7. Espiritualidad sacerdotal en el presbiterio
Esquemas de
Espiritualidad Sacerdotal
1.-Obispo,
presbíteros y diáconos al servicio de la comunidad eclesial
Los sacerdotes de la Iglesia particular forman
una colegialidadministerial
que tiene como punto de convergencia al obispo y al Papa con el colegio
episcopal.
El servicio ministerial en la Iglesia particular es ejercido por:
-el obispo,
como padre y cabeza de su Presbiterio y de la Iglesia diocesana,
-los presbíteros,
como necesarios colaboradores y consejeros de los obispos,
-los diáconos,
como servidores cualificados en el campo de la palabra, de la eucaristía y
de la caridad.
2.-En la
comunidad sacerdotal del Presbiterio
La unidad comunitaria del Presbiterio es una exigencia de los carismas
(carácter y gracia sacramentales) recibidos en la ordenación sacerdotal. Al
mismo tiempo es una concretización de la sacramentalidad de la Iglesia. Es,
pues, una «fraternidad sacramental» (PO 8), como signo eficaz eclesial y
sacramental.
La unidad vital del Presbiterio se demuestra en
la responsabilidad mutua de
todos los componentes del mismo respecto a la vida espiritual, pastoral,
cultural, económica y personal (LG 28).
La «renovación interna de la Iglesia en sus
propósitos pastorales y en la difusión del evangelio en todo el mundo» (PO
12), dependerá, en gran parte, de la renovación espiritual y pastoral de los
Presbiterios diocesanos. Esta renovación depende de la puesta en práctica de
una ayuda mutua según las indicaciones del Presbyterorum
Ordini 8:
-oración mutua,
como de quienes trabajan y viven en la misma familia,
-relación interpersonal y colaboración por
encima del estado de vida (religioso o secular) y de la diversidad de
ministerios,
-ayuda mutua en
todos los campos (espiritual, pastoral, cultural, material), especialmente
en los momentos de necesidad y dificultad,
-experiencias de vida comunitaria y de asociación o de grupo.
3.-Espiritualidad del clero diocesano
La espiritualidad
específica del clero
diocesano es la misma
espiritualidad sacerdotal matizada de gracias o carismas especiales. Ser
signo ministerial del Buen Pastor en una Iglesia particular o diócesis, se
concreta en la caridad
pastoral matizada por:
-la pertenencia a la Iglesia
diocesana por medio de la incardinación o
compromiso de servicio (que incluye corresponsabilidad en la misión
universal),
-el hecho de formar parte del Presbiterio de
modo estable,
-la dependencia del carisma
episcopal en cuanto a la
pastoral y en cuanto a la espiritualidad,
-ser principio
de unidad (en unión con el
obispo) respecto a los carismas, vocaciones y ministerios existentes en la
comunidad eclesial,
-ayudar a la comunidad a encontrar sus raíces
apostólicas e históricas en
relación con el obispo que la preside como sucesor de los Apóstoles (+LG 28;
CD 28; PO 7-8).
Todo sacerdote que sirve de modo más o menos permanente en una diócesis,
tiene de alguna manera estos matices de espiritualidad sacerdotal.
4.-La
construcción de la vida
apostólica en el
Presbiterio
Si la vida
apostólica significa el
seguimiento de Cristo al estilo de los Apóstoles, es el obispo de cada
Iglesia particular, como sucesor de los Apóstoles, con su Presbiterio, quien
tiene que presentar ante la Iglesia esta forma de vida evangélica (apostolica
vivendi forma).
El Presbiterio debe estructurarse de modo que
pueda ofrecer a todos sus componentes (obispo, presbíteros y al menos los
diáconos llamados al celibato), posibilidades y medios de vivir el seguimiento
evangélico y la vida
comunitaria para una mayor disponibilidad
misionera.
Hay que partir
de la realidad en que trabaja
y vive el clero diocesano. La vida
comunitaria y de equipo del
sacerdote es siempre posible si se trata de:
-encuentro periódico,
-para compartir la
vida y el ministerio,
-y para ayudarse mutuamente
en todos los aspectos: vida espiritual, pastoral, cultural, económica,
personal...
Las posibilidades de
este encuentro comunitario se basan en la mismarealidad del
sacerdote diocesano:
-posibilidad geográfica:
por arciprestazgos (decanatos), vicarías, parroquias, sectores, etc.,
-posibilidad funcional:
por ejercicio ministerial común (enseñanza, movimientos apostólicos,
capellanías, etc.),
-posibilidad de afinidad:
por amistad, edad, ordenación, pertenencia a una institución, etc.
La vida interna del grupo al que se pertenece
(geográfico, funcional, de afinidad, etc.) debe concretarse en el campo
de la espiritualidad, como se concreta en la pastoral, cultura, economía
y de problemas personales. Se trata, pues, de ayudarse
en las exigencias de la vocación sacerdotal, y de modo particular en:
-la vida de oración como
encuentro con Cristo y como ministerio,
-el seguimiento evangélico
de Cristo aplicado a las virtudes
del Buen pastor,
-la disponibilidad
misionera para cualquier
cargo de la Iglesia particular y cualquier necesidad de la Iglesia
universal.
Guía pastoral
-Reflexión bíblica
-Llamados y enviados, como grupo
apostólico, para seguir y anunciar a Cristo: Mc 3,13-14; Lc 10,1.
-La unidad sacerdotal
querida y pedida por Jesús, como signo
eficaz de santificación y
evangelización: Jn 17,21-23.
-La gracia sacerdotal en relación al Presbiterio:
1Tim 4,14.
-Enraizarse en el fundamento
de los Apóstoles por medio de
los obispos: Ef 2,20.
-La vida
apostólica en el Presbiterio:
fraternidad (Lc 10,1; Act 1,14) para el seguimiento evangélico (Mt 4,19;
19,27) y la disponibilidad misionera (Act 1,1-8; Mt 28,19-20).
-Revisión de vida como examen
de caridad pastoral: Jn 21,15ss.
-Estudio personal y revisión de vida en grupo
-Obispos, presbíteros y diáconos, un signo
colectivo del Buen Pastor (LG
28-29).
-La vida
espiritual del sacerdote en
relación al carisma episcopal (CD
15-16; PO 7).
-Los pasos hacia la fraternidad
sacramental del Presbiterio
(PO 8; LG 28; CD 28; Puebla603,690).
-Posibilidad y experiencias de vida
en grupo (PO 7,8,10,17; CD
30; OT 17; Puebla 705;Medellín XI,25).
-Valorar los elementos esenciales de la espiritualidad
específica del clero
diocesano: caridad pastoral en relación al obispo, al Presbiterio y a la
Iglesia particular (PO 13; LG 28; CD 28,30; PO 7-9).
-Revisión de vida sobre
los ministerios (PO
4-6) y las virtudes del
Buen Pastor (PO 15-17).
Juan Esquerda Bifet
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