Cultura Urbana y Conversión Pastoral en América Latina
Conclusiones del 'Encuentro sobre cultura urbana y conversión pastoral a
la luz de Aparecida, en el horizonte de la Misión Continental' convocado el
Departamento de Cultura y Educación (Sección Cultura) del Consejo Episcopal
Latinoamericano (CELAM) entre el 1 y el 5 de marzo 2010 en Buenos Aires.
Introducción
"Dios vive en la ciudad" (DA 514). Esta profunda certeza de fe ha animado a los
pastores de América Latina y el Caribe reunidos en la Conferencia de Aparecida a
prestar atención a los múltiples aspectos de la cultura urbana actual y a
reconocer en ella y asumir desde ella los desafíos de una nueva pastoral urbana
(DA 509-519).
Con ánimo de buscar caminos para una profunda conversión pastoral ante esta
nueva invitación de Dios, el Departamento de Cultura y Educación del CELAM, por
medio de la Sección Cultura, realizó un Encuentro sobre Cultura Urbana y
Conversión Pastoral, en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, del 1° al 5 de
marzo de 2010. Se ha contado con la valiosa colaboración de once expositores,
que han enriquecido la visión del fascinante y el complejo mundo de nuestras
ciudades, desde ángulos diversos. Ellos han intentado aprovechar la vasta
experiencia urbana que la Iglesia ha tenido desde sus orígenes y en toda su
historia, especialmente en nuestro continente (cf. DA 513).
Como marco general de esta reflexión pastoral, partimos de la relectura
histórica y de una proyección pastoral del camino recorrido por la Iglesia
Latinoamericana en las cuatro Conferencias Generales del Episcopado en el
posconcilio y en los diversos planes, iniciativas, encuentros y publicaciones
del CELAM. El fenómeno de la urbanización creciente (Medellín) condujo a
proponer la evangelización de la ciudad moderna (Puebla), una nueva
inculturación del Evangelio en la cultura de nuestras urbes (Santo Domingo) y
una nueva pastoral urbana en una Iglesia más misionera (Aparecida) (Pbro. Dr.
Carlos María Galli).
La ciudad se ha presentado como una realidad intercultural (R.P. Dr. Jorge
Roberto Seibold, S.J.) nada libre de las influencias del relativismo (Mons. Dr.
Alfredo Horacio Zecca). En esta dimensión cultural, la ciudad integra diversos
aspectos de la cultura popular (Pbro. Dr. José Carlos Caamaño). Mucho más que su
realidad inmediatamente tangible, la ciudad se construye a través de los
imaginarios de los ciudadanos (Pbro. Lic. Jaime Alberto Mancera). Son ellos
quienes configuran de modos muy diversos los universos de sentido, constituyendo
verdaderas y propias ciudades invisibles dentro de la gran ciudad (Pbro. Jorge
Eduardo Scheinig). Los medios de comunicación social en la cultura urbana
provocan transformaciones de una profundidad y celeridad inauditas (Pbro. Lic.
Jorge Oesterheld). La ciudad revela también a esta mirada sus fragilidades:
incomunicación, soledad, desarraigo, anonimato, vorágine, fugacidad (Prof.
Antonio Pérez García).
La perspectiva pastoral exige profundizar la mirada en clave teologal. Así en la
cultura urbana se reconocen distintas realidades en el ámbito religioso, entre
las que se cuentan los valores de la piedad popular que contrastan con otros
fenómenos: agnosticismo, indiferencia, sincretismo religioso, "new age" práctica
y secularismo (Pbro. Dr. Juan Roger Rodríguez Ruiz), y se exponen algunos
criterios orientadores hacia una teología de la ciudad (Dra. Virginia Raquel
Azcuy). Como ejemplo inspirador para la evangelización en la ciudad, sigue
vigente la experiencia del apóstol san Pablo, quien fue un evangelizador urbano
que asumió las redes de comunicación y los ámbitos naturales de encuentro en el
seno de las ciudades, incluyendo las sinagogas mediterráneas. Para lograrlo, no
resultó accidental el simultáneo conocimiento y dominio, que tuvo Pablo, de las
lenguas y culturas: judía, griega y romana (Pbro. Dr. Gerardo Söding).
Las exposiciones contribuyeron a animar los debates, los talleres en grupos y el
plenario con los participantes. Estas Conclusiones intentan reflejar, en una
brevísima síntesis, algunos aspectos más relevantes de una experiencia de
diálogo e intercambio, que han resultado ser iluminadora, rica, densa,
desafiante, por lo que requeriría ser proseguida.
