Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús: ORIGEN, PROGRESO Y ESENCIA DE ESTE PIADOSISIMO CULTO
I. ORIGEN, PROGRESO Y ESENCIA DE ESTE PIADOSISIMO CULTO
Casi cuatro siglos antes que fuese conocido este culto, fue
profetizado. El caso fue: Quejábase amorosamente Santa
Gertrudis, 21 Esposa regalada de Jesucristo (que floreció habrá
cerca de 500 años), de que San Juan Evangelista no nos hubiere
declarado en su Evangelio las excelencias, riquezas,
prerrogativas y finezas del Corazón amantísimo de Jesús; pues
cuando se recostó en su divino pecho, las conoció profunda y
distintamente. Aquí la respondió el Sagrado Evangelista: que el
manifestar a la Iglesia los tesoros, que el Eterno Padre
depositó en este Corazón divinísimo, "estaba reservado por la
Divina Providencia para los tiempos futuros, en los cuales,
oyendo los milagros de su amor, el mundo envejecido se renueve,
encendiéndose su resfriada caridad en el fuego ardiente del Amor
Divino". 22
Esta profecía parece ha empezado ya a cumplirse; y los tiempos
futuros tanto antes anunciados, parece ser los presentes: pues
desde los fines del siglo pasado se ha empezado a extender por
varias partes del orbe cristiano el suavísimo culto del deífico
Corazón de Jesús; quien, para enriquecer su Iglesia con
celestiales gracias, le ha descubierto y promovido por sí mismo
con circunstancias maravillosas, en todo semejantes23 a aquellas
con que manifestó e instituyó en su Iglesia el solemnísimo culto
de la festividad del Corpus por medio de la virgen Santa
Juliana, como se puede ver en el Padre Bollando24 de la Compañía
de Jesús.
Este culto, pues, del divinísimo Corazón de Jesús tuvo el origen
que ahora diré. Vivía la V. Madre Margarita de Alacoque, hija
del dulcísimo director de las almas San Francisco de Sales, en
el Monasterio de la Visitación de Santa María de Paray, villa
del ducado de Borgoña. Era esta admirable virgen y santísima
religiosa favorecida del Señor con extraordinarias gracias e
ilustraciones del cielo, acreditadas con una vida perfecta, muy
conforme a la obligación de su Instituto; apoyadas sobre las
virtudes más sólidas de su estado, y confirmadas con milagros en
vida y en su muerte (que fue el año de 1690) 25, de los cuales
algunos se han autenticado con las fórmulas que prescribe el
Derecho, en orden a su canonización.26 Empezó Jesús a enviar
ilustraciones divinas a su espíritu, que declarasen a Margarita
las excesivas finezas de su Corazón Sagrado para con los
hombres. Inflamado el de Margarita en el de Jesús, no hablaba,
ni trataba, ni deseaba, ni pedía, ni pensaba con más ardor en
otra cosa que en procurar por todos los modos posibles las
glorias del sacrosanto Corazón. En estas amantes ansias se
hallaba la V. Margarita, cuando la favoreció el Señor con una
visión maravillosa.27 En ella la declaró dos cosas: la una, que
su Majestad quería que en su Santa Iglesia se instituyese
especial festividad, con que se diese particular culto a su
santísimo Corazón: la otra, que su Providencia había determinado
tomarla por instrumento para tan grande obra. No es fácil
explicar el consuelo que sintió la V. Virgen con la primera
parte de esta revelación; pero la segunda afligió sobremanera su
humilde corazón, teniéndose por instrumento inhábil para empresa
tan gloriosa. El ardor de su amor la derretía, y el conocimiento
de su pequeñez la aniquilaba.
