Domingo 30 Tiempo Ordinario C - El fariseo y el publicano - Iglesia del Hogar: en Familia, como Iglesia doméstica, preparamos la Acogida de la Palabra de Dios proclamada durante la celebración de la Misa dominical
Falta un dedo: Celebrarla
Las Lecturas del Domingo
Primera Lectura: Éxodo 17, 8-13
Ya esta primera lectura nos invita a que revisemos un poco nuestra manera de
rezar. La enseñanza maravillosa de esta lectura nos asegura que Dios nos
quiere escuchar siempre. Lo importante es que nuestra oración sea humilde y
perseverante. En algo continúa la enseñanza del domingo pasado.
Segunda Lectura: 2. Carta del apóstol San Pablo a Timoteo 4, 6-8. 16-18
San Pablo comparte con su hijo predilecto, Timoteo, un resumen de lo que ha
vivido durante la vida que parece está por llegar a su fin. Su experiencia
fue que Dios nunca lo ha abandonado. Por intercesión de San Pablo pidamos a
Dios que nos conceda la misma fe y la misma confianza.
Lectura del Evangelio: Lucas 18, 9-14
Especialmente en los momentos cuando sufrimos hoy estamos en crisis nos
asalta la tentación de regatear con Dios. Le presentamos todas las cosas
buenas que hemos hecho y nos parece que esto nos da el derecho de reclamar
de que el cambio las cosas que nos hacen sufrir tanto. Escuchemos este
Evangelio que nos ponga en nuestro sitio.
Reflexionemos los padres
Una de las cosas más importantes para el cristiano es entrar en
comunicación con Dios, en un profundo diálogo que nos permite caminar
siempre de la mano de Dios. ¡Y estamos tan ocupados y preocupados todos los
días con miles de detalles! Esto no debe impedirnos el tener esta relación
profunda con Dios. ¿Qué diría usted de un esposo o de una esposa que no
conversa con la pareja, que no se esfuerza de vez en cuando tener una
comunicación profunda? Y eso que el otro está ahí, lo veo cada día, lo
escucho, lo percibo de 1000 maneras. En cambio la presencia de Dios
generalmente sólo es perceptible por medio de la fe. Es verdad, de vez en
cuando por medio de acontecimientos el Señor nos hace fácil de darnos cuenta
de que está con cada uno de nosotros de una manera muy especial. San Agustín
nos dice que Dios nos está más cerca a nosotros que nosotros mismos. Lea
alguna vez sus confesiones que describen de manera maravillosa el proceso de
cómo Dios ha dirigido su búsqueda para que pueda encontrarse finalmente y
para siempre con su creador y su Salvador. Es necesario, por eso, tener
todos los días unos momentos de intimidad personal con Dios. Recuerdo haber
escuchado de un padre de familia numerosa que se retiró cada día al baño
para rezar y leer la Biblia porque era el único lugar donde nadie le
estorbaba. Hay esposos que antes de acostarse se sientan cada uno en la cama
de su lado y pasan un mínimo de 10 minutos en silencio y en oración. Ustedes
tienen que descubrir su propia manera de asegurarse para que Dios se
encuentre con el corazón dispuesto. Solamente cuando los padres de familia
tienen una relación profunda con Dios, solamente entonces podrán enseñar a
los hijos de cómo rezar. El Evangelio de este domingo quiere dirigir nuestra
atención hacia la manera de cómo rezamos. Cuando somos conscientes que
muchas veces le ofendemos a Dios con nuestros pecados - ¿usted hace su
examen de conciencia y pide perdón al Señor durante la oración de la noche?
- entonces nuestra oración será siempre humilde porque seremos conscientes
que todo es gracia de Dios y, como nos lo ha enseñado la primera lectura, él
siempre nos escucha.
Reflexionemos con los hijos
A veces somos muy exigentes con los que nos rodean. A veces también
lo somos con Dios. Igual que el fariseo le reclamamos a Dios, como premio de
habernos portado bien, que tiene que darnos lo que le pedimos porque es
nuestro derecho. ¿Acaso porque hacemos un esfuerzo de portarnos bien que los
demás eso nos da el derecho de que nos tengan especial consideración porque
nos la deben? Deberíamos mirar más bien las veces cuando pensamos mal
hablamos mal y actuamos mal para con los demás. Esto nos ayuda a darnos
cuenta que todo el bien que recibimos de los demás no lo merecemos.
Imagínense que cada día se haga una lista de tu comportamiento y recién te
van a querer y corresponder cuando dejas todo tipo de mal comportamiento.
Nos quieren aunque no lo merezcamos. Eso vale 1000 veces más para nuestra
relación con Dios. Todo su amor es gracia porque nos ama. Por eso nuestra
oración ha de ser siempre muy humilde y confiada a la vez.
Conexión eucarística
San Agustín nos enseña que Jesucristo es la cabeza del cuerpo
místico. El ora con nosotros, ora por nosotros y ora en nosotros. Y esto
acontece especialmente en la celebración de la Santa Misa porque renueva
con, por y en nosotros el misterio de su muerte y resurrección.
Nos habla la Iglesia
Sugerimos que lea de nuevo las palabras de Juan Pablo II
del domingo pasado aunque sea solamente para descubrir nuevas
aplicaciones concretas para estimular la oración en la vida familiar.
VVivencia familiar
Al repasar el texto recomendado anteriormente les dará abundante
materia para enriquecer la oración en familia.
Leamos la Biblia con la Iglesia
(Primera lectura años impares; segunda
lectura años pares)
Lunes: Rom 8, 12-17; Ef 4, 32-5, 8; Lc 13, 10-17
Martes: Rom 8, 18-25; Ef 5, 21-33; Lc 13, 18-21
Miércoles: Rom 8, 26-30; Ef 6, 1-9; Lc 13, 22-30
Jueves: Rom 8, 31b-39; Ef 6, 10-20; Lc 13, 31-35
Viernes: Rom 9, 1-5; Fil 1, 1-11; Lc 14, 1-6
Sábado: Rom 11, 1-2a. 11-12.25-29; Fil 1, 18b-26; Lc 14, 1. 7-11
Oraciones
Oración al Espíritu Santo
(de San Agustín)
Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.