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ORSISIO: Libro de nuestro Padre San Orsisio Presentación

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Martín de Elizalde, osb. Monasterio Santa María, Los Toldos, Pcia. de Bs. As. Argentina.
Cuadernos Monasticos 4-5 (1967) 173-244

Padres del Desierto

vea El Libro de Nuestro Padre San Orsisio doc

 

ACERCA DEL LIBRO DE NUESTRO PADRE SAN ORSISIO17

Introducción

Las recientes publicaciones de que han sido objeto los documentos que forman el Corpus Pachomianum, permiten hoy valorar mejor la espiritualidad del Fundador y el alcance de su misión carismática, como primer organizador de la vida cenobítica. Desde la antigüedad conocía el Occidente las Reglas y Preceptos, traducidos por san Jerónimo al latín, juntamente con algunas cartas de san Pacomio y de su discípulo Teodoro, y el "Liber Orsiesii"18. La edición de las Catequesis de Pacomio Teodoro y Orsisio ha completado ese cuadro, dando una idea más exacta de la doctrina y espiritualidad de los medios cenobíticos primitivos. Las Vidas coptas y griegas, que ya cuentan con ediciones críticas y aun han sido casi todas ellas traducidas al francés, permiten conocer la vida diaria de los monasterios y ubicar la doctrina de sus Padres y Maestros en el contexto de las comunidades19.

Es posible ya hacer una síntesis más objetiva del movimiento pacomiano, de lo que era posible hace 50 años, cuando se iniciaron los trabajos que conducirían al actual florecimiento de los estudios pacomianos. Consiguientemente, el Liber Orsiesii, aunque conocido desde antiguo, es como re-descubierto en toda su profundidad, al ser leído relacionándolo con los demás documentos. La urgencia de su tono, el acento personal, casi patético, responden a circunstancias concretas que ahora conocemos y apreciamos mejor. Esto es una prueba de la riqueza admirable de una obra que después de tantos siglos sigue siendo actual, pues enfrenta el problema de la vida monástica de ayer y de siempre: mantenerse en la fidelidad a la vocación divina, sin desmayar en el esfuerzo ni desnaturalizar el depósito confiado.



1. La espiritualidad pacomiana

El P. Heinrich BACHT, sj, ha publicado numerosos estudios sobre este tema. En gran parte se debe a él la reconsideración de la actitud tradicional frente al monacato pacomiano, aquélla que sólo veía en los primeros cenobitas el producto de un espíritu geométrico y con sentido práctico, con genio de organizador, más que el efecto de la irradiación espiritual que emanaba de la personalidad del fundador. Con él, en efecto, comienza la vida cenobítica, no como la

17 Introducción, traducción y notas de Martín de Elizalde, osb. Monasterio Santa María, Los Toldos, Pcia. de Bs. As. Argentina.
18 Ed. A. BOON: Pachomiana Latina, Louvain, 1932. Bibliografía indicando las ediciones modernas de los textos en:
H. BACHT: Pakhôme et ses disciples, en: Théologie de la Vie Monastique, Paris, 1961, pp. 39-71 (= BACHT), p.42.
19 F. HALKIN: Sancti Pachomii Vitae Graecae, Bruxelles, 1932, p. 105+, observa la dificultad que presenta el discriminar debidamente los diversos elementos en la hagiografía pacomiana. En cuanto al P. BACHT, puede reprochársele el poco uso que hace de las Vidas, que si bien no son tan exactas históricamente, concuerdan con el ambiente espiritual que se puede deducir de las Catequesis y las Reglas. L. TH. LEFORT: Les Vies coptes de S. Pachôme et de ses premiers successeurs, trad. fr., Louvain, 1943 (= Vies coptes) estudia en la Introducción (pp. XIII- XCI) todos los textos biográficos existentes. A.-J. FESTUGIÈRE: Les Moines d'Orient, t. IV, 2: La première Vie grecque de S. Pachôme, Paris, 1965 (= FESTUGIÈRE) rechaza en la Introducción (pp. 5-157) algunas de las afirmaciones de LEFORT, sobre todo la dependencia de la I Vida griega (= G1) de alguno de los textos coptos conocidos, y estudia a G1 en relación a éstos, comparando capítulo por capítulo las diferentes versiones. Presenta el estado actual de la cuestión A. VIELLEUX: Le problème des Vies de S. Pachôme, en: Revue d'Ascétique et de Mystique 42 (1966) 287-305. Por nuestra parte, nos referimos en este trabajo a las traducciones francesas de LEFORT y FESTUGIÈRE, que son las versiones más difundidas y están prácticamente al alcance de todo el que desee consultarlas. Dichas traducciones traen la numeración de los capítulos y además la foliación según los manuscritos (LEFORT) o la edición HALKIN (FESTUGIÈRE). Para simplificar la presentación citamos según la página de dichas traducciones francesas, aunque para G1 hemos cotejado la versión con el original.

