo limitado de tres años. Pero, ¿por qué darle vueltas? La misma Escritura se explica [p. 479] si uno mira de cerca. Allí hay una larga exposición de las batallas a las que he aludido y el profeta sugiere: Los brazos estarán firmes y contaminarán el santuario de la fuerza y quitarán el sacrificio y se establecerá  la abominación para la desolación[86]. Por tanto, es a partir de este momento que deben computarse los tres años y medio y los mil trescientos noventa días como dice claramente Daniel en otro lugar[87].

Por eso, ya que el reino del Anticristo se define por los tres años y medio, debe entenderse que, una vez confirmado el imperio, lo utilizará para confundir el culto de Cristo y la fe en él. Lo hará empleando toda su astucia y con todos sus pensamientos. Ahora bien, esta es la otra guerra, aquella que le es concedido realizar contra los santos de acuerdo al testimonio de Juan[88]. Sobre esto dice Daniel: ‘Vendrán tiempos como no los ha habido desde el comienzo hasta ese momento[89]’. De ello habla también el Salvador: ‘Habrá una gran tribulación como  no ha habido  desde el comienzo del mundo y no habrá[90]. Sobre esto escribe Juan que le es concedido a la bestia de hacer la guerra contra los santos y de vencerlos[91].  Las palabras divinas están repletas de horror y terror. ¿Quién no se estremece ante tanto terror? ¿Quién no suplica de ser preservado de una época tan dura?

Sin embargo, la misericordia de Dios se ocupa  benignamente de las realidades humanas porque al tirano no se le concede poder más allá de los tres años y medio. Si no fueran abreviados estos días  no podría salvarse nadie. Pero en consideración a los elegidos serán abreviados[92]. Es por esta razón que el Espíritu Santo de tantos modos y de tantas maneras  define el tiempo del brutal Anticristo por medio de la computación de los tiempos, meses y también días para que el pueblo cristiano pueda mantener la esperanza ya que sabe por la celestial autoridad que en breve toda tempestad ha de terminar. [p. 480]

 

El imperio del Anticristo será más grande que todos los que jamás existieron.

Capítulo IX.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 480El libro de Daniel enseña abundantemente que habrá un reino temporal del Anticristo que será más rico  y poderoso que todos los demás. Vencerá a grandes reyes. Devastará a urbes nobles, destruirá a ciudades innumerables. Dice: ‘Los brazos del guerrero serán vencidos y doblados ante él... y más adelante: ingresará en opulentas y abundantes ciudades y hará lo que no hicieron sus padres ni los padres de los padres: disipará sus robos, botines y riquezas... Y más abajo: Y volverá a su tierra con mucha riqueza[93].

Que llegará, pues, a la cima del dominio de todo el orbe y tendrá las fuerzas del imperio romano lo leemos también claramente en el mismo libro de la manera siguiente: La cuarta bestia  será el cuarto reino en la tierra que será mayor que todos los reinos y decorará toda la tierra y la pisoteará y  amenazará[94].

Nadie tiene duda que esto se dice del imperio romano que supera en mucho  al reino caldeo, persa y griego. Ahí también se habla del tiempo y del reino del Anticristo: Pues los diez cuernos serán  los diez reyes y otro surgirá  después de ellos y será más poderoso que los anteriores y humillará a los tres reyes. San Jerónimo comenta este pasaje. Después de refutar la perversa interpretación de Porfirio escribe de esta manera: Diremos lo que todos los De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 481doctores han transmitido. En la consumación del mundo  cuando el imperio romano debe ser destruido, diez futuros reyes lo dividirán entre ellos. El undécimo surgirá y será un rey pequeño que superará a tres de los diez reyes, es decir, los reyes de Egipto, de África y de Etiopia como lo diremos con más detalle más adelante.  [p. 481] Luego de haber sido matados, también los demás siete reyes someterán sus cuellos. Y he aquí, habrá ojos semejantes a  un hombre  en aquel cuerno. No pensemos que será, como opinan algunos,  el diablo o el demonio, sino uno de los hombres en el cual Satanás habitará corporalmente[95].  Esto dice Jerónimo.

Su enseñanza es la de todos los escritores eclesiásticos salvo error o duda. Hipólito y también Ireneo, cuyos comentarios estamos mirando, consideran como sentencia muy cierta ya que no podría haber tanto consenso especialmente en un tema oscuro y tan alejado del normal conocimiento humano  si no fuera revelado el misterio por el profeta y  si no se hubiera dignado de disponerlos para que entiendan las Escrituras[96]. Por eso hay que aceptar que este consenso tan grande de los escritores eclesiásticos en su doctrina  sobre  los tiempos futuros del Anticristo proviene de la tradición apostólica[97].

Maravillosamente concuerda también con esta de Daniel[98] aquella de Juan que habla de la bestia que sube desde el mar y tiene diez cuernos y sobre ella diez diademas y siete cabezas y sobre ellas nombres blasfemos. Dice que la vio ascender  desde el mar o del abismo (como lo dijo en otra parte). Así también dice Daniel que vio subir desde el gran mar cuatro bestias, es decir, los reinos de este mundo que irrumpen tormentosamente tal como son especificadas.

Ahora bien, nada impide que  también se piense que es más palmariamente el Anticristo que sale del mar y  acepta el imperio romano al que ataca.  El mar y el abismo son la misma cosa. Los diez cuernos también son mencionados por De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 482Daniel. Explica que son diez reyes o reinos en los cuales será dividido el imperio  romano.  Referente a las siete cabezas, ya que a tres reyes él destruirá,  hay que entender  que son los demás como que  reinan bajo su mando, sometidos a sus leyes y por eso también ellos blasfeman contra Dios y se unen a la bestia.  Su cabeza  [p. 482] es quizás uno de ellos ya muerto lo que también escribe Daniel del Anticristo. Y vendrán sobre él las naves y los romanos  y  será herido y regresará y será humillado.  Que su llaga será curado también allí se añade y volverá y maquinará contra aquellos que abandonaron el estamento del santuario (herirá  también a los bárbaros y a los mahometanos y a los heréticos). Y sus brazo de ellos estarán, etc.[99].

Cuan grande será la futura grandeza y violencia del Anticristo esto lo  suple Juan. Y la bestia será similar al guepardo por su  velocidad y sus pies como los del oso por la rapacidad y la boca como de un león por su majestad y tiranía.  Y se admiró, dice, toda la tierra de la bestia y adoraron a la bestia diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia  y quién podrá luchar con la bestia?[100]

Todo esto ha sido profetizado respecto a la persona del Anticristo. Esto lo dicen muchos buenos autores  como Tomás[101], Ricardo de San Víctor[102], Gregorio magno,[103] Ambrosio[104], el mismo Ireneo  que ha sido enseñado por  discípulos de Juan[105].

Les preocupa a algunos el pasaje de los diez cuernos de los que el Espíritu Santo enseña que son diez reyes.  ¿Quiénes son estos diez reyes y dónde y cuándo? Pues algunos explicaban  que fueron los diez reyes  que en el imperio romano han  perseguido a la Iglesia. Esto lo desarma satisfactoriamente Agustín[106]. De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 483Más claramente lo refuta Daniel[107]. Si aquel pequeño cuerno que surge en medio de los demás  (que es el Anticristo que surgirá del orbe romano) destruye a tres cuernos, es decir, se cuenta que vence a tres reyes. De ninguna manera  se puede pretender que era Diocleciano, o Decio o Severo  o alguien otro que  sufrieron destrucción de parte del Anticristo. No queda otra cosa, si comprendo bien, [p. 483] que pensar que es el imperio romano en aquel entonces administrado por un emperador que con el transcurrir el tiempo se dividió en varios reinos. Y cuando venga el Anticristo, diez reyes obtendrán las diez provincias al dividirse todo el imperio romano.

Esto lo deduce San Jerónimo de una común sentencia de los antiguos[108]. Es cierto que Agustín no quiere contradecir abiertamente. Sin embargo, disiente y mucho duda del número de estos reyes. Así escribe en  los libros  De civitate Dei[109]. Confieso que estoy dudando y temo que a lo mejor fallemos respecto a los diez reyes – quizás el Anticristo posiblemente inventará bajo la figura de 10 hombres – y no llegamos a esta conclusión sin fundamento porque no existen tantos reyes en el imperio romano.

¿Qué decir de la opinión que a lo mejor que el número diez significa simplemente la globalidad de los reyes luego de los cuales aquel habrá de venir? Agustín gustosamente se adhirió a esta interpretación. Por su parte el beato Gregorio, analizando de manera sutil y abundante lo llama por ello al Anticristo rey undécimo ya que el número undécimo significa  propiamente el mal y el pecado.

 Es verdad esta explicación mística de los Padres y hay que recibirla piadosamente pero de manera que tenga su lugar también la verdad histórica.  Pues lo que Agustín podría poner en duda que no habrá tantos reyes en el orbe romano proviene de la realidad de su época ya que  sólo había una división de parte de los césares en oriente y occidente. Nosotros no debemos en manera alguna dudar  cuando  veamos en su día  o diez o no mucho menos o más reyes (aquellos que son dignos  del nombre real por su majestad) de manera manifiesta. Pues si recordamos la amplitud de antiguo imperio romano es fácil pensar que Italia, Galia, Germania, España, Bretaña, África, Grecia, Egipto, Arabia y ambas Asias junto con otras provincias  han llegado a tener sus príncipes. Así no es difícil pensar que de un imperio puedan derivar  diez partes.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 484Ahora bien, aunque el poder del imperio romano [p. 484] parece abolido y casi extinto, el profeta no predice otro reino fuera del futuro cuarto sino el reino de los santos – que será el celestial y eterno – por la simple  razón que no hay monarquía que sea sucesora para todo el imperio romano a no ser aquellos cuatro que designó con el nombre de las bestias[110]. Tampoco se ha extinguido el título romano ni Roma ha dejado de ser cabeza del orbe. La misma lengua romana y  sus leyes como que mandan en el resto del orbe de manera que  en mayor grado otras naciones se han insertado en el imperio romano que las que se han separado.

Es que si uno se fija en la costumbre del profeta Daniel, uno encontrará que realmente sus visiones no son alegóricas sino tienen un sentido histórico, sean relatadas por el mismo profeta o por el ángel[111]. De esta manera de los diez cuernos y  del cuerno pequeño que surge de en medio de ellos destruyendo tres de ellos, no podemos  pensar otra cosa sino de acuerdo a la opinión que expuso Jerónimo de acuerdo a la sentencia de los antiguos. Aunque toda interpretación alegórica es realmente más fácil y más segura ante la mentira,  sin embargo, aquellas cosas que significan  una gran fuerza de espíritu, tienen un sentido histórico mucho más amplio en cuanto a la dignidad y la gloria.

