TALLERES DE ORACIÓN ACTITUDES, FORMA Y CONTENIDOS
DE ORACIÓN
Contenido
ACTITUDES, FORMA Y CONTENIDOS DE ORACIÓN UNA TEORÍA Y METODOLOGÍA ASEQUIBLE A UNO QUE EMPIEZA ACTITUDES PARA LA ORACIÓN: LO QUE LA ORACIÓN ES Y NO ES Actitudes auténticas en la oración 4. Abandonarse a la acción de Dios 5. Respóndete algunas preguntas 1. ¿Qué supone cualquier tipo de oración? 2. ¿Qué clase de actividad es la oración? ANTE LAS DISTRACCIONES EN LA ORACIÓN 2. Elaborar la propia definición Introducción
En las convivencias, el
joven debe aprender a orar personalmente, ha de sentirse animado a mantener
cada día unos minutos de oración El que ya reza, ha de ampliar el horizonte de
su oración hasta poder convertir su vida en una oración continua. Nos encontramos con jóvenes deseosos de mejorar su vida de oración
y capaces de seguir su aprendizaje de un modo continuo: a éstos les van, como
el anillo al dedo, las convivencias dedicadas a la plegaria donde realizamos la
escuela de oración con sus respectivos talleres. Para los que no están acostumbrados y no sienten deseos de meter
se en el mundo de la oración, realizamos, de vez en cuando, alguno de ellos,
como ejercicios esporádicos para que vayan haciendo camino a andar. Aquí presentamos algunos de ellos, los que nos han parecido más
asequibles y sencillos, dejando los más largos y que requieren más material, para
otra ocasión. 1. Para aprender a orar
Para quienes lo desean
mantenemos unos encuentros específicos, donde vamos combinando la teoría y la
práctica de la oración. Pretendemos crear una escuela en la que aprendan a
orar: · en cualquier circunstancia
de su vida; · la Palabra se convierta en fuente de meditación; · la oración sea algo tan habitual en ellos como la misma vida; · organicen sus momentos de “desierto” de un modo constante y
habitual para reiterarse a orar. La oración auténtica es muy
humanizante y ayuda al joven a ser mucho más persona, le ayuda a purificar su
“yo”, siempre dispuesto a creerse el mejor o a huir de la realidad. En
definitiva, poco a poco y sin darse cuenta, la oración acerca cada vez más a
Dios, a imagen del cual ha sido creado el hombre y le hace disponible a su
voluntad. COMO HACEMOS LOS ENCUENTROS
Estos
“encuentros-escuelas" suelen durar tres días y, si se realizan durante el
verano, hasta una semana entera. En ellos, además de la marcha común del
encuentro, se van intercalando los talleres de oración, donde está presente un
animador, que dirige y hace camino con el grupo. En estos talleres se pretende abrir el horizonte de la oración y
que el joven halle motivos para orar en cualquier ocasión, como puede ser el
encuentro con la ..cosa" más sencilla con la que están conviviendo cada
día, hasta meterse en la meditación de la Palabra de Dios y de los salmos,
pasando por la oración en los acontecimientos de su vida. El animador intentará ..meter" con la cabeza y el corazón a
su grupo en la oración, dialogará sobre las dificultades que encuentran e
intentará desbrozar el camino para que se convierta en una senda ancha y habitual
. En los encuentros que no tienen esta especificidad. se puede hacer
alguno de estos ejercicios, si la marcha de la reunión lo permite. Durante las
convivencias, con mucha frecuencia, aparecen cuestiones que ayudan a retomar
algún aspecto de la oración y a realizar alguno de estos ejercicios. Nos valemos de la reconciliación y de la dirección espiritual para
invitar, personalmente, a realizar alguno de estos ejercicios de un modo
habitual . En los grupos hacerlo así: a cada uno se le entrega una ficha que
explica la dinámica del taller que se va a realizar; el animador de grupo la
explica y pone algún ejemplo para que “comprendan" el trabajo propuesto.