  contrapartida ordenada y disciplinada de la cohorte anárquica de solitarios, sino como la orientación del esfuerzo ascético y la búsqueda de la soledad, por Dios, dentro de los cauces de la fraternidad, de la Koinonía20.

La vida cenobítica no era para Pacomio la simple ordenación del hecho monástico. Evidentemente, la iniciativa pacomiana suponía ya la vida monástica, a la cual quería encauzar dentro de ciertas normas o modalidades para enriquecerla con un elemento hasta entonces poco frecuente en la temática monástica: la fraternidad, como realización del verdadero ideal cristiano, imitando a la comunidad de Jerusalén21, Este tema será vigorosamente retomado por Orsisio en su Testamento, del cual el P. de Vogüé ha hecho un bello comentario desde esta misma perspectiva22.

El P. Bacht agrupa las grandes líneas de la espiritualidad pacomiana bajo tres títulos, que son: 1. la referencia a la sagrada Escritura como fuente de su vida y de su enseñanza, 2. la actualidad de los escritos, que "presentan una afinidad sorprendente con el comportamiento del monacato en la Iglesia hasta nuestros días", 3. la independencia con relación a la teología ascético-mística de Evagrio Póntico, por lo que la espiritualidad pacomiana representa una forma independiente, menos expuesta a la influencia de los filósofos, más pura, menos complicada23.

El cenobitismo pacomiano, a pesar de su rígida organización en lo material y de la estricta comunidad de vida que imponía, no debe ser considerado como opuesto al ideal de los primeros monjes en los desiertos de Egipto. Al contrario, aseguraba a los religiosos, dentro del marco de la observancia, la soledad y el silencio. Hay continuidad entre la vida de los primeros Padres, en las Lauras, y agrupaciones semi-eremíticas, y la organización pacomiana, cuya evolución, partiendo desde un origen muy tradicional, se puede apreciar en las Vidas del santo que refieren sus comienzos en la "conversatio" monástica24.

Los monjes pacomianos veían además con gran claridad el lugar especial que los Padres y Mayores ocupaban en la transmisión (tradición) y mantenimiento de la doctrina monástica. La figura de Pacomio era contemplada con veneración no sólo por sus cualidades humanas, sino porque era un carismático, un hombre de Dios. Su vida, sus enseñanzas eran el ejemplo al cual se debía volver cuando decaía el fervor, cuando entraban elementos disolventes del espíritu que debía reinar en los monasterios. Vemos en el Testamento de Orsisio cómo éste hace hincapié en ese argumento, incitando a sus monjes a hacerse dignos de semejante padre.

Los sucesores de Pacomio, Petronio, Orsisio, Teodoro, y otros monjes venerables por su santidad, eran vistos por las generaciones sucesivas como ejemplos luminosos de la "conversatio" monástica. Las Vidas hablan de ellos con acento cálido y emocionado.

El recuerdo de tan ejemplares orígenes era necesario, porque -como el mismo Pacomio lo había previsto- los monasterios no se mantendrían en el nivel espiritual de los comienzos. El enriquecimiento, que entristecía a Teodoro25, traería como consecuencia la desaparición de la pobreza, virtud monástica, con su secuela de abusos y mundanización, despreocupación de los superiores por los religiosos y acaparamiento por éstos de bienes en propiedad. Pacomio tenía una clara conciencia escatológica: el final se acerca y sus monjes deben ser hallados dignos, como las vírgenes prudentes. Sin embargo, temía que no fuera así. Dos párrafos de la primera catequesis, editada por Lefort, ilustran este concepto:

20 Cf. BACHT, pp. 39-40; cf. p. 56.
21 Ib., p. 57; Liber Ors. 27; Vies coptes, p. 186, y etc.
22 A. de VOGÜÉ: Le monastère, Église du Christ, en: Studia Anselmiana 42 (1957), pp. 25-46; pp. 28-37: sobre el
Libro de Orsisio.
23 BACHT, pp. 40-41.
24 P. ej., FESTUGIÈRE, pp. 162-171.
25 FESTUGIÈRE, p. 241; cf. ib., p. 177.


