La Familia y la Procreción humana (Introducción)
«Familia y procreación
humana» es el título del documento de 57 páginas que publicó ayer martes el
Consejo Pontificio para la Familia, presidido por el cardenal Alfonso López
Trujillo.
El texto constata que la familia
es objeto de ataques como nunca en el pasado y pretende por ello «salvar al
hombre».
El documento «está destinado a ser objeto de estudio tanto en su doctrina como
en su aplicación pastoral», según explica la nota explicativa a cargo de Fray
Abelardo Lobato, O.P., consultor del Pontificio Consejo para la Familia,
recogida por el Vatican Information Service (VIS).
El tema se aborda en cuatro capítulos: «Qué implica la procreación», «Por qué la
familia es el único lugar apropiado para ella», «Qué se entiende por procreación
integral en la familia», «Qué aspectos sociales, jurídicos, políticos,
económicos y culturales lleva consigo el servicio a la familia».
El capítulo quinto presenta «Dos perspectivas complementarias, la teologal, por
cuanto la familia es imagen de la Trinidad y la pastoral, porque la familia está
en la base de la iglesia y ella es lugar de la evangelización».
«En este documento se hace referencia sobre todo al Concilio Vaticano II, al
Papa Juan Pablo II, que le ha dedicado gran atención, al Catecismo y al reciente
"Compendio de la doctrina social de la Iglesia», recoge la nota.
De este modo, el documento «no sólo se propone lograr una orientación doctrinal
del problema, sino también la de abrir puertas a la investigación futura de las
cuestiones que hoy son objeto de discusión».
En la introducción se evocan las palabras de Juan Pablo II en Puebla (1979),
cuando afirmó que «la Iglesia posee la verdad sobre el hombre y al mismo tiempo
busca la verdad toda entera. El hombre no es solo el "animal racional", es
también un ser familiar. La familia es connatural al hombre y ha sido instituida
por Dios».
«Pero hoy el hombre se ha vuelto un gran enigma para sí mismo y vive la crisis
más aguda de toda la historia en su dimensión familiar --sigue diciendo el
documento--: la familia es objeto de ataques como nunca en el pasado; los nuevos
modelos de familia la destruyen; las técnicas de procreación arrojan por la
ventana el amor humano; las políticas del control de natalidad conducen al
actual "invierno demográfico"».
Si se siguen estos derroteros, asegura el documento, «nos desviamos hacia un
mundo "posthumano". Es preciso salvar al hombre».
«La procreación es el medio de trasmisión de la vida por la unión amorosa del
varón y la mujer», subraya el documento, «y debe ser en verdad humana».
Es decir, «fruto de los actos del hombre» y «además fruto del acto humano,
libre, racional, responsable de la transmisión de la vida».
«El acto unitivo del hombre y la mujer no puede separarse de su dimensión
connatural, que es la procreación, y hace posible la paternidad y maternidad
responsable. Sólo desde esta base personal se comprende la moralidad conyugal»,
aclara.
«Los documentos doctrinales de la Iglesia, como la encíclica "Humanae vitae" y
la exhortación apostólica "Familiaris consortio" recurren al fundamento de la
dignidad del ser personal y a su dimensión ética. La condena radical del aborto
y el rechazo a la separación entre las dos dimensiones, la unitiva y la
procreativa, como la reducción de la sexualidad a la mera función fruitiva,
tienen su apoyo en el ser personal y en su dignidad».
«Aquí está la clave de la solución, en la comprensión integral de lo humano. Sin
una "metantropologia" que llega al ser, a la sustancia, al espíritu, no hay
comprensión integral de lo humano, porque los conceptos de persona y de ser
están vaciados de contenido. La moral y la religión, que son valores
fundamentales y decisivos, se reducen a "asunto privado". El retorno de la
metafísica es urgente para recobrar el sentido de lo humano en el hombre».
El ser humano es un ser familiar y por ello se reviste con las notas de ser
social, político, económico, cultural, jurídico y religioso, afirma el texto.
La familia tiene que ver con cada uno de esos aspectos, que le son esenciales.
Por eso, señala que la familia requiere servicios, ayuda, protección y constante
promoción.
El documento indica cómo deberían desarrollarse cada uno de estos elementos.
Resalta la dimensión jurídica y se recuerda que la Santa Sede ha publicado en
1983 la primera «Carta de los derechos de la familia», «una valiente defensa de
esta institución».
«La doctrina acerca de la procreación humana integral», concluye el documento,
«se corrobora con la teología de la creación y con el misterio de la salvación
revelado en Jesucristo y actuado en la nueva evangelización».
«El Creador quiso al ser humano unidual y el Redentor asumió la condición
familiar en Nazaret y recordó a todos cómo era la familia desde el principio en
el plan divino: dos en una sola carne», afirma.
CIUDAD DEL VATICANO, 7 junio 2006 (ZENIT).