El Sacramento de
la
Confesión
Contenido
II PECADOS FAMOSOS DE LA HISTORIA
3. El de los fariseos y jefes del pueblo judío
III ACTITUD DE CRISTO ANTE AL PECADO Y AL PECADOR
4. El pecado contra el Espíritu Santo
IV ACTITUD DEL HOMBRE FRENTE AL PECADO
V EL SACRAMENTO DE LA RECONCILIACIÓN
2. Para valorar este sacramento
VI PARA UNA BUENA RECONCILIACIÓN
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
2. No tomarás el nombre de Dios en vano
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
5. No matarás (servirás a la vida)
6. No fornicarás (servirás al amor)
+2. Pecados contra el séptimo mandamiento
8. No mentirás (servirás a la verdad)
10. No codiciarás los bienes ajenos
D. DECIRLE LOS PECADOS AL CONFESOR
1. Pecado mortal y pecado venial
3. La llamada confesión comunitaria
INTRODUCCIÓN
El hombre de hoy puede llenar su vida con un
sinfín de experiencias a las que en otra época no había tenido acceso,
pero en muchos casos no sabe para que, no tiene tiempo para pensar la
meta hacia la que se dirige.
El objeto de este documento es colaborar
para que esa confusión no nos haga perder la experiencia hermosa del
encuentro con el Dios del perdón en el sacramento de la reconciliación.
I
QUÉ ES EL PECADO
1. Dios no es el policía que se encarga de
mantener el orden levantando infracciones. Ni el arbitro de fútbol que
nos acecha para sorprendernos en un error.
Dios es amor. Y lo ha
demostrado haciéndose hombre, rebajándose a hacerse un hombre como
nosotros.
El cristianismo no es un conjunto de prohibiciones, sino un camino de
vida, el camino de vida y de crecimiento que nuestro padre amoroso ha
trazado para la felicidad de nosotros sus hijos.
2. El pecado es la osadía del hombre que
rechaza ese designo de amor que Dios le propone. El pecado es desamor.
El hombre es el único animal capaz de
decirle si a Dios ( esa es su grandeza), pero también es único capaz de
rebelarse contra Dios.
3. El pecado es un verdadero suicidio eterno
porque renunciamos voluntariamente a la felicidad eterna que Dios nos
propone. El pecado supone decirle a Dios " Señor, no me gusta el
proyecto que Tú has ideado para hacerme feliz. No voy a ser feliz si
sigo lo que Tú habías previsto para mí. Por eso yo voy a construir mi
felicidad a mi manera".
II PECADOS FAMOSOS DE LA HISTORIA
1. El pecado de
lo ángeles
"No te serviré más". No quisieron
conformarse con ser ángeles y pretendieron ser dioses.
2. El de Adán y
Eva
Empezaron a pensar que
ellos podían conseguir por su propia cuenta una felicidad mayor que la
recibida de manos de Dios y decidieron apartarse del plan que Dios les
había trazado. Pero Dios había creado libres a Adán y a Eva y respetó la
decisión que libremente tomaron. Los había querido hacer sus amigos, no
sus esclavos; es decir, Dios no quiso crear un hombre que aceptara sus
dones, su Amor, por imposición, sino libremente. Dios quiso crear al
hombre para enseñarle a amar.
Con su pecado Adán y Eva le dicen a Dios que prefieren buscar la
felicidad lejos de El, que confían mas en sus propias fuerzas que en
amor de Dios.
3. El de los fariseos y jefes del pueblo
judío
Sabían que Dios, en su absoluta
misericordia, se había comprometido a mandar un Salvador que sacaría al
hombre para siempre del abismo en que cayo por el pecado. Sin embargo
fueron haciéndose una imagen del Salvador a su capricho y la deformaron
tanto que, cuando lo tuvieron enfrente no lo reconocieron. Jesús de
Nazaret era un impostor porque no encajaba en el molde que ellos habían
ideado para el Salvador.
También en nuestros días tratamos de
hacernos un cristianismo a la medida, listo para llevar. Estamos
dispuestos a aceptar el plan de Dios sólo en caso de que se acomode a
nuestros intereses y comodidades.
4. Tu pecado
Tú no has sabido seguir
el plan de Dios y has cometido la insensatez de buscar la felicidad por
tu cuenta. Quisiste ser tu propio dios y un dios así, con minúscula, no
puede hacer feliz a nadie.
