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1. Para haber ahora de tratar de la desnudez y pureza de las tres
potencias del alma, era necesario otro mayor saber y espíritu que
el mío, con que pudiese bien dar a entender a los espirituales
cuán angosto sea este camino que dijo nuestro Salvador que guía a
la vida, para que, persuadidos en esto, no se maravillen del vacío
y desnudez en que en esta noche habemos de dejar las potencias del
alma.
2. Para lo cual se deben notar con advertencia las palabras que
por san Mateo, en el capítulo 7 (v. 14), nuestro Salvador dijo de
este camino, diciendo así: Quam angusta porta, et arcta via est,
quae ducit ad vitam, et pauci sunt qui inveniunt eam; quiere
decir: ¡Cuán angosta es la puerta y estrecho el camino que guía a
la vida, y pocos son los que le hallan! En la cual autoridad
debemos mucho notar aquella exageración y encarecimiento que
contiene en sí aquella partícula quam; porque es como si dijera:
de verdad es mucho angosta más que pensáis. Y tambien es de notar
que primero dice que es angosta la puerta, para dar a entender que
para entrar el alma por esta puerta de Cristo, que es el principio
del camino, primero se ha de angostar y desnudar la voluntad en
todas las cosas sensuales y temporales, amando a Dios sobre todas
ellas; lo cual pertenece a la noche del sentido, que habemos
dicho.
3. Y luego dice que es estrecho el camino, conviene a saber, de la
perfección; para dar a entender que, para ir por el camino de
perfección, no sólo ha de entrar por la puerta angosta, vaciándose
de lo sensitivo, mas tambien se ha de estrechar, desapropiándose y
desembarazándose propiamente en lo que es de parte del espíritu. Y
así, lo que dice de la puerta angosta podemos referir a la parte
sensitiva del hombre; y lo que dice del camino estrecho, podemos
entender de la espiritual o racional; y en lo que dice que pocos
son los que le hallan, se debe notar la causa, que es porque pocos
hay que sepan y quieran entrar en esta suma desnudez y vacío de
espíritu. Porque esta senda del alto monte de perfección, como
quiera que ella vaya hacia arriba y sea angosta, tales guiadores
requiere, que ni lleven carga que les haga peso cuanto a lo
inferior ni (cosa) que les haga embarazo cuanto a lo superior;
que, pues es trato en que sólo Dios se busca y se granjea, sólo
Dios es el que se ha de buscar y granjear.
4. De donde se ve claro que no sólo de todo lo que es de parte de
las criaturas ha de ir el alma desembarazada, mas tambien de todo
lo que es de parte de su espíritu ha de caminar desapropiada y
aniquilada. De donde, instruyendonos e induciendonos nuestro Señor
en este camino, dijo por san Marcos, capítulo 8 (v. 3435) aquella
tan admirable doctrina, no se si diga tanto menos ejercitada de
los espirituales cuanto les es más necesaria, la cual, por serlo
tanto y tan a nuestro propósito, la referire aquí toda, y
declarare según el germano y espiritual sentido de ella. Dice,
pues, así: Si quis vult me sequi, deneget semetipsum, et tollat
crucem suam, et sequatur me. Qui enim voluerit animam suam salvam
facere, perdet eam: qui autem perdiderit animam suam propter me...
salvam faciet eam; quiere decir: Si alguno quiere seguir mi
camino, nieguese a sí mismo y tome su cruz y sígame. Porque el que
quisiere salvar su alma, perderla ha; pero el que por mí la
perdiere, ganarla ha.
