[1] Aquí
hablamos de "humanismo" en un sentido amplio, y no de esa corriente
particular de la psicología contemporánea que se suele denominar así
(representada por A. Maslow, C. Rogers, E. Fromm, etc.), y que son
formas de humanismo ateo y secularizado. Cf. P.
C. Vitz, Psychology as
Religion. The Cult of Self-Worship, William B. Eerdmans Company,
Michigan 19942.
[2] I.
Kant, Crítica de la Razón
Pura, II Parte, II
división, l. 2, c.1: "El problema de explicar la comunidad del alma con
el cuerpo no pertenece propiamente a la psicología de que se trata aquí,
porque se propone demostrar la personalidad del alma, aun fuera de esa
comunidad (después de la muerte), y es, por tanto, en su sentido propio trascendente,
si bien se ocupa de un objeto de la experiencia, pero sólo en cuanto
cesa de ser objeto de la experiencia. Sin embargo, puede darse a esto
una respuesta suficiente, según nuestro concepto doctrinal. La
dificultad, que ha ocasionado ese problema, consiste, como es sabido, en
la presupuesta heterogeneidad del objeto del sentido interno (alma) con
los objetos de los sentidos externos, teniendo aquél el tiempo por
condición formal de su intuición y éstos el tiempo y el espacio. Pero si
se piensa que las dos especies de objetos no se distinguen en eso
interiormente, sino sólo por cuanto la una aparece (es
fenómeno) a la otra exteriormente y, por lo tanto, que lo que hay a la
base del fenómeno de la materia, como su cosa en sí, puede acaso no ser
tan heterogéneo, desaparece dicha dificultad y sólo resta la siguiente:
cómo sea posible en general una comunidad de sustancias. Pero resolverla
es cosa que cae fuera del campo de la psicología y, sin duda alguna,
fuera del campo de todo conocimiento humano, como puede fácilmente
juzgarlo el lector por lo que se ha dicho en la analítica, acerca de las
potencias y las facultades fundamentales."
[3] W.
Stern, filósofo y psicólogo alemán, fue uno de los más conocidos
estudiosos de la personalidad durante la primera mitad del siglo XX.
Autor de la "psicología diferencial", él llama a su postura filosófica
"personalismo". Discípulo suyo fue el famoso psicólogo de la
personalidad americano Gordon Allport. Cf. W.
Stern, Psicología general
desde el punto de vista personalístico, Paidós, Buenos Aires 1951, 2
tomos.
[4] E.
Stein, "El castillo del alma", en Obras selectas,
Monte Carmelo, Burgos 1997, 444-445.
[5] S.
Freud, "Psicoterapia (Tratamiento por el espíritu)", en Obras,
vol. 1, Biblioteca Nueva, Madrid 1973, 1014.
[6] Cf. S.
Freud, "¿Pueden los legos ejercer el análisis? Diálogos con un juez
imparcial", en Obras
completas, vol. XX, Amorrortu, Buenos Aires 1990, 236.
[7] S.
Freud, "Algunas lecciones elementales sobre psicoanálisis" (1940), en Obras
completas, vol. XXIII, Amorrortu, Buenos Aires 1996, 284.
[10] Consideramos,
por lo tanto, equivocada la interpretación que en sentido contrario ha
hecho E. Fromm, Ética
y psicoanálisis, Fondo de Cultura Económica, México 1987, 50: "En su
caracterología Freud presenta también una posición que no es
relativista, aunque solamente por su implicación. Supone que el
desarrollo de la libido continúa desde la fase oral a través de la anal
y la genital, y que la orientación genital llega a ser predominante en
la persona sana. Aunque Freud no se refiere explícitamente a los valores
éticos, hay allí una conexión implícita: las orientaciones pregenitales
características de las actitudes dependientes, insaciables y avaras, son
éticamente inferiores a la genital, es decir, al carácter maduro y
productivo. La caracterología de Freud implica que la virtud es el fin
del desarrollo del hombre. Este desarrollo puede ser obstruido por
circunstancias específicas y generalmente externas y puede así ocasionar
la formación del carácter neurótico. El crecimiento normal, no obstante,
producirá el carácter maduro, independiente y productivo, capaz de amar
y de trabajar; para Freud, en último análisis, salud y virtud son lo
mismo. Pero esta conexión entre carácter y ética no es explícita. Tuvo
que permanecer confusa, en parte, debido a la contradicción entre el
relativismo de Freud y el reconocimiento implícito de los valores de la
Ética Humanista, y en parte, porque ocupándose principalmente del
carácter neurótico, Freud dispensó escasa atención al análisis y a la
descripción del carácter genital y maduro."
[11] F.
Nietzsche, Más allá del
bien y del mal. Preludio de una filosofía del futuro, Alianza,
Madrid 1997, 34.
[12] F.
Nietzsche, Más allá del
bien y del mal, 46.
[13] F.
Nietzsche, Más allá del
bien y del mal, 45. Cf. Nietzsche
contra Wagner, Tres Haches, Buenos Aires 1996, 75: "Si he logrado
adelantarme algo a todos los psicólogos, es porque poseo un poco más de
agudeza para este género de inferencias retrospectivas tan difíciles y
capciosas, y que son aquellas en las que se cometen más errores: deducir
de la obra su creador, del hecho el autor, del ideal aquel para quien es necesario y
de cualquier manera pensar y valorar el deseo que por detrás la
impulsa."
[14] Cf. Th.
Mann, "Nietzsche a la luz de nuestra experiencia", en Eco.
Revista de Cultura de Occidente, 6 (1965) 609: "Estaba destinado a
ser psicólogo; la psicología es su pasión primordial: conocimiento y
psicología son para él en el fondo la misma pasión; [...] Él es ya desde
los comienzos un psicólogo, en virtud de aquella idea schopenhaueriana,
según la cual, no es el intelecto el que engendra la voluntad, sino al
contrario; la voluntad, no el intelecto es el factor primario y
dominante en el alma humana. El intelecto como instrumento obediente de
la voluntad: éste es el punto de partida de toda psicología, de una
psicología de la sospecha y desenmascara en la acción sus motivos
profundos. Nietzsche se entrega, como abogado de la vida, en los brazos
de la psicología moral; sospecha que todos los 'buenos' impulsos tienen
su origen en los malos, y proclama a éstos como los más nobles y más
elevados de la vida. He aquí la transmutación de los valores." Sin
embargo, este autor interpreta equivocadamente a Nietzsche como un
humanista.
[15] F.
Nietzsche, Más allá del
bien y del mal, 38. La noción de "ello" es la única que Freud
reconoce expresamente haber tomado de Nietzsche, a través de G. Groddeck.
Sin embargo, difícilmente se encontrará otro pasaje, fuera del recién
citado, en el que nuestro autor utilice este término, si bien la
realidad misma denotada por el mismo ocupa un lugar central en su
psicología. Cf. S. Freud, "El
yo y el ello", en Obras,
vol 3, Biblioteca Nueva, Madrid 1973, 2707 (nota): "Groddeck sigue el
ejemplo de Nietzsche, el cual usa frecuentemente este término [Ello]
como expresión de lo que en nuestro ser hay de impersonal." Ya en Kant
leemos: "Por ese YO o ÉL, o ELLO (la cosa) que piensa, nada es
representado, sino un sujeto trascendental de los pensamientos que son
sus predicados y del cual separadamente nunca podemos tener el más
mínimo concepto." (I. KANT, CRÍTICA
DE LA RAZÓN PURA, II PARTE, II DIVISIÓN, LIBRO 2, C. 1).
[16] Cf. C.
G. Jung, Tipos
psicológicos, Edhasa, Barcelona 1994, 562: "Sí-mismo (Selbst):
En cuanto concepto empírico llamo sí-mismo al conjunto íntegro de todos
los fenómenos psíquicos que se dan en el ser humano. El sí-mismo expresa
la unidad y totalidad de la personalidad global. Pero en la medida en
que esta última, a consecuencia de su componente inconsciente, nunca
puede ser consciente sino de manera parcial, propiamente el concepto de
sí-mismo es empírico sólo en parte y, por tanto, en esa misma medida es
un postulado. Dicho
con otras palabras, el concepto de sí-mismo engloba cosas
experimentables y cosas no experimentables o que aún no han sido
experimentadas. [...] En la medida en que la totalidad -que se compone
de contenidos tanto conscientes como inconscientes- es un postulado, el
concepto de totalidad es un concepto trascendente,
pues presupone, por razones empíricas, la presencia de factores
inconscientes y con ello caracteriza una entidad que sólo en una parte
puede ser descrita".Ibidem, 564: "Yo (Ich):
Entiendo por "yo" un complejo de representaciones que constituye para mí
el centro del campo de mi conciencia y que a mi parecer posee una
elevada continuidad e identidad consigo mismo. De ahí que hable también
del complejo del yo. El
complejo del yo es tanto un contenido de la conciencia como una
condición de la conciencia [...], pues para mí un elemento psíquico es
consciente en cuanto está referido al complejo del yo. Pero en la medida
en que el yo es sólo el centro del campo de mi conciencia, no es
idéntico a la totalidad de mi psique, sino que es meramente un complejo
entre otros complejos. De ahí que yo establezca una distinción entre el yo y
el sí-mismo, por
cuanto el yo es sólo el sujeto de mi conciencia, pero el sí-mismo es el
sujeto de mi psique entera, también, por tanto, de mi psique
inconsciente."