Por estos temores tuvo oculta esta revelación muchos años, hasta
que vencida del torcedor de desagradar a Dios si no la
manifestaba, la comunicó a su Director, hombre esclarecido en la
vida espiritual y a quien el mismo Jesús le había señalado, al
parecer, con especial providencia, para que la guiase y
fortaleciese en tan ardua empresa. Fue éste el V. P. Claudio La
Colombière 28de la Compañía de Jesús, célebre entonces en
Francia por sus apostólicas misiones y elocuencia sagrada, como
también en Inglaterra,29 donde padeció cárceles, prisiones y
malos tratamientos de los herejes. Era este Venerable Jesuita
favorecido del Señor con admirables ilustraciones, especialmente
en el retiro de los días de Ejercicios, que practican todos los
años los Padres de la Compañía. Movió de suerte el Espíritu del
Señor en unos de estos Ejercicios30 al P. Colombière a procurar
el sagrado culto del Corazón dulcísimo de Jesús, que no pudo
dilatarlo más. Empezó a exhortar a muchas personas31 con sus
ardientes palabras a que celebrasen con particular culto esta
fiesta. Escribió a uno de sus espirituales amigos32 desde
Inglaterra para que procurase en el Cristianísimo Reino, lo que
el Padre solicitaba allí por sí mismo, y también en otras partes
por sus piadosos confidentes. Para alentarle más fervorosa y
ardientemente a lo que Dios le había inspirado en el celestial
retiro de los Ejercicios, escribió la revelación que le había
comunicado y dado por escrito la V. Madre Margarita, la cual
decía así:
"Un día de la infraoctava de la fiesta del Corpus, estando en
oración delante del Santísimo Sacramento, fui sobremanera llena
de celestiales gracias de mi Señor. Deseando yo entonces
ardientemente ofrecer algo a su Majestad según mi pequeñez por
tan inestimables beneficios, me dijo el Señor: Nada puedes
hacer, que me sea más agradable, como ejecutar lo que tantas
veces te he mandado; entonces descubriendo su sacrosanto
Corazón, añadió: Ves aquí mi Corazón: aquel Corazón tan abrasado
en amor de los hombres, que no omitió cosa alguna para
declararlos su infinito amor, hasta agotar, y consumir del todo
sus fuerzas y vitales espíritus. Pero la mayor parte no sólo no
se muestran agradecidos, sino que me desprecian y me hieren en
este Misterio de Amor con injurias y afrentas; y el mayor dolor
es, que padezco estas injurias y ultrajes aun de las personas
que me están especialmente consagradas. Por lo cual te ordeno
que el Viernes inmediato a la octava de la festividad del Corpus
se dedique particularmente al culto de mi Corazón; en el cual
día comulgando, se compensen de alguna manera las injurias
cometidas contra mi Corazón amante en el Sacramento del Altar;
especialmente en los días que estoy expuesto a la veneración de
los fieles. Y te empeño mi palabra, que mi Corazón se derramará
en copiosos influjos de su amor, llenando de celestiales gracias
a cuantos le rindieren este culto y procuraren que otros también
se le rindan".
"Entonces respondí yo: ¡Ay Señor mío¡ ¡ay¡ ¿A quién queréis por
instrumento de vuestros divinos consejos?¿ A mí, cuya suma
vileza e innumerables pecados impedirán antes que cooperarán, a
obra tan santa? Principalmente, Señor, teniendo V. Majestad
tantos fieles siervos prontos a ejecutar valerosamente vuestro
santísimo designio. Cristo entonces me respondió: Pues ¿acaso
ignoras, imprudente, que yo acostumbro elegir los débiles de
este mundo para confundir a los fuertes? ¿No sabes que es propio
de mi sabiduría valerme de hombres flacos para ejecutar mis
consejos, y manifestar de esta suerte más gloriosamente mi
poder; no pudiendo ellos atribuirse cosa alguna por su
debilidad? Pues, Jesús mío, respondí, mostradme el camino, y
modo de ejecutar vuestros preceptos. Irás, me dijo, a mi siervo
(era éste el V. P. Colombière) y le dirás en mi nombre, que
procure con todas sus fuerzas se instituya este religioso culto;
que será muy agradable a mi Corazón; y que no desmaye por los
muchos embarazos que ocurrirán; pues debe saber que no hay cosa
imposible al que, desconfiando de sí, pone en mí toda su
confianza". Hasta aquí las palabras de la V. Margarita, que se
hallaron entre los escritos del V. P. Colombière.
Recibió este Venerable Padre con toda veneración el mandato del
Señor; y en cuanto le duró la vida, procuró con todas sus
fuerzas extender el sagrado culto del divinísimo Corazón. Pero
se puede seguramente afirmar que le propagó desde el cielo con
mayor felicidad que en la tierra; porque, hallándose entre sus
manuscritos, después de su muerte, la revelación referida, y
dándose a luz pública 33con las célebres obras de este
predicador apostólico, empezaron muchas almas piadosas a
practicar privadamente el soberano culto: y, habiendo sido
recibido con ardor amante de algunos corazones bien dispuestos,
empezaron luego a salir a luz algunos libritos piadosos, que
exhortaban a celebrar las glorias del Corazón sacrosanto del
Señor en la forma que él mismo había mandado a la V. Madre
Margarita y había publicado el V. Padre Colombière.
