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Catequesis sobre Jesucristo y su Reino (1997)

Páginas relacionadas 

Jesucristo y su reino

 

 Reuniones con Lecturas, Catequesis, 
Oraciones y diálogo en grupos.

 

 

INDICE

 

El Reino de Dios está llegando.  Convertíos y creed en el Evangelio.

 

Convertíos al don de libertad y comunión.

 

Palabras  y signos del Reino

 

Jesucristo,  el Hijo de Dios hecho hombre

 

Obediente hasta la muerte de Cruz

 

Jesucristo revelador del hombre.  Principio y fin de la creación.

 

 

 

El Reino de Dios está llegando. 
 
Convertíos y creed en el Evangelio.

 

 

 

SEÑOR, TÚ ME SONDEAS

 

Señor, tú me sondeas y me conoces,

conoces cuando me siento y me levanto,

de lejos penetras mis pensamientos,

conoces mi camino y mi descanso,

todas mis sendas te son familiares.

No ha llegado la palabra a mi boca

y tú, Señor, ya te la sabes toda;

me aprietas por detrás y por delante,

me cubres con tu palma.

Todas mis sendas te son familiares.

Palabra de Dios

 

 

Lectura del profeta Isaías. 55, 1-3. 6-9.

 

Esto dice el Señor: Oíd, sedientos todos, acudid por agua también los que no tenéis dinero: venid, comprad trigo, comed sin pagar, vino y leche de balde. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Inclinad el oído, venid a mí: escuchadme y viviréis. Sellaré con vosotros una alianza perpetua, la promesa que aseguré a David.

Buscad al Señor mientras se le encuentra, invocadlo mientras está cerca; que el malvado abandone su camino, y el criminal sus planes; que regrese al Señor, y él tendrá piedad; a nuestro Dios, que es rico en perdón. Mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos -oráculo del Señor.

 

Salmo Responsorial. Isaías 12, 2-6

 

Si el Señor es mi luz y mi salvación,

Si el Señor es la defensa de mi vida,

Si el Señor es mi luz, ¿a quién temeré?

¿Quién me hará temblar?

El es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,

porque mi fuerza y mi poder es el Señor,

el fue mi salvación.

Y sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salvación.

Aquel día diréis:

"Dad gracias al Señor, invocad su nombre,

contad a los pueblos sus hazañas,

proclamad que su nombre es excelso.

Tañed para el Señor, que hizo proezas,

anunciadlas a toda la tierra;

gritad jubilosos, habitantes de Sión:

"Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel".

Si el Señor es mi luz y mi salvación,

Si el Señor es la defensa de mi vida,

Si el Señor es mi luz, ¿a quién temeré?

¿Quién me hará temblar?

 

 

Lectura de la primera carta del Apóstol San Juan 4, 8-10. 14-16.

 

Queridos hermanos: Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios mandó al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de Él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo, como víctima de propiciación por nuestros pecados.

Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, para ser Salvador del mundo. Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.

 

 

PERMANECED UNIDOS EN MI AMOR

 

Seguid unidos a mí y unidos siempre en mi amor,

y en la alabanza tendréis cantando al Padre un solo corazón

Permaneced unidos en mi amor como el sarmiento está unido a la vid.

Os mostraré mis caminos, os daré mi paz

y mi Espíritu os acompañará.

Permaneced unidos en mi amor, un solo cuerpo, una sola luz,

que alumbrará a todo corazón que necesite de mi amor.

Somos un solo cuerpo, y Jesús es la cabeza.

El ama a todos sus miembros sin importarle su pobreza.

 

Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-18

 

En aquel tiempo, cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios: Convertíos y creed la Buena Noticia".

Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando la red en el lago. Jesús les dijo: Venid conmigo y os haré pescadores de hombres. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

 

Catequesis

 

¿Por qué estás aquí? Estás aquí porque el Señor te llama. Él, que te ama más que nadie, te ha traído aquí hoy, para mostrarte su amor, para regalarte su luz, para darte su paz.

El Señor te invita a descansar en Él. No importa ahora los problemas que tengas, las preocupaciones que te agobien, las dudas que te asalten… Sólo importa el amor que Dios te tiene. Sólo importa la historia de amor que Dios quiere vivir contigo. Por eso, ¡no te preocupes! ¡Descansa en el amor de Dios! ¡Él lleva tu vida! Él sabe lo que necesitas en cada momento. Y Él te dará lo que realmente te hace falta.

La fe no es una teoría. La fe es una vida, una historia de amor entre Dios y nosotros, entre Dios y tú. Dios te ama, Dios te busca desde toda la eternidad, quiere vivir una historia contigo, una historia de amor y de salvación.

Esta es la radical diferencia entre el cristianismo y las demás religiones: aquí no sólo eres tú quien busca a Dios: es Dios mismo quien te busca a ti. Es Dios mismo quien ha venido en persona -en Jesucristo- a hablarte al corazón y a mostrarte el camino de la vida.

Esto es un misterio que nunca comprenderás. Pero no importa. A Dios no se le estudia: a Dios se le ama. Y la fe, misterio de amor, es un don que has de pedir al Señor. El Señor sólo se revela a los pobres, a los pequeños.

¿Qué es para tí el cristianismo? ¿Una doctrina, una moral, unos ritos…? No. Es mucho más que todo eso. El cristianismo es, fundamentalmente, una Buena Noticia, la buena noticia del amor de Dios.

Jesús se presenta ante los hombres como el mensajero de un acontecimiento presente, que acaba de comenzar y está en pleno desarrollo: el Reino de Dios está aquí. Esta es la buena noticia. Dios no se ha olvidado de su pueblo: Dios cumple sus promesas. Dios que había prometido guiar a su pueblo, Dios que había anunciado la salvación de su pueblo cumple sus promesas. Esta es la Buena Noticia.

Esta es la Buena Noticia: Dios no se ha olvidado de tí. Dios, que te ama desde toda la eternidad, te busca para hacer contigo obras grandes.

Dios se ha hecho hombre en Jesucristo para rescatarte de la muerte, para salvarte del pecado, para darte la plenitud de la vida. Mira tu vida. ¿Te das cuenta de que no acabas de ser feliz porque muchas veces eres esclavo?

 

Esclavo:

 

· del dinero

· del poder, de dominar a los demás y servirte de ellos

· de tu imagen, de tu look, de caer bien a los demás

· de tu prestigio, de tus notas

· de tu afectividad, de tener que sentirte querido

· de tu egoísmo

· …del pecado

 

Esta es tu esclavitud. Estas son las ataduras que no te dejan ser feliz. Las ataduras que te amargan y quitan la vida muchas veces…

Ante esta esclavitud puedes tener tres actitudes:

- Sentirte dios. Ser autosuficiente. Creer que lo puedes todo, que lo sabes todo, que este es el camino de la vida. Creer que tú eres el "señor" de tu vida.

