Domingo de Resurrección C: Preparémonos con las lecturas y el catecismo
Con las lecturas Con el catecismo Con el directorio homilético
Recursos adicionales para la preparación
Celebración de la
Vigilia Pascual
Año Litúrgico Patrístico
Comentarios de Sabios y Santos
Iglesia del Hogar: Preparando en Familia
Catequesis preparatoria para los
niños
Ejemplos que iluminan la participación
Recursos: Gráficos - Videos - Audios
¿Cómo acoger la Palabra de Dios?
Falta un dedo: Celebrarla
Lectura de los Hechos de los Apóstoles 10, 34a. 37-4
Pedro, tomando la palabra, dijo: «Ustedes ya saben qué ha ocurrido en
toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicaba
Juan: cómo Dios ungió a Jesús de Nazareno con el Espíritu Santo,
llenándolo de poder. Él pasó haciendo e bien y sanando a todos los que
habían caído en poder del demonio, porque Dios estaba con Él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en el país de lo judíos y en
Jerusalén. Y ellos lo mataron, suspendiéndolo de un patíbulo. Pero Dios
lo resucitó al tercer día y le concedió que se manifestara, no a todo el
pueblo, sino a testigos elegidos de ante mano por Dios: a nosotros, que
comimos y bebimos con Él, después de su resurrección.
Y nos envió a predicar al pueblo, y a atestiguar que Él fue constituido
por Dios Juez de vivos y muertos. Todos los profeta dan testimonio de
Él, declarando que los que creen en Él reciben el perdón de los pecados,
en virtud de su Nombre».
Palabra de Dios.
Salmo Responsorial 117, 1-2. 16-17. 22-23
R. Éste es el día que hizo el Señor: alegrémonos y regocijémonos en él.
O bien:
Aleluia, aleluia, aleluia.
¡Den gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterno su amor!
Que lo diga el pueblo de Israel:
¡es eterno su amor! R.
La mano del Señor es sublime,
la mano del Señor hace proezas.
No, no moriré:
viviré para publicar lo que hizo el Señor. R.
La piedra que desecharon los constructores
es ahora la piedra angular.
Esto ha sido hecho por el Señor
y es admirable a nuestros ojos. R.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de
Colosas 3, 1-4
Hermanos:
Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes del cielo
donde Cristo está sentado a la derecha de Dios. Tengan el pensamiento
puesto en las cosas celestiales y no en las de la tierra. Porque ustedes
están muertos, y su vida está desde ahora oculta con Cristo en Dios.
Cuando se manifieste Cristo, que es la vida de ustedes, entonces ustedes
también aparecerán con Él, llenos de gloria.
Palabra de Dios.
O bien:
Despójense de la vieja levadura,
para ser una nueva masa
Lectura de la primera carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de
Corinto 5, 6b-8
Hermanos:
¿No saben que «un poco de levadura hace fermentar toda la masa»?
Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes
mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha
sido inmolado.
Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la
malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y
la verdad.
Palabra de Dios.
Secuencia
Debe decirse hoy; en los días de la octava, es optativa
Cristianos,
Ofrezcamos al Cordero pascual
Nuestro sacrificio de alabanza.
El Cordero ha redimido a las ovejas:
Cristo el inocente,
Reconcilió a los pecadores con el Padre.
La muerte y la vida se enfrentaron
en un duelo admirable:
el Rey de la vida estuvo muerto,
y ahora vive.
Dinos, María Magdalena,
¿qué viste en el camino?
He visto el sepulcro del Cristo viviente
y la gloria del Señor resucitado.
He visto a los ángeles,
testigos del milagro,
he visto el sudario y las vestiduras.
Ha resucitado Cristo, mi esperanza,
y precederá a los discípulos en Galilea.
Sabemos que Cristo resucitó realmente;
Tú, Rey victorioso,
ten piedad de nosotros.
Aleluia 1 Cor 5, 7b-8a
Aleluia.
Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado.
Celebremos, entonces, nuestra Pascua.
Aleluia.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 20, 1-9
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro,
María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús
amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos
dónde lo han puesto».
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. Corrían los dos
juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó
antes. Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no
entró. Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro;
vio las vendas en el suelo, y también el sudario que había cubierto su
cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar
aparte. Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al
sepulcro: El también vio y creyó. Todavía no habían comprendido que,
según la Escritura, Él debía resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
En lugar de este Evangelio se puede leer el Evangelio de la Vigilia
del año que corresponda, es decir, año C.
Donde se celebre Misa vespertina, también puede leerse el siguiente
Evangelio:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san Lucas 24, 13-35
El primer día de la semana, dos de los discípulos iban a un pequeño
pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén. En el
camino hablaban sobre lo que había ocurrido.
Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió
caminando con ellos. Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran. Él
les dijo: «¿Qué comentaban por el camino?»