"Amados míos, manténganse firmes en el combate, porque se acerca el tiempo y los días están contados (cf. Mt 24,22). Ya no hay más padres para enseñar a los hijos, ni hijos que obedezcan a los padres (cf. Mi 7,6). Las jóvenes prudentes han desaparecido (cf. Am 8,13). Los santos Padres han muerto todos. Ya no hay madres ni viudas, y nosotros somos como unos huérfanos (Lm 5,3). Se pisotea a los humildes, los pobres son golpeados en la cabeza. Falta muy poco aún para que estalle la cólera de Dios (cf. So 2,2) y seamos visitados, y no habrá nadie para consolarnos (cf. Sal 68[69],21). Todo esto nos ha sucedido porque no hemos hecho penitencia".

La conclusión de la misma catequesis parece aplicar la lamentación y la advertencia al estado de las comunidades:

"Así, por tanto, hermanos, combatamos contra nosotros mismos. Saben que las tinieblas aparecen por todos lados. Las iglesias están llenas de gente desfalleciente y angustiada. Las comunidades de monjes están llenas de celos. El orgullo reina como señor. Ya nadie respeta a su prójimo (cf. Mi 7,2). Estamos sumergidos en la aflicción. Ya no hay profeta ni sabio. Nadie puede convencer a otro porque la dureza de corazón prevalece, mientras que los sabios callan a causa de la maldad de los tiempos (cf. Am 5,13)"26.

Y el P. Bacht comenta estas palabras diciendo que muestran "un Pacomio visionario, que mira hacia el porvenir con tristeza y temor, y que llama a los suyos a la conversión con profética audacia"27.

La declinación en la observancia comenzó en vida de Pacomio. La desgracia de Teodoro -su "gran tribulación"28-, las faltas de silencio29, son muestra de ello, pero lo manifiestan además las visiones terribles del santo:

"Tengo conciencia que, después de mi muerte, será el destino de los hermanos el no encontrar quién pueda consolarlos en el Señor como se debe, y aliviarlos en sus sufrimientos"30.

La pobreza que, según el Libro de Orsisio, revestía tan gran importancia y era tan gravemente atropellada en los monasterios, era un bien espiritual sumamente positivo. Un largo extracto de la catequesis de Teodoro, citada por el P. Bacht31 realza la unión estrecha que hay entre la carencia de bienes de este mundo y el sufrimiento en la vida presente con la consolación y las riquezas que se encuentran en el militar para Cristo y en el premio esperado, "de modo que las penas del momento actual no son bastantes, en comparación con la gloria que aparecerá en nosotros".

26 L. Th. LEFORT: Oeuvres de S. Pachôme et de ses disciples, Louvain, C.S.C.O. 159; tr. fr. 160, pp. 21 y 25. Cit. por BACHT, pp. 54-55. Cf. Vies coptes, pp. 402-403.
27 BACHT, p. 55.
28 FESTUGIÈRE, p. 216.
29 Ib., p. 205; cf. la actitud enérgica de Pacomio para con unos hermanos que pecaron: Vies coptes, pp. 186-187.
30 FESTUGIÈRE, p. 197.
31 BACHT, p. 59; cf. Vies coptes, p. 216 ss.; pp. 394-395: Carta de Teófilo de Alejandría a los monjes: "Recuerden por quien han abandonado sus riquezas. Han desechado hasta loa cabellos de su cabeza; se han vestido con una túnica y un (hábito) humildes; han renunciado a la saciedad del vientre y han elegido el ayuno que los conduce a todas las virtudes. Recuerden que han abandonado a sus padres, sus hijos, sus hermanos, su parentela ¿Por qué o para qué? ¿Es que se los han quitado? ¿O acaso se los ha privado de ellos? No, sino que ustedes mismos han renunciado. Han abandonado todo; se han entregado a Dios con fe y esperanza. En cambio, escuchen ahora el reverso de todo aquello: en vez de casa, el reino de los cielos; en vez de jardines y campos, el paraíso; en vez del ayuno, el árbol de la vida; en vez del olor del ayuno en su boca, el perfume del santuario; en vez de ropas calientes y cómodas, es revestirán de gloria y de luz en los cielos; en vez del frío y del calor, el aire sereno de la ciudad del Señor; en vez de hijos, de hijas, de hermanos, de padre o de madre, o de parentela, los ángeles y los arcángeles; y en vez de rentas y piedras preciosas, en vez de oro y de plata, la corona de Cristo... Al que concluya bien su combate, se le dará más de lo que hemos dicho, pero el que sea vencido, será presa de las fieras que se encuentran en el camino".