- Estar ciego. No querer ver la realidad. No hay peor ciego que el que no quiere ver. Y hoy son muchos los que no quieren ver, los que viven en la mentira, los que se refugian en falsos paraísos (alcohol, droga, sexo, juego, imagen, diversión "desenfrenada"…). Al final encuentran que los paraísos no son más que espejismos en medio del tremendo desierto de su propio egoísmo.

- Ser humilde, sentirte pobre. Reconocer tu propia pobreza, reconocer tu impotencia. Ponerte en las manos de Dios, descubrir que tu fuerza y tu poder es el Señor y dejar que Él sea el Señor de tu vida.

Esta es la Buena Noticia: Jesús ha venido a anunciar la salvación a los pobres. A los que se sienten necesitados de Dios. Él ha venido a salvarte a tí que no puedes con tu vida, Él ha venido a ser tu luz, a ser tu camino, a darte la vida.

¿Qué has de hacer? El Reino de Dios no es un reino espectacular que se imponga por la fuerza. Es un Reino cuya única condición para entrar a formar parte de él es creer en el amor del Padre que se manifiesta en Jesús. Se entra en el reino de Dios por la humildad, por la conversión de los pecados, causa y raíz de todos los males.

Es lo único que el Señor te pide: que le abras del corazón, que le dejes entrar en tu vida, que confíes en Él, que le ames y le sigas cada día. Por ello no se impone por la fuerza. Simplemente se te ofrece como un don y se propone a tu colaboración.

Ahora bien. El Reino de Jesús no es de este mundo. No es un reino de dominación o tiranía, sino un reino de misericordia, el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz. Es el reino del amor de Dios que se hace cercano, encontradizo y presente entre los hombres.

El reino de Dios es la Buena Noticia. Jesús no sólo hace un anuncio de felicidad, sino una oferta y una proclamación. Las bienaventuranzas aseguran y conceden ya, aquí y ahora, alegría y felicidad anticipadas. Son una anticipación de lo que nos será dado en plenitud en el futuro.

Diálogo en grupos

¿Qué esperanzas y aspiraciones profundas están presentes en el corazón de los jóvenes de hoy? ¿Qué respuesta da el Evangelio de Jesús?

¿Qué "salvadores" presenta hoy nuestra sociedad? ¿En qué se diferencian de Jesucristo?

¿Tu vida, tu forma de vivir, de valorar las cosas, de enjuiciarlas, de comportarte, anuncia y hace presente el Reino de Dios? ¿Qué valores sería necesario y urgente subrayar más?

¿Cómo puedes conocer más a fondo a Jesús? ¿Qué cosas concretas -a tu alcance- te pueden ayudar?

Tu estilo de vida, ¿es una "buena noticia" para los que te rodean? ¿Qué tendrías que "poner" y qué tendrías que "quitar" para que tu estilo de vida fuera una "buena noticia" para los demás?

 

 

SE HA CUMPLIDO LA PROMESA

 

Se ha cumplido la promesa de nuestro Amigo al marchar;

no fue vana nuestra espera, con nosotros ya está,

ha llegado con su amor, con su fuerza y su poder,

y jamás imaginamos lo grandioso que iba a ser.

Aquí está, moviéndose eeee:

es un viento recio es un pueblo que se asombra.

Aquí está, moviéndose eeee:

es un fuego que se extiende, es un mar que se desborda.

Me han contado muchas cosas, muchas cosas he sabido,

he oído hablar de Él en la Iglesia desde niño.

Pero Él es más que todo eso, mucho más que todo eso,

no me bastan las palabras cuando quiero hablar de Él.

 

 

Convertíos al don de libertad y comunión.

 

COMO EL PADRE ME AMO

YO OS HE AMADO:

 

 

PERMANECED EN MI AMOR.

 

Si guardáis mis palabras

y como hermanos os amáis.

compartiréis con alegría

el don de la fraternidad.

Si os ponéis siempre en camino

sirviendo siempre a la verdad,

frutos daréis en abundancia,

mi amor se manifestará.

No veréis amor tan grande

como aquel que os mostré.

Yo doy la vida por vosotros:

amad como Yo os amé.

Si hacéis lo que os mando,

y os queréis de corazón

compartiréis mi pleno gozo

de amar como El os amó.

Palabra de Dios.

 

Lectura del profeta Ezequiel 36, 24-28

 

Esto dice el Señor: os recogeré de entre las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra. Derramaré sobre vosotros un agua pura que os purificará: de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar; y os daré un corazón nuevo, y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Os infundiré mi espíritu, y haré que caminéis según mis preceptos y que guardéis y cumpláis mis mandatos. Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres. Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.

 

Salmo Responsorial. Salmo 102

 

 

La bondat i l'amor del Senyor duren per sempre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y todo mi ser a su santo nombre.

Bendice, alma mía, al Señor,

y no olvides sus beneficios.

El perdona todas tus culpas y cura todas tus enfermedades;

el rescata tu vida de la fosa, y te colma de gracia y de ternura;

el sacia de bienes tus anhelos,

y como un águila se renueva tu juventud.

El Señor es compasivo y misericordioso,

lento a la ira y rico en clemencia;

no está siempre acusando ni guarda rencor perpetuo;

no nos trata como merecen nuestros pecados

ni nos paga según nuestras culpas.

Como un padre siente ternura por sus hijos,

siente el Señor ternura por sus fieles;

porque él conoce nuestra masa,

se acuerda de que somos barro.

La bondat i l'amor del Senyor duren per sempre.

 

 

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 19, 1-9

 

Entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa. Él bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más. Jesús le contestó: Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán.

 

Catequesis

 

En la primera catequesis vimos como la fe es una vida, una historia de amor entre Dios y nosotros, entre Dios y tú. Dios te ama, Dios te busca desde toda la eternidad, quiere vivir una historia de amor contigo, una historia de amor y de salvación.

El Evangelio es Buena Noticia de salvación, anuncio del amor de Dios que te reconcilia y te hace hijo suyo. Gratuita y amorosamente te invita a vivir en su compañía. La conversión, antes de ser una necesidad tuya, es una llamada amorosa de Dios Padre para que vuelvas a Él, una llamada a que vivas con Él y para Él.

Convertirte al Reino de Dios es lo mismo que comenzar a vivir como hijo de Dios, es poder volver a llamar Padre a Dios, es vivir con Él una intensa, viva y profunda relación de amor.

Creer en el Evangelio comporta aceptar y asumir la voluntad de Dios por encima de todo. Convertirse significa cambiar el modo de pensar y de vivir.

