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Vicios capitales y virtudes opuestas: Soberbia y Vanagloria

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Soberbia y Vanagloria

 

Capítulo 8: Soberbia y vanagloria


Humildad, obediencia, alabanza

1. Vamos a tratar juntos estos dos pecados capitales porque están muy unidos entre sí.

La soberbia es el deseo desordenado de excelencia propia. A ella se opone la virtud de la Humildad. El humilde, obedece a Dios, busca su gloria y lo alaba.

La vanagloria es el deseo desordenado de prestigio, de fama, del aplauso o la admiración de los demás, o simplemente la aprobación, o por lo menos la aceptación de los demás. A ella se opone la virtud de la Modestia. El modesto no busca su propia gloria ni quiere imponerse a otros.

2. El soberbio lo es en primer lugar frente a Dios, luego se muestra soberbio ante los demás. Y al exigir que los demás reconozcan su superioridad, incurre en vanidad. Y así se hace dependiente, pasando de señor a esclavo y dependiente del ajeno reconocimiento.

3. El vanidoso lo es frente a los demás. Su vanidad: o bien nace de la soberbia, o bien lo precipita en ella haciéndolo olvidar la gloria de Dios por buscar la propia.

4. El arquetipo (modelo primero y principal) de la soberbia es el Ángel malo cuya rebeldía ante Dios se expresa con la frase: "Non serviam" ("No te serviré".) La soberbia se manifiesta como desobediencia a Dios. Por lo tanto, en todo pecado, por desobediencia a uno o varios mandamientos que manifiestan la voluntad de Dios, hay soberbia, desobediencia.

5. A imagen y semejanza del Ángel caído, el Rey perverso del que habla el profeta Daniel, es el prototipo del hombre soberbio. Ese rey: "... obrará a su antojo; se engreirá y se exaltará por encima de todos los dioses y proferirá cosas inauditas contra el Dios de los dioses... prosperará hasta que haya colmado la medida de la Ira de Dios... se exaltará a sí mismo por encima de todos. En lugar del Dios verdadero, venerará al dios de la guerra, le rendirá culto con oro y plata, piedras preciosas y joyas... y a los que lo reconozcan dios los colmará de honores dándoles el dominio sobre muchos y repartiéndoles la tierra como recompensa" (Daniel 11,36-39).

6. El arquetipo social o cultural de la soberbia y vanagloria es Babel, como veremos enseguida.

7. Por el contrario: el arquetipo tanto de la Humildad como de la Modestia, es Jesús: siervo sufriente que viene a hacer la voluntad del Padre y a obedecerle. Y también lo es María.


La civilización de la soberbia vana

8. La soberbia no es sólo un mal individual sino también social, cultural y colectivo: adquiere formas de civilización y de cultura. Históricamente, la Ilustración racionalista dio lugar a la civilización soberbia y formó un tipo de hombre que, olvidado de Dios, sólo confía en el propio saber y querer.

9. Por confiar sólo en su propio saber, se hace juez de todo y de todos. Juzga todo según su modo de ver o punto de vista. Por confiar sólo en su propio querer, es caprichoso y arbitrario, busca realizar la propia voluntad a toda costa, sin tener en cuenta la voluntad de Dios (o de los demás) y, si es preciso, aún en contra de ella. Si puede, usa la violencia.

10. El soberbio es desobediente (como el rey Saúl a quien Dios corrige diciéndole: "mejor es obedecer que ofrecer sacrificios!" (Ver 11 Samuel 15,10-23).

11. Este es el tipo de hombre del que habla San Pablo: Por lo que respecta a la (segunda) Venida de nuestro Señor... que nadie os engañe de ninguna manera. Primero tiene que venir la apostasía y manifestarse el (tipo de) Hombre Impío, el Hijo de perdición, El Adversario (de Dios), que se levanta sobre todo lo que lleva el nombre de Dios (ver Daniel 11,36), o es objeto de culto, hasta el extremo de sentarse él mismo en le Santuario de Dios y proclamar que él mismo es Dios." (2 Tesalonicenses 1,1.3-4)

12. Como el soberbio no quiere deber nada a nadie sino sólo a sí mismo y a su propio esfuerzo, es radicalmente malagradecido. Así que rechaza lo gratuito, el don ajeno; y por eso rechaza la gracia. Quiere salvarse a sí mismo, no por Cristo. Por eso, una forma sutil de la soberbia es poner la salvación en la propia justicia que viene de las obras.

