TESTIMONIO DE LOS ESPOSOS PAOLO Y CHIARA
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Vinieron al Perú para adoptar a Sara,
una niña discapacitada.
TESTIMONIO DE LOS ESPOSOS
PAOLO
y CHIARA
Cartas: agosto - marzo 2006 - enero 2007
Carta de Agosto
Somos Paulo y Clara, tenemos 38 años y estamos casados desde hace 9 años. Somos de Cremona, donde vivimos la experiencia del Camino Neocatecumenal en la Parroquia de San Hilario. Y estamos plenamente convencidos que si en nuestra vida no hubiéramos tenido este encuentro con Jesucristo en forma personal y en el contexto de una comunidad cristiana, no tendríamos la oportunidad de contarles esta historia.
Entre ambos somos portadores sanos de una rarísima e incurable enfermedad genética que se manifiesta al momento de nacer, impide la respiración y conduce en breve tiempo a la muerte. Cuando nos casamos, ignorábamos todo esto.
Lorenzo nuestro primogénito ha nacido bello y sano después de menos de un año de nuestro matrimonio. Poco después ha llegado Emanuela y nuestra vida ha sido convulsionada.
La bebe ha nacido normal y aparentemente sin ningún problema: pocas horas después de su nacimiento ha comenzado a tener problemas respiratorios. Entones la transferimos a otro hospital (a Bérgamo) más equipado, vino el entubamiento, y una serie de terapias experimentales con la esperanza de salvarla, luego la impotencia frente al empeoramiento imparable, en fin la muerte después de 28 días de calvario. ¡Cuánto dolor en esta sala de terapia intensiva para los neonatos, cuanta desesperación de tantos padres solos en su sufrimiento!
Emanuela significa “Dios con nosotros”, su nombre lo habíamos escogido la noche anterior de entrar al hospital, rezando y leyendo la Palabra que el Señor nos daba: “la Virgen concebirá y parirá un hijo que será llamado Emmanuel, que significa Dios con nosotros” (Mt 1,23), y de verdad que ha sido así. El no nos dejaba solos en nuestro sufrimiento; sólo El nos podía sostener y en nuestro corazón resonaba la Palabra: “¿SEÑOR DONDE IREMOS? SOLO TU TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA” (Jn 6,68).
Frente a la posibilidad de una nueva gestación, inmediatamente los médicos que habían tratado de curar a Emanuela sin éxito, nos aconsejaron que mejor era hacer un examen prenatal –con el líquido amniótico- para luego proceder eventualmente con un aborto “terapéutico”. Pero si la medicina no tiene la capacidad de salvar a nuestros hijos, ¿por qué pedir a nosotros padres de familia de suprimirlos antes de que vengan al mundo? ¡Para no hacerlos sufrir! Este es el problema: el sufrimiento.
¿Quién no tiene miedo al sufrimiento? Nosotros en primer lugar y tanto. No obstante, el breve paso de esta hija nos ha dejado la evidencia que todo este sufrimiento no ha sido inútil por todo el amor que Emanuela ha despertado en nuestra familia y además apoyados en Jesucristo nos hemos dado cuenta que Emanuela no nos ha sido “robada”, sino que nuestra hija en el cielo ha realizado plenamente su vocación cristiana que luego es aquella de todos nosotros que hemos sido bautizados: la VIDA ETERNA, ¡EL PARAÍSO!
La maduración de esta certeza nos ha hecho ver claro: esta hija no ha sido un accidente en nuestro proyecto de felicidad, por esto no es menos hija que Lorenzo que está vivo y sano. No la podemos ver más, pero existe, así como cuando estaba en estado de embrión que no la podíamos ver, pero existía. Y es única y es amada y ha sido pensada y creada por voluntad de Dios, ¡como cada hijo!
Después de dos años estamos esperando otra bebé. Y estamos seguros de que, de todos modos y como se presente la situación, esta hija es bendita y Benedetta la llamamos.
