IGLESIA DEL HOGAR
Para ayudar a los Padres de Familia en el desempeño de su Sacerdocio en la
Iglesia doméstica
Servicio de los MSC Misioneros del Sagrado Corazón
Domingo 28 del Tiempo Ordinario "A"
1.1. Primera Lectura: Isaías 25:6-10
Durante la segunda guerra mundial le avisaron a una señora que su esposo había desaparecido durante un ataque del enemigo. Terminó la guerra y no se sabía nada del soldado desparecido, si había muerto, si había sido tomado prisionero. A la señora sus allegados le dijeron que "rehaga su vida", que no valía la pena esperar. Sin embargo, ella manifestó su inquebrantable esperanza que su esposo volvería algún día. A los 10 años recibió el aviso que su esposo estaba en camino a la casa. Cuando todo el alboroto de la sorpresa se había tranquilizado, le preguntaron a la esposa cómo había mantenida la esperanza. Ella contestó: "Leí cada día la última carta de mi esposo en la cual decía: Querida, volveré. Estoy seguro que Dios me ayudará volver aunque tengas que esperar 10 años".
Si leeríamos constantemente la Palabra del Señor que contiene promesas tan maravillosas no habría cristianos desesperados. No discutamos sobre el tiempo de la espera. Este problema está resuelto (vea 2 Pedro 3, 8-15). Lo que importa es creerse las promesas de Dios. La promesa que vamos a escuchar quitará de nuestro corazón la muerte, el duelo y las lágrimas para que podamos festejar con El. No concibo a un cristiano que viva la paz de Dios y su alegría sin que se apoye firmemente en la roca que es Cristo y en sus promesas. Lea este texto de Isaías y luego celebre y goce con su salvación.
1.2. Segunda Lectura: Filipenses 4:12-14, 19-20
Las palabras de San Pablo son descendencia directa del espíritu que sopla en la primera lectura. Uds. recuerdan seguramente textos del NT que hablan sobre el cuidado que Dios de sobre sus hijos. El instinto más fuerte que nos mueve es el de la auto-conservación que hace que el hombre se proteja, busque cada vez seguridades más firmes y se desviva en preocupaciones. Aquí tiene usted un criterio muy claro para averiguar si usted se cree las promesas de Dios. Lea este parte de la carta a los Filipenses. Si constata algo similar en su propia vida, entonces usted tiene fe. Si no, es hora que cambie. Si no estará usted cazando mariposas en lugar de acoger la invitación de Dios.
1.3 Evangelio: Mateo 22:1-14 o 22:1-10
No hablaremos esta vez de los ateos que ciertamente, en este momento, no le hacen caso a la invitación de Dios. Hablemos de nosotros mismos. Tenemos una invitación firme para la vida eterna. Esto es seguro. Pero Dios quiere asegurarse que no nos olvidemos de esta invitación. Por eso nos manda entradas y pases para un sinfín de eventos menores que son como un entrenamiento, como un anticipo de la fiesta en grande, que es la eterna. Estos eventos menores quieren mantener viva y despierta nuestra vigilancia y entregarnos ya algo de lo que nos tiene reservado nuestro Padre de los cielos. ¿Cuáles son estos eventos menores? Me da vergüenza suponer que no lo sabe. Con todo, les consigno acá algunos para ver si estamos de acuerdo: La Santa Misa, los sacramentos, las necesidades de los que nos rodean, la necesidad de los pobres, los momentos de sufrimiento. Todos estos eventos menores son invitación a la fiesta mayor de Dios con nosotros. Leamos con el corazón abierto este pasaje para al alentar en nosotros la inquietud y el ferviente deseo de estar atentos a la invitación del Padre. Si no aceptamos una invitación a los eventos menores, ¿quién nos garantiza que vamos a aceptar la invitación a la fiesta eterna?
No se confunda con la pregunta: ¿Qué culpa tiene el que entró sin traje de fiesta? A lo mejor era pobre y no tenía con qué. Los historiadores enseñan que en la antigüedad muchos reyes con ocasión de la fiesta de bodas regalaron a cada huésped un traje nuevo. De manera que no tenia excusa. Los padres de la Iglesia aplicaron el regalo del traje nuevo al Bautismo que nos de una nueva vida porque en ella que nos revestimos de Cristo. Perder este traje de fiesta en verdad lleva a la muerte eterna donde hay llanto y crujir de dientes. ¿Sabe qué es el infierno? Es estar lejos de Dios, saber qué lo único que nos haría feliz sería estar con él y al mismo tiempo empecinados no querer aceptar la invitación por orgullo, despecho o simple estupidez.