De esta manera vemos que de parte de Mateo y de los demás evangelistas se citan  todos los testimonios del Antiguo Testamento según el sentido histórico aDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 485 los que, si no son hechos, fácilmente los llevaremos al campo alegórico. Aunque no me hace dudar lo que afirma como cierto  aquel Santo Padre que aquellos tres reyes oprimidos por el Anticristo serían los reyes de Egipto, Etiopia y África esto no lo dice la Escritura. Sabiamente dice  Agustín que la perfecta inteligencia de estas cosas se adquiere  mayormente cuando se experimentan[112]. Es cierto que el imperio de aquel se determina por los confines de la tierra como leemos: Se le ha dado el poder sobre [p. 485] toda tribu, pueblo, lengua y nación[113]. Lo que se encuentre en la tierra entera será cedido al imperio de aquel.  Hasta aquí del reino temporal de Anticristo.

 

 

De la soberbia del Anticristo que se considera Mesías y Dios y se presenta para que lo adoren.

Capítulo X.

Seguidamente hay que hablar de sus pretensiones espirituales y divinas que estará buscando. Es que no se contentará con el imperio sobre todo el orbe de la tierra. Asumirá armas canallescas horrendas. Provocará al Dios omnipotente y se proclamará su enemigo. De manera muy sabia dijo cierto filósofo  que la naturaleza humana no es capaz de asumir el imperio de todo el orbe de la tierra ya que no puede con tamaña realidad[114].  Es por eso que leemos frecuentemente en las historias sagradas y profanas que hombres también modestos, una vez elevados a la esfera de una fortuna más próspera y aprehendidos por la gloria del dominio, han dejado de creerse hombres y han aspirado a ser divinidad, lo que relata Isaías del rey de Babilonia[115], Ezequiel  del rey de Tiro[116], los Macabeos de Antíoco[117] y la historia cuenta del Rey Ozias[118].

Así procederá el Anticristo, aunque no de esta manera sino más bien como padre del mismo diablo se alzará hasta el solio de Dios. Logrando que todo lo  demás aparezca pequeño  se opone sólo al único Dios. Por eso intentó colocar su trono encima de todos los astros en la cima de la divinidad. De esta manera agredirá a Dios después de haber vencido a los hombres considerándoles una nada, trasplantará  la gloria divina a su persona y en él quiere tener toda obra, deseo y pensamiento. Así quiere ser tenido como rey del orbe y proclamará que él es  elDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 486 verdadero Cristo, el salvador del mundo. Pretenderá que nuestro  Cristo no era otra cosa que un impostor y todo lo que ha sido predicho por los profetas respecto a los milagros de Cristo, su reino, muerte, resurrección y ascensión al cielo, [p. 486] dirá que se ha cumplido sólo en él y eso con toda certeza.  Por eso simulará que ha muerto y resucitado de entre los muertos  Elegirá con extrema soberbia  el santo monte de los olivos  de donde se dice que ha ascendido nuestro Cristo a los cielos para su ascensión luego de haber afianzado su reino después de igual numero de  años que Cristo ha predicho.

Ahora bien, si estas cosas le parecen a alguien como nuevas o frívolas, sepa que los transmiten como cosa cierta hombres de grande ciencia como el Papa Gregorio, Anselmo, Ricardo de San Víctor, Tomás de Aquino, y el mismo Daniel al que interpreta Jerónimo[119]. Entonces los judíos, sobre los que se volcará la ira de Dios, creerán en la mentira porque rechazaron la verdad.  Entonces de esto predicarán  mucho como la predijo  el Salvador: He aquí el Cristo; helo allá, mira en el desierto, mira que en los aposentos[120].

Con todo no se contentará con la gloria del mesías sino  quiere ser tenido como rey y cristo y finalmente como dios.  La Sagrada Escritura  certifica esa increíble soberbia  en todos los aspectos.  De esto escribe el apóstol Pablo:  Se levantará y será elevado sobre todo lo que se llama Dios  o que le será rendido culto de manera que se manifestará como quien está sentado en el templo de Dios como si fuera Dios[121]. Se exhibirá  ante todos  para ser adorado como cualquier Dios celestial. Ciertamente no rinde adoración  a Cristo ni a Dios sino pretende ser adorado como Cristo y Dios. De esto escribe Juan en el Apocalipsis[122]: Y abrirá su boca para proferir blasfemias contra Dios  y su nombre y contra su tabernáculo y los que  habitan en el cielo.  Y lo adorarán todos los que habitan la tierra cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 487El furor de la bestia no perdonará ni a la Iglesia, ni de los santos, ni a los ángeles ni al mismo Dios. Escribe Daniel: Hablará discursos contra el excelso, luchará contra los santos del altísimo y creerá [p. 487] poder cambiar  las tiempos y las leyes[123]. Y en otro lugar dice: Y procederá como rey  según su voluntad y se elevará y será enaltecido contra todo Dios y contra el Dios de los dioses, hablará grandes discursos  hasta se cumpla la ira ya que llega su fin y no  considerará a Dios como Padres, etc.[124]

 

Una digresión: un ejemplo de la insania  de soberbia.

Capítulo XI.

Pensando en eso siento surgir dentro de mí un vehemente desconcierto respecto a la infelicidad humana. ¿Quién creería que  haga tales cosas sino un hombre inclinado un tanto a la insania, ¡qué digo! un hombre realmente desquiciado? Sin embargo, son ciertas y el hombre mortal debería meditar seriamente en ello en cuanto piensa y actúa. La mente humana no es aprisionada  con tanta facilidad ni con tanta potencia como por la soberbia. Ninguna fuerza es tan venenosa, ni tan embriagante, ninguna fiebre es tan frenética ya que repentinamente cambia el estado de la mente, ninguna poción medicinal lleva tanto al furor como es el estado anímico embebido  de la soberbia.

Y lo que en el momento furioso de la soberbia  hablamos, pensamos y actuamos nos admira cuando estamos sanos en la humildad y nos da vergüenza. Cuando hay humildad hay sabiduría, cuando reina la soberbia ahí domina el agravio[125]. Por eso no hay razón de admirarnos cuando vemos tanta prominencia del Anticristo y describimos la elevación de cierto discípulo suyo que sufre de la misma enfermedad, es decir, de la soberbia, y no estamos contando fábulas inventadas.

Hubo en aquel tiempo en la región peruana un hombre considerado grande, un docto teólogo y profesor de teología, buen católico y piadoso de larga trayectoria y era casi considerado como oráculo de aquella región. Trataba familiarmente con cierta mujerzuela que se jactaba de ser instruida por un ángel respecto a grandes misterios. Ella de vez en cuando entraba en éxtasis o simulaba de entrar en éxtasis, como lo hacía de antiguo  [p. 488] Filomena, o  Maximila, la  deDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 488 Montano. Así fue subyugado ya que ella lo consultaba frecuentemente respecto a altas cuestiones teológicas. En todo  la ha considerado como oráculo, llena de grandes revelaciones y muy templada en las cosas de Dios. Con todo, del otro lado, no era sino una mujer sórdida y de poco sentido común y no enseñaba nada más que mentiras. Fue corrompida por el diablo – esto es lo más ´fácil de aceptar – ya que  sufría éxtasis de alguna manera o – esto lo piensan algunos hombres prudentes –ella simulaba esta astuta fábula. Y aquel teólogo, ya que escuchaba de esa mujerzuela cosas grandes y maravillosas respecto a su persona, proyectando cosas aún mucho más grandes en el futuro, con gusto se consideró como discípulo de aquella de quien fungía como director espiritual.

Este hombre fue engañado mucho porque hasta intentaba realizar milagros y se convenció a sí mismo que los hacía. Y no existía ni el más leve rastro de un milagro. Por eso y por aceptar de aquella “profetisa” algunas enseñanzas ajenas a la doctrina de la Iglesia, ante el estupor de todos, fue aprehendido por los jueces de la Santa Inquisición. Allí durante casi un quinquenio lo escuchaban y examinaban hasta que se hizo cada vez más patente que era un hombre soberbio e insano. El afirmaba que se le había asignado un ángel de parte de Dios del cual podía aprender todo lo que le daba en ganas de conocer. Afirmaba pertinazmente que tenía una especialísima familiaridad con Dios y podía tener un coloquio en cuanto quisiera. Manifestando estas tonterías nadie podía convencerlo de lo contrario como si se tratara de un hombre enajenado.  Ahora bien, este hombre estaba en todos sus cabales en cuanto al cerebro se refiere que no podría inventar a nadie más cuerdo.

Y este hombre  afirmaba en serio que sería el rey y pontífice del futuro, que la Sede Apostólica se trasladaría a estas regiones de acuerdo a una concesión especial.De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 489 También decía que  le era propia una santidad  por encima de los ángeles y coros celestes y de todos los apóstoles, que Dios le había ofrecido la unión hipostática pero no la admitía en él.  A partir de todo esto [p.  489] aseguraba también ser el redentor del mundo y eso de manera eficaz, según su expresión, mientras que Cristo sólo lo era a nivel se suficiencia. Abrogaría todos los estados eclesiásticos. Daría nuevas leyes, leyes fáciles y abiertas según las cuales se eliminaría el celibato y se concedería multitud de esposas y se excluiría la necesidad de la confesión. Esto y otras cosas  afirmaba con tanta vehemencia de manera que nos tenía atónitos el hecho que un hombre que pensaba de esta manera esté en su sano juicio.

Finalmente al desarrollarse su caso y al acumularse más de 110 proposiciones heréticas o condenadas por la sana doctrina de la Iglesia como ajenas, hemos recibido la orden, como es costumbre de parte de aquel sagrado tribunal para que realicemos una disputa con aquel hombre para ver si era posible llevarlo nuevamente a la razón y a la fe. Nos reunimos con los mismos jueces, con el obispo de Quito y con tres otros. Fue traído a la reunión y con libertad y  con elocuencia defendió su causa perdida. Todavía hoy estoy estupefacto al ver hasta donde puede llegar la soberbia de la mente humana.

Argumentó que no podría demostrar  la verdad de su doctrina sino por medio de la divina escritura y por medio de milagros ya que todo superaba toda razón humana. Decía que podría probar todo por los testimonios de la Escritura y con mayor claridad y contundencia de la que disponía Pablo para probar que  Jesucristo era el mesías. Dijo que había realizado tantos milagros y tan grandes que  la resurrección no era de mayor categoría.  Pues, como decía, él había muerto y resucitado realmente y todo esto era evidente.  Citaba las Escrituras de memoria – también se le había quitado el oficio divino -, ofrecía muchas y largas citas de los profetas, de la apocalipsis, de los salmos y de otros libros que había que admirar la memoria que tenía. Es verdad, las adaptaba a sus argumentos y los alegorizaba de tal manera que cualquiera o se pusiera a reír o a llorar.

Finalmente dijo que, si quisiéramos tratar el tema de los milagros [p. 490], conDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 490 gusto los exhibiría. El hombre lo dijo de tal manera  que parecería que nosotros pareceríamos los locos, no él. Se jactaba  que por medio de una revelación tenía noticia que el serenísimo Juan de Austria había perdido la batalla naval contra Turquía, que el reino de España  acababa ser arrebatado a Felipe que había sido tan victorioso, que en Roma había habido un concilio para deponer a Gregorio para sustituirlo por otro. Nos manifestó que una vez que nos enteraríamos de esto por mensajeros seguros, entonces sabríamos que esto lo había sabido de parte de Dios. Bueno, todo era tan falso que más no lo podía ser. Él afirmaba que era algo que nosotros sabíamos muy bien.

