Los 7 Mártires de Canet de Mar: Testigo privilegiado
Testigo privilegiado y narrador de los hechos
Como se narró en entregas anteriores, uno de los misioneros que pudo salvar
su vida fue el padre José María Ordoñez. Escribe Fernando Gómez Cantón en su
obra La iglesia de los mártires. Cataluña, prisionera. 1936-1939 (Barcelona,
1989) que “el padre Ordoñez hizo la investigación en 1951 siguiendo, paso a
paso, la ruta de los fugitivos desde Canet de Mar hasta cerca de Seriñá,
donde hallaron la palma del martirio, pieza esta excepcional por su
meticulosidad, estilo y rigor histórico” (págs. 82). Gómez Catón al comentar
esto en la nota 63, insiste que se trata del “Informe sobre el martirio de
los religiosos Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, de la Casa de Canet
de Mar, 1951 (45 folios mecanografiados), inédito. Debo darle al padre
Ordoñez las más expresivas gracias por habérmelo facilitado, para este
trabajo, en servicio a la causa de su canonización. Fue escrito en 1951. Al
ausentarse el padre Ordoñez a América, durmió 25 años en un cajón y ahora
sale, como un precioso regalo, para la causa de beatificación y en primicia
de estas páginas”.
El padre José María Ordoñez fue enviado por sus superiores a Guatemala para
fundar una comunidad en este país centroamericano, siendo de los primeros
Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús en aquellas tierras. Era el 15 de
febrero de 1955.
El resto de la historia podéis leerla en el preciado documento que el p.
Ordoñez escribe con motivo de los 25 años del martirio de los religiosos de
Canet de Mar, y que la Provincia Española ha colgado en su web:
www.misacores.org/noticias-beatificacion-martires-msc.html
Puede descargar el documento aquí
De él transcribo:
“La primera indagación -sobre los religiosos martirizados- tuvo lugar en la
semana de Pascua de 1940. Un Padre de la pequeña Comunidad da Canet de Mar,
previas las autorizaciones oportunas, logró que fueran exhumados sus restos
en el cementerio de Seriñá. Allí en dos fosas contiguas, yacían los cuerpos
de cuatro en una, y en la otra los cuerpos de los tres restantes. No se
encontraron más que los esqueletos, ofreciendo los cráneos las señales del
asesinato. Tuvo lugar esta exhumación el 30 de marzo de 1940. Por la noche,
en un camión prestado por las autoridades militares se llevaron al Convento
de Canet de Mar. Al día siguiente, domingo, fueron transportados en hombros
de militantes de la Acción Católica local, al cementerio municipal de dicha
Villa, donde reposan en un nicho amplio prestado con todo amor por la
familia de Salvador Dotras.
Toda la Villa de Canet de Mar se sumó al acto de entierro. Todas las clases sociales, sin distinción, dieron muestras de su dolor, al par que su fe, admiración y reparación en una manifestación imponente, como pocas veces, se habrá visto en la hermosa Villa del Maresme. Con este motivo se conocieron algunos detalles del calvario sufrido por nuestros hermanos”.
cortesía de Victor in Vinculis