Evagrio Pontico
Sobre los ocho vicios malvados doc
Evagrio fue discípulo de los dos Macarios (Sócrates, Hist. eccl. 4,23); se
le llama el Póntico porque nació en Ibora, en el Ponto. Fue ordenado de
lector por Basilio Magno y de diácono por Gregorio Nacianceno. Acompañó a
este último al concilio de Constantinopla (381), y, "como era hábil en las
discusiones contra las herejías" (Hist. Laus. 38,2), se quedó con Nectario,
patriarca de aquella ciudad, donde muy pronto "prosperó, pues hablaba con
celo juvenil contra las herejías" (ibid.). Cuando vio su alma amenazada por
peligros y su virtud por tentaciones, abandonó la ciudad y marchó a
Jerusalén, donde fue recibido por Melania, matrona romana, y de allí poco
después, hacia el año 382, a Egipto. Se desterró por dos años a las montañas
de Nitria y entró luego en el desierto a vivir durante catorce años en
Celia. Aquí fue donde conoció a los Macarios y "emuló su modo de vivir y sus
manos obraban milagros tan numerosos e importantes como los de sus
maestros," como dice el historiador Sócrates (Hist. eccl. 4,23). Ganaba su
sustento escribiendo, "pues escribía los caracteres Oxyrhynchus de forma
excelente," según Paladio (Hist. Laus. 38,10), que fue discípulo suyo.
Cuando Teófilo de Alejandría quiso hacerle obispo, rehusó. Murió el año 399,
a la edad de cincuenta y cuatro años.
Sus Escritos.
Evagrio es el primer monje que escribió muchas y extensas obras, que
ejercieron notable influencia en la historia de la piedad cristiana. Es, de
hecho, el fundador del misticismo monástico y el autor espiritual más
fecundo e interesante del desierto egipcio. Los monjes del Oriente y del
Occidente estudiaron sus escritos como documentos clásicos y como manuales
de valor incalculable. Recientes investigaciones han lo que sus ideas
sobreviven, no sólo en Paladio, sino también en los escritores bizantinos,
tales como Juan Clímaco, Hesiquio, Máximo Confesor. Nicetas Stelhatos y en
los hesiquiastas, en los autores siríacos Filoxeno de Mabbug, Isaac de
Nínive, Juan Bar Caldún y Barhebraeus, y en Occidente en Juan Casiano. De
hecho, la gran escuela oriental de misticismo evagriano va desde el siglo IV
hasta el XV; es más, hasta el siglo XX.
Por desgracia, fuera de unos pocos fragmentos, se ha perdido el texto
original griego de sus tratados, debido a que dos concilios ecuménicos, el V
(553) y el VI, le condenaron como origenista. Sin embargo, algunas de sus
obras se conservan en traducciones latinas preparadas por Rufino (Jerónimo,
Ep. 133,3) y por Genadio (De vir. ill. 11); otras, en versiones siríaca,
armenia, árabe y etíope. Algunas se han encontrado también entre las
publicaciones de otros autores, como San Basilio Magno y Nilo de Ancira. Es
de esperar que el progreso de la investigación patrística, el estudio de los
manuscritos orientales y de las catenae sacarán a la luz pública un número
aún mayor de tratados. Sólo entonces será posible determinar exactamente
hasta qué punto comparte Evagrio los errores de Orígenes.
Decididamente, su espiritualidad se basa en el misticismo del gran
Alejandrino. Es el primer escritor eclesiástico que expone su doctrina en
forma de aforismos, imitando de esta manera la literatura gnómica de los
filósofos. El es el creador de las llamadas "centurias" espirituales, una
forma literaria que se hizo famosa en la época bizantina.
1. Antirrhetikos
Sócrates (Hist. eccl. 4,23) dice que Evagrio compuso un libro que ?contenía
textos selectos de la Sagrada Escritura contra los espíritus tentadores,
distribuidos en ocho partes según el número de temas, intitulado
Antirrhetikos (??t????t????)? Evidentemente, Genadio se refiere al mismo
libro cuando informa que Evagrio escribió una obra, ?Sugerencias contra los
ocho vicios capitales,? añadiendo que él ?fue el primero en llamar la
atención o al menos entre los primeros que conocieron estas sugerencias;
compuso ocho libros tomando de los testimonios de las Sagradas Escrituras,
siguiendo el ejemplo, nuestro Señor, quien siempre resistió a su tentador
con citas de la Escritura, de manera que cada una de las sugerencias, sean
del diablo o de la naturaleza depravada, tuviere un testimonio en contra.
