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1. Por el orden que aquí llevamos, se sigue ahora tratar de la
segunda manera de aprehensiones espirituales, que arriba llamamos
revelaciones, las cuales propiamente pertenecen al espíritu de
profecía. Acerca de lo cual, es primero de saber que revelación no
es otra cosa que descubrimiento de alguna verdad oculta o
manifestación de algún secreto o misterio: así como (si Dios diese
al alma a entender alguna cosa, como) es declarando al
entendimiento la verdad de ella, o descubriese al alma algunas
cosas que el hizo, hace o piensa hacer.
2. Y, según esto, podemos decir que hay dos maneras de
revelaciones: unas, que son descubrimiento de verdades al
entendimiento, que propiamente se llaman noticias intelectuales o
inteligencias; otras, que son manifestación de secretos, y estas
se llaman propiamente, y más que estotras, revelaciones. Porque
las primeras no se pueden llamar en rigor revelaciones, porque
aquellas consisten en hacer Dios al alma verdades desnudas, no
sólo acerca de las cosas temporales, sino tambien de las
espirituales, mostrándoselas clara y manifiestamente. De las
cuales he querido tratar debajo de nombre de revelaciones; lo uno,
por tener mucha vecindad y alianza con ellas; lo otro, por no
multiplicar muchos nombres de distinciones.
3. Pues, según esto, bien podremos distinguir ahora las
revelaciones en dos generos de aprehensiones. Al uno llamaremos
noticias intelectuales, y al otro, manifestación de secretos y
misterios ocultos de Dios; y concluiremos con ellos en dos
capítulos lo más brevemente que pudieremos, y en este del primero.
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