EL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS del P. Julio Chevalier MSC: Libro pimero El Sagrado Corazón estudiado en el Plan Divino
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Libro Primero
EL SAGRADO CORAZÓN ESTUDIADO EN EL PLAN DIVINO
Capítulo Primero
Los Orígenes de la Devoción al Sagrado Corazón
Contenido resumido:
I. Dios es todo amor.- Desde toda la eternidad, formó el designio de darnos el Tesoro de su Corazón, o mejor aún su propio Corazón, es decir su Verbo.- En la sustancia de Dios, hay una parte íntima, que se llama el Corazón de Dios.- Esta parte íntima, Dios el Padre la comunica al Hijo y al Espíritu Santo.- Es allí, en este Corazón de Dios, que están reunidas todas las perfecciones divinas, es allí que reside la fuente de la gracia, la fuente de todo bien.- Y este Corazón de Jesús, es el Verbo Eterno, el Verbo que se encarnó y nos dijo: ¡Heaquí este Corazón, que tanto ha amado a los hombres! ¡Cuánta luz arroja este Misterio sobre la Devoción al Sagrado Corazón!- El Cristo viviente en todos los siglos, atrajo la mirada de los Profetas, de los Patriarcas y de los justos de la antigua ley, sobre su divino Corazón, por medio de revelaciones especiales o por alegorías.- El objeto primario o espiritual de la devoción al Sagrado Corazón, está contenido en los Libros Santos.- Lo mismo en lo relativo al objeto sensible o material.- El Libro de los Salmos y los Profetas nos revelan en cada página, esta doble verdad
II. No es sólo en figura sino en realidad que el Corazón del Verbo Encamado se va a manifestar. Palpita ya en el establo, y traduce de mil maneras sus sentimientos, durante los treinta y tres años que vivió en la tierra.- El apóstol san Juan, la lanza del soldado y el apóstol santo Tomás,, manifiestan esta verdad
III. He aquí el primer esbozo de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús; a lo largo de los siglos, lo veremos en seguida, esta devoción, se fue configurando cada vez mas.- Si los Apóstoles no escribieron nada sobre el Corazón del Salvador, no fue porque les faltaran luces o inspiración; el Espíritu Santo les había enseñado toda cosa, pero la prudencia les guiaba.- Seguramente hablaron a los fieles de ese Corazón adorable y de los tesoros de gracias que encierra; la tradición nos lo asegura.- Los primeros Padres de la Iglesia, hablan frecuentemente de la llaga del costado del Salvador, y atribuyen a ella efectos maravillosos que sólo su Corazón puede producir
Capítulo Primero
Los orígenes de la devoción al Sagrado Corazón
1. En el Antiguo Testamento
Dios es caridad, Deus caritas esta, o si lo prefieren, Dios es todo amor; es el mismo amor, el amor por esencia. Desde toda la eternidad, tomó el designio de revelamos este amor, que es el fondo propio de su esencia2. ¿Qué hizo entonces? i0h prodigio inefable! Envió a la tierra a su Verbo, es decir, a su único Hijo, el resplandor de su gloria, la figura de su sustancia3 o Y el Verbo increado se revistió del manto de nuestra carne, de la que no se despojará ya más, a fin de manifestamos hasta dónde puede llegar la caridad de Dios hacia nosotros4.
Este gran misterio de la divina bondad, cuya luz ilumina toda la historia de la humanidad, se ha manifestado, en cierta manera, con el mundo, a los ángeles en el cielo y a los hombres sobre la tierra. ¿Cómo concebir, en efecto, que el Cristo que vivía ayer como vive hoy y vivirá por los siglos de los siglos5 , no haya dicho nada sobre su Corazón futuro fuente de gracia y bendiciones, sobre todo cuando se dirigía a los hombres a los que amó eternamente y en los que vio eternamente a sus hermanos? No, eso no podía suceder.
"Dios, o mejor aún su Verbo, dice el gran Apóstol, habló a nuestros Padres por medio de los profetas muy a menudo y de todas suertes y maneras6". Su lenguaje, incluso cuando era severo, expresaba siempre lo que dirá más tarde a la virgen de Paray-le-Monial: "He aquí este Corazón que tanto ha amado a los hombres."
iNo nos asombremos! Jesucristo existía desde toda la eternidad en el pensamiento de Dios. "No comienza en el pesebre de Belén, ni termina en el monte de los Olivos. Llegó desde el principio y llenó todas las edades con su presencia; se mostró a todas las generaciones. Planea sobre el universo, resplandece, dulce sol, sobre todas las razas, las tribus y los pueblos'.7
" iViva Jesús!, exclama el piadoso y sabio cardenal de Berulle; viva Jesús, ya que El es la vida; es viviente antes de vivir, e incluso da la vida antes de tener la vida Y desde el principio del mundo, da la vida con su muerte, que no deberá suceder que después de más de cuatro mil años de la fundación del mundo 8 ."
He aquí porque "el Cristo estaba en las promesas sobrenaturales, estaba en los ángeles que de ordinario las traían o las confirmaban; estaba en los patriarcas, en sus nombres, en sus vidas, en sus actos, en su fe, en sus amores, en sus matrimonios y ciertamente en sus senos. Estaba en todos los misterios, en todos los sacrificios, en todos los sacramentos, en todas las formas de culto, en toda la religión finalmente, de la que el constituía la sustancia. Estaba allí como el día en la aurora, como la espiga en el grano, como el niño en el seno de la madre; estaba allí como el objetivo final y pertenecía como la razón que lo determinaba todo9."
"Estaba presente dice Tertuliano, en la creación del primer hombre; es El, quien sirvió de modelo, de prototipo para la formación de su cuerpo 10 ." Y cuando, cerca del corazón de Adán, sumergido en el sueño del éxtasis, la mano creadora del Verbo, extrajo una porción de carne para proporcionarle una esposa, una ayuda, adjutorium, este mismo Verbo, delante del cual todo está presente, se veía a sí mismo hecho hombre, dormido en la cruz, con el sueño de la muerte, y veía también nacer de su propio Corazón, una es-posa inmortal, la santa Iglesia11.
Es así como se manifestaban ya, en el origen de las cosas, los grandes misterios a los que dio origen sobre el Calvario el Corazón de Jesús.
