Suscitóse recientemente un diálogo
entre la Doncella Lady Mary y Aulo Agerio, cuando fue abordada
la cuestión de la vocación. A continuación, reproducimos el
diálogo:
Doncella Lady Mary: Una
persona que no sabe cuál es su vocación, ¿puede ponerse de
novia? Es mi situación, no sé a qué me llama Dios... pero, se ha
presentado un joven…
Aulo Agerio: ¿Habéis
leído, Doncella Lady Mary, el libro del Padre Horacio
Bojorge, La Casa sobre Roca? ¿Habéis podido ver los videos
del Padre Jorge
Loring sobre
Noviazgo y sobre la Virginidad?
Doncella Lady Mary: Algo leí, sí
Aulo Agerio: Veamos,
entonces: ¿por qué querríais poneros de novia y casaros, y por
qué no querríais hacerlo?
Doncella Lady Mary: Querría
ponerme de novia y casarme porque veo que se puede hacer mucho
bien, teniendo una familia católica como Dios manda. Siendo,
digamos, como un apóstol en medio del mundo... teniendo hijos,
que si Dios quiere, pueden ser vocaciones para la Iglesia...
porque veo que desde la profesión que uno ejerza (si se da la
de trabajar) puede hacerse mucho bien. Siendo madre... Es lo que
veo en familias católicas, el bien que hacen con solo "ser" una
familia católica, y digamos que me atrae. Y no querría ponerme
de novia... en realidad no es que no querría, porque no es que
no quiero ponerme de novia y casarme, sino que ante eso se me
presenta como otra vocación mejor, más perfecta, otro posible
camino, y viene la duda de si no será que ese sea mi camino, que
también me atrae. Así como veo familias y quisiera tener una
así, así veo religiosas, y quisiera ser una
Aulo Agerio: Si
es por hijos, siendo por ejemplo monja o hermana, siempre fiel a
la Tradición Católica, tendrás muchos más y salvarás más almas
que si estuvieses casada... porque el ciento por ciento de tu
tiempo sería para Dios, y todo eso incluso si la vocación es
contemplativa. Siendo casado, también el ciento por ciento del
tiempo es para Dios, pero no hay tanto tiempo para la
contemplación, y existen urgencias en la vida que hay que llevar
adelante, que hay que sortear, y aunque la acción sea para Dios,
secundariamente la atención está puesta en las creaturas que son
las más próximas: la propia familia. El tema de la vocación no
pasa por "me gusta" o "no me gusta", porque toda vocación tiene
algo de ambas, o momentos de ambas
Doncella Lady Mary: Sí es cierto
Aulo Agerio: Y es ahí donde ataca el Demonio Meridiano
que hace caer las vocaciones: al casado, le hace pensar "y si yo
hubiese sido cura", o "y si me hubiese casado con tal otra
persona"; y al cura le hace pensar "y si yo me hubiese casado".
Lo mismo para una mujer
Doncella Lady Mary: ¡¡¡Síiii!!! ¡¡Eso es lo que pienso!!
Veo mi futuro casada y pienso que pensaré: ¿"y si hubiese sido
religiosa?" y lo mismo al revés
Aulo Agerio: Entonces: tenés que ser lo que habrías
querido ser en el futuro. La respuesta a esas preguntas tenés
que darlas antes de optar en la vocación, no después. Una vez
casada, no podés estar pensando en lo que hubieses sido si
hubieras entrado a ser "Monja Carmelita". Y una vez que sos
“Monja Carmelita”, no podés estar pensando en lo que hubieses
sido si hubieses estado casada. En esa situación, son
tentaciones que vienen directamente del Diablo, y el tentador
tiene nombre: el Demonio Meridiano. Pero entonces surge la
pregunta: y ¿cómo puedo discernir mi vocación? ¿Por lo que me
gusta? NO. ¿Por la felicidad que obtendré? NO (es más, en el
camino que uno elige, a veces puede tocar el dolor e incluso el
martirio... así que "felicidad del mundo" NO). Porque lo que hay
que elegir es lo que sea para mayor Gloria de Dios. La pregunta
es: Con los talentos que Dios me ha dado, ¿cómo podré servirlo
mejor, cómo podré agradarlo más, cómo podré multiplicar esos
talentos, cómo podré amar más a Dios? ¿Cómo podré rendir el
ciento por uno? Porque al casarse, la felicidad no estará jamás
en el cónyuge o en los hijos, o en los logros familiares, sino
que LA FELICIDAD SIEMPRE ESTARÁ EN DIOS. Por eso, cuando hay
infidelidad, es infidelidad a Dios primero, y eso es lo más
grave, y esa infidelidad la puede tener tanto el cura, la monja,
o una persona casada. La FIDELIDAD es a Dios (Primer
Mandamiento) y después al prójimo (Segundo Mandamiento). Esos
son los parámetros para discernir la vocación. “Pero -puede
decir un varón- "es que me gustan las mujeres"... Sin embargo,
ese no es motivo para afirmar que uno no tiene vocación de cura,
porque la naturaleza del varón es ser atraído por las mujeres.