[17] F.
Nietzsche, Así habló
Zarathustra, Alianza, Buenos Aires 1990, 61 (De los
despreciadores del cuerpo).
[18] F.
Nietzsche, Fragmentos
póstumos, Norma, Bogotá 1992, 145 (otoño1885-primavera 1886): "El
hombre es una pluralidad de 'voluntades de poder': cada una con una
pluralidad de medios de expresión y de formas. Las presuntas 'pasiones'
tomadas por separado (por ejemplo, el hombre es cruel) son sólo unidades
ficticias en la medida en que aquello que desde los diferentes impulsos
fundamentales se presenta a la consciencia como del mismo género, es
condensado sintéticamente en una 'esencia' o 'facultad', en una pasión."
[19] F.
Nietzsche, La genealogía
de la moral, 69-70.
[20] Ibidem,
99: "Todos los instintos que no se desahogan hacia fuera se vuelven
hacia dentro -esto es lo que yo llamo la interiorización del hombre:
únicamente con esto se desarrolla en él lo que más tarde se denomina su
'alma'. [...] La enemistad, la crueldad, el placer en la persecución, en
la agresión, en el cambio, en la destrucción -todo esto vuelto contra el
poseedor de tales instintos: ése es el origen de la 'mala consciencia'."
[21] Si
bien Nietzsche es en cierto modo continuador del proyecto iluminista,
sobre todo en el segundo período de su filosofía (recordemos que Humano,
demasiado humano, fue dedicado a Voltaire), lo radicaliza en sentido
inmoralista y anticristiano, sacando todas sus consecuencias
devastadoras para el sujeto.
[22] F.
Nietzsche, Sobre verdad y
mentira en sentido extramoral, Tecnos,
Madrid 1996, 25: "¿Qué es entonces la verdad? Una hueste en movimiento
de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en resumidas cuentas, una
suma de relaciones humanas que han sido realzadas, extrapoladas y
adornadas poética y retóricamente y que, después de un prolongado uso,
un pueblo considera firmes, canónicas, vinculantes; las verdades son
ilusiones de las que se ha olvidado que lo son." Hay en el hombre, según
Nietzsche, una "capacidad activa de olvido", que es un evidente
antecedente de la represión freudiana; F.
Nietzsche, La genealogía
de la moral, Alianza, Madrid 1995, 65-66: "[...] la fuerza de la capacidad
de olvido. Esta no es una mera vis
inertiae, como creen los superficiales, sino, más bien, una fuerza
activa, positiva en el sentido más riguroso del término, facultad de
inhibición, a la cual hay que atribuir el que lo únicamente vivido,
experimentado por nosotros, lo asumido en nosotros, penetre en nuestra
conciencia, en el estado de digestión (se lo podría llamar 'asimilación
anímica'), tan poco como penetra en ella todo el multiforme proceso con
el que se desarrolla nuestra nutrición del cuerpo, la denominada
'asimilación corporal'. [...] -éste es el beneficio de la activa, como
hemos dicho, capacidad de olvido, una guardiana de puerta, por así
decirlo, una mantenedora del orden anímico, de la tranquilidad, de la
etiqueta."
[23] Sobre
este tema cf. H.
Vaihinger, "Nietzsche und seine Lehre von bewust gewollten Schein", apéndice
de Die Philosophie des Als
Ob. System der theoretischen, praktischen und religiösen Fiktionen der
Menschheit auf Grund eines idealistischen Positivismus. Mit einem Anhang
über Kant und Nietzsche, Reuther und Reichard, Berlin 1913, 771-790. Publicado
en español junto con Sobre
verdad y mentira en sentido extramoral de
Nietzsche por Tecnos, Madrid 1996. Esta obra de Vaihinger ha influido a
Freud y a Adler.
[24] Nietzsche
la compara con la caza, y se llama a sí mismo, "cazarratas de
conciencias" y "tentador"; F.
Nietzsche, Más allá del
bien y del mal, 71: "El alma humana y sus confines, el ámbito de las
experiencias humanas internas alcanzado en general hasta ahora, las
alturas, las profundidades y lejanías de esas experiencias, la historia
entera del alma hasta este
momento y sus
posibilidades no apuradas aún: ese es, para un psicólogo nato y amigo de
la 'gran caza', el terreno de caza predestinado."
[26] Cf. S.
Freud, El malestar en la
cultura, en Obras
completas, vol. XXI, Amorrortu, Buenos Aires 1996, 120: "La agresión
es introyectada, interiorizada, pero en verdad reenviada a su punto de
partida; vale decir: vuelta hacia el yo propio. Ahí es recogida por una
parte del yo, que se contrapone al resto como superyó y entonces, como
'consciencia moral', está pronta a ejercer sobre el yo la misma
severidad agresiva que el yo habría satisfecho de buena gana en otros
individuos, ajenos a él. Llamamos 'consciencia de culpa' a la tensión
entre el superyó que se ha vuelto severo y el yo que le está sometido.
Se exterioriza como necesidad de castigo. Por consiguiente, la cultura
yugula el peligroso gusto agresivo del individuo debilitándolo,
desarmándolo, y vigilándolo mediante una instancia situada en su
interior, como si fuera una guarnición militar en la ciudad
conquistada."
[27] Cf.,
por ejemplo, F.
Nietzsche, Crepúsculo de
los ídolos o cómo se filosofa con el martillo, Alianza, Madrid 1997,
135: "Solo el cristianismo, que se basa en el resentimiento contra la
vida, ha hecho de la sexualidad algo impuro: ha arrojado basura sobre
el comienzo, sobre el presupuesto de nuestra vida."
[28] Cf. F.
Nietzsche, La genealogía
de la moral, 76: "Ver
sufrir produce bienestar; hacer sufrir, más bienestar todavía [...]. Sin
crueldad no hay fiesta: así lo enseña la más antigua, la más larga
historia del hombre -¡y también en la pena hay muchos elementos
festivos!" Sin embargo, según Nietzsche, esta crueldad reaparecería en
el cristianismo como "resentimiento"; lo ejemplifica con el mismo santo
Tomás: "Pues ¿qué es
la bienaventuranza de aquel paraíso?... Quizá ya nosotros mismos lo
adivinaríamos; pero es mejor que nos lo atestigüe expresamente una
autoridad muy relevante en estas cosas, Tomás de Aquino. 'Beati in regno
coelesti', dice con la mansedumbre de un cordero, 'videbunt poenas
damnatorum, ut beatitudo
illis magis complaceat'." [F.
NIETZSCHE, LA GENEALOGÍA
DE LA MORAL, 56]. ESTE TEXTO DE SANTO TOMÁS PERTENECE
A IN IV SENT., DIST.
50, Q. 2, A. 4A, IN C (S.TH. SUPPL. Q.94 A.1), Y SU SENTIDO
EVIDENTE NO ES EL DE UNA VENGANZA RESENTIDA CONTRA LOS CONDENADOS, SINO
EL DE LA GRATITUD HACIA DIOS POR HABER SIDO LIBRADOS POR SU MISERICORDIA
DEL CASTIGO ETERNO, Y UNA ALABANZA A SU PERFECTA JUSTICIA: "UT
BEATITUDO SANCTORUM EIS MAGIS COMPLACEAT, ET DE EA UBERIORES GRATIAS DEI
AGANT, DATUR E IS UT POENAS IMPIORUM PERFECTE INTUEANTUR."
[29] A
Nietzsche le gusta poner como ejemplo a su antiguo amigo R. Wagner, que
para él habría hecho una regresión al cristianismo; cf. F.