"Las enseñanzas del Antiguo Testamento, dice S. Agustín, son bastante claras y bastante completas, para que podamos afirmar que encontramos en este Testamento, a lo menos el germen de toda la doctrina apostólica con sus promesas y sus preceptos divinos los más elevados y los más sublimes12 ."
Y debe ser así, ya que el Antiguo Testamento no es más que la figura del Nuevo13 y que Cristo es la consumación de la ley 14
Así pues, la devoción al Sagrado Corazón, aprobada y propagada por la Iglesia, y convertida en parte integrante del culto católico, debe estar contenida, a lo menos en estado larvario, en los Libros Santos.
I. Primero de todo, el objeto primaria o espiritual de esta devoción, y quiero decir el amor del Verbo Encarnado hacia los hombres, se encuentra consignado muy claramente. Y luego la promesa de un Redentor, hecha a nuestros primeros padres después de la culpa, hasta la llegada del mismo Redentor, todo dentro de símbolos, de anuncios y de ritos, habla de su inmensa caridad por la humanidad caída.
Adán y Eva acaban de rebelarse contra Dios. Temiendo un castigo, huyen y se esconden. La misericordia divina les persigue y les hace oír esta palabra de amor: "Adán, ¿dónde estás? Seca tus lágrimas: Un día una mujer dará a Luz un Salvador, que destruirá el imperio de Satanás." ¿Acaso no es la misericordia que desarma a la justicia y anuncia la salvación por la encarnación del Verbo? "Enseguida, el jefe caído de nuestra raza, se anodina delante del Jefe sublime, que le ha sustituido''..; y allí, en una rápida visión debió entrever todos los tesoros de ternura que su Corazón sagrado contenía a favor de los hombres.
Los hijos de Adán se extravían; sus crímenes piden venganza y exigen que la humanidad, manchada por tantos desvaríos, sea destruida. Dios se arrepiente de haberla creado16.No obstante el amor triunfa; Noé y su familia son salvados del diluvio.
La corrupción sigue propagándose; los pueblos dispersos se entregan al culto de los ídolos; el Señor, escuchando la ternura de su Corazón, se busca un hombre justo para hacerle jefe de una nación santa y antepasado del Mesías. Le hace promesas donde el amor desborda y le anuncia "que en él serán benditas todas las naciones de la tierra17. Abrahán salta de gozol8 y adora por anticipación al Verbo hecho carne, es decir a la caridad encarnada.
Abrahán no será el único en tener el privilegio de esas comunicaciones inefables; Jacob, también, recogerá palabras proféticas que ni él ni su posteridad olvidarán jamás. En una célebre visión, acaecida cuando estaba dormido sobre la piedra de Betel, oyó una voz que le dijo: "Yo te daré a ti y a todos tus descendientes la tierra sobre la que descansas, y todas las naciones serán benditas en Aquel que descenderá de ti19. Esta voz, es la misma voz del Hijo de Dios, que será asimismo su propio hijo. Es el Verbo que le revela los secretos de su encarnación y le manifiesta los designios de su misericordia.
Moisés, "este gran degustador de los oprobios de Cristo", como le llama S. Pablo20 se encuentra un día al pie del monte Horeb. De repente, de la llama ardiente de una zarza que arde sin consumirse, el Señor se le aparece y le dice: "He visto la aflicción de -mi pueblo... Te he escogido a ti para que le saques de la esclavitud de Egipto en donde gime21". A Horeb, es la caridad increada que se manifiesta desde el fondo de las espinas y las llamas. En Paray, a tres mil años de distancia, es la misma caridad, pero encerrada en el Corazón del Hombre-Dios, rodeada de su corona de espinas y de sus llamas ardientes. En uno y otro lugar, es el amor infinito, que con diferentes grados, se da a los hombres, para salvarlos.
"No basta Señor, grita Moisés; haced alianza con el pueblo que os habéis escogido22. El Señor, entonces, impulsado por su ternura, aparece en la cima del Sinaí incandescente y él personalmente graba los artículos de la ley. Y confiando este valioso tesoro a su fiel servidor pudo decirle con toda verosimilitud, como diría más tarde a la Bienaventurada Margarita: "He aquí la expresión de mi amor, es decir de mi Corazón todo entero."
El objeto primario o espiritual de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús está pues bien pergeñado y contenido en el Antiguo Testamento. Pero escuchemos todavía: "El Salvador, dice el Profeta, tendrá un espíritu de dulzura y de bondad, su misión será toda de misericordia23. "Es un Rey lleno de mansedumbre que compadece y perdona24" "Es una víctima herida por nuestras iniquidades, destrozada por nuestros crímenes y que soportará sin quejarse nuestras aflicciones y nuestros dolores25".
Es inútil continuar estas citas; ellas podrían multiplicarse hasta el infinito.
II. El objeto sensible o material de la devoción al Sagrado Corazón, es decir, el Corazón de carne del Hombre-Dios, se encuentra designado igualmente en las Santas Escrituras. Abramos el libro de los Salmos, donde el Reino de Jesucristo, sus combates, sus victorias, son anunciados visiblemente26.He aquí lo que Cristo dice a Dios, su Padre: "Señor, pusiste mi corazón a prueba, durante la noche27.Se ha convertido en medio de mis entrañas como cera que funde28. "Las aflicciones se han multiplicado en él29, y sus gemidos parecen rugidos de león30. Está también tan lleno de turbación, porque el temor de la muerte se cierne sobre mí31. Yo acepto esa muerte, porque es vuestra voluntad, Dios mío; esta voluntad, que es también la mía, la quiero dentro de mi Corazón32. Y mi Corazón está desfallecido33, Está dispuesto para toda suene de oprobios y de miserias34. Es así como está turbado hasta el fondo del alma35 y desgarrado36. Pero Señor, vos habéis hecho surgir la alegría37 , y se ha alegrado puesto que no permitiréis que vuestro santo vea la corrupción de la tumba38."
Alegrémonos de nuestra parte, pues el Corazón adorable del Redentor, será puesto un día a nuestra disposición, y por El daremos a Dios la gloria que merece y en El, Dios encontrará su exaltación39."