13. Dijimos que el arquetipo social y cultural de la soberbia y de la vanidad, eran los hombres de Babel, que querían construir una torre para escalar el cielo: "Vamos a edificarnos una ciudad y una torre con la cúspide en los cielos, para hacernos famosos" (Génesis 11,4). Babel es la cultura que quiere adquirir fama y gloria a costa de la gloria de Dios.

14. Babel nos revela los móviles de la civilización soberbia y la relación lógica que vincula la vanagloria con la soberbia.

15. La búsqueda de la fama (vanagloria) que fomentan nuestra cultura, induce a la soberbia: fama, aplausos, ranking, primera plana, figuración, cartel, records, concursos, premios, competencias. Esa exaltación del propio nombre, es lazo de la soberbia. A muchos les atrae y los llena de satisfacción ser nombrados y reconocidos: en su ambiente, su clase, su club, en el diario, la radio o la TV. Terminan obrando y viviendo para eso.

16. Pero así, si son cristianos, dejan de desear: "santificado sea tu nombre", y de buscar la gloria de Dios, para ponerse a procurar su propia gloria y la exaltación del propio nombre, a recibir la gloria que viene de los hombres y no la que viene de Dios, viviendo para sí mismos y no para Dios.

17. Por ser una actitud religiosa, la soberbia se manifiesta, primero, a nivel de la fe, con actitudes como: el rechazo, olvido o menosprecio del Dios de la Revelación cristiana; no aceptar aquéllos misterios del Credo que no entiende y sí sólo los que entiende; menosprecio de la Iglesia y de su magisterio al cual discute y pretende refutar; falta de aprecio del ejemplo y de la doctrina de los santos, del pueblo fiel y de la liturgia.

18. Cuando al soberbio le viene una duda de fe, en lugar de dudar de su propia cabeza, duda del misterio que él no comprende. Y así, prontamente apostata. La Escritura dice que "El Señor resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes". (El soberbio proclama que "no hay Dios", pero será él quien pasará como una nube y al poco tiempo no existirá más (Salmo 36,35-36; 72,17-18). Se cuenta que en un monumento al filósofo Nietzsche se leía la inscripción "Dios ha muerto: Nietzsche" debajo de la cual alguien había escrito esta otra: "Nietzsche ha muerto: Dios".

Soberbia



19. El soberbio, desconforme con la Iglesia católica, comienza descalificándola. Para ello esgrime un repertorio de anécdotas: pecados de sacerdotes o de fieles, malos recuerdos de su colegio o de su parroquia.

20. Otras veces tiene objeciones racionales o científicas, cosechadas en su paso por la universidad o en lecturas, por las que descalifica los misterios de la fe. La cultura apostatogénica del mundo occidental es experta en proporcionarle primero motivos para apostatar y después coartadas con las que cubrir de honorabilidad el abandono de la fe y de la Iglesia.

21. Luego de apostatar, el soberbio puede recorrer iglesias, sectas, cultos y religiones, macumbas, centros gnósticos, rosacruces o masónicos, Leones o Rotary Clubs, buscando lo que "le sirva". Busca a un Dios-servidor, en lugar de ser él servidor de Dios. Así, como ramas secas, los soberbios se desgajan de la Iglesia y como sarmientos secos son arrojados al fuego que los consumirá.


Castigo de los soberbios

22. El castigo del soberbio está en su propio pecado. Porque por su soberbia es engañado por el Padre de la mentira, que lo aparta de la Verdad y del Bien que es Dios. Por eso dice San Pablo: "La venida del (Hombre) Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos, y todo tipo de maldades (encubiertas) que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado. Por eso Dios les envía un seductor (uno que los engaña) que les hace creer en la mentira, para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad" (2 Tesalonicenses 2,9-12).

23. Pertenecen a la soberbia también ciertas actitudes ante el prójimo, tales como el egoísmo, egocentrismo, orgullo; el afán de ser el primero y ser más que los demás; la violencia o prepotencia que pretende someter a los demás (la pareja, los padres, los hijos, los hermanos, los compañeros) a sus deseos y caprichos; el menosprecio de las autoridades: cuando niños, la autoridad de los padres y cuando grandes cualquier autoridad, aspirando a dominarlas o sustituirse a ellas; el menosprecio de los demás (en la pareja, el cónyuge); el poner la confianza sólo en sí mismo; la ira ante cualquier contradicción o cualquier obstáculo a su voluntad, la violencia para prevalecer.

