27 consejos para ver la televisión en familia
Reproducimos a
continuación un documento que consideramos de sumo interés: la
lectura de los 27 consejos nos hace reflexionar sobre el uso de la
televisión. Si los seguimos, lograremos que la televisión esté a
nuestro servicio y no ser esclavos de ese medio de comunicación
El documento ha
sido elaborado por FEDEPADRE, asociación que reúne a 150 mil
familias chilenas |
Una responsabilidad
importante de los padres |
1. Los padres
debemos enseñar a nuestros hijos, tanto a ver espacios televisivos
enriquecedores, como a no ver aquellos que puedan ser inconvenientes
o que puedan afectarlos en su desarrollo integral como personas. Si
los padres no enseñamos a ver televisión a nuestros hijos, ¿quién lo
hará por nosotros?
2. Podemos enseñar
a los hijos a que no hay que “ver televisión”, sino que ver
programas de televisión. Así podremos desarrollar la capacidad de
selección y de discriminación, que los habilitará para ver aquello
que nos conviene y no mirar aquello que no nos conviene ver. Debemos
preguntar a nuestros hijos ¿Qué programa quieren ver?, en lugar de
¿Quieren ver televisión?. No olvidemos que la televisión utilizada
con el criterio de ayudar a la educación de los hijos puede ser una
herramienta muy eficaz.
3. Para crear un
criterio de selección al momento de ver televisión, es preciso
evitar tener prendida la televisión cuando no hay nadie viendo un
programa determinado. Siempre es positivo preguntarse: ¿Es necesario
que en este momento esté prendido el televisor?. Cuantas veces la
televisión permanece horas funcionando sin que nadie esté realmente
viendo un programa determinado. Si la apagamos, cuando no es
necesario que esté prendida, no solo ahorramos energía y dinero,
sino que lo más importante, ganamos silencio y tiempo para nosotros
mismos y para la familia. |
Para que no se imponga el capricho
del momento |
4. Un buen modo de
afirmar las ideas anteriores, es no tener a mano el control remoto.
El “zapping”, o la costumbre de cambiar permanentemente de canal de
televisión, es contrario al criterio de selección que debemos
desarrollar en nuestros hijos. Por otro lado, “la lucha” por el
control remoto muchas veces es injusta e inconveniente, ¿no sería
preferible acordar de antemano el programa que queremos ver, para no
ser esclavos del control remoto, que nos lleva por un vagabundeo
interminable que no permite concentrarse ni entender ningún
programa?. Si el “zapping” con el control remoto es inevitable, por
que se está buscando qué ver, al menos es conveniente enseñar que
todos tienen derecho a opinión, y que la selección del programa no
es monopolio del mayor, el más fuerte o el dueño de la televisión,
para así enseñarles a respetar los derechos y los gustos de cada uno
de los miembros de la familia.
5. No es
conveniente que nuestros hijos tengan un aparato de televisión en su
habitación. Esta costumbre incentiva el aislamiento de nuestros
hijos, provoca una adicción a la televisión y es contrario a la vida
de familia. Tengamos presente que una adicción desordenada a la
televisión impide el juego de nuestros hijos, el crecimiento de su
creatividad y afecta inevitablemente la convivencia familiar.
6. Es siempre
conveniente tener un horario preestablecido para ver programas de
televisión. Como todas las cosas, la televisión tiene “su lugar” en
la vida familiar, junto a otras actividades. En este punto debemos
tomar conciencia que nuestro día sólo tiene 24 horas, y si le
restamos el tiempo en que dormimos y trabajamos o estudiamos ¿cuánto
tiempo libre nos queda?. ¿Es necesario dedicar el escaso tiempo
libre que tenemos sólo a la televisión?. ¡Donde queda el tiempo para
el juego, la amistad, la cultura, la imaginación y la convivencia
familiar! |
Cuándo no conviene |
7. No usemos la
televisión como una “niñera electrónica”, dado que ella no cuida
verdaderamente a nuestros hijos, especialmente si los dejamos ver
“lo que están dando”. Recordemos que la televisión, no puede dar
cariño, ni es capaz de advertir a los niños de un eventual peligro.
Cuando ambos padres trabajan, este criterio es especialmente
importante.
8. No tengamos
prendida la televisión cuando almorcemos o comamos en familia.