Ellos se detuvieron, con el semblante triste, y uno de ellos, llamado
Cleofás, le respondió: «¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que
ignora lo que pasó en estos días!»
«¿Qué cosa?», les preguntó.
Ellos respondieron: «Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un
profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el
pueblo, y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron
para ser condenado a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que
fuera Él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que
sucedieron estas cosas. Es verdad que algunas mujeres que están con
nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro y
al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían
aparecido unos ángeles, asegurándoles que Él está vivo. Algunos de los
nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían
dicho. Pero a Él no lo vieron».
Jesús les dijo: «¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer
todo lo que anunciaron los profetas! ¿No era necesario que el Mesías
soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?» Y comenzando por
Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las
Escrituras lo que se refería a El.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de
seguir adelante. Pero ellos le insistieron: «Quédate con nosotros,
porque ya es tarde y el día se acaba».
Él entró y se quedó con ellos. Y estando a la mesa, tomó el pan y
pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio. Entonces los ojos
de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero Él había
desaparecido de su vista.
Y se decían: «¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en
el camino y nos explicaba las Escrituras?»
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén.
Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con
ellos, y estos les dijeron: «Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se
apareció a Simón!»
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y
cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.
Con el Catecismo de la lglesia católica comprender y vivir la Palabra
II. LA FE
DE LA IGLESIA
«En la Liturgia de la
Iglesia, Cristo significa y realiza principalmente el misterio pascual.
Durante su vida terrestre Jesús anunciaba con su enseñanza y anticipaba
con sus actos el misterio pascual. Cuando llegó su Hora... vivió el
único acontecimiento de la historia que no pasa... todos los demás
acontecimientos... son absorbidos por el pasado. El misterio pascual de
Cristo... no puede permanecer solamente en el pasado, pues por su muerte
destruyó a la muerte, y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y
padeció por los hombres participa de la eternidad divina y domina así
todos los tiempos y en ellos se mantienepermanentemente
presente...» (1085).
III. TESTIMONIO CRISTIANO
«Cuando meditamos, oh Cristo,
las maravillas que fueron realizadas en este día del domingo de tu santa
Resurrección, decimos: Bendito es el día del domingo, porque en él tuvo
comienzo la creación... la salvación del mundo... la renovación del
género humano... en él el cielo y la tierra se regocijaron y el universo
entero quedó lleno de luz. Bendito es el día del domingo, porque en él
fueron abiertas las puertas del paraíso para
que Adán y todos los desterrados entraran en él sin temor» (Fanqîth,
Oficio siríaco de Antioquía) (1167).
IV.
SUGERENCIAS ADICIONALES
A. Apunte
bíblico-litúrgico
«... su descubrimiento [del sepulcro vacío] por
los discípulos fue el primer paso para el reconocimiento del hecho de la
Resurrección. ``El discípulo que Jesús amaba'' (Jn 20, 2) afirma que, al
entrar en el sepulcro vacío y al descubrir ``las vendas en el suelo''
(20, 6) ``vió y creyó'' (Jn 20, 8). Eso supone que constató en el estado
del sepulcro vacío (cf Jn 20, 5-7) que la ausencia del cuerpo de Jesús
no había podido ser obra humana y que Jesús no había vuelto simplemente
a una vida terrenal como había sido el caso de Lázaro (cf Jn 11, 44)»
(640).
Los protagonistas de la perícopa son Pedro y el
otro discípulo «que Jesús amaba». Serán
los primeros testigos de la Resurrección. Al ver el sepulcro vacío,
creen. La fe está vinculada a entender la Escritura: «que El había de
resucitar de entre los muertos». Del principio al fin de la Revelación,
Dios se muestra siempre fiel, no abandona ni a su pueblo ni a cada uno
de sus hijos. Ni se deja vencer en fidelidad. Por eso resucita al Justo
por excelencia, «el Hijo amado, el predilecto».
B.
Contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica
La fe:
La Resurrección de Cristo y la Santísima Trinidad:
648-650.
Resucitados ya con Cristo: 1002-1004.
La respuesta:
Esperanza personal y comunitaria: 1817-1821.
1042-1050.
La Eucaristía y la resurrección: 1402-1405.
C. Otras
sugerencias
Para que el misterio de la resurrección arraigue
en el corazón, es imprescindible la experiencia de la vida de Dios en
nosotros, en cuanto es posible en este mundo. La actividad espiritual,
la atención a la vida del Espíritu en nosotros, en línea con el
«ejercicio cuaresmal», conducen a tal experiencia.
«``La Iglesia, desde la Tradición apostólica que
tiene su origen en el mismo día de la resurrección de Cristo, celebra el
misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón `día
del Señor' o domingo''» (1166). El Domingo es el símbolo real de la
identidad cristiana, que reclama la celebración de la Eucaristía y del
Día.