El fenómeno del satanismo en el inicio del tercer milenio
Giuseppe Ferrari,
Secretario nacional
«Grupo de investigación e información sobre las sectas»
y director editorial de la revista «Religioni e Sette nel mondo»
Contenido
Definición del satanismo
Movimientos satánicos
Ritos satánicos
Creencias satánicas
Aproximación al santanismo
Motivos
Actitudes propicias
Problema principal
En la sociedad actual está asumiendo una
inesperada dimensión la adhesión a sectas satánicas, la participación en los
ritos introducidos por éstas, la invocación de seres demoníacos, el culto
personal y solitario del demonio, y la afirmación de ideas provenientes del
ambiente satanista.
Definición del satanismo
Antes de ilustrar en grandes líneas el complejo fenómeno del satanismo
contemporáneo, es oportuno intentar una definición del mismo. Esto se puede
hacer de modo, por decirlo así, general, o también en particular, es decir
con específica y exclusiva referencia a aspectos singulares: teológicos,
antropológicos, psicológicos, jurídicos y sociológicos. Si centramos la
atención en una definición de tipo general, podemos afirmar que hablamos de
satanismo cuando nos referimos a personas, grupos o movimientos que, de
forma aislada o más o menos estructurada y organizada, practican algún tipo
de culto (por ejemplo: adoración, veneración, evocación) del ser que en la
Biblia se indica con los nombres de demonio, diablo o Satanás. En general,
tal entidad es considerada por los satanistas como ser o fuerza metafísica;
o como misterioso elemento innato en el ser humano; o energía natural
desconocida, que se evoca bajo diversos nombres propios (por ejemplo:
Lucifer) a través de particulares prácticas rituales.
Movimientos
satánicos
Los grupos y los movimientos satánicos son, sin duda, muy diversos. Algunos
están relacionados entre sí, otros no; ciertos grupos son desconocidos hasta
para las mismas personas que frecuentan el ambiente satanista. Hay sectas
cuya existencia es efímera o casi virtual; otras con el tiempo dejan de
actuar o en algún caso continúan en forma oculta; algunas actúan
públicamente, otras de modo secreto. Por otra parte, casi todas sufren
cismas con mucha frecuencia, es decir, que un grupo se divide en uno o más
troncos, los cuales a su vez se separan en otras ramas y así sucesivamente.
En Estados Unidos se encuentra, sin duda, la mayor concentración de grupos
satánicos que podríamos definir como conocidos, es decir, que actúan más o
menos abiertamente; y es también en ese país donde podemos encontrar las
mayores referencias bibliográficas sobre el satanismo contemporáneo. Entre
los grupos conocidos que han surgido en Estados Unidos y están todavía en
actividad encontramos: Church of Satán, Temple of Set, Order of the Black
Ram, Werewolf Order, Worldwide Church of Satanic Liberation, Church of War.
Entre aquellos que después de algunos años parece que han dejado de actuar
encontramos: Church of Satanic Brotherhood, Brotherhood of the Ram, Our Lady
of Endor Coven, The Satanic Orthodox Church of Nethilum Rite, The Satanic
Church; existen, además, organizaciones sobre las que es difícil establecer
si han cesado o no su actividad, como, por ejemplo, la denominada Ordo
Templi Satanis, cuyos escritos tienen cierta difusión a través de Internet.
Otro grupo satánico que ha tenido cierta notoriedad, también después de la
observación que como participante ha hecho el sociólogo americano William
Sims Bainbridge, es The Process Church of the Final Judgement, surgido en
1965 en Inglaterra y difundido en algunos países, sobre todo en Estados
Unidos antes de su escisión en dos grupos diversos; actualmente The Process
se ha extinguido. En Inglaterra se ha detectado también la presencia de
otras dos organizaciones satánicas conocidas: Order of the Nine Angels yDark
Lily, mientras en Nueva Zelanda actúa el grupo Ordo Sinistra Vivendi,
anteriormente denominado Order of the Left Hand Path. En Italia, entre las
sectas satánicas de las que se sabe algo, porque de un modo u otro han
llegado a la notoriedad de la crónica, podemos citar: Bambini di Satana,
Chiesa di Satana di Filippo Scerba, Chiesa Luciferiana di Efrem Del Gatto,
Impero Satanico della Luce degli Inferí o Seguaci del Maestro Loitan.