Dios nos ama individualmente y muere en la cruz por cada uno de
nosotros. Pensamos que Dios no se entristece por las ofensas de un
hombre insignificante como yo, sin darnos cuenta de que su tristeza,
igual que su amor, es tamaño Dios.
III ACTITUD DE
CRISTO ANTE AL PECADO Y AL PECADOR
1. La mujer adúltera
Los judíos pensaban
poner en ridículo a Jesús: o negaba su mensaje de perdón o negaba la ley
de Moisés.
"El que este libre de culpa, tire la primera piedra". ¿Quien soy yo para
condenar a mi hermano caído? Por qué me siento con derecho a juzgar los
actos de mis semejantes o incluso sus intenciones con tanta facilidad?
¿Por qué en vez de preocuparme por las fallas de los demás no me
preocupo de pedirle perdón a Dios por las mías propias?
"Vete y no peques más". Es decir: Yo no te
condeno a morir lapidada, porque lo que me interesa es que no peques
más. A Jesús no le interesa acabar de hundir al pecado, sino sacarlo del
abismo en que se encuentra, por profundo que sea.
2. Los perseguidores de Jesús
Cristo está en la cruz. Sus enemigos lo
insultan y lo humillan. Cualquiera de nosotros, ante tanto abuso y
bajeza, se sentiría justificado de liberar toda la furia en un castigo
ejemplar. Jesús podía desintegrarlos allí mismo, pero quiso dejarnos una
lección mucho más hermosa: el perdón. "Padre, perdónalos porque no saben
lo que hacen". El amor de Dios sufre porque esos corazones duros no
quieren abrirle sus puertas.
3. Mi juez es Jesús
Encontramos un gusto muy especial en
descubrir las fallas de los demás; porque nuestros corazones mezquinos
tienden, por instinto, a aplicar al prójimo la rigidez de una ley que,
quizá en el fondo, ni siquiera signifique mucho para nosotros.
Apoyados en nuestra justicia, tan humana
como estrecha negamos otra oportunidad de rehacerse al hermano caído.
Jesús, sin embargo, tiene siempre otra oportunidad para darnos, incluso
cuando nuestro pecado es tan grande que nos hace perder toda esperanza.
Para El, mientras haya un alma que lo busca, no hay casos perdidos.
El hombre cuando se atreve a pedir perdón es
cuando mas se parece a Dios.
4. El pecado contra el Espíritu Santo
Hay un pecado que ni siquiera Dios puede
perdonar y que, por ello, es el mas grave de todos: el pecado contra el
Espíritu Santo. Es el pecado de aquel que cierra la puerta de su corazón
a Dios; aquel que se siente tan satisfecho o desilusionado de sí mismo
que no acepta el perdón de Dios.
IV ACTITUD DEL HOMBRE
FRENTE AL PECADO
La diferencia abismal
entre Judas y Pedro está en su forma de responder a la mano que Cristo
les tiende a los dos traidores. Judas, angustiado, no acepta la mano
misericordiosa de Dios y se ahorca, poniendo fin a toda esperanza. Pensó
que la gravedad de su pecado era más grande que la misericordia de Dios,
o, quizá, se le hizo muy duro reemprender el camino correcto.
Pedro siente en la mirada silenciosa de Cristo una mano de perdón y sale
fuera de la casa del sumo sacerdote llorando amargamente por su pecado.
Pedro sabe que le ha fallado a Jesús y sufre por ello, pero sabe también
que el amor de su Maestro es mucho mas grande que su traición y arde en
deseos de enmendar su error.
Donde hay hombres hay fallas, la diferencia está en que unos saben
aceptar la misericordia de Dios y otros no.
V EL SACRAMENTO DE LA
RECONCILIACIÓN
Dios tiende su mano misericordiosa a todo
pecador sin excepción. A nosotros nos llega esa mano a través del
sacramento de la reconciliación.
1. Un poco de historia
El sacramento de la reconciliación lo
instituyó Cristo.
Ya desde los primeros
siglos de la Iglesia tenemos noticias de la práctica de este sacramento.
La iglesia prefiere el término "reconciliación", en lugar de
"penitencia", para resaltar aquello que es más esencial en el
sacramento: el reencuentro con alguien que me ama y a quien me duele
haber tratado tan injustamente; a quien me duele haber lastimado con mi
pecado.
2. Para valorar este sacramento
Meditar el precio que costó al Señor
instituirlo.
Si para alguien es
costosa una confesión es para Dios que nos perdona.
