Tratado XII

MARIOLOG�A

1. Mar�a. Antes de su concepci�n

No consta clara ni directamente en la Sagrada Escritura, pero la Iglesia aplica a Mar�a los vers�culos siguientes:

Yahv�h me cre�, primicia de su camino,

antes que sus obras m�s antiguas.

Desde la eternidad fui moldeada,

desde el principio antes que la tierra.

Cuando no exist�an los abismos fui engendrada,

cuando no hab�a fuentes cargadas de agua.

Antes que los montes fuesen asentados,

antes que la colinas, fui engendrada.

No hab�a hecho a�n la tierra ni los campos,

ni el polvo primordial del orbe.

Cuando asent� los cielos all� estaba yo,

cuando traz� un c�rculo sobre la faz del abismo,

cuando arriba condens� las nubes,

cuando afianz� las fuentes del abismo,

cuando al mar dio su precepto

para que las aguas no rebasaran su orilla,

cuando asent� los cimientos de la tierra,

yo estaba all�, como arquitecto (Prov. 8, 22-30).

Yahv�h me cre� primicia de su camino, antes que sus obras m�s antiguas. Desde la eternidad fui moldeada, desde el principio, antes que la tierra (Prov. 8, 22-23).

Yo sal� de la boda del Alt�simo, y cubr� como niebla la tierra (Si. 24, 5).

Aclaraci�n. Estos textos, aunque deban entenderse de la Sabidur�a increada, no s�lo esencial, sino hipost�tica, pueden, sin embargo, atribuirse a Mar�a en el orden de la predestinaci�n. P�o IX.

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibi�ramos la filiaci�n adoptiva (G�l. 4, 4).

Aclaraci�n. El orden de la ejecuci�n manifiesta el orden de la intenci�n. Por tanto, lo mismo que Cristo vino al mundo y la Virgen qued� constituida Madre del Redentor, as� tambi�n los dos fueron predestinados.

No consta clara ni directamente en la Sagrada Escritura, pero la Iglesia aplica a Mar�a los vers�culos siguientes:

Yahv�h me cre�, primicia de su camino,

antes que sus obras m�s antiguas.

Desde la eternidad fui moldeada,

desde el principio antes que la tierra.

Cuando no exist�an los abismos fui engendrada,

cuando no hab�a fuentes cargadas de agua.

Antes que los montes fuesen asentados,

antes que la colinas, fui engendrada.

No hab�a hecho a�n la tierra ni los campos,

ni el polvo primordial del orbe.

Cuando asent� los cielos all� estaba yo,

cuando traz� un c�rculo sobre la faz del abismo,

cuando arriba condens� las nubes,

cuando afianz� las fuentes del abismo,

cuando al mar dio su precepto

para que las aguas no rebasaran su orilla,

cuando asent� los cimientos de la tierra,

yo estaba all�, como arquitecto (Prov. 8, 22-30).

He aqu� que la doncella ha concebido y va a dar a luz un hijo, y le pondr� por nombre Emmanuel (Is. 7, 14).

a) -Salom�n construy� el Templo de Jerusal�n en el monte Moria donde hab�a una roca llamada Si�n de la antigua Jerusal�n.

Empez�, pues, Salom�n a edificar la Casa de Yahv�h en Jerusal�n, en el monte Moria,... (2 Cron. 3, 1).

La Casa que edific� el rey Salom�n a Yahv�h ten�a sesenta codos de largo, veinte de ancho y veinticinco de alto (1 Reg. 6, 2).

b) -Desde entonces el monte del Templo se designa Si�n.

En aquel tiempo se presentar� un obsequio a Yahv�h Sebaot, al lugar del hombre de Yahv�h Sebaot, el monte Si�n,... (Is. 18, 7).

Ya tengo yo consagrado a mi rey en Sid�n mi monte santo (Sal. 2, 6).

...el monte Si�n, conf�n del Norte, ciudad es del gran Rey:... (Sal. 48, 3).

c) -La colina de Si�n pas� a designar toda Jerusal�n.

Pues saldr� un Resto de Jerusal�n, y supervivientes, del monte Si�n;... (Is. 37, 32).

Los redimidos de Yahv�h volver�n, entrar�n en Si�n entre aclamaciones,... (Is. 51, 11).

�Mi atropello y mis sufrimientos sobre Babilonia�, dir� la poblaci�n de Si�n; y �mi sangre sobre los habitantes de Caldea�, dir� Jerusal�n (Jer. 51, 35).

