Oración de Juan Pablo II por los Jóvenes en Toronto
Señor Jesucristo,
proclama una vez más
tus Bienaventuranzas
ante estos jóvenes
reunidos en Toronto
para su Jornada mundial.
Mira con amor
y escucha estos corazones jóvenes
que están dispuestos a
arriesgar su futuro por ti.
Tú los has llamado a ser
"sal de la tierra y luz del mundo".
Sigue enseñándoles
la verdad y la belleza
de las perspectivas que anunciaste
en la Montaña.
Transfórmalos en hombres y mujeres
de las Bienaventuranzas.
Que brille en ellos
la luz de tu sabiduría,
de forma que con
sus palabras y obras
sepan difundir en el mundo
la luz y la sal del Evangelio.
Haz que toda su vida sea
un reflejo luminoso de ti,
que eres la Luz verdadera,
que vino a este mundo,
para que quien crea en ti no muera
sino que tenga la vida eterna
(cf. Jn 3, 16).
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