Leí una historio encantadora del rabino Eliécer que dijo "Haz penitencia un día antes de tu muerte". Sus discípulos le preguntaron: "¿Acaso el hombre puede saber en qué día morirá?" Respondió: "Por eso haga penitencia hoy porque mañana puede morir". También Salomón en su sabiduría ha dicho: "En todo tiempo estén tus vestidos blanqueados y limpios y no falte nunca el aceite en tu cabeza’’, todos estos signos que el hombre está listo para entrar a la fiesta.
El vestido de fiesta del que habla el evangelio es un regalo pero nosotros tenemos que mantenerlo blanco. Entre esposos pueden reflexionar cómo se hace esto concretamente. Si quieren leer acerca de ello en la Biblia busquen Isaías 61,1: "Dios viste a los hombres con los vestidos de la salvación y de la justicia’’. También el Apocalipsis habla del vestido blanco de los últimos tiempos (4, 4; 7, 13)
Si lo hemos perdido y queremos evitar que nos lancen a las tinieblas donde hay llanto y crujir de dientes, volvamos al Padre del hijo prodigo que nos cubrirá nuevamente con el vestido de fiesta. Dios te ofrece el traje de fiesta. Póntelo hoy antes que venga.
Se cuenta una historia curiosa que dicen viene del Rabino Johánan Ben Zaquai: Un rey invitó a sus servidores a un banquete sin fijar ni el día ni la hora. Los inteligentes se pusieron el vestido de fiesta se sentaron en la puerta del palacio. Decían:" ¿Acaso le va a faltar comida al rey? Los necios se fueron a trabajar diciendo:"Todo banquete necesita preparaciones y trabajos previos’’. De repente el rey envió por sus servidores. Los inteligentes se presentaron bien vestidos mientras que los necios estaban sucios del trabajo. El rey invitó a los inteligentes a sentarse a la mesa. A los necios que llegaban sucios y sin estor preparados, les ordenó quedarse de pie para mirar como los otros banqueteaban...
Curiosa la historia. A lo mejor no la desean contar a sus hijos por miedo que ya no trabajen como es debido. Han entendido mal. La parábola quiere enseñar que Dios viene primero y todo lo demás en segundo lugar; que hay que estar siempre en la expectativa. El ideal de la gente de hoy es que los hijos produzcan, que ganen mucha plata, que consigan una posición envidiable. Este tipo de gente va a trabajar cuando Dios invita, en lugar de prepararse. Este tipo de gente considera inútil la oración, las órdenes contemplativas de los monjes y monjas que se pasan la vida rezando y en silencio. Consideran como tontos los que regalan sus bienes a los pobres. ¿Y ustedes? ¿Se animan a reflexionar esta parábola con sus hijos y a descubrir con ellos lo que significa estar siempre esperando al Señor?
La eucaristía es el anticipo por excelencia del banquete del cielo. El llamado de Dios es constante para que él pueda compartir con nosotros su amor y su misericordia en todo momento de nuestra vida. No podemos participar sin el vestido de fiesta, la vida de la gracia. Hemos de recuperarla cada uno de nosotros antes de compartir este pan y este cáliz, dice San Pablo, si no queremos recibirlo indignamente.
Ostentan un alto grado de cultura familiar aquellas familias que saben celebrar fiestas espontáneas: Se le cayó el primer diente de leche al menor, brotó la primera flor de las que hemos sembrado en nuestro jardín, el padre escapó estrechamente a un accidente, la mamá se ha conseguido un nuevo peinado y, ¿por qué no?, hoy se le ve muy bella. Otros elementos de estilo: Para la fiesta uno se afeita, se pone otro traje, se hace un brindis y alguien pronuncia una laudatio (alabanza) como dicen los profesores en latín. Si alguien puede inventar un canto o una poesía al respecto hasta los rebeldes de la familia adquieren un nuevo sentido de la fiesta. ¡Cuánto más habría que celebrar las fiestas de la fe! ¿Ustedes celebran el día del bautismo de cada uno de los miembros de la familia? ¿El aniversario de su confirmación, primera comunión, la fiesta del santo patrono, etc.? Celebrar no depende del dinero que se tenga. La inventiva del amor que se tienen los miembros de la familia producirá cosas que ningún cheque puede comprar. Sucederán pequeños milagros: El hermano mayor le regala a la hermanita, que tanto le molesta, un vale de 3 horas durante las cuales hará todo lo que ella razonablemente pida. Y ella le planchará las camisas por todo un año; y cosas así. Y juntos le ofrecen a la madre cocinar el fin de semana porque luce tan bella con su nuevo peinado. ¿Dinero? La plata sólo estropea el ingenio y lo reduce al mínimo nivel de cosas que escoger.