Aquel d�a se dir� a Jerusal�n: �No tengas miedo, Si�n, no desmayen tus manos! (Sof. 3, 16).

d) -y tambi�n todo Israel.

�Regoc�jese Israel en su hacedor, los hijos de Si�n exulten en su rey;...! (Sal. 149, 2).

Pondr� salvaci�n en Si�n, mi prez ser� para Israel (Is. 46, 13).

Aclaraci�n. Mar�a puede llamarse �Hija de Si�n� en cuanto que la vocaci�n de la Antigua Jerusal�n y de todo el pueblo elegido se concreta y culmina en su persona. Como �Hija de Si�n� la Virgen es, pues, el punto de arribo del Antiguo Testamento y primicia de la Iglesia.

Genealog�a de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham:... (Mt. 1, 1).

Estando reunidos los fariseos, les propuso Jes�s esta cuesti�n: ��Qu� pens�is acerca de Cristo?

�De qui�n es hijo?� D�cenle: �De David� (Mt. 22, 41-42).

Y la gente que iba delante y detr�s de �l gritaba: ��Hosanna al Hijo de David� (Mt. 21, 9).

�l ser� grande y ser� llamado Hijo del Alt�simo, y el Se�or Dios le dar� el trono de David, su Padre;... (Lc. 1, 32).

Pero uno de los Ancianos me dice: �No llores; ha triunfado el le�n de la tribu de Jud�, el Reto�o de David;... (Apoc. 5, 5).

Yo, Jes�s,...soy el Reto�o y el descendiente de David... (Apoc. 22, 16).

...acerca de su Hijo, nacido del linaje de David seg�n la carne,... (Rom. 1, 3).

acu�rdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David,... (2 Tim. 2, 8).

Hubo en los d�as de Herodes, rey de Judea, un sacerdote, llamado Zacar�as, del grupo de Abias, casado con una mujer descendiente de Aar�n, que se llamaba Isabel (Lc. 1, 5).

Aclaraci�n. La Virgen Mar�a proven�a de estirpe sacerdotal porque era consangu�nea de Isabel. El �ngel dijo a Mar�a: �...Mar�a, tambi�n Isabel, tu pariente,...� (Lc. 1, 36).

2. Mar�a. Desde su concepci�n a su Asunci�n. Gracia

No consta claramente en la Sagrada Escritura, pero s� se pueden hacer deducciones dignas de cr�dito.

El �ngel le respondi�: �El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra;...� (Lc. 1, 35).

Aclaraci�n. Es evidente que �concibi�, pero no que �fue concebida� por obra milagrosa del Esp�ritu Santo.

Adem�s, el privilegio de ser concebido milagrosamente es exigido por la dignidad de la uni�n hipost�tica, que es propia solamente de Cristo.

Y el Verbo de hizo carne (Jn. 1, 14).

Antiguo Testamento.

Enemistad pondr� entre ti y la mujer, entre tu linaje y su linaje: �l te pisar� la cabeza mientras acechas tu su calca�ar (G�n. 3, 15).

Aclaraciones:

-Tu linaje - los pecadores

-Su linaje - El Mes�as, Cristo.

-La mujer - Mar�a.

-Enemistad - Negaci�n de cualquier relaci�n amistosa con el diablo,

-Inmunidad perfecta de la esclavitud del diablo,

-Inmunidad perfecta de todo pecado,

-Liberaci�n del reino del diablo y de su enemistad que tiende a procurarnos el mal.

De aqu� se deduce la enemistad com�n de la mujer (Mar�a) y de su descendencia (Cristo) y por tanto el triunfo consumado y com�n de una y otro.

Seg�n lo anterior, la enemistad y el triunfo de Cristo y Mar�a contra el diablo, es com�n.

Pero la enemistad de Cristo contra el diablo es absoluta y perpetua y el triunfo totalmente perfecto. Por consiguiente, la enemistad de Mar�a contra �l es tambi�n absoluta y perpetua y el triunfo perfecto.

Pero tal enemistad y triunfo de Mar�a contra el diablo no hubiesen podido ser tales si Mar�a hubiese sido manchada con el pecado original, por consiguiente Mar�a nunca tuvo pecado original, es decir, fue preservada de �l.

Nuevo Testamento.

Y entrando donde ella estaba, dijo:

�al�grate, llena de gracia, el Se�or es contigo� (Lc. 1, 28).

Aclaraciones:

Esta salutaci�n singular y solemne expresa una nueva denominaci�n propia, adecuada y proporcionada a la dignidad de la madre de Dios.

