Los laicos se preguntarán: ¿Leyendo textos antiguos de espiritualidad escritos por monjes y eremitaños?
A una persona del siglo XXI ¿le conviene leer textos antiguos escritos por monjes? Si soy una persona laica ¿los eremitaños pueden enseñarme algo? ¿O hay que dejar estos textos para los sacerdotes y religiosos?
Comentando la "Escala de San Juan Climaco" Benedicto XVI nos ayuda a acercarnos a los textos antiguos y de monjes y sacarles provecho:
"En este punto, se impone una última pregunta: la Escala, obra escrita por un
monje eremita que vivió hace mil cuatrocientos años, ¿puede decirnos algo a
los hombres de hoy? El itinerario existencial de un hombre que vivió siempre
en el monte Sinaí en un tiempo tan lejano, ¿puede ser de actualidad para
nosotros? En un primer momento, parecería que la respuesta debiera ser "no",
porque san Juan Clímaco está muy lejos de nosotros. Pero, si observamos un
poco más de cerca, vemos que aquella vida monástica sólo es un gran símbolo
de la vida bautismal, de la vida del cristiano. Muestra, por decirlo así,
con letra grande lo que nosotros escribimos cada día con letra pequeña. Se
trata de un símbolo profético que revela lo que es la vida del bautizado, en
comunión con Cristo, con su muerte y su resurrección.
Para mí es particularmente importante el hecho de que el vértice de la
"escala", los últimos peldaños, sean al mismo tiempo las virtudes
fundamentales, iniciales, las más sencillas: la fe, la esperanza y la
caridad. Esas virtudes no sólo son accesibles a los héroes morales, sino que
son don de Dios para todos los bautizados: en ellas crece también nuestra
vida. El inicio es también el final, el punto de partida es también el punto
de llegada: todo el camino va hacia una realización cada vez más radical de
la fe, la esperanza y la caridad. En estas virtudes está presente la
ascensión. Fundamentalmente es la fe, porque esta virtud implica que yo
renuncie a mi arrogancia, a mi pensamiento, a la pretensión de juzgar sólo
por mí mismo, sin confiar en los demás.
Este camino hacia la humildad, hacia la infancia espiritual, es necesario:
hace falta superar la actitud de arrogancia que lleva a decir: en mi tiempo,
en el siglo XXI, yo sé mucho más de lo que sabían los que vivían entonces.
Al c