Fray Ramón Pané y la Relación acerca de las antigüedades de los indios
Fray Ramón Pané y la Relación acerca de las antigüedades de los indios
Fray Ramón Pané, "pobre ermitaño de
Se piensa que Pané habría entregado su manuscrito a Colón, quien habiendo llegado a
El manuscrito de Pané después de esto desaparece.
Presentamos pues algunos capítulo de este texto que podemos llamar "fundacional" de los relatos etnográficos americanos. Seguimos la traducción que hiciera del original italiano José Juan Arrom pero teniendo delante de nosotros el texto italiano para aclarar algunos términos particulares.(5)
Relación de Fray Ramón acerca de las antigüedades de los indios, las cuales, con diligencia, como hombre que sabe la lengua de ellos, las ha recogido por mandato del Almirante
Indice de la obra
CAPÍTULO I |
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Que Guahayona volvió a la dicha Cauta de donde había sacado las mujeres |
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Cómo hubo de nuevo mujeres en la dicha isla de Haití que ahora se llama la Española |
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De las cosas que pasaron los cuatro hermanos cuando iban huyendo de Yaya |
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De lo que piensan acerca de andar vagando los muertos y de qué manera son y qué cosa hacen |
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De dónde sacan esto y quiénes les hacen estar en tal creencia |
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De las observaciones de estos indios behiques y cómo profesan la medicina y enseñan a las gentes y en sus curas medicinales muchas veces se engañan |
CAPÍTULO XVI |
De lo que hacen dicho behiques |
CAPÍTULO XVII |
Cómo algunas veces los sobredichos médicos se han engañado |
CAPÍTULO XVIII |
Cómo se vengan los parientes del muerto cuando han tenido respuesta por el hechizo de las bebidas |
CAPITULO XVIII bis |
Cómo saben lo que quieren de aquel que han quemado y cómo se vengan |
CAPÍTULO XIX |
Cómo hacen y guardan los cemíes de madera o de piedra |
CAPÍTULO XX |
De cemí Buya y Aiba del que dicen que cuando hubo guerra lo quemaron y después, lavándolo con el jugo de la yuca, le crecieron los brazos y le nacieron de nuevo los ojos y le creció el cuerpo |
CAPÍTULO XXI |
De cemí de Guamorete |
CAPÍTULO XXII |
De otro cemí que se llamaba Opiyelguobirán y lo tenía un hombre principal que se llamba Sabananiobabo que tenía muchos vasallos bajo su mando |
CAPÍTULO XXIII |
De otro cemí que se llamaba Guabancex |
CAPÍTULO XXIV |
De lo que creen de otro cemí que se llama Baraguabael |
CAPÍTULO XXV |
De las cosas que afirman haber dicho dos caciques principales de la isla Española, uno llamado Cacibaquel, padre del mencionado Guarionex y el otro Guamanacoel |
CAPÍTULO XXV bis |
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CAPÍTULO XXVI |
De lo que sucedió con las imágenes y del milagro que hizo Dios para mostrar su poder |
Yo, fray Ramón, pobre ermitaño de
Cada uno, al adorar los ídolos que tienen en casa, llamados por ellos cemíes, observa un particular modo y superstición. Creen que está en el cielo y es inmortal y que nadie puede verlo y que tiene madre, mas no tiene principio y a éste llaman Yúcahu Bagua Maórocoti y a su madre llaman Atabey, Yermao, Guacar, Apito y Zuimaco, que son cinco nombre. Estos de los que escribo son de la isla Española; porque de las otras islas no sé cosa alguna por no haberlas visto jamás. Saben asimismo de qué parte vinieron y de donde tuvieron origen el sol y la luna y cómo se hizo el mar y adónde van los murtos. Y creen que los muertos se les aparecen por los caminos cuando alguno va solo; porque, cuando van muchos juntos, no se les aparecen. Todo esto les han hecho creer sus antepasados; porque ellos no saben leer, ni contar sino hasta diez.
CAPÍTULO I De qué parte han venido los indios y en qué modo
CAPÍTULO II Cómo se separaron los hombres de la mujeres
Sucedió que uno, que tenía por nombre Guahayona, dijo a otro que se llamaba Yahubaba que fuese a coger una hierba llamada digo con la que se limpian el cuerpo cuando van a lavarse. Este salió antes de amanecer y le cogió el Sol por el camino, y se convirtió en pájaro que canta por la mañana como el ruiseñor y se llama yahubabayael. Guahayona, viendo que no volvía el que había enviado a recoger el digo, resolvió salir de la dicha cueva Cacibajagua.