5. ¡Oh, quien pudiera aquí ahora dar a entender y a ejercitar y
gustar que cosa sea este consejo que nos da aquí nuestro Salvador
de negarnos a nosotros mismos, para que vieran los espirituales
cuán diferente es el modo que en este camino deben llevar del que
muchos de ellos piensan! Que entienden que basta cualquiera manera
de retiramiento y reformación en las cosas; y otros se contentan
con en alguna manera ejercitarse en las virtudes y continuar la
oración y seguir la mortificación, mas no llegan a la desnudez y
pobreza, o enajenación o pureza espiritual, que todo es una, que
aquí nos aconseja el Señor; porque todavía antes andan a cebar y
vestir su naturaleza de consolaciones y sentimientos espirituales
que a desnudarla y negarla en eso y esotro por Dios, que piensan
que basta negarla en lo del mundo, y no aniquilarla y purificarla
en la propiedad espiritual. De donde les nace que en
ofreciendoseles algo de esto sólido y perfecto, que es la
aniquilación de toda suavidad en Dios, en sequedad, en sinsabor,
en trabajo (lo cual es la cruz pura espiritual y desnudez de
espíritu pobre de Cristo) huyen de ello como de la muerte, y sólo
andan a buscar dulzuras y comunicaciones sabrosas en Dios. Y esto
no es la negación de sí mismo y desnudez de espíritu, sino
golosina de espíritu. En lo cual, espiritualmente, se hacen
enemigos de la cruz de Cristo; porque el verdadero espíritu antes
busca lo desabrido en Dios que lo sabroso, y más se inclina al
padecer que al consuelo, y más a carecer de todo bien por Dios que
a poseerle, y a las sequedades y aflicciones que a las dulces
comunicaciones, sabiendo que esto es seguir a Cristo y negarse a
sí mismo, y esotro, por ventura, buscarse a sí mismo en Dios, lo
cual es harto contrario al amor. Porque buscarse a sí en Dios es
buscar los regalos y recreaciones de Dios; mas buscar a Dios en sí
es no sólo querer carecer de eso y de esotro por Dios, sino
inclinarse a escoger por Cristo todo lo más desabrido, ahora de
Dios, ahora del mundo; y esto es amor de Dios.
6. ¡Oh, quien pudiese dar a entender hasta dónde quiere nuestro
Señor que llegue esta negación! Ella, cierto, ha de ser como una
muerte y aniquilación temporal y natural y espiritual en todo, en
la estimación de la voluntad, en la cual se halla toda negación. Y
esto es lo que aquí quiso decir nuestro Salvador (Jn. 12, 25)
cuando dice: El que quiere salvar su alma, ese la perderá, es a
saber: el que quisiere poseer algo o buscarlo para sí, ese la
perderá, y el que perdiere su alma por mí, ese la ganará, es a
saber: el que renunciare por Cristo todo lo que puede apetecer y
gustar, escogiendo lo que más se parece a la cruz, lo cual el
mismo Señor por san Juan lo llama aborrecer su alma, ese la
ganará. Y esto enseñó Su Majestad a aquellos dos discípulos que le
iban a pedir diestra y siniestra, cuando, no dándoles ninguna
salida a la demanda de la tal gloria, les ofreció el cáliz que el
había de beber, como cosa más preciosa y más segura en esta tierra
que el gozar (Mt. 20, 22).
7. Este cáliz es morir a su naturaleza, desnudándola y
aniquilándola, para que pueda caminar por esta angosta senda en
todo lo que le puede pertenecer según el sentido, como habemos
dicho, y según el alma, como ahora diremos, que es en su entender,
y en su gozar, y en su sentir. De manera que no sólo quede
desapropiada en lo uno y en lo otro, mas que con esto segundo
espiritual no quede embarazada para el angosto camino, pues en el
no cabe más que la negación, como da a entender el Salvador, y la
cruz, que es el báculo para (poder) arribar, por el cual
grandemente le aligera y facilita.
De donde nuestro Señor por san Mateo (11, 30) dijo: Mi yugo es
suave y mi carga ligera, la cual es la cruz. Porque, si el hombre
se determina a sujetarse a llevar esta cruz, que es un
determinarse de veras a querer hallar y llevar trabajo en todas
las cosas por Dios, en todas ellas hallará grande alivio y
suavidad para (andar) este camino, así desnudo de todo, sin querer
nada. Empero, si pretende tener algo, ahora de Dios, ahora de otra
cosa, con propiedad alguna, no va desnudo ni negado en todo; y
así, ni cabrá ni podrá subir por esta senda angosta hacia arriba.