Pero esta plenitud de gracia no excluye ning�n grado de limitaci�n que Dios puede conceder a una persona creada, ni en la abundancia ni en la duraci�n.

Por consiguiente, Mar�a obtuvo una continua uni�n con Dios por la gracia concedida ya en el primer instante de su concepci�n y en la plenitud m�xima de que fue capaz como criatura.

Luego en Mar�a no hubo jam�s pecado que es diametralmente opuesto a la gracia.

Comparando estos dos textos se ve que la plenitud de gracia que el �ngel le reconoce est� en perfecta consonancia con la enemistad perpetua y absoluta con el diablo.

No hay textos claros en la Sagrada Escritura en que apoyar esta verdad, pero s� hay dos alusiones que permiten afirmarla sin temor a errar.

Su fundaci�n sobre los santos montes ama Yahv�h: las puertas de Si�n m�s que todas las moradas de Jacob (Sal. 86, 1-2).

Aclaraci�n. Donde otros se consuman y terminan, all� empieza la Virgen Mar�a.

Suceder� en los d�as futuros que el monte de la Casa de Yahv�h ser� asentado en la cima de los montes y se alzar� por encima de las colinas (Is. 2, 2).

Aclaraci�n. La gracia que para otros fue v�rtice y �pice, para Mar�a fue ra�z y fundamento (S. Gregorio).

No hay testimonio cierto en la Sagrada Escritura, pero se le pueden aplicar aquellas palabras:

La senda de los justos es como la luz del alba, que va en aumento hasta llegar a pleno d�a (Prov. 4, 18).

Llena de gracia (Lc. 1, 28).

Aclaraci�n. Mar�a es saludada por el �ngel con la denominaci�n �llena de gracia� como por nombre propio que le distingue y destaca de todas las criaturas.

El Se�or es contigo (Lc. 1, 28).

Aclaraci�n. Expresa la protecci�n de Dios para que pueda cumplir la alt�sima misi�n confiada, y como �sta exige extraordinaria santidad interna, de aqu� que la gracia concedida sea muy superior a la de todas las dem�s criaturas.

3. Mar�a. Desde su concepci�n a la Asunci�n. Otras prerrogativas

Concupiscencia en sentido dogm�tico es el apetito cuyo movimiento trastorna el acto deliberativo y el dictamen de la raz�n y persiste en contra del imperio de la voluntad.

Mar�a fue inmune al pecado original una de cuyas consecuencias fue la concupiscencia.

El pecado venial es consecuencia de la concupiscencia y como Mar�a nunca tuvo tal pecado venial, se deduce que estuvo libre de toda concupiscencia.

Parece m�s congruente que Mar�a nunca tuviese pecado por estar dotada de don de la integridad, que por el gobierno interior de sus apetencias.

Y entrando donde ella estaba, dio: �Al�grate, llena de gracia, el Se�or es contigo� (Lc. 1, 28).

Aclaraci�n. La plenitud de gracia afirmada por el �ngel, no ser�a tal si hubiese habido en ella cualquier pecado. Adem�s si Mar�a hubiese pecado alguna vez, tal ignominia hubiese redundado en el Hijo identificada con la misma sabidur�a y santidad de Dios.

No hay textos claros en la Sagrada Escritura para demostrar este hecho hist�rico, pero s� se puede deducir de la costumbre de ser presentadas en aquel tiempo muchas mujeres para que se dedicaran a la oraci�n, al ayuno y al servicio del tabern�culo.

Hab�a tambi�n una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; despu�s de casarse hab�a vivido siete a�os con su marido, y permaneci� viuda hasta los ochenta y cuatro a�os; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y d�a en ayunos y oraciones (Lc. 2, 36-37).

Mar�a respondi� al �ngel: �C�mo ser� esto, puesto que no conozco var�n? (Lc. 1, 34).

Aclaraci�n. San Agust�n y muchos te�logos explican esta pregunta porque ten�a ya hecho voto de virginidad.

Santo Tom�s afirma que las obras de perfecci�n son m�s laudables si se hacen con voto, y que por tanto Mar�a consagr� as� su virginidad a Dios.

Tomar�n por esposos a los que bien le parezca, con tal que se casen dentro de los clanes de la tribu de su padre. La herencia de los hijos que Israel no podr� pasar de una tribu a otra, sino que los hijos de Israel estar�n vinculados cada uno a la herencia de la tribu de sus padres (N�m. 36, 6-7).