Se responde a las dudas y preguntas que se suscitan en el grupo: cada uno
contrasta lo que se dice con su experiencia, y se dialoga en pequeño grupo. En
algunas fichas se requiere realizar ejercicios prácticos, antes de empezar,
para que se “comprenda" el objetivo. Después de la presentación en pequeño grupo, cada uno se retira
para pensar, hacer hablar al corazón y realizar la experiencia propuesta; al
cabo de un tiempo prudencial (depende de la edad), se vuelve al lugar de la
reunión para comentar cómo ha ido el trabajo, dificultades, impresiones que se
han sacado, sobre qué ha trabajado cada uno, etc. Durante el día se realiza alguna oración comunitaria, donde se
reza con las oraciones creadas y donde se vierten los sentimientos que se han
vivido. UNA TEORÍA Y METODOLOGÍA ASEQUIBLE A UNO QUE EMPIEZA
Las fichas del taller que se
les entrega están redactadas en un tono directo y dialogal, tal como aquí las
presentamos. Cada año las solemos retocar, según las aportaciones que los
mismos chicos nos hacen. Aunque se pongan todas seguidas, no guardan una
relación lógica entre sí y se pueden usar indistintamente. Para cada una de las fichas se busca el momento y la situación más
adecuada para trabajarla; algunos talleres es preferible realizarlos en la
misma capilla, ante el sagrario y la presencia de un crucifijo o algún icono;
otros en plena naturaleza; otros durante una ruta; otros en el retiro de la
propia habitación; alguno en medio del bosque o en lo alto del monte; hay
fichas que se pueden realizar con otro(s) compañero(s), mientras que otras
requieren soledad; no todos los momentos del día son idénticos: unas conviene
realizarlas durante el día, otras es preferible durante la noche. Las primeras fichas son algo más teóricas, están realizadas desde
las necesidades que nos han ido presentando sobre los contenidos, actitudes,
disposiciones, dificultades, etc.; las segundas son modos concretos de orar. 2. Fichas de oración: el ser
de la oración ACTITUDES PARA LA ORACIÓN: LO QUE LA ORACIÓN ES Y NO ES
Esta ficha nace al ver la
confusión que traen sobre el tema de la oración, muy unida a la imagen que
tienen de Dios. Suelen manifestar una reducción de la oración o lo meramente
subjetivo, al cómo se sienten ante una praxis determinada de oración: --orar es un rollo; -- siempre diciendo lo
mismo; -- se lo hace todo el cura; -- es aburridísimo; -- Dios ya sabe lo que
necesito; -- no me sirve de nada, -- no me arregla mis
problemas; -- sólo me escucho yo, y
vosotros decís que es Dios... Esta ficha presenta dos
columnas emparejadas, que se contrastan, sobre lo que es y no es la
oración, que trabajamos con calma y las comentamos en pequeño grupo. Trata de
dar respuesta a algunas de esas cuestiones con las que nos hemos encontrado. FICHA 1 : EL SER O NO SER DE LA ORACIÓN Actitudes auténticas en la oración
‑ Entregar parte del
tiempo de uno a Dios. ‑ Llevar la vida a la oración y volver más comprometido a
la vida. -- “A Dios rogando y con el
mazo dando", que es comprometerse en lo que uno reza. -- Disponerse en la oración
para realizar la voluntad de Dios. Nos puede conceder hasta lo que no nos gusta,
si es bueno para uno. -- Rezar es el privilegio de
los hijos que se debe actuar en cualquier momento. -- Procurar encontrar la
voluntad de Dios en cada momento. -- Exige constancia, lucha;
a veces trae sequedad y exige perseverancia. Actitudes nefastas la oración
No tener nunca tiempo porque
se está muy ocupado. Orar ajeno a la vida, olvidándose de los otros, de la propia responsabilidad
y trabajo. Creer que las necesidades de nuestro mundo se remedian sólo con la
oración. Chantajear a Dios para que conceda lo que uno quiere; pensar que
nos ha de conceder lo que deseamos, casi como prueba de su existencia. Rezar sólo ante las propias necesidades e intereses. Pretender conformar a Dios a
nuestra voluntad. Creer que basta rezar un poco y uno ya va de hombre espiritual,
sin perseverancia ni constancia. No adorarás a otro Dios
fuera de Mi. Es cosa del corazón: amor; amar lo puede hacer cualquiera. Es la
gozada de sentirse amado y aceptado tal como un es. - Purificar constantemente
los propios ídolos. Se puede encontrar a Dios en