La conversión supone dejar los criterios y valores del mundo para vivir guiado únicamente por la luz de la Palabra de Dios. La conversión supone abandonar los ídolos de este mundo que te esclavizan para comenzar una vida nueva en la que Jesucristo, el más bello de los hombres, sea el único Señor y el único Maestro de tu vida. Convertirse significa tener a Cristo como el modelo de tu vida. Quien cree y se convierte se libra de falsos ídolos y se abre a una más plena comunión con Dios.

La conversión a la que llama Jesús supone renuncia, ciertamente. Pero la renuncia es la condición de la libertad verdadera, el precio de un bien superior: el Reino de Dios que es como un tesoro escondido.

Hay que elegir: o dejas que Jesucristo sea el Señor de tu vida, y entonces te conviertes en su discípulo: le amas, le escuchas, te fías de Él, le obedeces, le sigues, descansas en su voluntad... y, entonces andarás por el camino de la vida; o te empeñas en ser tú mismo tu propio dios, quieres llevar tu vida por donde te apetece, quieres seguir los criterios del mundo, no te fías de que el Evangelio sea de verdad buena noticia... y, entonces andarás por el camino de la muerte. Ese fue el pecado de Adán.

El Evangelio de Jesucristo es anuncio y tarea de libertad y liberación.

La fe en Dios, la confianza y la obediencia al Padre te hace plenamente libre. Te libera de todo aquello que te esclaviza, como vimos en la catequesis anterior:

·         Te libera de la esclavitud del dinero: La verdadera felicidad no está en el dinero y en las cosas de este mundo que nunca llenarán tu corazón, sino en Dios. Sólo Él puede llenar tu corazón. El Señor te anuncia la buena noticia de llamarte a seguirle en pobreza y te propone no buscar más que el Reino de Dios y su justicia. Te invita a confiar en Él, en su amor, en su providencia. La acumulación de riquezas y la ostentación en presencia de los pobres, la indiferencia ante ellos, supone negar a Cristo.

·         Te libera de la esclavitud del poder: la verdadera felicidad no está en dominar, sino en servir. Jesucristo, que conoce el corazón humano y fue él mismo tentado, advierte a los discípulos sobre la perversión del poder en el mundo e invita al servicio.

·         Te libera de la esclavitud de la ley: la verdadera felicidad no está en "tacañear" a Dios viviendo el Evangelio bajo mínimos, sino en entregarse generosamente a la aventura de ser santos a la que Dios te llama.

·         Te libera de la esclavitud del prestigio y de tu imagen: la verdadera felicidad no está en tener que fingir una vida irreal ante los demás para ser aceptado y querido por ellos, sino en poder descansar en el amor gratuito y generoso de Dios que te ama como eres. La felicidad no está en la mentira, sino que es la verdad la que te hace libre.

·         Te libera de tu afectividad: la verdadera felicidad no está en rodearse de "aduladores" que te halaguen el oído y te digan lo bueno y lo importante que eres; la verdadera felicidad no está en los afectos narcisistas, sino en la entrega generosa, gratuita, sin pedir nada a cambio, sino amando hasta dar la vida. Así te ama Dios.

·         Te libera de tu egoísmo: la verdadera felicidad no está en vivir pendiente de tí y en hacer que todos vivan pendientes de tí, sino en hacer la voluntad del Padre y en pasar por el mundo haciendo el bien. El que se busca a sí mismo se pierde. El que entrega su vida, la encuentra. La verdadera felicidad está en dejar que Dios sea el Señor de tu vida.

·         Te libera del pecado y de la muerte: la verdadera felicidad no está en dejarte llevar por tus instintos y tus pasiones, ni en seguir los criterios del mundo o el camino más cómodo y fácil, sino en vivir la vida nueva de los hijos de Dios, en vivir cada día con espíritu de conversión, tratando de ser fiel a Dios, tratando de vivir con el estilo de vida de Jesús, tratando de tener sus mismos sentimientos y actitudes.

·         Esta es la vida a la que Dios te llama: la vida nueva de los hijos de Dios. Para poder vivir esta vida, es fundamental que vivas diariamente de la fe. Es decir, que la fe no sea algo tangencial, exterior a tu vida, sino que la fe, la historia de amor y de salvación entre Dios y tú constituya el núcleo, el fundamento, el centro de tu vida.

·        Es fundamental que vivas la presencia y la acción de Dios en tu vida. Que vivas en comunión con Él, en permanente diálogo y relación. Que realmente puedas experimentarlo como Padre. A Dios, como a un amigo fiel, se lo puedes decir todo. Le puedes suplicar, alabar, pedir perdón y dar gracias; manifestarle la más plena confianza y la angustia al borde de la desesperación. Como se vive la fe, así es la vida de oración.

 

 

Diálogo en grupos

 

¿Qué conversión fundamental te pide el Señor a ti que quieres acoger la Buena Noticia del Evangelio del Reino de Dios y vivir según él?

¿Cuáles son las resistencias más habituales que sueles poner a la acogida del Reino de Dios y a vivir de acuerdo con Él? ¿Qué resistencias observas en tu ambiente respecto del Evangelio del Reino de Dios?

¿Qué promete y concede Jesús a los que se convierten al Evangelio y le siguen?

¿Cómo está tu relación filial con el Padre? ¿Cómo está tu vida de oración? ¿Qué cosas concretas te puedan ayudar a mejorar?

 

 

Vengo ante Ti, mi Señor

reconociendo mi culpa,

con la fe puesta en tu amor,

que tú me das como a un hijo.

Te abro mi corazón

y te ofrezco mi miseria

despojado de mis cosas

quiero llenarme de Ti.

QUE TU ESPÍRITU, SEÑOR,

ABRASE TODO MI SER;

HAZME DÓCIL A TU VOZ,

TRANSFORMA MI VIDA ENTERA;

HAZME DÓCIL A TU VOZ,

TRANSFORMA MI VIDA ENTERA.

Puesto en tus manos, Señor,

siento que soy pobre y débil,

mas Tú me quieres así,

y yo te bendigo y alabo.

Padre, en mi debilidad,

tú me das la fortaleza;

amas al hombre sencillo,

le das tu paz y perdón.

 

 

Palabras  y signos del Reino

 

 

QUE SEA MI VIDA LA SAL

 

 

El que me sigue en la vida

sal de la tierra será

mas si la sal se adultera

los hombres la pisarán.

QUE SEA MI VIDA LA SAL

QUE SEA MI VIDA LA LUZ

SAL QUE SALA LUZ QUE BRILLA

SAL Y FUEGO ES JESÚS.

Somos la luz del mundo

que a la ciudad alumbra

esta se pone en la cima

donde el monte se encumbra

Que brille así nuestra luz

ante los hombres del mundo

que palpen las buenas obras

de lo extremo a lo profundo.