Aclaraci�n. Unos dicen que el matrimonio de Mar�a con Jos� fue por el milagro de la vara florida, otros por inspiraci�n divina, otros por indicaci�n expresa de un �ngel, pero la raz�n que tiene fundamento en la Sagrada Escritura es prescripci�n de la Ley de Mois�s.

Al sexto mes fue enviado por Dios el �ngel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado Jos�, de la casa de David; el nombre de la Virgen era Mar�a (Lc. 1,26-27)

Aclaraci�n. Gabriel significa �fortaleza de Dios� y por eso fue elegido para anunciar a Cristo que hab�a de luchar contra el diablo y obtener de �l la victoria m�s completa.

No consta claramente en la Sagrada Escritura, pero s� se puede deducir as� de los siguientes detalles:

a) -De la entrada del arc�ngel en el lugar donde estaba Mar�a.

Y entrando donde ella estaba, dijo: �Al�grate, llena de gracia,... (Lc. 1, 28).

b) -Porque Mar�a se conturb�, pues nunca hab�a sido saludada por ning�n var�n.

Ella se conturb� por estas palabras,... (Lc. 1, 29).

c) -Mar�a, que al principio tem�a al hombre, acaba el di�logo intr�pida con el arc�ngel.

Dijo Mar�a: �He aqu� la esclava del Se�or; h�gase en m� seg�n tu palabra� (Lc. 1, 38).

d) -La mancha del arc�ngel.

Y el �ngel dej�ndola se fue (Lc. 1, 38).

Aclaraci�n. De la entrada del Arc�ngel, del temor de la Virgen Mar�a y de la marcha del mismo, parece que �ste se apareci� en forme corporal visible.

a) -Disponerla a la consideraci�n del misterio.

�Al�grate, llena de gracia, al Se�or es contigo� (Lc. 1, 28).

b) -Instruirla sobre el mismo misterio.

�...vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo...� (Lc. 1, 31).

c) -Mover su voluntad para que aceptase ser madre del Verbo Encarnado.

1� -Proponi�ndole el ejemplo de Isabel.

Mira, tambi�n, Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez,... (Lc. 1, 36).

2� -apoy�ndose en la omnipotencia de Dios.

...porque ninguna cosa es imposible para Dios (Lc. 1, 37).

a) -Toda alma en gracia es constituida en santuario de Dios.

Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en �l (1 Jn. 4, 16).

b) -La Virgen Mar�a fue llena de gracia.

Y entrando donde ella estaba, dijo: �Al�grate, llena de gracia, el Se�or es contigo� (Lc. 1, 28).

c) -La mayor grandiosidad y perfecci�n de Mar�a como Templo de la Trinidad corresponden a la plenitud de gracia de que Dios la dot�.

Y entrado donde ella estaba, dijo: �Al�grate, llena de gracia, el Se�or es contigo.� Ella se conturb� por estas palabras, y discurr�a qu� significar�a aquel saludo. El �ngel le dijo: �No temas, Mar�a, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondr�s por nombre Jes�s. �l ser� grande y ser� llamado Hijo del Alt�simo, y el Se�or Dios le dar� el trono de David, su Padre; reinar� sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendr� fin.� Mar�a respondi� al �ngel: ��C�mo ser� esto, puesto que no conozco var�n?� El �ngel le respondi�: �El Esp�ritu Santo vendr� sobre ti y el poder del Alt�simo te cubrir� con su sombra; por eso el que ha de nacer ser� santo y ser� llamado Hijo de Dios (Lc. 1, 28-35).

Aclaraci�n. En esta narraci�n aparece pedido el consentimiento a la Virgen Mar�a para la obra de la Encarnaci�n, puesto que el �ngel no le intima el decreto de la voluntad divina, como si hubiera de ejecutarse aun sin quererlo ella, sino que expone a Mar�a el designio de Dios, y cuando Mar�a opone como obst�culo el voto de virginidad, contesta a su objeci�n y no se retira hasta que, convencida de que hab�a de conservar �ntegra su virginidad, dio su consentimiento diciendo: �He aqu� la esclava del Se�or; h�gase en mi seg�n tu palabra.� y el �ngel dej�ndole se fue (Lc. 1, 38).

No existen textos de la Sagrada Escritura que contengan esta verdad, pero se puede deducir de los siguientes:

a) -Normalmente hablar�a con los Magos en su idioma, durante su visita.

Entraron en la casa; vieron al ni�o con su Madre Mar�a, y postr�ndose, le adoraron; luego abrieron sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra (Mt. 2, 11).

b) -En sus relaciones normales con los habitantes de Egipto, conversar�a igualmente con ellos.

