Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús: Indulgencias, Dedicatoria, Protesta y Advertencia
TESORO ESCONDIDO EN EL SACRATÍSIMO CORAZÓN DE JESÚS, DESCUBIERTO A NUESTRA
ESPAÑA EN LA BREVE NOTICIA DE SU DULCÍSIMO CULTO PROPAGADO YA EN VARIAS
PROVINCIAS DEL ORBE CRISTIANO 1
SU AUTOR
El P. Juan de Loyola de la Compañía de Jesús, Maestro de Teología y al
presente Rector del Colegio de Segovia.2
.................................................................................................................................
Con licencia del Ilustrísimo Señor Obispo de Valladolid,
Y de los Superiores de la Religión.
..................................................................................................................................
Impreso en la Imprenta de Alonso del Riego, Impresor de la Real Universidad.
JHS.
El Emmo. Y Rmo. Sr. D. Troyano de Aquaviva y Aragón, Presbítero Cardenal del
título de Santa Cecilia, concede 100 días de Indulgencias3 a todas y a
cualesquiera personas que leyeren con devoción este Librito y rogaren a Dios
Nuestro Señor por la exaltación de la Santa Fe Católica, extirpación de las
herejías, paz y concordia entre los Príncipes Cristianos y victoria contra
los enemigos de nuestra Sagrada Religión.
El Ilmo. Sr. D. Alvaro de Mendoza, Arzobispo de Farsalia y Patriarca de las
Indias, concede 40 días de Indulgencias a los que leyeren este librito.
El Ilmo. Sr. D. Manuel de Samaniego, Arzobispo de Burgos, concede 80 a los
que leyeren en este librito, o rezaren algunas de las Preces en él
contenidas al Sagrado Corazón de Jesús.
El Ilmo Sr. D. Domingo Carrera, Arzobispo-Obispo de Segovia, concede otros
80 días.
El Ilmo Sr. D. Julián Domínguez de Toledo, Obispo de Valladolid, 40 a los
que hicieren lo mismo.
AL ILUSTRÍSIMO SEÑOR
DON MANUEL DE SAMANIEGO4
Arzobispo de Burgos
DEL CONSEJO DE SU MAJESTAD, ETC.
SEÑOR ILMO.
Señor: Este breve librito, en que se da noticia compendiosa a nuestra España
del Sagrado culto del Corazón santísimo de Jesús, se consagra gustoso a la
piedad de V. S. I. Sólo el nombre del Corazón Sacrosanto de Jesús, es un
imán divinísimo para los corazones humanos. Y siendo el de V. S. I. tan
dulcemente sensible a las glorias de Jesús, espero ha de recibir con agrado
este corto obsequio, digno de la grandeza ilustre de V. S. I. por contener
el culto del Corazón Sagrado de Jesús, Dios-Hombre. El afecto con que le
consagro a V. S. I. por mi veneración a su Persona y por la piedad de
algunos Jesuitas que desean se conozca este culto santísimo para perfección
de innumerables almas, merece los efectos de la notoria benignidad de V. S.
I. Acostumbrados a la confianza de Prelado tan benigno, esperan que en
asunto tan pío favorecerá sus ideas gloriosas al culto sacratísimo del
Corazón de Jesús.
Viendo, Señor, que todo el orbe cristiano, favorecido de algunos soberanos
Pontífices, de Ilustrísimos Arzobispos y Obispos de la Santa Iglesia, goza
la dicha de rendir festivos cultos al Corazón sacrosanto de Jesús, desean
que la piedad española tenga gloria igual a la que tienen Francia, Italia,
Polonia y Alemania. 5Cuantos han procurado extender este sagrado culto, se
han valido de algún Prelado Ilustrísimo,6 que con su piedad, autoridad y
celo hiciese eficaces los esfuerzos de su devoción al Corazón sacrosanto.
Los que ahora desean encender en los piadosos corazones españoles una
pequeña centella de fervientes ansias de adorar, reverenciar y amar al
Corazón Sagrado de Jesús, se valen del celo amante de V. S. I. al mismo
divino Corazón. Saben, Señor, los trabajos, fatigas y desvelos que V. S. I.,
desde sus primeros años, empleó en procurar las glorias de Jesús con sus
apostólicas misiones:7 que estos mismos sagrados desvelos se han continuado
después autorizados con la dignidad ilustrísima de Arzobispo de Tarragona y
de Burgos. 8Y esperando ahora que la breve noticia del culto sacratísimo de
Jesús, que sale entre las primeras9 a luz de nuestro idioma en este librito,
ha de excitar la piedad de muchas almas a una ferviente devoción, solicitan
la protección de V. S. I.