Por indicación de otros, yo he traducido al latín esta obra, traduciéndola
con la misma simplicidad que encontré en el griego? (De vir. ill. 11). La
traducción de Genadio tuvo la misma suerte que el original: se perdieron
ambos. El extracto griego que se publica en Migne (PG 40,1272-6), De octo
vitiosis cogitationibus ad Anatolium, no pertenece al Antirrhetikos, sino a
las cien sentencias del Praktikos (cf. más abajo). Por fortuna, el
Antirrhetikos se ha salvado íntegramente en versiones siríaca y armenia.
Trata en ocho libros de los ocho espíritus malos que mantienen al monje bajo
fuego constante: los demonios de la gula, adulterio, avaricia, desaliento,
irritabilidad, fastidio de ser monje, pereza, arrogancia. De cada uno de
estos vicios, el autor investiga las causas y las influencias diabólicas que
están en juego,.y concluye con una cita de la Biblia que hace al monje capaz
de superar el ataque. De esta manera Evagrio se propone dar un vademécum
útil para el monje que él llama "activo," es decir, uno que todavía está
luchando. No es él el autor, sino el primer testigo literario, de la
doctrina de los ocho vivios precursora de la doctrina de los siete pecados
capitales. Casiano, Nilo, Gregorio Magno, Juan Clímaco, Juan Damasceno y
otros dieron gran importancia a esta doctrina.
2. Monachikos
Evagrio compuso, además, una obra en dos partes titulada El monje. La
primera parte consta de un centenar de sentencias dedicadas al Praktikos; la
segunda, de cincuenta para el Gnostikos. Genadio (De vir. ill. 11) demuestra
estar muy familiarizado con esta obra: "Evagrio compuso también para los
anacoretas que viven simplemente un libro de cien sentencias, ordenado por
capítulos, y para los eruditos y estudiosos otro de cincuenta sentencias."
Agrega que él mismo tradujo al latín primeramente la segunda parte, porque
la primera ya había sido traducida por otro. Sin embargo, hace notar que él
mismo "corrigió esta traducción, volviéndola a traducir en parte, en parte
corrigiéndola, para ofrecer el verdadero sentido del autor, pues vi que la
traducción se había adulterado y obscurecido con el tiempo." No consigna el
nombre del traductor, pero debió de ser Rufino de Aquileya, a quien nombra
en otra ocasión (ibid., 17) como traductor de las sentencias de Evagrio (cf.
Jerónimo, Ep. 133,3). Todas estas versiones latinas se han perdido. Sin
embargo, la primera parte, el Praktikos, se conserva en dos ediciones
griegas (una de 70 y la otra de 100 sentencias), y la segunda, el Gnostikos,
en una versión siríaca. El contenido consiste en sentencias de los Padres y
de los maestros de la vida ascética; por ejemplo, de Antonio, Macario el
Egipcio, Atanasio, Serapión. Dídimo, Basilio Magno y de otros.
3. Espejo de monjes y monjas
Con este título se conserva en su texto original griego una colección de
cincuenta sentencias. Las tradujo al latín Rufino (PG 40,1277-1286). I.
Hausherr ha demostrado que la introducción al Espejo para monjas se conserva
en las Ep. 19 y 20 de Evagrio.
4. Problemas gnósticos
Los Problemata Gnostica son una colección de seiscientas sentencias
distribuidas en seis libros de cien máximas cada uno, que se conocen
ordinariamente bajo el nombre de Centurias. El texto griego se ha perdido,
pero la obra se ha salvado en una versión armenia y dos siríacas. La versión
siríaca S1, publicada recientemente por Frankenberg, es una edición
expurgada de origenismo; la versión S2, descubierta hace poco por
Guillaumont en un manuscrito del British Museum (add.. 17167), es de más
valor por cuanto que es más cercano al original griego. El contenido trata
de cuestiones dogmáticas y ascéticas. Entre los temas que se discuten están
la Trinidad, los ángeles, la restauración de todas las cosas. En esta obra y
en otras, Evagrio adoptó deliberadamente la forma de sentencias para evitar
discusiones largas y prescindir enteramente leí discurso continuo e
ininterrumpido. Buscaba la concisión para facilitar el trabajo de la
memoria, a fin de que el lector pudiera hacer provisión de dichos
sentenciosos para rumiarlos y explayarse en ellos con sosiego. Genadio no
menciona esta obra; en cambio, Sócrates (Hist. eccl. 4,23) alude a ella con
el título de Los seiscientos problemas prognósticos. Probablemente hay que
leer "gnósticos," en vez de "prognósticos," como nacen los manuscritos
siríacos.