Nietzsche, El caso Wagner,
22-23: "Los problemas que él [Wagner] lleva a escena, que son puros
problemas de histerismo, lo que tienen de convulsivas sus pasiones, su
sensibilidad sobreexcitada, su gusto que pide siempre especias más
fuertes; su inestabilidad disfrazada de principio, y en particular la
elección de sus héroes y de sus heroínas, considerados como tipos
fisiológicos (una galería de enfermos), todo esto junto forma un cuadro
patológico que no deja la menor duda: Wagner
est une névrose. No hay cosa tan sabida hoy en día, al menos tan
estudiada, como el carácter proteiforme de la degeneración, que aquí se
oculta en la crisálida del arte y de un artista. Para los médicos y
fisiólogos Wagner es un caso muy interesante; por lo menos un caso muy
completo. Precisamente por ser archimoderna, esta enfermedad general de
todo el organismo, esta decrepitud y esta sobreexcitación de toda la
mecánica nerviosa, hace de Wagner el
artista moderno por excelencia, el Cagliosto de la modernidad."
[30] F.
Nietzsche, La genealogía
de la moral, 166: "(La neurosis religiosa aparece como
una forma del 'ser malvado': de ello no hay duda). ¿Qué es esa neurosis? Quaeritur.
Hablando a grandes rasgos, el ideal ascético y su culto sublimemente
moral, esa ingeniosísima, despreocupadísima y peligrosísima
sistematización de todos los medios de desenfreno del sentimiento bajo
la protección de propósitos santos se ha inscrito de un modo terrible e
inolvidable en la historia entera del hombre."
[31] Ibidem,
153: "Tal propósito [el
de "rendir por el hambre a la corporalidad y a la concupiscencia"]
sirve, puede servir para producir perturbaciones espirituales de toda
índole, 'luces interiores', por ejemplo, como ocurre en los hesicastos
del Monte Athos, alucinaciones de sonidos y formas, voluptuosos
desbordamientos y éxtasis de la sensualidad (historia de santa
Teresa)."; Ib., 165:
"Detrás del training de
expiación y redención encontramos epidemias epilépticas enormes, las más
grandes que la historia conoce, como las de los danzantes medievales de
San Vito y San Juan; encontramos, como otra forma de su influjo,
parálisis terribles y depresiones duraderas, con las cuales a veces el
temperamento de un pueblo o de una ciudad (Ginebra, Basilea) se
transforma, de una vez para siempre, en lo contrario de lo que era."
[32] F.
Nietzsche, El Anticristo.
Maldición sobre el cristianismo, Alianza, Buenos Aires 1996, 33.
[33] El
primero de todos, Cristo mismo: "Jesús es lo contrario
de un genio: es un idiota. Adviértase
su incapacidad para comprender una realidad: gira en torno a cinco, a
seis conceptos, que antes ha oído y que poco a poco ha entendido, es
decir, ha entendido falsamente -en ellos tiene su experiencia, su mundo,
su verdad- el resto le es ajeno. [...] El hecho de que los auténticos
instintos varoniles -no sólo los sexuales, sino también los de lucha,
orgullo, heroísmo- no se hayan desarrollado jamás en él, el hecho de que
se haya quedado retrasado y haya permanecido infantilmente en la edad de
la pubertad: ¡eso es propio de ciertas neurosis epileptoides! [...]
Jesús es un idiota en
medio de un pueblo muy listo... Sólo que sus discípulos no lo fueron.
-¡Pablo no era en modo alguno
un idiota! -de esto depende la historia del cristianismo." [Fragmento
póstumo de 1888].
[34] Además
de san Pablo, un ejemplo arquetípico sería para Nietzsche san Agustín:
"He leído ahora, para esparcimiento, las Confesiones de
san Agustín, lamentando grandemente el que tú no estuvieras a mi lado
¡Oh ese viejo retor! ¡Qué falso es, cómo pone los ojos en blanco! ¡Cómo
me he reído! (Por ejemplo, acerca del 'hurto' de su juventud, que es en
el fondo una historia de estudiantes) ¡Qué falsedad psicológica! (Por
ejemplo, cuando habla de la muerte de su mejor amigo, con quien tenía
una sola alma, y dice que se decidió a seguir viviendo para que, de esa
manera, su amigo no muriese del todo). Algo así es mentiroso hasta la
náusea. El valor filosófico, igual a cero. Platonismo aplebeyado,
es decir, una forma de pensar inventada para la más elevada aristocracia
del alma, acomodada aquí a naturalezas de esclavo. Por lo demás, leyendo
este libro es posible ver las entrañas del cristianismo: asisto a ello
con la curiosidad de un médico y filólogo radical!" [Carta al teólogo
Franz Overbeck, Niza, 31 de marzo de 1885].
[35] F.
Nietzsche, La genealogía
de la moral, 148: "Si se quisiera compendiar el valor de la
existencia sacerdotal, habría que decir sin más: el sacerdote es el
que modifica la dirección del
resentimiento. Todo el que sufre busca, en efecto, una causa de su
padecer; o, dicho con más precisión, un causante, o, expresado con mayor
exactitud, un causante responsable,
susceptible de sufrir, -en una palabra, algo vivo sobre lo que poder
desahogar, con cualquier pretexto, en la realidad o in
effigie, sus afectos: pues el desahogo de los afectos es el máximo
intento de alivio, es decir, de aturdimiento del que sufre, su
involuntariamente anhelado narcoticum contra
tormentos de toda índole." ibidem,
149: "'Yo sufro: alguien tiene que ser culpable de esto' -así piensa la
oveja enfermiza. Pero su pastor, el sacerdote ascético, le dice: '¡Está
bien, oveja mía!, alguien tiene que ser culpable de esto: pero tú misma
eres ese alguien, tú misma eres la única culpable de esto, -¡Tú misma
eres la única culpable de ti!...' Esto es bastante audaz, bastante
falso: pero con ello se ha conseguido al menos una cosa, con ello la
dirección del resentimiento, como hemos dicho, queda cambiada."
[37] Ibidem,
149-150. Cf. El Anticristo,
87-88 "Poner enfermo
al hombre es la verdadera intención oculta de todo el sistema de
procedimientos salutíferos de la Iglesia. Y la Iglesia misma -¿No es
ella el manicomio católico como último ideal? [...] El momento en que
una crisis religiosa se adueña de un pueblo viene caracterizado por
epidemias nerviosas; [...] los estados 'supremos' que el cristianismo ha
suspendido por encima de la humanidad, como valor de todos los valores,
son formas epileptoides. La Iglesia ha canonizado in
maiorem dei honorem únicamente
a locos o a
grandes estafadores."
[38] F.
Nietzsche, Más allá del
bien y del mal, 57-58.
[39] F.
Nietzsche, El crepúsculo
de los ídolos, 55: "Otro triunfo [sobre el cristianismo] es nuestra
espiritualización de la enemistad.
Consiste en comprender profundamente el valor que posee el tener
enemigos: dicho con brevedad, en obrar y sacar conclusiones al revés de
cómo la gente obraba y sacaba conclusiones en otro tiempo. La Iglesia ha
querido siempre la aniquilación de sus enemigos: nosotros, nosotros los
inmoralistas y anticristianos, vemos nuestra ventaja en que la Iglesia
subsista... [...] Sólo se es fecundo a condición de ser rico en
antítesis." Esta concepción dialéctica de la enemistad se encuentra
también en S. Kierkegaard, Temor
y temblor, Losada, Buenos Aires 1991, 19: "Los grandes hombres
sobrevivirán en la memoria; pero cada uno de ellos fue grande según la
importancia de aquello que combatió. Porque quien luchó contra el mundo
fue grande triunfando del mundo [...]; pero fue el más grande de todos
quien luchó contra Dios."
[40] F.