Decidimos de acuerdo con el médico principal del hospital San Rafael de Milán de no proceder a investigaciones genéticas antes de su nacimiento, riesgosos e inútiles dado que no tenemos la voluntad de abortar. Benedetta nace e inmediatamente la ponemos bajo observación. La bebé es bellísima: todos estamos en la seguridad que todo va bien. Pero después de un día las cosas no van bien y al cuarto día se coloca a la niña en una incubadora.
Es difícil explicar con nuestras pobres palabras aquello que sucedió durante esos 40 días en los cuales hemos acompañado a nuestra bebé en su breve pasaje en la tierra. Gracias a la extraordinaria colaboración y preocupación humanitaria del personal del hospital y de tantas otras personas, nuestra familia ha vivido todo ese tiempo en la pequeña sala de terapia intensiva para neonatos.
La experiencia de acompañar a Benedetta en su calvario ha sido para nosotros sumergirnos en el Misterio del Amor de la pasión de nuestro Señor “Bendeciré al Señor a cada momento, Que mi boca siempre lo alabe (Salmo 34) inclusive cuando todo se derrumba en forma total, en el contrasentido más doloroso como y con María a los pies de la Cruz.
Lo único que ha permitido que no seamos vencidos durante y después de aquellos días ha sido el don del Espíritu Santo gracias a las oraciones que la Iglesia, la comunidad cristiana conformada por personas han elevado a favor de nuestra familia. Además se ha fortificado en nosotros la seguridad de que todo aquel dolor ofrecido a Jesús podía y puede salvar muchos hombres a partir de nosotros dos.
No existe sufrimiento inútil si es donado a Jesucristo. Esta experiencia es señal que los hijos –todos- también aquellos no engendrados por nosotros, son un REGALO, no para poseerlo, sino para acogerlos tal como ha sido el designio del Señor.
Desde este momento este pensamiento ha sido para nosotros no sólo una frase llena de significado, sino ha sido la verdadera y propia esencia de nuestro matrimonio. En resumen es el proyecto de felicidad que Dios ha diseñado para Clara y Paolo, no nuestro proyecto, sino pensado y diseñado a nuestra medida y sin contradicciones.
En el año 2002 comienza la cuarta gestación, no buscada ni evitada. Lorenzo ya tiene casi seis años. Pide, hace preguntas, también el reza por su nueva hermanita – ah, si, otra mujercita - que no se vaya pronto al cielo como Emanuela y Benedetta sino que se quede en la tierra para jugar con él.
En el mes de mayo de 2003 nace Mariagloria. Después de dos días de observación la niña, que respira perfectamente, nos es entregada en nuestros brazos. Para nosotros es una felicidad indescriptible y una experiencia de resurrección. El Amor vence a la muerte. ¡Cristo crucificado ha resucitado! Verdaderamente ha resucitado.
Ahora no sabemos adónde nos quiera llevar el Señor, pero estamos dispuestos a fiarnos de El, no de nosotros mismos sabiendo que allí donde hay acogida a la vida, pasa Cristo.
Un día de octubre de 2004, Clara lee en el periódico Avvenire bajo la rúbrica “busco familia” un pedido de disponibilidad para la adopción de Sara una niña del Perú de seis años, incapacitada y toma la decisión de interesarse en el asunto. Paolo la deja interesarse en el asunto porque no es la primera vez que demuestra interés.
Finalmente fuimos invitados a presentarnos en la ciudad de Turín, donde tiene una sede dicha asociación, para conocer con más detalle la situación de Sara. Decidimos de ir juntos, no sin antes haber discutido animadamente entre nosotros: en Paolo prevalece la razón, que busca la prudencia y en Clara el ímpetu maternal. Tienen frente a ellos no una situación, sino a una persona con su historia. Se toman un tiempo para decidir.
Esta decisión nos crea una situación de muchas discusiones. ¿Podemos ser nosotros la familia que puede ofrecerle a Sarita todo aquello que necesita? ¿También para su tratamiento? ¿Y esto puede llevarse a cabo sin poner a riesgo la situación de toda la familia? Tenemos ya otros dos hijos. Dios no llama a nadie a hacer de héroe.