Debatiendo durante dos días y no avanzando en nada fue llevado para exhibición pública tal como se suele hacer en los reinos hispanos. Miraba siempre hacia el cielo esperando  que un fuego bajara para quemar a los inquisidores y a todos los demás como le había asegurado el diablo. Ningún fuego de lo alto quemó a alguien pero a él, el rey, el pontífice, el redentor, el nuevo legislador desde abajo lo quemó el fuego y lo redujo a cenizas.

Nos hemos permitido esta digresión para que reflexionemos a partir de este ejemplo acerca de  cómo afecta al hombre la soberbia teniendo en cuenta que tenía discípulos y secuaces. ¿Cómo podremos dudar que, cuando se haga presente no un poder ficticio sino un verdadero poder del reino, el hombre soberbio, poseído totalmente por el diablo,  no alcanzará la figura de tanta impiedad? [p. 491]

 

¿Cómo ha de entenderse que estará entronizada en el templo la abominación de la desolación en el lugar sagrado?

Capítulo XII.

Por tanto, el supremo maestro de la soberbia que no considera a nadie otro como De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 491Dios y se jactará que él, ya que es omnipotente todos los vicios convergen en él,   con gran fasto estará sentado  en el templo, como dice Paulo, exhibiéndose como dios[126]. Cuál sea ese templo muchos  autores cuestionan junto con Agustín[127]. ¿Es la Iglesia de Dios, o aquel templo construido antiguamente o es el templo destruido? Dicen algunos autores que no pueden rechazarse fácilmente como Gregorio Nacianceno, Ambrosio, el damasceno y otros que  en aquel entonces Juliano apóstata ha atacado por odio a Cristo – esto lo completaría el Anticristo -  por querer edificar nuevamente el templo de Salomón y de esta manera se ha preparado un trono divino para que sea adorado y le sea rendido culto por todos como rey del orbe, como el salvador ungido y salvador de todos y finalmente como dios de todos[128].

No pesa tanto lo que objetan algunos que ese no sería un lugar santo, el templo de Dios,  argumentando que habría sido construido en honor del adversario. No es  un error de llamarlo templo ya que se dedicará al culto de Dios, sea del Dios verdadero sea de uno falso. De igual manera se habla de los templos de los dioses paganos. Dios lo podía llamar este lugar santo porque fue un lugar que alguna vez estaba dedicado al Dios omnipotente cuyo lugar quiere ocupar el mentiroso Anticristo.

 Pero si  es el templo aquel de Salomón que será re-edificado como lo trasmiten varios de  los antiguos, o si no lo es, creo que las palabras paulinas quieren expresar claramente que se entronizará en algún templo material y celeste criminal para que reciba honores divinos. Esto no es increíble porque eso lo sugieren como verisímil tanto su inmensa soberbia cuanto los ejemplos del príncipe soberbio y los ejemplos de sus secuaces.

Por ejemplo, Simón gozaba de la fama de la gran virtud divina [p. 492] y leemos que se le ha erigido un templo y una estatua. Algunos se han venerado comoDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 492 Espíritu Santo como si hubieran sido enviados como tal para santificar al mundo. Esto lo sabemos de Montano antiguamente[129] y más recientemente de un tal Gundisalvo heresiarca. No basta con la soberbia que desea destacar de entre los hombres sino que quieren emular al mismo Dios.  Pues, así en el templo de Jerusalén construido de nuevo o en el gran templo ya construido, cuando aquel pestífero se exhiba allí para ser adorado, se cumplirá el vaticinio de Daniel citado por Cristo cuando vean  la abominación de la desolación presente en el lugar santo[130]. Ahora bien algunos niegan que este testimonio se pueda referir al Anticristo por lo menos en lo que atañe a la primera intención del Señosr[131].

No aciertan.  Supongamos que Daniel esté hablando de aquella abominación de la desolación que han perpetrado los romanos cuando han colocado en el templo la estatua del césar o la cabeza de un puerco, como refieren otros, para oprobio de Dios o que, como les gusta a otros, entendamos como abominación de la desolación el ejército de los impíos que circunda la ciudad santa como parece insinuar el texto de Lucas[132], o, finalmente,  se considere toda esa enumeración de las setenta semanas como que se han cumplido antes del advenimiento de Cristo, - es una explicación muy ingeniosa -, y no en el juicio final; esto lo han censurado ya antiguamente  Jerónimo y Agustín y esto solamente lo saben algunos pocos[133]. Con todo, de acuerdo con lo que hemos expuesto ampliamente en el primer libro, nada impide que el Espíritu Santo haya  predicho al mismo tiempo las dos cosas, vale decir, la destrucción de Jerusalén y la consumación del siglo, porque particularmente toda esa calamidad judía no es nada más que una especie de imagen de la extrema ruina de la humanidad y como tal ha sido introducido por Cristo  en aquel discurso. Yo no acepto eso como sentido alegórico o místico sino totalmente como literal cuando se habla del Anticristo [p.493] y esto lo considero como intencionado de parte del Señor.

Ahora bien, si esto lo niegan más con ímpetu que con De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 493prudencia tengan la bondad de fijarse como van contra la autoridad de muchos e importantes Padres. Es que Cristo quiere entender la desolación de la abominación en el templo de Dios como el Anticristo así como lo tiene Pablo[134] quien dice que está entronizado como dios. Esto lo transmiten en primer lugar los antiquísimos Ireneo mártir[135], Hipólito martir[136] y también el mismo Gregorio Nacianceno[137], Hilario[138], Jerónimo[139]. Ambrosio[140], autor del opus imperfectum en erudición comparable a los anteriores[141], Juan Damasceno[142]. Ellos trasmiten eso constantemente junto con innumerables autores menos importantes, Jerónimo[143] dice que no hay duda que la abominación de la desolación en el lugar santo en su sentido literal hay que entenderla como el advenimiento del Anticristo[144].

Para mí el autor más importante que todos los demás es el mismo Mateo[145] quien habla de ese tiempo y explica claramente añadiendo “Habrá entonces una tribulación como lo la ha habido desde el comienzo del mundo ni la habrá. Si no fueran abreviados esos tiempos no  se salvaría nadie”. Esto no se dice de la máxima tribulación del Anticristo sino de aquella ruina de Jerusalén. Oponerse a esto es oponerse a las palabras de casi todos los Padres y hasta a  las mismas palabras divinas. Cristo  está hablando patentemente de aquella tribulación de la que dijo Daniel: “Y vendrá un tiempo, que no había desde que existía las naciones; y en aquel tiempo se salvará tu pueblo y todo el que se encuentra inscrito en el libro[146]. Es plenamente evidente que se está hablando de los tiempos del Anticristo.

Finalmente Daniel mismo demuestra claramente que se trata de la abominación de la desolación a establecerse por el Anticristo cuando dice:” Desde el tiempoDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 494 que fue quitado el sacrificio y colocado la abominación de la desolación, mil doscientos noventa días[147]. En ambos pasajes, pues, Daniel dice que cesará el sacrificio y se presentará la abominación de la desolación [p. 494] futura, una vez y primero antes en el lugar de la desolación de la ciudad y posteriormente y otra vez en la desolación del orbe entero. Así ha de entenderse  lo que dice Cristo. Esto uno puede aceptar y, si es sincero, debe aceptarlo de  que se ha referido a ambos aspectos de Daniel y de que ha querido explicar ambos y que los apóstoles lo han interrogado sobre ambos aspectos.

 

De la torpeza y de los vicios del Anticristo.

Capítulo XIII

Aunque sea grande y se considere como Cristo o exija que se le venere como verdadero Dios al mismo tiempo será adicto a vicios muy sórdidos más de lo que se puede expresar de manera que aparecerá como horrible monstruo del género humano[148]. Pues, este que no respeta a divinidad alguna y hablará despropósitos en lo alto, a este la misma Escritura celestial lo describe como sometido a las concupiscencias de las mujeres. Es verdad que el texto hebreo es ambiguo, tal como lo transmite Jerónimo, sin embargo la traducción nuestra, la vulgata aprobada por la Iglesia, no habla de manera ambigua sino tiene esto muy definido. Antiguamente pensaron los creyentes que habría tanta torpeza de libido y de prostitución en el Anticristo  que algunos estaban convencidos por eso que se encarnaba en  Domicio Nerón por ser el más cruel de los hombres y  de la misma manera sería muy obsceno el Anticristo.

Su crueldad, su incapacidad inhumana y  su rabia la Escritura, para decirlo de alguna manera, no podía expresarlas con el vocablo de una sola bestia feroz. Por eso utiliza tres nombres de bestias muy salvajes. ¿Acaso no será por esto que lo llama a la vez león, pardo y oso?[149]. Es decir poco de él al afirmar que será adicto al vicio de la estupidez y de lo absurdo. ¿Acaso se habla de cualquier idolatría o de alguna que pueda ser mayor, más absurda o más ignominiosa cuando quiere que se le considere como sabio, espiritual y santo? [p. 495]

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 495Ahora bien, aquel que abolirá el culto de todos los dioses, que exterminará la religión del Dios verdadero y omnipotente, que obligará a que lo adoren a él como Dios único, este mismo digo, adorará y rendirá culto a un cierto dios inventado y multiplicará  a manera de idólatras  sacrificios y dones. Es de admirar que  esto parece  a aquellos que lo escuchen – a mi en primer lugar me fue increíble cuando me enteré –  que en esto se convertirá la demencia de la mente humana que ordene que se le adore como dios y que al mismo tiempo él mismo  adorará a un ídolo como divinidad.  Ambas cosas son verdad con tal que no se equivoque Daniel que tan claramente escribe de esta manera del Anticristo[150]. No tomará en cuenta al Dios de sus padres, arderá con la concupiscencia de las mujeres ni se preocupará de alguna divinidad. Es que se levantará contra todo y totalmente.

Al dios de Maozim venerará en su lugar. Y al dios que ignoraron sus padres le rendirá culto con  oro y plata, con piedras y otras cosas preciosas.-Y hará  que Maozim amalgamará con un dios ajeno que ha llegado a conocer. Ahora bien, quién sea este Maozim o que significa no estoy seguro. Pero nadie que lea esto puede dejar de entender que  se trata de un dios ficticio introducido como primero por ese que corrompe el mundo. Le rendirá culto exterior y lo adornará con plata y gemas como suelen ser adornados los ídolos de loa paganos.

Lo que enseña Teodorete el cirenense que Maozim sea al Anticristo mismo que ordenará que le se adore y coloque como estatua en los templo, no me gusta mucho[151]. ¿Cuántas veces añadiría la Escritura  que “soy Dios” que sus padres no conocieron para que lo adore? Creo más bien, que así como Cristo se ha declarado Dios teniendo, sin embargo, un Padre y  que le rinde culto el Hijo de de Dios que era también hijo del hombre y afirmaba que aquel era mayor que él, de la misma manera este pésimo imitador de Cristo en todo, presentará comoDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 496 padre suyo al diablo y dragón antiguo, del cual recibirá tanto poder y los exhibirá [496] como dios a quien adorar él y los demás.