NIETZSCHE, MÁS ALLÁ DEL
BIEN Y DEL MAL, 173-174 "¡PERMANEZCAMOS DUROS,
NOSOTROS, LOS ÚLTIMOS ESTOICOS!, Y ENVIEMOS EN SU AYUDA TODAS LAS COSAS
DEMONÍACAS QUE AÚN NOS QUEDAN -NUESTRA NÁUSEA FRENTE A LO BURDO E
IMPRECISO, NUESTRO NITIMUR
IN VETITUM, NUESTRO VALOR
DE AVENTUREROS, NUESTRA CURIOSIDAD ALECCIONADA Y EXIGENTE, NUESTRA MÁS
SUTIL, MÁS ENMASCARADA, MÁS ESPIRITUAL VOLUNTAD DE PODER Y DE SUPERACIÓN
DEL MUNDO, LA CUAL MERODEA Y YERRA ANSIOSA EN TORNO A TODOS LOS REINOS
DEL FUTURO, - ACUDAMOS EN AYUDA DE NUESTRO 'DIOS' CON TODOS NUESTROS
'DEMONIOS'! ES PROBABLE QUE A CAUSA DE ESTO NO NOS RECONOZCAN Y NOS
CONFUNDAN CON OTROS: ¡QUÉ IMPORTA! DIRÁN: "SU 'HONESTIDAD'- ¡ES SU
DEMONISMO, Y NADA MÁS QUE ESO!" ¿QUÉ IMPORTA! ¿AUN CUANDO TUVIESEN
RAZÓN! ¿NO HAN SIDO TODOS LOS DIOSES HASTA AHORA DEMONIOS REBAUTIZADOS
SANTOS? ¿Y QUÉ SABEMOS NOSOTROS, EN ÚLTIMA INSTANCIA, DE NOSOTROS? ¿Y
CÓMO QUIERE LLAMARSE EL
ESPÍRITU QUE NOS GUÍA? (ES UNA CUESTIÓN DE NOMBRES). ¿Y CUÁNTOS
ESPÍRITUS ALBERGAMOS EN NOSOTROS?"
[41] F.
Nietzsche, La gaya ciencia,
Sarpe, Madrid 1984, 166. Es admirable la cercanía de este texto de
Nietzsche con la alucinación diabólica de Iván Karamazov, en la famosa
obra de Dostoievski (IV Parte, Libro 11, capítulo 9).
[42] Klages
dedicó una obra al estudio de Nietzsche, Die
psychologischen Errungenschaften F. Nietzsche, Leipzig 1926. Las
siguientes palabras demuestran claramente la admiración religiosa que el
filósofo alemán le despertaba: "el ardor de su visión metafísica
alimenta en él, casi exclusivamente, el rayo luminoso de la crítica,
aguzándolo hasta lograr una fuerza de penetración jamás alcanzada. El
instrumento de su visión es el don del 'discernimiento de espíritus',
armado de las flechas más aceradas de la inteligencia. Por primera vez,
después del medioevo y en las formas más familiares del presente,
tenemos en él un ejemplar de la flor que nace cada mil años, es decir,
el mayor catador de almas y conocedor de espíritus, que no sepulta, como
los poetas, el contorno de sus verdades infinitas bajo las esteras
floridas de una imaginación sentimental." (L. KLAGES, LOS
FUNDAMENTOS DE LA CARACTEROLOGÍA, PAIDÓS, BUENOS AIRES 1965,
306-307). QUE ESTE "DON DE DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS", PROCEDE EN MODO
LLAMATIVAMENTE OPUESTO AL IGNACIANO, DE MÁS ESTÁ AQUÍ DECIRLO.
[43] Cf. R.
Noll, The Jung Cult,
Princeton University, Princeton 1994; tr. it. Jung,
il profeta ariano, Mondadori, Milano 1999, 156: "Las más
importantes de estas 'discusiones nocturnas' fueron las tenidas entre
1897 y 1903 por el grupo de Schwabing-München conocido como kosmische
Runde (Círculo cósmico).
Sus principales exponentes eran el estudioso independiente Alfred
Schuler (1865-1923), y el filósofo y grafólogo Ludwig Klages
(1872-1956), que se transformarían en personajes de primer plano en el
movimiento völkisch,
Karl Wolfskehl, poeta hebreo y profesor de literatura en la Universidad
de München, y, en modo discontinuo, el célebre poeta Stefan George
(1868-1933). [...] Pronto el Círculo cósmico se dió a elaboradas
evocaciones ceremoniales y ritos de adoración de la Gran Madre Tierra (Erdmutter)
[...]. Además, el culto promovió una abierta oposición a la cultura
judaico-cristiana y a la burguesía. Cuando, en 1903, el creciente
antisemitismo de Klages y Schuler llevó a la ruptura con George y
Wolfskehl, los dos primeros fusionaron sus ideas del culto a la Madre
Tierra y sobre el eterismo con el vitalismo de la biología evolucionista
y se convirtieron en autores de un paganismo völkisch basado
sobre la sacralización mística de la 'sangre' (die Blutleuchte).
En efecto, se unieron a Diederichs y a su Círculo Tarde y al movimiento
juvenil alemán para practicar rituales de adoración del sol y otras
formas de espiritualidad neopagana völkisch."
p.157: "En los años veinte Klages vivía en Kilchberg, en Suiza, no lejos
del psiquiatra [Jung]. Junto a sus otras actividades völkisch,
él había inaugurado el análisis de la escritura como método para
discernir los rasgos de la personalidad y, ya en 1897, había fundado en
München un Instituto grafológico. Si bien él era antes que nada un autor
de obras filosóficas, su psicología práctica asumió el nombre de
'caracterología'. El así llamado 'análisis de la expresión' y la
caracterología constituyeron la base de la psicología alemana en el
período nazista y hasta los últimos años de la década del cincuenta.
Tales técnicas fueron usadas sobre todo por las fuerzas armadas, durante
el nazismo, para la selección de oficiales."
[44] L. KLAGES, LOS
FUNDAMENTOS DE LA CARACTEROLOGÍA, PAIDÓS, BUENOS AIRES 1965, 307:
"LA APRECIACIÓN DE SU IMPORTANCIA PARA UNA POSIBLE PSICOLOGÍA FUTURA,
REQUERIRÍA UN CAPÍTULO ESPECIAL. MENCIONAMOS AQUÍ SÓLO UN HECHO CAPITAL
QUE HACE BRILLAR CON LUZ PROPIA LA ACTITUD ESENCIALMENTE PSICOLÓGICA DE
NIETZSCHE. EL RASGO CARACTERÍSTICO DE SU FILOSOFÍA ES EL INTENTO, SIN
BENEVOLENCIA NI PRECONCEPTOS, DE EXAMINAR, POR EJEMPLO, NO SOLAMENTE LA
ÉTICA, SINO TAMBIÉN LA INTELIGENCIA, EN SU VALOR
BIOLÓGICO. 'LA FALSEDAD DE UN JUICIO NO ES UNA OBJECIÓN CONTRA ESE
JUICIO' TESIS CUYAS CONSECUENCIAS CABE DEDUCIR DE SU ANTÍTESIS MÁS
POSITIVA: LA VERDAD NO ES
UN VALOR EN SÍ. EL ÓRGANO
DEL PENSAMIENTO, DIRIGIDO POR RAZONES Y FINES, TAMBIÉN SE REVELA
CONDICIONADO POR EL INSTINTO, Y SUS CRITERIOS SON EN TAL SENTIDO
SUBJETIVOS."
[45] Ibidem,
307-308: "Hasta él no hubo psicólogo alguno cuyos análisis, por
penetrantes que fuesen, no condujeran finalmente a una nueva 'salvación'
de los hombres. Por el contrario, el punto de vista de Nietzsche está
fuera de la humanidad o, en el sentido más amplio de la expresión, 'más
allá del bien y del mal', como conviene evidentemente al que hace de la
humanidad objeto de sus investigaciones. Sólo así le fue posible
descubrir el 'resentimiento' en el germen de todos los juicios de valor
morales, y poner al desnudo el empobrecimiento del instinto que,
disfrazado de 'ideales' de toda clase, falsea la concepción del mundo,
particularmente la del hombre moderno."
[46] Ibidem,
32 (nota 183): "El llamado psicoanálisis (=disolución del alma), desde
el punto de vista de la historia del pensamiento es el inverosímil hijo
bastardo de un casamiento desproporcionado aun más inverosímil: el
casamiento ridículo del atomismo de las representaciones de Herbart con
la filosofía del autoengaño de Nietzsche. [...] Las ingeniosas y
profundas consideraciones de Nietzsche sobre la táctica del autoengaño,
están aquí traducidas al lenguaje del juego de intrigas completamente
vulgar [...]."
[47] Los
tres autores más citados en su famosa obra Der
Aufbau der Person más
tarde publicado como Der
Aufbau der Charakters (editado
en español como La
estructura de la personalidad), son Klages (35 citas), Nietzsche
mismo (35 citas) y Freud (más de 20 citas); es decir, el sello de fondo
nietzscheano es sumamente claro, aunque a veces esboce alguna crítica al
pensamiento de Nietzsche (como por ejemplo, al referirse al tema de lacompasión,
y a su valoración negativa de la moral) y lo integre en una concepción
de fondo más próxima a una especie de romanticismo religioso. Aquí
citamos algunas referencias de Lersch a Nietzsche, en Ph.