Rezamos. Escuchamos a médicos y pediatras, oímos la experiencia de otras familias adoptivas. También escuchamos a Lorenzo, que sería feliz con la llegada de otra hermanita. ¿Y el Señor qué dice? Calla. ¡Desearíamos tanto que nos llegara un maravilloso fax del Cielo con el mensaje diciéndonos cuál es Su VOLUNTAD! Finalmente comprendimos que el Señor ama nuestra libertad más de cuanto la podemos amar nosotros mismos. Nos deja libres. Lo que cuenta es que la decisión sea hecha por amor. Reunimos así nuestras reflexiones, las justificaciones a nuestros miedos y decidimos de dar el “si”.
Volvimos a presentar la solicitud para la adopción al Tribunal de Menores y pusimos todo en las manos del Señor. Si Dios bendice esta decisión, será El quien nos abra las puertas.
Y verdaderamente todas las puertas se nos han abierto. A mitad del mes de setiembre de 2005, -justo después de nueve meses- fuimos los cuatro a Lima, capital del Perú para conocer a Sara.
El encuentro se realiza en el Instituto donde reside Sarita. ¡Que emoción! No nos parece verdad. Sara desde el primer momento se abandona en nuestros brazos con mucha confianza y nos llama papá y mamá. El 14, día de la Exaltación de la Santa Cruz viene a vivir con nosotros en el departamento que tomamos en Lima. Ella no puede caminar a causa de una parálisis que le afecta sobre todo las piernas, pero así como es la hemos aceptado inmediatamente al igual que sus hermanos. Es cierto que no faltan los celos y la competencia entre ellos, siendo esto normal pero la emoción crece en nosotros conforme vemos la acogida que le dan nuestros hijos.
Después de un mes juntos en Perú, llega el momento de volver a Italia y entrar en la normalidad de la vida diaria con el ingreso de Sara al colegio. Todo esto en una serena fatiga, pero no sin alegrías y debilidades. Estamos sólo al inicio de esta aventura. Aquello que vendrá no lo sabemos: el futuro no nos pertenece. Sabemos dos cosas: que existe la Providencia de Dios misericordioso – porque lo hemos experimentado muchas veces – y que el Señor ha asignado a nuestra vocación del matrimonio una misión, la de estar abiertos a la vida en sus múltiples formas.
Esta historia no es obra nuestra, no depende de nuestro esfuerzo. No somos marcianos que viven a treinta mil metros de altura sobre la realidad. La fatiga es grande. Pero es justamente en la realidad de nuestra debilidad humana que el Señor escribe esta historia. Nuestra historia es testimonio, -en primer lugar para nosotros mismos- cuán verdadero y concreto es aquel anuncio de esperanza con el cual nuestro querido Papa Juan Pablo II había comenzado su ministerio: “¡NO TENGAN MIEDO! ABRAN LAS PUERTAS A CRISTO, EL NO LOS DESILUSIONARÁ”.
Rueguen por nosotros
CHIARA Y PAOLO
* ¿Sabrá interpretar el gesto de Chiara en la foto?
Te deseamos una Pascua de Resurrección en la misión que el Señor te ha asignado.
Vemos que has logrado que traduzcan el texto de nuestro testimonio al castellano. Impresionante... El Espíritu no tiene limite de imaginación....
A nosotros el Señor nos ha regalado otro hijo más que, sin embargo, ha pasado al Padre en el tercer mes del embarazo. Le hemos puesto el nombre de Agustín. Como ves, nuestra familia está cada vez más enlazada con el cielo.
Los niños están bien y Sarita, en especial, se está acostumbrando muy bien.
Un abrazo a ti y a todos los hermanos de la comunidad de la Virgen del Pilar en Lima.
Cristo ha resucitado.