Y si esto es así, nos está permitido ver la figura real del Corazón de Jesús, fuente de la gracia, en esta roca colocada en medio del desierto donde el Verbo está de pie, y con la cual se ha identificado en cierta manera40. Moisés, siguiendo la orden recibida, se acerca a este monte sagrado, lo golpea y hace brotar un agua viva que calma la sed del pueblo de Dios. Esta roca misteriosa, es Cristo, como dice S. Pablo41. La vara de la que se sirve el caudillo de los hebreos para entreabrirla, es la lanza del soldado; la apertura que se realiza, es la llaga abierta en el costado del Salvador y el agua que brota, dicen San Isidro y el sacerdote Ruperto, representa la gracia, de la que el Sagrado Corazón es la fuente42
El mismo símbolo aparece en esa fuente sagrada que Dios anuncia por sus profetas, que debería brotar en el seno de su pueblo, purificarlo de sus pecados, calmar su sed espiritual y mantener en él una vida sobrenatural43
"Esta fuente, dicen los sabios exégetas, representa no solamente el costado de Cristo abierto en el Calvario22 , sino también su sagrado Corazón, que nos desvela los secretos de su amor, los tesoros de su divina misericordia y de donde fluye la plenitud de la gracia con efluvios de bendiciones44."
De todo lo que precede, podemos concluir que los autores agrados que acabamos de citar, mientras proponían, por anticipación, al Verbo divino hecho hombre a las adoraciones del pueblo judío, debían también glorificar su divino Corazón, del cual habían narrado sus grandezas, las alegrías y las tristezas... No podía ser de otra manera, ya que estaban iniciados a los inefables misterios de su amor. Si Dios les permitió anunciar "que un día aposentaría su Corazón en medio de nosotros45", que este Corazón esta ría lleno de caridad hacia los hombres, que experimentaría las dulzuras de la amistad y las angustias de la agonía, que un día sería traspasado en el pecho de Cristo46, evidentemente, había un objetivo; ese objetivo era hacer conocer por adelantado este Corazón sagrado, fuente de la gracia e invitar a las almas a refugiarse en esta herida, a ejemplo de la paloma de los Libros santos, que busca en los huecos de la roca su refugio y su seguridad47
II. En el Nuevo Testamento
Se opera la Encarnación, el Corazón del Hombre-Dios late ya en su pecho. Está allí, no sólo en figura, sino en realidad. María, que comprende su excelencia y sus grandezas, que conoce sus riquezas y posee sus secretos, lo adora en silencio, con su esposo virginal, y le rinde los honores que merece. Los pueblos que experimentan los efectos de su amor, las efusiones de su ternura, proclaman en alta voz sus bondades inefables.
En el deseo de comunicarse, este divino Corazón se ofrece el mismo a los hombres como un modelo a imitar, como un ejemplo a seguir y se les presenta como la fuente de las virtudes cristianas48 .
Si seguimos al Señor en su vida pública, vemos su corazón inclinarse sobre todos los infortunios, sobre todas las miserias morales y físicas. ¿De dónde procede este perdón que concede tan generosamente a la Samaritana, a la mujer adúltera, a María Magdalena? De su Corazón. ¿De dónde procede esa misericordia infinita que prodiga a los pecadores, esa compasión tan tierna por los que sufren? De su Corazón. ¿Quién le impele a curar tantos enfermos que recurren a su poder, de resucitar tantos muertos ante la súplica de los parientes desolados? Su Corazón y siempre su Corazón. Todos los favores que Jesús dispensa en su camino, todos los milagros que opera no son más que las efusiones de la inefable bondad de su Corazón. Tanto, que el Evangelio, que los relata, podría ser llamado el Evangelio del Sagrado Corazón49
Durante la Cena, este divino Corazón se abre al discípulo amado y le hace las confidencias más íntimas.
El Apóstol San Juan, el más privilegiado de todos a causa de su afecto entrañable hacia su adorable maestro y a su pureza angelical50, ocupa un lugar de honor en ese banquete sagrado donde van a realizarse tan grandes misterios. Está a la derecha de Jesús51, que le atrae dulcemente hacia su pecho, o mejor aún hacia su corazón52. Apenas ha sentido los inefables latidos, sintió como la embriaguez de un éxtasis. De él recibe las confidencias más íntimas y extrae los secretos del futuro y los conocimientos más sublimes; eso que San Jerónimo llama "los caudales inmaculados de sus señanzas53". Es allí, continúa San Agustín, que Juan recibió la confidencia de los secretos más profundos de la sabiduría divina y los dones sólo de él conocidos en tal mesura54, 55.
No cabe duda que se trata no solamente del pecho del Señor sino de su Corazón sagrado que él contiene. Es el mismo San Juan quien lo revela a Santa Gertrudis. Un día, esta gran santa según acostumbraba, celebraba con fervor la fiesta de este discípulo amado. Este se le apareció de repente, durante el canto de Maitines, y la llenó de bendiciones. "¿Qué gracia, dijo ella, podría yo obtener el día de vuestra fiesta, tan grata a mi corazón?" El la dijo: "Ven conmigo, esposa escogida de mi Señor, y descansemos juntos sobre su pecho de donde brota tanta dulzura, y en el que están encerrados tantos tesoros de beatitud". Y la transportó en espíritu a la presencia del Salvador Jesús y la dijo: "yo te he colocado en frente de la abertura de su divino Corazón, para que de esta fuente extraigas con abundancia las consolaciones celestiales que la impetuosidad de su amor difunde sin cesar en aquellos que las desean". Santa Gertrudis sentía su alma llena de una alegría inefable, por los latidos de amor que ella escuchaba en el Corazón de Jesús, y dijo a su guía: "Bien-amado del Señor, ¿no gustasteis las mismas delicias de estos latidos amorosos, la noche de la Cena, cuando apoyasteis vuestra cabeza sobre el pecho del Señor? - Si, ciertamente, contestó él, yo los experimenté de verdad; la suavidad de este ritmo de amor penetró mi alma tan profundamente como un licor satura la miga de pan nuevo, tan perfectamente como la llama ardiente de un hogar abrasa la leña que se le echa!"
"¿Y por qué, pues, añadió la santa, habéis guardado silencio sobre este misterio, y nada habéis escrito que hubiera podido, para gran provecho de nuestras almas, hacemos conocer tanta dulzura?" - Mi misión en relación con la iglesia naciente, replicó el evangelista, era la de hablar del Verbo Increado de Dios el Padre... Pero la suave elocuencia de los divinos latidos del Corazón de Jesús estaba reservada a los tiempos modernos, a fin de que el mundo, envejecido y languideciendo en su amor hacia Dios, pudiera recalentarse, escuchando esos latidos adorables56.