Lersch, La estructura de
la personalidad, Scientia, Barcelona 1971, 70: "Corresponde a
Nietzsche el extraordinario mérito de haber descubierto estas conexiones
motivacionales inconscientes, lo cual dio lugar a que se aplicara a su
investigación psicológica el calificativo poco feliz de 'psicología
desenmascarante'." Y en cuanto a la relación de Nietzsche y el
psicoanálisis, p.584: "Después de que Schopenhauer y Nietzsche
dirigieron su mirada hacia los procesos anímicos situados bajo la
superficie de la vida consciente, fue el psicoanálisis al crear y
precisar el concepto del inconsciente, el que nos ha enseñado que lo
anímico va más allá de aquello que experimenta la conciencia [...]."
[48] K.
Jaspers, Psicología
de las concepciones del mundo, Gredos, Madrid 1960, 12.
[49] Cf. ibidem,
11: "Había sido recibido en el cuerpo docente de la universidad, con la
finalidad de conseguir la cátedra de psicología, no la de filosofía.
Apoyado en la frase de Aristóteles: 'el alma es, en cierto modo, todo'
comencé con la mejor voluntad a encuadrar bajo el nombre de psicología
todo lo que se puede saber, pues no hay nada que en este sentido amplio,
no tenga un lado psicológico. No admití en modo alguno la delimitación
de la psicología que entonces dominaba en el círculo de Heidelberg (Windelband,
Rickert). Lo que bajo el título de 'psicología comprensiva' había
comenzado en un capítulo de mi Psicopatología,
llegó a ser para mí idéntico a lo que estaba hecho en la gran tradición
del comprender científico-moral y filosófico."
[50] K.
Jaspers, Psicopatología
general, Fondo de Cultura Económica, México 1996, 356.
[52] La
preocupación de Nietzsche por desentrañar el origen psicológico de la
moral encontró inspiración en su amigo Paul Rée (1849-1901),
-quien le presentara a Lou Salomé-
con quien convivió en Sorrento durante el invierno de 1876-1877, autor
de la obra El origen de
los sentimientos morales. Rée, queriendo dar una base "científica" a
sus ideas se propuso estudiar medicina con la intención de
especializarse en psiquiatría, como nos relata su amiga L.
Andreas-Salomé, Frédéric
Nietzsche, Gordon & Breach, London 1989,164-165: "Il se tourna donc
vers la médecine, refit toutes ses études et passa un examen qui lui
permit d'exercer légalment. Il avait l'intention de se vouer pour un
certain temps à la psychiâtrie, et de revenir, par ce détour, aux
sciences philosophiques. Jamais les deux amis ne furent plus éloignés
l'un de l'autre, qu'a cette époque où ils semblaient poursuivre un but
identique".
[53] F.
Nietzsche, La gaya ciencia,
24.
[54] Para
la psicología contemporánea vale tal vez, en parte, lo que dice Foucault
del psicoanálisis; Cf. M.
Foucault, Les mots et les
choses. Un
archéologie des sciences humaines, Gallimard,
Mayenne 1966, 387: "[La psychanalyse] ne peut pas se déployer comme pure
connaissance spéculative ou théorie générale de l'homme. Elle en peut
traverser le champ tout entier de la représentation, essayer de
contournier ses frontières, pointer vers le plus fondamental, dans la
forme d'une science empirique bâtie à partir de observations soigneuses;
cette percée ne peut être faite qu'a l'interieur d'une pratique où ce
n'est pas seulement la connaissance qu'on a de l'homme qui est engagée,
mais l'homme lui-même, -l'homme avec cette Mort qui est à l'oeuvre dans
sa souffrance, ce Désir qui a perdu son objet, et ce langage par lequel,
à travers lequel s'articule silencieusement la Loi."
[55] Podríamos
citar muchas obras de profundización en este tema. Tal vez una de las
más completas sea la del psicoanalista francés P.-L. Assoun,Freud.
La filosofía y los filósofos, Paidós, Barcelona 1982. Como un
ejemplo de las afirmaciones freudianas acerca de su desinterés por la
filosofía, cf.S. Freud, "Presentación autobiográfica", en Obras
completas, vol. XX, Amorrortu, Buenos Aires 1990, 55: "Aun donde me
he distanciado de la observación, he evitado cuidadosamente aproximarme
a la filosofía propiamente dicha. Una incapacidad constitucional me ha
facilitado mucho esa abstención. Siempre fui receptivo para las ideas de
G. T. Fechner, y en puntos importantes me he apuntalado en este
pensador. Las vastas coincidencias del psicoanálisis con la filosofía de
Schopenhauer -no sólo conoció el primado de la afectividad y la eminente
significación de la sexualidad, sino aun el mecanismo de la represión-
no pueden atribuirse a una familiaridad que yo tuviera con su doctrina.
He leído a Schopenhauer tarde en mi vida. En cuanto a Nietzsche, el otro
filósofo cuyas intuiciones e intelecciones coinciden a menudo de la
manera más asombrosa con los resultados que el psicoanálisis logró con
trabajo, lo he rehuido durante mucho tiempo por eso mismo; me importa
mucho menos la prioridad que conservar mi posición imparcial."
[56] S.
Freud, Jugendbriefe an
Eduard Silberstein (1871-1881), trad.
esp. Cartas de juventud,
Amia, Buenos Aires, 1997.
[57] "Dado
que este hombre [Karl Grün, pseudónimo de Ernst von der Haide,
1817-1887] además publicó una biografía de Feuerbach que
hace justicia a la importancia de este hombre, que es el que más venero
y admiro entre todos los filósofos, tengo respeto por Grün y me
satisface que sea un defensor tan convencido de 'nuestras' verdades."
Viena, 7 de marzo de 1875. "Me sabría muy mal que tú, el jurista,
descuidaras totalmente la filosofía, mientras yo, un impío estudiante de
medicina y empírico, asisto a dos cursos de filosofía, leyendo en
compañía de Paneth a Feuerbach." Viena, 8 de noviembre de 1874.
[58] "'Así
vivimos, así caminamos felizmente', aunque no fue hasta 1873 que
Friedrich Nietzsche criticó en Estrasburgo esta cita de David Strauss
como pedante." Viena, 13 de marzo de 1875 (es decir, dos años después de
la crítica nietzscheana; aquí podemos ver un temprano interés por
Nietzsche, quien no había llegado aún a la madurez de su pensamiento).
[59] "Los
libros que leo merecen tan poco este destino que podrían muy bien estar
grabados en hierro, siempre que el kilo no fuera demasiado caro. Se
trata de lecciones de Helmholtz, del Sartor Resañus de Carlyle y de la
Ética a Nicómaco de Aristóteles." Viena,
13 de agosto de 1874.
[60] Cf. M.
Beuchot, "Aristóteles y la escolástica en Freud a través de Brentano", Espíritu, 48
(1998) 162: "Fue alumno suyo en los siguientes cursos: en los semestres
tercero, cuarto y quinto (invierno 1874/75, verano de 1875 e invierno
1875/76), 'Lecturas de textos filosóficos'; en el cuarto semestre
(verano de 1875); cursó además con él la 'Lógica', y en el sexto
semestre (verano de 1876), 'La filosofía de Aristóteles'. Fueron los
únicos cursos no médicos que llevó Freud en los ocho semestres en que
estudió la carrera. Eso muestra que la relación entre Brentano y Freud
no fue eventual ni corta, sino personal y larga." Cf. S.
