El Discernimiento de espíritus: Capítulo 3 Orígenes posibles
Autor: P. Miguel Ángel Fuentes, IVE
Todas las mociones pueden reducirse a tres: la diabólica, la natural
y la divina.
1) La naturaleza
La naturaleza humana tiene tendencias connaturales al bien propio de cada
una de las potencias del hombre: la verdad, el bien espiritual, el bien
concupiscible y el bien arduo. Pero la naturaleza del hombre se encuentra
herida por el pecado; por eso experimenta tendencias desordenadas hacia el
bien, especialmente al bien sensible. Estas tendencias desordenadas –cuando
no son combatidas– constituyen los “vicios capitales”.
2) El diablo
La naturaleza corporal obedece a los espíritus angélicos en cuanto al
movimiento local y en tal sentido el espíritu diabólico puede actuar sobre
nuestros sentidos materiales, ya sea sobre nuestra imaginación, ya sea sobre
el apetito suscitando algunos movimientos pasionales. Es también a través de
su influencia sobre los sentidos que puede llegar –indirectamente– al
entendimiento.
3) Dios
Su acción es directa y lo afirma la misma Escritura: Es Dios quien opera en
vosotros el querer y el obrar según su beneplácito (Fil 2,13); El corazón
del rey es un curso de agua en la mano de Yahvéh, Él lo inclina hacia donde
quiere (Prov 21,1). Dios obra directamente por sí o bien mediante sus
ángeles.
En definitiva, como el diablo usa o potencia las tendencias desordenadas de
la naturaleza los autores espirituales sintetizan sus reglas hablando tan
sólo de dos espíritus, el bueno y el malo o el angélico y el diabólico.