Esto quizás lo sugiere el Apocalipsis donde leemos: Y toda la tierra admirará  a la bestia. Y adoraron al dragón que dio poder a la bestia y adoraron a la bestia diciendo: ¿Quién es semejante a la bestia?[152]. No me preocupa cómo querrá defender esta mentira  que tampoco a él le consta. Con todo, si hay que definir de una vez al Anticristo, no querrá decir otras cosas más breves que el monstruo de la malicia universal. Así aquel que promoverá grandemente la idolatría ese mismo será un idólatra famoso. Así los transmiten los Padres[153].

 

 

De la gravedad  de la persecución del Anticristo, de Gog y de Magog.

Capítulo XIIII.

Luego en cuanto a la persecución  de Anticristo no hay necesidad de una demostración de parte nuestra para explicar cuál es y cuándo se dará. La misma Verdad suprema ya ha expuesto la magnitud del tema con las palabras que citamos anteriormente de manera tal que no se puede aumentar más. Cierto, nos toca repetirlas y grabarlas más profundamente en el alma de todos. Dice: “Habrá una tribulación grande[154] o, como lo dice Marcos: “Habrá días de una tribulación tan grande como no ha habido desde el comienzo de la creación que Dios realizó hasta ahora y no habrá. Si no el Señor acortase los días no habría salvación para nadie. Sin embargo, por causa de los elegidos  acortará los días[155]. Lo mismo leemos en Daniel: “En aquel tiempo  se levantará el gran príncipe Miguel que está para los hijos de tu  pueblo y vendrá el tiempo cono no ha habido desde que existen las naciones hasta el tiempo aquel. En ese momento será salvados  todo tu pueblo que se encuentra inscrito en el libro[156]. A los que Dios llama elegidos a estos Daniel [p. 497] los comprende como los inscritos en el libro. Sólo estos se salvarán de tan grande tentación.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 497De este tiempo del Anticristo leemos en el libro de Job. “En su día se asombrarán los últimos y a los primeros les invadirá un horror[157]. Comentando este pasaje el Papa Gregorio enseña que tanta será la futura persecución que los  santos de aquel último tiempo que él llama novísimo, de la misma manera aborrecerán la amargura de su época como los santos antiguos Elías y Henoc que vendrán como auxiliares de la Iglesia[158]. Finalmente  está escrito en el libro del apocalipsis: “Cuando se han acabado los mil años Satanás será soltado de su cárcel y se ostentará  a Gog y Magog y seducirá a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra y los congregará para la lucha y su número será como la arena del mar  Y ascenderán sobre la latitud de la tierra y rodearán el campamento de los santos y la ciudad dilecta”[159]. Se entiende que los mil años representan  todo el trayecto de la ley evangélica hasta el fin de los siglos. No hay necesidad de refutar las fábulas de los milenaristas. Esto lo han hecho copiosamente los antiguos Padres, especialmente Jerónimo  y también Agustín[160].

Durante todo este tiempo a la antigua serpiente se mantiene atada por el Ángel que tiene la llave del abismo, Cristo el Señor  que cierra y nadie abre. Vino primero y ató al fuerte para arrebatar sus arsenales y sus despojos sometiendo a muchas de las naciones al yugo de la fe y llevándolas por el camino de la salvación a la patria. Está atado quien no puede llevar adelante lo que De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 498podría. Quiere hacer daño pero conviene que  se le suelte al final por un tiempo corto para que todas las fuerzas de su poder y todas las artes del engaño las pueda sacar a la luz.  Su poder es tal que nada se le compara en la tierra y su astucia serán tan alta que pondrá en ridículo a todos los sabios[161].  Desatado el diablo ingresará en el Anticristo y por medio de él, como dice Agustín, realizará maravillas por medio de él[162]. Soltar al diablo no es otra cosas que dar permiso a su voluntad y a su poder  [pg. 498] para que pueda tentar tanto cuanto quiera o pueda. Así en otro lugar Juan exclama: Ay de la tierra y del mar porque desciende el diablo hacia vosotros con ira grande, sabiendo que le queda poco tiempo. Reuniendo a las naciones, a Gog y Magog para luchar contra los santo[163].

De esto habla también Ezequiel[164]. Algunos ven en eso a los pueblos bárbaros, especialmente a los septentrionales y a los Escitas. Agustín, sin embargo, junto con Jerónimo ven en ellos la totalidad de los enemigos que luchan contra la Iglesia de Cristo. Por medio de su servicio el Anticristo organiza una tempestad muy cruenta contra los servidores de Cristo[165].

 

De la eliminación del sacrificio perene.

Capítulo XV

Ahora bien, habrá un comienzo de la persecución cuando habrá el sacrificio perene. A partir de esto hay que computar tres años y medio. Durante este lapso de tiempo avanzará el furor de aquel jabalí silvestre y singularmente feroz en todo el orbe contra la elegida Iglesia de Dios.  Traemos a colación las palabras proféticas que se encuentran tres veces expresadas bajo la imagen de Antíoco respecto al Anticristo[166]. Se escribe en primer lugar de la manera siguiente. Y ha sido engrandecido hasta la fortaleza  del cielo y derrumbará la fortaleza y las estrellas y las pisará. Y ha sido enaltecido hasta el príncipe de la fortaleza y por él se quitó el perene sacrificio y  destruyó el lugar de su santificación. Se la ha dado fuerza contra el continuo sacrificio por  los pecados. La verdad será derrumbada al suelo  y actuará y prosperará.

El libro de los Macabeos muestra que se dice esto de Antíoco Epifanio[167]. Puesto que Antíco actúa como la persona del Anticristo, como enseñan los Padres, esto mismo se cumple mejor y más plenamente en la última persecución De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 499de la Iglesia[168]. De lo mismo (p. 499) trata ampliamente el Papa Gregorio[169]. En otro lugar nuevamente leemos del mismo profeta: Y saldrán brazos de él y ensuciarán el santuario de la fortaleza y quitarán el sacrifico perene y se dará la abominación en la desolación[170]. Finalmente  al final de la profecía de Daniel se habla de lo mismo pero más abiertamente. Serán elegidos y serán blanqueados y muchos  serán probados como en el fuego. Actuarán impíamente los impíos y tampoco entenderán todos los impíos. Sin embargo, los doctos entenderán. Y desde el tiempo cuando fuera quitado el sacrificio perene y se habrá colocado la  abominación en la desolación se contarán mil doscientos noventa días[171]. De aquí aprendemos sagazmente  que estará confirmado su reino y el imperio del orbe entero rebuscado con varias luchas. Y entonces el Anticristo decretará una sede similar a la divinidad en el templo y lo designará como su palacio. Allí se presentará para que los pueblos lo adoren. Habrá sido abolido inmediatamente todo culto a Dios de manera que a él solo se ha de rendirlo.

Respecto al sacrificio perene no hay otra cosa mejor para explicarlo que  la hostia incruenta del altar y que es el único sacrificio perpetuo del pueblo cristiano en el cual se ofrece  al nombre de Dios en el mundo entero una ofrenda pura[172] y se inmola  la victima incruenta, el memorial eterno de la pasión del Cordero y de su sangre derramada por nosotros. Este es el gran bien de la Iglesia, este es el singular consuelo de los creyentes, este es la fuerza de los soldados de Cristo.  Este es el misterio de la fe, este es la protección inexpugnable de la caridad, este es el alimento de la vida celeste. Y esta fuente perene de la salvación nos quitará el enemigo.

 Y  convertirá in prioridad de sus pensamientos y maquinación  el monumento del pueblo cristiano. Suscitarán nuestros pecado la severidad de Dios  ya que se permitirá  tanto poder al adversario en contra del arco firme de la religión de manera que puede conquistar, ensuciar, arrojar y (p. 500) exterminar con máximaDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 500 sorna el santo de los santos. ¡Ay del miserable género humano cuyos crímenes provocan la ira de Dios sobre él! Quitada nuestra eucaristía también todo lo demás, ornamentos o ministerios, desaparecerán totalmente. Los templos y los altares serán derribados, los sagrados vasos y ornamentos serán depravados por  usos profanos. Las órdenes de los sacerdotes, pontífices y ministros serán afligidos de extrema ignominia. La penitencia, el bautismo, en fin, todos los sacramentos se convertirán en desprecio sumo y disturbio de todos. Lo que haya de infame, lo que haya de execrable que se pueda infligir a los signos divinos será considerado como decoro y alabanza de los impúdicos ministros.

Pienso que no se puede mejor entender cuál será el status del orden eclesiástico como preludio e imagen de Anticristo lo que tenemos hoy por hoy ante nuestros ojos. Los que en las tierras germanas y británicas han experimentado la rabia de los sectarios estos muy fácilmente pueden imaginarse muy bien cómo serán aquellas cosas de las cuales han pregustado algo.

Por eso no conviene dudar que apremien los tiempos del Anticristo cuyos preanuncios y signos estamos viendo  cuando están luchando  actualmente  belicosamente contra el sacrificio de Dios.  Así como en el comienzo la Iglesia naciente estaba imbuida del fervor del Espíritu Santo  y de la caridad,  aquella frecuente y cotidiana comunicación del pan supersubstancial que hacía que los fieles fueran entre sí muy unidos y formidables ante el perseguidor, de la misma manera  al final de los tiempos se enfriará  la caridad de la muchedumbre y, como consecuencia de nuestros pecados, cuando nos sea quitado no quedará nada sino que se secarán huesos y alma. ¿Acaso no lo indican las palabras divinas que se corromperán los hombres y se morirán en sus iniquidades? Lo observamos en aquellas regiones no sin gemido donde, como presagio del Anticristo, se restringe mucho el uso de la eucaristía  o se elimina completamente.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 501De ahí el esplendor del orden eclesiástico y  su decoro (501) es eliminado y yace como sepultado. De manera que se puede uno lamentar  que se haya quitado a la virgen hija de Sión todo decoro prístino, los sacerdotes están gimiendo, las puertas destruidas, los altares desiertos y abandonados los mismos vasos sagrados[173] y también el edificio muchas veces anteriormente repleto de pueblo ahora llora ante el vacío. No se trata de los que vienen a la solemnidad del Cordero. La cosa es otra.

Nos queda por exponer que se equivocan los que  piensan  que el sacrificio perene que quitará el Anticristo,  es idéntico con la ofrenda y el sacrificio que cesará a mitad de la semana como lo predice Daniel en otro lugar[174]. Es que donde se profetiza al Cristo muerto, se anuncia al mismo tiempo el alejamiento del pueblo innocuo e ingrato y la abolición simultanea de los sacrificios legales de los judíos. Esto sucede a la mitad de la última semana, es decir, de la séptima. En cambio, el sacrifico de Cristo en la cruz, ofrecido al Padre eterno[175],  cuando el velo del templo se rasgó de arriba abajo, significa que el Espíritu Santo ya ha preparado la vía de los santos cuando nuestro sumo sacerdote exclamó: Consumado está[176]. Entonces aquel rito prístino desvaneció ni había otra cosa desde entonces que las carnes muertas respecto a las cuales no habría nada que fuera más santo ofrecido en el templo que lo matado en el mercado.