todas partes, en los momentos y lugares más insospechados. También se puede en
el dolor, la frialdad, el sufrimiento. Dios no es el propio gusto. El es quien elige cuándo, cómo y dónde quiere. Es padre de todos, también
del que no me gusta y de mi enemigo. En la oración está presente toda la Iglesia y la humanidad. Usar las distracciones como
motivo de oración. CONSEJOS PARA LA ORACIÓN
Adorarse uno mismo,
proyectar la propia imagen y venerarla. Pensar que orar es pensar y decir palabras y discursos. Hacerlo por cumplimiento, por obligación, sin convencimiento. Usar sustitutivos de Dios
que uno se fabrica: los propios deseos y conveniencias. Buscarle en donde uno quiere que esté y no donde está realmente. Buscar sólo el propio gusto, el propio sentimiento y no a Dios. Pensar que la iniciativa es
del hombre. Creerse superior a los otros y que se pertenece a una casta de
“perfectos”. Pensar que hay “malos” que hay que eliminar y arrancar como la
cizaña. Creerse solo en el mundo con Dios (a lo más aceptar a unos pocos:
los míos). Distraerse constantemente con todo lo posible e imaginable). CONSEJOS PARA LA ORACÓN En este taller intentamos
preparar el espíritu del joven para adquirir una serie de actitudes a las que
no está acostumbrado: silencio, escucha, sintonía de corazón. Se les invita a leer las siguientes líneas y a comentar las
dificultades que encuentran; a que busquen momentos de su vida en los que pueden
aprender a “escuchan”, a “sintonizar", aunque no sean “momentos de
oración»; la escucha y la atención al hombre puede ser un magnífico campo de
entrenamiento. FICHA 2 CQNSEJOS PARA LA ORACIÓN 1. Saber
estar con El
En la oración hay que
perseverar; se requieren ratos “prolongados” (algunos minutos al empezar), sin
prisas ni violencias. A veces, se tratará sólo de estar con Jesús, sin decir
nada, amando y diciendo que se ama y estando abierto a lo que desee el Amado.
Como se ve, es más cuestión de actitud que de decir cosas. La práctica de la oración ha de ser continua, constante, sin
desfallecer: la oración, como camino de amistad y amor, requiere tiempo. Se
consigue en un proceso lento, a veces difícil. Dios es distinto de nosotros y
de cuanto nos imaginamos..., pero nos ama. Esta amistad exige tiempo,
constancia y esfuerzo. No se debe confundir con la recitación de fórmulas o con el
raciocinio que piensa, es más sencillo: reposar fielmente con el Señor, dándole
alguno de nuestros ratos libres, que podremos sustraer de la tele o la revista
gráfica o el periódico o ese ratito de música o de “cháchara” insulsa con
cualquiera... Es saber estar con El 2. Saber
volcar el corazón
Manifestando los
sentimientos y afectos y perseverando en ellos. Es más cuestión de corazón que
de cabeza, y, si llegan la reflexión, la palabra, el diálogo que sean como el
de las personas amigas que se quieren. Es saber volcar el corazón. 3. Saber
“escuchar" a Dios
Sintiendo la respuesta desde
dentro de uno mismo, discerniendo en nuestro interior qué es y qué no es la
voluntad de Dios. Dejar que el Espíritu obre en lo profundo del corazón. Esto
produce un conocimiento más vivo, y una atracción más profunda. Descubrir en nuestro interior lo que la Palabra de Dios nos
indica: a través de esa percepción interior, propia del que está en contacto
frecuente con ella. Aprender a leerla, a comprender lo que nos dice, lo que nos
suscita... Hay que estar abiertos y
saber “Estar” ante, para dar ocasión a “oír», y poder contemplar y dar la
respuesta apropiada; dar más importancia a la acción de Dios que a nuestra
acción. Saber escuchar a Dios. Debemos
saber escucharle, también, a través de esa “otra palabra”, que se “nos dice”
constantemente por medio de los acontecimientos y de las necesidades que se dan
a nuestro alrededor; de la comunidad de creyentes que nos “interperla” y que el
Evangelio ilumina para que la sepamos “entender". 4. Abandonarse
a la acción de Dios
Dejar que esa palabra obre
en la propia persona, para que sea penetrativa y eficaz. Dejar orar a Dios
para que El ore en cada uno. No ponerle impedimentos, que sea Dios mismo el
que crea, espere y ame por nosotros. Pero también dejarle obrar en nosotros, no poniendo obstáculos con
nuestra prudencia humana o comodidad, que nos impulsa siempre a ir más allá.