Palabra de Dios

 

 

Mateo 13, 31-35

 

También les contó Jesús esta parábola: - El reino de Dios puede compararse al grano de mostaza que el labrador siembra en el campo. Se trata, por cierto, de la más pequeña de todas las semillas, pero luego crece más que las otras plantas del huerto y llega a hacerse como un árbol, hasta el punto de que en sus ramas anidan los pájaros. También les dijo: - El reino de Dios puede compararse a la levadura que una mujer mezcló con tres medidas de harina para que fermentara toda la masa. Jesús expuso todas estas parábolas a la multitud, y sin parábolas no les decía nada, para que se cumpliera lo anunciado por el profeta: Hablaré por medio de parábolas; pondré de manifiesto cosas que han estado ocultas desde el principio del mundo.

 

Salmo 36

 

 

La verdadera y la falsa felicidad

No te exasperes por los malvados,

no envidies a los que obran el mal:

se secarán pronto, como la hierba,

como el césped verde se agotarán.

Confía en el Señor y haz el bien,

habita tu tierra y practica la lealtad;

sea el Señor tu delicia,

y él te dará lo que pide tu corazón.

Encomienda tu camino al Señor,

confía en él, y él actuará:

hará tu justicia como el amanecer,

tu derecho como el mediodía.

Descansa en el Señor y espera en él,

no te exasperes

por el hombre que triunfa

empleando la intriga:

cohibe la ira, reprime el coraje,

no te exasperes, no sea que obres mal;

porque los que obran mal son excluídos,

pero los que esperan en el Señor

poseerán la tierra.

El Señor asegura los pasos del hombre,

se complace en sus caminos;

si tropieza, no caerá,

porque el Señor lo tiene de la mano.

Apártate del mal y haz el bien,

y siempre tendrás una casa;

porque el Señor ama la justicia

y no abandona a sus fieles.

 

 

Mateo 5, 13-16

 

Vosotros sois la sal de este mundo. Pero si la sal pierde su sabor, cómo seguirá salando? Ya no sirve más que para arrojarla fuera y que la gente la pisotee. Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada en lo alto de una montaña no puede ocultarse. Tampoco se enciende una lámpara y se la tapa con una vasija. Al contrario, se la pone en alto, de manera que alumbre a todos los que están en la casa. Pues así debe alumbrar vuestra luz delante de los demás, para que todos vean el bien que hacéis y alaben por ello a vuestro Padre celestial.

 

Catequesis

 

·         En la primera catequesis vimos como la fe es una vida, una historia de amor entre Dios y nosotros, entre Dios y tú. Dios te ama. Él te busca desde toda la eternidad. Él quiere vivir contigo una historia de amor, una historia de amor y de salvación.

·         Vimos también (en la segunda catequesis) como Dios, que te ama más que nadie, te invita a la conversión. Te invita a aceptar la Buena Noticia del Evangelio. Te invita a vivir la vida nueva de los hijos de Dios. Te invita a vivir diariamente de la fe, a dejar que esa historia de amor sea el centro de tu vida. Dios te invita a descubrir su presencia y su acción en la vida de cada día.

·         Hoy, el Señor te invita a descubrir que está vivo, que no te ha dejado solo. El Señor te anuncia que tu vida -que parece no importarle demasiado a nadie- para Él es muy importante. Tan importante que Él ha dado la vida por tí.

·         El Señor, que desea ardientemente vivir contigo esta historia de amor, te invita a descubrir que está vivo, que actúa cada día en tu vida y en el mundo, aunque, a veces no te des cuenta de ello.

·         A veces, eres pesimista. Te da la impresión de que Dios ha desaparecido del mundo. A veces, te fijas más en los signos de la presencia del pecado en el mundo, que en los signos de la acción salvadora de Dios. (Esto es lo que hace el mundo: proclamar las malas noticias y esconder las buenas).

·         Desde la fe necesariamente hemos de ser optimistas. Porque la vida y la historia está en las manos de Dios, quien, a pesar del pecado y de la infidelidad nuestra, hace que la historia sea historia de salvación. Somos seguidores de un triunfador, no de un fracasado: Jesucristo es el que vence al pecado y a la muerte. Desde el amor de Dios, hemos de leer en clave positiva toda la vida, aunque nos resulte desconcertante muchas veces.

·         ¿Cómo actúa Dios en el mundo y en tu vida? ¿Cuáles son los signos de la acción de Dios en el mundo y en tu vida?

·         Dios actúa por medio de su Palabra. Ella es luz, consuelo, paz. Ella es lámpara para tus pasos. Con su Palabra el Señor ilumina la vida, te da a conocer su voluntad, te muestra el camino de la felicidad. Y la Palabra de Dios es eficaz. De un modo misterioso, imperceptible, el que acoge con humildad la Palabra de Dios como palabra de vida, el que cree en ella, y se fía de ella, ve como su vida es transformada por la Palabra. Como la semilla que -lentamente- va creciendo sin que el labrador sepa cómo.

·         Dios actúa por medio de la Iglesia. La Iglesia es el pueblo de Dios, propiedad del Señor. La Iglesia es sacramento, signo de la presencia de Dios que camina con su pueblo. En medio de la Iglesia, santa y pecadora, Dios se hace presente por medio de la predicación de la Palabra, de la celebración de los sacramentos y de la comunión en la caridad de los hermanos.

·         El que vive la paternidad de Dios en la maternidad de la Iglesia, el que puede gozar del misterio de la comunión eclesial por encima de las diferencias personales, el que puede caminar con los hermanos -santos y pecadores- sin escandalizarse de ellos, sino viviendo la Iglesia como un don, ve como su vida es transformada por Cristo, cabeza de la Iglesia, que, poco a poco, nos hace crecer en el amor hasta llegar a dar la vida.

·         Dios actúa por medio de los sacramentos. Los sacramentos son signos visibles de la presencia y del amor de Dios en los momentos fundamentales de la vida. Dios está presente en los sacramentos y en ellos nos comunica su fuerza, su gracia. De manera especial está presente en la Eucaristía, en la que el Señor tiene una presencia real. Él se nos comunica por medio del pan de la Palabra y por medio del pan de la Eucaristía. El que busca el encuentro con el Señor en los sacramentos, acoge su Palabra y desea vivir en comunión con Él, experimenta en su vida la fuerza transformadora de la gracia, que misteriosamente, nos va haciendo hombres nuevos.

·         Dios actúa por medio de la oración, vivida como encuentro con el Señor y como intercesión de unos por otros en medio de nuestras necesidades y de nuestros problemas. El poder de la oración es inmenso.

·         Dios actúa por medio de la Cruz, que es escándalo para unos y locura para otros, pero para nosotros es fuerza de Dios y sabiduría de Dios. En la vida todos tenemos experiencia de la Cruz: la enfermedad, problemas familiares, escolares, laborales; problemas con los amigos, con nosotros mismos… Ante la Cruz muchos se rebelan y se escandalizan.

