La importancia de cuidar la autoestima de niños y adolescentes
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Mª. Ángeles Pérez y Francisco Javier Rodríguez
10.11.2008
Autoestima es el concepto que tenemos de nuestra valía y se basa en todos
los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre
nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida.
La autoestima significa saber que eres valioso y digno de ser amado. Valioso
porque el niño es capaz de resolver algunas situaciones con éxito y por lo
tanto puede estar a la altura de los demás; y digno de ser amado porque se
trata de una persona y por lo tanto tiene derecho a ser amada de manera
incondicional, es decir, sabe que está rodeada de personas a las que
realmente les importa.
El autoconcepto y la autoestima juegan un importante papel en la vida de las
personas. Tener un autoconcepto y una autoestima positivos es de la mayor
importancia para la vida personal, profesional y social.
El autoconcepto favorece el sentido de la propia identidad, constituye un
marco de referencia desde el que interpretar la realidad externa y las
propias experiencias, influye en el rendimiento, condiciona las expectativas
y la motivación y contribuye a la salud y equilibrio psíquicos.
Gloria Marsellach Umbert, en su artículo "La autoestima", marca las pautas
para que la persona sea el mejor amigo de sí mismo. Para ello debe
concederse:
Aceptación: hay que identificar y aceptar nuestras cualidades y defectos.
Ayuda: debemos planear objetivos realistas.
Tiempo: hay que sacar tiempo regularmente para estar solos con nuestros
pensamientos y sentimientos. Debemos aprender a disfrutar de nuestra propia
compañía.
Credibilidad: prestemos atención a nuestros pensamientos y sentimientos.
Hagamos aquello que nos hace sentir felices y satisfechos.
Ánimos: tomemos una actitud de "puedo hacerlo".
Respeto: no tratemos de ser alguien más. Hay que estar orgullosos de ser
quien somos.
Aprecio: hay que premiarse por los logros, los pequeños y los grandes. Recordemos que las experiencias son únicamente nuestras. ¡Disfrutémoslas!
Amor: aprendamos a querer a la persona tan única que somos. Aceptemos
nuestros éxitos y fallos.
También hay que tener en cuenta que el conocimiento y la autoestima están
relacionados porque la satisfacción que consigue el niño aumenta cuando:
Ha aplicado en la práctica, y con éxito, el conocimiento que tiene de sí
mismo; por ejemplo, un niño que se ve como un buen deportista y marca el gol
de la victoria para su equipo.
Cumple con las exigencias que él mismo se ha marcado; por ejemplo, un niño
que valora los resultados académicos y saca la nota más alta en un examen de
matemáticas.
Otros confirman la idea que de sí mismo tienen; por ejemplo, un niño que
cree que dibuja bien y al que le alaban un dibujo.
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Características de la autoestima
Un niño posee una correcta autoestima cuando...
Aptitudes positivas:
Está orgulloso de sus actos: "Hago parte del coro del colegio".
Actúa con independencia: "yo me hago el desayuno".
Asume responsabilidades con facilidad: "hoy quiero regar las plantas".
Sabe aceptar las frustraciones: "es difícil montar el rompecabezas pero
seguro que lo consigo".
Afronta nuevos retos con entusiasmo: "¡bien!, el maestro dice que mañana
empezaremos con las divisiones de dos cifras".
Se siente capaz de influir sobre otros: "déjame que te enseñe".
Muestra amplitud de emociones y sentimientos "me encanta que todos estemos
juntos".
Aptitudes negativas:
Pero para reconocer la capacidad de autoestima de un niño, también nos
debemos fijar en otras manifestaciones que son negativas como las que
siguen.
Evita las situaciones que le provocan ansiedad:"hoy no quiero ir al colegio
porque tengo un examen muy difícil".
Desprecia sus dotes naturales: "nunca dibujo nada bien".
Siente que los demás no le valoran "Los niños nunca quieren jugar conmigo".
Echa la culpa de su debilidad a los demás "No gané el examen porque el
profesor no me quiere".
Se deja influir por otros con facilidad "me lo dijeron ellos".
Se pone a la defensiva y se frustra fácilmente "si no funciona, yo no tengo
la culpa; lo voy a dejar".
Se siente impotente: "no sé dónde está el material; los ejercicios son muy
difíciles; no voy a ser capaz de terminar la tarea".
Tiene estrechez de emociones y sentimientos "no me importa, me da igual".
La falsa autoestima
Las personas más cercanas afectivamente el niño o joven (padres, familiares,
profesores o amigos) son las que más influyen y potencian/dificultan la
autoestima. Dependerá de los sentimientos y expectativas de la persona a la
que se siente ligado afectivamente. Si los sentimientos son positivos, el
niño recibirá un mensaje que le agradará, se sentirá bien y como
consecuencia le ayudará a aumentar la autoestima. Si los sentimientos son
negativos, la sensación que el chico percibe le causará dolor y en
definitiva, provocará rechazo a su propia persona y, por tanto, el descenso
de su autoestima.