CAPÍTULO III Que Guahayona, indignado, resolvió marcharse, viendo que no volvían aquellos que había mandado a recoger el digo para lavarse
Y dijo a las mujeres: "Dejad a vuestros maridos, y vámonos a otras tierras y llevemos mucho güeyo. Dejad a vuestros hijos y llevemos solamente la hierba con nosotros que después volveremos por ellos".
CAPÍTULO IV Guahayona partió con todas las mujeres
Guahayona partió con todas las mujeres y se fue en busca de otros países y llegó a Matininó, donde en seguida dejó a las mujeres y se fue a otra región llamada Guanín; y había dejado a los niños pequeños junto a un arroyo. Después cuando el hambre comenzó a molestarles, dicen que lloraban y llamaban a sus madres que se habían ido; y los padres no podían dar remedio a los hijos que llamaban con hambre a las madres diciendo "mama" para hablar, pero verdaderamente para pedir la teta. Y llorando así y pidiendo teta diciendo "toa, toa" como quien pide una cosa con gran deseo y muy despacio, fueron transformados en pequeños animales a manera de ranas, que se llaman tona, por la petición que hacían de la teta. Y de esta manera quedaron todos los hombres sin mujeres.
CAPÍTULO V Que después hubo mujeres otra vez en la dicha isla Española que antes se llamaba Haití y así la llaman los habitantes de ella; y aquella y las otras islas las llamaban Bohío
Y puesto que ellos no tienen escritura ni letras no pueden dar buena cuenta de cómo han oído esto de sus antepasados y por eso no concuerdan en lo que dicen, ni aun se puede escribir ordenadamente lo que refieren. Cuando se marchó Guahayona, el que se llevó todas las mujeres, asimismo se llevó las mujeres de su cacique que se llamaba Anacacuya, engañándolo como engañó a los otros. Y además un cuñado de Guahayona, Anacacuya, que se iba con él entró en el mar; y dijo dicho Guahayona a su cuñado, estando en la canoa: "Mira qué hermoso cobo han en el agua", lo cual cobo es el caracol de mar. Y cuando éste miraba el agua para ver el cobo, su cuñado Guahayona lo tomó por los pies y lo tiró al mar; y así tomó todas las mujeres para sí, y las dejó en Matininó, donde se dice que hoy día no hay más que mujeres. Y él se fue a otra isla, que se llama Guanin y se llamó así por lo que se llegó de ella, cuando fue allá.
CAPÍTULO VI Que Guahayona volvió a la dicha Cauta de donde había sacado las mujeres
Dicen que estando Guahayona en la tierra adonde había ido, vio que había dejado en el mar una mujer, de lo cual tuvo gran placer y al instante buscó muchos lavatorios para lavarse, por estar lleno de aquellas llagas que nosotros llamamos mal francés.(6) Ella le puso entonces en una guanara, que quiere decir lugar apartado y así estando allí sanó de sus llagas. Después le pidió licencia para seguir su camino y él se la dio. Llamábase esta mujer Guabonito. Y Guahayona se cambio el nombre llamándose de ahí en adelante Albeborael Guahayona. Y la mujer Guabonito le dio a Albeborael Guahayona muchos guanines y muchas cibas para que las llevase atadas a los brazos, pues en aquellas tierras las cibas son de piedras que se asemejan mucho al mármol y las llevan atadas a los brazos y al cuello, y los guanines los llevan en las orejas, haciéndose agujeros cuando son pequeños y son de metal casi como de florín. El origen de estos guanines dicen que fueron Guabonito, Albeborael Guahayona y el padre de Albeborael. Guahayona se quedó en la tierra con su padre, que se llamaba Hiauna. Su hijo por parte de padre se llamaba Híaguaili guanín, que quiere decir hijo de Hiauna; y desde entonces se llamó guanín y así se llama hoy día. y como no tienen letras ni escrituras, no saben contar buen tales fábulas, ni yo puedo escribirlas bien. Por lo cual creo que pongo primero lo que debiera ser último y lo último primero. pero todo lo que escribo así lo narran ellos, como lo escribo y así lo pongo como lo he entendido de los del país.