5. Sobre la oración
Parece que fue Evagrio el autor del tratado De oratione (?e?? p??se????),
que se encuentra entre los escritos de Nilo de Ancira, a pesar de que, en
los Apophthegmata Patrum, ocho sentencias de este libro se citen como
sentencias de Nilo (PG 65, 305 A-C) y Focio lo atribuya también a Nilo. Las
ideas y el estilo de la obra concuerdan completamente con los de Evagrio.
Además, la versión siríaca la atribuye a Evagrio, y los escritores siríacos,
siempre que la citan, no conocen más autor que Evagrio. La obra consta en
total de 153 capítulos, precedidos por una breve introducción.
6. De malignis cogitationibus
También este tratado se halla entre los escritos de Nilo. Sin embargo, es
también obra de Evagrio, como lo ha demostrado plenamente I. Hausherr.
7. Ad Eulogium monachum
Es una exhortación, que Nicéforo Calixto, en el siglo XIV, atribuyó a Nilo.
En realidad, parece haberla escrito Evagrio. Son bastantes los manuscritos
en que aparece bajo su nombre, las versiones siríaca y armenia se la
atribuyen también a él. Trata de la perfección y de la constante vigilancia
que necesita el monje contra las tentaciones de los demonios.
8. Comentarios bíblicos
De su maestro Orígenes, Evagrio no aprendió solamente su teología mística,
sino también la exéresis bíblica. Urs von Balthasar ha demostrado que en los
Selecta in ? salmos hay gran número de fragmentos tomados de su Comentario a
los Salmos. Este comentario se distingue de todos los anteriores en que está
compuesto en forma de sentencias, como sus otras obras. Sus silogismos y
?bienaventurados,? sus ideas sobre Dios sobre la Gnosis, sobre el mundo y
sobre el ascetismo, no dejan lugar a duda sobre la paternidad de Evagrio.
Este comentario a los Salmos ha sido descubierto recientemente por M. J.
Rondeau.
Debió de componer también un Comentario a los Proverbios. Una gran parte se
encuentra en el comentario de Orígenes; algunos fragmentos aparecen en las
catenae y entre los despojos literarios de Hipólito, Eusebio, Apolinar,
Basilio, Crisóstomo y Dídimo. El Libro de los Proverbios tuvo mayor
influencia que ningún otro libro de la Biblia en la formación del estilo
sentencioso de Evagrio. Su Espejo para monjes y monjas es una imitación
directa de los Proverbios.
Evagrio escribió también un Comentario sobre Job. M. Faulhaber encontró en
Vallic. C 41 veinticinco scholia de esta obra perdida. Existen también
restos de un Comentario sobre Lucas. Los siete scholia de esta última obra
que se han conservado en las Catenae de Nicetas están indicando que Evagrio
abandonaba a veces su estilo sentencioso por un estilo más discursivo. Fue
también, probablemente, autor de comentarios sobre Números, Reyes y el
Cantar de los Cantares, que ya no existen.
9. Cartas
Han llegado hasta nosotros, en una versión siríaca, unas 67 cartas de
Evagrio. Las editó Frankenberg, vertiéndolas nuevamente al griego. Las más
son cortas y sin indicación alguna de los destinatarios. Entre las más
largas está la que dirigió a Melania, con quien se encontró en Jerusalén.
Contiene una síntesis de toda su doctrina. Otra que envió a algunos monjes
de cerca de Cesarea se conserva en el original griego; es la que hace el
número 8 entre las cartas de San Basilio Magno, según lo ha probado R.
Melcher (cf. infra, p.235). Pone en guardia con. Ira los arrianos, expone el
dogma trinitario y demuestra con argumentos de Escritura la
consubstancialidad del Padre y del Hijo. Contiene también un examen critico
de la exégesis arriana y la prueba bíblica de la divinidad del Espíritu
Santo.