�l (Jos�) se levant�, tom� de noche al ni�o y a su madre, y se retir� a Egipto; y all� estuvo hasta la muerte de Herodes;... (Mt. 2, 14-15).

4. Mar�a. Desde su concepci�n a la Asunci�n. Madre de Dios

No consta expresamente en la Sagrada Escritura que la Virgen Mar�a es Madre de Dios, pero s� consta que es Madre de Jesucristo y que Jesucristo es verdadero Dios.

a) -Que Mar�a es Madre de Jesucristo:

...vieron al ni�o con su madre Mar�a y, postr�ndose, le adoraron;... (Mt. 2, 11).

Cuando le vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: �Hijo, �por qu� nos ha hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te and�bamos buscando� (Lc. 3, 48).

Tres d�as despu�s se celebraba una boda en Can� de Galilea y estaba all� la madre de Jes�s (Jn. 2, 1).

Todos ellos perseveraban en la oraci�n con un mismo esp�ritu en compa��a de algunas mujeres, de Mar�a, la madre de Jes�s y de sus hermanos (Hch. 1, 14).

b) -Que Jesucristo es verdadero Dios:

Nosotros estamos en el Verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el Dios verdadero y la vida eterna (1 Jn. 5, 20).

Aclaraci�n. El que fue engendrado por el Padre desde toda la eternidad y el que fue engendrado de la Virgen en el tiempo es uno y el mismo.

...vas a dar a luz un hijo a quien pondr�s por nombre Jes�s. �l ser� grande y ser� llamado Hijo del Alt�simo,... (Luc. 1, 31-32).

Pero, al llegar la plenitud de los tiempos, envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley... (G�l. 4, 4).

Dijo Mar�a: �He aqu� la esclava del Se�or; h�gase en m� seg�n tu palabra� (Lc. 1, 38).

Aclaraci�n. Dios no quiso tomar carne humana de Mar�a, sin que ella conociese el misterio y prestase su consentimiento, y lo prest� cuando dijo:

�...h�gase en m� seg�n tu palabra� (Lc. 1, 38).

Hay deducciones muy claras en la Sagrada Escritura.

Voy a anunciar el decreto de Yahv�h: �l me ha dicho: �T� eres mi hijo; yo te he engendrado hoy...� (Sal. 2, 7).

Aclaraci�n. Si bien es verdad que estas palabras se atribuyen al Eterno Padre, no es menos cierto que la Virgen Mar�a es la �nica criatura a la cual tambi�n se pueden atribuir. Pero, �si el Hijo es de dignidad infinita por se engendrado por el Eterno Padre, c�mo esta dignidad no va a redundar en su Madre que le dio el ser?

Si la excelencia del fruto se atribuye al �rbol �c�mo la infinita dignidad del Hijo, no se va a atribuir tambi�n a la Madre?

Se admiten 4 aspectos de la Virginidad:

Virginidad del cuerpo, que es la inmunidad de una plena satisfacci�n ven�rea admitida libremente, sea l�cita o il�cita.

Virginidad de la mente, que es un firme prop�sito de abstenerse perpetuamente de cualquier deleite ven�reo.

Virginidad de alma, que es la dedicaci�n total del hombre hecha a Dios por el Reino de los cielos.

Virginidad del sentido, que es la inmunidad de cualquier movimiento ven�reo de la concupiscencia.

Aqu� se hace referencia a la Virginidad del cuerpo que nunca fue violada.

a) -Mar�a es Virgen antes del parto:

El �ngel del Se�or se le apareci� en sue�os y le dijo: �Jos�, hijo de David, no temas tomar contigo a Mar�a tu esposa, porque lo concebido en ella viene del Esp�ritu Santo. Dar� a luz un hijo a quien pondr�s por nombre Jes�s, porque �l salvar� a su pueblo de sus pecados.� Todo esto sucedi� para que se cumpliese el or�culo del Se�or por medio del profeta:

Ved que una virgen concebir� y dar� a luz un hijo, a quien pondr�n por nombre Emmanuel� (Mt. 1, 20-23).

Despert� Jos� del sue�o, e hizo como el �ngel del Se�or le hab�a mandado, y tom� consigo a su esposa. Y sin haberla conocido, dio ella a luz un hijo, a quien puso por nombre Jes�s (Mt. 1, 24-25).