Este testimonio tan concluyente, unido al de los Santos Padres, nos permite afirmar que era el Corazón de Jesús lo que buscaba San Juan, al descansar su cabeza sobre el pecho del Salvador: Erat recumbens in sinu Jesu. Recubuit in Caena super pectus ejus57
Llega la hora de la Pasión: Jesucristo se deja maniatar a la cruz; permite que le abran el pecho y traspasen su Corazón, a fin de demostrarnos todavía más su amor58.
La augusta Virgen, viendo el hierro de la lanza atravesar de parte a parte el Corazón de su divino Hijo59, comprende el misterio, y rinde, sin vacilaciones, a ese Corazón traspasado por nosotros, un culto de adoración, de alabanza, de acción de gracias y de reparación. "Mi querido Hijo, dice a Sta. Brígida, fue traspasado tan cruelmente en el Corazón, que la punta de la lanza no se detuvo sino después de haberlo atravesado de parte a parte60".
Mas Jesús resucitó de entre los muertos: ¿Quién nos dirá los sentimientos de Santo Tomás, cuando obedeciendo la orden del Salvador, colocó su mano sobre el costado abierto?61 Del divino costado se escapan rayos luminosos y torrentes de gracias, que le subyugan. Bajo su mano temblorosa, el apóstol incrédulo siente palpitar el Corazón de su Señor y su Dios. "Así su alegría es tan grande y su felicidad tan completa, nos dice un sabio glosador, que hubiera deseado permanecer todo entero en esa divina abertura y por ella adentrarse hasta el Corazón de Cristo62".
Tales son las formas primeras, o los primeros esbozos de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. El Antiguo Testamento nos ha proporcionado el símbolo sobrecogedor y el Evangelio comienza a iniciamos a la realidad objetiva.
III. Los Padres de la Iglesia
Las palabras de los apóstoles, consignadas en las cartas enviadas a los primeros cristianos, permanecerán hasta el final de los tiempos, como las fuentes sagradas donde las almas piadosas encontrarán el amor de Dios, el amor que la devoción al Sagrado Corazón tiene como objetivo patentizamos.
Siguiendo el curso de los siglos, veremos que esta devoción, tan querida para nosotros, se va concretando cada vez más.
La Iglesia de Lion, fundada por un discípulo de San Policarpo, quien a su vez tuvo la dicha de tener como maestro al propio Juan el Evangelista, experimentó hacia la mitad del siglo segundo una sangrienta persecución. Muchos de sus fieles sufrieron el martirio. Sus luchas generosas están mencionadas en una carta escrita según parece por San Ireneo, a los fieles de Asia y de Frigia63. En este documento precioso, que nos ha conservado el historiador Euse bio, se leen estas palabras sorprendentes: "El diácono Sanctus, uno de los gloriosos atletas, permaneció firme e inquebrantable en su testimonio, bañado y fortificado por la fuente celestial de esa agua viva que mana del Corazón de Cristo64.
La Iglesia de Lion no es la única que, en esas épocas de la primera Iglesia, rinde homenaje al Sagrado Corazón de Jesús; una inscripción célebre, descubierta en 1839 en el antiguo cementerio de la vieja ciudad de Autun, tiene para nosotros también un gran valor. Esta inscripción se remonta al final del siglo II. Eso es lo que Se puede leer: "El celeste Ixtus -Hijo de Dios- desde el fondo de su Corazón sagrado, emitió sus oráculos y asumió una vida mortal en medio de los hombres. Amigo, rejuvenece tu alma en las aguas divinas, en las fuentes inagotables de la sabiduría, pródiga en tesoros. Toma el alimento, dulce como la miel, del Salvador de los santos; toma, come y bebe: Ixtus está en tus manos65", es decir, el Pez místico, Cristo.
Dejemos las Galias, para desplazarnos al África. Interroguemos a sus doctores. Tertuliano en el siglo II, fijando su mirada en la llaga que hizo la lanza en el pecho del Señor, nos dice: "El sueño de Adán, significaba la muerte de Cristo, que debía dormirse en la cruz, para dejar salir, de la llaga de su costado, a la Iglesia, la verdadera Madre de los vivientes66... y el agua que brotó significaba el bautismo que debía regenerar en la gracia a los hijos de Dios67".
San Cipriano, que vivió un siglo más tarde, nos hace oír estas importantes palabras: "por la virtud de la muerte de Cristo la sentencia de nuestra condenación fue destruida, nuestros pecados fueron borrados y hemos recobrado la libertad; y por un privilegio especial la carta de nuestro perdón fue sellada con el sello de la llaga del costado68". "Oh Cristianos, observad la profundidad de esta Haga y por ella deducid la extensión del amor de Cristo; por ella, la fuente verdadera ha sido abierta, es decir el Corazón de Jesús, en el que podéis entrar; penetrar pues, ya que puede albergaros enteros69 ." El glorioso patriarca de Alejandría San Atanasio, también rinde homenaje a la herida que la lanza hizo en Jesucristo: "De todas las llagas del Salvador, afirma, ninguna puede compararse a la de su costado de donde brota sangre y agua. Igual que por la mujer, formada del costado del primer hombre, vino la caída, la Redención y la Reparación nos han venido del costado abierto del segundo Adán: la Redención por la sangre, la Purificación por el agua70".
Convenía que Tertuliano, san Cipriano y san Atanasio atribuyeran una soberana eficacia a esa llaga divina, o mejor aún, que la confundieran con el mismo Corazón de Jesús, para que a nuestros ojos fuera la fuente de tantos prodigios y que produjera tantas maravillas. Es el pensamiento de Arnauld de Chartres7l y de San Lorenzo Justiniano72. Es asimismo la interpretación que la Santa Iglesia da en la liturgia73.
En el siglo siguiente, San Antioco, obispo de Tolemaida, nos muestra el pecho lacerado de Nuestro Señor, como un escudo que preserva a los cristianos de los dardos de la ira divina y les abre las puertas del cielo. "¿Por qué, escribe, el costado de Cristo ha sido ofrecido a la lanza del soldado? Esta es la razón. Convenía, que por esta lanza, todo lo que había sido decidido contra Adán, se llevara a término. Dios había colocado la espada de fuego, para cerrar la entrada en el Paraíso; esta espada había sido desenvainada y arrojada; y como todo dardo arrojado, no se detiene hasta que encuentra una resistencia. Nada, hasta aquel momento, se había interpuesto en el camino de esa espada ardiente. Jesucristo ofreció su costado al arma del soldado, a fin de que por una lanza terrestre el arma espiritual, encontrando el costado divino, cesara de amenazar desde entonces y la entrada del paraíso ya no estuviera cerrada74".