Pablo habla de ello abundantemente en la carta a los hebreos[177]. Demuestra que Cristo una vez ofrecido fue suficiente para rescatar los muchos pecados. Los sacrificios de novillos y vacas que hasta entonces habían sido presentados hasta que el pontífice de los bienes eternos nos consiguió la salvación por su sangre. Por tanto, entonces fue a  la mitad de aquella semana luego de tres años y medio de la manifestación y predicación de Cristo que cesó la ofrenda y el sacrificio legal[178].

En cambio, al final de los tiempos no será la sombra del Antiguo Testamento sino el verdadero y nuevo y eterno Testamento que quitarán los impíos. Mira laDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 502 prudencia admirable de la divina Escritura. Donde se habla  de nuestro sacrificio [p. 502], es decir, de la Eucaristía lo llama sacrificio perene y dice que quitará las obras de los impíos para demostrar al mismo tiempo la majestad  del sacrificio de los cristianos y el crimen de los violentos[179]. En cambio, cuando se habla del antiguo sacrificio, es decir, el de los judíos no lo llama sacrificio perene sino simplemente ofrenda y sacrificio que ni será quitado violentamente sino simplemente dejará de existir. A la mitad de la semana, dice,  dejará de existir la ofrenda y el sacrificio[180]. Es verdad porque deja de existir el sacrificio cuya fuerza y significación redujo la Verdad misma.

 

De los predicadores del Anticristo.

Capítulo XVI.

Por todo ello, apenas prohibido el culto de Dios y eliminado el perene sacrificio de la Iglesia, esta realidad  se considerará como un progreso y como un éxito. Se puede observar esta manera de pensar en un librito antiguo cuyo autor es desconocido[181].  Vendrá el Anticristo a Jerusalén y reedificará el templo allí.  En primer lugar  convertirá en sus discípulos a los reyes y a los príncipes. Luego enviará mensajeros a todo el orbe y convertirá a todas las naciones. Así dice en esa obra. Es sentencia constante de los Padres o, más bien de las Escrituras, de que el Anticristo dominará todo el orbe de la tierra y dará aquellas nuevas e significativas leyes a todas las naciones. Esta sentencia afirma que los que no están inscritos en el libro de la vida adorarán a la bestia. Por tanto, aunque divinamente el tiempo de esa tiranía sea abreviado  para que no dure más que cuarenta y dos meses, de todos modos   queda el hecho que por sus adeptos el Anticristo continúa actuando  y logrará conquistar aquellas regiones del mundo que él mismo no ha podido dominar.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 503De la misma manera como Cristo Dios envió a sus apóstoles a todos las gentes  para que prediquen (p. 503) el evangelio hasta los confines de la tierra, de la misma manera aquel desertor, imitador siempre y en todo de lo divino, repartirá líderes y profetas suyos en todas las regiones. A estos les comunicará  la soberbia y el furor de espíritu, ya que él mismo ha recibido del Diablo el poder de realizar signos.

Saldrán predicadores conspicuos, a mano armada, rebosantes de altanería, tan vehementes de mentiras y de blasfemias que no dejarán a nadie incólume. Ofrecerán a los africanos y a los indios el imperio de su nuevo rey y mesías y dios. Quienes aceptan su maldad disfrutarán de grandes beneficios del reino mientras que los que  resisten serán eliminados con todo tipo de tormentos y de deshonores.  De estos emisarios infernales nos ha prevenido nuestro Dios cuanto hablaba de la amargura de aquellos tiempos. ‘Entonces quien les dijera: He aquí el Cristo o allá, no le creéis. Surgirán falsos Cristo y falsos profetas y harán signos y prodigios grandes de manera que lleven al error (si esto puede suceder) hasta a los elegidos.  He aquí que lo dije de antemano: Si, pues, les digan: Está en el desierto, no vayan. He aquí en el interior, no lo creáis.

Estos son lo que el profeta llama los brazos del Anticristo que se presentarán y ensuciarán el santuario de la fuerza y quitarán el sacrificio perenne y pondrán la abominación de la desolación[182]. Por eso, como dice el nacianceno, cambiarán, destruirán y derrocharán la tierra entera. Estos son los engaños del diablo y del Anticristo como expone el Papa Gregorio[183]. Estos son los maestros del prurito para los oídos quienes al dejar de lado la verdad se convertirán  a las fábulas. Estos son que resistirán a la verdad como los confabulados Jamnes y Mambre, reprobados respecto a la fe ya que blasfeman contra la Majestad, desprecias el señorío. Ellos llegarán a ser como las mareas del mar, como estrellas errantes a quienes les es reservada para siempre la borrasca de las tinieblas[184].

 

El seudoprofeta y principal predicador del Anticristo.  (504)

Capítulo XVII.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 504El ambiente o sociedad  de estos, como transmiten  Gregorio y algunos otros Padres – Agustín escribe un poco separadamente[185] –, designa aquella segunda bestia de la cual podemos leer en el Apocalipsis, ‘luego vi otra bestia ascendiendo de la tierra y tenía dos cuernos, semejantes a las del Cordero y hablaba como el dragón[186]. Y el poder de la bestia citada lo realizaba todo en su presencia: hacía que la tierra y sus habitantes adoraran la primera bestia a quien se había curado la enfermedad mortal. E hizo grandes signos. También hacía descender  fuego del cielo sobre la tierra delante de los hombres y precisamente por estos signos seducía  a los habitantes de la tierra, signos que le eran dados a realizar delante  la bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que hagan una imagen de la bestia  que tiene la plaga de la espada y venció.

La primera bestia que había dicho que del abismo ascendía, los Padres piensan que se trata del mismo Anticristo. Por eso se dice que se le ha curado en ella la plaga de la espada. De ahí que pretenderá con astucia resucitar como de quien había muerto. Ordenará que se predique esto para que todo el mundo lo tenga por cierto[187].

La segunda bestia que asciende de la tierra la entienden como la multitud de los predicadores del Anticristo. Ostentan los cuernos del Cordero y así hipócritamente simulan ser santos. Con todo, hablan como el dragón, es decir, su lenguaje está repleto de veneno y blasfemia.

Se darán estos signos por medio de su ingenio para que todos obedezcan aDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 505l Anticristo. Esto también los dice Cristo[188]. La explicación de los Padres es muy satisfactoria y digna de veneración. Sin embargo, no creo que sea impedimento  si  también de acuerdo a la historia le pongamos  el nombre de segunda bestia a un personaje más insigne de entre los predicadores del Anticristo (p. 505). Esto lo dice Ambrosio o quienquiera sea el autor aquel que dice lo que sigue[189]: se habla aparentemente de tres personas. ‘Vi que salían de la boca del dragón, de la boca de la bestia y de la boca del seudoprofeta tres espíritu inmundos a manera de ranas’[190].

Son tres los espíritus de los demonios que realizan signos. Y estos tres son el diablo, el Anticristo y aquel  seudoprofeta. Ellos reinan sobre los demonios para que hagan portentosamente las obras que ellos desean. Y así como en la salvación del mundo son tres que obran en nosotros la vida eterna, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo así obran para perdición de los hombres Satanás, el Anticristo y el Seudoprofeta. Cristo  revela al Padre y el Espíritu Santo da a conocer al Cristo.  De la misma manera  al Diablo como su padre le rinde culto el Anticristo y el seudoprofeta predica el Anticristo con grandes signos y lo exalta.

En otro lugar encontramos también: ‘Es capturada la bestia y con ella el seudoprofeta que hacía signos en su presencia y vivos los dos son lanzados en el estanque del fuego ardiente, de azufre y los demás son matados por la espada, etc.’[191]. Evidentemente se mencionan los dos, el Anticristo y su profeta, y así son destacados del resto de la turba de los espectadores. De la misma manera se dice más adelante: ‘El Diablo es lanzado en el estanque de fuego y de azufre. Ahí mismo la bestia y el seudoprofeta son torturados día y noche por los siglos de los siglos[192]. Por eso nada nos prohíbe que de esta manera pensemos que habrá alguien que será preeminente y acérrimo defensor del Anticristo. Y este será, creemos poder tener el derecho de pensar así, no un rey o un soldado sino un hombre insigne en la Iglesia ya que los dos cuernos del Cordero son las insignias episcopales. Será quizás cierto apostata y herético que simula la religión, un traidor que ostenta  un título eclesiástico. Este,  por medio de sus sermones, instilará  y promoverá en sus oyentes el veneno del dragón y se lo brindará. (p. 506)

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 506También puede suceder que, así como la bestia anterior surge del mar, la otra – así se dice - surge de la tierra, ya que la primera después de haber cruzado el mar se elevará mientras que la otra quizás existirá en  aquella  provincia  donde el Anticristo reina ante todo. Todo esto no son nada más que conjeturas humanas y no afirman nada que tenga viso de certeza.  Con todo quizás no sea cosa vana si se lleva la reflexión por estos cauces. Pues la experiencia dará razón acerca de lo que se ha conjeturado. En tal caso sucederá sin duda  de acuerdo al sentido que le quiso dar el apóstol. Y si sucederán acontecimientos distintos en nada contradicen a la verdad que ha insinuado vagamente y de manera condicionada, no lo que será sino lo que podría opinarse al respecto.

 

Los milagros y prodigios que hará.

Capitulo XVIII

Este es el momento cuando es necesario explicar las causas del por qué de la tribulación que sucederá en los últimos tiempos y que será mayor de todas las que jamás sucederán, como dice la Verdad, de manera que también los elegidos caerían sino fueran impedidos por  disposición divina[193].  Es que los adversarios de la Verdad, para afirmar  su  mentira, realizarán  muchos y grandes signos. En primer lugar será el jefe en toda maldad, el Anticristo. Luego serán sus profetas y predicadores que recorrerán el mundo entero para propalar sus engaños. Fácilmente nos daremos cuenta, si somos expertos, cuanta fuerza habrá en esos signos maravillosos para persuadir, también cuán fácilmente cederán todas los raciocinios humanos  y el ingenio y capacidad del ingenio ante atestación divina  por sus efectos inusuales que son abiertos solo a la suma potencia[194].

Ahora bien es natural que cuando se observa y constata un milagro el género humano, al ver los efectos continuos, se admira, es doblegado y cede a lo que se dice a no ser que sea revocado por otra parte por medio de una fuerza máxima[195]. Y estos signos, ya que son verdaderos, se constituyen en argumentos supremos de la verdad. Por eso Cristo afirma que tiene un testimonio mayor que el de Juan: Son sus obras (p. 507) que dan un testimonio más amplio de él. Pablo también corrobora de ahí su predicación ya que no ha sido confirmada por palabras elocuentes sino con una gran manifestación de signos.

Finalmente todo el orbe se someterá al evangelio ya que los poderosos, los ricos y  los sabios cederán a la necedad de la predicación – utilizando las palabras del apóstol – y se rendirán. ¿Qué otra razón puede haber sino que son los creyentes en Cristo que podrán hacer signos admirables? Es el Señor que confirmará su predicación con los signos que los siguen[196].

