La vocación a la castidad, según el Catecismo de la Iglesia Católica
La integridad de la persona
Los diversos regímenes de la castidad
Jesús ha cargado
con todos los pecados contra la castidad
2337 La castidad significa la integración lograda de la sexualidad en la
persona, y por ello en la unidad interior del hombre en su ser corporal y
espiritual. La sexualidad, en la que se expresa la pertenencia del hombre al
mundo corporal y biológico, se hace personal y verdaderamente humana cuando
está integrada en la relación de persona a persona, en el don mutuo total y
temporalmente ilimitado del hombre y de la mujer.
La virtud de la castidad, por tanto, entraña la integridad de la persona y
la totalidad del don.
La integridad de la persona
2338 La persona casta mantiene la integridad de las fuerzas de vida y de
amor depositadas en ella. Esta integridad asegura la unidad de la persona;
se opone a todo comportamiento que la pueda lesionar. No tolera ni la doble
vida ni el doble lenguaje (véase Mateo 5:37).
2339 La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí, que es una
pedagogía de la libertad humana. La alternativa es clara: o el hombre
controla sus pasiones y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se
hace desgraciado (véase Eclesiástico 1:22). "La dignidad del hombre
requiere, en efecto, que actúe según una elección consciente y libre, es
decir, movido e inducido personalmente desde dentro y no bajo la presión de
un ciego impulso interior o de la mera coacción externa. El hombre logra
esta dignidad cuando, liberándose de toda esclavitud de las pasiones,
persigue su fin en la libre elección del bien y se procura con eficacia y
habilidad los medios adecuados" (Gaudium et spes, 17).
2340 El que quiere permanecer fiel a las promesas de su bautismo y resistir
las tentaciones debe poner los medios para ello: el conocimiento de sí, la
práctica de una ascesis adaptada a las situaciones encontradas, la
obediencia a los mandamientos divinos, la práctica de las virtudes morales y
la fidelidad a la oración. "La castidad nos recompone; nos devuelve a la
unidad que habíamos perdido dispersándonos" (San Agustín, Confesiones,
10:29; 40).
2341 La virtud de la castidad forma parte de la virtud cardinal de la
templanza, que tiende a impregnar de racionalidad las pasiones y los
apetitos de la sensibilidad humana.
2342 El dominio de sí es una obra que dura toda la vida. Nunca se la
considerará adquirida de una vez para siempre. Supone un esfuerzo reiterado
en todas las edades de la vida (véase Tito 2:1-6). El esfuerzo requerido
puede ser más intenso en ciertas épocas, como cuando se forma la
personalidad, durante la infancia y la adolescencia.
2343 La castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa por grados
marcados por la imperfección y, muy a menudo, por el pecado. "Pero el
hombre, llamado a vivir responsablemente el designio sabio y amoroso de
Dios, es un ser histórico que se construye día a día con sus opciones
numerosas y libres; por esto él conoce, ama y realiza el bien moral según
las diversas etapas de crecimiento" (Familiaris consortio, 34).
2344 La castidad representa una tarea eminentemente personal; implica
también un esfuerzo cultural, pues "el desarrollo de la persona humana y el
crecimiento de la sociedad misma están mutuamente condicionados"(Gaudium et
spes, 25). La castidad supone el respeto de los derechos de la persona, en
particular, el de recibir una información y una educación que respeten las
dimensiones morales y espirituales de la vida humana.
2345 La castidad es una virtud moral. Es también un don de Dios, una gracia,
un fruto del trabajo espiritual (véase Gálatas 5:22). El Espíritu Santo
concede, al que ha sido regenerado por el agua del bautismo, imitar la
pureza de Cristo (véase 1 Juan 3:3).
La totalidad del don de sí
2346 La caridad es la forma de todas las virtudes. Bajo su influencia, la
castidad aparece como una escuela de donación de la persona. El dominio de
sí está ordenado al don de sí mismo. La castidad conduce al que la practica
a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios.
2347 La virtud de la castidad se desarrolla en la amistad. Indica al
discípulo cómo seguir e imitar al que nos eligió como sus amigos (véase Juan
15:15), a quien se dio totalmente a nosotros y nos hace participar de su
condición divina. La castidad es promesa de inmortalidad.
La castidad se expresa especialmente en la amistad con el prójimo.
Desarrollada entre personas del mismo sexo o de sexos distintos, la amistad
representa un gran bien para todos. Conduce a la comunión espiritual.
Los diversos
regímenes de la castidad
2348 Todo bautizado es llamado a la castidad. El cristiano se ha "revestido
de Cristo" (Gálatas 3: 27), modelo de toda castidad. Todos los fieles de
Cristo son llamados a una vida casta según su estado de vida particular. En
el momento de su Bautismo, el cristiano se compromete a dirigir su
afectividad en la castidad.
2349 La castidad "debe calificar a las personas según los diferentes estados
de vida: a unas, en la virginidad o en el celibato consagrado, manera
eminente de dedicarse más fácilmente a Dios solo con corazón indiviso; a
otras, de la manera que determina para ellas la ley moral, según sean
casadas o célibes" (Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe,
Declaración Persona humana sobre algunas cuestiones de ética sexual, 1975,
número 11). Las personas casadas son llamadas a vivir la castidad conyugal;
las otras practican la castidad en la continencia.
"Existen tres formas de la virtud de la castidad: una de los esposos, otra
de las viudas, la tercera de la virginidad. No alabamos a una con exclusión
de las otras. En esto la disciplina de la Iglesia es rica" (San Ambrosio,
Vida, 23).