·         Cuando en nuestra vida se nos concede el poder acoger la Cruz con cariño, confiando en el amor de Dios, descansando en la voluntad del Señor, acogiéndola como árbol de vida y no de muerte, entonces podemos experimentar que la misteriosa y fecunda acción de Dios a través de la Cruz: de árbol de muerte se convierte en árbol de vida y de salvación. En medio del dolor y del sufrimiento podemos experimentar el consuelo, la paz y la alegría de Dios que transforma nuestra vida.

·        Dios actúa en la historia de tu vida. Aunque te sorprenda, toda tu vida es una hermosa historia de amor y de salvación que Dios está haciendo contigo. Todos los acontecimientos de tu vida, incluso aquellos que aparentemente son negativos, forman parte de esa historia de amor. Dios actúa cada día en tu vida, aunque tú no te des cuenta. El te cuida, te muestra su amor en infinidad de detalles que pasan desapercibidos muchas veces. Él quiere hacer en ti obras grandes. Si le dejas, si dejas que Él sea el Señor de tu vida, hará en tí cosas increíbles.

 

 

A TI QUE ESTÁS SENTADO EN TU SILLÓN

 

 

A ti que estás sentado en tu sillón

atento, distraído, te reclamo

quiero que hagamos vida esta canción.

Y a Dios vayamos juntos de la mano.

Hasta ahora sólo hablamos en teoría

de un mundo que sería más cristiano

de un mundo que será sólo teoría si tú y yo

ahora no hacemos nada por cambiarlo.

De poco servirán nuestros esfuerzos

si en la calle no hacemos que se noten

las palabras que lanzamos a los vientos

que Cristo sigue vivo en cada hombre.

Ya no valdrán ni peros ni disculpas

que Cristo no es alguien con quien se juega

si nuestro mundo no cambia solamente será culpa

del que diciendo sí, luego reniega.

A ti que estás sentado en tu sillón

quisiera que no olvides este rato.

Dios ha pasado por este rincón

y quiere que a Él vayamos de la mano.

Diálogo en grupos

¿Qué te dificulta descubrir la acción de Dios en tu vida?

¿Cómo percibes la acción de Dios (signos concretos)?

¿Cómo puedes manifestar a los demás la acción de Dios?

 

 

 

 

Jesucristo,  el Hijo de Dios hecho hombre

 

Palabra de Dios

Filipenses 2, 5-11 Se rebajó hasta someterse a la muerte

Mateo 16, 13-17    ¿Y vosotros quién decís que soy yo?

Juan 1, 1-5; 9-14  La Palabra se hizo carne

Salmo 45 (44)        Eres el más bello de los hombres

Tito 2, 11-14           Ha aparecido la gracia de Dios

Hebreos 1, 1-6      De muchas maneras habló Dios...

 

 

Catequesis

 

 

·         En las catequesis anteriores hemos visto cómo la fe es una historia de amor entre Dios y nosotros. Hemos contemplado el amor de Dios que te busca desde toda la eternidad para vivir contigo una historia de amor y de salvación. Hemos visto como Él te anuncia la Buena Noticia de la salvación y te invita a la conversión. Hemos visto como Él no te deja solo, sino que está vivo y actúa en tu vida.

·         Hoy, el Señor te invita a descubrir que te ama tanto que ha querido hacerse hombre, como tú y como yo: en todo igual que nosotros, excepto en el pecado. Y todo ello para salvarte, para darte la vida, para rescatarte del pecado y de la muerte.

·         Jesucristo es la Buena Noticia del amor de Dios, la Buena Noticia de la salvación. No sólo anuncia la Buena Noticia, sino que Él mismo es la Buena Noticia..

·         Jesucristo es la prueba más evidentemente del amor y de la misericordia de Dios: Él, siendo rico se hizo pobre por nosotros, y nos amó hasta dar la vida, hasta morir en la Cruz. Por tí. Porque te ama más que nadie.

·         Ahora bien, ¿quién es Jesús? Para muchos no es más que un hombre bueno. Para otros, una especie de revolucionario social o político; para otros, un mago que hacía prodigios. Para otros, un líder que atraía las masas. Pero, ¿qué importa todo eso?

·         Lo verdaderamente importante es ¿quién es Jesús para tí?, ¿Qué es lo que pinta en tu vida? ¿Qué relación tienes con él?

·         ¿Quién es verdaderamente Jesús?

·         Jesús es el Cristo. Es decir, el Salvador. El único Salvador. Es la respuesta de Dios a todos los que sufren en su cuerpo y en su espíritu. Es la respuesta de Dios a tu sufrimiento. La cruz no es un fracaso, sino el signo del amor de Dios que se entrega hasta dar la vida. La cruz no es árbol de muerte, sino el árbol de la vida.

·         Jesús es el Señor. El mundo romano sólo llamaba Señor al Emperador. En la Biblia sólo se llama Señor a Dios. Jesús es el Señor. Jesús es verdadero Dios. Jesús es Señor del Universo: todo ha sido creado por Él y para Él.

·         Jesús es el centro de la historia. Él ha reconciliado al hombre esús es Señor de la historia. Él es el con Dios. El es Señor de la historia porque ha realizado en su vida la voluntad del Padre, porque ha sido obediente hasta la muerte y nos ha enseñado que su señorío no se ejerce por el dominio y la tiranía, sino por la obediencia y la entrega hasta dar la vida

·         Jesús es Señor de su Iglesia. Él la ha convocado y te llama a ti en ella. Él la alimenta y la ilumina con el Pan de la Vida y con el Pan de la Palabra. Él la vivifica por medio de su Espíritu.

·         Jesús es el Señor de tu vida. Porque Él te llama y te invita a ser su discípulo en la Iglesia. Porque Él te envía a la misión: tiene un proyecto de vida para tí. Porque Él actúa en tu historia y la convierte en historia de salvación. Porque si dejas que Él sea tu Señor Él te hará verdaderamente libre y feliz.

·         Jesús es el Hijo de Dios. Jesús reclama a sus discípulos una fe absoluta, incondicional, un seguimiento radical. Tú, ¿quién dices que soy yo? Jesús es la Palabra del Padre que se ha hecho hombre. Es Dios con nosotros. Es verdadero Dios y verdadero hombre. Él es el camino, la verdad y la vida.

·        Tu vida depende de la respuesta que le des: Y tú, ¿quién dices que soy yo?

 

 

Diálogo en grupos

 

¿Quién es para tí Jesucristo?

¿Cuáles son las principales dudas que tienes respecto de Jesús?

¿Qué deformaciones de Jesús conocer?

¿Qué implica confesar que Jesús es el Señor de tu vida? ¿A qué te compromete?

¿Cuál es tu experiencia de pertenencia a la Iglesia? ¿Cómo podrías mejorar, profundizar, esa pertenencia?