24. "El orgullo es su collar, la violencia el manto que los cubre; la malicia les sale por los poros como grasa, su corazón desborda de artimañas. Se sonríen burlones, pregonan la maldad, prepotentes, hablan altivamente de violencia; ponen en el cielo su boca, y su lengua se pasea por la tierra. Por eso el pueblo de Dios se va hacia ellos y bebe su agua a raudales" (Salmo 72,6-11). "Los malvados irán a la ruina, los enemigos del Señor pasarán como la hermosura de los prados, se disiparán más pronto que el humo... serán aniquilados y su descendencia será cortada" (Salmo 36,20.28)


Hipocresía

25. Una forma particularmente perversa de la soberbia y la vanidad asociadas, es la que se disfraza de formas religiosas. En el evangelio, Jesús le reprocha a los escribas y fariseos que buscan ser saludados por las calles y en las plazas; los primeros puestos y los honores no sólo en los banquetes sino también en las sinagogas. De modo que buscan usar la piedad como pedestal de su ego, exaltándose a sí mismos ante los demás en las cosas de Dios.

26. Jesús pone en guardia a sus discípulos contra esta hipocresía. Es tentación igualmente riesgosa para cristianos, buscarnos a nosotros mismos en el servicio eclesial.


Humildad

27. Jesús es el maestro de la Humildad: "aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11,29). "Él, que era de condición divina, no retuvo ávidamente ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo... y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz" (Filipenses 2, 6.8). Toda la enseñanza de Jesús pone en guardia contra la levadura de los que buscan grandezas, honores o gloria propia en lugar de darla a Dios. Al culto de la grandeza, Jesús opuso y recomendó a sus discípulos el culto de la pequeñez. Jesús se complacía en llamar a sus discípulos: estos hermanitos míos mínimos.

28. También María es nuestro modelo de humildad: "Mi alma engrandece al Señor porque miró la humildad de su esclava" (Lucas 1,46-48).


29. Ejercicio
Lea los siguientes textos de la Sagrada Escritura. Subraye las palabras o las frases a las que les vea relación con la soberbia. Subraye con otro color, o con línea ondulada o doble línea, las que le vea relación con la vanagloria.
"Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón y encontraréis reposo para vuestras almas" (Mateo 11,29).
"Al entrar (Cristo) en este mundo dice:...´He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!´" (Hebreos 10,7).
"Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: ´Si alguno quiere venir detrás de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiere salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el evangelio, la salvará. Pues )de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues )qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles" (Marcos 8,34-37).
30.- Cuando sus discípulos discutían acerca de cuál era el más grande y el primero entre ellos, Jesús les enseñó:
"Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos" (Marcos 9,35).
"Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las gobiernan como señores absolutos y los grandes los oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre vosotros; sino que el que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será el esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos" (Marcos 10, 42-44).
"No juzguéis y no seréis juzgados. No condenéis y no seréis condenados. Porque con el juicio con que juzguéis seréis juzgados y con la medida con que midáis se os medirá a vosotros. ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo? O ¿cómo vas a decir a tu hermano: ´Deja que te saque esa brizna del ojo´, teniendo la viga en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna del ojo de tu hermano" (Mateo 7,1-5).
"´Guardaos de los escribas, que gustan usar amplio ropaje, ser saludados en las plazas, ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y que devoran la hacienda de las viudas con pretexto de largas oraciones. Esos tendrán una sentencia más rigurosa" (Marcos 12,38-40).
Dijo Jesús: "Yo no recibo gloria de los hombres. Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre a ese lo recibiréis. )Cómo podéis creer vosotros que recibís la gloria unos de otros y no buscáis la gloria que viene de sólo Dios?"(Juan 5,41.43-44)
"Entre los magistrados, muchos creyeron en Jesús; pero por los fariseos, no lo confesaban, para no ser excluidos de la sinagoga, porque preferían la gloria de los hombres a la gloria de Dios" (Juan 12,43).


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