Su lógica, muchas veces, no es la nuestra. El pretende, poco a poco, llevar a
la persona al desprendimiento. Saber dejar obrar a Dios. 5. Respóndete
algunas preguntas
-- ¿Qué te aparta de esos
minutos de oración? ¿Qué te impide que seas constante y perseverante en la
oración? (Puedes encontrar cosas externas e internas a tu persona). -- ¿Cuándo oras, en qué momentos encuentras mayor facilidad
y disposición? ¿Por qué? -- ¿Te cuesta escuchar y
atender? ¿Sueles escuchar y atender a las personas que conviven
contigo? Pon algún ejemplo concreto. --
¿Cómo puede hablarte Dios a través de los acontecimientos? -- ¿Has experimentado, en alguna ocasión, que tu corazón se
llenaba de gozo y satisfacción? -- ¿Sientes que Dios te pide “algo” a través de la oración?
¿Sientes la necesldad de “hacer” mas y “ser” mejor? · Comenta alguna de estas
experiencias con tus compañeros de grupo. ESCUCHAR NO ES FÁCIL
Este taller es como una
repetición del anterior, pero insistiendo más en los elementos de escucha
atenta para crear disposiciones de aceptación de la voluntad de Dios. En estos momentos el joven está construyendo su “yo activo",
tiende a realizar, a actuar, a sentirse protagonista. Aquí intentamos iniciar
un camino que experimentará con mayor profundidad más tarde: Dios es el que
actúa y elige. FICHA 3 APRENDER A ESCUCHAR
1. ¿Qué
supone cualquier tipo de oración?
La oración supone una fe
viva en Dios, que quiere comunicarse; es más, ya ha empezado a hacerlo. Es
aceptar que es posible este encuentro y comunicación de Dios, porque ya lo ha
hecho en multitud de casos con otras personas. Es estar convencido de que de
eso depende mi salud, mi salvación, mi liberación..., todo mi ser. 2. ¿Qué
clase de actividad es la oración?
Es más un saber escuchar a
Dios que se nos da y se nos comunica, que hablar o estar haciendo cosas sin
parar, o dedicarse a formular conceptos e ideas religiosas. Eso será más pensar
que rezar. Cuando entre dos personas hay un auténtico aprecio y estima,
muchas veces no se precisa hablar, para saber lo que una está pidiendo a la
otra. Cuando dos personas necesitan hablar y hablar y hablar..., es porque no
se conocen . Se puede dar un contacto y una comunicación en el silencio y con
el silencio. Si uno no es capaz de aguantar un silencio, estando con la
persona que aprecia, significa que no hay intimidad. La oración es más actividad del corazón que de la mente. 3. ¿Cómo
y dónde escuchar?
Se requiere aprender a
escuchar, saber escuchar a Dios. Escuchar lo que ha dicho a través de sus
intermediarios: la Palabra de Dios, la Iglesia Saber escuchar lo que está diciendo a través de los
acontecimientos, de las necesidades urgentes de los hombres y de lo que está
sucediendo a mi alrededor, como hacían los profetas. Saber escuchar lo que me está diciendo en estos momentos de mi
vida... saber leer los signos de mi vida..., lo que me está invitando en lo
profundo del corazón y a través de mi conciencia... Toda estas escuchas sólo se pueden hacer en oración y en
contexto de oración: , -- Dios tiene una palabra
para cada persona. -- Dios tiene una palabra apropiada para cada uno. 4. Cuesta
ponerse a escuchar
Normalmente tenemos una imagen
ideal de la propia persona, que en el fondo es aquello que nos gustaría
llegar a ser También existe la imagen social, que es aquello que los
demás piensan de uno. Y otra muy distinta es la imagen real, que es la damos y
somos ante En la oración, las dos
primeras imágenes no valen... Vale lo que realmente soy, y esto puede dar
miedo. Es más, da miedo. Por eso, a veces, se rehuye con tanta fuerza la
auténtica oración, para no encontrarse con la falsedad y levedad del propio
ser: falsedades, cobardías, mentiras, hipocresías pecado, poquedad personal y
la necesidad de salvación. Solo a este nivel de imagen real se puede dar auténtica
comunicación. En esa comunicación auténtica, donde uno se pone a escuchar lo
que es ante Dios y lo que El pide, es cuando se siente que Dios “aprieta y
exige" Aunque dé miedo, se ha de intentar. La dificultad radica en que
uno no quiere lanzarse a esas profundidades, no quiere meterse en su interior
para escuchar al Dios que habla. Prefiere estar haciendo otras cosas, aunque sea
contar las moscas que circulan por el aire, a ponerse a escuchar a Dios. Uno se
mantiene a esa distancia confortable, en que no se deja atrapar por Dios
siempre corriendo delante de El, considerándose persona religiosa y con fe.
