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¡Oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
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1. Toma por metáfora el mísero estado del cautiverio, del cual el
que se libra tiene por dichosa ventura, sin que se lo impida
alguno de los prisioneros. Porque el alma, despues del primer
pecado original, verdaderamente está como cautiva en este cuerpo
mortal, sujeta a las pasiones y apetitos naturales, del cerco y
sujeción de los cuales tiene ella por dichosa ventura haber salido
sin ser notada, esto es, sin ser de ninguno de ellos impedida ni
comprehendida.
2. Porque para esto le aprovechó salir en la noche oscura, que es
en la privación de todos los gustos y mortificación de todos los
apetitos, de la manera que habemos dicho. Y esto, estando ya su
casa sosegada, conviene a saber, la parte sensitiva, que es la
casa de todos los apetitos, ya sosegada por el vencimiento y
adormecimiento de todos ellos. Porque hasta que los apetitos se
adormezcan por la mortificación en la sensualidad, y la misma
sensualidad este ya sosegada de ellos, de manera que ninguna
guerra haga al espíritu, no sale el alma a la verdadera libertad,
a gozar de la unión de su Amado.
FIN DEL LIBRO PRIMERO
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