Cristo tuvo que sudar sangre de angustia; tuvo que soportar insultos,
salivazos, bofetadas, latigazos, la corona de espinas, la crucifixión,
la traición de los suyos, el desprecio y la burla de sus enemigos, la
soledad: tuvo que afrontar la misma muerte. Este es el precio que Cristo
estuvo dispuesto a pagar por salvarte de tu pecado, porque te ama.
VI PARA UNA
BUENA RECONCILIACIÓN
A. EXAMEN DE
CONCIENCIA
Se trata de zambullirte en ti mismo, en tu
vida, en tu historia, para detectar aquello que no está como a Dios le
gustaría que estuviese.
Hay que ser muy
honestos con Dios, sin hacerse sofismas, llamar pan al pan y vino al
vino.
Busca la raíz de tus problemas para remediarlos mejor.
Evita las grabaciones memorizadas.
Cuando el amor es grande se fija más en los
pequeños detalles. Cuando más cerca está un alma de Dios, más sensible
es a los pequeños detalles.
El examen de conciencia
consiste en detectar en qué he lastimado a alguien que amo y que me ama.
El Decálogo es el programa de vida que Dios nos preparó al crearnos. El
pecado está en rechazar ese plan de Dios.
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas
+1. Dios te pide: reconocerle como tu
Creador y Dueño, como Aquel de quien vienes y a quien tienes ligado tu
destino eterno.
+2. Pecados contra el primer mandamiento:
1o. Poner en el primer
lugar de mi jerarquía de valores a algo o a alguien que no sea Dios.
2o. Descuidar negligentemente la intimidad y unión con Dios (oración,
piedad, sacramentos).
3o. Sacrilegio: Tratar sin respeto cosas o personas consagradas a Dios.
4o. Tentar a Dios: Exigir una señal de Dios como condición.
5o. Abuso de la misericordia de Dios: No
corregir nuestra vida pecaminosa por la seguridad de que la misericordia
de Dios nos perdonará.
6o. Desesperanza: Considerar que Dios no nos
puede salvar y dejar de esperar en la salvación. 7o. Rechazar las
verdades de la fe.
8o. Superstición.
2. No tomarás el nombre de Dios en vano
+1. Dios te pide: guardarle el respeto
debido.
+2. Pecados contra el segundo mandamiento:
1o. Perjurio (jurar en falso).
2o. Blasfemia.
3o. Incumplir las promesas y juramentos
hechos a Dios.
3. Santificarás las fiestas
+1. Dios te pide: Dedicar un día a la semana
al descanso para fomentar tu relación con Dios:
1o. Ir a misa todos los
domingos y fiestas de obligación.
2o. Durante esos domingos o fiestas, no dedicarse a trabajos que impidan
cumplir con el precepto.
+2. Pecados contra el tercer mandamiento:
1o. Faltar a misa los domingos o fiestas de
precepto.
2o. Realizar trabajos que impidan cumplir
con el precepto.
4. Honrarás a tu padre y a tu madre
+1. Dios te pide: cumplir con los deberes
que vincular recíprocamente a padres e hijos
5. No matarás (servirás a la vida)
+1. Dios te pide: no lastimar ni atentar
contra la vida propia o ajena, física o moral.
+2. Pecados contra el quinto mandamiento
1o. Pecados contra la propia vida
a) Intento de suicidio
b) Autolesionarse físicamente
c) Exponer imprudentemente la vida
d) Embriagarse o drogarse
2o. Pecados contra la vida ajena
a) Las críticas y la difusión de los
defectos ajenos; las calumnias.
b) Maltratar físicamente a otras personas.
c) El aborto
6. No fornicarás (servirás al amor)
+1. Dios te pide: el recto uso del instinto
sexual, un uso acorde a la naturaleza que El, al crearnos nos dio.
Dios nos creó hombre y
mujer. Dos sexos complementarios que, por su misma dinámica interna se
atraen y cada uno busca en el otro lo que le falta. A diferencia de
otros animales, Dios dotó al hombre de inteligencia y voluntad
(racionalidad). El hombre es el único animal cuya sexualidad debe estar
iluminada por el amor. Así, la sexualidad humana tiene dos finalidades
intrínsecas: (1) manifestar el amor, en la unión plena, (2) toma vida en
un ser nuevo igualmente capaz de amar.
Los esposos deben vivir su relación sexual de acuerdo al plan de Dios.
Su sexualidad debe estar abierta a sus dos fines: la manifestación del
amor y la procreación de la vida. Cuando se excluye uno de estos dos
fines, el ejercicio de la sexualidad se aparta del plan de Dios.