Existen también grupos que no se presentan como satánicos y que, por
ejemplo, afirman que practican ritos paganos para entrar en armonía con las
fuerzas ocultas de la naturaleza, pero en realidad ponen de manifiesto
aspectos que permiten su ubicación dentro del multiforme mundo del
satanismo.
Ritos, símbolos y prácticas satánicas
Ritos satánicos
Los ritos introducidos por cada secta se basan, muchas veces, en
modificaciones aportadas a ritos preexistentes. De todos modos, en líneas
generales se puede decir que los ritos satánicos sirven a los fines del
celebrante y son un conjunto de gestos y de palabras orientados a provocar
un cambio de las situaciones o acontecimientos que se considera que no se
pueden obtener a través de medios o instrumentos comunes. Cuando por medio
de tales ritos se pretende mandar una maldición o realizar algún hechizo,
por ejemplo, con respecto a una persona concreta, se piensa que el mejor
momento será por la noche, en un particular período de tiempo en el cual la
persona está dormida (por ejemplo, dos horas antes de despertar); éste es
uno de los motivos por los cuales los ritos satánicos comienzan, en general,
en las horas nocturnas; mientras que la elección de lugares precisos para
realizarlos, dentro o fuera de la ciudad, probablemente depende de la
posibilidad de organizar todo con cierta reserva y, en algunos casos, de la
presencia en dicho lugar de cementerios o de iglesias desconsagradas. No se
puede excluir que durante los ritos satánicos, algunos grupos lleguen a
perpetrar actos de escarnio o profanación de cadáveres, violencias físicas
incluso sobre menores y hasta homicidios rituales.
La agrupación en la cual se inspiran algunas sectas satánicas más recientes
es la Church of Satan, fundada en Estados Unidos en 1966 por Anton Szandor
La Vey. El símbolo de esta secta es el llamado sello de Baphomet, o sea, la
cabeza de un chivo dentro de un pentáculo invertido (estrella de cinco
puntas boca abajo), inscrito en un círculo, con cinco letras hebreas en el
extremo de cada punta y todo esto, a su vez, encerrado en otro círculo. La
Vey es autor de tres libros, que constituyen un punto de referencia para el
mundo satánico contemporáneo:The Satanic Bible, Complete Witch, The Satanic
Rituals. En este último se encuentran diversos ritos oficiados en latín,
inglés, francés y alemán.
El rito principal de todo grupo satánico, es decir, la misa negra, ha sido descrito por La Vey tanto en The Satanic Bible como en The Satanic Rituals. Los diversos grupos satánicos introducen modificaciones respecto al rito aplicado por La Vey, quien lo ha establecido siguiendo el modelo de las más antiguas misas negras europeas, y que se inspira, entre otros, en los escritos del poeta francés Charles Baudelaire (1821-1867) y del escritor Charles Georges Huysmans (1848-1907).
El rito es oficiado por un celebrante, un diácono y un subdiácono; como instrumentos se usan algunos cirios, un pentáculo invertido, un cáliz lleno de vino o de licor, una campanilla, una espada, un aspersorio o falo, y un crucifijo invertido; también se usa una Hostia auténticamente consagrada. El altar de la misa negra es una mujer desnuda y los participantes llevan vestidos negros con capucha. El rito imita, más o menos, el de la misa católica con las oraciones recitadas en latín, inglés y francés. Naturalmente, en lugar de invocar el nombre de Dios se invoca el de Satanás; se invocan nombres de diversos demonios; se recita el Padre nuestro en sentido contrario y negativo (padre nuestro que estás en el infierno); se lanzan invectivas contra Jesucristo, y la Hostia es profanada de varias maneras (utilizándola en prácticas sexuales, pisoteándola repetidamente con odio).