Así, todo lo que se hace suele ser infecundo a los ojos de Dios Pero no se olvide, es un viaje peligroso si empieza a confundir la
voz de Dios con los propios caprichos... En esta ruta siempre se necesita un
guía espiritual que sepa hacer caminar y discernir, que ayude a encontrar al
Dios personal. LAS MIL Y UNA DISTRACCIONES EN LA ORACIÓN La acusación más frecuente
que se hace el joven que reza es que se distrae. Su mente está en otros sitios
y en otros “hiperuranios". Con este taller intentamos salir al paso de
esta dificultad. No se va a remediar el problema de las distracciones, pero
vamos a intentar usarlas pedagógica y religiosamente. Algunos consejos proceden
de los muchachos que en él han encontrado un camino de ayuda. FICHA 4 ANTE LAS DISTRACCIONES EN LA ORACIÓN
Jesús cuando intenta enseñar
a sus discípulos a orar les invita a entrar en el secreto y allí orar al Padre.
Este lugar secreto lo posee cada uno en su alma y en su corazón. Uno puede entrar en esa cámara en medio de la gente, en pleno
“metro", abarrotado de público, y retirarse a su interior, orar con toda
la fuerza sin que nadie se entere. Otras veces se encuentra uno en lugares adecuados y en
inmejorables circunstancias y no hace más que distraerse, impidiendo ese «estar
solo en el lugar secreto", porque se halla invadido de imágenes, trabajos,
fantasías, pensamientos, ajetreos..., que le impiden rezar. Las distracciones
se presentan como cabritillos en la mente que no se pueden dominar (Don
Bosco). Te recomiendo estos criterios que pueden ayudarte en tus primeros
pasos en el camino de la oración. Piensa: ¿qué actitud es la que más necesitas
de éstas que te recomiendo? ¿Has conseguido concentrarte? ¿Que medio es el que
mejor te va? Coméntalo en el grupo. -- Al empezar a orar debes
encontrarte bien, cómodo, en una posición y en un lugar que te permita orar y
que no te esté invitando continuamente a moverte, a rascarte, a distraerte.
Busca un objeto en el que puedas concentrar la vista y que te ayude a
concentrar tu mente y corazón . -- No pretendas llegar de golpe a la meta. Has de aceptar que te
distraerás muchas veces y que el camino es largo y habrá fallos. Acéptalo. -- Cuanto te des cuenta de que te has distraído, vuelve a
concentrarte pero de un modo dulce, sin brusquedades, ni acusatoriamente. Y
esto hazlo cuantas veces lo necesites, ya sean una o ciento. -- Las distracciones no
deben turbarte, ni debes combatirlas con tensión. Los esfuerzos excesivos no
hacen más que aumentarlas. Puede que sea falta de recogimiento y de preparación. Es muy
difícil rezar bien al minuto de ver una película de TV o después de una fuerte
emoción. Cuando estás excitado ya sea por excesiva actividad o nerviosismo o
dejadez, tienes que descubrir los motivos. -- Las distracciones vienen por la imaginación, “la loca de casa”.
Tenla ocupada. Procura hacer una oración imaginativa, siempre que puedas,
donde te representas la escena, el fragmento evangélico, el marco y la
circunstancia de tu oración, etc. Ora con ella, hazla tu aliada. -- Los fallos te harán humilde y consciente de que necesitas a
Dios. -- Las distracciones revelan tu “yo inconsciente", el que
aflora de improviso. Te ayudan a conocerte. La oración se convierte en una
alternancia entre Dios y el descubrimiento de ti mismo -- Revelan, muchas veces, tus intereses espontáneos. Preséntalos a
Dios y reza por el motivo de tus distracciones. CIEN CLAVES PARA TU ORACIÓN
Con este ejercicio se
pretende que descubran las principales actitudes y contenidos de la oración,
que vean sus cualidades y lleguen a una definición personal de lo que es
oración. Se trata de una ficha con diversas explicaciones y definiciones de
lo que es la oracón. Muchas de ellas
son las que nos ha transmitido la tradición orante de la Iglesia. FICHA 5 ASÍ LLAMARON A LA ORACIÓN
1. Orar es
...
