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1. Instruida ya la primera potencia del alma, que es el
entendimiento, por todas sus aprehensiones en la primera virtud
teológica, que es la fe, para que según esta potencia se pueda
unir el alma con Dios por medio de pureza de fe, resta ahora hacer
lo mismo acerca de las otras dos potencias del alma, que son
memoria y voluntad, purificándolas tambien acerca de sus
aprehensiones, para que, según estas dos potencias, el alma se
venga a unir con Dios en perfecta esperanza y caridad, lo cual se
hará brevemente en este 3º libro. Porque habiendo concluido con el
entendimiento, que es el receptáculo de todos los demás objetos en
su manera, en lo cual está andado mucho camino para lo demás, no
es necesario alargarnos tanto acerca de estas potencias; porque no
es posible que, si el espiritual instruyere bien al entendimiento
en fe según la doctrina que se le ha dado, no instruya tambien de
camino a las otras dos potencias en las otras dos virtudes, pues
las operaciones de las unas dependen de las otras.
2. Pero porque, para cumplir con el estilo que se lleva y tambien
para que mejor se entienda, es necesario hablar en la propia y
determinada materia, habremos aquí de poner las propias
aprehensiones de cada potencia, y primero de las de la memoria,
haciendo de ellas aquí la distinción que basta para nuestro
propósito. La cual podremos sacar de la distinción de sus objetos
que son tres: naturales, imaginarios y espirituales; según los
cuales, tambien son en tres maneras las noticias de la memoria, es
a saber: naturales y sobrenaturales e imaginarias espirituales.
3. De las cuales, mediante el favor divino, iremos aquí tratando,
comenzando de las noticias naturales, que son de objeto más
exterior. Y luego se tratará de las aficiones de la voluntad, con
que se concluirá este libro tercero de la noche activa espiritual.
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