Últimamente la preocupación por la autoestima se ha convertido en una
cuestión obsesiva. De ahí que erróneamente se intente formar una autoestima
positiva con medios y procedimientos artificiales y a corto plazo que no
dejan de ser planteamientos equivocados y que tienden a fracasar.
Estos procedimientos equivocados están orientados al logro de un único
objetivo: fortalecer el ego de los educandos para que se sientan bien
consigo mismos. Veamos a continuación algunas formas erróneas que se usan
para la construcción de la autoestima:
Alabar a los hijos o alumnos por sistema, con independencia de su
comportamiento. No importa que fracasen en sus estudios a causa de su
vagancia; que maltraten a sus padres y hermanos; que derrochen el dinero y
que vivan sólo para satisfacer sus gustos y caprichos personales, sin pensar
en las necesidades de los demás. Lo único que importa es que se quieran cada
vez más a sí mismos.
No culpabilizarlos nunca de nada, suceda lo que suceda (para que no pasen
por la humillación de sentirse avergonzados). No cuestionar ni criticar
nunca lo que dicen o hacen (para que evitar que se enfaden).
Rebajar los ideales de vida (para que luego no sufran posibles decepciones).
Rebajar la exigencia todo lo que se pueda. Llegar a la tolerancia total o
casi total. Todo vale, todo está permitido. Estos padres tan indulgentes con
sus hijos suelen ser los mismos que esperan de ellos solamente una cosa: que
triunfen en la vida como sea. Esperan que triunfen en una sociedad muy
competitiva con la única actitud que se les ha inculcado: la de quererse a
sí mismos.
Gerardo Castillo Ceballos (de la asociación FERT) en su artículo "El
desarrollo de la identidad personal" comenta que los hijos acostumbrados a
ser alabados de forma incondicional suelen sentirse muy defraudados cuando,
al incorporarse a la vida adulta, chocan con la realidad. Esa colisión les
descubre, de pronto, que su autoestima está mal fundamentada y que, por
ello, no es real.
Deja que te ayude quien te conoce desde antes de su existencia
La mejor autoestima, la merecida
La experiencia nos enseña que la autoestima de los hijos o alumnos no se
desarrolla por la vía del elogio continuo e injustificado o por la vía de la
tolerancia sin límites. Quienes buscan fortalecer el ego por ese camino, lo
único que consiguen es debilitarlo y aislarlo. El estar demasiado pendiente
del ego de los niños o de los adolescentes favorece que estos últimos se
amen a sí mismos de forma inmoderada y excesiva, desentendiéndose así de las
necesidades de los demás.
La autoestima, como la alegría o la felicidad, no se puede buscar
directamente. Y menos todavía por la vía del engaño. La autoestima es una
consecuencia de poner ilusión en lo que se hace y en hacerlo cada día mejor;
de realizar con amor los propios deberes; de ser servicial con los demás; de
ser buen compañero, buen hermano y buen amigo; de portarse bien con todos;
de luchar diariamente contra los propios defectos; de empezar cada día.
La mayor y mejor autoestima es la autoestima merecida, la que se basa en
logros reales, la que cada uno se gana con su propio esfuerzo. Si los padres
y profesores enseñan a sus hijos o alumnos, desde las primeras edades, a
esforzarse por ser un poco mejores cada día (desarrollo de virtudes) y por
lograr la excelencia en todo (en los estudios, en la vida familiar, en la
vida de amistad...) la autoestima vendrá sola.
La verdadera autoestima se alimenta con la satisfacción que produce alcanzar
nuevas metas por uno mismo. Es frecuente que cuando un niño o un adolescente
obtiene con su esfuerzo personal, el resultado que buscaba, se encuentre
orgulloso del logro. En cambio, los hijos sobreprotegidos jamás podrán tener
esa experiencia tan gratificante y tan formativa. Cada vez que los mayores
les resuelven la dificultad a la que se enfrentan, se hacen más inseguros y
desvalidos.
Siguiendo las indicaciones de Castillo Ceballos, podemos concluir que la
autoestima se desarrolla formando el carácter, educando la voluntad: hay que
desarrollar en los hijos hábitos de esfuerzo, de trabajo bien hecho, de
autodominio, de autodisciplina. Hay que favorecer la adquisición de virtudes
como la fortaleza, la templanza, la paciencia y la perseverancia. También
hay que animarles a que sean más abiertos y serviciales. Está comprobado que
una de las mejores terapias de la autoestima es salir de sí mismo y tratar
de ver las cosas como las ven los demás.