Todos estos males hubieran podido evitarse estrechando el vínculo de la santa Koinonía, cuyo principio absoluto es la caridad: "En la teología monástica de Pacomio y de sus discípulos, el ideal del amor de Dios y del prójimo es el centro y la razón de ser de todos los esfuerzos virtuosos"32. Esta caridad se expresaba en la regla áurea, interpretada por Pacomio: "Que todos te aporten un bien, para que tú aportes un bien a todos"33. Motivo sublime, el de la caridad, que hace de las comunidades pacomianas, según aparecen en sus textos capitales, independientemente de lo que hayan podido realizar históricamente, una realidad plenamente insertada en la vocación evangélica, sin grandes pretensiones, con el solo y meritorio esfuerzo de ser cristianos, y nada más. Como diría Orsisio: "Nosotros somos unos laicos sin importancia..."34.



2. Orsisio

No se ha escrito hasta ahora un estudio biográfico completo sobre el sucesor de Pacomio al frente de la Congregación35. Pero entretanto, de los testimonios dispersos en el Corpus Pachomianum, podemos sacar algunos datos y tentar una síntesis sobre la vida y la personalidad del autor del "Libro" que presentamos. No pretende este bosquejo ser exhaustivo, sino tan solo señalar aquellos jalones principales en su vida que nos permitirán establecer la cronología, y completar la figura espiritual y moral que resalta ya tan claramente de su Testamento. Hacemos aquí abstracción del problema -nada despreciable, por cierto- sobre la autenticidad e historicidad de las Vidas y demás escritos36. Mientras que G1 es un texto completo, los fragmentos coptos publicados por Lefort, se reconstruyen con dificultad. G1 termina con la muerte de Teodoro y la reasunción del régimen de la Congregación por Orsisio, pero algunos textos coptos continúan hasta la muerte de éste. Es sin embargo muy difícil valorar críticamente las afirmaciones de todos estos textos37.

El arzobispo Teófilo de Alejandría, cuyas relaciones con los monjes son bien conocidas38, habría recibido a Orsisio, el cual, respondiendo a una pregunta del prelado, habría dicho que vestía el hábito monástico desde hacía 66 años. Teófilo ocupó la sede alejandrina entre 385 y 413, y según el cálculo de Lefort la entrevista debió tener lugar en 387. O sea que en 321

Orsisio habría recibido el hábito39. Pacomio se habría retirado al desierto a los 21 años, aproximadamente en 30740. Hasta la muerte del fundador en 346, es decir durante 25 años, Orsisio vivió bajo la conducción de Pacomio, el cual le apreciaba y le había nombrado superior de Chenoboskion, siendo aún joven religioso41. Cuando Pacomio enfermó hizo venir a Pbow, su residencia, a Orsisio, "hombre poderoso en la fe, humilde y bueno", para que consultara a los hermanos sobre la elección de su sucesor. Al fin, ante la indecisión de los monjes, nombró Pacomio a Petronio, que residía en el monasterio de Tsmén. Falleció Pacomio el 9 de mayo de 346, y poco después fallecía el abad Petronio, su sucesor, el 21 de julio del mismo año. Petronio antes de morir designó como superior a Orsisio. Era éste extremadamente bueno y humilde, y edificaba a los hermanos. Sobre todo, parece haber tenido el don de la palabra, puesto que hablaba a menudo a los hermanos reunidos, y éstos escuchaban admirados. Sus dotes debían ser