Pero apenas empezó a divulgarse con alguna mayor publicidad esta
piadosa devoción, cuando se levantó contra ella una persecución
34tan deshecha, que sólo el Corazón del dulcísimo Jesús y su
poder infinito pudiera deshacerla. Decíanse tantas injurias,
contumelias y casi blasfemias contra el mismo sacrosanto nombre
del culto del Corazón, contra los que le promovían y contra los
que le practicaban, que no se podían oír entonces ni escribir
ahora sin horror. Esta tormenta tempestuosa sirvió a la Divina
Providencia de establecer más sólidamente el sagrado culto entre
las olas de la persecución, y adelantarle con mayor prosperidad.
Así sucede de ordinario a los designios que han de ser para
grande gloria de Dios, edificación de la Iglesia y provecho de
las almas, como lo ha sido y será en adelante (como lo
esperamos) el culto del Santísimo Corazón; el cual se hizo más
célebre y público con las altercaciones35 entre los Gremios
todos de piedad; perseguido de muchos y favorecido de no pocos.
Retiróse, digámoslo así, el dulcísimo Corazón de Jesús a los
claustros religiosos de ambos sexos, mientras pasaba tan furiosa
tempestad.
Empezaron a aconsejar el sagrado culto los confesores y
directores de almas, y a publicarle desde los púlpitos los
predicadores más celosos; esparciéndose por toda la Francia
nuevos libritos de piedad que le ensalzaban; estampáronse
imágenes del divino Corazón, expusiéronse a la veneración
pública; consagráronsele altares, erigiéronsele templos,
fundáronsele Congregaciones con aprobación de los Prelados y de
la Santa Sede;36 señalóse el día después de la Octava del Corpus
para celebrar con solemne pompa especial fiesta al mismo deífico
Corazón; promulgaron su sagrado culto con sus edictos los
Ilustrísimos Arzobispos y Obispos de León37, Constancia,
Besanzon y Langres; y estos dos últimos Prelados le señalaron
Misa propia, la cual quisieron se insertase en los misales
peculiares de sus diócesis; toda la Orden del gran Padre San
Benito38 en el Cristianísimo Reino abrazó el dicho culto con
Oficio propio y rito doble de segunda clase, y toda la
esclarecida de la Visitación de Santa María39, tan interesada en
este sagrado culto (como nacido en sus religiosísimos claustros,
a quienes ilustraba la Venerable Margarita, primero y principal
instrumento de esta grande obra), le empezó a celebrar
públicamente en sus iglesias con la mayor solemnidad, habiendo
conseguido a este fin muchas indulgencias de los señores Obispos
y Sumos Pontífices para los que visitasen sus templos este día;
y para mostrar más su piadoso afecto al Sagrado Corazón le
celebra un día cada mes con comunión de todas sus religiosas.
De esta suerte florecía en Francia este celestial culto,
extendiéndose por todas sus provincias con grande fruto de las
almas, cuando la Divina Providencia dispuso un medio, el más
eficaz, para dilatarle por todo el orbe cristiano. Fue éste la
cruelísima peste, con que afligió la divina Justicia al
Cristianísimo Reino el año de 1721: porque de común
consentimiento, inspirado del cielo, todas las ciudades
afligidas del terrible azote recurrieron como a sagrado asilo al
benignísimo Corazón de Jesús: hicieron público y piadoso voto de
celebrar todos los años su fiesta las ciudades de Marsella, Aix,
Aviñon, Tolón y Arlés, aprobándolo sus Ilustrísimos Prelados y
exhortando con sus decretos al mismo sagrado culto: para cuya
mayor solemnidad determinó el ilustrísimo Arzobispo Primado de
la Francia que se celebrase como fiesta de precepto en toda su
diócesis el día después de la Octava del Corpus, dedicado al
sacrosanto Corazón, mandando se expusiese en todas las iglesias
el Santísimo Sacramento (imitado en esta singularísima
demostración del Ilustrísimo Obispo de Tolón), logrando por este
medio preservar a su provincia del contagio, que ya se iba
arrimando a sus puertas; como lograron las ciudades afligidas,
por medio de sus piadosos votos, el disiparle después de
introducido en ellas: suceso que acreditó de milagrosa la
soberana protección del divino Corazón, y con que se encendieron
más en la amante devoción de su sagrado culto los ánimos y
afectos todos de los señores Obispos, Príncipes, magistrados y
ciudades, de toda la nobleza y plebe del Cristianísimo Reino, y
aun de otras provincias fuera de él, a quienes llegó esta
felicísima noticia.