¿Cómo podrías contribuir a que los no creyentes vean en la Iglesia el rostro de Cristo?

 

 

Obediente hasta la muerte de Cruz

 

 

Palabra de Dios

Génesis 22               Sacrificio de Isaac

          Isaías 52, 13 53,12 Siervo de Yahvé

Salmo 21                  Dios mío, Dios mío

Lucas 23, 39-45      Los dos ladrones ante la Cruz

 

 

Catequesis

 

·         En las catequesis estamos contemplando el misterio y la grandeza del amor de Dios.

·         Hoy vamos a profundizar en este misterio del amor de Dios, y vamos a contemplar hasta dónde es capaz de amarnos Dios. Hoy, vas a ver cómo Dios te ama con locura, te ama a rabiar, te ama hasta dar la vida por ti.

·         Para comprender hasta dónde te ama Dios, Él te invita hoy a acercarte a Jesucristo crucificado, a que contemples la escena de la Cruz. ¿Qué ves en ella? En ella puedes ver a un hombre joven, que no ha muerto de enfermedad, ni de viejo. Puedes ver a un hombre que muere entre ladrones, condenado a muerte, tras una atroz tortura. Un hombre que muere fuera de la ciudad, como los marginados. Un hombre que muere despreciado, humillado, abandonado por sus amigos. Un hombre, sobre cuya cabeza, cuelga un misterioso y desconcertante letrero que dice: "Jesús Nazareno, el Rey de los judíos".

·         ¿Quién es éste? ¿Qué ha hecho? Este es Jesucristo, el Señor. Él es el más bello de los hombres. Es el Salvador. El Mesías, el Señor. Este el Siervo de quien había dicho el profeta: "Lo vimos sin aspecto atrayente, despreciado y evitado de los hombres, como un hombre de dolores acostumbrado a sufrimientos, ante el cual se ocultan los rostros, despreciado y desestimado. Maltratado, se humillaba y no abría la boca: como cordero llevado al matadero, como oveja ante el esquilador, enmudecía y no abría la boca" (Is 53).

·         Pero, ¿éste es el Rey de los judíos? Sí, es el Rey de los judíos. Pero su reino no es de este mundo. Su reino no se construye sobre el dinero, el poder, el dominio y la imagen, sino sobre la justicia, el amor y la paz. Su trono es la cruz, y su corona no es de oro, sino de espinas.

·         Ante esto, uno se queda desconcertado, e inevitablemente se pregunta ¿por qué?, ¿qué significa todo esto? Y la respuesta te la da Jesús: El buen pastor da la vida por las ovejas; nadie mayor amor que el que da la vida por sus amigos; los amó hasta el extremo... Esta es la respuesta: todo esto... porque te amo. Porque te amo con locura. Porque te amo más que nadie. Para que nunca puedas dudar de mi amor. Sí, la Cruz es el signo del amor incondicional y absoluto de Dios.

·         Y hoy, desde la Cruz, Jesús te dice: El que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, cargue cada día con la cruz y me siga. ¡Toma la cruz! ¡No tengas miedo!

·         Todos tenemos experiencia de la cruz en la vida. La cruz es aquello que te quita la vida. La cruz es lo que te hace sufrir. Y la cruz tiene mil caras.

·         A veces la cruz es la enfermedad, que te hace sufrir y te hace descubrir tu debilidad y tus limitaciones, o te hace depender de los demás.

·         Otras veces la cruz viene de los problemas familiares: a veces te quitan la vida los hijos que no viven como a ti te gustaría; otras veces es tu marido o tu mujer cuyos defectos y debilidades te hacen sufrir; otras veces es tu suegra o tu nuera...; otras veces es tu hermano con quien no te hablas; otras veces son tus padres que te quitan libertad o cuya enfermadad es una carga...

·         Otras veces la cruz viene de las relaciones con los vecinos o con los compañeros de trabajo, o con tu jefe... que, de una manera u otra, te van quitando la vida.

·         Otras veces, la cruz eres tú mismo. Porque muchas veces lo que te hace sufrir son tus manías, tus caprichos, tus debilidades, tu egoísmo...

·         La cruz es un misterio. Más que un misterio. San Pablo dice que la cruz es locura para unos y escándalo para otros, pero para los elegidos, es fuerza de Dios y sabiduría de Dios (cf. 1 Co 1). Y para tí, ¿qué es la cruz?

·         Si vuelves a la escena del Evangelio, allí puedes encontrar la clave. En la actitud de los dos ladrones encontramos la clave. El mal ladrón se rebela, se rebota, rechaza la cruz. Desde ella quiere juzgar a Dios, le pasa factura por la Cruz: ¿No eres tú el Salvdador? ¿No decías que me amabas? ¿Por qué entonces esto? Él se escandaliza ante la cruz, y, desde el escándadalo, no puede encontrarse con Jesucristo el Salvador. La cruz es para él árbol de muerte.

·         En cambio, el buen ladrón acepta con humildad la cruz. Y, desde la miseria de su vida, desde la conciencia de su debilidad, se acoge a Jesucristo, se refugia en el que puede salvarlo: Acuérdate de mí cuando llegues a tu reino. Y, desde la humildad y la confianza, escucha las palabras más bellas que puede cualquiera escuchar: Te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso. La aceptación confiada, la humildad, han transformado la cruz en un árbol de vida: la cruz ha sido para él su salvación.

·         Y esto es lo que el Señor te invita a hacer hoy. Te invita a tener un corazón como el del buen ladrón: lleno de humildad, confianza y aceptación de su voluntad. Hoy el Señor te dice: Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, que yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y econtraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera (Mt 11, 28).

·         ¡No tengas miedo a la cruz! ¡No tengas miedo al amor! ¡No tengas miedo a amar hasta el extremo! ¡No tengas miedo a dar la vida! ¡No tengas miedo a entregarte! La clave de la cruz nos la da Jesús: A mí nadie me quita la vida, sino que yo la entrego líbremente. ¡No tengas miedo a entregar tu vida por los demás: por tus hijos, por tu marido, por tu mujer, por tu suegra, por tus hermanos, por tu jefe, por tus vecinos, por la Iglesia, por... ¡No tengas miedo a la entrega! ¡No tengas miedo a la cruz! ¡No tengas miedo al amor!

·         ¡No tengas miedo! Porque el Señor bendice con creces el amor, la entrega, la fidelidad, la obediencia... la cruz. Porque cuando amas, te entregas, eres fiel, obedeces, cargas con la cruz... te niegas a ti mismo, entonces pones tu confianza en el Señor, descansas en Él, te fías de Él. Y Dios bendice todo esto. Él es el único que puede transformar la cruz, de dolorosa en gloriosa. El que puede transformar la muerte en resurrección, el dolor en gozo.