32 BACHT, p. 71.
33 Ib., p. 67.
34 Vies coptes, p. 392.
35 Si se exceptúa el trabajo de H. BACHT: Studien zum Liber Orsiesii, in: Hist. Jahrbuch 77 (1958) 98-124, que no hemos podido consultar.
36 Las obras de Orsisio y sus ediciones se encuentran enumeradas en BACHT, p. 43, n. 7. El mismo BACHT agrega (p. 44) la sugerencia que los "Praecepta et Instituta" de Pacomio sean en realidad obra de Orsisio. En la serie alfabética de los Apophtegmata Patrum, hay dos atribuidos a Orsisio (PG 65,316), que proceden de FESTUGIÈRE, pp. 223-224 y 228.
37 Sobre la hagiografía pacomiana, ver: HALKIN, o. c., pp. 88+-105+. Cf. supra, nota 19.
38 Hay apotegmas atribuidos a él en la serie alfabética: PG 65,197-201.
39 Vies coptes, p. 393; cf. ib., p. LXXXII.
40 Ib., pp. 51, 53, etc.; FESTUGIÈRE, pp. 161-162.
41 FESTUGIÈRE, p. 224.


grandes, porque Pacomio le había alabado, y Teodoro, coadjutor de Orsisio, considerado como un segundo Pacomio por su santidad, quedaría siempre adicto a él42. Sin embargo, la regularidad descendía. Un anciano, Apolonio, superior de Monkhosis, quiso separar su monasterio de la Congregación. Comenzaban los enfrentamientos entre las comunidades, minadas interiormente por defectos de observancia. Orsisio, al ver su autoridad discutida, prefirió renunciar y retirarse; aunque se había propuesto soportar esas aflicciones hasta la muerte, designó a Teodoro coadjutor, el mismo que fuera el discípulo amado de Pacomio, y al que Teófilo de Alejandría comparara con Juan el Virgen43. Esto debe haber ocurrido en 351, puesto que en su primera instrucción a los hermanos, Teodoro dice que no habían transcurrido aún cinco años desde la muerte de Pacomio44.

Orsisio se retiró a Chenoboskion, su antiguo monasterio; Teodoro iba allí a menudo a consultarlo, porque siempre ce consideró su vicario y coadjutor. Una vez, incluso, hizo venir al anciano hasta el monasterio de Pbow para que hablara a los hermanos. En esa ocasión, Teodoro escuchaba humildemente, como un hermano más. Orsisio y Teodoro vivían, en todo, en unión de corazones y de inquietudes. Después de la muerte de Teodoro, cuya fecha puede fijarse en los años 366, 368 o 37145, retomó Orsisio el gobierno de la Congregación por un largo tiempo,

En este punto termina la I Vida Griega. La IV Vida Griega refiere la muerte de Orsisio con una frase convencional, tomada de la Escritura: "Y fue a descansar con sus Padres" (Si 47,23). Las Vidas coptas editadas por Lefort llegan algo más lejos46. Sobre todo, la entrevista del arzobispo Teófilo con Orsisio es interesante por las noticias que da sobre la mentalidad del Superior do la Congregación. En el curso del diálogo el anciano rechazó la ordenación sacerdotal, diciendo: "Tenemos todo lo que necesitamos, gracias a los que vienen a nosotros" (es decir, los clérigos que se hacen monjes, o tal vez los clérigos de paso por los monasterios). Las preguntas de los diáconos Fausto y Timoteo, que se encuentran a continuación en la edición de Lefort, dan ocasión a Orsisio para exponer algunos puntos de la Escritura y relatar hechos referentes a la historia de la Congregación y a la vida monástica. Así nos enteramos que Orsisio debía utilizar intérprete para hablar con los griegos; sus ideas sobre varios temas teológicos y su amor por la pobreza: "Si las iglesias que existen no son suficientes para las necesidades del pueblo, es bueno construir; pero si bastan, vale mas dar limosna a los pobres que adquirir renombre construyendo
una iglesia"47.