Así logró la amorosa Providencia de nuestro buen Jesús extender
el culto de su amante Corazón por casi todo el orbe cristiano:
pudiéndose decir que ya en nuestros días se halla empeñada en su
favor toda la piedad del Cristianismo. Porque tiene a su favor
más de cuatrocientas Congregaciones dilatadas por toda la Europa
y aun la América; tiene a su favor las provincias en que están
fundadas, es a saber: la Francia, Italia, Alemania, Polonia,
Bohemia, Lituania, Flandes, la China, Canadá, y algunas islas.
Tiene a su favor muchas iglesias, así seculares, metropolitanas,
catedrales, colegiatas, parroquiales, como regulares de ambos
sexos, de San Benito, San Bernardo, San Agustín, Santo Domingo,
San Francisco, Carmelitas, Capuchinos, Compañía de Jesús y otras
muchas, en que están establecidas dichas Congregaciones. Tiene a
su favor más de ciento diecisiete señores Arzobispos y Obispos,
que han aprobado con sus edictos estas Congregaciones. Tiene a
su favor muchos Príncipes eclesiásticos y seculares, que han
suplicado a la Santa Sede por la extensión y confirmación de
este dulcísimo culto para toda la Iglesia, entre los cuales
sobresale mucho el Serenísimo Augusto, Rey de Polonia, quien
empeñó su soberana autoridad con el Santísimo Benedicto XIII
para que extendiese a todo el orbe este piadoso culto del
deífico Corazón de Jesús, a quien él y todo su reino estaban
singularmente consagrados como a especialísimo protector y
celestial patrono de toda la Polonia. En fin, tiene a su favor a
la misma Santa Sede, en más de cuatrocientos Breves, o Bulas
Pontificias, con que han aprobado dichas Congregaciones y
concedídolas facultad de celebrar un día cada año fiesta al
Sagrado Corazón; honrándolas también con muchas y grandes
indulgencias que sirviesen a promover esta piadosa y tierna
devoción los Santísimos Pontífices Clemente IX, Clemente X,
Inocencio XII, Clemente XI, Inocencio XIII, Benedicto XIII y
Clemente XII, Papa reinante.
De esta suerte se ha propagado el culto del divinísimo Corazón
de Jesús, conducido, digámoslo así, en manos de su amable
Providencia, a quien solamente se debe atribuir una conmoción
tan universal de los fieles; pues, no habiendo habido reino,
provincia, o familia alguna religiosa que haya tomado a su cargo
con especial empeño esta piadosa causa, se puede decir que no
reconoce ni ha debido sus progresos a otro que al mismo Jesús;40
quien, sin duda, está declarado poderoso protector y único
agente de este suavísimo culto, el cual suplican a su bondad
muchas almas españolas se digne establecer y propagar también
por nuestra España, como lo esperamos.41 Y porque esta esperanza
está sólidamente fundada y empiezan ya a descubrirse los efectos
maravillosos del Corazón Sagrado, será bien declarar brevemente
la esencia de este celestial culto, cuya explicación más difusa
se dará también en lo restante de este librito.