CAPÍTULO VII Cómo hubo de nuevo mujeres en la dicha isla de Haití que ahora se llama
Dicen que un día fueron a lavarse los hombres y estando en el agua, llovía mucho, y que estaban muy deseosos de tener mujeres; y que muchas veces cuando llovía, habían ido a buscar las huellas de sus mujeres; mas no pudieron encontrar alguna nueva de ellas. Pero aquel día, lavándose, dicen que vieron caer de algunos árboles, bajándose por entre las ramas, una cierta forma de personas, que no eran hombres ni mujeres, ni tenían sexo de varón ni de hembra. Y fueron a tomarlas pero huyeron como si fuesen anguilas. Por lo cual llamaron a dos o tres hombres por mandato de su cacique, puesto que ellos no podían atraparlas para que viesen cuántas eran y buscasen para cada una un hombre que fuese caracaracol, porque tenían las manos ásperas y que así estrechamente las sujetasen. Dijeron al cacique que eran cuatro y así llevaron cuatro hombres que eran caracaracoles. El cual caracaracol es una enfermedad como sarna que hace al cuerpo muy áspero. Después que las hubieron tomado, tuvieron consejo sobre cómo podían hacer que fuesen mujeres, puesto que no tenían sexo de varón ni de hembra.
CAPÍTULO VIII Cómo hallaron remedio para que fuesen mujeres
Buscaron un pájaro que se llama intiri, antiguamente llamado inriri cahubabayael, el cual agujera los árboles y en nuestra lengua llámase pico. E igualmente tomaron a aquellas mujeres sin sexo de varón ni de hembra les ataron los pies y las manos y trajeron el pájaro mencionado y se lo ataron al cuerpo. Y éste creyendo que eran maderos, comenzó la obra que acostumbraba picando y agujereando en el lugar donde ordinariamente suele estar el sexo de las mujeres. Y de este modo dicen los indios que tuvieron mujeres, según cuentan los más viejos. Puesto que escribí de prisa y no tenía papel bastante, no puedo poner en su lugar lo que por error trasladé a otro; pero con todo y eso no he errado porque ellos lo creen todo tal como lo he escrito. Volvamos ahora a lo que debíamos haber puesto primero, esto es, a la opinión que tienen sobre el origen y principio del mar.
CAPÍTULO IX Cómo dicen que fue hecho el mar
Hubo un hombre llamado Yaya, del que no saben el nombre; y su hijo se llamaba Yayael, que quiere decir hijo de Yaya. El cual Yayael, queriendo matar a su padre, éste lo desterró y así estuvo desterrado cuatro meses; y después su padre lo mató y puso los huesos en una calabaza y la colgó del techo de su casa, donde estuvo colgada algún tiempo. Sucedió que un día, con deseo de ver a su hijo, Yaya dijo a su mujer: "Quiero ver a nuestro hijo Yayael". Y ella se alegró y bajando la calabaza, la volcó para ver los huesos de su hijo. De la cual salieron muchos peces grandes y chicos. De donde, viendo que aquellos huesos se habían transformado en peces, resolvieron comerlos. Dicen, pues, que un día, habiendo ido Yaya a sus conucos que quiere decir posesiones que eran de su herencia, llegaron cuatro hijos de una mujer que se llamaba Itibaa Cahubaba, todos de un vientre y gemelos; la cual mujer, habiendo muerto de parto la abrieron y sacaron fuera los cuatro dichos hijos y el primero que sacaron era caracaracol, que quiere decir sarnoso, el cual caracaracol tuvo por nombre Deminán; los otros no tenían nombre.
CAPÍTULO X Cómo los cuatro hijos gemelos de Itiba Cahubaba que murió de parto, fueron juntos a recoger la calabaza de Yaya donde estaba su hijo Yayael que se había transformado en peces
Y mientras comían, sintieron que venía Yaya de sus posesiones y queriendo en aquel apuro colgar la calabaza, no la colgaron bien, de modo que cayó en tierra y se rompió. Dicen que fue tanta el agua que salió de aquella calabaza, que llenó toda la tierra y con ella salieron muchos peces; y de aquí dicen que haya tenido origen el mar. Partieron después éstos de allí y encontraron un hombre llamado Conel, el cual era mudo.