(cortesía conoze.com)Evagrio Pontico
Evagrio fue discípulo de los dos Macarios (Sócrates, Hist. eccl. 4,23); se
le llama el Póntico porque nació en Ibora, en el Ponto. Fue ordenado de
lector por Basilio Magno y de diácono por Gregorio Nacianceno. Acompañó a
este último al concilio de Constantinopla (381), y, "como era hábil en las
discusiones contra las herejías" (Hist. Laus. 38,2), se quedó con Nectario,
patriarca de aquella ciudad, donde muy pronto "prosperó, pues hablaba con
celo juvenil contra las herejías" (ibid.). Cuando vio su alma amenazada por
peligros y su virtud por tentaciones, abandonó la ciudad y marchó a
Jerusalén, donde fue recibido por Melania, matrona romana, y de allí poco
después, hacia el año 382, a Egipto. Se desterró por dos años a las montañas
de Nitria y entró luego en el desierto a vivir durante catorce años en
Celia. Aquí fue donde conoció a los Macarios y "emuló su modo de vivir y sus
manos obraban milagros tan numerosos e importantes como los de sus
maestros," como dice el historiador Sócrates (Hist. eccl. 4,23). Ganaba su
sustento escribiendo, "pues escribía los caracteres Oxyrhynchus de forma
excelente," según Paladio (Hist. Laus. 38,10), que fue discípulo suyo.
Cuando Teófilo de Alejandría quiso hacerle obispo, rehusó. Murió el año 399,
a la edad de cincuenta y cuatro años.
Sus Escritos.
Evagrio es el primer monje que escribió muchas y extensas obras, que
ejercieron notable influencia en la historia de la piedad cristiana. Es, de
hecho, el fundador del misticismo monástico y el autor espiritual más
fecundo e interesante del desierto egipcio. Los monjes del Oriente y del
Occidente estudiaron sus escritos como documentos clásicos y como manuales
de valor incalculable. Recientes investigaciones han lo que sus ideas
sobreviven, no sólo en Paladio, sino también en los escritores bizantinos,
tales como Juan Clímaco, Hesiquio, Máximo Confesor. Nicetas Stelhatos y en
los hesiquiastas, en los autores siríacos Filoxeno de Mabbug, Isaac de
Nínive, Juan Bar Caldún y Barhebraeus, y en Occidente en Juan Casiano. De
hecho, la gran escuela oriental de misticismo evagriano va desde el siglo IV
hasta el XV; es más, hasta el siglo XX.
Por desgracia, fuera de unos pocos fragmentos, se ha perdido el texto
original griego de sus tratados, debido a que dos concilios ecuménicos, el V
(553) y el VI, le condenaron como origenista. Sin embargo, algunas de sus
obras se conservan en traducciones latinas preparadas por Rufino (Jerónimo,
Ep. 133,3) y por Genadio (De vir. ill. 11); otras, en versiones siríaca,
armenia, árabe y etíope. Algunas se han encontrado también entre las
publicaciones de otros autores, como San Basilio Magno y Nilo de Ancira. Es
de esperar que el progreso de la investigación patrística, el estudio de los
manuscritos orientales y de las catenae sacarán a la luz pública un número
aún mayor de tratados. Sólo entonces será posible determinar exactamente
hasta qué punto comparte Evagrio los errores de Orígenes.
Decididamente, su espiritualidad se basa en el misticismo del gran
Alejandrino. Es el primer escritor eclesiástico que expone su doctrina en
forma de aforismos, imitando de esta manera la literatura gnómica de los
filósofos. El es el creador de las llamadas "centurias" espirituales, una
forma literaria que se hizo famosa en la época bizantina.
1. Antirrhetikos
Sócrates (Hist. eccl. 4,23) dice que Evagrio compuso un libro que ?contenía
textos selectos de la Sagrada Escritura contra los espíritus tentadores,
distribuidos en ocho partes según el número de temas, intitulado
Antirrhetikos (??t????t????)? Evidentemente, Genadio se refiere al mismo
libro cuando informa que Evagrio escribió una obra, ?Sugerencias contra los
ocho vicios capitales,? añadiendo que él ?fue el primero en llamar la
atención o al menos entre los primeros que conocieron estas sugerencias;
compuso ocho libros tomando de los testimonios de las Sagradas Escrituras,
siguiendo el ejemplo, nuestro Señor, quien siempre resistió a su tentador
con citas de la Escritura, de manera que cada una de las sugerencias, sean
del diablo o de la naturaleza depravada, tuviere un testimonio en contra.