...fue enviado por Dios el �ngel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado Jos�... (Lc. 1, 26-27).

b) -Mar�a es Virgen EN el parto:

He aqu� que la doncella ha concebido y va a dar a luz un hijo, y le pondr� por nombre Emmanuel (Is. 7, 14).

Despert� Jos� del sue�o, e hizo como el �ngel del Se�or le hab�a mandado, y tom� consigo a su esposa. Y, sin haberla conocido, dio ella a luz un hijo, a quien �l puso por nombre Jes�s (Mt. 1, 24-25).

c) -Mar�a es Virgen DESPU�S del parto:

Y Yahv�h me dijo: Este p�rtico permanecer� cerrado. No se le abrir� y nadie pasar� por �l, porque por �l ha pasado Yahv�h, el Dios de Israel. Quedar�, pues, cerrado (Ez. 44, 2).

Mar�a respondi� al �ngel: ��C�mo ser� esto puesto que no conozco var�n?� (Lc. 1, 34).

Aclaraci�n. Esta respuesta supone prop�sito de guardad virginidad.

Pues bien, el Se�or mismo va a daros una se�al: He aqu� que la doncella ha concebido y va a dar a luz un hijo, y le pondr� por nombre Emmanuel (Is. 7, 14).

Por eso Yahv�h los abandonar� hasta el tiempo en que d� a luz la que ha de dar a luz (Miq. 5, 2).

Aclaraci�n. Se trata de la madre del Mes�as.

a) -�nico.

-En el Templo aparece como Hijo �nico.

Sus padres iban todos los a�os a Jerusal�n a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce a�os, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y,... (Lc. 2, 41).

-En Nazaret hablan del hijo de Mar�a.

�No es este el carpintero, el hijo de Mar�a y hermano de Santiago, Joser, Judas y Sim�n? (Mc. 6, 3).

Aclaraci�n. La palabra hermano se usa con sentido de otro parentesco.

Al o�r Abram que su hermano hab�a sido hecho cautivo,... (G�n. 14, 14).

Hijos de Majli: Eleazar y Quis. Eleazar muri� sin tener hijos; s�lo tuvo hijas, a las que los hijos de Quis, sus hermanos, tomaron por mujeres (1 Cor. 23, 21).

...encontr� Jeh� a los hermanos de Ocoz�as, rey de Jud�, y pregunt�: ��Qui�n sois vosotros?� Ellos respondieron: �Somos los hermanos de Ocoz�as...� (2 Reg. 10, 13).

Aclaraci�n. La palabra hermano se usa con sentido de otro parentesco, de sobrino.

-En la Cruz.

Jes�s, viendo a su madre y junto a ella al disc�pulo a quien amaba, dice a su Madre: �Mujer, ah� tienes a tu hijo.� Luego dice al disc�pulo: �Ah� tienes a tu madre.� Y desde aquella hora el disc�pulo la acogi� en su casa (Jn. 19, 26-27).

Aclaraci�n. Si Jes�s hubiese tenido hermanos y la Virgen m�s hijos, es inconcebible que la hubiera dado a San Juan por madre.

b) -Primog�nito.

Y sucedi� que, mientras ellos estaban all�, se le cumplieron los d�as del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primog�nito,... (Lc. 2, 6-7).

a) -No tuvo dominio por derecho porque solamente lo tuvo Cristo.

Entonces dir� el Rey a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros... (Mt. 25, 34).

Entonces Pilato le dijo: ��Luego t� eres Rey?� Respondi� Jes�s: �Si, como dices, soy Rey...� (Jn. 18, 37).

b) -Si tuvo dominio de hecho.

Baj� con ellos y vino a Nazaret, y viv�a sujeto a ellos (Lc. 2, 51).

Aclaraci�n. Mar�a fue Madre de Cristo, y aunque los hijos tienen obligaci�n de obedecer a los padres por derecho natural, sin embargo quiso mostrarse libremente sometido a sus padres.

5. Mar�a. Desde la Asunci�n a la Coronaci�n

Alusiones del Cantar de los Cantares.

�Qu� es eso que sube del desierto,

cual columna de humo

sahumado de mirra y de incienso,

de todo polvo de aromas ex�ticos? (Cant. 3, 6).

�Qui�n es �sta que surge cual la aurora,

bella como la luna,

refulgente como el sol,

imponente como batallones? (Cant. 6, 10).

�Qui�n es �sta que sube del desierto,

apoyada en su Amado? (Cant. 8, 5).