En la misma época vivía San Ambrosio. El también, reflexionando sobre la llaga del costado de Jesucristo, encontrará más que un sello colocado sobre la carta de nuestra reconciliación con el cielo, más que una coraza que nos protege, más que un bálsamo que nos cura, un agua saludable que nos salva. Escuchemos lo que dice: "En Judea crece un árbol que exhala un perfume, cuando se le horada; Jesús, sujetado al árbol de la cruz, llora por los pecados de su pueblo. De las entrañas de su misericordia exhala un perfume mientras exclama: Padre, perdónales, pues no saben lo que hacen. Entonces fue traspasado por la lanza, y salió de su cuerpo sangre y agua de una fragancia más agradable que todos los perfumes. Víctima agradable a Dios, esparció por el mundo entero la fragancia de la santificación, y así la gracia fluía de él, como el bálsamo del árbol. De ahí esta expresión: "Siento como una energía, un efluvio, ha salido de mi". De ahí que este árbol sea llamado el árbol del bálsamo. Lo mismo que por la abertura del tronco, se exhala el perfume, de igual forma, de la herida que Jesús recibió en cruz , se difunde el olor fragante de la remisión de los pecados y la Redención75".
'Y en otro pasaje de sus obras, el santo Doctor escribe: "El agua brota de esta sagrada herida para que obtengamos la salvación. ele todos los pecadores de la tierra vengan pues a beber, para purificarse de sus iniquidades76".
"Prestemos ahora atención a la voz elocuente de San Juan Crisóstomo. He aquí lo que dice: "En la ley antigua, el ángel exterminador desvió la espada de la muerte de las moradas marcadas con la sangre del cordero, no penetrando allí. ¡Ah! Si tal es la virtud de este signo figurativo, ¿qué podríamos pensar de la eficacia de la sangre que representaba? Si, de un lado, vemos al ejecutor de la justicia divina respetando el dintel de los hijos de Israel, cuando sólo se trataba de un símbolo; ¿qué no hará el enemigo de la salvación en presencia de la realidad? ¡Quedará aterrorizado! ¿Queréis investigar la virtud de esa sangre redentora y conocer la fuente de donde procede? -Sí, lo queremos-. Pues procede de la cruz y del costado abierto del Salvador, que es el origen. Cuando Jesucristo, después de su muerte, estaba todavía suspendido en el patíbulo, un soldado se le acerca y, de un golpe de lanza, le atraviesa el costado. Y brota sangre y agua; el agua representa el bautismo; la sangre, la Eucaristía.
Al traspasar el costado, el soldado nos abrió la entrada al Santo de los Santos. Yo entro en este Santuario piadoso y encuentro un tesoro incomparable, con riquezas inauditas. Y, de su costado abierto, el Salvador ha formado su Iglesia, como, al principio de los tiempos, Eva fue formada del costado de Adán 77." -
Evidentemente, para estos insignes doctores, la llaga del costado de que hablan, es tan sólo el pasaje que conduce al Sagrado Corazón. En efecto, este "paraíso" al que da acceso, este "templo" en el que nos introduce, ¿qué es, sino, el Corazón de Jesús?
Este tesoro de un valor infinito que esta llaga desvela, ¿puede ser otra cosa que el Corazón de Nuestro Señor? ¿Esta fuente maravillosa, de la que es el canal, de dónde brota? ¿Esta agua misteriosa y la sangre redentora que manan de ella, de dónde vienen? Del mismo centro del amor y de la vida, es decir, del Corazón de Jesucristo, que es la fuente y el centro de todo78."
Y llegamos al siglo V. Veamos lo que dice san Agustín. El también habla de la herida del costado del Salvador, y la considera como una avenida que conduce directamente al Corazón del Verbo Encarnado. Pero dejémosle la palabra: "Longinos me ha abierto con su lanza el costado de Cristo, grita emocionado. Yo he entrado y gustado de un descanso seguro. He encontrado todo lo que necesitaba. Allí, he encontrado la divina misericordia que rebosa por todas partes. Las heridas del cuerpo del Redentor me revelan todos los secretos de su Corazón, los misterios de su amor y la extensión de su inmensa caridad, que ha forzado a Dios a descender de su trono para venir a visitarnos. Si me atormentan pensamientos vergonzosos, si el aguijón de la carne me acucia, si Satanás me prepara celadas, si el fuego de la concupiscencia abrasa todos mis miembros, si la adversidad se cierne agobiadora sobre mí, me refugio entonces en las entrañas de la misericordia de nuestro Dios y consigo el remedio a todos mis males79."
En su comentario sobre el Evangelio de san Juan, encontramos aún este impresionante pasaje: "Uno de los soldados abrió con su lanza el costado del Salvador, y al instante salió de él sangre y agua. Es con intención, que el Evangelista no dice: La lanza golpeó el costado de Jesús; o: La lanza le hirió; sitio que afirma expresamente, que le abrió. Pues de ese costado abierto, como de una puerta de vida, han salido los Sacramentos, sin los que nadie puede entrar en la verdadera vida. Esta agua saludable calma la sed; ella nos purifica y nos sirve de bebida. La llaga del costado está figurada por la abertura que Noé recibió orden de colocar sobre uno de los flancos del arca y por la que entraron los seres animados, que no debían perecer en el diluvio. Todo esto era imagen de la Iglesia. Esta herida estaba también figurada por el costado de Adán, de donde fue extraída la primera mujer. Eva fue llamada "la vida" o "madre de los vivientes". Allí estaba preanunciado el gran misterio del futuro. Así Jesucristo, el segundo Adán, vio la Santa Iglesia, su augusta Esposa, salir de su costado, cuando languidecía sobre la cruz - ¡Oh muerte, de donde los muertos renacen! i Nada es más puro que esta sangre adorable! i Nada es más saludable, que esta divina llaga!80"
Pues bien, el gran Doctor, al hablar así, ¿es que solamente tiene en su mente la herida hecha en el pecho del Señor? No. Su pensamiento va más lejos, va más alto, va hasta el Corazón adorable del Redentor. Es la misma Iglesia quien lo interpreta así en el oficio de la Fiesta, citando las mismas palabras de san Agustín81.