Ahora bien, esa atracción (que siempre existió, existe y
existirá), puede ser dominada, como lo hizo por solamente dar un
ejemplo, San Francisco, como muchos santos lo hicieron, evitando
las ocasiones del pecado. Claro que exige algo que hoy se
repudia: rechazar las ocasiones de pecado, tomar distancia de
las personas, para evitar esas ocasiones. Hoy el que no manosea
a una persona del sexo opuesto, es un "jansenista", un
"puritano", un "agreta", y un "preconciliar"... palabras que se
afirman sin saber que al menos hasta hace unos años, la vida de
los cristianos en Medio Oriente era así. Es decir: no es la
naturaleza humana la que determina la vocación, sino la vocación
Sobrenatural. Saber a qué Dios está llamando. Siempre aparecerán
personas, y a veces súper excelentes. Si un varón renuncia con
el voto de celibato, todas las mujeres que aparecerán en su vida
deberán ser tratadas con distancia (a no ser que busque las
ocasiones de pecado), y hallará una mejor que otra, unas con más
virtudes que otras, más bellas, más inteligentes, más buenas e
incluso mujeres más santas ¿Ha de ser esto un motivo de caída
para el cura, o un motivo de aprender por la vía de la santidad
cómo se debe transitar el camino de Dios? Sucede lo mismo con un
casado: renuncia a todas las mujeres por una. Pero en la vida,
habrá siempre mujeres más inteligentes, más buenas, más lindas,
más santas, y con el tiempo incluso más jóvenes... ¿no debe
renunciar a todas ellas por motivo del Sacramento del
Matrimonio, en esa fidelidad primera a Dios para cumplir con la
propia misión encomendada, y después también cumplir con la
fidelidad respecto del cónyuge y de la propia familia? Entonces:
estamos en la misma. El parámetro, para elegir la vocación
principal, es Sobrenatural, porque se trata siempre de un
llamado Sobrenatural, de un llamado de Dios ¿A qué me llama? Esa
es tu pregunta, y te estoy dando el extremo del ovillo enredado,
para que siguiéndolo puedas dar vos la respuesta. Nadie podrá
darla por vos...
Doncella Lady Mary: entonces, digamos que hay que
conocerse bien a uno mismo, ¿no?
Aulo Agerio: Más bien, hay que conocer a Dios. Y mientras
más se conozca a Dios, más podrá ver ese reflejo que es su
"imagen y semejanza", y más se podrá distinguir a qué me llama
personalmente
Doncella Lady Mary: ¿y puede un noviazgo ayudar a
distinguir a qué llama?
Aulo Agerio: No. La decisión es previa. ¿Y si después de
ser monja encontrás “a la persona de tu vida”? ¿Y si después de
casada te encontrás “a la persona de tu vida”? Precisamente: la
fidelidad a Dios es la primera, y entonces te casás con la
Iglesia o con una persona, pero después no hay más
cuestionamientos que valgan. O se es fiel, o se traiciona la
promesa hecha a Dios, para Dios y ante Dios… ¿Acaso vas a ser
monja, porque tuviste un noviazgo frustrado? ¿O vas a ser monja,
porque no encontrás "a la persona ideal"? NO. Esa no es la
respuesta.