El "verdadero Israelita", Orsisio, en el estado presente de nuestros conocimientos desaparece sin dejar trazas después de 387. Su sucesor parece haber sido Apa Besarion. Según refiere un texto editado por Lefort, le habría sido dicho en una visión a nuestro biografiado:

"Mi querido Orsisio, me juré a mí mismo, a mi Padre y al Espíritu Santo que te haría ante mí, más grande que todos los monjes: digno de respeto con los profetas y los santos apóstoles, sin que nadie (te) ponga obstáculo en mis moradas. Mira a los profetas: vales tanto como ellos en cuanto a la profecía; mira a los apóstoles: tú eres para mí su equivalente; mira a los mártires: eres como ellos un mártir coronado; mira a los

42 Vies coptes, pp. 219-220. Teófilo de Alejandría sentía veneración por él, como lo demuestra el extraño suceso relatado en Vies coptes, p. 389, de incierto valor histórico.
43 Ib., pp. 389-390; elección de Teodoro: ib., pp. 324 ss. Sin embargo, algunos textos omiten toda mención de Teodoro y como si hubiera habido una disensión en la Congregación, dividida entre ambas figuras, cf. ib., p. 400 y nota 3. Lo cual se explicaría por el episodio de la "gran tribulación" de Teodoro, en que éste se dejó tentar por algunos ancianos durante una enfermedad de Pacomio, y concibió la aspiración de sucederle al frente de la Congregación. Lo supo el Padre y castigó al monje, que era, a pesar de todo, su preferido. Ver el relato en FESTUGIÈRE, p. 216. Otros textos señalan la unanimidad que reinaba entre Orsisio y Teodoro, como la carta de S. Atanasio a Orsisio, después de la muerte de Teodoro: "... Teodoro se encuentra aun entre ustedes, es decir, el que conocemos, Orsisio, puesto que los dos no son sino uno" (Vies coptes, p. 233). La misma idea en G1 (FESTUGIÈRE, p. 244) que reproduce la carta con algunas variantes (cf. la Introducción, ib., pp. 69 ss., que compara ambas versiones. Pero habría que recurrir al original Bo, y no sólo a la traducción LEFORT).
44 FESTUGIÈRE, p. 231.
45 HALKIN, o. c., p. 23+.
46 Bo: Vies coptes, pp. 230 ss.; S3b, ib., pp. 346 ss.; 521; ib., pp. 389 ss.; S15, ib., pp. 400 ss.
47 Vies coptes, pp. 392 ss.


anacoretas: vales lo que ellos por la ascesis; mira a las vírgenes: eres virgen desde tu infancia; mira a los monjes: ninguno te supera, salvo Pacomio, de quien eres hijo"48.

Con este admirable elogio, puesto en boca de Cristo, de aquél que el mismo Pacomio llamó "lámpara de oro en la casa del Señor"49, terminamos esta rápida semblanza del autor del Libro, cuyo contenido analizaremos ahora brevemente.



3. El Libro de Orsisio

El "Libro" es un largo discurso, tal vez dictado en los últimos momentos del anciano superior. Se advierten en él los temas que hemos subrayado más arriba en la exposición sobre la espiritualidad pacomiana. Hay que hacer resaltar el amor que había en ese medio monástico por las conferencias espirituales en las que se explicaba la sagrada Escritura, y de que son ejemplo numerosos relatos en las Vidas y las Catequesis conservadas. Estas conferencias, así como la
meditación continua de la Escritura, de práctica entre los pacomianos50, están emparentadas con la forma y el contenido del "Liber".

En las Vidas coptas se reproduce un sermón que nos resulta difícil saber con exactitud en boca de quién está, porque el texto se encuentra mutilado aunque podría atribuirse a Orsisio. En todo caso, la semejanza con el Libro (c. 7) es notable. Helo aquí:

"Veo entre ustedes a muchos a quienes preocupa el pensamiento de la carne, Y dijo a cada uno aquello en lo que había pecado, puesto que muchos de ellos habían caído en la impureza del cuerpo. (Y continuó:) Porque aunque permanecen en la ascesis y los ejercicios, su boca exhala el olor del hambre y de la sed, porque no han hecho suyo lo que está escrito y lo que dice el Apóstol: "No gusten, no se acerquen" (Col 2,21).