Creencias satánicas
Las creencias satánicas pueden variar de uno a otro grupo. Por ejemplo, hay
quien ve en Satanás un ser más o menos simbólico, expresión, al mismo
tiempo, de la transgresión y del racionalismo; y en los ritos, una especie
de psicodrama brutal que tiene por finalidad liberar al fiel de los
condicionamientos religiosos, morales y culturales que provienen de su
ambiente. Algunos satanistas que se reconocen en esta descripción afirman
que«el satanismo es una religión de la carne. Para el satanista la felicidad
se debe encontrar aquí y ahora. No existe el cielo para ir después de la
muerte y tampoco el infierno de fuego como castigo para el pecador». En
cambio, hay quien ve en Satanás un ser real, príncipe de las tinieblas, al
cual es posible dirigirse mediante rituales mágicos para obtener favores de
diverso género. Y también quien ve en Satanás, particularmente en Lucifer,
una figura positiva que se opone a la acción del Dios de la tradición
judeo-cristiana, considerada negativa.
En general, es difícil dar una definición unívoca de las creencias a las que
se refiere una determinada secta satánica. Por ejemplo, el satanismo
introducido por La Vey, en algunos aspectos ve el mal como fuerza vital e
impersonal, objeto de un culto -a través de rituales precisos- por medio del
cual se pueden dominar las facultades destructivas propias de tal fuerza;
por otro lado, resulta claro que La Vey, en algunos ritos -aunque en clave
metafórica- se dirige al demonio como a un ser personal, creando, por lo
tanto, la ambigüedad de fondo, que es típica del ambiente satanista. Se
puede notar una ulterior contradicción en quien practica los absurdos
rituales de la Church of Satan, en los cuales hay una precisa y virulenta
contraposición al Evangelio, a la Iglesia y a su liturgia: si una persona no
cree ni en Satanás, ni en Dios, ni en la Iglesia, ni en el Sacrificio
eucarístico, no se ve por qué se deba empeñar tan fanáticamente en las misas
negras.
Aproximación al ambiente
del satanismo
Algunos de los caminos por los cuales es más fácil entrar en contacto con un
grupo satanista son: la frecuentación de ambientes esotéricos, mágicos y
ocultistas hasta llegar a habituarse a las ideas y prácticas de los mismos,
y al deseo de ir más allá para experimentar nuevas vías de conocimiento; la
participación en reuniones espiritistas para la evocación de seres
particulares, en las cuales no es difícil que se llegue a la invocación de
espíritus demoníacos y donde se puede encontrar a quien participa también en
ritos satánicos; el recurso a los magos para afrontar problemas de diverso
género que, como muchas veces se prolongan en el tiempo, se trata de
solucionar hasta con el recurso a la llamada magia negra, la cual casi
inevitablemente introduce en el mundo de los ritos satánicos llevados a cabo
por individuos o grupos más o menos organizados; la atracción idolátrica que
se manifiesta con respecto a ciertos cantantes y grupos de música rock, a
los cuales se permite -mediante el mensaje de sus canciones- blasfemar e
invitar al suicidio, al homicidio, a la violencia, a la perversión sexual,
al uso de droga, a la necrofilia y a la implicación en el satanismo.
Motivos
Los motivos que llevan a la práctica de ritos satánicos son muy diversos y
entre éstos podemos encontrar: la convicción de obtener ventajas materiales
de diverso tipo, incluso con perjuicio para otras personas; la voluntad de
«contestar» a la sociedad de modo excéntrico y transgresivo; una morbosa
atracción hacia lo que es pavoroso y horrendo, tal vez dictada por el deseo
inconsciente de exorcizar los propios miedos; la respuesta violenta a
traumas, a veces sufridos en la infancia; la adquisición de poderes
particulares que se cree que pueden obtenerse por medio de conocimientos
ocultos y por la participación en determinados ritos, la satisfacción de
desviaciones sexuales a través de experiencias inusuales, que tienen como
base algo de oscuro y ritual.
Diversos problemas de la sociedad contemporánea contribuyen, ciertamente, a
hacer que el terreno para la siembra satánica sea mas fértil, y entre éstos
encontramos: la soledad del individuo dentro de la masa impersonal y amorfa;
el impacto con ambientes que denigran al cristianismo o que en su propia
visión tratan de diluirlo; la disgregación de la familia a causa del
debilitamiento o de la pérdida de la fe en Dios, único que puede darle amor,
armonía y unidad.