El mismo Jesús nos declaró en la revelación referida,42 cuyas
palabras (dignas de atenta reflexión) expresan el objeto, los
motivos y aun el principal ejercicio de este culto, que tiene la
recomendación de ser Jesús, no solamente su autor, sino también
maestro, que, sin fiarla de los hombres, nos dio por sí mismo su
genuina explicación e inteligencia. El objeto de este culto,
según las palabras del Señor, es su deífico Corazón, considerado
como trono de su amor, y como blanco de las injurias de los
hombres (esto simbolizan el trono de fuego y demás insignias,
con que quiso Jesús se delineasen las imágenes de su adorable
Corazón): los motivos son su ardentísimo amor y las injurias con
que es correspondido. De donde consta que el culto del Corazón,
o su esencia, consiste en "corresponder al infinito amor con que
nos ama; y en reparar sus ofensas con cuantos obsequios puede
inventar la piedad cristiana". Y porque en el Santísimo
Sacramento se muestran más patentemente el amor de Jesús para
con los hombres y las malas correspondencias de éstos para con
Jesús, el principal ejercicio de este culto es el que mira a
aquel su amante Corazón, explicando finezas en la Eucaristía y
experimentando en ella al mismo tiempo ingratitudes. Por ello
señaló Jesús el día después de la Octava del Corpus para la
celebridad de su fiesta y mandó expresamente a la Venerable
Madre Margarita, como principal obsequio, la comunión de este
día. Y aquí empieza ya a descubrirse la maravillosa excelencia
de este dulcísimo culto: porque ¿cuán excelente no será un
culto, que tiene objeto y motivos tan soberanos? Ni ¿qué motivos
puede haber más eficaces para empeñar todos los afectos de
nuestra devoción? Ni ¿qué objeto se puede proponer más amable y
poderoso para atraer los cariños de la piedad cristiana?43
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21 Santa Gertrudis (1256-1302), apellidada la "Grande", entró en
el monasterio benedictina de Helfta, siendo abadesa del mismo
Gertrudis de Hackeborn y teniendo como Maestra de novicias a
Santa Matilde, hermana de la abadesa. Es una de las grandes
místicas alemanas de la Edad Media, que escribió preciosas obras
donde el Corazón de Jesús ocupa un lugar relevante.
22 Insinuatio Divinae Pietatis, Libro 4, cap 4, edit. Matrit.
23 Se compara aquí la semejanza de ambas fiestas: la del Corpus
y la del Corazón de Jesús. Ambas fueron pedidas por el mismo
Señor; a Santa Juliana de Cornillon la del Corpus, a Santa
Margarita la del Sagrado Corazón. Ambas tuvieron que sortear
muchas dificultades y contradicciones, pero al final se
consiguieron. Santa Juliana (1192-1258) era priora del convento
de Agustinas de Monte Cornillon, cerca de Lieja. El Señor le
manifestó su deseo de que hubiera una fiesta en la Iglesia para
honrar su Presencia eucarística (la festividad del Corpus
Christi), que se celebró por primera vez en Lieja, en 1246.
24 Una de las obras mejores de la Compañía de Jesús en Bélgica
ha sido la realizada por los llamados "Bolandistas", expurgando
del Santoral mil leyendas sin fundamento histórico, que el
tiempo fue acumulando sobre las vidas de los Santos y haciendo
una labor de crítica histórica excelente. Los Bolandistas son
-dice el Diccionario Espasa- "una agrupación de escritores
eclesiásticos, principalmente de la Compañía de Jesús, destinada
a publicar y depurar los relatos de la vida de los Santos de
todos los países y tiempos". El P. De Smedt (presidente de la
asociación a principios del siglo anterior) dice que: "Buscar y
proclamar la verdad histórica, y nada más que la verdad, a pesar
de las contradicciones de todo género a que puede dar lugar este
proceder, y no perdonar medio para divulgar esta verdad, tal es
nuestro constante y única preocupación". De esta obra dijo el
Papa Alejandro VII que "es la más útil y honrosa de las
emprendidas para bien de la Iglesia católica". Quien concibió el
primer plan de los Bolandistas en 1603 fue el P. Rosweyde
(1569-1629), al que siguió el P. Juan de Bolland, belga,
(1596-1665) de quien viene el nombre de la Asociación, y cuya
firma llevan los dos primeros tomos de las Acta Sanctorum. Nació
esta Asociación en Bruxelas y, después de muchos avatares,
regresó de nuevo a la capital belga, donde existe un Museo
Bolandiano que comprende, entre otras cosas, una biblioteca de
más de 150.000 volúmenes escogidos. De 1643, en que salen los
dos primeros tomos del P. Bolland, hasta 1770 se publican
cincuenta tomos (meses de enero a septiembre). En tiempos del P.
Bernardo de Hoyos se habían publicado ya la mitad de ellos (de
enero a julio). (Diccionario Espasa, vocablo Bolandistas, tomo
VIII)
25 Santa Margarita murió en la tarde del 17 de octubre de 1690.
Tenía entonces 43 años y 18 años de profesión religiosa.
26 Margarita de Alacoque fue proclamada Venerable por el Papa
León XII en 1824, Beata por Pío IX en 1864 y finalmente Santa
por su Santidad Benedicto XV el 13 de mayo de 1920.