Paolo y Chiara Merlini
Querido P. Gerardo,
tenemos una hermosa noticia que darte. Chiara está nuevamente embarazada. Y esto lo hace más hermoso cuanto más es inesperada la llegada de de este hijo y es, pues, un don grande del Señor. Cuanto más descubrimos que somos egoístas y inadaptados como padres cristianos, tanto más el Señor no da el don de su fecundiad. Su inmenso amor es verdaderamente inescrutable y nos conduce por caminos que humanamente y a solas no los podremos escoger.
Chiara está en el quinto mes y espera un varón que, según el ginecólogo debería nacer justo en Navidad, días más dias menos.
Sara, a su vez, tendrá una operación girúrgica el próximo 30 de Agosto. La intervención a los tendones no es difícil pero incluirá un período dedicado a la rehabilitación. Sara está muy serena y se comporta como si siempre hubiera vivido con nosotros. También Lorenzo y Mariagloria están muy felices. Esto nos consuela mucho y nos da la valentía de afrontar la fatiga de cada día en la consciencia que todo es don de Dios y nada nos pertenece a nosotros.
Te recordamos con cariño junto con todos los hermanos de las comunidades neocatecumenales de la parroquia del Pilar y nos encomendamos a su oración.
Un abrazo cariñoso
La paz
Paolo, Chiara, Lorenzo, Sara e Mariagloria Merlini
siamo molto felici delle notizie che ci mandi da Lima. Il Signore sta donando grandi benedizioni a Lima e al Perù. Speriamo che questi frutti di conversione possano un giorno aiutare la nuova evangelizzazione anche in Italia, come in tutta Europa, dove sta soffiando un forte vento di apostasia dalla verità che è Cristo. Continuiamo a pregare gli uni per gli altri.
Ora ti informo sulle novità dell nostro nuovo figlio (ce le ha tradotte un nostro amico - padre Norberto Ramirez , peruviano che vive a Roma.
Como sabes el 20 de diciembre nació Francesco María. María escogido porque el evangelio del día era el de la anunciación. Es el quinto parto cesáreo para Chiara y le ha ido bien. Pasadas las preocupadas72 horas nos hemos alegrado porque el Señor nos lo ha donado sin la enfermedad a los pulmones que fue fatal a otras 2 hermanitas. En los días sucesivos nos llegó la noticia confirmada por los análisis genéticos realizados por el osp. S. Raffaele de Milán. Los médicos han encontrado algo de Ictericia y por ello decidieron de internarlo en el reparto de patología neonatal, con acceso limitado. Esperábamos de festejar con Francesco María y en cambio las cosas están andando en modo del todo imprevisto. El Señor nos ha pensado únicos y originales y lo es también en la historia de nuestros hijos. Ha sucedido que, gracias a la ictericia, los médicos han descubierto que Francesco tiene problemas al hígado - el valor de la bilirrubina es 10 veces mayor al normal - y así el 27 de diciembre ha sido trasladado de urgencia a un hospital especializado a Bergamo, temiendo sea una "atresia biliare" un disturbio curable quirúrgicamente con trasplante.Después de 3 días de haber sido "agujereado" por todas partes, los médicos visto los resultados confortantes de los primeros exámenes, han dado de alta al Francesco esperando los resultados finales y asi decidir si realizar una biopsia dentro de un mes.
Ahora que está en casa nos gozamos este hijo que come y duerme y es la alegría de sus hermanos Lorenzo, Sara y Mariagloria. Como ven la situación es molto precaria y nosotros muy débiles y ya muy probados, mas nos sostienen las oraciones y la ayuda de muchos. La voluntad de Dios conduce muchas veces por caminos que humanamente uno evitaría, pero este hijo, si nos vive, tendrá una misión por cumplir en la Iglesia, a partir de la conversión de su famiglia. Sabemos que tu nos eres cercano junto a los hermanos de la comunidad del Pilar y de Lima. Recen por nosotros
Un abrazo
La paz
Paolo, Chiara, Lorenzo, Sara y Mariagloria