No dudan, Señor, que sólo el nombre de V. S. I. En la frente de este
librito, será dulce atractivo para que muchos se inclinen a leerle y
abrazarle con piedad. Pues los que tienen la dicha de conocer a V. S. I.,
saben que las obras que pueden contribuir a la gloria de Dios y bien de las
almas, son las que hallan benigno favor en su ilustre y esclarecida sombra.
Inténtase también con esta breve noticia dar a conocer la solidísima esencia
del culto del Sagrado Corazón de Jesús,10 y que se establezca en la Santa
Iglesia culto de rezo, misa y solemnidad festiva a este amabilísimo Corazón.
Y como a este fin nadie puede cooperar más eficazmente que la autoridad
apostólica de los Ilustrísimos Prelados, justo es que yo solicite la de
nuestro Ilustrísimo Sr. Arzobispo de Burgos, para lo que en adelante ha de
disponer la Providencia Divina. En fin, Señor, un librito muy breve no
permite dedicatoria más dilatada; y en materia tan piadosa la devotísima
piedad de V. S. I. está por sí misma inclinada a favorecerme, admitiendo
benignamente bajo su ilustrísimo amparo este breve compendio. Esto, con los
votos de muchos, pido humildemente a V. S. I., y que el cielo nos guarde su
muy ilustre Persona los felices y dilatados años que necesita nuestra misma
Compañía de Jesús y la Santa Iglesia.11
Segovia y Junio 29 de 1734 12
SEÑOR ILMO
B. L M. De V. S. I.
Su muy humilde, reverente siervo y Capellán
JHS
JUAN DE LOYOLA
PROTESTA Y ADVERTENCIA
En las revelaciones y milagros que se atribuyen, y en los elogios que se dan
en este librito a personas no canonizadas ni beatificadas, no pretendo de
manera alguna prevenir el infalible juicio de la Santa Iglesia; antes en
todo, como verdadero hijo suyo, humildemente me sujeto a los decretos del
Santísimo Pontífice Urbano VIII,13 y a los de la Sagrada Congregación de
Ritos, en la misma forma que se declara en el piadoso libro de Cultu
Sacrosancti Cordis Dei Iesu, que, consagrado a la soberana protección del
Santísimo Pontífice Benedicto XIII, de gloriosa memoria, y a expensas de la
piedad de nuestro Católico Monarca D. Felipe V (Q. D. G.), dio a luz en
idioma latino el año de 1726, el muy R. P. José de Gallifet,14 de la
Compañía de Jesús, viviendo en Roma Asistente de las Provincias de Francia.
De esta obra a todas luces grande de este docto y piadoso Jesuita, y de un
papel en derecho que presentó a la Sagrada Congregación de Ritos15 sobre el
mismo asunto, se ha sacado este librito. Ha esperado las dilaciones de casi
un año16dispuesto para salir a luz : las personas que le deseaban público
han vencido dificultades no pequeñas; pero esto mismo da confianza que ha de
servir de alguna gloria al mismo sacratísimo Corazón. Sale, finalmente, para
dar a nuestra España en compendio (atendiendo a que muchos no pueden manejar
mayor volumen), una breve noticia17 del sagrado culto del Corazón dulcísimo
de Jesús. ¡Ojalá mueva el Señor a algún su siervo, que la haga común a
Portugal!18 Pues este celestial tesoro de divinas gracias19 en que se
enriquecen casi todas las provincias del Cristianismo, ha sido hasta aquí
Tesoro escondido a estas dos tan ilustres como piadosas naciones; pero
esperamos sean los primeros en promover este sagrado culto estos dos reinos,
que son los últimos en abrazarle.
Siendo casi forzoso llegue este librito a manos de personas de diversas
condiciones y talentos, se ha procurado formar de suerte,19 que pueda mover
las voluntades e ilustrar los entendimientos; que sirva a la común piedad de
los fieles, y no sea inútil a la devoción discreta de los sabios; que
aparezca en él lo tierno y dulce de este culto, y no se eche menos la
solidez de sus fundamentos, con el grande apoyo que le da la autoridad de
los Santos, para que no salga tan expuesto a la censura o a la nota de
novedad, por ser nueva esta noticia en nuestra España. ¡Oh, quiera el mismo
santísimo Corazón mover a que se lea con la atenta reflexión que merece,
pues esperamos no sea inútil o infructuosa su lectura!20
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Notas
1 El título de las dos primeras ediciones (la de
Valladolid en 1734, que estamos reproduciendo, y la de Barcelona en 1735) es
el mismo. En cambio, en la tercera edición, publicada en Madrid en 1736,
desaparece la palabra "escondido" (Tesoro escondido) y dice simplemente: "El
Corazón Sagrado de Jesús descubierto a nuestra España...etc), puesto que ese
tesoro escondido hacía ya dos años que se había dado a conocer a los fieles
de nuestro país.