Por indicación de otros, yo he traducido al latín esta obra, traduciéndola
con la misma simplicidad que encontré en el griego? (De vir. ill. 11). La
traducción de Genadio tuvo la misma suerte que el original: se perdieron
ambos. El extracto griego que se publica en Migne (PG 40,1272-6), De octo
vitiosis cogitationibus ad Anatolium, no pertenece al Antirrhetikos, sino a
las cien sentencias del Praktikos (cf. más abajo). Por fortuna, el
Antirrhetikos se ha salvado íntegramente en versiones siríaca y armenia.
Trata en ocho libros de los ocho espíritus malos que mantienen al monje bajo
fuego constante: los demonios de la gula, adulterio, avaricia, desaliento,
irritabilidad, fastidio de ser monje, pereza, arrogancia. De cada uno de
estos vicios, el autor investiga las causas y las influencias diabólicas que
están en juego,.y concluye con una cita de la Biblia que hace al monje capaz
de superar el ataque. De esta manera Evagrio se propone dar un vademécum
útil para el monje que él llama "activo," es decir, uno que todavía está
luchando. No es él el autor, sino el primer testigo literario, de la
doctrina de los ocho vivios precursora de la doctrina de los siete pecados
capitales. Casiano, Nilo, Gregorio Magno, Juan Clímaco, Juan Damasceno y
otros dieron gran importancia a esta doctrina.
2. Monachikos
Evagrio compuso, además, una obra en dos partes titulada El monje. La
primera parte consta de un centenar de sentencias dedicadas al Praktikos; la
segunda, de cincuenta para el Gnostikos. Genadio (De vir. ill. 11) demuestra
estar muy familiarizado con esta obra: "Evagrio compuso también para los
anacoretas que viven simplemente un libro de cien sentencias, ordenado por
capítulos, y para los eruditos y estudiosos otro de cincuenta sentencias."
Agrega que él mismo tradujo al latín primeramente la segunda parte, porque
la primera ya había sido traducida por otro. Sin embargo, hace notar que él
mismo "corrigió esta traducción, volviéndola a traducir en parte, en parte
corrigiéndola, para ofrecer el verdadero sentido del autor, pues vi que la
traducción se había adulterado y obscurecido con el tiempo." No consigna el
nombre del traductor, pero debió de ser Rufino de Aquileya, a quien nombra
en otra ocasión (ibid., 17) como traductor de las sentencias de Evagrio (cf.
Jerónimo, Ep. 133,3). Todas estas versiones latinas se han perdido. Sin
embargo, la primera parte, el Praktikos, se conserva en dos ediciones
griegas (una de 70 y la otra de 100 sentencias), y la segunda, el Gnostikos,
en una versión siríaca. El contenido consiste en sentencias de los Padres y
de los maestros de la vida ascética; por ejemplo, de Antonio, Macario el
Egipcio, Atanasio, Serapión. Dídimo, Basilio Magno y de otros.
3. Espejo de monjes y monjas
Con este título se conserva en su texto original griego una colección de
cincuenta sentencias. Las tradujo al latín Rufino (PG 40,1277-1286). I.
Hausherr ha demostrado que la introducción al Espejo para monjas se conserva
en las Ep. 19 y 20 de Evagrio.
4. Problemas gnósticos
Los Problemata Gnostica son una colección de seiscientas sentencias
distribuidas en seis libros de cien máximas cada uno, que se conocen
ordinariamente bajo el nombre de Centurias. El texto griego se ha perdido,
pero la obra se ha salvado en una versión armenia y dos siríacas. La versión
siríaca S1, publicada recientemente por Frankenberg, es una edición
expurgada de origenismo; la versión S2, descubierta hace poco por
Guillaumont en un manuscrito del British Museum (add.. 17167), es de más
valor por cuanto que es más cercano al original griego. El contenido trata
de cuestiones dogmáticas y ascéticas. Entre los temas que se discuten están
la Trinidad, los ángeles, la restauración de todas las cosas. En esta obra y
en otras, Evagrio adoptó deliberadamente la forma de sentencias para evitar
discusiones largas y prescindir enteramente leí discurso continuo e
ininterrumpido. Buscaba la concisión para facilitar el trabajo de la
memoria, a fin de que el lector pudiera hacer provisión de dichos
sentenciosos para rumiarlos y explayarse en ellos con sosiego. Genadio no
menciona esta obra; en cambio, Sócrates (Hist. eccl. 4,23) alude a ella con
el título de Los seiscientos problemas prognósticos. Probablemente hay que
leer "gnósticos," en vez de "prognósticos," como nacen los manuscritos
siríacos.