Conclusiones
El título del Encuentro: "Cultura Urbana y Conversión Pastoral" constituyó un
desafío muy particular: hemos de ser capaces de asumir lo urbano como un
escenario cultural multifacético que hoy es posible re evangelizar. La
conversión pastoral nos exige conocer y explorar con detenimiento los disímiles
escenarios urbanos, sus múltiples lenguajes, fracturas e identidades, para poder
llegar a identificarnos con ellos, dominar sus plurales formas de comunicación y
aprender nuevos modos de ser "prójimos" en la gran ciudad. Por tanto proponemos:
1. La toma de conciencia sobre la cultura urbana en la pastoral
Diversos intentos de respuestas pastorales, todavía parciales, en muchas de
nuestras Iglesias locales, indican que hay alguna conciencia de esta
problemática que, sin embargo, se percibe como aún escasa, germinal. De
crecimiento lento y progresivo, ella aún necesita de impulsos fuertes para
expandirse y extenderse a las distintas iniciativas y realidades de una pastoral
urbana más incisiva, acertada, inculturada y eficaz, en las -muy diversas y, a
la vez, semejantes- ciudades de América Latina y el Caribe.
2. La complejidad y ambigüedad de la cultura urbana
Un aspecto de la conversión es la actitud inicial con la que procuramos mirar la
realidad de la cultura urbana. Hemos realizado el intento de contemplarla desde
dentro: involucrándonos en ella. La hemos mirado como un desafío pastoral y no
predominantemente como una confusión aplastante, negativa o amenazante, en razón
de sus aspectos más desconocidos y temibles (cf. DA 513).
Recurrimos a algunos binomios (cf. DA 512) para expresar: tanto la complejidad
como la ambigüedad de la cultura urbana. Ellas se muestran desde:
las experiencias personales y los problemas conocidos socialmente los vínculos
que se establecen y las rupturas que se padecen las oportunidades de mayor
humanidad y las nuevas realidades inhumanas los centros urbanos, las periferias
suburbanas, las redes de ciudades y la creciente influencia de la urbe en los
ámbitos rurales el conocimiento y la afectividad los espacios y los flujos los
habitantes, los viajeros y los excluidos lo local y lo global la información y
la comunicación la dispersión y la concentración la experiencia del desarraigo y
las nuevas formas de vecindad lo rural y lo urbano la pluralidad cultural y el
diálogo intercultural las posibilidades de comunión y las nuevas injusticias y
exclusiones lo humano y lo divino que configuran el "misterio" en la ciudad con
agentes pastorales que se ven, a la vez, dentro y fuera del contexto urbano.
Éstas y otras realidades contrastantes atraviesan la cultura urbana con todas
las gamas de luces, sombras y amplitud de grises, propios de la libertad humana
en la historia; y exigen un cuidadoso discernimiento pascual de los signos o
indicios de vida y de muerte.
3. La necesidad de múltiples aproximaciones a la cultura urbana
La "cultura" incluye un conjunto de vínculos (cf. DA 476) y, en cuanto tal,
convoca a la colaboración entre las diversas ciencias de lo humano. En la "urbe"
se hablan muchos "lenguajes" simultáneos y nadie puede, en la actualidad,
comunicarse y discernir acerca de todos ellos. Tanto desde la orientación
evangelizadora de los pastores como, sobre todo, desde el pensamiento,
experiencia y acción de sus ciudadanos laicos, se requiere un trabajo
interdisciplinar.
Será importante identificar y precisar los límites de cada disciplina y de su
método para conocer mejor la actual cultura urbana. Los acercamientos de las
ciencias humanas y sociales son parciales, y requieren un diálogo entre ellas y
de ellas con la filosofía y con la teología.
4. El discernimiento requerido
Supuestos los análisis que las ciencias humanas aportan, en sus diversos
niveles, nos referimos al "discernimiento" en su nivel "teologal" y
"sapiencial", y por tanto: propiamente teológico y pastoral. Se requiere un
discernimiento sobre las actitudes (¿cómo salir de la rutina o de la inercia?)
acerca de la Iglesia en la ciudad (¿cómo salir de la perplejidad?) y sobre las
estrategias para la acción (¿cómo responder creativamente?).
Será necesario determinar y comprometer específicamente a los diversos sujetos,
particularmente a los fieles laicos, que han discernir los nuevos signos de los
tiempos presentes en el mundo urbano, para reformular las diversas instancias de
la vida y la acción pastoral.
En cuanto expresión de nuestra fe trinitaria y cristocéntrica, el discernimiento
teologal atiende a la acción de las Personas divinas en la/s cultura/s. Creer
que "Dios habita en la ciudad" implica discernir al Padre en su providencia
salvífica, al Hijo Jesucristo en los signos del Reino de Dios, al Espíritu Santo
en los "indicios" o "gérmenes" de Vida plena que suscita. Hay que descubrir,
reconocer y cultivar toda esta obra divina en medio de y a través de todas las
ambigüedades y complejidades de la vida y la convivencia de los ciudadanos de
nuestras urbes, quienes no pocas veces parecen referirse a lo divino sólo como
ausencia o nostalgia.