27 Tres fueron las principales revelaciones que tuvo Santa
Margarita acerca del Sagrado Corazón: la primera el 27 de
diciembre de 1673 cuando está adorando al Señor Sacramentado en
el coro bajo, y que ella describe así: Mi divino Corazón está
tan apasionado de amor a los hombres, en particular hacia ti,
que, no pudiendo contener en él las llamas de su ardiente
caridad, es menester que las derrame valiéndose de ti, y se
manifieste a ellos para enriquecerlos con los preciosos dones
que te estoy descubriendo.... La segunda tiene lugar en el año
1674. En ella el Señor la pide que comulgue tantas veces cuantas
la obediencia quiera permitírtelo; comulgarás, además, todos los
primeros viernes de cada mes; y todas las noches del jueves al
viernes haré que participes de aquella mortal tristeza que Yo
quise sentir en el huerto de los Olivos... La tercera, llamada
con razón "la Gran Revelación", ocurrió el 16 de junio de 1675
cuando, estando ante Jesucristo sacramentado, le descubre el
Señor su Corazón al tiempo que le dice: He aquí este Corazón que
tanto ha amado a los hombres, que nada ha perdonado hasta
agotarse y consumirse para demostrarles su amor, y no recibe en
reconocimiento de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus
irreverencias y sacrilegios, ya por la frialdad y desprecio con
que me tratan en este Sacramento de amor. Pero lo que me es aún
mucho más sensible es que son corazones que me están consagrados
los que así me tratan. Por esto te pido que se dedique el primer
viernes de mes después de la octava del Santísimo Sacramento a
una fiesta particular para honrar mi Corazón, comulgando ese día
y reparando su honor con un acto público de desagravio, a fin de
expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que he
estado expuesto en los altares. Te prometo además que mi Corazón
se dilatará para derramar con abundancia las influencias de su
divino amor sobre los que den este honor y los que procuren le
sea tributado. Ante esto respondió la Santa: Y ¿cómo puedo
cumplir estos encargos? A lo que le respondió el Señor: Dirígete
a mi siervo (el Padre Claudio de la Colombiére) y dile de mi
parte que haga cuanto pueda para establecer esta devoción y
complacer así a mi Corazón divino; que no se desanime a causa de
las dificultades que se le presenten y que no le han de faltar;
pero debe saber que es omnipotente aquel que desconfía
enteramente de sí mismo para confiar únicamente en Mí.
Sin duda, es a esta revelación de 1675 a la que alude el texto.
(Vida y Obras de Santa Margarita, P. Sáenz de Tejada, edit
Mensajero, 1943. Bilbao; pgs 33-38)
28 Claudio de la Colombière nace en 1641 en un pueblo del
Delfinado y morirá en Paray-le-Monial en 1682. Concluye su
formación jesuítica en febrero de 1675, siendo enviado como
Superior a la pequeña Residencia que la Compañía de Jesús tenía
en aquella villa. Cuando, a los pocos días de llegar, entra en
el locutorio para saludar a las Salesas, Santa Margarita escucha
en su interior una voz que le dice: Este es el que te envío.
29 Al año de estar en Paray-le-Monial, dadas sus extraordinarias
dotes como orador sagrado, le envían sus Superiores a Inglaterra
como predicador oficial de la Duquesa de York. Abandona
Paray-le-Monial en 1676 y pasará dos años en Inglaterra, donde
se ve envuelto en un proceso, encarcelado y expulsado so
pretexto de haber difundido la religión católica. A fines de
1678 regresa a Francia, muy débil y enfermo.
30 Tienen que ser los Ejercicios de ocho días, bien de 1676,
hechos en Paray, o los de 1677-78, en Inglaterra.
31 Conocemos algún nombre de personas inglesas, a los que el P.
La Colombière comenzó a hablarles del culto al Corazón de Jesús,
entre otros al franciscano P. Wall.
32 Es fácil que se refiera al P. Jean Croiset, que trabó
contacto espiritual con Santa Margarita María. En otoño de 1689
visita a la Santa, mantiene frecuente correspondencia con ella,
y como respuesta a su petición escribirá el libro titulado: La
devotion au Sacré Coeur de Nôtre Seigneur Jesús Christ. En su
obra desarrolla la dimensión espiritual de la devoción al
Corazón de Jesús en tres partes: 1) Razones que justifican esta
forma de piedad, 2) Disposiciones que la fomentan, 3) Modos de
practicar esta devoción. El P. Croiset nació en Marsella en 1656
y murió en Avignon en 1738.