Los tres motores de la autoestima
Existen tres buenos motores que determinan el comportamiento y que proceden
de lo que se piensa y de lo que se siente por uno mismo. Estos son:
El niño actúa para obtener una mayor satisfacción y creerse mejor. Por
ejemplo: busca las alabanzas y la aprobación, haciendo cosas que le gustan y
que sabe hacer.
El niño actúa para confirmar la imagen (la idea) que los demás, y él mismo,
tienen de él. Tanto para bien como para mal, si el niño piensa que es bueno
tenderá a comportarse bien, mientras que si piensa que es malo, buscará (tal
vez de forma inconsciente) la reprimenda y el castigo. Esto mismo lo podemos
aplicar en los estudios.
El niño actúa para ser coherente con la imagen que tiene de sí, por mucho
que cambien las circunstancias.
Todo esto tiene un lado negativo y corresponde a los niños que presentan
actitudes negativas acerca de sí mismos que no suelen creerse lo contrario,
aunque se les demuestre que es verdad, rechazan la alabanza o la aprobación
por aquellas cosas que ya tienen conceptuadas negativamente.
Por otro lado podemos afirmar que la motivación y el rendimiento académico
se ven estrechamente influenciados por la mayor o menor autoestima. La
autoestima influye sobre el niño y adolescente en:
cómo se siente
cómo piensa, aprende y crea
cómo se valora
cómo se relaciona con los demás
cómo se comporta
La autoestima en la adolescencia
En los adolescentes aumenta considerablemente la necesidad de autoestima.
Uno de los períodos más críticos para la formación de una correcta
autoestima es la adolescencia pues sabemos que es cuando la persona necesita
hacerse con una firme IDENTIDAD, es decir, saberse individuo distinto a los
demás, conocer sus posibilidades, su talento y sentirse valioso como persona
que avanza hacia un futuro.
Un adolescente con autoestima aprende más eficazmente, desarrolla relaciones
mucho más gratas, está más capacitado para aprovechar las oportunidades que
se le presenten, para trabajar productivamente y ser autosuficiente, posee
una mayor conciencia del rumbo que sigue. Así las cosas, un adolescente con
autoestima...
... actuará independientemente
... asumirá sus responsabilidades
... afrontará nuevos retos con entusiasmo
... estará orgulloso de sus logros
... demostrará amplitud de emociones y sentimientos
... tolerará bien la frustración
... se sentirá capaz de influir en otros
Gloria Marsellach Umbert en su artículo "La autoestima en niños y
adolescentes" afirma que la autoestima puede desarrollarse convenientemente
cuando los adolescentes experimentan positivamente cuatro aspectos o
condiciones bien definidas:
Vinculación: resultado de la satisfacción que obtiene el adolescente al
establecer vínculos que son importantes para él y que los demás también
reconocen como importantes.
Singularidad: resultado del conocimiento y respeto que el adolescente siente
por aquellas cualidades o atributos que le hacen especial o diferente,
apoyado por el respeto y la aprobación que recibe de los demás por esas
cualidades.
Poder: consecuencia de la disponibilidad de medios, de oportunidades y de
capacidad en el adolescente para modificar las circunstancias de su vida de
manera significativa.
Modelos o pautas: puntos de referencia que dotan al adolescente de los
ejemplos adecuados, humanos, filosóficos y prácticos, que le sirven para
establecer su escala de valores, sus objetivos, ideales y modales propios.
Nota del que publica estas páginas: Cuando se enseña a los hijos de palabra y obra a ser santos en la presencia de Dios entonces se dan todas las características anteriores y hay más sinceridad porque la vida se desarrolla como un diálogo continuo con el Señor que nos ama y hace una historia de salvación con cada uno de nosotoros. Además se utilizan las ayudas necesarias de cara a nuestra naturaleza débil de pecadores: oración diaria, misa dominical, confesión frecuente, comunión, lectura de vidas de los santos, etc..
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Bibliografía
Cómo desarrollar la autoestima en los niños
Harris Clemes y Reynold Bean
Círculo de lectores
¿Es mi hijo una persona insegura?
José María Lahoz García
http://www.solohijos.com/
La autoestima en niños y adolescentes
Gloria Marsellach Umbert
http://www.ciudadfutura.com/psico/articulos
El desarrollo de la identidad personal
Gerardo Castillo Ceballos
Asociación FERT
"La autoestima"
Gloria Marsellach Umbert
http://www.ciudadfutura.com/psico
"Cómo desarrollar la autoestima en los adolescentes"
Clark, Clemes y Bean, Ed. Debate
"La Autoestima en los niños"
Kaufman y Raphael, Ed. Iberonet
"Autoestima. Evaluación y mejora"
Matthew McKay y Patrick Fanning, Ed. Martinez Roca
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Mejor que te ayuden.