¿Qué hombre no se sentirá turbado cuando vea a los profetas del Anticristo realizar tales obras y cuando lo vea a este mismo realizar obras descomunales y estupendas para corroborar su doctrina y su enseñanza? Satanás será soltado y todo cuanto es ejecutado con un poder y una ciencia increíble se destacará por medio de aquella acción mientras que  Dios de ninguna manera intentará contenerlo o frenarlo. Si por medio de magos y maleficios y por estigias o por otros ayudantes suyos del mismo grupo en los tiempos anteriores ha logrado mucho ni deja de perpetrar en nuestros días lo que hace que el vulgo se admire, todo  esto no es sino un juego  y niñerías en comparación con aquellas obras asombrosas que realizará en aquel entonces.

Es de máxima importancia que para conversión de las naciones que los predicadores de Cristo tengan confianza en enseñar y en el entretiempo, es decir, entre estos tiempos y los últimos traten con todas sus fuerzas  dañar a la bestia sujetada y cuando se le soltará. Tampoco hay que dejarlo hacer lo que puede hacer ahora ni dejarlo persuadir de acuerdo a lo que le es permitido en este momento.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 508Recordemos que Elías hizo un gran signo cuando por un fuego del cielo espeluznó y echar abajo  a los soldados enviados para tomarlo preso. No será ningún problema para el Anticristo de realizarlo y con su palabra crear abundante fuego del cielo contra los que no le obedezcan. Lo que quiere lo intentará hacer. Esto será la admiración futura de los hombres (p. 508) y es fácil de imaginarse cuáles serán los gritos de admiración de los impíos, cuál será el miedo y el terror  de los asustados.

Aquel sicario no solamente realizará estas obras horribles como hacer bajar el fuego del cielo, como hacer temblar la tierra, como turbulentos maremotos, como el repentino recubrimiento del cielo veraniego y sereno con nubes ígneas y todo lo demás que los Padres mayormente en el AT suelen describir como causas del terror y miedo para los hombres. También usurpará otros elementos más propios del evangelio y de los tiempos apostólicos, rebosantes de beneficios y de dulzura como sanar a los enfermos, curar a los heridos, dar de  comer con muy poco a los hambrientos, expulsar de los poseídos los atroces espíritus y todo lo demás que es beneficioso para la salud humana como si tuviera autoridad divina.

No afirmo con ligereza este poder del Anticristo sino me apoyo en un autor competente, en Clemente romano en sus libros De recognitione[197]. Ahora hay algunos que no aceptan su autoridad. A mí me parece que no hay que rechazarla fuera de algunas cosas que podemos identificar fácilmente como interpolaciones de falsarios. En el libro tercero de su obra Pedro enseña de la siguiente manera: ‘Aquel que viene del maligno, los signos que realiza no le aprovechan a nadie. Aquellos que hacen, en cambio, el bien eso es de provecho para los hombres. Ahora dime, por favor, ¿qué utilidad hay en que muestre estatuas que deambulan? ¿Qué ladren perros de metal o de piedra? ¿Qué se muevan los montes? ¿Volar por los aires y cosas semejantes que dicen hizo Simón? Lo que hace el bueno aprovecha a la salud de los hombres  como son aquellas obras que hizo el Señor quien hizo que ciegos vean, sordos oigan, levantó a los inválidos y cojos, ahuyentó a las debilidades y a los demonios y otras cosas semejantes que me han visto hacer a mí también. Estos signos que sirven para la salvación de los hombres y le confieren algún bien al hombre no los puede realizar el maligno sino sólo en el momento del fin del mundo (p. 509).

Entonces se le concede mezclar también algunos signos beneficiosos como sonDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 509 el expulsar a los demonios y curar enfermedades. Es por eso que supera de alguna manera sus propios límites dividido como está interiormente,  luchará contra sí mismo y será destruido. Es por eso que el Señor ha predicho que en los últimos tiempos por la tentación serán  engañados también los elegidos si fuera posible[198]. Parece que será necesario que también los expertos en discernir los signos y las fuerzas sean confundidos. Hasta aquí lo que dice  Pedro en la obra de Clemente. Me parece que es bastante probable porque se ve confirmado por un testimonio evangelio adecuado que serán tales los signos que si fuera posible también engañarían a los elegidos.

El mártir Hipólito, un autor antiguo,  predice tantos milagros del Anticristo que casi no se le puede creer. Dice que hará prodigios de limpiar leprosos, de levantar a paralíticos, de expulsar demonios, de predecir el futuro como si fuera el presente, de resucitar muertos. Y más adelante dice que trasladará montañas, ante los ojos de los espectadores caminará a pie enjuto sobre las aguas, hará bajar fuego del cielo, convertirá el día en tinieblas, la noche en día y moverá el sol por donde quiere. Para resumir digamos que demostrará que los elementos todos de la tierra, del mar por medio apariciones ofrecidas ante los ojos de los espectadores le obedecen[199].

 

La razón por qué los signos del Anticristo  se tildan de mentirosos

Capítulo XIX

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 510También el Apóstol Pablo quiere subrayar el poder  concedido al Anticristo respecto a todo género de signos cuando dice[200]: Su venida se realiza de acuerdo a la acción de Satanás con poder, signos [p. 510] y prodigios mentirosos y con todo tipo de seducción malvada para aquellos que se pierden. Pues mostrará con su poder de la palabra aquella eficacia inaudita desde siglos al hacer signos y prodigios exquisitos para seducir a los hombres. Con todo nos reconforta y nos anima por mientras recordando que son signos mentirosos y toda esta manifestación de poder no que más que una faena de Satanás. El enemigo de la Verdad no puede hacer signos verdaderos.

Con todo, poder discernirlo  será un regalo divino de sabiduría muy raro.  Eso es lo que dice el ángel de Daniel cuando habla de los últimos tiempos: No entenderán todos los impíos sin embargo los doctos se darán cuenta[201]. Aquellos que han sido instruidos  con la doctrina y la luz de Dios no serán engañados por los signos mentirosos aunque se trate de signos especiales, desacostumbrados y maravillosos.

Con prodigios engañosos Agustín[202] y los que le siguen en esta escuela teológica entienden dos cosas: de un lado que engañan los ojos y sentidos de los humanos como suelen hacer los prestidigitadores y de esto sacarán máximo provecho los magos y los estigios. A este tipo pertenecían aquellos signos de Simón que relata la Escritura quien engañó son su artes de magia[203].  Es muy probable que los apliquen  el Anticristo adoctrinado por el padre de la mentira y también sus profetas aquí y allá. Así algunos afirman que resucitarán a los muertos y cambian la naturaleza en diferentes formas como el hombre en oso o perro o el lobo en cordero[204]. Es cierto que cuando realizará estos signos es evidente que los realizará por gravamen y por trucos que engañan los ojos ya que todo el poder natural del diablo  de ninguna manera pueden alcanzar. Más bien los hombre creerán que sean reales estas obras aunque no sean verdaderas y no disciernen si son  reales o apariencia, es decir, caerán en error sea sin querer sea empujados por la libido.

 El otro tipo de engaño será que aparecerán como signos reales pero son reales. Es que se realizarán mediante el poder oculto del diablo [p. 511] que conoce losDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 511 elementos naturales y todo poder de manera absoluta y total. De ahí que producirá efectos maravillosos con una celeridad increíble junto con obras admirables que están ocultas a los ojos humanos y desconocidas en su ejecución por eso se va a creer que se han realizado con poder divino como que con un solo gesto domina a toda la naturaleza. A este género pertenecían quizás los maleficios realizados ante el Faraón por medio de encantamientos secretos[205]. Puede suceder, por ejemplo, que mediante el poder de los demonios el verdadero bastón se convierta en serpiente a la manera como cuando se hace hervir en agua cabello equino vemos surgir de repente innumerables bichos en las gotas calientes. Igualmente no es difícil de creer que se puede teñir el agua con color de sangre echando algún líquido o jugo.  Estas cosas las realizó Moisés de manera muy distinta y esto sólo por ordenarlo Dios y obedeciendo totalmente la naturaleza a Dios.  Por eso, aunque las serpientes de los magos y de Moisés eran reales y salían de bastones verdaderos, con todo, los signos de Moisés eran reales y los de los magos falsos precisamente por la manera de realizarlos.

Pienso que el Anticristo utilizará especialmente  este género de engaño obrando en cosas reales signos falsos. Es que en estas circunstancias habrá un mayor engaño de manera que hasta hombres eruditos puedan frustrarse. ¿Quién no se dará cuenta que es muy fácil errar ya que se experimentan cosas reales y no había noticia que el diablo las haya jamás  realizado antes y no comprenden su real poder? Era real el fuego que el Satanás hizo caer sobre los rebaños del santo Job y real también la tempestad que deshizo su casa y aplastó a sus hijos[206].

Por tanto, no podemos negar que el Anticristo haga descender  repentinamente fuego real del cielo y que él y sus secuaces con la fuerza del diablo hagan otras cosas innumerables del mismo género. Ahora bien, aunque sean hechos reales, con todo, los podemos llamar falsos, como dije antes, porque son ocultos y realizados con poder natural pero aplicados por ministerio diabólico. [p. 512] Los signos realizados por los siervos de Dios, también por aquellos que actúan con fe y no con caridad nunca serán realizados para confirmar una mentira  y no se realizan de otra manera sino por orden de Dios.

Pues también aquellos que dirán a Cristo: Señor, ¿acaso en tu nombre nDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 512o hicimos grandes milagros?[207], no se les dirá que son mentirosos y que no han realizado signos reales. Sino les ordenará que se retiren porque han obrado inicuamente y no porque enseñaron falsedades ni porque nos los hicieran  en su nombre. A aquel que no seguía a Jesús[208] y sin embargo en el nombre de Jesús expulsaba demonios, el Señor no quiso prohibirle seguir obrando así. Es que las obras realizadas en su nombre no pueden ser sino verdaderas y útiles aunque el que los realiza no fuera bueno.  Sin embargo, como ya dije, será difícil distinguir los signos falsos de los verdaderos donde habrá muchos y grandes y muy semejantes a los verdaderos.

 

La santidad fingida y la gran elocuencia y cómo será que los santos serán vencidos por él.

Capítulo  XX.

En adición al esplendor de los signos se añade una conveniente y elaborada y engañosa simulación de santidad  que suele atraer vehementemente con su apariencia externa a los hombres poco cautos[209]. Será uno de aquellos seres o, mejor dicho, el más aventajado que proclamarán hipócritamente mentiras que tienen apariencia de piedad. Sobre este tema habla abundantemente Gregorio Magno[210]. Se le denuncia como cargado de muchos vicios reales  tales como los hemos referido anteriormente. Sin embargo, él sabrá manejarlos en parte actuando y en parte para que no aparezca la fealdad y se obrará diligentemente en aquellos que no dejaron todos los rastros de la malicia. En consecuencia se interpretará su salvaje truculencia como celo ardientísimo por la verdad. Convencerá a los hombres que todo lo que hace lo hace para servir a Dios también cuando persigue [p. 513] a los santos.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 513Sabrá presentar la idolatría y el culto inaudito al dios Maozim como la verdadera religión de Dios. La exorbitante exaltación que exigirá respecto a  su propia persona hasta en el ámbito de los oficios de un culto divino, ese mentiroso lo presentará como obra justa y de equidad. Pienso que no permitirá presentar ante todos obscenidades de una completa indecencia  sino sólo aquellos que suelen hacer en lo que es sagrado a Priapo y los que adoran a Adonis.