33 Al poco tiempo de morir el P. De la Colombière (1682) se
publica su famoso Retiro espiritual, donde narra la revelación
hecha a Santa Margarita. Dio la casualidad que ese libro llegó
pronto a Paray-le-Monial y comenzó a leerse en el comedor de la
Comunidad. Santa Margarita era entonces Maestra de novicias y no
pudo menos de sonrojarse al oir leer, puesto en boca del P. La
Colombière: Entendí que Dios quería servirse de mí procurando el
cumplimiento de sus deseos respecto a la devoción, que ha
sugerido a una persona con quien El se comunica muy
confidencialmente y cerca de la cual quiso servirse de mi
flaqueza. Habiéndose Dios declarado a dicha persona, de quien
hay motivos para creer que es según su Corazón, por las gracias
extraordinarias de que la colmó, dióme cuenta de ello y yo la
obligué a que me dijera por escrito lo que me había comunicado,
lo cual me pareció bien referir en este diario de mis ejercicios
espirituales. Seguía el relato completo de la Gran Revelación
escrito por la misma Margarita María. (Vida y Obras de Santa
Margarita , por José Mª Sáenz de Tejada, Edit Mensajero, 1943,
pg 55)
34 Siempre ha sido característico de las obras de Dios el sufrir
persecuciones e incomprensiones, incluso de aquellos que
debieran favorecerlas, como ocurrió en los principios de esta
devoción. Podríamos aquí decir la famosa frase: Digitus Dei est
hic (aquí está el dedo de Dios).
35 altercados, discusiones...
36 Lo que sucedió en Francia tres décadas antes (divulgación de
imágenes, libros, erección de templos y de Congregaciones del
Corazón de Jesús...) es lo que va a suceder en España con el P.
Bernardo de Hoyos y su Equipo, el famoso Grupo de los Cinco:
Hoyos, Loyola, Cardaveraz, Calatayud y Peñalosa.
37 La ciudad de Lyon. Fue en esta ciudad a donde vendrá,
enfermo, el P. De la Colombière después de su estancia en
Inglaterra. Aquí será Padre Espiritual de los jóvenes jesuitas,
que allí estudiaban la filosofía. Entre sus dirigidos estaba el
P. José de Gallifet, quien habría de ser uno de los mejores
propagandistas de este culto y devoción.
38 La Orden benedictina ha tenido desde antiguo una cierta
predilección por el Corazón herido del Salvador. En el paso de
la Patrística a la Edad Media (siglos VII al X) los Abades
benedictinos alimentaban a sus monjes con sus comentarios de la
Escritura y con sus obras, donde encontramos hitos que conducen
al Corazón. En el Comentario al Cantar de los Cantares, en este
período de transición, se recoge la sangre de Jesús, las gracias
místicas sacadas de la fuente que es el Corazón y la devoción a
la Pasión. El abad benedictino Jean de Fécamp (+ 1078) nos habla
de la "mansedumbre" de Cristo en estos términos: "Jesús es manso
en la apertura de su costado: su herida, ampliamente abierta,
nos ha puesto de manifiesto las riquezas de su bondad, es decir,
nos revela la caridad de su corazón para con nosotros". El abad
Guillermo de Thierry (+1149), benedictino y discípulo de San
Bernardo, escribirá: "Al acercarse a la feliz herida del
costado, a esa puerta abierta en el lado del arca, no solamente
meteré el dedo y la mano, sino que penetraré todo entero hasta
el Corazón mismo de Cristo" . Benedictina fue también Santa
Ludgarda de San Trond (1182-1246), a quien Cristo le descubrirá
la herida del costado, diciéndole: "Contempla aquí lo que debes
amar y por qué debes amar. Te prometo que aquí te haré gustar
las delicias de toda pureza". Y benedictina fue la llamada
Escuela del monasterio de Helfta, con figuras tan importantes
como Matilde de Magdeburgo, Santa Matilde Hackeborn y Santa
Gertrudis la Grande, todas ellas en el siglo XIII. Más tarde
aparecerá Luis Blossio (1506-1566), belga, que ingresará en la
abadía benedictina de Liessies y tendrá frecuentes alusiones al
Corazón de Cristo, unido siempre al recuerdo de la pasión. Nada
tiene, pues, de extraño que la Orden benedictina se adhiriera
prontamente al movimiento devocional creado en Paray-le-Monial
por Santa Margarita. (Cor Salvatoris, Stierli, edit Herder)
39 En efecto, la Orden de la Visitación (popularmente Salesas),
fundada por San Francisco de Sales y Santa Francisca Fremiot de
Chantal, se distinguió ya desde sus inicios por el cultivo de
esta devoción. De San Francisco de Sales (1567-1622) dice Pío IX
al declararle Doctor de la Iglesia: "Echó la semilla del culto
al sagrado Corazón de Jesús"; por su parte, Santa Juana
Francisca escribirá: "¡qué dulce que nos haya escogido para
hacernos las Hijas de su Corazón". Los 140 monasterios que
contaba la Orden de la Visitación contribuyeron en gran manera a
extender esta devoción.
