Dichos de los Sabios de Israel: 9. Contra la Idolatría y 10. Honrar a los Padres
E. JIMENEZ
HERNANDEZ
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3. Mejor morir que la idolatría
1. Honrar a los padres es honrar al Creador
2. ¿Cómo es el honor debido a los padres?
3. El Santo premia a quien honra a los padres
El Santo, bendito sea, dijo a Israel: “Yo os he dado mi Torá para
dejaros un dominio, no me irritéis ni rompáis mi alianza, dándome celos
con ídolos. No os prosternéis frente a los muertos, sino ante quien
tiene en su mano la vida y la muerte” (Dt 32,39) y en cuyas manos está
el alma de todo ser vivo. No aprendáis de los gentiles, cuya conducta es
vana, como está escrito: “Son cosa vana, obra ridícula, al tiempo de su
castigo morirán” (Jr 10,15), “no es como esos la porción de Jacob, pues
el Creador de todas las cosas es El” (Jr 10,16).
De aquí, enseñaron los sabios, bendita sea su memoria: El Santo, bendito
sea, librará de la angustia a quienes confían en El, como salvó a
Abraham, nuestro padre, del horno de fuego, cuando Ninrod, el impío, le
arrojó al fuego por confiar en el Santo, bendito sea y no querer
postrarse ante el ídolo.
El Santo, bendito sea, libró también a Ananías, Misael y Azarías del
horno de fuego al que los arrojó Nabucodonosor, por confiar en Yahveh y
no postrarse ante su ídolo.
2. AUNQUE EL IDOLO NO
SEA NADA
Dijo Zonin, el superintendente de Rabbán Gamaliel, a R. Aqiba:
-Tú y yo sabemos que los ídolos no son nada, pero vemos que de la gente
que acude a ellos, el cojo se cura, el ciego recobra la vista y al sordo
se le abren los oídos.
-¡Insensato!, -respondió-, te voy a poner un ejemplo. ¿A qué se parece
esto? A un hombre que había en una ciudad y prestaba a la gente con
interés, procurando siempre prestar su dinero ante testigos. Pero una
vez prestó a un hombre sin aval y sin testigos. La mujer de éste, le
dijo:
-Negaremos que nos ha prestado.
Le contestó el marido:
-De ningún modo. ¿Acaso porque él obró de forma inadecuada vamos a echar
a perder nuestra lealtad?
De igual manera, aunque al que vaya al ídolo le hubiera llegado el
tiempo de curarse, el Santo, bendito sea, dice:
-Aunque es un insensato, que ha obrado inconvenientemente, se curará de
su enfermedad como estaba previsto.
Pero añadió:
-Ocurrió que un judío cojo había oído hablar de la existencia en cierto
lugar de un ídolo, al que acudían todos los enfermos del mundo y se
curaban. También él decidió ir allí a curarse. Entró en el templo del
ídolo con los enfermos y a media noche vino un hombre que traía en su
mano un frasco de óleo, con el que ungía a los enfermos y se curaban.
Cuando llegó junto a él le dijo:
-¿No eres judío?
-Sí.
-¿Y a qué has venido tú aquí?
-A curarme.
Le dijo:
-¿Es que no sabes que es el mismo diablo el que hace estas cosas para
hacerlos extraviarse tras la idolatría y exterminarlos del mundo? Pero a
ti, ¡por tu vida!, mañana te iba a llegar el momento de curarte, pero
por haber venido aquí, ya no te curarás nunca.
3. MEJOR MORIR QUE LA
IDOLATRIA
Por eso está dicho que el hombre ha de alejarse de la idolatría y,
aunque fueran a quitarle la vida, no debe servir a los ídolos, pues El
nos dijo: “Y amarás a Yahveh, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu
alma” (Dt 6,5).
Por ello enseñan los sabios, bendita sea su memoria: El hombre no debe
servir a la idolatría por miedo a la muerte, pues el dolor de la muerte
sólo dura un instante, después del cual descansará en el jardín del
Edén.
Una mujer tenía siete hijos; fueron llevados ante un príncipe, que dijo
al mayor:
-Sirve a los ídolos.
-No puedo renegar de mi Dios, que desde hace tiempo nos ha prescrito:
“Yo soy Yahveh tu Dios” (Ex 20,2).
Lo sacaron fuera y lo mataron. Llamó al segundo y le dijo:
-Sirve a los ídolos.
-No puedo renegar de mi Dios, que desde hace tiempo nos ha prescrito:
“No tendrás otros dioses” (Ex 20,3).
Lo sacaron fuera y lo mataron. Llamó al tercero y le dijo:
-Sirve a los ídolos.
-No puedo renegar de mi Dios, que desde hace tiempo nos ha prescrito:
“No te postrarás ante otro Dios” (Ex 34,14).
Lo sacaron fuera y lo mataron. Llamó al cuarto y le dijo:
-Sirve a los ídolos.
-No puedo renegar de mi Dios, que desde hace tiempo nos ha prescrito:
“No te postrarás ante sus dioses” (Ex 23,24).
Llamó al quinto y le dijo:
-Sirve a los ídolos.
-No puedo renegar de mi Dios, que desde hace tiempo nos ha prescrito:
“Escucha, Israel, Yahveh es tu Dios, Yahveh es Uno” (Dt 6,4).
Llamó al sexto y le dijo:
-Sirve a los ídolos.
-No puedo renegar de mi Dios, que desde hace tiempo nos ha prescrito:
“Sabe, pues, y reflexiona en tu corazón que Yahveh es el único Dios” (Dt
4,39).