5. Sobre la oración
Parece que fue Evagrio el autor del tratado De oratione (?e?? p??se????),
que se encuentra entre los escritos de Nilo de Ancira, a pesar de que, en
los Apophthegmata Patrum, ocho sentencias de este libro se citen como
sentencias de Nilo (PG 65, 305 A-C) y Focio lo atribuya también a Nilo. Las
ideas y el estilo de la obra concuerdan completamente con los de Evagrio.
Además, la versión siríaca la atribuye a Evagrio, y los escritores siríacos,
siempre que la citan, no conocen más autor que Evagrio. La obra consta en
total de 153 capítulos, precedidos por una breve introducción.
6. De malignis cogitationibus
También este tratado se halla entre los escritos de Nilo. Sin embargo, es
también obra de Evagrio, como lo ha demostrado plenamente I. Hausherr.
7. Ad Eulogium monachum
Es una exhortación, que Nicéforo Calixto, en el siglo XIV, atribuyó a Nilo.
En realidad, parece haberla escrito Evagrio. Son bastantes los manuscritos
en que aparece bajo su nombre, las versiones siríaca y armenia se la
atribuyen también a él. Trata de la perfección y de la constante vigilancia
que necesita el monje contra las tentaciones de los demonios.
8. Comentarios bíblicos
De su maestro Orígenes, Evagrio no aprendió solamente su teología mística,
sino también la exéresis bíblica. Urs von Balthasar ha demostrado que en los
Selecta in ? salmos hay gran número de fragmentos tomados de su Comentario a
los Salmos. Este comentario se distingue de todos los anteriores en que está
compuesto en forma de sentencias, como sus otras obras. Sus silogismos y
?bienaventurados,? sus ideas sobre Dios sobre la Gnosis, sobre el mundo y
sobre el ascetismo, no dejan lugar a duda sobre la paternidad de Evagrio.
Este comentario a los Salmos ha sido descubierto recientemente por M. J.
Rondeau.
Debió de componer también un Comentario a los Proverbios. Una gran parte se
encuentra en el comentario de Orígenes; algunos fragmentos aparecen en las
catenae y entre los despojos literarios de Hipólito, Eusebio, Apolinar,
Basilio, Crisóstomo y Dídimo. El Libro de los Proverbios tuvo mayor
influencia que ningún otro libro de la Biblia en la formación del estilo
sentencioso de Evagrio. Su Espejo para monjes y monjas es una imitación
directa de los Proverbios.
Evagrio escribió también un Comentario sobre Job. M. Faulhaber encontró en
Vallic. C 41 veinticinco scholia de esta obra perdida. Existen también
restos de un Comentario sobre Lucas. Los siete scholia de esta última obra
que se han conservado en las Catenae de Nicetas están indicando que Evagrio
abandonaba a veces su estilo sentencioso por un estilo más discursivo. Fue
también, probablemente, autor de comentarios sobre Números, Reyes y el
Cantar de los Cantares, que ya no existen.
9. Cartas
Han llegado hasta nosotros, en una versión siríaca, unas 67 cartas de
Evagrio. Las editó Frankenberg, vertiéndolas nuevamente al griego. Las más
son cortas y sin indicación alguna de los destinatarios. Entre las más
largas está la que dirigió a Melania, con quien se encontró en Jerusalén.
Contiene una síntesis de toda su doctrina. Otra que envió a algunos monjes
de cerca de Cesarea se conserva en el original griego; es la que hace el
número 8 entre las cartas de San Basilio Magno, según lo ha probado R.
Melcher (cf. infra, p.235). Pone en guardia con. Ira los arrianos, expone el
dogma trinitario y demuestra con argumentos de Escritura la
consubstancialidad del Padre y del Hijo. Contiene también un examen critico
de la exégesis arriana y la prueba bíblica de la divinidad del Espíritu
Santo.