Algunos Santos Padres y Te�logos refieren los textos siguientes;

�Lev�ntate, Yahv�h, hacia tu reposo,

t� y el arca de tu fuerza! (Sal. 132, 8).

�Qui�n es �sta que sube del desierto,

apoyada en su amado? (Cant. 8, 5).

Y se abri� el Santuario de Dios en el cielo, y apareci� el arca de su alianza en el Santuario, y se produjeron rel�mpagos, fragor de truenos, temblor de tierra y fuerte granizada (Apoc. 11, 19).

Enemistad pondr� entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: �l te pisar� la cabeza mientras acechas t� su calca�ar (G�n. 3, 15).

Aclaraciones. El triunfo de Cristo sobre la serpiente, est� integrado por una triple victoria: sobre el pecado, sobre la concupiscencia y sobre la muerte. Pero Mar�a est� asociada a su linaje, es decir, a Cristo, en este triple triunfo, y por tanto Mar�a triunf� sobre el pecado por su inmaculada Concepci�n, sobre la concupiscencia por su maternidad virginal y sobre la muerte por su subida al cielo en cuerpo y alma. Adem�s la inmunidad de Mar�a del Pecado original supone la inmunidad de las consecuencias del mismo pecado, y una de ellas es la corrupci�n del cuerpo y su separaci�n del alma, por tanto cuerpo y alma perduran en la gloria.

Textos de la Sagrada Escritura, s�lo alusivos.

Hijas de reyes hay entre tus preferidas; a tu diestra una reina, con el oro de Ofir (Sal. 45, 10).

...en la eternidad, ce�ida de una corona, celebra su triunfo porque vendi� en la lucha por premios incorruptibles (Sab. 4, 2).

Una gran se�al apareci� en el cielo: una Mujer, vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;... (Apoc. 12, 1).

6. Mar�a. Despu�s de la Coronaci�n. Otras prerrogativas

La obra de la Redenci�n comprende dos aspectos: a) -La donaci�n del Redentor y b) -La realizaci�n de la obra salvadora.

a) -La Virgen cooper� a la donaci�n de Redentor.

1� -Dios Padre es la causa principal de la donaci�n del Redentor al mundo.

Tanto am� Dios al mundo que le dio a su Hijo �nico, para que todo el que crea en �l no perezca... (Jn. 3, 16).

2� -Pero el Redentor fue enviado por medio envi� Dios a su Hijo, nacido de mujer... (G�l. 4, 4).

b) -La Virgen Mar�a colabor� en la realizaci�n de la obra redentora.

Dijo Mar�a: �...h�gase en m� seg�n tu palabra� (Lc. 1, 38).

Aclaraci�n. La Virgen colabor� a toda la obra de Jesucristo, puesto que su realizaci�n depend�a de su consentimiento, �H�gase�.

...y viv�a sujeto a ellos...Jes�s progresaba en sabidur�a, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres (Lc. 2, 51-52).

Aclaraci�n. Jes�s se preparaba para su redentora bajo la tutela y responsabilidad de sus padres, y as� le prestaban una aut�ntica colaboraci�n.

Indicios muy claros son los siguientes:

a) -La anunciaci�n.

El �ngel le dijo: �No temas, Mar�a, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondr�s por nombre Jes�s (Lc. 1, 30-31).

b) -El milagro de las bodas.

Tres d�as despu�s se celebraba una boda en Can� de Galilea y estaba all� la madre de Jes�s. Fue invitado tambi�n a la boda Jes�s con sus disc�pulos. Y, como faltara vino, le dice a Jes�s su madre: �No tienen vino.� Jes�s le responde: ��Qu� tengo yo contigo, mujer? Todav�a no ha llegado mi hora.� Dice su madre a los sirvientes: �Haced lo que �l os diga� (Jn. 2, 1-5).

c) -La presencia de Mar�a en el Calvario.

Junto a la cruz de Jes�s estaban su madre, la hermana de su madre, Mar�a mujer de Clop�s, y Mar�a Magdalena (Jn. 19, 25).

d) -La proclamaci�n por Cristo de su maternidad espiritual.

Jes�s, viendo a su madre y junto a ella al disc�pulo a quien amaba, dice a su madre: �Mujer, ah� tienes a tu hijo.� Luego dice al disc�pulo: �Ah� tienes a su madre� (Jn. 19, 26-27).

No consta claramente en la Sagrada Escritura, pero la Iglesia le atribuye los siguientes vers�culos:

Yo soy la madre de amor hermoso, del temor... (Si. 24, 24).