+2. Pecados contra el sexto mandamiento:
1o. Pecados cometidos en solitario:
a) Masturbación
b) Pensamientos y deseos morbosos
consentidos.
c) Pornografía
2o. Pecados cometidos con una persona del
sexo contrario: fornicación, adulterio, caricias deshonestas,
tocamientos...
3o. Pecados cometidos con una persona del
propio sexo (homosexualidad)
7. No robarás (servirás a la justicia)
+1. Dios te pide: el contenido primario es
muy claro. No es lícito adueñarse de cosas que pertenecen a otros.
Sin embargo, más en general, Dios nos
recuerda en él la exigencia de la justicia.
+2. Pecados contra el
séptimo mandamiento
1o. El robo
2o. El trato injusto a personas que dependen
económicamente de mí.
3o. No cumplir a conciencia mis obligaciones
profesionales.
4o. El despilfarro de bienes económicos.
5o. El apego desproporcionado a las riquezas
o al poder.
8. No mentirás
(servirás a la verdad)
+1. Dios te pide: vivir siempre de cara a la
verdad
+2. Pecados contra el octavo mandamiento: La
mentira. Mentir es decir lo contrario de lo que se piensa para engañar.
9.
No desearás la mujer de tu prójimo
+1. Dios te pide: fidelidad y respeto al
sacramento del matrimonio.
+2. Pecados contra el noveno mandamiento:
Adulterio.
10. No codiciarás los bienes ajenos
+1. Dios nos pide: disfrutar lo que el nos
da sabiendo tomarlo como don de su amor sin poner los ojos en los bienes
o la posición de los demás.
+2. Pecados contra el décimo mandamiento
1o. Envidia
2o. Malquerencias, calumnias, conflictos
familiares, etc.
PECADOS DE OMISIÓN
Es no hacer todo el
bien que razonablemente estaría en tus manos realizar.
El cristianismo no es sólo, evitar el mal, sino buscar el bien; no se
trata de no pecar simplemente, sino de crecer en la santidad día a día.
Tienes la responsabilidad de poner a producir todos los talentos que
Dios te ha dado.
B. DOLOR DE LOS
PECADOS
Que te duela haber
pecado. No porque viste derrumbarse la imagen que tenías de ti mismo y
descubriste la miseria en tu corazón, sino porque has entristecido
injustamente a Jesús. Que te duela haber defraudado a un Dios que estuvo
dispuesto a ser crucificado por amor a ti.
Dios quiere que todos alcancemos la felicidad eterna, que nadie se
pierda eternamente para el Amor: pero nos creó libres y no puede
contradecirse así mismo obligándonos al final a aceptar su amor cuando
lo hemos rechazado.
"Dios que te creó sin pedirte permiso, no
puede salvarte sin tu colaboración" San Agustín.
C. PROPÓSITO DE
ENMIENDA
Para que el deseo de ser perdonado y el
dolor por la ofensa a Dios tengan credibilidad, se necesita un sincero
propósito de no volver a pecar.
El hombre no puede dar certezas de que no
volverá a pecar pero sí puede asegurar que pondrá su mejor esfuerzo por
ser como Dios lo quiere en adelante.
No tiene sentido pedirle perdón a Dios si no
estoy dispuesto a luchar por el cambio.
D. DECIRLE LOS PECADOS
AL CONFESOR
Jesucristo nos
conquistó en la cruz el perdón de los pecados. El quiso dejar en manos
de los apóstoles y sus sucesores ese perdón por el que pagó tan alto
precio.
Fue el mismo Jesús el que quiso que el perdón nos llegara a través de la
Iglesia, y concretamente, sus sacerdotes.
Algunos de los
prejuicios que más afectan a la confesión:
1. "Mi pecado es
demasiado grave, me da vergüenza lo que el sacerdote pueda pensar".
Sólo hay un pecado sin remedio y, por eso realmente abominable: no
querer pedir perdón. Pero siempre es mayor la alegría de Dios por
perdonarte y verte junto a El que lo trágico del pecado. El sacerdote es
consiente de todo ello y participará del "gozo que hay en el cielo por
un pecador que se arrepiente".
2. "El sacerdote es muy duro e irracible". Es una actitud infantil que
revela un total desconocimiento del sacramento. Hay que saber prescindir
de la persona concreta que está sentada en el confesionario: en ese
momento es el representante de Cristo y eso es lo principal.