· Disponerse para dialogar
con alquien que está más allá, que escucha y · Afirmar con un gesto
espontáneo la necesidad de compartir. · El acto reflejo del
enamorado, que se sorprende de ser querido, de ser mirado con amor, de ser el
preferido. Constatar, ante lo que sucede, y decir a Dios que uno no acaba de
comprender. · Ser auténtico delante de Dios. · Renunciar a la acción, ponerse frente a Dios, escucharlo,
responderle y, en este contacto solitario, reencontrar la gracia, la fuerza de
vivir en su presencia cada instante. ~ Creer que, en el corazón de la noche, existe la luz. · Entrar en relación con Alguien. · Tratar con Dios como el que está cercano. · Acercarse a Dios para descubrir su distancia y su cercanía. Orar es: · Dejarse renovar por Dios. · La unión con Dios. · La felicidad del alma sobre la tierra. Un baño de amor en el que
el alma se sumerge. · Tomar conciencia del Espíritu, que nos hace vivir y por el que
clamamos Abbá, Padre. Entrenarse para el esfuerzo que tiende a transformar nuestra
existencia y que posibilita el que se realice el pensamiento de Dios. Hacerse disponible a Dios. · Disponerse a la acción de Dios sobre nosotros. · Cambiar la faz del mundo. · Tener la fuerza de hablar a Dios de parte de todo el mundo y a
todos de parte de Dios. · Convertirse en instrumento vivo y verdadero, querido por Dios
eternamente para la hora presente. Orar es: · Hacer al hombre digno de
Cristo y digno del Evangelio. · Admitir cada día nuestra debilidad. · La mejor arma que poseemos para abrir el corazón a Dios. · Dejar que el Espíritu transmita, a través de nuestros instintos
de vida y de muerte, los sueños más locos del Reino: el Evangelio vivido y la
paz establecida para siempre. · Hablar cara a cara con
Dios; lanzar un mensaje con la esperanza de ser captado por El. · Creer que Dios se ocupa de
nosotros y que espera una intervención de nuestra parte. · Poner el oído atento para
percibir el mensaje de Dios. · Creer que Dios tiene un
lugar para nosotros en su plan. · Creer que Dios siempre
tiene razón. · Descubrir que el amor no
ha permitido a Dios quedarse solo. Orar es: · Una aventura llena de
emociones apasionantes y responsabilidades nuevas. · Saberse adoptado y dirigirse a Dios que escucha. · Hablar el lenguaje de
Dios, una lengua nueva que se despierta en nosotros. · Conseguir nuestro lugar en
el corazón de Cristo que ora. · Ser el lecho de un río, la
llave de la mañana y la cerradura de la tarde. · Convertirse en niños y
dejarse llenar por el amor loco de Dios. · Proclamar siempre que
existe otra cosa. · Comprometerse en el camino
de la verdad. · Con frecuencia, es lo
contrario a la seguridad. · Como el río que busca ir
haciendo su cauce, su espacio en medio del flujo y reflujo de nuestras cosas. Orar es: · Convertirse en esperanza. · Aceptar ser pobre y buscar
el camino. · Creer que, al final de la
ruta, existe la luz. · Esforzarse en hallar, más
allá de las apariencias, el rostro de Dios. · Afirmar, con un movimiento
simple del alma, que Dios existe, nos ve, nos escucha, nos responde, nos
comprende y nos ama. · Hacer una opción de fe
apoyada en la certeza de que Dios está presente en el secreto de nuestro
corazón. · Una opción de amor que nos
da acceso a un lugar cerca del Padre. · Adherirse al designio de
amor del Padre. · Volver al Padre desde lo
hondo de nuestra miseria y de nuestro pecado, aceptando el compromiso de
perdonar a los que nos han ofendido. · Dialogar con Dios es un
diálogo de amor que tiende a la comunicación silenciosa. Orar es: · Dejar que el Espíritu sea
en nosotros un impulso total hacia el Padre en el Hijo. · Presentarse ante Dios con una donación total, de abandono,
prontos a recibirlo todo de El y de los hombres. · Columpiarse sobre la
longitud de onda de Dios, igual que cuando giras el dial de sintonía del
transistor. · Remitir siempre las cosas