En la misma época, encontramos diversos santos que usan el mismo lenguaje. Así, san Euquerio de Lion afirma que en la herida lateral de Cristo, el pecador encontrará la marca de sus faltas y la sentencia de su condenación82
San Isidoro de Péluze nos dice que el costado abierto del Señor es una copa, que la sabiduría divina nos ofrece, y en la que encontraremos la alegría y las delicias de la vida83
El sacerdote Salviano, de Marsella, que vivía hacia los finales del siglo V, ve en la herida sagrada del pecho de Jesucristo el imán de un amor maravilloso que nos atrae84
Isidoro de Sevilla, un siglo más tarde, nos muestra en el costado sagrado del Salvador el remedio para la ceguera de los hombres85 .
Y san Antonio de Padua, haciendo suyo este pensamiento, grita: "Sí, la herida del costado de Jesús es un sol que ilumina a todos. ¿Por qué? Porque en la abertura del Corazón del Señor fue abierta la puerta del Paraíso, de donde nos viene el resplandor de la luz eterna. En las cosas de la naturaleza, se dice que la sangre de una paloma, extraída de su costado, borra las manchas de los ojos; de la misma manera la sangre que la lanza del soldado extrajo del Corazón de Jesús, abrió los ojos del ciego de nacimiento, o sea del género humano86.
San Pedro Damiano, haciéndose eco de los siglos precedentes, nombra al costado sagrado de Cristo la piedra del desierto, la fuente de la vida, la esperanza más segura de salvación. Escuchémosle: "La vara golpea la roca y obtiene agua para abrevar los pueblos. Jesucristo, está sujeto a la cruz, y los corazones de todos los creyentes están inundados de las gracias del Espíritu Santo. He aquí la roca de la que Zacarías dice: "Siete ojos están abiertos sobre esta piedra" (Zac 3,9). Si se consideran bien estas palabras de Moisés, se descubrirá que él había visto en espíritu este misterio: "Señor, dice él, abrid vuestro tesoro, la fuente de agua viva, a fin de que estando saciados, dejen de murmurar contra vos". No podía haber descrito con palabras tan magníficas y divinas un elemento, que saliendo de las entrañas de la tierra, se perdiera enseguida por los canales que ha formado. ¿Es que acaso se llamarán alguna vez a las aguas vulgares, tesoros de Dios? Es que él había visto aquello de que habla el Apóstol, cuando dice: "En el pecho de Jesús están acumulados todos los tesoros de la ciencia y de la sabiduría". El entendía por fuente de agua viva, aquella de la que se ha escrito: "Aquel que beba del agua que yo daré, verá como ésta agua se convierte en él en una fuente que brota hacia la vida eterna87."
" ¡Qué es esto, Jesús mío! -dice un viejo autor comentando estas palabras del ilustre cardenal- Vuestra sangre estaba encerrada como una pequeña fuente en vuestro Corazón, y después que la lanza la abrió, se vio realizar lo que Dios dijo a Moisés: "Golpea la roca, y saldrá agua (Exo. 17)". Y en efecto, cuando Jesucristo, roca mística, fue golpeado por la lanza, la pequeña fuente se convirtió en río. Y salieron sangre y agua, que corren con impetuosidad del Líbano88."
Llegamos ahora a la época de transición cuando el Corazón de Jesús va a tomar definitivamente el lugar de su costado divino. La devoción a la llaga del costado debía naturalmente conducir a la del Sagrado Corazón. El Espíritu Santo, que aprecia la oportunidad, fue evidentemente el inspirador de la una y de la otra.
NOTAS AL PRIMER CAPITULO (a)
1. Juan 4,16.
2. Ipsa autem natura Dei est essentia bonitatis. (Sto. Tomás, III p.q. 1 de Incarn.)
3. Splendor gloriae et figura substantiae ejus. (Heb 1,3).
4. Sic... Deus dilexit mundum, ut Filium suum unigenitum daret. (Juan 3,16).
5. Christus herí et hodie, ipso et in saecula. (Heb 13,8).
6. Multifariam multisque modis ohm Deus loquens patribus in profetis; novissime diebus istis locutus est nobis in Filio. (Heb 1, 1-2).
7. Mons. Berteaud (Oeuvres pastorales, p. 55).
8. El cardenal de Bérulle (Vie de Jésus, preámbulo).
9. Mons. Gay, (De la vie et des vertus chrétiennes, t.1, p. 34-35).
10. Tertuliano, (De Resur. carn., c. VI, t. II, p. 808, cd. Migne).
11. Prima mulier facta est de latere viri dormientis et apellata est vita. Hic secundus Adam, inclinato capite, in cruce dormivit, ut inde formaretur el conjux, quae lacere dormientis effluxit. (S. Agustin, trae CXX, in Joan.).
12. Cont. Ademant., T. XIV, p. 85, edit. Vives, col. I).
13. I Cor 10.
14. Rom 10,4.
15. Mons. Bertaud, obispo de Tulle. (Oeuvres pastorales, p. 58).
16. Poenitet me fecisse eos (Gen 6,7).
17. Gen. 12, 1.2.3.
18. Juan, 8,58.
19. Gen. 28,14.
20. Heb. 11,26
21. Exod. 3,7.
22. Exod. 19,4.
23. Isaías, 9,20.
24. Raq. 9,9.
25. Isaías LXIII, 3.
26. Finis enim legis Christus (Rom 10,4).
27. Probasti Cor meum et visitasti nocte (Ps XVI, v. 3- Allegorice de Christo.
28. Factum est cor meum tanquam cera liquescens in medio ventris mei (Ps 16,15).
29. Tribulationes Cordis mei multiplicatae sunt (Ps XXIV, v. 17). Joan, a Pastura Prior a Gemblicensi dicit Prophetam loqui de dominio Christi super universam terram por Ecclesiam.
30. Rugiebam a gemitu Cordis mei ... Cor meum conturbatum est, dereliquit me virtus mea (Ps XXXVII, v. 9.11) Allegorice et analogice de Christo (Leblanc).
31. Cor meum conturbatum est in me et fonnido mortis cecidit super me (Ps LIV, v. 5).
32. Holocaustum et pro peccato non postulasti, tunc dixi: Ecce venio. In capite libri scriptum est de me, ut faciam voluntatem tuam, Deus meus, volui, et legem tuam in medio Cordis mei... Justitiam tuam non abscondi in Corde meo. (Ps XXXIX, v. 7.8.9).