Cuando se está juntos en familia, durante las comidas, toda nuestra
atención debemos ponerla en compartir con nuestros hijos y cónyuge,
cuidando ese verdadero tesoro que es estar juntos y con tiempo para
conversar y conocernos mejor. No arruinemos o desperdiciemos los
mejores momentos en familia “metiendo al medio” una intrusa como
invitada principal, que obliga a ser vista y escuchada. |
Con los hijos para que
aprendan a enjuiciar |
9. La capacidad de
imitación que tiene el niño debemos orientarla hacia el conocimiento
de personajes reales y ejemplares, por ejemplo deportistas, hombres
ilustres, héroes de nuestra historia, personas destacadas en la
ayuda a los demás, poetas, etcétera, y no hacia “héroes
imaginarios”, “monstruos”, o personajes inexistentes. De esta forma,
pondremos a su alcance las vidas de personas que han pasado haciendo
el bien, y que merecen ser imitadas.
10. Los padres
debemos tratar de acompañar a nuestros hijos a ver televisión. De
esta forma podremos conocer verdaderamente los contenidos de los
programas para tener juicios más apropiados al momento de emitir
nuestra opinión sobre la televisión. Mirando televisión con ellos
nos podremos dar cuenta de sus gustos o preferencias, y los efectos
que los distintos programas pueden producir en cada uno de ellos.
11. Echarle la
culpa a la televisión es la salida fácil. No conviene que los padres
renunciemos a la posibilidad de que en la casa se vea siempre buena
televisión, teniendo presente que en la programación de la
televisión, si buscamos, podremos encontrar casi siempre buenos
programas, y que nos corresponde a nosotros el deber y la
responsabilidad de ser los principales formadores de nuestros hijos. |
Ir por delante para seleccionar con
criterio |
12. La experiencia demuestra que no
es conveniente que los niños y jóvenes puedan ver el programa que se
les antoje, sobre todo los más pequeños. Tampoco conviene dar por
sentado que todos los programas llamados infantiles o de dibujos
animados tienen un contenido adecuado para su edad.
13. Los padres debemos informarnos
del contenido de los programas de televisión. Cualquier espacio que
incluya sexualidad, violencia, maldad, permisividad, delincuencia,
racismo, etcétera, no es apto para niños. Y los padres deben
saberlo, y evitar que sus hijos los vean. Para lograr esto, se
pueden consultar las guías de calificación de la programación de la
televisión que se publican a instancias del Ministerio de Educación,
del Consejo Nacional de la Televisión, y en revistas especializadas
de educación de los hijos, como por ejemplo Hacer Familia o Educar.
14. Una vez informados del contenido
de los programas de televisión respetemos la señalización de los
programas infantiles: - para todo niño; - para niños mayores de 7
años; y para niños mayores de 12 años, establecida por los canales
de televisión, y difundida tanto por el Ministerio de Educación como
por el Consejo Nacional de Televisión, para el cuidado de los niños. 15. Hay que tener presente que los hijos deben aprender valores antes que nada en el ámbito de la familia. Cuidemos de explicar a nuestros hijos que los principios e ideales de los héroes o heroínas de la televisión son la mayoría de las veces son difíciles de aplicar en la vida diaria, donde a diferencia de la televisión, cada acto tiene un costo y una consecuencia positiva o negativa para ellos mismos. |
Las alternativas son imprescindibles |
16. Con imaginación y creatividad los padres de
familia podemos esforzarnos en buscar alternativas a la televisión,
fomentando el deporte, las visitas a museos y parques naturales, las
sesiones de teatro, la proyección de videos, las conversaciones
familiares, las prácticas de acciones solidarias a favor de los
demás, etcétera. 17. La “cultura de la
imagen” debe llegar a los niños por medios que no sea exclusivamente
la televisión. Enseñémosles a nuestros hijos que fuera de la
pantalla existen los paisajes, las puestas de sol, los jardines, los
museos y exposiciones, los libros, etcétera, que son infinitamente
más bonitos y reales que lo que puedan ver en la televisión. En este
mundo hay tanto que ver y que mirar, pero, es necesario que como
padres lideremos este esfuerzo, no perdiendo la capacidad de
admiración, para que nuestros niños sigan nuestro ejemplo. |
Educar en los criterios válidos y
comprobar |
18. Inevitablemente, y no obstante
nuestros esfuerzos, habrá contenidos televisivos contrarios a
nuestros valores, que nos parezcan inconvenientes o negativos para
nosotros o nuestros hijos. Por ello fomentemos en familia el
análisis crítico del contenido de los programas de la televisión.
