Disfruten
de la Palabra Divina de los Domingos tomados
de la mano de los Padres de la Iglesia, de los Santos y Sabios de todos los tiempos
y del Catecismo de la Iglesia Católica (Nota Bene: Los números consignados entre paréntesis ( ) hacen referencia a los números del Catecismo).También puede saltar a: DOMINGO XIX ORDINARIO A “La ``poca fe''
y las vacilaciones del corazón” INDICE A. Comentarios de Sabios y Santos I. LA
PALABRA DE DIOS
* 1R 19,9a.11-13a: “Aguarda al Señor en el
monte” * Sal 84,9ab-10.11s.13s.: “Muéstranos, Señor, tu
misericordia y danos tu salvación” * Rm 9,1-5: “Quisiera ser un proscrito por el bien
de mis hermanos” * Mt 14,22-33: “Mándame ir hacia ti andando
sobre el agua” A.
Comentarios de Sabios y Santos
B.
Suplementos
II.
APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
* Los evangelistas vinculan la multiplicación de los panes y la tempestad
calmada. De la ambigua confesión en Jesús, como Mesías y Rey, que sigue a la
multiplicación, se pasa a la confesión llena: “Realmente eres Hijo de Dios”. * Hay que destacar en la perícopa evangélica: 1) Jesús orante solitario en
el monte. Su teofanía: “!Animo, soy Yo, no tengáis miedo!” (1.a Lect.). 2) La situación de los discípulos: llenos de
miedo, sacudidos por las olas, en medio de la noche. 3) La sentencia del
Maestro: “!Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?”. Y la confesión de fe de todos
los discípulos, que cierra la perícopa. * En Mateo, el evangelista eclesiólogo, la barca zarandeada por las olas
apunta a la Iglesia en sus difíciles comienzos (y siempre). Pedro ocupa un
lugar relevante. Y Pedro y todos los ocupantes de la barca, confiesan al Hijo
de Dios. Esta confesión, a la que aludimos por tercera vez, es el corazón de la
Iglesia. III.
SITUACIÓN HUMANA
* Ante las obras, como la Iglesia, del Dios operante y oculto, dudamos. ¿Está Él entre tantos sucesos y tempestades? La fe vacilante de Pedro y los
discípulos termina en confesión llena; pero volverá a vacilar en la Hora de la
Pasión y a confesar de nuevo con vigor en la Hora de la Resurrección. ¿Qué
hacer para madurar nuestra débil fe? IV. LA
FE DE LA IGLESIA
* La
fe
_ La fe en el Evangelio se plantea en diálogo con Jesús, como oración. Dios
nos busca en Jesús:“Olvide el hombre a su Creador o se esconda lejos de su Faz,
corra detrás de sus ídolos o acuse a la divinidad de haberle abandonado, el Dios
vivo y verdadero llama incansablemente a cada persona al encuentro misterioso
de la oración. Esta iniciativa del amor del Dios fiel es siempre lo primero en
la oración, la iniciativa del hombre es siempre una respuesta. A medida que
Dios se revela y revela al hombre a sí mismo, la oración aparece como un
llamamiento recíproco, un hondo acontecimiento de Alianza. A través de palabras
y acciones tiene lugar un trance que compromete el corazón humano...” (2567). * La respuesta
_ El compromiso del hombre en el encuentro con Dios: “La oración es un don de la gracia y una respuesta decidida por nuestra
parte. Supone siempre un esfuerzo. Los grandes orantes de la Antigua Alianza
antes de Cristo, así como la Madre de Dios y los santos con Él nos enseñan que
la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las
astucias del Tentador que hace todo lo posible para separar al hombre de la
oración, de la unión con su Dios. Se ora como
se vive, porque se vive como se ora. El que no quiere
actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá habitualmente
orar en su Nombre. El “combate espiritual” de la vida nueva del cristiano es
inseparable del combate de la oración” (2725). * El testimonio cristiano
_ “Es posible, incluso en el mercado o en un paseo solitario, hacer una
frecuente y fervorosa oración. Sentados en vuestra tienda, comprando o
vendiendo, o incluso haciendo la cocina” (S.
Juan Crisóstomo, ecl. 2)” (2743). A pesar de los grandes dones de Dios, nuestra “poca fe” vacila. Sólo el
contacto asiduo con el Maestro reaviva la fe, la hace grande. Esto requiere la
firme decisión del corazón de buscar al que nos busca, de orar, de celebrar la
Eucaristía. vea:
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