Aclaraci�n. Mar�a depositaria del amor divino y del temor, para distribuirlos a sus hijos.

En m� toda gracia de vida y de verdad (Si. 24, 25).

Aclaraci�n. Para que sirva de luz a los hombres que caminan por este mundo.

En m� toda esperanza de vida y de virtud (Si. 24, 25).

Aclaraci�n. Porque en la tierra esperamos la vida de la gracia y en el cielo la vida de la gloria, y porque adquirimos las virtudes por Mar�a.

Enemistad pondr� entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje; �l te pisar� la cabeza mientras acechas t� su calca�ar (G�n. 3, 15).

Aclaraciones. Enemistades entre ti y la mujer, es decir, entre Satan�s y Mar�a.

Enemistades entre su linaje y su linaje, es decir, entre los pecadores y Cristo y sus seguidores. Por tanto Cristo y Mar�a unidos en su lucha contra Satan�s. Pero la cooperaci�n de Mar�a con Cristo no es completa con su sola maternidad f�sica ni tampoco con su pr�xima cooperaci�n a la obra redentora por lo que hace a la adquisici�n de las gracias, sino que exige la actual intervenci�n de Mar�a en la concesi�n de las mismas.

En aquellos d�as, se levant� Mar�a y se fue con prontitud a la regi�n monta�osa, a una ciudad de Jud�; entr� en casa de Zacar�as y salud� a Isabel. Y en cuanto oy� Isabel el saludo de Mar�a, salt� de gozo el ni�o en su se�or, e Isabel qued� llena del Esp�ritu Santo (Lc. 1, 39-41).

Aclaraci�n. Antes de haber salido del seno virginal de Mar�a, Cristo concedi� la gracia de la santificaci�n a Juan Bautista, significada por aquella exultaci�n y aquel salto de gozo en el vientre de Santa Isabel.

Se celebraba una boda en Can� de Galilea y estaba all� la madre de Jes�s. Fue invitado tambi�n a la boda Jes�s con sus disc�pulos. Y como faltara vino, le dice a Jes�s su madre: �No tienen vino�. Jes�s le responde: ��Qu� tengo yo contigo, mujer?. Todav�a no ha llegado mi hora.� Dice su madre a los sirvientes: �Haced lo que �l os diga� (Jn. 2, 1-5).

Aclaraci�n. El primer milagro de Jes�s al comenzar su vida p�blica fue aquella conversi�n admirable de agua en vino que se realiz� por medio de Mar�a.

La erogaci�n de los dones pertenece a Cristo por derecho propio y exclusivo, puesto que los adquiri� con su Muerte, y �l es potestativamente el mediador entre Dios y los hombres. (S. P�o X).

...si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo el justo (1 Jn. 2, 1).

Mar�a es cooperadora de Cristo en tal distribuci�n de las gracias.

Jes�s, viendo a su madre y junto a ella al disc�pulo a quien amaba, dice a su madre: �Mujer, ah� tienes a tu hijo.� Luego dice al disc�pulo: Ah� tienes a tu madre� (Jn. 19, 26-27).

Aclaraci�n. Que Cristo design� con el nombre de �disc�pulo� a todos los cristianos, es m�s congruente con la universalidad de todas y de cada una de las acciones redentoras de Cristo.

...y dio a luz a su hijo primog�nito... (Lc. 2, 7).

Aclaraci�n. Si Cristo fue su hijo primog�nito, es porque otros son sus hijos segundog�nitos. Pero la Virgen no tuvo hijos carnales, luego es necesario que sean espirituales.

a) -Por su caridad para con Dios.

Y hemos recibido de �l este mandamiento: Quien ama a Dios, ame tambi�n a su hermano (1 Jn. 4, 21).

Lo que os mando es que os am�is los unos a los otros (Jn. 15, 17).

Este mandamiento m�o: que os am�is los unos a los otros como yo os he amado (Jn. 15, 12).

Aclaraci�n. Se deduce claramente que la Virgen Mar�a cumpli� este mandamiento a la perfecci�n.

b) -Porque Cristo se los encomend� en la persona de Juan.

Jes�s, viendo a su madre y junto a ella al disc�pulo a quien amaba, dice a su Madre: �Mujer, ah� tienes a tu hijo.� Luego dice al disc�pulo: �Ah� tienes a tu madre� (Jn. 19, 26-27).

Aclaraci�n. Las �ltimas palabras que dijo Cristo a Mar�a, tienen un valor y una aplicaci�n perenne para todos y cada uno de sus hijos, los cristianos representados en Juan.