5. Nos habla la Iglesia
"’La Iglesia constituye en la tierra el germen y principio de ese Reino’ (LG). Germen que deberá crecer en la historia, bajo el influjo del Espíritu, hasta el día en que ‘Dios sea todo en todos’ (1 Cor 15,28). Entonces, la Iglesia permanece perfectible bajo muchos aspectos, permanentemente necesitada de auto-evangelización, de mayor conversión y purificación.
No obstante, el Reino ya está en ella. Su presencia en nuestro continente es una Buena Nueva. Porque ella - aunque de modo germinal -llena plenamente los anhelos y esperanzas más profundos de nuestros pueblos.
La Iglesia de hoy todavía lo que está llamada a ser. Es importante tenerlo en cuenta para evitar una falacia, la visión triunfalista. Por otro lado, no debe enfatizarse demasiado lo humano, pues en ella ya esta presente y operando de modo germinal en este mundo la fuerza que obrara el Reino definitivo.
En esto consiste el misterio de la Iglesia es una realidad humana, afectada por la limitación y la pobreza, pero penetrada por la insondable fuerza del Dios Trino que en ella resplandece, convoca y salva".
(Cfr. Puebla 228-231)
6. Leamos la Biblia con la Iglesia
Semana 28 - Lunes | Rom 1:1-7 | Sl 98:1, 2-3, 3-4 | Gal 4:22-24, 26-27, 31–5:1 | Sl 113:1-2, 3-4, 5, 6-7 | Lc 11:29-32 |
Semana 28 - Martes | Rom 1:16-25 | Sl 19:2-3, 4-5 | Gal 5:1-6 | Sl 119:41, 43, 44, 45, 47, 48 | Lc 11:37-41 |
Semana 28 -Miércoles | Rom 2:1-11 | Sl 62:2-3, 6-7, 9 | Gal 5:18-25 | Sl 1:1, 1-2, 3, 4, 6 | Lc 11:42-46 |
Semana 28 - Jueves | Rom 3:21-29 | Sl 130:1-2, 3-4, 5-6 | Ef 1:3-10 | Sl 98:1, 2-3, 3-4, 5-6 | Lc 11:47-54 |
Semana 28 - Viernes | Rom 4:1-8 | Sl 32:1-2, 5, 11 | Ef 1:11-14 | Sl 33:1-2, 4-5, 12-13 | Lc 12:1-7 |
Semana 28 - Sábado | Rom 4:13, 16-18 | Sl 105:6-7, 8-9, 42-43 | Ef 1:15-23 | Sl 8:2-3, 4-5, 6-7 | Lc 12:8-12 |
1. Himno de los Rescatados (liturgia bizantina)
Testigos de tu inmensa misericordia, los que fueron prisioneros de las cadenas del infierno, daban saltos de alegría marchando hacia la luz y cantando a la Pascua eterna. También nosotros, llevando en nuestras manos cirios encendidos salimos al encuentro d Cristo surgido del sepulcro como para recibir al esposo. Y marchamos en procesión celebrando la Pascua de Dios redentor.
7.2 Salmo de alegría (122)
Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor. Ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén.
Jerusalén está fundado como ciudad bien compacta. Allá caminan las tribus, las tribus del Señor.
Según la costumbre de Israel a celebrar la gloria del Señor; en ella están los tribunales de justicia, en el palacio de David.
Deseen la paz a Jerusalén:’Vivan seguros los que te aman, haya paz dentro de tus muros, en tus palacios seguridad.
Por mis hermanos Y compañeros, voy a decir:’La paz contigo’’. Por la casa del Señor, nuestro Dios, te deseo todo bien.
derechos reservados MSC del
Perú