33. Ps XXXIX, 16
34. Ps Cl, v. 5.
35. Ps LXVII v. 21.
36. Ps CXLII, v.4.
37. Ps CVIII, v. 22.
38. Ps IV, v. 7.
Improperium expectavit Cor meum (Ps LXVIII, v. 20).
Domine, Deus meus, in simplicitate Cordis mei laetus obtuli universa (1 Par XXIX, 17)
Egredimini et videte... regem in die laeticiae Cordis ejus (Cant III, 11).
39. Todos esos textos de los Libros santos y muchos más aún, son aplicados por la Iglesia misma al Sagrado Corazón de Jesús - Véase el Oficio y la Misa del Sagrado Corazón.
40. Et ego stabo ibi coram te supra petram Horeb (Exod 17,6).
41. Petra autem erat Christus (1 Cor 10,4).
42. Isidorus et Rupertus per aquam intelligunt gratiam (Come!. a Lap. Com. in Exod. cap XVII, v. 6).
43. Effundam enim supra s¡tientem (Is. 44,3) - Effundam super vos aquam mundam, et mundabimini ab omnibus inquinamentis vestns (Ezech. 34,25) - Fons de domo Domini egreditur (Joel 3,18) - In die illa erit fons patens domui David (Zach. 13,1).
44. Vatablus censet hunc fontem esse latus Christi, cum illud lancea perforatum scaturivit aquam et sanguinem quasi symbola sacramentorum et gratiae. (Cornel. a Lap.
in Zach. 13,1).
45. Hic est fons patens, cor, inquam, patens... Per foramina corporis patent arcana Cordis, patet magnum pietatis sacramentum, patent viscera misericordiae Dei nostri in quibus visitavit nos oriens ex alto (S. Agustin in Maanuali, cap 21; Cornel a Lap. in Com in Zach. 13,1).
46. Permaneant oculi mei et cor meum ibi cinctis diebus (2 Paral. 7,16).
47. ad me quem transfixerunt (Zach 12, 10).
48. Columba mea in foraminibus petrae (Cant. 2,14) - San Bern. Sermon 61, asserit pias et religiosas animas habitare foraminibus petrae: "Foramina petrae, ait, sunt vulnera Christi, recte omnino etiam petra Christus". (Cornel. a Lap. in Cant, 11,4).
49. Discite a me quia mitis sum et humilis corde (Mat 11,29)
50. Ver Evangile du Sacré-Coeur del P. Vaudon, vol. lo. in-12 Issoudun. Este libro en sus páginas elocuentes está totalmente impregnado del amor al Sdo. Czón.
51. Diligebat autem eum Jesus quoniam specialis praerogativa castitatis ampliori dilectione feverat dignum; quia Virgo electus ab illo, Virgo in aevum permansit (S. Je-ron. in off. S. Joann.) - Joannes Christo prae caeteris apostolis fuit familiaris et quasi a secretis.
52. Joannes erat vicinior et carior Jesu, illique proscimum utpote in sinu ejus recumbens. (Com. a lap in XIII loan.).
53. Erat recumbens in sinu Jesu (Joan 13).
54. Qui e pectore Salvatoris purissima doctrinarum fluenta potavit. (san Agustin).
55. E Christi pectore arcana divinae sapientiae et gratiarum altiora prae caeteris fluenta potavit (san Agustin tract. XVIII in Joann.).
56. In festo vero ejusdem Apostoli inter Latutinas, more sibi solito, devotius intendenti affluit idem dilectus Discipulus quem revera diligebat Jesus, multis adipisci in hoc festo te praedulci?" Qui respondit: "Veni mecum, electa Domini mei, et repausemus simul supra dulcifluum pectus Domini, in quo latent totius beatitudinis theasauri". Et assuments eam deduxit secum al mellifluam Domini Salvatoris praesentiam, statuitque eam ad dexteram, et ipse declinavit repausaturus ad sinistram... "Ego te ad aperturam divini Cordis locavi, ut eo liberius exinde haustus dulcedinis et consolationis extrahere possis, quos sine intermissione omnibus desiderantibus ebulliens impetus divini amoris large profundit". Illa yero, cum ex motu sanctissi morum pulsuum quibus sine intermissione commovebatur Cor Divinum inaffabili delectatione afficeretur, dixit ad beatum Joannem: "Numquid et tu, dilecte Dei, horum suavissimorum pulsuum non sensisti delectamentum, dum in Coena supra idem suavissimum pectus recubuisti, quorum delectatione ego nunc tantum afficior?" Respondit discipulus: "Etiam, fateor, veraciter sensi et persensi, quia suavitas illorum, sic medullitus animan-1 meam pertransivit, sicut dulcissimam mel unquam suavius pertranseundo dulcificare potest micam recentis similaginis. Insuper ex ipsis spiritus meus etiam tam efficaciter est succensus, sicut coquens olla ex nimio ardore ignis ferventius potest succendi". Tunc illa ait: "Et cur hoc conticuisti, quod nec quidquam vel modice saltem exinde nostris profectibus intelligendum concripsisti?" Respondit Apostolus: "Meum profecto erat vovellae Ecclesiae de Increato Dei Patris Verbo describerc... Eloquentia autem suavitatis pulsuum istorum reservata est moderno tempori, ut ex talium audientia recalescat jam senescens .et amore Dei torprescens mundus". (Santa Gertrudis Legatus Divinae Pietatis, Lib IV, p 305, ed. Solesm.).
57. Joan, 21.
58. Unus militum lancea latus ejus apperuit (Juan 19).
59. Vulnus hoc videtur totum Christi latus penetrasse ut videlicet lancea haec adacta per dextrum lanas Christi transierit per Cor et pericardium, atque cuspis ejus exierit per latus sinistrum ad papillam (Cornel a Lap., Comment. in Joan. - Idem Suarez, disp. XVI s. 1, pf 3).
60. In Corde punctus erat tam amare et inmisericorditer quod pungens non destilerit donec lancea attigit costam et ambae partes Cordis essent in lancea. (Revel. lib II, cap 21).
61. Affer manum tuam et mitte in lanas meum (Joan. 20, 27).
62. Unde illud ipse pro se seceptum admirans, exclamavit: Dominus meus et Deus meus, ac in eo commorari et per illud in Cor Christi ingredi desiderabat. (Cornel. a Lap. Com. in Joan. c. XX, 27).