Freud, Cartas de juventud,
Amia, Buenos Aires 1997, 115:
"Uno de los cursos -¡escucha y maravíllate!- trata de la existencia de
Dios, y el profesor Brentano, quien lo da, es un hombre magnífico, un
sabio y filósofo a pesar de que considera necesario apoyar con sus
razones esta existencia etérea de Dios. Próximamente te escribiré, es
decir, tan pronto como un argumento suyo toque realmente el asunto (de
momento no hemos pasado aún las cuestiones previas), para no cortarte el
camino a la salvación en la fe." Viena, 8 de noviembre de 1874. Ibidem,
114: "Con él [Brentano] hemos (yo y Paneth) tramado una relación más
estrecha. Le enviamos una carta con objeciones; él nos invitó a su casa,
nos las refutó, pareció interesarse por nosotros, nos preguntó por Wahle
quien tuvo la suerte de ser el único que asistió a una clase que se
había anunciado de imprevisto. Y ahora, después de haberle entregado una
segunda carta con objeciones, nos ha citado nuevamente a su casa. De
este hombre extraño (es creyente, teólogo (!) y darwiniano y una persona
muy inteligente, casi diría genial) y en muchos aspectos ideal, te
contaré algunas cosas en viva voz. Por ahora te adelanto la novedad de
que precisamente por efecto de la influencia de Brentano ha madurado mi
decisión de hacer el doctorado en filosofía sobre la base de mis
estudios de filosofía y zoología; además estoy haciendo gestiones para
conseguir mi ingreso en la facultad de filosofía a partir del próximo
semestre o del próximo año." Viena, 7 de marzo de 1875. Ibidem,
151-152: "De los autores de filosofía (Brentano) escogió a aquellos que
deberíamos leer y criticó despiadadamente a todos los demás. Nos dijo
que teníamos que empezar con Descartes, leerlo íntegramente porque con
él había comenzado un nuevo impulso para la filosofía. De sus
seguidores, Guelinx, Malebranche, Spinoza, ninguno merecía la pena ser
leído. Todos continúan en el lado equivocado de la filosofía de
Descartes, con su separación total entre alma y cuerpo. [...] En cambio,
no se podía pasar por alto aLocke y
a Leibniz, el primero
era un pensador extremadamente inspirado, el último sólo a menudo
insuficiente por su excesiva dispersión. [...] no se podía evitar a Hume y
a Kant dentro
del período del escepticismo. [...] Kant no merece ni mucho menos la
reputación que sigue teniendo: según él estaría lleno de sofismas, un
pedante insoportable [...]. Lo que da relevancia a Kant son sus
sucesores, Schelling, Fichte, Hegel,
y los llama sencillamente farsantes. [...] De los contemporáneos nos
recomendó a Auguste Comte [...]." Lunes 15 de marzo de 1875. Ibidem,
153. "No he escapado a su influencia [de Brentano], no soy capaz de
refutar un simple argumento teísta, que es la culminación de sus
disquisiciones. Su gran mérito es el desprecio de toda fraseología, de
toda pasión y del empeño de tachar de herejía a cualquier cosa.
Demuestra a Dios con tan poco partidismo y con tanta exactitud como otro
demostraría la teoría de la ondulación frente a la de la emisión.
Evidentemente sólo soy teísta a la fuerza, porque soy lo bastante
honesto como para reconocer mi indefensión ante su argumento, pero no
tengo intenciones de darme por vencido tan rápida y sencillamente. [...]
De momento he dejado de ser materialista pero todavía no soy teísta.
[...] es contrario al darwinismo [...] pero aunque el darwinismo se
sostuviera, como espero, no contradice a su teología y a su Dios."Ibidem, 155:
"Desde que Brentano me disputó su Dios con tanta facilidad, temo que
algún día me dejaré capturar por las demostraciones científicas del
espiritismo, de la homeopatía, de Louise Lateau, etc." Viena,
27 de marzo de 1875; y continúa: "su Dios es meramente un principio
lógico y yo lo acepté como tal. [...] Por desgracia, la concesión a un
concepto de Dios significa emprender un camino descendente."
[61] M.
Beuchot, "Aristóteles y la escolástica en Freud a través de Brentano",
162: "Theodor Gomperz, dirigía la edición de las obras de Stuart Mill en
alemán, y el volumen 12 (1880) de esa colección había sido traducido por
Freud. Heinrich Gomperz quiso conocer la relación de su padre con Freud,
y escribió a este último. Freud le contestó diciendo en su carta del 9
de junio de 1932, que Brentano, quien era ya un maestro afamado, lo
había recomendado, y le explica: 'Su padre, en una fiesta... mencionó
que estaba buscando un traductor, y Brentano, cuyo
estudiante era yo entonces o había sido incluso desde tiempo atrás,
mencionó mi nombre'. [...] Por su parte James R. Barclay subraya que, si
Freud dejó de ser discípulo de Brentano en 1876, y éste lo recomendó
como traductor a Gomperz en 1880, esto fue cuatro años después del
último seminario opcional que cursó, lo cual indica el aprecio que había
entre ellos."
[62] P.-L.
Assoun, Freud. La
filosofía y los filósofos, 18-19: "El aprendizaje de la racionalidad
filosófica produjo suficientes frutos para que diez años después, a fin
de iniciar a su novia en la especulación, Freud pensara en redactar un A.B.C.
filosófico. Jones lo
refiere así: 'Freud continuaba siendo un gran aficionado a la lectura y
quería que Martha participara de ese gusto. Con la esperanza de
interesarla en su trabajo, Freud llegó hasta redactar para ella una
introducción general a la filosofía que llamó A.B.C.
filosófico'."
[63] "Entre
tantas perspectivas buenas puedo mezclar la noticia de una muerte: la
revista que habíamos fundado entre tres, luego entre cuatro, yo, Paneth,
Emanuel Loewy y Lipiner,
descansa en la paz del señor. Fui yo quien le dio el golpe mortal: hacía
tiempo que estaba agonizando y me dio lástima verla sufrir. Le he dado
la vida y se la he quitado, mi nombre sea alabado eternamente, amén. De
ahora en adelante tendré que guardar mis pensamientos filosóficos
totalmente para mí o pasarlos a Paneth en estado no mineralizado."
Viena, 30 de enero de 1875.
[64] El
autor más citado por Freud es, al parecer, Goethe:
casi setenta veces. Nietzsche, Schopenhauer, Kant, Platón y Aristóteles,
son los autores que le siguen, pero muy lejos, con alrededor de diez
citas cada uno. La obra en la
que encontramos el mayor número de referencias a filósofos es sin dudas La
interpretación de los sueños, su primer escrito realmente
importante.
[65] S.
Freud, ¿Pueden los legos
ejercer el análisis? Diálogos con un juez imparcial, en Obras
completas, vol. XX, Amorrortu, Buenos Aires 1990, 233.
[66] Ibidem,
236. Cf. Ibídem,
232-233: "en modo alguno consideramos deseable que el psicoanálisis sea
fagocitado por la medicina y termine por hallar su depósito definitivo
en el manual de psiquiatría, dentro del capítulo 'Terapia' junto a
procedimientos como la sugestión hipnótica, la autosugestión, la
persuasión, que, creados por nuestra ignorancia, deben sus efímeros
efectos a la inercia y cobardía de las masas de seres humanos. Merece un
mejor destino, y confiamos en que lo tendrá. Como 'psicología de lo
profundo', doctrina de lo inconsciente anímico, puede pasar a ser
indispensable para todas las ciencias que se ocupan de la historia
genética de la cultura humana y de sus grandes instituciones, como el
arte, la religión y el régimen social. Yo creo que ya ha prestado
valiosos auxilios a estas ciencias para la solución de sus problemas,
pero esas no son sino contribuciones pequeñas comparadas con las que se
obtendrán cuando los historiadores de la cultura, los psicólogos de la
religión, los lingüistas, etc., aprendan a manejar por sí mismos el
nuevo medio de investigación que se les ofrece. [...] Se verán
precisados a comprender el análisis por el único camino practicable:
sometiéndose ellos mismos a un análisis."
[67] Sobre
la relación de Freud y Nietzsche, la obra más importante es también de
Assoun, Freud et Nietzsche,
Quadrige-Presses Universitaires de France, Paris 1998. Este
autor señala tres etapas fundamentales en la relación de Freud con
Nietzsche (p.7): "Après avoir été un admirateur -réticent autant que
sincère - vers 1875- de Nietzsche, après s'être senti un 'collègue' en 'découvertes'
-autour de 1900-, puis être devenu un usager des intuitions
prémétapsychologiques nietzschéenes -autour 1914-, Freud s'avère un
lecteur de La Volonté de
puissance, cette pierre de touche du 'nietzschéisme', via pulsion de
mort -vers 1920."
[68] Correspondencia
Freud-Zweig, Granica, Buenos Aires 1974, 85-86 (12 de mayo de 1934):
"Durante mi juventud, Nietzsche significó algo así como una personalidad
noble y distinguida que me era inaccesible. Un amigo mío, el doctor
Paneth, lo había conocido personalmente y me escribió muchísimo acerca
de él. Y más tarde me sentí relacionado con él no menos como su Bilanz
[libro escrito por Zweig]."
[69] Cf. S.
Freud, La moral sexual
"cultural" y la nerviosidad moderna (1908), en Obras
completas, vol. IX, Amorrortu, Buenos Aires 1996, 163-181.