a Dios con palabras y sin ellas. Tener la certeza de que Dios sabe lo que precisamos mejor que
nosotros, que no sabemos lo que queremos. Descubrir el rostro de Dios vivo para poder maravillarnos de El y
dialogar verdaderamente con El. · Casar nuestros deseos con la
voluntad de Dios. · Pedir a Dios que venga a
realizar su combate a través de nosotros. · Establecer un diálogo
habitual con Dios en una amistad real. · Consentir a Uno que es más
grande que nosotros. · Abrir nuestro corazón y
acoger el don gratuito de Dios por nosotros y por todos los hombres. · El estado del alma que
mira a Dios, únicamente ocupada en contemplar, diciéndole, con sus miradas, que
le ama, y quedándose muda de palabras y pensamientos. · Desprenderse un poquitín
de sí mismo; girarse alguna vez penosamente hacia este Dios misterioso, cuyo
rostro hará sufrir siempre a los hombres porque no lo ven, ni ven en El la luz
definitiva sobre su condición de hombres. · Cambiar la figura, ser
configurado por Dios, como Cristo transfigurado delante de los apóstoles. · Aceptar ser molestado por
Otro. · Pensar en Dios, amándolo y
comprometiéndonos para siempre. · Reconocer la absoluta prioridad de Dios, Señor y Maestro de
nuestras vidas. · No es cambiar las intenciones de Dios, sino dejarnos cambiar nosotros
mismos; dejarnos transformar, renovar y recrear por su Espíritu de amor. · Penetrar, del modo que sea, en el Dios vivo. · Ponerse bajo el influjo del Espíritu, calmarse, recogerse para
dejar que broten, se filtren y aparezcan nuestras actividades más profundas,
para volverse dócil a Otro que reza en nosotros. Orar es: · Dejar que despierten y
desborden en nosotros la alegría y el amor del hijo hacia el Padre. · Ponerse a disposición de Dios para dejarle hacer, en todo
momento en nosotros, aquello que quiere hacer siempre y que nosotros no le
dejamos nunca que haga. · Establecer una relación,
un diálogo con ese ser misterioso que nadie ha visto jamás, pero que
presentimos que se encuentra en el corazón de la vida que hay en nosotros. · Ensanchar el corazón y el espíritu bajo el soplo de Dios. · Dejar vivir en nosotros ese hombre nuevo que hay en cada uno. · Dejar subir la savia de la vida que hay en nosotros, para que
estalle en Dios y se ensanche. · Amar y sentirse amado. · Echarse en las manos de Dios, como el niño en las de su padre. · Hacer “stop" en el ajetreo diario para dialogar con el que
amas, para saber qué desea y decirle qué tal te encuentra. 2. Elaborar
la propia definición
Estas definiciones sobre la
oración son la experiencia de muchos hombres y mujeres, que han vivido
profundamente su relación con Dios. Te las brindamos para que las compares con
tu propia experiencia. Abre tu corazón a ellas: -- Léelas despacio; pon un
punto delante de las que más te gusten. -- Vuelve a leer con el corazón
aquellas que has señalado y enmarca el punto con un círculo, pero sólo aquellas
que prefieres. -- Escoge un par de ellas como las mejores. -- Dialoga con los compañeros de grupo por qué has escogido esa definición,
qué es lo que destacas de ella. -- Haz tu propia definición. 3. El ser
de la oración
A medida que vas leyendo
todas las definiciones, subraya los elementos que crees son importantes en la oración; al final, haz una doble
lista: en una columna enumeras lo que crees que es la oración, y, en
la otra, las cualidades que debe tener; intenta captar el mayor número de
elementos. Por ejemplo: a) El ser de la oración: -
oración de Cristo, -
al Padre, -
por la fuerza del Espíritu, ‑ -
descubrir el amor, -
dejarse amar, -
diálogo, -
aceptar la voluntad de Dios, b) Cualidades de la
oración -- humilde, -- sencilla, sin muchas
palabras, -- confiada, -- esperanzada, -- disponible, · Al final, hagan un
escrutinio de su oración para ver qué elementos favorecen más y en cuáles
deben trabajar todavía. Volver al Inicio del Documento |
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