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1. Mucho tuvieramos aquí que hacer con la multitud de las
aprehensiones de la memoria y entendimiento, enseñando a la
voluntad cómo se había de haber acerca del gozo que puede tener en
ellas si no hubieramos tratado (de ellas) largamente en el segundo
y tercer libro. Pero, porque allí se dijo de la manera que
aquellas dos potencias les convenía haberse acerca de ellas para
encaminarse a la divina unión, y de la misma manera le conviene a
la voluntad haberse en el gozo acerca de ellas, no es necesario
referirlas aquí. Porque basta decir que dondequiera que allí dice
que aquellas potencias se vacíen de tales y tales aprehensiones,
se entienda tambien que la voluntad tambien se ha de vaciar del
gozo de ellas. Y de la misma manera que queda dicho que la memoria
y entendimiento se han de haber acerca de todas aquellas
aprehensiones, se ha tambien de haber la voluntad; que, pues que
el entendimiento y las demás potencias no pueden admitir ni negar
nada sin que venga en ello la voluntad, claro está que la misma
doctrina que sirve para lo uno servirá tambien para lo otro.
2. Vease allí lo que en esto se requiere, porque en todos aquellos
daños caerá si no se sabe enderezar a Dios.
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