[70] Aunque,
a través de algunos testimonios, sabemos acerca de la extraña
"esperanza" de Freud en el advenimiento del "superhombre" nietzscheano;
cf. R. de Becker, La
vida trágica de Sigmund Freud, Biblioteca
Nueva, Madrid 1972, 218-219: "[Freud] hizo esta declaración, más
'secreta' que las otras, a Lou
Andreas-Salomé: 'Puesto que no podemos considerar nuestra
civilización actual - la más evolucionada de todas-, más que como una
gigantesca hipocresía, debe deducirse que orgánicamente no estamos
hechos para ella. Hay que abdicar y el Gran Desconocido, el Gran Manitou,
disimulado tras el destino, renovará esta experiencia con una raza
diferente."
[71] S.
Freud, "El yo y el ello", en Obras,
vol 3, Biblioteca Nueva, Madrid 1973, 2707.
[72] S.
Freud, "Análisis terminable e interminable", en Obras
completas, vol. XXIII, Amorrortu, Buenos Aires 1996.
[73] S.
Freud, "El porqué de la guerra", en Obras,
vol. 3, Biblioteca Nueva, Madrid 1973, 3213-3214.
[74] Cf. S.
FREUD, "EL PORVENIR DE UNA ILUSIÓN", EN OBRAS
COMPLETAS, AMORRORTU,
BUENOS AIRES, 1996, VOL.XXI, 52-53. SU DISCÍPULO OSKAR PFISTER, PASTOR
PROTESTANTE, SE DIO CUENTA DE ESTO DESPUÉS DE MUCHOS AÑOS DE RELACIÓN
CON FREUD; CF. S. FREUD - O.
PFISTER, CORRESPONDENCIA (1909-1939),
FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, MÉXICO 1966, 16-18 (24 DE NOVIEMBRE DE
1927): "SU SUSTITUTO PARA LA RELIGIÓN ES ESENCIALMENTE EL PENSAMIENTO DE
LA ILUSTRACIÓN DEL SIGLO XVIII, RENOVADO Y MODERNIZADO EN FORMA
SOBERBIA. [...] EL CRITERIO QUE USTED DEFIENDE LO CARACTERIZÓ YA
NIETZSCHE CON LAS PALABRAS: 'SE HABRÁ ENTENDIDO YA A DÓNDE QUIERO
LLEGAR, A SABER, QUE SIGUE SIENDO UNA FE
METAFÍSICA LA QUE SIRVE
DE APOYO A NUESTRA FE EN LA CIENCIA, Y QUE TAMBIÉN NOSOTROS, LOS
CIENTÍFICOS DE AHORA, LOS ATEOS Y ANTIMETAFÍSICOS, TOMAMOS TODAVÍA NUESTRO FUEGO
DE LA HOGUERA QUE INCENDIÓ UNA FE MILENARIA, LA FE DE LOS CRISTIANOS QUE
FUE LA DE PLATÓN: DE QUE DIOS ES LA VERDAD Y QUE LA VERDAD ES DIVINA...
¿PERO QUÉ SUCEDERÁ SI ESTO RESULTA CADA VEZ MENOS CREÍBLE, SI YA NADA
PERMANECE DIVINO, CON EXCEPCIÓN DEL ERROR, DE LA CEGUERA, DE LA
MENTIRA?'"; Y ALLÍ MISMO AGREGA: "YO NO ENTIENDO BIEN EL CONCEPTO QUE
TIENE USTED DE LA VIDA. ES IMPOSIBLE QUE TODO SE REDUZCA A LO QUE USTED
RECHAZA COMO FINAL DE LA ILUSIÓN Y QUE USTED ALABA COMO ÚNICO CONTENIDO
VERDADERO. ESTE MUNDO SIN TEMPLOS, SIN ARTE, SIN POESÍA, SIN RELIGIÓN,
ES A MI MODO DE VER UNA ISLA DEL DEMONIO A LA QUE SÓLO UN SATANÁS, Y NO
EL AZAR CIEGO, PODRÍA EMPUJAR A LOS HOMBRES. [...] SI FORMARA PARTE DEL
TRATAMIENTO PSICOANALÍTICO EL LOGRAR QUE LOS PACIENTES ACEPTARAN ESTE
MUNDO DESOLADO COMO LA NOCIÓN SUPREMA DE LA VERDAD, YO ENTENDERÍA MUY
BIEN QUE ESTAS POBRES GENTES PREFIRIERAN RECLUIRSE EN LA CELDA DE SU
ENFERMEDAD EN LUGAR DE MARCHAR POR ESTE DESIERTO HELADO Y HORRIBLE".
[75] Sobre
este importante autor, cf. nuestro artículo "Rudolf Allers, psicólogo
católico", en Ecclesia, 15
(2001) 539-562.
[76] Cf. M.
F. Echavarría, "La soberbia y la lujuria como patologías centrales de la
psique según Alfred Adler y santo Tomás de Aquino", en I.
Andereggen - Z. Seligmann, La
psicología ante la gracia, 41-162.
[77] Nacido
en una familia tradicional católica, la formación cristiana de Lacan fue
muy buena, así como su formación clásica, incluyendo tanto el
conocimiento del latín y el griego como de los grandes autores
tradicionales, como san Agustín y
santo Tomás de Aquino. Baruzi lo
introdujo al conocimiento de Spinoza, como también, muy probablemente, a
una interpretación racionalista de san Juan de
la Cruz. Estas influencias, así como la lectura de Hegel y
Nietzsche, lo fueron apartando del auténtico cristianismo, hasta llegar,
como ya hemos dicho, a la ruptura definitiva. Cabe señalar que su
actitud fue el opposito
per diametrum de la de su
hermano Marc-Marie, sacerdote franciscano (a quien Lacan le dedicara su
tesis doctoral en psiquiatría, De
la psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad).
También Martin Heidegger ejerció
notable influjo sobre él. En cambio, su estructuralismo no responde
exactamente al de Ferdinand De Saussure ni
al de Claude Levi-Strauss, sino que parece más bien un método a través
del que se expresa su freudismo nietzscheano.
[78] Cf. J.
Lacan, Seminario (2). El
yo en la Teoría de Freud y en
la técnica psicoanalítica, Paidós, Buenos Aires 1986, 23: "Lo que
Freud introdujo a partir de 1920 son las nociones suplementarias
entonces necesarias para mantener el principio del descentramiento del
sujeto. Pero lejos de habérselo comprendido como debía, hubo una
avalancha general, verdadera liberación de colegiales: ¿Ah,
el bueno yo, otra vez con nosotros! ¿Qué alivio, volvemos a los caminos
de la psicología general! ¿Cómo
volver a ellos con regocijo cuando esta psicología general no sólo es un
asunto de escuela o de comodidad mental, sino realmente la psicología de
todo el mundo? Y, como su más reciente manifestación, tenemos las
geniales elucubraciones que en este momento nos llegan de ultramar."
[79] Ibidem, 108.
Cf. también, J. Lacan,
"La cosa freudiana", en Escritos
(I), Siglo XXI, Buenos Aires 1988, 403: "De treinta y cinco años de
cohabitación con el yo bajo
el techo de la segunda tópica freudiana, de los cuales diez de
relaciones más bien tormentosas, regularizada finalmente por el
ministerio de la señorita Anna Freud en
un matrimonio cuyo crédito social no ha cesado de ir en aumento, hasta
el punto de que me aseguran que pronto pedirá la bendición de la
Iglesia, en una palabra como en ciento, de la experiencia más bien
continuada de los psicoanalistas, no sacarán ustedes nada más que ese
cajón. Cierto que está lleno hasta los bordes de viejas novedades y de
nuevas antiguallas cuyo amasijo no deja de ser divertido. El yo es
una función, el yo es
una síntesis, una síntesis de funciones, una función de síntesis. ¡Es
autónomo! Esa sí que es buena. Es el último fetiche introducido en el
sancta sanctorum de la práctica que se autoriza por la superioridad de
los superiores."
[80] J.
Lacan, Seminario (2),
108.
[81] Cf. J.
Lacan, "El estadio del espejo como formador de la función del yo (je)
tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica", en Escritos
(I), 86-93. Nótese en el título el uso del término experiencia,
para designar al conocimiento psicoanalítico.
[82] J.
Lacan, "El seminario sobre La
carta robada", en Escritos
(I), 5.
[83] Es
decir, de otro subsancial que existiría fuera de la relación
lingüística, fuera del curso de los significantes. Esto sería el "alma
bella" (expresión que presente en muchos autores como Goethe, muy usada
por Hegel y Nietzsche): "El
yo del hombre moderno ha tomado su forma, lo hemos indicado en otro
lugar, en el callejón sin salida dialéctico del 'alma bella' que no
reconoce la razón misma de su ser en el desorden que denuncia en el
mundo." [J. LACAN, "LA FUNCIÓN
DE LA PALABRA", EN ESCRITOS
(I), 270-271].
