Dichos de los Sabios de Israel: 22. La Paz y 23. Odio y Cólera
E. JIMENEZ
HERNANDEZ
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1. La paz es fruto de la humildad
2. Los amantes de la paz son amados
3. Quien ama la paz muere en paz
5. La paz armoniza fuego y granizo
6. La paz, primogénita
de la creación
1. La paz y el amor van juntos
2. La cólera lleva a la perdición
3. La vida de un hombre vale la creación entera
1. LA PAZ ES FRUTO
DE LA HUMILDAD
Hillel dice: Sé de los discípulos de Aarón, que aman la paz y corren
tras ella, aman a las criaturas y las atraen a la Torá.
Sé de los discípulos de Aarón. Sé humilde como lo fue Aarón, porque está
dicho: “Buscad a Yahveh, humildes de la tierra, que habéis ejecutado su
dictamen” (So 2,3). Y también dice: “Fruto de la humildad y del temor de
Yahveh son riqueza y vida” (Pr 22,4). Y dice la Escritura: “Y los
humildes poseerán la tierra, y se deleitarán en abundante paz” (Sal
37,11).
2. LOS AMANTES DE
LA PAZ SON AMADOS
Aarón saludaba[1]
a los hombres rebeldes de Israel. Por eso, cuando uno de ellos iba a
cometer una transgresión, se decía: ¡Ay de mí!, mañana vendrá Aarón y me
saludará. ¿Cómo voy a devolverle el saludo? Se avergonzaba y no pecaba.
Asimismo cuando un hombre se peleaba con su esposa y la echaba de casa,
Aarón iba junto a él y le decía:
-Hijo mío, ¿por qué has peleado con tu mujer?
Le contestaba:
-Porque me ha ofendido.
-Te garantizo, -le decía-, que no te ofenderá más desde ahora.
Se iba después junto a la mujer y le decía:
-Hija mía, ¿por qué te has peleado con tu marido?
Le respondía ella:
-Porque me ha pegado y maldecido.
-Te garantizo, -le decía-, que no te pegará ni maldecirá más desde
ahora.
Y así actuaba siempre Aarón hasta que hacía volver a la esposa a casa de
su marido. Cuando ella quedaba encinta y daba a luz un hijo, decía:
-No se me ha dado este hijo mas que por el mérito de Aarón.
Por eso, cuando Aarón murió, más de veinticuatro mil hijos y nietos
hicieron duelo junto a su féretro, según se dice: “Todos los de la casa
de Israel lloraron a Aarón por espacio de treinta días” (Nm 20,29).
3. QUIEN AMA LA PAZ
MUERE EN PAZ
Respecto a Moisés, ¿qué dice la Escritura?
“Los hijos de Israel lloraron a Moisés en la estepa de Moab por espacio
de treinta días” (Dt 34,8). Acerca de Aarón, ¿qué dice la Escritura?
“Cuando vio toda la comunidad que Aarón había expirado,
todos los
de la casa de Israel lloraron a Aarón por espacio de treinta días” (Nm
20,29). ¿Por qué a Aarón le lloró todo Israel y a Moisés sólo le
lloraron parte de ellos? Porque Moisés era juez y es imposible juzgar a
favor de los dos litigantes a la vez. Aarón, en cambio, no era juez,
antes bien llevaba la paz entre unos hombres y otros. Por eso todo
Israel lloró a Aarón y sólo una parte de ellos a Moisés.
Cuando Moisés vio el féretro de Aarón extendido y a los mismos ángeles
en pie lamentándose, deseo aquella muerte, según se dice: “Y muere en la
montaña adonde hayas subido y reúnete a tus mayores, como murió Aarón,
tu hermano, en el monte Hor y se reunió con sus mayores” (Dt 32,50) con
la misma muerte que has deseado.
“Que aman la paz y corren tras ella”. Esto es para enseñarte que a todo
el que trae paz a la tierra, la Escritura se lo tiene en cuenta como si
lo hubiera hecho en lo alto, según se dice: “Poder y temor están con él;
e impone la paz en sus alturas” (Jb 25,2).
Aunque tengas que correr tras ella de ciudad en ciudad, de plaza fuerte
en plaza fuerte, de provincia en provincia, no dejes de traer la paz,
pues vale lo que todos los mandamientos que hay en la Torá, según se
dice: “¡Apártate del mal y haz el bien: busca la paz y corre tras ella!”
(Sal 34,15).
R. Simón b. Eleazar dice: Si un hombre permanece en su lugar y se queda
inactivo, ¿cómo podrá perseguir la paz entre unos y otros? Debe salir de
su lugar y ponerse en camino alrededor del mundo y perseguir la paz,
según se dice: “Busca la paz y ve tras ella”. ¿Cómo es esto? Búscala en
tu propio lugar y ve tras ella en otro lugar.
Y R. Yosé dice: Si un hombre se quedara en su casa y no saliera al
mercado, ¿cómo iba a llevar la paz entre los hombres? Pero gracias a que
sale al mercado, ve a los hombres pelearse, se puede introducir entre
ellos y conciliarlos.
