Claves para que los hijos no caigan en las drogas
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LaFamilia.info 08.10.2012
La adicción a las drogas es una situación que se puede y debe prevenir desde
la familia, en buena parte; sin descartar que la sociedad y otros factores
tengan injerencia en ello. Por esta razón se recomienda a los padres no
desentenderse del tema y asumir una posición activa ante esta realidad.
Este, como muchos otros aspectos educativos, se debe trabajar de manera
preventiva -desde la primera infancia- y no cuando se ha convertido en un
hecho real, lo cual dificulta la solución del problema. Claro está que cada
etapa evolutiva tiene un nivel de complejidad que marca unas características
y necesidades, lo importante es que al llegar la adolescencia ya se haya
realizado todo un trabajo al interior de la familia. Estas son algunos
pilares para prevenir el consumo de drogas.
Conocer a los hijos
Es el primer paso y determina algunas de las actuaciones de los
progenitores. Cada hijo es diferente, por consiguiente los padres deben
conocer sus particularidades y así poder impartir asertivamente los
objetivos educativos para cada uno, aunque se deben conservar unas reglas y
condiciones generales en el hogar.
Trabajar la autoestima
Desde el conocimiento de los hijos, los padres deben potenciar las
fortalezas y trabajar las debilidades, ejercicio que genera en ellos
confianza en sí mismos y los hace sentir fuertes ante los demás; este es el
resultado del equilibrio en la balanza entre lo positivo y lo negativo de
cada quien. Una sana autoestima es una especie de “blindaje” ante los
ataques y rótulos tan dados a presentarse en las aulas; también es una
herramienta que da criterio ante las opiniones de los otros para defender
las propias convicciones. Y juega un papel fundamental en la aceptación
grupal que tanta importancia adquiere en la adolescencia.
Reforzar la voluntad y el autocontrol
No todos tenemos la predisposición a las adicciones, pero es importante
tener claro que esto puede suceder. Tiene entonces un valor importantísimo
el ejercicio de la voluntad y el autocontrol. La voluntad genera la fuerza
interior necesaria para luchar contra una situación no conveniente, lo mismo
sucede con el autocontrol, el cual regula los impulsos y previene
situaciones de riesgo.
Comunicación y confianza
Es un binomio inseparable; la relación padres-hijos y viceversa debe
construirse bajo estos dos conceptos. Lo uno lleva a lo otro, es decir, una
relación que se construye bajo la confianza, abre las puertas del diálogo. A
su vez, la comunicación está vinculada a la escucha activa por parte de los
padres, la cual hace que los hijos se sientan valorados y a su vez sepan que
es la familia es lugar óptimo para resolver dudas sobre este y otros temas
de riesgo.
Dentro de este diálogo, está el deber de los padres de hablar con sus hijos
de los daños físicos y emocionales que genera el consumo de las drogas.
Atrás debe quedar la idea que esta es una situación penosa y difícil de
enfrentar, pues es una enseñanza de competencia exclusiva de los padres. La
información dada en los colegios es un complemento, no es suficiente.
Como sabemos, la prevención es una misión de todos: familia, escuela y
sociedad; no obstante es la primera la que se encuentra en nuestras manos y
depende de nosotros, las demás son factores externos. Desde la familia se
puede hacer mucho para evitar que los hijos tomen el camino incorrecto.