En este arduo trabajo común, será necesario atender más a las expresiones
actuales de la religiosidad y la "mística" popular (cf. DA 262), y revisar
críticamente los estilos y lenguajes empleados por las diversas áreas de la vida
pastoral (primer anuncio, misión, liturgia, catequesis y predicación) para
verificar si efectivamente responden a los nuevos desafíos (cf. DA 517d) que se
presentan en las urbes.
La contemplación del Amor de Dios Trinidad "inclinado" hacia el ser humano
sufriente, vuelve a requerir desde lo más profundo de la fe cristiana el
discernimiento (donde se da) y la realización (donde se reclama) de la
misericordia divina en los gestos de compasión humana y de caridad pastoral
hacia todas las múltiples formas del "sufrimiento urbano" (DA 517j). Los rostros
de los pobres de siempre y los nuevos: son un llamado a hacerles presente,
cercano y vivo, el amor misericordioso del Padre, en Cristo, por el Espíritu
Santo y con María.
5. Sugerencias y propuestas de conversión y acción pastoral
Dentro del marco general que propone el acontecimiento de Aparecida acerca de la
pastoral urbana (cf. DA 517) y de los agentes que la realizan (cf. DA 518), los
participantes de este Encuentro se ha permitido subrayar algunos aspectos. Se
hace necesario profundizar la reflexión y el estudio sistemático de esta
realidad, tan vasta y compleja como desafiante, para acompañar el crecimiento de
la conciencia eclesial y la audacia de una acción pastoral marcada por la
conversión y la renovación en los lenguajes y estilos de comunicación.
En términos generales esto pide el desarrollo de un protagonismo laical mucho
más decidido, no sólo desde los ámbitos profesionales propios, sino también
desde su espiritualidad específica. Son ellos quienes hoy viven y desarrollan la
ciudad. Es necesario promover, con audaz creatividad, los nuevos ministerios y
servicios laicales que la ciudad requiera, como: la escucha, la salud, la
investigación, la comunicación, el acompañamiento, el alivio, la educación, la
solidaridad, etc.
El cambio de mentalidad que implica la conversión pastoral requiere también el
trabajo en común, evitando los individualismos que llevan a un desaliento
generalizado. El ejercicio del discernimiento pastoral ha de involucrar todos
los niveles: regiones, diócesis, decanatos o arciprestazgos, parroquias,
barrios, sectores y tribus urbanas. Así como una planificación y acción pastoral
más cercana y capilar, en ocasión de los encuentros propios de la vida cotidiana
en las urbes. La conversión pide también una mayor y más visible presencia
pública de la Iglesia en la vida de la ciudad (cf. DA 517k). Hay que "ir" hacia
lo urbano tanto en sus centros como en sus periferias existenciales (cf. DA
517j), con una presencia y una participación, efectivamente, activa.
Sin descuidar las instancias puntuales como: los sínodos, asambleas, encuentros,
foros, y congresos, las propuestas más concretas se concentran en cuatro áreas
de la investigación y la formación teológico-pastoral de carácter permanente:
a. Que el ITEPAL inicie una Sección específica dedicada al estudio y la
promoción de la Pastoral Urbana, donde se pueda recoger y sistematizar todo lo
trabajado desde el Concilio Vaticano II, profundizar la reflexión teológica e
interdisciplinaria, y ofrecer un original servicio que ilumine y oriente la
misión evangelizadora de la Iglesia en América Latina y el Caribe, en razón que
el 80% de su población actual habita en ciudades. b. Que las Conferencias
Episcopales, nacionales o por regiones, formen Equipos de Reflexión sobre este
tema. En cada país la sede de ese equipo puede ser una diócesis o una
arquidiócesis situada en una gran urbe o en una megalópolis. c. Que las
Universidades Católicas, a través de Facultades, Institutos, Departamentos,
Cátedras o Proyectos de diverso tipo, colaboren en la sensibilización, la
investigación, la reflexión y la formación acerca de la cultura urbana, la
evangelización y la acción pastoral en la ciudad. d. Que las Conferencias
Episcopales promuevan y protejan la religiosidad popular, patrimonio de todos
los sectores sociales, "precioso tesoro de la Iglesia Católica en América
Latina" (Benedicto XVI).
Todos estos trabajos han de llegar, de modo eficaz y adecuado, para impregnar
las diversas instancias posteriores de formación: catequesis, misión, liturgia,
espiritualidad, vocación laical, etc.
El Espíritu alienta la misión y sólo Él hace posible la conversión de todo aquél
que se abre a su acción. Con la confianza que con nuestro trabajo podamos oír su
voz y seguir sus huellas, renovamos nuestro compromiso ciudadano como miembros
del pueblo de Dios peregrino hacia la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén.
Esperamos esa plenitud que "ya está realizándose en Jesucristo" (DA 515) y la
anticipamos en el caminar misionero para que nuestros pueblos "puedan encontrar
en Cristo la plenitud de vida" (DA 518).