40 La tesis del P. Loyola es que quien ha difundido su culto es
el mismo Jesucristo, dando él mismo a conocer el objeto , los
motivos e incluso algunos ejercicios piadosos de ese culto.
41 "como lo esperamos", así escribe el P. Loyola en su
manuscrito, que luego saldrá a la imprenta en 1734 en Valladolid
y en 1735 en Barcelona. Pero cuando saca en Madrid la tercera
edición del Tesoro escondido en 1736, escribe : "como esperamos
y experimentamos ya". En aquellos solos dos años de intervalo,
la devoción y el culto al Corazón de Jesús hizo grandes
progresos en España.
42 La revelación hecha a Santa Margarita de Alacoque el 16 de
junio de 1675.
43 Al concluir este Primer Párrafo o Capítulo del Tesoro
escondido, añadirá el P. Loyola en su tercera edición de Madrid
dos capítulos, titulados: Origen del Culto del Corazón Sagrado
de Jesús en nuestra España, y Continúa la misma materia, y se
prueba la solidez de estos favores. En efecto, el primero es una
parcial biografía del P. Bernardo de Hoyos, que pone de relieve
las principales gracias recibidas por él desde el 3 de mayo de
1733 al domingo de la Santísima Trinidad de 1734. Y el segundo
da a conocer cómo se ha ido extendiendo esta devoción y culto al
Corazón de Jesús en nuestra Patria: Por prueba sólida de su
verdad creíble, presento los maravillosos frutos de perfección y
rápidos progresos que ha hecho la devoción del Corazón Sagrado
en estos reinos. En poco más de dos años no ha quedado
provincia, reino ni ciudad apenas de nuestra ínclita nación, que
no haya recibido con piadoso aplauso y sagrado empeño la
devoción al Sagrado Corazón de Jesús". Junto con esto, expone la
actividad apostólica, desarrollada por Bernardo, para extender
este culto. Con relación al librito del Tesoro, escribe así
Loyola en ese capítulo: "El mismo P. Bernardo le corrigió, hizo
copiar a su gusto y cuidó de la primera impresión. Si ha hecho o
hiciere algún fruto en las almas, se debe a los fervorosos
afectos con que le puso y, digámoslo así, le imprimió muchas
veces en la celeste oficina del Corazón sacratísimo de Jesús,
viendo en este espejo muchos sucesos futuros del libro, y
gozando singulares favores al tiempo de ofrecerle impreso al
Corazón sagrado en el Santísimo Sacramento del Altar. Pero
díganos el mismo P. Bernardo con su pluma absorta en las
delicias del cielo, lo que le pasó al tiempo de su oferta.
"Quiso el buen Jesús, dice, que repitiese la oferta con mayor
solemnidad (habíale ofrecido antes al Señor); porque, al tiempo
de comulgar, se me manifestó Jesús por una maravillosa visión
con su Corazón sacrosanto abierto, y convertido todo en un
soberano incendio. Acompañábanle su Santísima Madre, los tres
Santos amantes discípulos del Corazón Sagrado, y no faltó
nuestro glorioso Padre San Ignacio, con el V. P. La Colombière.
Por otro lado estaban la V. Madre Margarita y Santa Gertrudis,
tan interesadas en el sagrado culto, con Santa Teresa y Santa
María Magdalena de Pazzis, a las cuales había hecho yo una
novena, encomendándolas el asunto del Corazón Sagrado. Aquí,
delante de tantos cortesanos del cielo y amigos nuestros, hizo
segunda vez mi alma la oferta del librito, el cual miró el
dulcísimo Jesús con mucho agrado". Y concluye al final del
capítulo: "...éstos son algunos de los sólidos frutos de
santidad que han producido y cada día producen los favores y
revelaciones que el Sagrado Corazón de Jesús hizo al P.
Bernardo".