[84] J.
Lacan, Seminario (2),141.
[85] J.
Lacan, "Función y campo de la palabra", en Escritos
(I), 126.
[86] Ibidem, 265-266.
Cf. p.268: "Los símbolos envuelven en efecto la vida del hombre con una
red tan total, que reunen antes de que él venga al mundo a aquellos que
van a engendrarlo 'por el hueso y por la carne', que aportan a su
nacimiento con los dones de los astros, si no con los dones de las
hadas, el dibujo de su destino, que dan las palabras que lo harán fiel o
renegado, la ley de los actos que lo seguirán incluso hasta donde no es
todavía y más allá de su misma muerte, y que por ellos su fin encuentra
su sentido en el juicio final en que el verbo absuelve su ser o lo
condena -salvo que se alcance la realización subjetiva del
ser-para-la-muerte."
[87] J.
Lacan, "La cosa freudiana", en Escritos
(I), 388; 389: "Si Freud no
ha aportado otra cosa al conocimiento del hombre sino esa verdad de que
hay algo verdadero, no hay descubrimiento freudiano."
[88] Ibidem. En
su concepción de la verdad, Lacan se
opone conscientemente a la que formulara san Agustín con
su doctrina de la iluminación, según la cual toda verdad procede de
Dios, sol de los espíritus.
Lacan dedica una famosa lección de sus seminarios al estudio del De
Magistro de san Agustín,
en diálogo con un sacerdote discípulo suyo, el P. Beirnaert. Lacan se
siente atraído por los profundos estudios del lenguaje que el santo de
Hipona realizara en aquel célebre opúsculo. Pero lo abandona en su tesis
principal: Cristo, único Maestro; Cf. De
Magistro, c. XI: "comprendemos la multitud de cosas que penetran en
nuestra inteligencia, no consultando la voz exterior que nos habla, sino
consultando interiormente la verdad que reina en el espíritu; las
palabras tal vez nos muevan a consultar. Y esta verdad que es consultada
y enseña es Cristo, que, según la Escritura, habita en el hombre, esto
es, la inconmutable Virtud de Dios y su eterna Sabiduría." Contra esto,
dice Lacan: "San Agustín recurre a la misma dimensión que nosotros,
psicólogos. Pues los psicólogos son personas más espirituales -en el
sentido técnico, religioso de la palabra- de lo que suele creerse.
Creen, como san Agustín, en la iluminación, en la inteligencia. [...]
San Agustín abandona la esfera del lingüista porque quiere introducirnos
en la dimensión propia de la verdad, cae así en la trampa de la que les
hablaba hace un momento. Apenas instaurada, la palabra se desplaza a la
dimensión de la verdad. San Agustín tampoco lo sabe, por eso busca
alcanzar la verdad como tal, por iluminación." (Cf. J.
LACAN, "DE LOCUTIONIS SIGNIFICATIONIS", ENSEMINARIO (I), LOS
ESCRITOS TÉCNICOS DE FREUD, PAIDÓS, BUENOS AIRES 1981, 376).
[89] "Pero
he aquí que la verdad en boca de Freud agarra
el toro por los cuernos: 'Soy pues para vosotros el enigma de aquella
que se escabulle apenas aparecida, hombres que sois tan duchos en
disimularme bajo los oropeles de vuestras conveniencias. [...] ¿Adónde
voy pues cuando he pasado a vosotros, dónde estaba antes de ese paso?
¿Os lo diré acaso algún día? Pero para que me encontréis donde estoy,
voy a enseñaros por qué signo se me reconoce. Hombres, escuchad, os doy
el secreto. Yo, la verdad, hablo. [...] Quedaos pues en vuestro vago
sentido de la historia y dejad a los hábiles fundar sobre la garantía de
mi firma por venir el mercado mundial de la mentira, el comercio de la
guerra total y la nueva ley de la autocrítica. Si la razón es tan astuta
como dijo Hegel, hará sin duda su obra sin vosotros. [...] Yo vagabundeo
en lo que vosotros consideráis menos verdadero por esencia: en el sueño,
en el desafío al sentido de la agudeza más gongorina, y en el nonsense del
juego de palabras más grotesco, en el azar, y no en su ley, sino en su
contingencia, y no procedo nunca con más seguridad a cambiar la faz del
mundo que cuando le doy el perfil de nariz a Cleopatra. [...] Entended
bien lo que él [Freud] dijo y, como lo dijo de mí, la verdad que habla,
lo mejor para captarlo es tomarlo al pie de la letra. Sin duda aquí las
cosas son mis signos, pero os lo repito, signos de mi palabra. La nariz
de Cleopatra, si cambió el curso del mundo, fue por haber entrado en su
discurso, pues para cambiarlo según fuese larga o corta, bastó, pero fue
necesario que fuese una nariz hablante. [...] yo, la verdad, seré contra
vosotros la gran embustera, puesto que no sólo por la falsedad pasan mis
caminos, sino por la grieta demasiado estrecha para encontrarla en la
falla de la finta y por la nebulosa sin puertas del sueño, por la
fascinación sin motivo de lo mediocre y el seductor callejón sin salida
del absurdo. Buscad, perros, que en eso os habéis convertido
escuchándome [...]. Entrad en lid a mi llamada y aullad a mis voces.
Estáis ya perdidos, me desmiento, os desafío, me destejo: decís que me
defiendo." [J. Lacan, Escritos (I),
391-394].
[90] Th.
Mann, "La posición de Freud en
la historia", en Cervantes,
Goethe, Freud, Losada, Buenos Aires 1990, 105-128. En este ensayo
Mann coloca explícitamente a
Freud en continuación con Nietzsche, a cuyo pensamiento se refiere casi
la mitad del artículo. Cf. p. 123: "Con la acentuación de lo demoníaco
en la naturaleza, con su pasión investigadora de los territorios
tenebrosos del alma es tan irracional como cualquier manifestación del
nuevo espíritu en lucha triunfante contra los elementos mecánicos
materialistas del siglo XIX."
[91] Cf. G.
Reale - D.
ANTISERI, HISTORIA DEL
PENSAMIENTO FILOSÓFICO Y CIENTÍFICO, VOL III, HERDER, BARCELONA
1988, 836: "EN LOS ÚLTIMOS AÑOS DE SU VIDA LACAN NO
OCULTÓ SU LÚCIDO PESIMISMO. NO EXISTEN RECETAS PARA LA VIDA,
ACOSTUMBRABA A REPETIR. 'EL HOMBRE SE VE DESGARRADO POR SU CONDICIÓN. NO
EXISTEN RECETAS QUE LA RECONCILIEN DE ALGÚN MODO CON ALGO'. ¿QUÉ CABE
ESPERAR? 'ABSOLUTAMENTE NADA. NO EXISTE NINGUNA CLASE DE ESPERANZA. AL
MENOS YO NO LA TENGO', DECÍA LACAN. Y NO HAY ESPERANZA DE LOGRAR UNA
TEORÍA QUE ASIGNE UN LUGAR PRECISO, DEFINITIVO, A CADA UNO DE LOS
ELEMENTOS ENTRE LOS CUALES EL HOMBRE SE VE DESGARRADO'. TAMBIÉN TIENE UN
CIERTO INTERÉS SEÑALAR QUE, EN SUS ÚLTIMOS AÑOS, LACAN CONFESABA HABER
PERDIDO SU COMBATE MÁS IMPORTANTE, EL QUE ENTABLÓ CON LA IGLESIA
CATÓLICA. "LA ESTABILIDAD DE LA RELIGIÓN PROCEDE DE QUE EL SENTIDO ES
SIEMPRE RELIGIOSO.' LA RELIGIÓN, AFIRMÓ LACAN, 'ESTÁ HECHA A PROPÓSITO
PARA CURAR A LOS HOMBRES O BIEN ESTÁ HECHA A PROPÓSITO PARA QUE NO
CAIGAN EN LA CUENTA DE AQUELLO QUE NO FUNCIONA'. EL SENTIDO ES SIEMPRE
RELIGIOSO. POR ESTO LA RELIGIÓN VENCE ANTE EL PSICOANÁLISIS: ÉSTE, AL
DESCUBRIR EL INCONSCIENTE, ILUMINA LA DISPERSIÓN DEL SENTIMIENTO Y EL
DESGARRAMIENTO IMPOSIBLE DE REMEDIAR DEL 'YO'."