 

Diálogo en grupos

 

Comentar la Palabra de Dios proclamada

¿Qué consecuencias se derivan de la muerte de Jesús en la Cruz para tu vida cristiana?

¿Cómo vives la presencia de la cruz en tu vida? ¿Cómo hacer que esa cruz no te destruya, sino que sea fecunda?

 

 

 

 Jesucristo revelador del hombre.  Principio y fin de la creación.

 

DÍ QUE ES POR SU AMOR

 

 

Dí, que fue el Señor quien dio la vida,

que fue Jesús quien dio su vida con amor,

dí que es por su amor.

Dí, que sólo Dios puede amar tanto,

que sólo Dios quiso entregarte el corazón,

dí que por su amor.

DILE A TODO EL MUNDO

QUE SU DIOS ES EL QUE NACE

CADA DÍA, EN CADA HOMBRE,

DÍ QUE ES POR SU AMOR (bis).

Dí, que hay que contarle a todo el mundo,

que hay que decirle

que es Jesús quien nos amó,

dí que es por su amor.

Dí que por amor se hacen las obras,

que Dios confía en tu respuesta y tu labor,

dí que es por su amor.

Palabra de Dios

 

 

Lectura del libro del Génesis 3, 9-15

La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: "¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?" Respondió la mujer a la serpiente: "Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte."

Replicó la serpiente a la mujer: "De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal."

Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.

Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín.

 

Salmo: Romanos 8, 35-39

Nada nos separará del amor de Dios

¿Quién, pues, podrá arrebatarnos el amor de Cristo? ¿El sufrimiento, la angustia, la persecución, el hambre, la desnudez, el peligro, el miedo a la muerte? Ya lo anuncia la Escritura: Por tu causa estamos en trance de muerte cada día; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero. Pero Dios, que nos ama, nos hace salir victoriosos de todas estas pruebas.

Seguro estoy de que nada, ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni cualquiera otra suerte de fuerzas sobrehumanas, ni lo presente, ni lo futuro, ni poderes sobrenaturales, ni lo de arriba, ni lo de abajo, ni criatura alguna existente, será capaz de arrebatarnos este amor que Dios nos ha mostrado por medio de Cristo Jesús, Señor nuestro.

 

 

Nada nos separará del amor de Dios

Juan 10, 1-15

Os aseguro que quien no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino por cualquier otra parte, es un ladrón y un salteador. El pastor de las ovejas entra por la puerta. A éste el guarda le abre la puerta, y las ovejas en seguida reconocen su voz; él va llamándolas por su propio nombre, y las hace salir fuera del aprisco. Cuando ya han salido todas, se pone delante de ellas y les va abriendo camino; las ovejas siguen sus pasos, pues le reconocen por la voz. En cambio, nunca siguen a un extraño, sino que huyen de él, porque su voz les resulta desconocida.

Jesús les puso este ejemplo, pero ellos no comprendieron su significado. Entonces Jesús se lo explicó con estas palabras: - Os aseguro que yo soy la puerta del aprisco. Todos los que se presentaron con semejantes pretensiones antes de venir yo, eran ladrones y salteadores. Por eso las ovejas no les hicieron ningún caso. Yo soy la puerta verdadera. Todo el que entre en el aprisco por esta puerta, estará a salvo; entrará y saldrá libremente y siempre encontrará su sustento. El ladrón, cuando llega, no hace más que robar, matar y destruir. Yo he venido para que todos tengan vida, y la tengan abundante.

Yo soy el buen pastor. El buen pastor se desvive por las ovejas; no así el asalariado, que no es verdadero pastor ni propietario de las ovejas, y por eso, cuando ve venir al lobo, las abandona y huye dejando que el lobo haga estragos en unas y ahuyente a las otras. Y es que a él no le importa más que la paga; las ovejas le traen sin cuidado. Yo soy el buen pastor. Como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre, así conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí. Y doy mi vida por mis ovejas.

Tengo todavía otras ovejas que no están en este aprisco; a éstas también debo atraerlas para que se familiaricen con mi voz. Entonces habrá un solo rebaño, bajo la guía de un solo pastor.

 

 

Catequesis

 

 

·         En la primera catequesis vimos como la fe es una vida, una historia de amor entre Dios y nosotros, entre Dios y tú. Dios te ama. Él te busca desde toda la eternidad. Él quiere vivir contigo una historia de amor, una historia de amor y de salvación.

·         Vimos también (en la segunda catequesis) como Dios, que te ama más que nadie, te invita a la conversión. Te invita a aceptar la Buena Noticia del Evangelio. Te invita a vivir la vida nueva de los hijos de Dios. Te invita a vivir diariamente de la fe, a dejar que esa historia de amor sea el centro de tu vida. Dios te invita a descubrir su presencia y su acción en la vida de cada día.

·         Vimos también que el Señor te invita a descubrir que está vivo, que no te ha dejado solo. El Señor te anuncia que tu vida -que parece no importarle demasiado a nadie- para Él es muy importante. Tan importante que Él ha dado la vida por tí.

·         En la última catequesis vimos como María era un modelo de fe vivida porque ella tuvo a Dios como centro de su vida, escuchó su Palabra, la guardó en su corazón, se fió de Él y vivió cada día haciendo su voluntad y sirviendo a los demás. Además María intercede por nosotros. A ella le pedimos hoy, que interceda para que el Señor llene nuestro corazón y sea también el centro de nuestra vida.

·         Hemos escuchado en la primera lectura la historia del pecado original. La historia de Adán y Eva. ¿qué te ha parecido? Esa es tu historia y mi historia. ¿Cuántas veces has sentido en tu corazón el deseo de ser como Dios? ¿Cuántas veces has querido ser el señor de tu vida, el conductor de tu historia, el amo de tu tiempo, el poseedor de tus carismas…? ¿Cuántas veces te has creído que lo sabes todo, que lo puedes todo, que nadie tiene por qué enseñarte nada…? Esta historia, nuestra historia, es la historia del pecado original: escuchas a Dios pero no te acabas de fiar de Él, y te vas cerrando poco a poco a su Palabra. Este es el camino de la muerte, del vacío, del sinsentido, de la nada.

·         Dios te ama más que nadie: te ama con locura. Y te ama tanto que te ha creado libre. Y te ama tanto que respeta tu libertad, con todas las consecuencias. Te ama tanto y te respeta hasta el punto de que -como al hijo pródigo- te deja marcharte de casa, si eso es lo que realmente quieres. Te ama tanto que respeta incluso el que tú no quieras amarle y te apartes de él.

·         Y Dios te ama tanto que no puede pasar de ti. Te ama tanto que no se queda indiferente ante tu "pecado": quiere salvarte, quiere tu vida, quiere tu felicidad. Tú eres importante para Él. Él "sufre" por tí. Y Él sale cada tarde al encuentro de tu vida. Él te busca. Él te desea.