Actitudes
Hay actitudes que, por así decirlo, «hacen el juego» al satanismo, porque
más o menos conscientemente dan impulso a la difusión del mismo en la
sociedad actual. La primera actitud es la de subestimar este fenómeno,
considerándolo un hecho marginal, sin ninguna importancia o relevancia; una
especie de juego de sociedad o de rol, cuya posible perversidad puede, de
todos modos, ser social- mente tolerada.
Otra actitud, que podemos considerar como opuesta a la primera, es la sobrevaloración del fenómeno, que se considera excesivamente difundido, viendo en los grupos satánicos organizaciones que siempre y en todas partes se dedican a actividades criminales (aunque no se tengan fundados elementos para hablar de crímenes cometidos por tales grupos) capaces de incidir en la sociedad de modo fuertemente peligroso y desestabilizador, con las posibles consecuencias de crear reacciones de fobia satanista o de caza al satanista.
Una tercera actitud es la que se puede definir como fobia anti-satanista,
derivada de la difusión -casi como posición tomada- de una crítica excesiva
y sistemática, algunas veces también infundada, a las organizaciones que se
oponen al satanismo; se las ve como instituciones particularmente
influyentes y en condiciones de inducir a conductas socialmente dañinas,
aunque -o cuando- las mismas se colocan correctamente desde el punto de
vista científico, cultural o religioso frente a ese fenómeno.
Consideraciones finales
Entre las diversas preguntas que muchos se hacen en relación con el problema
del satanismo, está la que tiene por objeto la posibilidad de ver en él una
acción explícita del maligno, por ejemplo, mediante la posesión diabólica de
quien participa en ritos satánicos. Considero que tal acción no consiste
tanto en la manifestación de fenómenos preternaturales, cuanto en una
exasperada aversión hacia Dios, Jesucristo, la Virgen María, la Iglesia y
todas las cosas santas. Los posibles casos de posesión diabólica que se
pueden encontrar entre quienes participan deliberadamente en actividades
satánicas, se pueden considerar casos de tipo -por así decir- activo y no
pasivo, que derivan del hecho de que son las mismas personas las que
voluntariamente se ofrecen al demonio.
Problema principal
De todos modos, el principal problema social, ético y cultural de la
aceptación de las ideas y prácticas satánicas consiste en que con ello se
llega a aprobar una completa inversión de los valores: lo que objetivamente
es equivocado, malo y moralmente desordenado, se asume como modelo justo y
liberador para proponerlo a los demás; además, la asunción, típica del
ambiente satánico, del lema crowleyano: «Hacer lo que quieras será toda la
ley», lleva inevitablemente al hombre a considerar que en realidad la propia
libertad no termina donde comienza la de los demás. Para concluir, después,
con la constatación de que el hombre que diviniza la materia, que se
considera dios y así se sitúa en el lugar del Creador, inevitablemente va al
encuentro de la amarga e inevitable realidad de la propia finitud y de la
impotencia humana, sufriendo contragolpes que pueden arrastrarlo a serias
consecuencias psicofísicas con caídas de tipo depresivo.
El satanismo muestra, sin duda, una fuerte carga emocional y de evasión
hacia lo irracional, que en algunos aspectos es encubierta por una
paradójica apariencia pseudo-racional que se busca como justificación. El
mal profundo que proviene de todo esto asume aspectos y motivaciones
personales y oscuras; se concreta en los pecados personales y tiene como
común denominador de los diversos ritos, símbolos, prácticas y creencias, la
negación de la recta razón y una herida profunda a la integridad de la
persona humana, cosa que se manifiesta en las aberraciones sexuales, en la
sed de poder, en la búsqueda desmedida de dinero o de éxito, en un
narcisismo exasperado; todos esos elementos alejan del amor a Dios y al
prójimo, y de la búsqueda del verdadero bien personal y común.
En este mundo, en donde se tiene la impresión de que el mal -como quiera que
se entienda- vence al bien, creo que es cada vez más urgente dirigir a todos
la exhortación del Santo Padre: «No tengáis miedo». Esta tranquilidad sólo
puede surgir de la convicción de que la liberación del mal y la salvación
pasan a través de la obra redentora de Jesucristo, único Salvador del
hombre.