Domingo 6 Tiempo Ordinario C - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Recursos adicionales para la preparación
¿Cómo acoger la Palabra de Dios?
Falta un dedo: Celebrarla
INTRODUCCIÓN A LAS LECTURAS DOMINICALES
Primera Lectura (Jer
17,5-1)
Según la decisión básica en que uno apoya su vida, la retribución será en el caso
de aquellos cuyo proyecto de vida conoce solo los medios de poder, una vida
estéril. En cambio quien tiene su vida enraizada en Dios madurará y dará
fruto. Pertenece a los "pobres" de los que habla Jesús en el evangelio. Vea
Ez 17, 5-10; Sl 1,9-10; 23; Hbr 10,32-39
Segunda Lectura. (1 Cor 5,12.16-20)
No sólo en nuestros tiempos la resurrección de los muertos ofrece
dificultades. El argumento contundente de San Pablo es la resurrección. de
Cristo. Toda nuestra fe parte de ahí. La doctrina y la verdad de la fe es
una. Quien cree poder cuestionar una parte, cuestiona todo lo demás.
EVANGELIO (Lc 6,17.20-26)
Las bienaventuranzas valen para todos los cristianos, para todos los que
desean entrar al Reino de Dios. Son un llamado a la conversión y a la vez
promesa que la salvación ya se realiza en los pobres, hambrientos, tristes
que ponen su confianza en Dios y saben que ante Dios no hay derecho a
reclamar. Vea Jer 29,18 s., 35,5 s; 49,8-12; 61,1; Lc 16, 19-31; 14,12-J3; Fil
1,9 s; Stgo. 2-1,9; 5,1-11;
REFLFLEXIONEMOS LOS PADRES
Las bienaventuranzas son un anuncio dirigido a una situación muy concreta.
Los cristianos de la primera comunidad eran marginados, perseguidos, se
reclutaban en su mayoría entre los pobres. A ellos dirige la promesa de
Jesús. Serán felices porque ya SOD parte del Reino. Se trata en realidad de
cristianos que fundamentan su vida en Dios porque están dispuestos a sufrir
el ostracismo, la marginacutoi6n etc., por seguir a Cristo.
De allí para nosotros este pasaje es un llamado muy fuerte a la conversión.
Basta con leer la segunda parte donde Jesús rechaza a los que fundamentan su
vida en las riquezas o en el poder. Esta actitud misma los excluye
automáticamente del reino de Dios porque más impacto tienen en su vida los
atractivos del dominar que del servir. Las bienaventuranzas ponen bien en
claro que la vivencia de la fe no es ante todo un tipo determinado de
comportamiento sino una opción, una decisión que Dios es lo más importante
en mi vida. Significa que no tenemos ningún derecho de exigir algo a Dios y,
a pesar de ello, ponemos nuestra voluntad y nuestras aspiraciones bajo el
plan de Dios. Esto es posible porque sabemos que nuestra entrega es
respuesta a una entrega total que Dios ha realizado en su Hijo Jesús.
Evidentemente que esta opción contiene riesgos. Pero Dios arriesga a diario
ser rechazado por nosotros mientras que nosotros arriesgamos únicamente el
sufrimiento de nuestras dudas originadas en nuestra debilidad. Dios es fiel.
REFLEXIONEMOS CON LOS HIJOS
Los primeros cristianos vivían las bienaventuranzas porque eran pobres por
compartir con los demás. Lloraron porque les daba pena cuando alguien
actuaba mal, tenían hambre o sea el deseo de ver que todos los hombres
conocieran a Cristo, eran perseguidos; todo porque querían vivir como Cristo
había enseñado.
Cuando nosotros tratamos de vivir como Cristo enseña, esto también a
nosotros acarrea problemas. Primero problemas personales: tenemos que
superar nuestro egoísmo y comodidad y esto cuesta. Y en primera instancia
nos hace sentirnos tristes porque estamos regalando, compartiendo,
convidando. También nos trae problemas con los demás: si quieren que hagamos
algo que no está bien y nos resistimos se burlan d. nosotros, nos dicen que
no podemos ya participar nunca más, etc. etc. Recordemos que Jesús nos dice
que seremos felices porque formamos parte del Reino de Dios. Y esto nos da
tuerza de superar nuestro egoísmo y de soportar cuando los demás reaccionan
con desprecio cuando no queremos participar en algo que no está bien.
CONEXION EUCARISTICA
La Eucaristía es la garantía de ese futuro feliz que esperamos.
Cristo está con nosotros con su Palabra, con sus Sacramentos. Pero está de
un modo especial en medio de la asamblea reunida para celebrar la
Eucaristía. Allí los pobres y los hambrientos, los que tienen necesidad de
Dios serán saciado. Dios está con ellos.
NOS HABLAN LOS OBISPOS DEL PERU
La historia, en que se ubica el Pueblo de Dios, es la historia. de
la humanidad, en la cual Cristo salva a los hombres: es la historia de la
salvación, la cual no es proceso pacífico, sino que - como lo muestra
patéticamente el análisis de la realidad - se desarrolla en medio 4e
ingentes dificultades. El pueblo 4e Dios, a1 asumir en el presente la misión
misma de Cristo, es consciente que asume una misión liberadora.
El proceso de 1a liberación integral del hombre, reclama de la Iglesia un
compromiso en la acción transformadora del hombre y de la sociedad a un
tiempo. (cfr. Medellín, Justicia 3). Conscientes de su condición de
pecadores, los cristianos, comprometidos en esta acción transformadora,
reconocen que todo esfuerzo liberador encierra en sí mis- mo el peligro de
convertirse en opresor, peligro que no debe ser pretexto para evadirse de 1a
acción, pero si una llamada de atención para no desvirtuarla. Los cristianos
que por vocación específica viven e1 recogimiento de una vida contemplativa,
o en el dolor y el sufrimiento contribuyen éticamente a la acción liberadora
de la Iglesia y son signo lucido para que 1os dedicados a 1as
transformaciones sociales, políticas o económicas jamás o1viden y siempre
tiendan hacia la liberación profunda.
Todo esto manifiesta la relatividad de los esfuerzos humanos frente a la
liberación plena que es don gratuito de Dios más al1á de la historia.
La liberación, como obra salvadora de Cristo, es el proceso, a lo largo del
cual el hombre ya aproximándose a la comunión con Dios y con sus hermanos,
al superar, por la verdad de Cristo y el ministerio de la Iglesia todo
aquello que le impide ser plenamente hombre, desde el pecado que habita en
él hasta. el pecado en sus repercusiones sociales.
(Evangelización 3.3.2-4.)
VIVENCIA FAMILIAR
Durante la semana en un lugar visible se cuelga un afiche con las
bienaventuranzas.
ORACIONES
Oración del Abandono (Carlos de Foucault)
Padre, me abandono a ti. Haz de mi lo que quieras. Por todo lo que hagas de
mi te doy gracias. Estoy dispuesto a todo, todo lo acepto, con tal que tu
voluntad se haga en· mí y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mio. Pongo mi alma en tus manos; te la doy, Dios mío
con todo el amor de mi eoraz6n, porque te amo y es para mí una necesidad del
amor el darme, e1 entregarme en tus manos con infinita confianza, porque tú
eres mi Padre.