2 Durante las dos primeras ediciones del "Tesoro
escondido" el P. Loyola estaba de Rector en nuestro colegio de Segovia. En
la tercera edición estará en Valladolid y con el cargo de Instructor de los
jesuitas que hacían su segundo noviciado o Tercera Probación; cosa que se
reflejará en la portada del libro, editado en Madrid.
3 Para animar a la lectura de buenos libros era
costumbre conceder indulgencias a los lectores que así lo hicieren. Las
indulgencias eran todavía muy estimadas por la mayoría de los fieles en el
siglo XVIII. Por ello el P. Hoyos tuvo especial empeño en que, desde el
comienzo, apareciese su librito enriquecido con varias de ellas. En la
primera edición son cinco los eclesiásticos que conceden esas indulgencias.
En la edición de Barcelona aparecen el arzobispo de Tarragona y Primado de
las Españas Don Pedro de Copóns y de Copóns, y los obispos de Tortosa y
Gerona: Don Bartolomé Camacho y Don Baltasar Bastero, respectivamente. En la
edición tercera, la de Madrid de 1736, aparecerán otros nombres nuevos, como
son: el Arzobispo de Valencia e Inquisidor General, Don Andrés de Orbe, y el
Obispo de Córdoba, Don Tomás Rato.
4 En las tres primeras ediciones del Tesoro
escondido es distinta la Dedicatoria del libro. En la primera está dedicado
a Don Manuel de Samaniego y Jaca, muy amigo de los Jesuitas, celoso
arzobispo que rigió las sedes de Tarragona y de Burgos. Fue él mismo quien
costeó los gastos de la primera edición y distribuyó entre los obispos de
España el precioso librito. La dedicatoria de la edición de Barcelona va
dirigida a "la soberana Emperatriz de cielo y tierra, Purísima Madre de Dios
y Abogada piadosísima de los pecadores" y es el nuevo arzobispo de
Tarragona, Don Pedro de Copons, quien le dedica el librito, firmándose como
"el más indigno de vuestros esclavos". Por su parte, en la tercera edición
(la de Madrid, 1736) la dedicatoria escrita por el P. Juan de Loyola va
dirigida al "Corazón Sagrado de Jesús".
5 En estos países la devoción y el culto al
Corazón de Jesús estaba más extendido que en nuestra patria. En la Vida del
P. Bernardo de Hoyos, escrita por el P. Juan de Loyola (y también, en parte,
en Internet) hemos hablado de ello.
6 Era la manera ordinaria como algunos cultos y
devociones piadosas comenzaban. Algunos Prelados las fomentaban en sus
diócesis particulares. Tal aconteció primero con la procesión del Corpus, el
culto a los Corazones de Jesús y de María con San Juan Eudes...,etc.
7 Se alude aquí, sin duda, a las famosas
"misiones populares" que se daban entonces. Uno de los grandes misioneros de
la época era el P. Pedro de Calatayud, nacido en Tafalla, y que misionó
durante cuarenta años ininterrumpidos las tierras de España y Portugal.
Durante los primeros años misionó a lo largo y a lo ancho de la Provincia
jesuítica de Castilla, que comprendía entonces, además del actual territorio
de Castilla-León las tierras de Galicia, Euskadi, la Rioja y Navarra. El
Arzobispo de Burgos, celoso Pastor de sus ovejas, fomentó esas misiones
populares que tanto ayudaban a mantener viva la fe del pueblo cristiano.
8 Don Manuel de Samaniego pasó del arzobispado de
Tarragona al de Burgos, sustituyéndole allí el ya citado Don Pedro de
Copons, también muy celoso y amante del Corazón de Jesús. Fue Don Pedro
quien costeó la segunda edición del Tesoro escondido, publicada en Barcelona
(1735). En ella se denomina a sí mismo veladamente como "el devoto que
costea esta impresión".