Pero Rabbán Simón b. Gamaliel dice: A todo el que hace reinar la paz en
su casa, la Escritura se lo tiene en cuenta como si hiciera reinar la
paz entre todos los hombres. Pero todo el que enciende la envidia y la
división en su casa es como si las arrojara por todo el mundo. Pues cada
uno es rey en su casa, según se dice: “Que todo hombre gobierne en su
casa” (Est 1,22).
5. LA PAZ ARMONIZA
FUEGO Y GRANIZO
Del mismo modo el Santo, bendito sea, puso paz en lo alto. Y ¿qué paz
puso el Santo, bendito sea, en lo alto? No dio el nombre de Gabriel a
diez ángeles, ni el de Miguel a diez ángeles, ni el de Uriel a diez
ángeles, ni el de Rafael a diez ángeles, a la manera de los hombres que
llaman a diez personas Rubén, a diez Simón, a diez Judá. Porque si El
hubiera actuado del mismo modo que los hombres hacen, cuando llamara a
uno de ellos, se presentarían todos ante él celosos unos de otros. Por
el contrario, puso el nombre de Gabriel a uno solo, el de Miguel a otro,
y cuando llama a alguno de ellos, ese viene a presentarse ante El y se
va a cumplir su misión. Así el Santo, bendito sea, “impone la paz en las
alturas” (Jb 25,2). Por ello, dice la Escritura: “Hubo así pedrisco y
fuego entremezclado con el pedrisco” (Ez 9,24). El fuego no daña al
granizo ni el granizo daña al fuego. Por eso el Omnipotente creó ángeles
de fuego y ángeles de granizo sin que se dañen el uno al otro.
Es tal la paz en el cielo que se armonizan hasta el fuego y el granizo.
Así vemos que el firmamento es de agua y las estrellas son de fuego y
habitan juntos y no se dañan uno a otro.
6. LA PAZ,
PRIMOGENITA DE LA CREACION
Un filósofo preguntaba a Rabbán Gamaliel:
-¿Quién es el primogénito del mundo?
Contestó:
-La paz.
-¿De dónde lo sabemos?
-He aquí que la Escritura dice: “El que formó la luz y creó las
tinieblas, el que hizo la paz” (Is 45,7) y creó todas las cosas. Después
de que el Omnipotente creó la paz, volvió y creó todas las cosas. Y así
dice la Escritura: “Apártate del mal y obra lo bueno: busca la paz y ve
tras ella” (Sal 34,15).
1. LA PAZ Y EL AMOR
VAN JUNTOS
Aman a las criaturas. ¿De qué manera? Como lo
encontramos respecto a los pertenecientes a la generación anterior a la
dispersión de la Torre de Babel, según se dice:
“Toda la tierra
hablaba la misma lengua con las mismas palabras”. Debido a que se amaban
mutuamente no quiso el Santo, bendito sea, hacerlos desaparecer del
mundo, sino que únicamente los dispersó por los cuatro confines.
Sin embargo, a los habitantes de Sodoma, a causa de que se odiaban uno a
otro, el Santo, bendito sea, los hizo desaparecer de este mundo y del
mundo venidero, según se dice: “Ahora bien los hombres de Sodoma eran
malos y pecadores contra Yahveh en extremo” (Gn 13,13).
“Malos”
uno con otro. “Pecadores”
se refiere a las relaciones sexuales ilícitas. “Contra Yahveh” se
refiere a la profanación del Nombre. “En extremo”, pues pecaban
premeditadamente. Esto te enseña que por odiarse ellos, el uno al otro,
el Santo, bendito sea, les hizo desaparecer de este mundo y del mundo
venidero.
2. LA COLERA LLEVA A LA PERDICION
R. Aqiba decía: El que estampa su comida en el suelo o tira sus monedas
cuando está enojado, no partirá de este mundo sin haber padecido la
necesidad de sus prójimos.
Igualmente solía decir: El que, cuando se enoja, desgarra sus vestidos o
rompe su vajilla, acabará sirviendo a los ídolos. Porque tal es el arte
de la inclinación al mal, hoy le dice al hombre: “desgarra tus
vestidos”, y mañana le dirá: “Sirve a los ídolos”, y él irá y servirá a
los ídolos.
3. LA
VIDA DE UN HOMBRE VALE LA CREACION ENTERA
Todo el que hace perecer a una sola persona, la
Escritura se lo tiene en cuenta como si hiciera perecer a todo el mundo. Así
lo encontramos respecto a Caín que mató a Abel, su hermano, según se dice:
“La voz de las sangres
de tu hermano clama a mí” (Gn 4,10). Aunque sólo derramó la sangre (dm)
de uno, se dice sangres (dmym)
en plural. Esto nos enseña que la sangre de los hijos de Abel, la de sus
nietos, y la de todos sus descendientes hasta el fin de las generaciones,
que hubieran surgido de él, todas esas sangres estaban gritando ante el
Santo, bendito sea. De aquí aprende que la vida de un solo hombre equivale a
la obra de toda la creación.