CAPÍTULO XI De las cosas que pasaron los cuatro hermanos cuando iban huyendo de Yaya
Éstos, tan pronto como llegaron a la puerta de Bayamanaco y notaron que llevaba cazabe, dijeron: Ahiacabo guárocoel, que quiere decir: "Conozcamos a este nuestro abuelo". Del mismo modo Deminán Caracaracol, viendo delante de sí a sus hermanos, entró para ver si podía conseguir algún cazabe, el cual cazabe es el pan que se come en el país. Caracaracol, entrando en casa de Bayamanaco, le pidió cazabe, que es el pan susodicho. y éste se puso la mano en la nariz y le tiró un guanguayo a la espalda; el cual guanguayo estaba lleno de cohoba que había hecho hacer aquel día; la cual cohoba es un cierto polvo que ellos toman a veces para purgarse y para otros efectos que después se dirán. Ésta la toman con una caña de medio brazo de largo y ponen un extremo en la nariz y el otro en el polvo; así lo aspiran por la nariz y esto les hace purgar grandemente. Y así les dio por pan aquel guanguayo, en vez del pan que hacía; y se fue muy indignado porque se lo pedían... Caracaracol, después de esto, volvió junto a sus hermanos y les contó lo que le había sucedido con Bayamanacoel y del golpe que le había dado con el guanguayo en la espalda y que le dolía fuertemente. Entonces sus hermanos le miraron la espalda y vieron que la tenía muy hinchada; y creció tanto aquella hinchazón, que estuvo a punto de morir. Entonces procuraron cortarla y no pudieron; y tomando un hacha de piedra se la abrieron y salió una tortuga viva, hembra; y así se fabricaron su casa y criaron la tortuga. De esto no he sabido más; y poco ayuda lo que llevo escrito. Y también dicen que el Sol y
CAPÍTULO XII De lo que piensan acerca de andar vagando los muertos y de qué manera son y qué cosa hacen
Creen que hay un lugar al que van los muertos, que se llama Coaybay y se encuentra a un lado de la isla que se llama Soraya. El primero que estuvo en Coaybay dicen que fue uno que se llamaba Maquetaurie Guayaba, que era señor del dicho Coaybay, casa y habitación de los muertos.
CAPÍTULO XIII De la forma que dicen tener los muertos
Dicen que durante el día están recluidos y por la noche salen a pasearse y que comen de un cierto fruto que se llama guayaba, que tiene sabor de membrillo, que de día son... y por la noche se convertían en fruta; y que hacen fiesta y van juntos con los vivos. Y para conocerlos observan esta regla: que con la mano les tocan el vientre y si no les encuentran el ombligo, dicen que es operito, que quiere decir muerto: por esto dicen que los muertos no tienen ombligo. Y así quedan engañados algunas veces, que no reparan en esto y yacen con alguna mujer de las de Coaybay y cuando piensan tenerlas en los brazos, no tienen nada, porque desaparecen en un instante. Esto lo creen hasta hoy. Estando viva la persona, llaman al espíritu goeíza y después de muerta, la llaman opía; la cual goeíza dicen que se les aparece muchas veces tanto en forma de hombre como de mujer; y dicen que ha habido hombre que ha querido combatir con ella y que viniendo a las manos, desaparecía y que el hombre metía los brazos en otra parte sobre algunos árboles, de los cuales quedaba colgado. Y esto lo creen todos en general, tanto chicos como grandes; y que se les aparece en forma de padre, madre, hermanos o parientes y en otras formas. El fruto del cual dicen que comen los muertos es del tamaño de un membrillo. Y los sobredichos muertos no se les aparecen de día, sino siempre de noche; y por eso con gran miedo se atreve alguno a andar solo de noche.
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CAPÍTULO XXV bis Cómo partimos para ir al país de dicho Mabiatué, esto es, yo, fray Ramón Pané, pobre ermitaño, fray Juan de Borgoña, de la orden de San Francisco y Juan Mateo, el primero que recibió el agua del santo bautismo en la isla Española
Al segundo día que partimos del pueblo y residencia de Guarionex para ir a otro cacique llamado Mabiatué, la gente de Guarionex edificaba una casa junto al adoratorio, en el cual dejamos algunas imágenes ante las cuales se arrodillasen y orasen y se consolasen los catecúmenos, que eran la madre, los hermanos y los parientes del mencionado Juan Mateo, el primero cristiano a los que se juntaron otros siete; y después todos los de su casa se hicieron cristianos y perseveraron en su buen propósito según nuestra fe. De modo que toda la referida familia quedaba para guardar dicho adoratorio y algunas heredades que yo había labrado o hecho labrar. Y habiendo quedado aquellos en custodia de dicho adoratorio, al segundo día después de que hubimos partido para ir al sobredicho Mabiatué, fueron seis hombres al adoratorio, que dichos catecúmenos, en número de siete, tenían bajo su custodia y por mandato de Guarionex les dijeron que tomasen aquellas imágenes que fray Ramón había dejado al cuidado de los sobredichos catecúmenos, las destrozasen y rompiesen, pues fray Ramón y sus compañeros se habían marchado y no sabrían quien lo había hecho. porque los seis criados de Guarionex que fueron allí, encontraron a los seis muchachos que custodiaban el oratorio, temiendo lo que después sucedió. Y los muchachos, así adoctrinados, dijeron que no querían que entrasen; mas ellos entraron a la fuerza y tomaron las imágenes y se las llevaron.