9 Anterior al Tesoro escondido fue un opúsculo
del P. Pedro de Calatayud, titulado Incendios sagrados. La traducción al
castellano del libro del P. Croiset sobre el Sagrado Corazón salió poco
tiempo después del Tesoro escondido y estaba hecha por el P. Pedro de
Peñalosa, que la publicó en Pamplona. En ella dice a los comienzos: "Si se
echa tarde la semilla de esta devoción, no importa: el Señor mirará con
benignidad a nuestra tierra, dotándola de tan generosa fecundidad, que supla
largamente las demoras del tiempo con la abundancia del fruto. Aunque España
comience la última en su carrera, podrá su alentado fervor alcanzar, y, por
ventura, pasar, con el favor divino, a los primeros" (La Devoción al Sagrado
Corazón, Pamplona, 1734, pg 6). A este Padre le llama el Prior de los
Carmelitas de la ciudad, en la aprobación del libro: "el nuevo Colón jesuita
y glorioso descubridor de esta India y tesoro riquísimo del Corazón augusto"
(idem, pg 38)
10 Este era precisamente el propósito del P.
Bernardo cuando, a pesar del librito de Calatayud "Incendios sagrados", cae
en la cuenta de que había que hablar de la devoción al Corazón de Jesús de
un modo más teológico y profundo. El diseñará las líneas maestras del
librito, de modo que puede decirse con verdad que el verdadero autor del
Tesoro escondido es el P. Hoyos, aunque el redactor, como tal, fuese el P.
Juan de Loyola.
11 Tres son los argumentos con que el P. Juan de
Loyola pretende obtener el favor del Prelado para el librito del Tesoro
escondido:1) la veneración que él siente por la persona del celoso
arzobispo; 2) la piedad de algunos Jesuitas que lo desean encarecidamente, y
3) la confianza que depositan en el Prelado respecto a este asunto. Un
argumento más será que, viendo estampado en el libro el nombre del celoso
Pastor, los fieles se inclinarán a leerlo. En esta Dedicatoria el P. Loyola
expresa los dos fines que con el Tesoro escondido se pretenden: dar a
conocer la esencia del culto al Corazón de Jesús y el que se establezca en
la Iglesia la misa y solemnidad del divino Corazón.
12 La tercera edición la firmará el P. Loyola en
el Colegio Imperial de Madrid el 1 de julio de 1736.
13 Fue este Papa quien decretó una serie de
exigencias para la beatificación y canonización de los Santos. Durante mucho
tiempo la voz del pueblo, aunque bajo el control de los Obispos, era la que
decidía las beatificaciones y canonizaciones. La primera canonización,
oficialmente papal, fue la del obispo San Urico bajo el pontificado de Juan
XVI. Tuvo lugar en el año 993. En 1170 el Papa Alejandro III reservará a la
Santa Sede la Beatificación, dando un decreto según el cual nadie podrá
venerar a cualquiera como santo sin la autoridad de la Iglesia Romana. El
Papa Urbano VIII (1634) definirá claramente el proceso que es preciso seguir
para declarar a un cristiano beato o santo. Antes de él, lo maravilloso y lo
extraordinario eran prueba de santidad. A partir de este Papa será prueba de
santidad la heroicidad de las virtudes. Lo milagroso (revelaciones, raptos,
profecías, milagros incluso...) serán en todo caso un bello ornamento en
torno a la santidad ya documentada.
14 El P. José de Gallifet, jesuita francés, tuvo
en Lyón ,como Padre Espiritual, a San Claudio de la Colombière, quien había
sido Director espiritual de Santa Margarita María de Alacoque. Este Padre,
siendo Asistente del P. General de la Compañía de Jesús, escribe en 1726,en
latín, el primer libro sobre el Sagrado Corazón: libro que poco después
entrará en la biblioteca del Colegio de San Ambrosio de Valladolid, donde lo
encontrará el P. Bernardo de Hoyos, dando así origen a la práctica y
apostolado de esta devoción en España. El rey Felipe V, francés como él y
devoto del Corazón de Jesús, pagó la edición de dicho libro.
15 Se refiere el autor a unos papeles, enviados
en su día a la Congregación de Ritos, dando argumentos para defender y
avalar la devoción al Corazón de Jesús, que sufría por entonces no pequeños
ataques, no ya por los jansenistas, sino también por gentes de iglesia.
Estando el P. Hoyos en San Ambrosio de Valladolid encontrará un día en la
Biblioteca estos papeles.
16 El P. Hoyos vió enseguida la necesidad de
escribir un libro que explicara a la gente los valores de la devoción y el
culto al Corazón de Jesús. Por consejo que le da en una carta un compañero
suyo jesuita, el P. Agustín de Cardaveraz, se anima a pedirle al P. Loyola
que escriba el libro. Al principio éste se muestra reticente, pero animado y
casi presionado por Bernardo, lo escribe y en dos semanas lo tiene ya listo.