Para eso, acostumbremos a nuestros hijos a saber ver y distinguir lo
bueno y lo malo que pueda contener un determinado programa de
televisión.
19. Los padres tenemos que fomentar
que los programas sean analizados y materia de conversación en
reuniones de familia, por ejemplo en las comidas. Esto no solo
enriquece la comunicación familiar, sino que es una excelente manera
de conocer y dar un apoyo concreto a la educación de los valores de
nuestros hijos.
20. Las familias, de a poco, pueden
crear una videoteca con películas y documentales de interés para los
niños, que contengan temas variados y entretenidos. Esta práctica no
solo fomentará el gusto por la cultura y la entretención en familia,
sino que les servirá para ir creando un criterio selectivo al
momento de ver televisión.
21. Algunos comerciales pueden ser
tan peligrosos como los malos programas de televisión. Los padres
debemos estar muy atentos para que la televisión no convierta a
nuestros hijos en personas superficiales o consumidoras de todo lo
que se anuncia. La gran oferta de bienes que existe en la televisión
puede ayudarnos a educar a nuestros hijos en un “consumo
inteligente”, basado en la satisfacción de las reales necesidades,
mas que la de los gustos. Nunca hay que hacer caso de la publicidad
de juegos que inciten a la violencia, a la discriminación, y al
racismo. |
Pues afecta mucho en el desarrollo |
22. Los padres de familia, tenemos el
derecho y el deber de iniciar a nuestros hijos en una positiva y
prudente educación sexual, que evite que una imagen distorsionada
del amor humano y del sexo les sea trasmitida a través de cualquier
medio, y en particular los programas o avisos de la televisión.
23. No podemos dejar que nuestros
hijos vean televisión de mala calidad. Si estos programas de
televisión son vistos por nuestros hijos, confundirán la realidad
con la ficción, se desorientarán y equivocarán al comprender y
valorar el sentido de la vida. Transigir con la mala calidad de
aquellos programas de televisión inadecuados para los niños, dejando
que los vean, equivale a hacerse cómplice de lo que sabemos
distorsiona los valores que le servirán de fundamento para el resto
de su vida, y atenta contra los derechos de la infancia. |
Medio formativo no premio o castigo |
24. Hay que evitar a toda costa que
el ver o no ver televisión se convierta para los niños en un premio
o castigo.
25. Los padres de familia podemos
organizarnos para exigir una televisión de calidad, especialmente en
horarios infantiles. Las actitudes groseras, los hábitos y
comportamientos antisociales, las obscenidades del lenguaje, la
pérdida del sentido de la autoridad, la vulgaridad y la frivolidad,
la apología subliminal o directa de conductas reprochables, la
discriminación de la mujer o su utilización como objeto sexual y
cualquier menosprecio a la vida humana, deben ser erradicados,
especialmente de los espacios que tengan a los niños como
destinatarios. |
Puede ser un buen medio pero
trabajando |
26. Ante una programación infantil
con baja, discutible y reprobable calidad, los padres de familia
tenemos la ineludible responsabilidad de poner en marcha una crítica
constructiva, ejerciendo así nuestros derechos ciudadanos. Asimismo,
y como contrapartida al esfuerzo realizado por muchos de quienes
trabajan en el ámbito de la televisión, es conveniente incentivar
una buena televisión, resaltando y difundiendo entre nuestros amigos
los buenos programas de televisión.
27. El ejemplo es la herramienta más eficaz que
tenemos los padres en nuestras manos. Si vemos mucha televisión, o
postergamos nuestros deberes o actividades familiares o recreativas
con nuestros hijos por ver televisión, o vemos televisión de mala
calidad, ¿con qué criterio vamos a evitar que nuestros hijos vean
aquellos programas negativos para ellos? |
27 Consejos para ver la Televisión
Pedro Pérez de la Blanca
http://www.piensaunpoco.com/
Tomado de Valores Humanos Nro 13