8. Y así querría yo persuadir a los espirituales cómo este camino
de Dios no consiste en multiplicidad de consideraciones, ni modos,
ni maneras, ni gustos (aunque esto, en su manera, sea necesario a
los principiantes) sino en una cosa sola necesaria, que es saberse
negar de veras, según lo exterior e interior, dándose al padecer
por Cristo y aniquilarse en todo, porque, ejercitándose en esto,
todo esotro y más que ello se obra y se halla en ello. Y si en
este ejercicio hay falta, que es el total y la raíz de las
virtudes, todas esotras maneras es andar por las ramas y no
aprovechar, aunque tengan tan altas consideraciones y
comunicaciones como los ángeles. Porque el aprovechar no se halla
sino imitando a Cristo, que es el camino y la verdad y la vida, y
ninguno viene al Padre sino por el, según el mismo dice por san
Juan (14, 6). Y en otra parte (10, 9) dice: Yo soy la puerta; por
mí si alguno entrare, salvarse ha. De donde todo espíritu que
quiere ir por dulzuras y facilidad y huye de imitar a Cristo, no
le tendría por bueno.
9. Y porque he dicho que Cristo es el camino, y que este camino es
morir a nuestra naturaleza en sensitivo y espiritual, quiero dar a
entender cómo sea esto a ejemplo de Cristo, porque el es nuestro
ejemplo y luz.
10. Cuanto a lo primero, cierto está que el murió a lo sensitivo,
espiritualmente en su vida y naturalmente en su muerte; porque,
como el dijo (Mt. 8, 20), en la vida no tuvo dónde reclinar su
cabeza, y en la muerte lo tuvo menos.
11. Cuanto a lo segundo, cierto está que al punto de la muerte
quedó tambien aniquilado en el alma sin consuelo y alivio alguno,
dejándole el Padre así en íntima sequedad, según la parte
inferior; por lo cual fue necesitado a clamar diciendo: ¡Dios mío,
Dios mío!, ¿por que me has desamparado? (Mt. 27, 46). Lo cual fue
el mayor desamparo sensitivamente que había tenido en su vida. Y
así, en el hizo la mayor obra que en (toda) su vida con milagros y
obras había hecho, ni en la tierra ni en el cielo, que fue
reconciliar y unir al genero humano por gracia con Dios. Y esto
fue, como digo, al tiempo y punto que este Señor estuvo mas
aniquilado en todo, conviene a saber: acerca de la reputación de
los hombres, porque, como lo veían morir, antes hacían burla de el
que le estimaban en algo; y acerca de la naturaleza, pues en ella
se aniquilaba muriendo; y acerca del amparo y consuelo espiritual
del Padre, pues en aquel tiempo le desamparó porque puramente
pagase la deuda y uniese al hombre con Dios, quedando así
aniquilado y resuelto así como en nada. De donde David (Sal. 72,
22) dice de el: Ad nihilum redactus sum, et nescivi. Para que
entienda el buen espiritual el misterio de la puerta y del camino
de Cristo para unirse con Dios, y sepa que cuanto más se
aniquilare por Dios, según estas dos partes, sensitiva y
espiritual, tanto más se une a Dios y tanto mayor obra hace. Y
cuando viniere a quedar resuelto en nada, que será la suma
humildad, quedará hecha la unión espiritual entre el alma y Dios,
que es el mayor y más alto estado a que en esta vida se puede
llegar. No consiste, pues, en recreaciones y gustos, y
sentimientos espirituales, sino en una viva muerte de cruz
sensitiva y espiritual, esto es, interior y exterior.
12. No me quiero alargar más en esto, aunque no quisiera acabar de
hablar en ello, porque veo es muy poco conocido Cristo de los que
se tienen por sus amigos. Pues los vemos andar buscando en el sus
gustos y consolaciones, amándose mucho a sí, mas no sus amarguras
y muertes, amándole mucho a el. De estos hablo, que se tienen por
sus amigos, que esotros que viven allá a lo lejos, apartados de
el, grandes letrados y potentes, y otros cualesquiera que viven
allá con el mundo en el cuidado de sus pretensiones y mayorías
(que podemos decir que no conocen a Cristo, cuyo fin, por bueno
que sea, harto amargo será), no hace de ellos mención esta letra.
Pero hacerla ha en el día del juicio, porque a ellos les convenía
primero hablar esta palabra de Dios, como a gente que Dios puso
por blanco de ella según las letras y más alto estado (cf. Act.
13, 46).
13. Pero hablemos ahora con el entendimiento del espiritual, y
particularmente de aquel a quien Dios ha hecho merced de poner en
el estado de contemplación, porque, como he dicho, ahora voy
particularmente con estos hablando, y digamos cómo se ha de
enderezar a Dios en fe y purgarse de las cosas contrarias,
angostándose para entrar por esta senda angosta de oscura
contemplación.
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