3. "Ha pasado mucho tiempo desde mi última confesión": en lugar de ser
un obstáculo debe ser una motivación para acercarse al sacramento. Jesús
quiere perdonarte y no lo dejas.
4. Evita "tantear" al confesor: para la validez del sacramento es
necesario decir todos los pecados mortales desde la última confesión y
se recomienda decir también los veniales aunque no haya obligación
estricta. También es necesario hacer, cuando se requiera y de manera
sucinta, aquellas especificaciones que pueden cambiar la naturaleza o
gravedad del pecado.
5. Evita las tácticas dilatorias: frecuentemente se deben al deseo de
justificarse o de rebajar la propia responsabilidad.
E. CUMPLIR LA
PENITENCIA
La penitencia tiene dos finalidades: por un
lado te ayuda como correctivo para no pecar más y, por otro lado, será
una forma de recomponer el orden que Dios estableció y que tú has roto
con tu pecado. En el sacramento se perdona tu pecado, pero el desorden
que con él introdujiste en el mundo persiste y necesitas purificarte de
él y de sus consecuencias.
VII ALGUNAS ACLARACIONES
1. Pecado mortal y pecado venial
Pecado mortal es aquel
que, por su malicia, ofende gravemente a Dios, hace perder al hombre el
estado de gracia y le hace merecedor del infierno. Se llama mortal por
la muerte espiritual y eterna que genera. Encierra un rechazo radical de
Dios-Amor: optar por algo que sabemos le ofende de manera grave supone,
lógicamente, un alejamiento radical de El.
Pecado mortal es aquel que, ofendiendo también a Dios, no encierra una
malicia o gravedad que conlleva un rechazo radical de su amor, un
apartamiento total de su plan.
Son tres los
elementos del pecado mortal:
+1. Materia grave: para
que exista pecado mortal es necesario que sea lesionado algún principio
moral básico, algún aspecto importante del plan de Dios para el hombre.
+2. Pleno conocimiento: Que la persona que comete el pecado se percate
de lo que está haciendo.
+3. Pleno consentimiento: debe existir un movimiento de la libre
voluntad humana. Un acto humano no será pecaminoso si no ha sido
realizado libremente.
2. Frecuencia de la confesión
Es necesario acudir al
sacramento de la reconciliación siempre que se haya cometido un pecado
mortal.
Es recomendable acudir con mayor frecuencia al sacramento. Este te ayuda
no sólo al perdonarte los pecados sino al fortalecer tu vida cristiana
con la gracia que recibes.
3. La llamada confesión comunitaria
El sacramento puede administrarse
comunitariamente, con una absolución general, en casos de emergencia.
Pero, aquellos que reciben una absolución general o comunitaria, quedan
obligados de todos modos a confesarse en forma individual con el
sacerdote a la mayor brevedad posible.
4. Comulgar sin confesarse
No deberá comulgar nadie en pecado mortal
sin antes confesarse. Si no existen pecados graves basta con hacer un
acto de contrición internamente, arrepentimiento sincero, como costumbre
saludable antes de recibir al Señor.
5. El juicio Final
Dios preguntará a tu corazón : "Has amado?".
No nos preguntará que hemos hecho, sino si hemos amado. Para nosotros
amar será olvidarnos de nosotros mismos y empezar a pensar más en Dios y
los que nos rodean.
La esencia del
cristianismo es el amor. Ciframos nuestra vida en no pecar. El
cristianismo consiste no en no morir, sino en vivir y crecer, no en
simplemente no pecar sino amar.
En cada una de nuestras faltas es Cristo el que me dice: "no me diste de
comer, no me diste de beber, estuve enfermo y no me
visitaste...necesitaba perdón y no me lo diste, me criticaste, me
calumniaste, me insultaste, no me tuviste paciencia, creaste la división
dentro de nuestra familia, me humillaste, me despreciaste, me juzgaste
con dureza, preferiste tu vida cómoda en lugar molestarte en ayudarme".
CONCLUSIÓN
Perdonar es tarea de Dios y no hay alma más
bella que aquella que vive el perdón, porque en el perdón refleja a
Dios.
Cuando el alma hace la experiencia del
perdón pedido y recibido como fruto del amor; cuando el alma vislumbra,
aunque sea en una mínima parte, la hermosura del amor de Dios que le
perdona, caen todos los prejuicios y entra en ella esa paz que tan lejos
está de tantas personas. La misma paz que inundó el corazón de Pedro o
que cambió para siempre la vida de María Magdalena.