Quéjase el Señor de que los malos lo arrojan de su corazón; los convida a penitencia con infinita caridad, y los amenaza con su justicia. |
REVELACIÓN 39 |
Lo que los judíos hicieron conmigo, dice Jesucristo a santa Brígida, esto hacen ahora los cristianos. Echáronme del templo con resolución de matarme; pero como no había llegado mi hora, me evadí de sus manos. Así lo hacen ahora conmigo los cristianos; me echan de su templo, esto es, de su alma, la cual debería ser mi templo, y si pudieran, de buena gana me quitaran la vida. En sus labios soy yo como carne podrida y hedionda; me tienen por hombre hablador y mentiroso, y no hacen caso de mí. Me vuelven las espaldas, pero yo les volveré la cabeza, porque en sus labios no hay más que codicia, en su carne lujuria como de jumentos, a sus oídos solamente es agradable la soberbia, y a sus ojos los deleites del mundo. Mi pasión y mi amor les es aborrecible, y mi vida pesada. Haré con estos lo que hace un animal perseguido que tiene muchas cuevas, y anda de una en otra acosado por los cazadores, y pues los cristianos me persiguen con sus malas obras y me echan de sus corazones, me íre a los paganos, que aunque ahora mi nombre les es insípido y amargo, llegará a serles más dulce que la miel. Con todo eso,soy tan misericordioso, que todos los que pidieren perdón y dijeren: Señor, conozco que pequé gravemente, y de buena gana quiero enmendarme con vuestra gracia, tened misericordia de de mí por vuestra amarga pasión, los recibiré con los brazos abiertos. Mas los que perseveraren en su maldad, vendré a ellos como gigante terrible, fuerte y áspero; porque vendré tan terrible para los cristianos, que ni el dedo pequeño se atreverán a mover contra mí; tan fuerte, que serán ante mí como un mosquito; y tan áspero, que sentirán un dolor que no tendrá fin. |