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1. A cinco generos de daños se aventura el espiritual si hace
presa y reflexión sobre estas noticias y formas que se le imprimen
de las cosas que pasan por el por vía sobrenatural.
2. El primero es que muchas veces se engaña teniendo lo uno por lo
otro.
El segundo es que está cerca y en ocasión de caer en alguna
presunción o vanidad.
El tercero es que el demonio tiene mucha mano para le engañar por
medio de las dichas aprehensiones.
El cuarto es que le impide la unión en esperanza con Dios.
El quinto es que, por la mayor parte, juzga de Dios bajamente.
3. Cuanto al primer genero, está claro que, si el espiritual hace
presa y reflexión sobre las dichas noticias y formas, se ha de
engañar muchas veces acerca de su juicio, porque, como ninguno
cumplidamente puede saber las cosas que naturalmente pasan por su
imaginación, ni tener entero y cierto juicio sobre ellas, mucho
menos podrá tenerle acerca de las sobrenaturales que son sobre
nuestra capacidad, y que raras veces acaecen.
De donde muchas veces pensará que son las cosas de Dios, y no será
sino su fantasía; y muchas que lo que es de Dios pensará que es
del demonio, y lo que es del demonio, que es de Dios. Y muy muchas
veces se le quedarán formas y noticias muy asentadas de bienes y
males ajenos o propios, y otras figuras que se le representaron, y
las tendrá por muy ciertas y verdaderas, y no lo serán, sino muy
gran falsedad. Y otras serán verdaderas, y las juzgará por falsas;
aunque esto por más seguro lo tengo, porque suele nacer de
humildad.
4. Y ya que no se engañe en la verdad, podráse engañar en la
cantidad o cualidad, pensando que lo que es poco es mucho, y lo
que es mucho, poco. Y acerca de la cualidad, teniendo lo que tiene
en su imaginación por tal o tal cosa, y no será sino tal o tal;
poniendo, como dice Isaías (5, 20), las tinieblas por luz, y la
luz por tinieblas, y lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo.
Y, finalmente, ya que acierte en lo uno, maravilla será no errar
acerca de lo otro; el cual, aunque no quiera aplicar el juicio
para juzgarlo, basta que le aplique en hacer caso, para que, a lo
menos pasivamente, se le pegue algún daño, ya que no en este
genero, será en alguno de esotros cuatro que luego iremos
diciendo.
5. Lo que le conviene al espiritual para no caer en este daño de
engañarse en su juicio es no querer aplicar su juicio para saber
que sea lo que en sí tiene y siente, o que será tal o tal visión,
noticias o sentimiento, ni tenga gana de saberlo, ni haga caso,
sino sólo para decirlo al padre espiritual, para que le enseñe a
vaciar la memoria de aquellas aprehensiones. Pues todo cuanto
ellas son en sí, no le pueden ayudar al amor de Dios tanto cuanto
el menor acto de fe viva y esperanza que se hace en vacío y
renunciación de todo.
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