Frecuentemente será tan ciego el furor de la libido que pretenda que todo sea lícito y hasta  conveniente. Esto mismo lo observamos claramente en los discípulos sectarios del Anticristo de nuestros días. Actuará así el más impuro y perverso de todos  para que lo consideren santo, piadoso y para que sea pregonado como tal por todos. Tampoco le faltará a ese monstruo la elocuencia y el poder de convencimiento en toda disputa.

Esto es lo que dicen Daniel y Juan[211] de que se le ha dado a la bestia, que hace la guerra a los santos, una boca que habla cosas grandes. De manera que cuando venga para el litigio y cuando  está mano a mano  con los doctores de la santa Iglesia, por la magnitud de la mentira ofuscará  la verdad y asediará las sentencias adversas de tal modo que todos pensarán que él ha prevalecido. Es como cuando un filósofo o un gran orador cuando  disputa las más altas cosas del cielo, lo tilde al otro de ignorante y lo obliga a callar y  así todos declararán que su causa es superior de la de los demás. Esto es lo que me parece  que lo dice Daniel: Miré y he aquí  que aquel cuerno hizo la guerra contra los santos y los venció[212]. Eso también dice Juan: Y se le ha dado hacer la guerra contra los santos y de vencerlos[213].

Estas palabras están llenas de terror. Pues no me satisface lo que piensan algunos al decir que aquí  se expresa nada más  que el hecho que el Anticristo  perseguirá a los santos y los matará. Tampoco me parece expresar toda la fuerza [p. 514] de aquella frase. Padecer por Cristo y morir por él no significa serDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 514 vencido sino más bien vencer  egregiamente. Esto mismo lo enseñe Juan de manera muy patente cuando no mucho más antes dice – está hablando de los santos apóstoles, de los mártires y de las columnas de la Iglesia a los que llama celestes – Y ellos lo vencieron  por la sangre del Cordero y por medio de la palabra de su testimonio y no amaron su vida hasta la muerte. Significa que ellos lo han vencido ya que lucharon en la caridad de Cristo hasta la muerte.  De ahí que les entregan las palmas como a vencedores. La victoria nuestra lo que vence al mundo es la fe de Cristo[214]. Así como el mismo Cristo dice haber vencido y nos manda a tener confianza prometiendo un triunfo seguro sobre los adversarios siempre y cuando luchemos rectamente.

Otra cosa es  cuando se habla que el Anticristo prevalecerá y vencerá a los santos hecho que la Escritura considera como un mal inmenso.  Por eso es necesario  que comprendamos que en esta dura lucha del Anticristo  que los santos pueden ser vencidos de dos maneras.  Cuando se disputa  de la religión, del verdadero culto de Dios  y de la fe católica, los santos protegerán con firmeza la verdad y para atestiguarle con gusto derramarán su sangre. Sin embargo el Anticristo sus secuaces por su manera de proceder artificiosa y exquisita sugerida por el dragón y también por la magnitud de los signos aparecerán a  los ojos de los pueblos como superiores y en el escenario del orbe entero aplaudirán y cantarán victoria. No es que haya superado a la verdad sino que prevalece la mentira como que haya hecho huir a la verdad. Pues, sea que se burlan ganarán el certamen pro la iniquidad de los tiempos sea que cuando llega el momento a causa de las argucias y el prestigio de los enemigos de Cristo  se considerará su causa como superior. Cuando los santos vean con gran dolor que el mundo se aleja de ellos y observan como totalmente se adhieren a la enseñanza del Anticristo, se considerarán como vencidos y, repitiendo una antigua querella de su cabeza [p. 515] se considerarán abandonados por Dios[215] ya que experimentan que la causa de Dios  cada día decae más y más cada día.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 515Tampoco hay duda que muchos de ellos, cuyos nombres no están escritos en el libro de la vida, aunque hayan sido eruditos alguna vez, aunque hayan sido maestros de la Iglesia, aunque hayan sido hombres espirituales y santos, el peso de la tentación los aplasta y, abandonando la fe y la caridad, extenderán las manos al adversario. Quizás sea esto significado en la tierca parte de las estrellas que el dragón – el Papa Gregorio lo considera como si fuera el Anticristo -  con su rabo barrerá del cielo[216]. Este hecho tan indigno no puede dejar de afectar de manera vehemente a la Iglesia santa cuando arranquen de ella una parte de ella y no puede dejar de conmover sus vísceras y quemarlas con un dolor íntimo.

 

 

Los grandes regalos con los cuales capturará a muchos.

Capítulo XXI

Esta tentación proveniente de los signos, de una santidad simulada y de una ciencia falsa afectará también a los perfectos y prudentes. Pero para ganarse a las almas inseguras y rudas, de las cuales es repleto el mundo, el adversario utilizará otro tipo de armas. La raíz de todos los males es la concupiscencia cuyas apetencias a algunas han desviado de la fe ya que los regalos ciegan también los ojos de los sabios[217]. Con enorme largueza aquel astuto los conciliará con él con grandes beneficios y regalos. Esto lo transmiten Jerónimo y Gregorio y hasta la Escritura misma. Esto está en Daniel. Multiplicará la gloria y les dará  poder en muchas cosas y dividirá a la tierra gratuitamente[218]. También en el Apocalipsis aparentemente hay una explicación de Daniel cuando leemos: Y hará que nadie pueda comprar o vender sino aquel que lleva la marca o el nombre de la bestiaDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 516[219]. Con tales artimañas que son propias de la avaricia, regalando a los suyos muchas cosas, prohibiendo (p. 516) a los extraños todo tipo de comercio,  convencerá fácilmente a las mentes de los hombres inclinadas por naturaleza a desear grandes riquezas y  los reducirá a una total obediencia. A esta tentación las almas débiles y afectas a las cosas de esta vida no podrán resistir de manera alguna o lo podrán hacer muy difícilmente. Por eso con razón se lamentó Jesús de estas personas en el evangelio cuando dice: ¡Ay de las que están encintas o amamantando en aquellos días![220]. Se refiere a aquellas almas imperfectas que conciben o nutren dentro de sí una fe en Cristo muy débil y estarán expuestas a un terrible peligro cuando también las fuertes y robustas apenas podrán resistir el peso de esa tentación.

De la inmensa crueldad de aquel contra los siervos de Cristo y de la amarga tribulación de la Iglesia.

Capítulo XXII.

Es verdad que la más grande y poderosa tentación que afectará a la Iglesia ser la intrínseca violencia del Anticristo y su furor implacable con los que resistan. Contra ellos maquinará  todo tipo de torturas y de ignominiosa y salvaje muerte y ese funesto inexorablemente engañara. Lo hará como Diocleciano, Decio, Maximino y los mismos juegos neronianos y cosas semejantes no serán nada ante la truculencia diabólica de aquel. Todo lo que hizo Antíoco de salvaje a los Macabeos  (2 Macabeos 7), todo lo que hizo Herodes a los párvulos[221], todo lo que designaron los demás tiranos contra sus indefensos  adversarios contrarios no podrá alcanzar alguna paridad de cara a la crueldad de aquel león, osos, pardo, serpiente, serpiente de cuernos, dragón y cualquier otro nombre  de bestia salvaje que con el cual lo ha apellidado el Espíritu Santo.

De Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 517Superfluo es y veo que aquí es imposible describir  la confusión del pueblo cristiano, su huida, el esconderse, sus soledades, su extrema opresión y la penuria en todas las cosas, la infamia adonde sea que se refugien, la furia de las gentes que gritan contra ellos, las insidias de los cercanos, total inseguridad en el orbe entero, la sombra [p. 517] de sospecha de parte que todos. ¡Cuántas cárceles, cuántos penales! La caterva de los vencidos, los golpes, la multitud de los cadáveres cuánta ira  contra la mansedumbre de los santos que será ocasión de torturarlos más, cuantos estragos de la Iglesia de Dios, la furia del populacho histérico, la competencia de los sátrapas para inventar nuevas crueldades para lograr la fama de inhumanos.

Es verdad que entonces con razón la Iglesia clamará[222]: Dios invadieron las naciones tu heredad, profanaron tu santo templo, pusieron a Jerusalén bajo la custodia de los males, pusieron los restos de sus santos  como alimento para las aves del cielo y su carne como comida para las bestias de la tierra. Derramaron su sangre como agua alrededor de Jerusalén y no había que los sepultara. Hemos llegado a ser el oprobio  de nuestros vecinos, burla y espectáculo para los que viven alrededor. ¿Hasta cuándo, Señor, estará airado?

Esto es lo que dirán los siervos de Dios en su interior los que han sido guardados en aquel tiempo amargo. Ni les consolará la gloria de unos signos, ni una conversión  de los pueblo a la fe de Cristo. Sino, despojados de todo, verán como todos se pasarán al enemigo. Esos serán considerados santos, defensores de la verdad y del culto verdadero de Dios y brillarán como signos gloriosos aun cuando proceden como carniceros crueles.

Gregorio de manera muy preclara contempla este panorama y como quien no sale de su asombro dice: ¿Cuál será aquella tentación del corazón humano cuando el piadoso mártir  entrega su cuerpo a los tormentos y  ve como ante sus ojos su torturador realiza milagros? ¿Acaso su fortaleza podría agitada desde el fondo de sus pensamientos cuando aquel que los tortura con látigos ataca?

 Hipólito, también mártir, escribe de la tiranía del Anticristo: A los que rechazan su imperio los ataca con penas incomparables, con terribles tormentos y aparatosDe Temporibus Novissimis - De los Últimos Tiempos, el Fin del Mundo, el Juicio Final,  autor: José de Acosta de la Sociedad de Jesús p. 518 tales como no ha habido nunca ni percibió oído de hombre, ni fueron [p. 518] vistos por los ojos de los mortales. Luego de algunos pasajes: En aquel entonces entrarán en duelo toda la tierra plena de vita torturada. Entrará en duelo el mar, el sol, los montes y las colinas por causa del género humano porque todos habrán abandonado al Dios santo y habrán creído a aquel impostor, aceptando el marco de aquel impuro. Y el enemigo de Dios ocupará el lugar de la cruz salvífica del Salvador. Entrarán las Iglesias entonces en un duelo grande porque no habrá ofrenda ni holocausto ni el culto grato a Dios. Los templos de las Iglesia se convertirán en tugurios, no se dará el precioso cuerpo y la sangre de Cristo   en aquellos días, la liturgia se extinguirá y cesará el canto de los salmos. Pero alrededor de los hombres habrá tinieblas, lamentación sobre lamentación, ay sobre ay (Hippol. 1 De Antichr.).

Así escribe este escritor además de muchas otras. Pero sobre todo hay que temer las palabras de Cristo: Entonces habrá una tribulación tal  como no ha habido antes desde que existen los hombres (Mt 24)

FIN DEL LIBRO SEGUNDO.

 

 



[1] Cf. Apoc 8, 13

[2] Cf. Apc 10 y 11.

[3] Cf. Mt 24, 21.

[4] Mt 24, 8.

[5] Cf. 2 Cor 10, 3; Fil 3, 20;  2 Tim 4, 8.