¡Pobres de nosotros, hermanos! ¡Pobres de nuestros sucesores, perqué no encontrarán a nadie para que les diga una sola palabra de utilidad, sino más bien toda clase de palabras ociosas! ¡Pobre de mí, si llegara a suceder a los hermanos que vendrán después de nosotros, lo que el Espíritu Santo me ha revelado! Vendrá un tiempo en que los que gobernarán estos lugares abrogarán las leyes que nuestro Padre nos dictó para que las observemos exactamente; el tiempo en que todos los que los vean (a los monjes), se burlarán de ellos; ¡Vean a los hijos del Padre! Comen, beben, engañan, se divierten, se dejan llevar por la avaricia, no tienen amabilidad; se hacen túnicas y cogullas variadas, usan zapatos cómodos, se fabrican anillos para sus hermanos ociosos, corren como gacelas; los hermanos pobres lloran y suspiran por sus necesidades, se los carga con trabajos pesados"51.

El P. de Vogüé, en su artículo citado, indica como objeto del Libro de Orsisio, el enfrentar una crisis interna que ponía en peligro la vida común por el abandono de la pobreza. Los superiores abandonaban a sus religiosos, y éstos buscaban su bienestar personal más que el bien espiritual común. El objeto de la exhortación del anciano es, por tanto, reafirmar la santa Koinonía. La identificación que hace entre la comunidad monástica, y la Iglesia, utilizando las imágenes bíblicas que de ordinario se refieren a la Iglesia: pueblo de Dios y viña, comunidad apostólica, constituye la parte positiva, constructiva, diríamos, del Testamento del anciano, en la cual define al monasterio. Esta conciencia de que la comunidad es un bien, un verdadero sacramento, que no puede ser profanado, es lo que da a nuestro Libro su tono de urgencia y de convicción, Muchos temas comunes a la tradición monástica se hallan esbozados en esta obra.


48 Ib., p. 404.
49 FESTUGIÈRE, p. 224.
50 Praecepta Pachomii 49 (p. 25); 122 (p. 46); 139, (p. 49); etc. FESTUGIÈRE, p. 205: (Teodoro) subió a la terraza para repetir lo que había memorizado de las Escrituras; y passim.
51 Vies coptes, pp. 402-403.


La conclusión del Libro es que el monasterio es la familia, de Dios y su pueblo, la viña santa; realiza el ideal de la Koinonía, cuyo modelo es la comunidad do Jesús con sus apóstoles, y que consiste en la participación de los bienes y en la igualdad de todos los miembros, como signo de la caridad. Es el templo de Dios en el que habita el Espíritu Santo, y que ningún robo sacrílego, ningún comercio, deben profanar. Es la iglesia misma de Dios; su jerarquía es comparable a la de la Iglesia, su fundador es comparable a Moisés y al Apóstol, su regla lo es a la tradición eclesiástica entera52.

Unión de los hermanos con un vínculo sagrado, constituyendo un cuerpo divino, asemejado al que lo es, místicamente, de Cristo: la Iglesia, el monasterio según Orsisio realiza la idea pacomiana, condensándola con hermosa precisión.



4. Nuestra traducción

Vertimos al castellano según la edición crítica de A. BOON: Pachomiana Latina, Louvain
1932, de la traducción latina de san Jerónimo, hecha a su vez sobre una traducción griega... Se trata de la traducción de una traducción, y por ello muchos giros y expresiones pueden haberse perdido completamente. Seguimos fielmente el texto latino, aunque tratando que resulte un castellano fluido, y no trabado por el literalismo. En el texto indicamos las referencias a la sagrada Escritura y a las Reglas y Preceptos de Pacomio, tal como se encuentran en la edición Boon. Por nuestra parte, agregaremos los subtítulos y algunas breves notas, no muchas, a modo de comentario.

Esperamos que esta pequeña contribución al conocimiento de nuestra común tradición monástica, y que abarca tanto al Oriente como al Occidente, sea de provecho para las almas de los que lean y mediten este hermoso texto. Y queda expresado el deseo -ya que esto es sólo un imperfecto principio, con mucho de improvisación- de que se profundice en el estudio de las fuentes, se las haga accesibles en traducciones fieles y en nuestras lenguas modernas, se las explique y sitúe, valorizando su contenido y su riqueza siempre actual.

Monasterio Santa María de Los Toldos, 10-V-67

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