Llamó al séptimo y le dijo:
-Sirve a los ídolos.
Respondió:
-Espera e iré a consultar a mi madre.
-Ve.
Fue a ver a la madre y le dijo:
-Madre mía, ¿qué debo hacer en este asunto?
Le respondió la madre:
-¿Acaso deseas que tus hermanos se sienten en la morada de Dios y tú
permanezcas separado de ellos? No obedezcas esa orden y no te separes de
tus hermanos.
Volvió el pequeño junto al príncipe, quien le preguntó:
-¿Qué vas a hacer?
-No puedo renegar de mi Dios, que desde hace tiempo nos ha prescrito:
“Hoy has de afirmar que Yahveh será tu Dios y Yahveh te asegurará que
serás su pueblo peculiar” (Dt 26,17-18). Nosotros juramos que no lo
cambiaríamos por otro, y El juró que no nos cambiaría por otra nación.
El príncipe le dijo:
-Voy a tirar mi anillo al suelo, inclínate y recógelo, para que crean
que has cumplido mi deseo.
Le respondió el joven:
-¡Ay de ti, príncipe, ay de ti!, si tanta importancia tiene tu gloria,
mucho más tiene la del Santo, bendito sea. No renegaré de El.
Lo sacaron fuera y lo mataron como a todos sus hermanos. La madre pidió
a los soldados:
-Os pido, por favor, que me lo entreguéis para que lo bese. Fue y lo
besó. Y tras los hijos murió también la madre (2M 7). Entonces se oyó
una voz celestial que dijo:
-La madre de los hijos está alegre, pues ella y sus hijos tienen un
lugar en el mundo futuro, al lado de los justos, en el jardín del Edén.
“Me metió en su bodega” (Ct 2,4). Rabbí Abá opinó que la Asamblea de
Israel dijo: Me metió el Santo, bendito sea, en una gran bodega, esto
es, en el Sinaí y allí me entregó la Torá.
R. Meir opinó que la Asamblea de Israel dijo: Me dominó la mala
inclinación como si fuera vino y dije al becerro: “Esto es tu Dios,
Israel” (Ex 32,4). Porque el vino entra en el hombre y lo confunde.
Pero le increpó R. Yehudá: Ya está bien, Meir. No se interpreta el
Cantar para avergonzar, sino para alabar, pues no se compuso el Cantar
mas que para alabanza de Israel.
-¿Y qué significa “me metió en su bodega”?
-Que dijo la Asamblea de Israel: Me metió el Santo, bendito sea, en la
bodega del Sinaí y allí me entregó las enseñas que son la Torá, los
Mandamientos y las buenas obras, y todo ello lo recibí con gran amor,
como está escrito: “Y su estandarte hacia mí es el amor”" (Ct 2,4).
1. HONRAR A
LOS PADRES ES HONRAR AL CREADOR
Según los sabios, bendita sea su memoria, el Santo, bendito sea, dijo: A los
padres, de los que naciste, hónralos como a mí. Al vientre, en el que fuiste
engendrado, hónralo; a los pechos que te amamantaron, aliméntalos, pues
estuvieron conmigo cuando te creé, pues está dicho: “Honra a tu padre y a tu
madre para que se prolonguen tus días sobre el suelo que Yahveh, tu Dios, te
da” (Ex 20,12).
Rabbí Judah enseñaba:
El honor debido al padre y a la madre es agradable a los ojos de Aquel que
lo dijo y el mundo existió. El considera el honor y el respeto debido a los
padres igual que el debido a El. Igualmente maldecir a los padres se
considera igual que maldecir al Santo, bendito sea.
Está escrito: “Honra a tu padre y a tu madre” (Ex 20,12) y también, en
correspondencia: “Honra a Yahveh con tus riquezas” (Pr 3,9). El honor debido
al padre y a la madre y el honor debido al Santo, bendito sea, son, pues,
considerados iguales.
También está escrito: “Respete cada uno de vosotros a su madre y a su padre”
(Lv 19,3); con esto se corresponde lo escrito: “Temerás a Yahveh, tu Dios”
(Dt 6,13). El respeto a la madre y al padre son, pues, iguales al respeto
debido al Santo, bendito sea.
También está escrito: “Quien maldiga a su padre o a su madre morirá” (Ex
21,17). Y lo mismo está escrito: “Cualquiera que maldiga a su Dios, cargará
con su pecado” (Lv 24,15). Maldecir al padre o a la madre se considera, por
tanto, igual que maldecir al Santo, bendito sea.
2. ¿COMO ES EL
HONOR DEBIDO A LOS PADRES?
¿Cómo se los debe honrar? Con comida, con bebida, con vestidos limpios, al
entrar y al salir.
¿Cómo se los debe respetar? No sentándose en su sitio ni contradiciendo sus
palabras.
3. EL SANTO
PREMIA A QUIEN HONRA A LOS PADRES
A todo el que honra a su padre y a su madre, el Santo, bendito sea, se lo
contará como si lo honrara a El, pero al que desprecia a su padre y a su
madre, el Santo, bendito sea, se lo contará como si lo despreciara a El.
Cuando el Santo, bendito sea, ve que uno honra a su padre y a su madre, le
alarga los días y los años. Pero quien deshonra a su padre merece ser
colgado de un madero y lapidado con piedras, como aconteció a Absalón, hijo
de Maaka, que, por deshonrar a David, su padre, se quedó colgado de una
encina, fue arrojado a una gran fosa y echaron sobre él un montón de piedras
(2S 18,9ss).