[6] Jl 1, 5.

[7] Cf. Ecl 8, 14.

[8] Amos 5, 18-24.

[9] 2 Ts 2, 3. 6-7.

[10] Agustín, libro 20 De civit. c. 19.

[11] Cf. Jn 19, 16.

[12] Cf. Hch 25, 11; Rm 13, 1; 1 Pe 2, 13; 1 Tim, 2, 2.

[13] Cf. Dan 2, 47; 7, 14.

[14] Cf. Ambrosio, in 2 Ts 2.

[15] Cf. Jerónimo, in Dan cap. 11.

[16] Cf. Agustín, 20 De civit. cap. 19.

[17] Cf. Juan Crisóstomo,  in 2 Ts hom. 4.

[18] Cf. Ireneo, libro 4 adv.haer. cap. 25.

[19] Cf. Hipólito, libro de Antichristo.

[20] Cf. Anselmo, in 2. cap.  2 Ts.

[21] Tomás, idem.

[22] En la obrita que se encuentra  en el 9. tomo de las obras Augustín.

[23] Gen 49, 10.

[24] Cf. Anselmo y el divo Tomás, in 2. Ts.

[25] Cf. Dan 8, 7.

[26] Mt 16, 18.

[27] Mt 28, 20.

[28] Cf. 2 Ts 2, ¿9-10?; cf. Apc 11 y 13; Job 40; Dan 12.

[29] Juan Damasceno libro 5 De fide cap. 20.

[30] Cf.  Hipólito, libro de Anioch.

[31]  Cf. Jerónimo, in cap. 11 Dan.

[32]  Cf. 2 Ts 2. 3.

[33] Cf. Jeron. In 11 cap.  Daniel; Agustin. libro 20 De civit. cap. 10; Faberstapul In scoliis Damas. libro 4 cap 27; Fra. Feilar. In schol. cap. 30, libiro 4; Ireneo passim; de la misma manera Juan Amnius, Hentenius Clictensus, Theo.Lindanus y otros católicos más.

[34] 1 Jn 2, 18-19.

[35] Cf. Juan Crisóstomo, In hom. ad populum Antioch..

[36] Cf. Ireneo, Adv. haer. libro 5 cap. 30.

[37] 2 Tes 2, 6.

[38] 1 Jn 2, 18.

[39] Jud 1, 17-18.

[40] 2 Pe 3, 3-4.

[41] Cf. 1 Jn 2, 18 y 22; 1 Jn 4, 3; 2 Jn 1, 7.

[42] Cf. Apc 13, 18.

[43] Cf. Ireneo libro 5 cap. 30; Ricardo Arethas; Rupertus In Apc; Tomás.

[44] Cf. Dan 12, 12.

[45] Cf. Apc 13, 18.

[46] Mt 24, 34. 

[47] Cf. Rom 11, 2ss.

[48] Jn 5, 43.

[49] Cf. Ireneo, libro 5 cap. 25.

[50] Cf. Hilario, de Patris et Filii untate.

[51] Cf. Agustín, in psalm. 105.

[52] Cf. Damasceno, libro 5 cap 27.

[53]Cf. Ambrosio, in 2 Tes 2.

[54]Jerónimo, ad Algas. q. 11.

[55] Cf. Agustín, epist. 90.

[56] Cf. 2 Tes 2, 9-10.

[57] Cf. Gregorio, libro 11 Reg. cap 3.

[58] Cf. Ambrosio, in 2 Tes 2.

[59] Cf. Jerónimo, in qu. super Gen.

[60] Gen 49, 17-18.

[61] Cf. Ambrosio, libro De benedict. Patr. Cap. 7 e In psalm 40, Gen 49.

[62]Jr 8, 16; cf. Ireneo, libro 5 cap. 30.

[63] Cf. Apc 7.

[64] Cf. Num 2, 25 y  Jr 1, 14.

[65] Gregorio, epist. 11 cap. 3.

[66] Cf. Agustín,  libro 20 de civit. cap. 19.

[67] Jerónimo, In opus De Antich. in 9. tomo Aug. Jerónimo in 11 cap. Daniel.

[68] Cfr. Gal 4, 26.

[69] Cf. Is 13, 19;  Apc 14, 8.

[70] Damasceno, libro 4, De fide y ho cap. 27.

[71] Cf. Dan 11, 15.. 

[72] Cf. Jerónimo, In Dan 7 y 8.

[73] Cf.Dan 7, 2ss .

[74] Dan 12, 7.

[75] Cf. Dan 4, 23 (Vulgata) .

[76] Cf. Agustin, libro 20 De vicitate c. 23.

[77] Dan 12, 11. 

[78] Cf. Apc 12, 14.

[79] Mt 24, 15-18.

[80]  Apc 12, 14, cf. Agustín, libro 20 De civitate Dei cap.l 17.

[81] Cf. Apc 11, 3.

[82] Cf. Rupertus libro 8 In apoc.

[83]  Cf. Dan 11.

[84] Apc 13, 3.

[85] Dan 11, 30.

[86] Dan 11, 31. (Esta cita no está anotada al margen).

[87] Cf. Dan 12, 12 ¿??Se habla de otros números.

[88] Mt 24, 21.

[89] Dn 12, 1.

[90] Mt 24, 21.

[91] Cf. Apc 13, 7.

[92] Mt 24, 22.

[93] Dan 11, 22. 24. 28.

[94] Cf. Dan 7, 7.

[95] Jerónimo, In 7 Dan.

[96] Cf. Hipólito libro de Anticristo; Ireneo libro 3. cap. 26.

[97] Cf. Apc 13 passim

[98] Cf. Dan 7, 2.

[99] Cf. Dan 11, 30-31

[100] Apc. 13. 2-4.

[101] Cf. Tomás, In 13 Apc.

[102] Cf. Ricardo de San Víctor, In ibidem,

[103]  Cf.  Gregorio magno, 33. Moral cap. 26.

[104] Cf. Ambrosio, Super psalm. 45 y 2 y Super Apc. cap. 13, en caso que esta sea obra suya.

[105] Ireneo, Libro 5 cap.  28.

[106] Cf. Agustín, libro 28 De civit. cap. 52.

[107] Cf. Daniel, cap. 7. 8.

[108] Así Hipólito, De consum seacul; Ireneo libro 5 cap. 25.

[109] Cf. Agustín, De civit. libro 10 y 23.

[110] Cf. Dan 7, 3.

[111] Cf. Dan 7 passim.

[112] Cf. Agustín, De civit. libro 20 cap. 30.

[113] Apc 13, 7.

[114] Plato, De legibus libro

[115] Is 14

[116] Ez 28

[117] 2 Mac 9

[118] 2 Cron 26

[119] Gregorio libr 10 epist cap. 3; Anselmo sobre 2 Tes 2; Ricardo In Apoc libro 4 p. 2 cap 4; Tomás  In cap. 13 Apoc; Jerónimo  In cap. 11 del libro de Daniel

[120] Mt 24

[121] 1 Ts 2; 2 Tes 2

[122] Cap. 13

[123] Dan 7

[124] Dan 11

[125] Prov 11

[126] 1 Ts 2

[127] De civit. libro 20 cap. 19

[128] Hilario libro De synod.; Gregorio Nac., In scholiis super quaedam scriptura loca; Ambrosio libro 10 In Lucam; Damasceno libro 4 cap. 27 In opus De anti. in 9. tomo Aug.; Autor Imperf. In Matt. hom. 49, Mat.24; Hipólito De Antichr.; Ireneo libro 5 cap 25; Jerónimo q. 11 ad Algasiam Hch. 8

[129] Epifanio, Direct. inqui

[130] Mt 24

[131] Sanct. 122 Concor. Evang.

[132] Agustín, ep. 20

[133] Jerónimo, In Dan 9; Augstín, ep. 79 y 80 a Hesiquio

[134] 2 Ts 2

[135] libro 5 Adv. hear. cap. 25

[136] De cons. saecul.

[137] In scholiis Dan.

[138] can. 25 In Matth

[139] In Mat 24

[140] libro 10 In Luc

[141] hom. 49

[142] libro 4 cap. 27

[143] Ad Alga. q. 4

[144] Idem q. 11 repite lo mis|mo Ad Alga.)

[145] 24

[146] 12

[147] Dan 12; Dan 9

[148] Dan 11

[149] cf. Apc 13

[150] Dan 11

[151] cf. Theodor. In oratione 10. in Dan

[152] Apc 13

[153] Hippo. De cons. Mundi

[154] Mt 24

[155] Mc 13

[156] Dan 12

[157] Jb 18

[158] Greg. libro 14 mor. cap. 11

[159] Apc 20

[160] Jer. Ez 36, Mt 19. Agustín, libro 20 de civit. cap 7; Is 22; Mt 12

[161] Job 41

[162] Agustín libro 20 de civit. 10

[163] Apc 12

[164] Ez 38 y 39

[165] Agustín, De civitate  cap. 11; Jerónimo, In 38 Ez

[166] Dan 8

[167] 1 Mac 1

[168] Cipriano, De exhort. ad mart. cap. 1

[169] Tho. or. 10 In Danie. Greg. libro 32 mor.cap 12

[170] Dan 11

[171] Dan 12

[172] Mal 1

[173] Lam 1

[174] Dan 9

[175] Hb 9

[176] Jn 19

[177] cap. 8, 9 y 10

[178] Así Jerónimo In Dan.; Aug. epist. 78 y 80; Cornel. In Cocor. cap. 122

[179] Dan 12

[180] Dan 9

[181] Tractatus de Antichr.  se encuentra en 9. tomo Aug

[182] Dan 11

[183] Mor. 33 mor. cap. 26

[184] 2 Tim 4; 2 Tim 3; 2 Pe 2; Jud 1

[185] Greg. 33 mor.; Agustín libro 20 De civitate cap. 14

[186] Apc 13

[187]Greg. Libro 11 epist. cap. 3; Ricardo libro 4 p. 15 In Apoc; Thom. ibidem

[188] Mt 24

[189]Ambr. In Apc. cap. 13

[190]Apc 16

[191] Apc 19

[192] Apc 20

[193] Mc 13

[194] Jn 5

[195] 1 Cor 2; 1 Cor 12; 1 Cor 1

[196] Mc 16

[197] libro 3

[198] Mt 24

[199] Hyp. De cons. saecul

[200] 2 Tes 2

[201] Dan 12

[202] libro 20. De civit. c. 19

[203] Hech 8

[204] Agustín, en tract. De Antichr. en el tomo 9

[205] Ex 7. Así Agustín libro 3 De Trin. cap. 9; Magn. in 2 dist. 7

[206] Job 1

[207] Mt 7

[208] Lc 9

[209] 1 Tim 4

[210] 30 Mor. cap. 13 y libro 33 cap. 26

[211] Dan 7; Apoc 13

[212] Dan 7

[213] Apoc 13

[214] 1 Jn 5; Jn 16

[215] Ps 21

[216] Apc 12; Greg. 32 mor. cap. 12

[217] 1 Tim 6; Ex 27; Dt 6

[218] Dan 11

[219] Apc 13

[220] Mt 24

[221] Mt 2

[222] Sal 78

 


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