Estamos en octubre de 1733. El libro pasa a los censores de la Provincia
para que lo aprueben. Lo aprueban. Pero al tratarse de una devoción "nueva",
el Padre Provincial Manuel de Prado, en enero de 1734, envía el libro a Roma
para que allí lo vean otros censores. Llega el mes de marzo y no hay
noticias de Roma. El P. Hoyos hace la Novena de la Gracia y se lo pide a San
Francisco Javier; éste le promete concederle esa gracia. Y pronto llegan de
Roma noticias favorables para el Tesoro escondido.Queda también aprobado por
Roma. Pero entretanto el P. Pedro de Calatayud publica su opúsculo Incendios
sagrados, que trata también del Sagrado Corazón, y el P. Provincial, al ver
que ya ha salido un libro sobre esa materia, revoca el permiso. Entre tantas
vicisitudes llega el día 3 de mayo, primer aniversario de cuando Bernardo
conoció esta devoción por la que está trabajando y sufriendo lo indecible.
El 8 de mayo, al celebrar una fiesta en honor de San Miguel, su protector,
le dice que siga trabajando con ardor en la publicación de la obra y lo deje
todo en manos del Señor. Bernardo trabaja como si Dios no hiciese nada, pero
confía por completo en Dios como si él nada hiciese. Convence al P.
Provincial de que su libro es muy distinto del meramente piadoso de
Calatayud, y logra el permiso de impresión. Se arregla para obtener la
licencia del Obispo de Valladolid (cosa nada fácil en aquellas
circunstancias), busca indulgencias para su libro, se encarga de buscar
fondos para imprimirlo, y corrige las pruebas a últimos de setiembre. Nuevo
percance: ha de dejar las correcciones de imprenta porque le envían a
acompañar a un compañero enfermo, que ha de tomar los aires natales en su
pueblo de Villerías. Bernardo ve en todo esto la mano del Señor que lo
prueba allí donde más le duele; pero sabe que la cruz es siempre una señal
de la bendición de Dios, y se promete un feliz éxito para su librito. Por
fin, el 21 de octubre, tiene Bernardo en sus manos el primer ejemplar del
Tesoro escondido.Lo oculta en la sotana y con él comulga, ofreciéndoselo al
Señor en medio de un gozo indecible. Después de tantas dificultades, su
Tesoro escondido lo había obtenido todo: aprobación provincial y romana,
licencia regular y eclesiástica, las indulgencias de un Cardenal, un
Patriarca de las Indias, un Arzobispo y dos Obispos; y, además, la bendición
del cielo en la comunión de ese día.
17 Efectivamente, el Tesoro escondido no es sino
un "compendio", una "breve noticia" de lo que es el culto al Corazón de
Jesús: que el Señor nos ama y no es correspondido; y eso está exigiendo amor
y reparación, las dos notas centrales que subraya en aquel tiempo la
entonces Venerable y hoy Santa Margarita María de Alacoque.
18 De hecho, en Portugal ya existían algunos
libros del Corazón de Jesús, algo anteriores al Tesoro escondido. Del año
1731 y ambos publicados en Lisboa son dos libros: Cor de Jesús comunicado
aos cor dos fieis, del franciscano Fr. Jerónimo de Belén, y el Culto e
veneración do Sacro-Sancto Cor de Jesu Christo, cuyo autor es Valerio
Oliveira. En 1733, un año antes que el Tesoro escondido, publicaría el
oratoriano Manuel Consciencia el libro titulado Aljava de sagradas saetas
aos Smos Cor. De Jesús, María, José" (Reinado del Corazón de Jesús en
España, P. Uriarte)
19 El P. Loyola llama aquí al Corazón de Jesús
"celestial tesoro de divinas gracias", que nos recuerda la expresión
"Corazón de Jesús, tesoro de los fieles" de las Letanías del Sagrado
Corazón.
19 En este párrafo final aparecen los cinco fines
que pretende el Tesoro escondido: mover voluntades, ilustrar entendimientos,
servir para la piedad de los fieles sencillos y de los sabios, mostrar la
dulzura de este culto y la solidez de los argumentos que tiene a su favor.
20 Así se lo confirmó el Señor. Cuando el 21 de
octubre de 1734, con el librito bajo la sotana, se acerca a comulgar
Bernardo de Hoyos le pide al Señor que confirme las indulgencias que han
otorgado los Prelados (las confirma el Señor y añade) que "cuantos leyesen
este librito con buena intención, serían aprobados de su Corazón, el cual a
todos concedía, entre otros, un don especial: a los pecadores inspiraciones,
por medio de su lectura, para salir de su mal estado; a los justos, mayores
gracias y deseos de caminar a la perfección; a los perfectos, un amor
purísimo y ardentísimo a su Corazón, en el cual sentirían sus deliciosísimas
dulzuras"