CAPÍTULO XXVI De lo que sucedió con las imágenes y del milagro que hizo Dios para mostrar su poder
Salidos aquellos del adoratorio, tiraron las imágenes al suelo y las cubrieron de tierra y después orinaron encima, diciendo: "Ahora serán buenos y grandes tus frutos". Y esto porque las enterraron en un campo de labranza, diciendo que sería bueno el fruto que allí se había plantado; y todo esto por vituperio. Lo cual visto por los muchachos que guardaban el adoratorio, por orden de los susodichos catecúmenos, corrieron a sus mayores, que estaban en sus heredades y les dijeron que la gente de Guarionex había destrozado y escarnecido las imágenes. Lo cual sabido de ellos, dejaron lo que hacían y corrieron gritando a darle conocimiento a don Bartolomé Colón, que tenía aquel gobierno por el Almirante su hermano, que se había ido a Castilla. Éste, como lugarteniente del virrey y gobernador de las islas, formó proceso contra los malhechores y sabida la verdad, los hizo quemar públicamente. pero con todo esto, Guarionex y sus vasallos no se apartaron del mal propósito que tenían de matar a los cristianos en el día designado para llevarles el tributo de oro que pagaban. pero su conjuración fue descubierta y así fueron presos aquel mismo día que querían llevarla a efecto. y no obstante todo esto, perseveraron en su perverso propósito y poniéndolo por obra mataron a cuatro hombres y a Juan Mateo principal cristiano y a su hermano Antón, que había recibido el santo bautismo. y corrieron adonde habían escondido las imágenes y las hicieron pedazos. Pasados algunos días, el señor de aquel campo fue a sacar los ajes, los cuales ajes son ciertas raíces semejantes a nabos y otras parecidas a rábanos y en el lugar donde habían estado enterradas las imágenes, habían nacido dos o tres ajes, como si hubiesen puesto el uno por medio del otro, en forma de cruz. No era posible que nadie encontrase tal cruz y sin embargo la halló la madre de Guarionex, que es la pero
mujer que he conocido en aquellas partes, la cual tuvo esto por gran milagro y dijo al alcaide de la fortaleza de
Fin de la obra del pobre ermitaño Ramón Pané
Notas
1. Arrom, José Juan,
Estudio preliminar a la edición de
2. Anglería (o Anghiera), Pedro Martir de,
Décadas del Nuevo Mundo por...primer cronista de Indias («Novus Orbis»), estudio y apéndices por Edmundo O'Gorman, traducción del latín por A. Millares Carlo, Biblioteca J. Porrúa Estrada (México 1964) 2 vols; Colección de fuentes para la historia de América (Madrid 1944) . La 1ª de las décadas se publicó en Sevilla en casa de Cromberger en 1511; las tres primeras décadas en conjunto en la imprenta de Brocar en 1516; la totalidad de las décadas a la muerte del autor en la imprenta de Aguía en Alcalá de Henares en 1530.
3. Las Casas, Bartolomé de,
Apologética Historia Sumaria, estudio preliminar de Juan Pérez de Tudela, BAE T. 105 y 106 (Madrid 1958); Obras completas T. 6-8 (Madrid 1992), cf. capítulos CXX, CLXVI y CLXVII.
4. Colón, Hernando,
Vida del almirante Don Cristóbal Colón escrita por su hijo don Hernando, edición, prólogo y notas de Ramón Iglesias, F.C.E. (México 1989). Cf. el capítulo LXI.
5.
6. Se trata del también llamado mal de bubas o sífilis.
cortesía Fernando Gil - Ricardo Corleto, 1998-2002 © Pontificia Universidad Católica Argentina, 2002