·         Por ello, cuando se cumplió el tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos el ser hijos por adopción (cf. Gálatas 4, 4-5). Y nos amó tanto que a pesar de su condición divina, no se aferró a su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó, obedeciendo hasta la muerte, y una muerte de cruz (cf. Filipenses 2, 6-11).

·         Dios se hace hombre en Jesucristo para rescatarnos, y nos ama hasta dar la vida. Jesucristo es la Palabra del Padre que nos muestra y nos enseña cuál es la verdad y la voluntad del Padre sobre el mundo y sobre el hombre.

·         Jesucristo es la luz del mundo. Él ha venido a iluminar tu vida. El Evangelio nos dice que Jesús sintió lástima de la gente porque andaba errante, como ovejas que no tienen pastor. Sin Jesucristo continuaríamos en la oscuridad, en las tinieblas, estaríamos perdidos, desorientados, confundidos, mareados… ¿Cuánta gente así conoces a tu alrededor?

·         ¿Cuáles son las "grandes tinieblas" que oscurecen hoy nuestra vida y que Jesucristo ilumina con su luz?

·         Jesucristo nos revela la verdad sobre el hombre: nos enseña qué es ser persona:

·         El hombre -tú y yo- no es fruto de la casualidad, del azar, o de la planificación. Tú existes y estás aquí porque Dios te ama desde toda la eternidad y tiene un proyecto sobre tu vida y quiere que colabores en la Historia de la Salvación. Dios no te ama porque existes, sino que existes porque te ama. Por eso, eres importante para Dios: eres su creatura.

·         El hombre no es un ser para la muerte, ni una pasión inútil, ni una hucha que hay que intentar inútilmente llenar con el dinero. Estás creado a imagen y semejanza de Dios. Eso hace que seas único e irrepetible. Y, como Dios es amor, tú, creado a imagen y semejanza de Dios, estás creado para amar, y sólo serás feliz en la medida en que ames: en la medida que sirvas a tus hermanos, en lugar de servirte de ellos, y en la medida en que vivas desde el amor Dios y para el amor de Dios. Dios te ha dado un corazón tan grande que sólo Él puede llenarlo. ("Nos hiciste para tí, Señor, y nuestro corazón andará inquieto hasta que no descanse en ti" - S. Agustín. "Sólo Dios basta" - Santa Teresa).

·         El hombre ni lo sabe todo ni lo puede todo. En su debilidad se ve esclavo de su egoísmo. La verdadera libertad del hombre no está en hacer lo que le apetece sino en desear y hacer la voluntad de Dios. Ésta es la clave de la felicidad: negarse a uno mismo para hacer la voluntad de Dios, descansando y confiando su amor, en que lo que Él quiere siempre es lo mejor: Él te ama más que nadie, ha dado la vida por ti y te cuida con cariño cada día de tu vida: El Señor es mi pastor nada me falta; Nada nos separará del amor de Dios.

·         Dios te ama tanto que no se conforma con vivir contigo una historia de amor que dure cien años. Dios te ama tanto que ni el tiempo puede limitar su amor. Te quiere desde toda la eternidad y te quiere para toda la eternidad. Él te invita a vivir una vida que no tiene fin: la vida eterna. Este debe ser el horizonte y el hilo conductor de tu vida. De nada te sirve ser el más rico del mundo, el más listo, el que mejores notas sacas… si vives de espaldas a Dios y te privas a ti mismo de la vida eterna ("Dios que te creó sin ti, no te salvará sin ti". S. Agustín).

·         Jesucristo nos revela la plenitud del ser persona: el hombre nuevo:

·         El modelo de tu vida no es Ronaldo…… sino Jesucristo: él es el único Señor, el único Maestro, el único Modelo de tu vida. El modelo que Jesucristo nos presenta es el del Buen Pastor que da la vida por las ovejas, que te invita a descubrir que se es más feliz al dar que al recibir, y que sólo encontrará la vida el que generosamente la entregue. Jesucristo es el modelo del hombre nuevo: ha vivido una vida de fidelidad y obediencia a la voluntad del Padre, ha vivido los valores del Reino (bienaventuranzas…) y se ha entregado por amor hasta dar la vida.

·         El hombre viejo es el que vive de espaldas a Dios. Vive desde el orgullo y la autosuficiencia, no se entrega a los demás sino que se sirve de ellos, y tiene como valores el dinero, el poder, el prestigio y el placer.

·         El hombre nuevo es el que tiene los mismos sentimientos y actitudes que Cristo Jesús (cf. Flp 2,4). Sólo a través de Jesucristo, identificándonos con Él, viviendo como Él vivió, llegamos al Padre y nos realizamos plenamente como personas: Nos hiciste…

·         Jesucristo nos revela el sentido de nuestra vida como personas: corresponder al amor del Padre. Por ello:

·         Eres llamado: personalmente, por tu nombre.

·         Eres consagrado: tu vida ya no te pertenece. Eres de Dios. Estás en sus manos.

·        Eres enviado: tienes una misión concreta en la historia de la salvación.

 

 

LA VIDA TE DOY

 

 

No creó Dios la vida

para que fueras

a guardarla en una habitación.

Si la vida existe

es para derrocharla a manos llenas.

No creó Dios la vida

para que fueras

a esconderla en tu corazón,

existe para que exista yo mismo,

si lo hago brotar en tí.

PORQUE EL AMOR ESTÁ

EN DESHACER MI VIDA

POR LOS DEMÁS.

FUNDIÉNDOLA EN EL MAR,

PUES SÉ QUE ES ASÍ.

PARA ENTREGARLO

TODO HE DE NEGARME A MÍ

Y ASÍ GANAR LA VIDA

QUE TIENE PARA MÍ.

DEJAR MI OSCURIDAD,

SEGUIR TU LUZ;

VIVIR, RESUCITAR EN TÍ.

No se humilló Dios

al nacer en el más grande suburbio,

sólo porque sí, si se acercó a mí,

fue para hacerme uno con Él, uno con Él.

No se dejó clavar Jesús

en dos trozos de madera a causa de nada.

El entró en mi ser, para darme la vida,

que yo te daré, que yo te daré.

 

 

Diálogo en grupos

 

 

·        ¿Qué personas concretas son modelo para tí y para la gente que te rodea? ¿Qué valores concretos descubres en ellos para que sean "modelo"?

·        ¿Qué valores descubres en Jesucristo que te inviten a tenerlo como modelo?

·        ¿En qué se parecen y en qué se diferencian los modelos humanos, de Jesucristo?

·        ¿Ponte tú mismo como modelo? ¿Cuáles son los valores que constituyen el centro de tu vida? ¿A qué modelo se parecen?

·        ¿Qué significa Convertíos y creed en el Evangelio?

 

 

 







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