Doncella Lady Mary: No, pero una vez alguien me dijo q un
noviazgo puede ser una preparación a la vida religiosa, Dios
puede mostrar a través de un noviazgo que te quiere o no ahí…
Aulo Agerio: ¿Vas a ponerte de novia para ver si la parte
sensible es más fuerte que la parte espiritual, y comprobar
hasta dónde podés ceder? El compartir cosas en un noviazgo, te
enseñará cómo es la psicología del varón, complementaria pero
muy distinta de la femenina... y hasta seguramente tendrán
desacuerdos en alguna cuestión. Hace falta mucha comprensión
mutua y paciencia recíproca. Pero mirá: quien te dio ese
consejo, es alguien que desalienta las vocaciones a la vida
consagrada. He conocido varias personas que tenían vocación de
verdad para ser sacerdotes, y como los veían con ese empuje, con
esas garras de las cuales carecían los directivos del Seminario
en cuestión, los mandaban a institutos terciarios llenos de
chicas, a ver "si se le bajan los humos", a ver "si consiguen
novia y se dejan de molestar" ¿Así es el tema? Hay muchos
tibios, incluso "con sotana" (que precisamente, son
mayoritariamente quienes no la usan)
Doncella Lady Mary: ¡¡¡Fuaaa!!! No no, no tampoco así…
Aulo Agerio: Y a ellos, a los tibios, les
molestan las vocaciones de verdad. Los seminarios y los
noviciados se llenan de personas sin vocación... porque a los
demás se los fleta para que “no molesten”… aunque hay algunos
lugares donde abren las puertas a todos, tengan o no vocación,
lo cual es el error contrapuesto. Inducir a una persona a una
vocación a la cual Dios no la ha llamado no es correcto
Doncella Lady Mary: Claro...
Aulo Agerio: Pero repito: no es una cuestión de
"sentimiento", es cuestión del discernimiento. Y una vez
emprendido el camino, no hay que amilanarse ante los obstáculos
que puedan aparecer (y que seguramente aparecerán): Dios ayudará
a concretar la vocación, si se confía en Él
Doncella Lady Mary: ¡¡Muchísimas gracias!! ¡¡¡¡De
verdad!!! Os pido que recéis por mí, para que pueda discernir
bien, qué y dónde
Aulo Agerio: ¿Te vas a poner de novia? Bueno: hay que
pensar seriamente entonces. Noviazgo es noviazgo, no pasear,
divertirse, charlar pavadas... Noviazgo es conocer la Fe de la
otra persona (el noviazgo es para Dios también). Y si los dos
comparten la Fe, y saben bien cómo es la Moral católica, y están
seguros de que serán fieles "para toda la vida" a Dios y al
cónyuge... entonces ¿en qué hay que pensar? En dónde ir a vivir,
en los muebles, en los recursos económicos, en el nivel de vida
que se aceptará, en que el varón trabaje y la mujer esté en la
casa (aguantando al principio la soledad hasta que venga el
primer niño, y después los demás), en cómo se educará a los
hijos, en empezar a comprar los muebles, en empezar a ahorrar
juntos... porque se afrontará la vida en el futuro también
juntos. Para una familia, para los casados, los problemas en ese
aspecto son mayores que los de un cura o de una monja. De hecho,
sólo te contaré una anécdota de entre muchas: un amigo tenía una
hermana que estaba de novia. Fuimos a un Retiro Ignaciano, y al
regresar, primero él resolvió ingresar al Seminario. Después la
hermana y su novio, resolvieron respectivamente ella entrar como
novicia y él como seminarista. Hoy son una monja y dos curas...
Doncella Lady Mary: ¡¡¡Waw!!! Bueno, os agradezco de
verdad, me habéis aclarado varias cosas. ¡¡Incluidme en vuestras
oraciones!! La decisión es complicada...
Aulo Agerio: estaréis en mis oraciones, y en las de la
familia
Doncella Lady Mary: Muchísimas gracias
Aulo Agerio: Recuerda que Dios no te va a mandar un
telegrama para informarte qué tenés que hacer... Pero se encarga
de hacértelo saber de algún modo
Doncella Lady Mary: Espero eso, y confío en que así será.
Debo retirarme, pues los quehaceres cotidianos exigen de mis
labores. ¡Hasta pronto!
Aulo Agerio: Hasta pronto, Doncella Lady Mary, y
continuemos rezando por las vocaciones