63. Valois Nat., ad 1,5 - Euseb. Tillem., t. III, p. 2.
64. Eusb., Hist. Ecles. lib. V, c. 1, II, III. Neandro en su Historia de la Iglesia, traduce la palabra vndus por Corazón. - Los Padres del último concilio provincial de Lion han adoptado está traducción, cuando hubieron consagrado al final del sínodo, su provincia al Sagrado Corazón de Jesús: Amantissimo Corde to... nosque et universum clerum consecramus; ut Iraenei et Polycarpi discipuli, ex hoc fonte caritatem pastoralem hauriamus quam Joanni super pectus tuum requiescenti fundebas... Consecramus lugdunensis provinciae populum, ut hanc concipiat fidei firmitatem, quam lugdunensibus martyribus tribuisti. (Act. Conc. Lugd. - Vide Migne, Patrol. graec. t. XX, col. 416,417).
65. Traduct. del cardenal Pitra. - Ver Darras, Histor. de 1s Iglesia t. VII, p. 265 - (piscis) quod est latine Jesus Christus, Dei Filius, Salvator.
66. Tertuliano, de Anima, No. 43.
67. id. de Baptism., No. 9.
68. San Cipriano, de Mont. Sinai et Sion, II; Hom. 84, in cap. Joan. XIX.
69. Vide, O Cristiane, latitudinem vtalneris, et consequenter amoris Christi. Hic est fons potens. Cor, inquam, patens, in quo introeas, illud ergo ingredere; totum enim te capit = (Id. de Passione Christi tract)
70. Non in alia quippe parte, quam in latere confossus est, unde sanguinis et agua manavit; ut quoniam prius per mulierem ex latere formatam venerat deceptio, ita per latus secundo Adam redemptio et emundatio prioris efficeretur; redemptio, per sanguinem, emundatio per aquam. (san Atanasio, Homil. in Pass. et Crucen: Dom. Nostri, No. 25).
71. Tract. V, de Sept. Verb. Domini . 72, Tract. De incend. cap. IX.
73. Ex Code scisso Ecclesia Christo jugata nascitur. (Ex Breviar. Rom.).
74. Citado por el P. Bonucci. Connaissance du Coeur de N. S. J.-C., pág. 20.
75. San Ambrosio, Serm III, in Psal. CXVIII, ad v. 1.
76. Id. in Psal. LXXXVII.
77. Angelus ille vastator, cum finitos postes atque aditus pervideret, transjecit gressus, et nos est ausses intrare. Nunc ergo si viderit inimicus, non postibus impossum sanguinem typi, sed fidelium ore lucentem sanguinem veritatis Christi, templi postibus dedicatum, multo magis se subtrahet... Vis et aliam hujus sanguinis scrutari veritatem? -Volo.- linde primum cucurrit inspicias et de quo fonte manavit. De ipsa primum cruce processit: latus illud Dominictun initium fuit. Mortuo enim, ait, Jesu et adhuc in crece pendente, approximat miles, latus lancea percussit, et exinde aqua fluxit et sanguis. Unum baptismatis symbolum, aliud sacramenti... primum baptismate diluimur, et postea mysterio dedicamur... Latus miles apperuit et templi sancti parietem patefecit. Et ego theseaurum praeclarum inveni, et fulgentes divitias me gratulor reperire... Ex latere igitur suo Christus aedificavit Ecclesiam, sicut de latere Adam ejus conjux Heva prolata est... (san Juan Crisostomo, Homil LXXXIV in Joan, cap IX - Lect. 4, in 2o. noct de fest. pretios. Sang. D.N.J.C., in Breev. Rom.).
78. Vide Brev Rom., Hymn. pro festo SS Cordis Jesu.
79. Longinus apperuit mihi latus Christi lancea, et ego intravi, et ibi requiesco securus. (In Manuali, cap. XXIII). - Tutus et firma requies est infirmis et peccatoribus in vulneribus Salvatoris securus illic habito: patent mihi viscera ner vulnera: quidquid ex me mihi de est, usurpo mihi ex visceribus Domini mei, quoniam misericordiam affluunt, nec desunt foramina per quae affluant. Per foramine corporis patent cordiae Domibi Nostri, in quibus visitavis nos oriens ex alto. Cum me pulsat alique turpis cogitatio... cum me premit caro mea... cum diabolus mihi parat insidias, fugio ad viscera misericordiae Domini mei, et recedit a me, etc. (Ibid, cap xxi). (Vide Cornel. a Lap., Com in Zach., cap XIII, Edit Vives, p. 517, col I). Algunos creen que este pasaje no es de san Agustin, sino de algún autor muy antiguo.
80. Unus militum lancea latus ejus aperuit, et continuo exivit sanguis et aqua. Vigilanti verbo Evangelista usus est, ut non diceret: Latus ejus percussit aut vulneravit, aut quid aliud: sed aperuit; ut illic quodammodo vitae ostium panderetur, unde sacramenta Ecclesiae manaverunt, sine quibus ad vitum, quae vera vita est, non intratur. Aqua illa salutare temperat poculum ; haec et lavacrum praestat et potum Hoc prae-nuntiabat, quod Noe in latere arcae ostium facere jussus est, qua intrarent animalia, quae non erant diluvio peritura, quibus praefigurabatur Ecclesia. Propter hoc prima mulier facta est de latere viri dormientis, et apellata est vita, materque viventium. Magnum quippe significavit bonum, ante magnum praevaricationis malum. Hic secundus Adam, inclinato capite in cruce dorrnivit ut inde formaretur el conjux, quae de latere dormientis effluxit. O mors, unde mortui reviviscunt! Quid isto sanguine mundius? Quid vulnere isto salutarius? (Tract. CXX, in Joan.).
81. Vide la Fiesta del Sdo. Czon. en el himno de Maitines.
82. San Euquerio, Hom. IV, ad Monach.
83. San Isidoro de Pelus., epist. 168.
84. Salviano, de Provident, libro IV.
85. San Isidoro de Sevilla, citado por Salmeron, t. X, tract. XLVIII, de apert. lateris Christi.
86. San Antonio de Padua, Serm. in Dom I Adventus.
87. San Pedro Damiano, Serm. de Exultat. Sanctae Crucis.
88. Daniel Mallonius ad Alph. Palcottum, de Christi Stigmata, capt. XX.